LA RED GLADIO: «El ‘Stay Behind’, la guerrilla europea de la OTAN»
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RESOLUCIÓN sobre el asunto Gladio del Parlamento Europeo
Publicado en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas el 22 de noviembre de 1990, num. C324/201 (DO C 324 del 24.12.1990, p. 201).
- Considerando las revelaciones por parte de varios Gobiernos europeos acerca de la existencia desde hace cuarenta años de una estructura paralela de inteligencia y de acción militar clandestina en diversos Estados miembros de la Comunidad,
- Considerando que esta estructura ha escapado durante más de cuarenta años a todo control democrático y que ha estado dirigida por los servicios secretos de los Estados afectados, en conexión con la OTAN,
- Temiendo el peligro de que este tipo de redes clandestinas hayan podido, y puedan todavía hoy, intervenir ilegalmente en la vida política interna de los Estados miembros,
- Considerando por otra parte que en determinados Estados miembros, algunos servicios secretos militares o ramas no controladas de los mismos se han visto envueltos en graves actos de terrorismo y de criminalidad, como ha sido probado en diversas investigaciones judiciales,
- Considerando que dichas organizaciones han operado y operan al margen de toda legalidad, habida cuenta de que no puede ejercerse control parlamentario alguno sobre las mismas y de que, además, los más altos cargos gubernamentales y constitucionales de los diferentes países han declarado en varias ocasiones desconocer estos temas,
- Considerando que las diferentes redes «GLADIO» se valen de arsenales y estructuras militares autónomas que pueden determinar una capacidad ofensiva desconocida y peligrosa para las estructuras democráticas de los países en que operan o han operado,
- Muy preocupado por el hecho de que, precisamente en un momento en que se debate con insistencia la intensificación de la cooperación comunitaria en materia de seguridad, aparezcan organizaciones de decisión y operativas que quedan fuera de cualquier control democrático y, por lo tanto, dentro de la clandestinidad;
- CONDENA la organización de redes de influencia y de actuación clandestinas y pide que se esclarezcan las características, la estructura, los objetivos y demás aspectos de estas redes clandestinas, así como las posibles desviaciones y su utilización para intervenir ilegalmente en la vida política interna de los países afectados, y en el fenómeno terrorista europeo, indagando además acerca de la posible complicidad de los servicios secretos de los Estados miembros o de países terceros;
- Protesta enérgicamente contra el hecho de que determinados ámbitos militares estadounidenses del SHAPE y de la OTAN se hayan arrogado el derecho a impulsar la creación en Europa de una estructura clandestina de información y de actuación;
- Pide a los Gobiernos de los Estados miembros el desmantelamiento de todas las estructuras militares y paramilitares clandestinas;
- Solicita a las magistraturas de los diferentes países en los que se ha detectado la presencia de dichas estructuras militares que esclarezcan su importancia y operatividad, y pide a los jueces que aclaren especialmente la función que hayan podido desempeñar en la desestabilización de las estructuras democráticas de los Estados miembros;
- Solicita a todos los Estados miembros que realicen las gestiones necesarias, si es preciso a través de la creación de comisiones parlamentarias de investigación, con objeto de establecer un inventario completo de las organizaciones activas en estos sectores y, al mismo tiempo, controlar sus vínculos con los respectivos servicios de seguridad estatales, así como su conexión con los grupos terroristas y/o su implicación en otras prácticas ilegales;
- Solicita al Consejo que proporcione una completa información acerca del funcionamiento de estos servicios secretos de acción e inteligencia;
- Encarga a su Comisión de Asuntos Políticos que examine la conveniencia de proceder a audiencias que permitan clarificar la función y el alcance de la operación «GLADIO» y de otras posibles estructuras similares;
- Encarga a su Presidente que transmita la presente resolución a la Comisión, al Consejo, al Secretario General de la OTAN y a los Gobiernos de los Estados miembros y de los Estados Unidos.
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El 2 de agosto de 1990 el presidente de Italia Giulio Andreotti reconocía la existencia de una red en Europa de ejércitos clandestinos apoyados por la OTAN y la CIA.
Sus objetivos: actuar ante una hipotética invasión soviética e impedir el ascenso de la izquierda al poder. pic.twitter.com/XvbWI9fvgt— Descifrando la Guerra (@descifraguerra) April 26, 2019
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España y el asesinato de Estado
¿Qué fue la Guerra Civil española desde 1934 sino el intento de una parte de España de exterminar a la otra parte?
Por Pedro de Tena
LD, 23 AGOSTO 2022
Que los Estados, léase imperios, reinos, dinastías, matan es una verdad ancestral. Siglos de evolución técnica, científica y económico-política no han tenido como consecuencia la elevación del sentido moral de los Estados y sus gobiernos. Tampoco de los ciudadanos de a pie. Se sigue matando, eso sí, con hipocresía, con alevosía, con nocturnidad, a quienes se consideran enemigos de la causa. ¿Qué fue la Guerra Civil española desde 1934 sino el intento de una parte de España de exterminar a la otra parte? Ahora, con el asesinato de Daria Dugina, la hija de Alexander Dugin, el filósofo del euroasiatismo nacionalista ruso, muchos se han llevado las manos a la cabeza condenando el atentado como método político y señalando como autores a Ucrania y a sus servicios secretos. Como si la invasión de Ucrania y los asesinatos del régimen de Putin fueran harina de otro costal.
A estas alturas de la vida, no me alegra el asesinato de nadie pero tampoco me extraña que los Estados, todos, tengan entre sus planes matar a personas cuando les conviene o cuando creen su patriotismo en peligro. Por eso hay servicios secretos y agentes 007 ó 035. Una de las más famosas polémicas que recuerdo, aunque no puedo precisarla como quisiera, fue la que enfrentó a los partidarios de enseñar e impedir la enseñanza del quinto mandamiento en las escuelas de Estados Unidos. En ella creo que intervino Bertrand Russell. Los que deseaban eliminar su enseñanza de las escuelas norteamericanas aducían que matar estaba entre las funciones del Estado y que por tanto no se podía aceptar una doctrina contraria que animara a los enemigos de la nación.
Ni sabemos ni sabremos nunca quién ha ordenado el asesinato de Dugin o su hija, que tampoco sabemos quién era de los dos la víctima elegida. Toda la historia de toda la humanidad está plagada de asesinatos por razones de poder, ya hayan sido tiranías, dictaduras o democracias, en épocas de guerra o en épocas de «paz» en las que se sigue batallando por otros medios.
El único caso que conozco en que un Estado se ha negado a exterminar a los terroristas que mataban a sus ciudadanos ha
sido la España democrática heredera de la transición. Es más, cuando Felipe González y el PSOE reaccionaron ante las matanzas articulando una anti-ETA tan criminal como la original, ni siquiera el PP, el partido que más asesinatos sufrió junto las fuerzas de Seguridad del Estado, predicó el ojo por ojo. De hecho, muchas de las víctimas se supieron condenadas a muerte esperando que su ejemplo moral en pro de una democracia limpia derrotara la barbarie del terrorismo separatista. Pudo haberse declarado el estado de excepción o utilizar más ampliamente los servicios secretos para aniquilar a los etarras, pero no se hizo salvo el ridículo. En este caso, España dio un ejemplo de entereza patriótica y superioridad ética sobre los asesinos. Pero hoy apenas se recuerda a Miguel Ángel Blanco, por ejemplo, y los asesinos salen con un tercer grado de las cárceles en las que ellos mismos o sus amigos mandan.
Debo estar ya mayor pero tengo para mi que esto de las matanzas, ya sean de uno en uno o de miles en miles, no va a tener arreglo porque la evolución moral de la especie que algunos pronosticaron no se ha producido. El quinto mandamiento no se ha obedecido ni se va a obedecer. El Papa Ratzinger recuerda en Dios y el mundo que el primero en vulnerar el quinto mandamiento fue el propio Moisés que, cuando descendió del Sinaí y vio el espectáculo del becerro del oro, mandó que se matara a los idólatras. Pudo hacerlo mejor, dice el emérito.
Debo estar ya mayor pero tengo para mi que esto de las matanzas, ya sean de uno en uno o de miles en miles, no va a tener arreglo porque la evolución moral de la especie que algunos pronosticaron no se ha producido. El quinto mandamiento no se ha obedecido ni se va a obedecer
Sí, me siento muy confortado por el comportamiento de España en su sacrificio voluntario bajo las balas asesinas de ETA, pero no puedo evitar preguntarme para qué ha servido. Que nadie me cuente el cuento de que la banda ya no mata. Si no lo hace es porque ha conseguido lo que quería y está en camino de lograr todos sus objetivos políticos y militares.
Que se nos enseñe a no defendernos y que se nos impida la defensa propia es una canallada de la que se benefician exclusivamente los que quieren asesinarnos
Por ello, escandalizarse ahora por el asesinato de la pobre Dugina en plena invasión rusa de Ucrania me parece de una indecencia intelectual y moral supina o de una ingenuidad imperdonable. Dados los hechos, lo cierto es que necesitamos defendernos cuando otros nos quieren matar. Que se nos enseñe a no defendernos y que se nos impida la defensa propia es una canallada de la que se benefician exclusivamente los que quieren asesinarnos. Perdónenme. No me gusta lo que digo, pero es realismo político, sentido común y economía de muertes próximas que nos importan más que las remotas. Con los controles legales y morales que se quieran, pero es lo que hay que hacer.
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El ‘Stay Behind’, la guerrilla europea de la OTAN
Robert Harkavy y Patrik Baab, autores de un interesante libro sobre tres acciones de varios servicios secretos, creen que el asesinato del primer ministro sueco, Olof Palme, sucedido hace 33 años, podría aclararse. En una entrevista con NachDenkSeiten, Baab explica que por primera vez el fiscal general de Suecia, un veterano cercano a la jubilación de nombre Krister Petersson, está decidido a investigar en serio el asunto.
Palme fue asesinado la noche del 28 de febrero de 1986 a la salida del cine en Estocolmo. Un hombre se situó detrás de Palme y su mujer, disparó un único tiro letal al primer ministro y desapareció tranquilamente. La hipótesis oficial del asesino solitario queda relativizada por cierto movimiento de personas con walkie talkies en los alrededores, así como por el hecho de que la decisión de los Palme de ir al cine fue casi improvisada y solo podía ser conocida por quienes hubieran pinchado su teléfono. Según Baab, el fiscal general Petersson cree en algo más realista: en la acción de un profesional con formación militar y con implicación de los servicios secretos locales. ¿En Suecia?
Se suele tener una idea de Suecia algo desdibujada. Al lado de figuras como Palme y de su tradición de socialdemocracia incisiva, el país presenta los mismos aspectos oscuros que cualquier otro país europeo. No era miembro de la OTAN, pero disponía de su propio contingente de la red Stay Behind. Parece que Petersson ha investigado en las tres direcciones, más complementarias que excluyentes, que rodean a este caso. Primero, el asunto Irán-Contra mediante el que Ronald Reagan toreaba al Congreso entregando considerables cantidades de armas a Irán a través de países terceros, entre ellos Suecia. Palme se opuso a ese asunto. Segundo, el 28 de febrero de 1986 faltaban tres semanas para una visita de Palme a Moscú en la que iba a negociar con Mijail Gorbachov una zona desnuclearizada en Europa central y una Escandinavia neutral. El exlíder soviético siempre ha considerado que “no hay duda de que fue un asesinato político, porque amenazaba intereses muy poderosos partidarios de mantener el estado de cosas”. La neutralidad escandinava era considerada un peligro por la estrategia de la OTAN. Y tercero, Palme era un acérrimo adversario del régimen racista sudafricano, su país era el primer donante del Congreso Nacional Africano (ANC) de Nelson Mandela. Los documentos del régimen dejan bien claro que era considerado un enemigo. Los tres aspectos, juntos o por separado, hacen plausible un atentado atlantista. Y parece que el fiscal Peterssen investiga las tres líneas. Es su último trabajo y parece dispuesto a ir hasta el final, dice Baab, coautor del mencionado libro.
Mientras tanto, en Luxemburgo…
Y otra noticia en el mismo frente del terrorismo noratlántico (no esperen referencias en la prensa convencional que nunca ha mencionado este sensacional asunto): la fiscalía de Luxemburgo ha anunciado este verano que presenta cargos contra nueve personas, seis policías y tres investigadores en el asunto conocido como Bommeleeër.
Entre el 23 de enero de 1984 y el 25 de marzo de 1986, en Luxemburgo se cometieron 20 atentados con bomba sin víctimas y siete robos de explosivos y material electrónico para detonarlos. Algo nunca visto en este pequeño país, paraíso fiscal y oasis europeo en paz social y no violencia política. Bombas sin motivo aparente ni reivindicación; contra postes de telecomunicaciones, el radar del aeropuerto, la piscina olímpica de Kirchberg el barrio de las instituciones europeas, con motivo de una cumbre europea, en los despachos de jueces y sedes policiales, en una planta de gas, contra el palacio de justicia… Atentados profesionalmente realizados, desvergonzados por su audacia. Aquella inusitada ola duró dos años y tres meses. Y dio lugar a un proceso sin precedentes, el proceso del siglo, el proceso Bommeleeër, literalmente “colocador de bombas”. Los cargos contra nueve sospechosos son una señal –no una certeza– de que este proceso, aparcado desde hace cuatro años, podría retomarse. El nexo con Peterssen es que también aquí se adivina la sombra de la OTAN y su Stay Behind.
Los GAL de la OTAN
En los años ochenta el plan militar soviético en Europa en caso de tercera guerra mundial era claro y conocido: plantar en 36 horas sus divisiones blindadas en Pas de Calais, la región francesa a orillas del estrecho que separa el canal de la Mancha del mar del Norte. En 1990, en una rara visita periodística a la división acorazada Taman, estacionada en la aldea de Kalininets, en los alrededores de Moscú, hasta su comandante, el general Valeri Marchenkov, no ocultaba aquel guión de Blitzkrieg escrito en la posguerra: arrollador avance hacia el oeste de las divisiones blindadas estacionadas en Alemania del Este, Polonia y Europa central y ocupación del grueso de la Europa occidental. (Al escuchar la chulería de aquel general yo pensaba en otro escenario: llega la orden de Moscú de atacar, en las bases de Polonia los tanquistas se suben en sus blindados, pero los tanques no se ponen en marcha porque están secos: esa semana los oficiales han vendido la gasolina en el mercado negro a los comerciantes polacos…).
La OTAN, cuyos efectivos convencionales eran en Europa numéricamente inferiores a los del Pacto de Varsovia, también asumía aquel escenario inicial del adversario. Desde los años setenta preveía una respuesta nuclear táctica fundamentalmente en Alemania, la Air-Land Battle, pero desde mucho antes desarrolló otro recurso, el llamado “Stay Behind”: una red secreta de guerrilla organizada para el sabotaje –con sus células, cuadros y depósitos de armas– y presta a ser activada en una Europa occidental ocupada por los soviéticos en cuanto se declarase la guerra.
La historia del Stay Behind, una estructura clandestina dentro de la OTAN, ha sido reconocida hasta por el gobierno alemán, que dice haber disuelto la suya, compuesta por un centenar de hombres, al concluir la guerra fría en 1991. En los años sesenta, setenta y ochenta aquella red fue utilizada políticamente, surtiéndose de elementos de la extrema derecha europea pilotados por los servicios secretos americanos con la colaboración de sus homólogos europeos. En el marco de la llamada “estrategia de la tensión”, sus propósitos eran diversos: crear o infiltrar grupos armados de extrema izquierda diseñados para desacreditar movimientos sociales, realización de atentados para desestabilizar gobiernos y propiciar reacciones, presiones preventivas, ante cambios considerados amenazantes…
Fue en Italia donde se llegó más lejos en el conocimiento de la red local del Stay Behind, conocida como Gladio. Reconocida por el primer ministro Giulio Andreotti en agosto de 1990, la investigación del Senado italiano sobre la red concluyó en junio de 2000 que “aquellas masacres, bombas y acciones militares (491 muertos y 1181 heridos en 18 años) fueron organizadas, o promovidas, o apoyadas, por hombres que se hallaban en el seno de las instituciones del Estado italiano y, como se ha descubierto más recientemente, por hombres vinculados a las estructuras de la inteligencia de Estados Unidos”.
En Bélgica se relaciona al Stay Behind con la insólita e inexplicada ola de atentados registrada en el país entre 1983 y 1985 conocida como las masacres de Brabante (28 muertos y 40 heridos). Los atentados fueron parcialmente atribuidos a un grupo fantasma, las Células Comunistas Combatientes (CCC), compuesto por activistas de extrema derecha. Sus armas y explosivos procedían de un robo efectuado en una acción clandestina de entrenamiento de las fuerzas especiales norteamericanas en la localidad belga de Vielsalm, el 13 de mayo de 1984, en la que un gendarme belga resultó gravemente herido. El proceso por estos hechos lleva años empantanado en Bélgica.
Un activista de extrema derecha y exmercenario belga en Katanga (ex Congo belga), llamado Dislaire, confesó haber sido contratado por los americanos para transportar al comando en la acción de Vielsalm. Dislaire afirmó también que colaboró en la comisión de atentados en Luxemburgo. Ese es un cabo, entre otros, que vincula la trama del Stay Behind con la serie de Luxemburgo.
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Las redes estadounidenses de desestabilización y de injerencia
Encargados de instruir el caso del accidente del avión militar secreto que se estrelló en 1973 en Maghera (Irlanda del Norte) así como el atentado del coche bomba en la ciudad de Peteano (Italia), los jueces venecianos Felice Casson y Carlo Mastelloni recopilan testimonios y documentos que les permitirá de demostrar convincentemente que un gobierno secreto controló Italia desde la sombra y al margen de las instituciones oficiales.
Encargados de instruir el caso del accidente del avión militar secreto que se estrelló en 1973 en la ciudad de Maghera así como el atentado del coche bomba en la ciudad de Peteano (Italia), los jueces venecianos Felice Casson y Carlo Mastelloni recopilan testimonios y documentos que les permitirá de demostrar convincentemente que un gobierno secreto controló Italia desde la sombra y al margen de las instituciones oficiales.
Mientras que los jueces convocaban en su oficina a diferentes dirigentes políticos del país, el presidente del Concejo italiano de esa entonces, Giulio Andreotti, lanzaba públicamente el 27 de octubre 1990 «una bomba», un comunicado oficial donde autentificaba la existencia de una tal superestructura: el Gladio.
«Después de la Segunda Guerra Mundial, el miedo del expansionismo soviético y la inferioridad de las fuerzas de la OTAN con relación al Kominform (Pacto de Varsovia) condujeron a las naciones de Europa del Oeste a imaginar nuevas formas de defensa no convencionales, creando en sus territorios una red oculta de resistencia destinada a actuar en caso de ocupación enemiga. Su misión: recoger información, cometer actos de sabotaje, propaganda y actos de guerrilla […] A la luz de los recientes y significativos sucesos que han trasformado la Europa del Este, [caída del muro de Berlín ndlr.] el gobierno se ha impuesto de reconsiderar todas las disposiciones en materia de guerra no ortodoxa, de promover y verificar toda iniciativa propia, tanto sobre el plano político que técnico-militar, la actual validez y la utilidad de estos sistemas de protección sobre el territorio nacional».
Las revelaciones estruendosas de Giulio Andreotti dieron motivo para que la gente se haga la lamentable pregunta: ¿a lo largo de la Guerra Fría, las democracias occidentales fueron manipuladas por los servicios especiales de la Alianza Atlántica, hasta el punto que la democracia en sí no ha sido más que una farsa, señuelo, simulación y engaño?
Para responder a esta pregunta, comisiones de investigación parlamentarias fueron creadas en Italia [1], en Suiza [2] y en Bélgica [3]. El resultado de estas investigaciones [4] era tan lamentable y lastimoso que algunos países o Estados como Francia, prefirieron hundirse en la denegación.
La existencia de estas redes de stay-behind de espionaje y de injerencia era por tanto un secreto conocido. En 1952, la prensa alemana había revelado las actividades de un grupo de extrema derecha, el Bundesdeutscherjungend, cuyos militantes fueron armados por los servicios secretos de la Alianza Atlántica (OTAN). Su misión era preparar el asesinato de los principales lideres de la izquierda en caso de una invasión soviética. La OTAN pensaba así contrarrestar el establecimiento de un gobierno «títere» impuesto por el Ejército Rojo.
La red stay-behind fue mencionada en 1976 en el informe de la comisión de investigación parlamentaria de EE.UU. sobre la CIA presidido por el senador Frank Church [5]. Informaciones más precisas fueron dadas para conocimiento público en 1978 por el antiguo jefe del stay-behind y ex director de la CIA, Wiliam Colby, en su autobiografía [6]. Numerosos detalles han sido publicados en 1982 por el coronel Alfred H. Paddok [7], antiguo comandante del 4to. Grupo de Acción Psicológica. En el mismo año 1982, el responsable de la Oficina de Investigaciones Especiales [8], John Loftus, reveló las condiciones de reclutamiento de los stay-behind entre los agentes nazis. El periodista e historiador Gianni Flamini describió sus acciones en Italia en su monumental obra [9] (1981 a 1984). Finalmente, la redefinición de las acciones del stay-behind fue oficialmente analizado durante un coloquio organizado en 1988 por el United States National Strategy Información Center (Centro Nacional de Información Estratégica de los EE.UU.) [10]. A pesar de la abundante bibliografía y documentación de este movimiento, el conjunto de dicha información está cortada y da una imagen tergiversada del sistema. Documentos del Departamento de Estado de EE.UU. desclasificados posteriormente y publicados han completado la información respectiva, dando a conocer que un dispositivo global de injerencia en la vida democrática de los países aliados. Esta red de espionaje fue mucho más amplia de lo que se pensaba, incluso los stay-behind no fueron los únicos en participar.
Rastrear la historia de la creación y formación del más secreto de los servicios secretos no sólo brinda un interés retrospectivo, sino que permite de descubrir además la cara oculta de la política occidental desde 1947. Este servicio de espionaje, cuya existencia ha sido reconocida únicamente para afirmar que perteneció al pasado, ¿no estaría aún hoy en actividad?
A pesar que se consideró que nunca había existido, ésta red de espionaje fue disuelta oficialmente tres veces: primero en 1952, más tarde en 1973 y finalmente en 1990.
¿Y si este servicio de espionaje está aún activo, manipulando escondidamente las instituciones públicas para los intereses y fines de un poder oculto? ¿Entonces las democracias occidentales no serían más que un señuelo que favorece y nutre el poder de «algunos grandes señores»…?
La creación del stay-behind
Para responder a estas preguntas, es necesario indagar en la Historia. En los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, el servicio de contra espionaje estadounidense, la sección X2 de la OSS (Office of Strategic Services) fue encargada de localizar los agentes nazis dispersos después de la retirada de la Wehrmacht (ejército alemán). Los «stay-behind» son los que se quedaron atrás si traducimos literalmente del inglés, detrás de las líneas enemigas, generalmente se trataba de espías y saboteadores comandos. En vez de arrestarlos y fusilarlos, James Jesús Angleton, jefe del X2 y el general William J. Donovan director de la OSS, decidieron de recuperarlos y enrolarlos, en la mayor cantidad posible y/o lo máximo que se pudiera, para reutilizar estos agentes nazis o fascistas en la próxima Guerra Mundial, aquella que opondría el «mundo libre» al «peligro comunista» [11]. Habría que actuar rápido, antes que los movimientos de resistencia identifiquen a estos stay-behind» y los eliminen.
Esta operación comenzó en Italia con la devolución del jefe de los escuadrones de la muerte (Decima Mas). El príncipe Valerio Borghese fue uno de los primeros en revelar los nombres de sus agentes para salvarlos. Dicha operación fue llevada en todos los territorios anteriormente ocupados por el Tercer Reich. Así, los stay-behind franceses fueron identificados y reclutados cuando se operó el regreso de René Bousquet, secretario general de la policía francesa colaboracionista con Hitller. Cuando el Eje capitula, la operación fue extendida en Alemania, lo que hizo posible «recuperar» al general Reinhard Gehlen, ex jefe del servicio secreto del ejército alemán en el frente del Este. Después de diez meses de « tratamiento » en los EE.UU. llevado a cargo por Frank G. Wisner, Gehlen fue amnistiado y se le confió una nueva misión, la creación y dirección del Bundesnachrichtendienst (BND), el servicio secreto de la Alemania Federal [12].
La operación fue planificada por Allan Dulles, jefe de la estación de la OSS en Berna, Suiza. Dulles que gozaba de experiencia en su cargo y gracias a sus relaciones informales había logrado desarrollar contactos desde 1942 con las dos tendencias del partido nazi. Su objetivo era ahora, al final de la guerra, concluir una paz separada y buscar una alianza contra el comunismo [13]. Los agentes nazis, fascistas y oustachis que cumplieron funciones públicas durante la Segunda Guerra ya no podían ser empleados nuevamente por las administraciones estatales de Europa, simplemente por su pasado criminal. Toda esta gente fascista fue enviada y colocada en América Latina, donde podían ser nuevamente reutilizados. Su infiltración fue llevada a cabo con la ayuda de la Santa Sede, que compartía su lógica [anticomunista ndlr.] Trabajo realizado bajo la responsabilidad del Monseñor Giovanni Battista Montini, futuro Papa bajo el nombre de Pablo VI [14].
En Francia, la selección de los agentes de nacionalidad alemana fue llevado a cabo en el patio del internado de Coudray-Morancez, seminario del sacerdote Franz Stock [15].
En 1946, el presidente Harry S. Truman se consagra a la reconversión de la economía y de las instituciones de guerra de los EE.UU. Tomando en cuenta las dificultades que su país encontró durante la Segunda Guerra Mundial, Truman decide de dotar a los EE.UU. de una industria de guerra y de servicios secretos permanentes. Esta decisión puede ser considerada como legitima cuando se demostró la improvisación en que se hallaba el país durante la guerra. Esta decisión toma en cuenta la enorme dificultad de reconvertir la gran maquinaria bélica en una economía de paz. Truman tuvo que resistir a fuertes presiones políticas viniendo de todos lados, para poder ratificar su decisión.
Según las preconizaciones del general William J. Donovan, director del OSS, la nueva Agencia Central de Inteligencia (CIA) comenzaría a sustituir parcialmente y poco a poco los servicios de la Marina, del Ejército de tierra y de la Secretaria de Estado. Su función no se resumiría en recoger información, sino que debía estar capacitada para actuar en el extranjero, violando así la soberanía de los Estados.
Si Truman estaba de acuerdo con la primera función de la CIA, no lo estaba con la segunda. Oficialmente, el National Security Act, fue validado por el Congreso en 1947, perennizando en tiempos de paz un dispositivo militar general que incluye una agencia de espionaje exterior, la CIA es desprovista de toda competencia para realizar «operaciones especiales».
La Organización Gehlen en Alemania y la red stay-behind en toda Europa no habrían tenido en adelante una justificación para continuar su existencia. De esta manera debieron ser desmanteladas.
Sin embargo, a la ocasión de los debates sobre las condiciones de ocupación de la Alemania vencida, la conferencia de ministros de Relaciones Exteriores en Moscú demostró que era casi imposible a los demás países del mundo, no tomar posición, obligándolos de esta manera a ubicarse geopolíticamente en el conflicto USA-URSS.
El primer país en escoger su «campo» fue Francia. Escogió el campo de los Anglo-Estadounidenses. Era el comienzo de una guerra no declarada y sin operaciones militares convencionales, la famosa «Guerra Fría».
Dando marcha atrás y de manera ilegal contra lo que fue decidido en el Congreso de EE.UU., Harry S. Truman constituye en secreto un nuevo servicio para conducir operaciones de guerra en tiempos de paz. La Organización Gehlen y la red de stay-behind son los que van a aportar los fundamentos y cimientos de esta nueva organización secreta.
La única base jurídica de las operaciones especiales es la National Security Council Directive on Office of Special Projects (NSC 10/2) del 18 de junio 1948. Este documento clasificado «top secret» fue dado a conocer públicamente solamente 50 años más tarde [16]. Esta directiva estipulaba que las operaciones de la red debían ser planificadas y conducidas bajo la autoridad de un Buró administrativo adjunto a la CIA y sólo en tiempos de guerra y en coordinación con el Estado Mayor del Ejército.
El jefe de este Buró sería nombrado por el Secretario de Estado, reconocido a su vez por el director de la CIA y confirmado en el puesto por el Concejo Nacional de Seguridad. Inicialmente este Buró disponía de una autonomía completa y no era supeditado a la CIA, a fin que pudiera beneficiar de un financiamiento legal. En caso de desacuerdo entre el Buró y el director de la CIA, o desacuerdo entre el Secretario de Estado y/o el secretario de la Defensa, el litigio debía ser resuelto únicamente por el Concejo Nacional de Seguridad.
Cada autoridad respectiva debía designar un oficial de enlace reconocido por el Buró, trasmitiéndole a esta persona toda la información necesaria a fin de preservar el secreto y la existencia del mismo. La competencia del Buró fue definida así: «Todas las actividades conducidas o apoyadas por el Gobierno [de EE.UU.] contra los Estados [países] o grupos hostiles, o los apoyos de Estados [países] o grupos amigos, deben ser planificados y ejecutados de manera que la responsabilidad de ningún Gobierno [actual y posteriores de los EE.UU.] pueda aparecer a las personas ajenas y no autorizadas, y si ellas son descubiertas, el Gobierno de los Estados Unidos pueda denegar de manera fehaciente toda responsabilidad. Precisamente, tales operaciones están involucradas en la actividad secreta y en relación con la propaganda; la guerra económica, la acción preventiva directa, que incluye el sabotaje, el anti-sabotaje, las medidas de destrucción y de infiltración; la subversión de Estados [países] hostiles, donde se incluye la asistencia a los movimientos de resistencia, a las guerrillas locales y a los grupos de liberación en el exilio; el apoyo a los elementos anticomunistas locales que se encuentren en los países amenazados del mundo libre. Estas operaciones no toman en cuenta los conflictos armados conducidos por las fuerzas armadas militares reconocidas, las del espionaje y el contraespionaje, la cobertura y el engaño llevadas por las operaciones militares».
La organización interna de la red a sido definida en un memorando secreto, redactado por el director principal del Buró y a la atención del director de la CIA [17]. Está dividido en cinco grupos funcionales:
– el Grupo de guerra psicológica (prensa, radio, rumores, etc.)
– el Grupo de guerra política (ayuda a la resistencia en los países comunistas, ayuda a los movimientos en el exilio, ayuda a los movimientos anticomunistas en los países libres, estímulo e incitación a los tránsfugas);
– el Grupo de guerra económica (impedimento y trabas en la adquisición de materiales y de provisiones, manipulación de los mercados, mercado negro, especulación sobre las monedas, falsificación de monedas, etc.);
– el Grupo de acción directa preventiva (ayuda a las guerrillas, sabotaje, contra sabotaje, destrucción, infiltración, agentes dobles, stay-behind),
– el Grupo « diversos ».
Para Truman y su equipo, la nueva guerra no es de tipo convencional y no la opone los Estados Unidos a la URSS, es de naturaleza política, económica, psicológica y la enfrenta el Occidente al Comunismo. Los intereses de los EE.UU. se convierten en la defensa de los valores de sus «padres fundadores» [18], dándole así no una dimensión religiosa, sino mística a la Guerra Fría. Todos los medios debían ser movilizados y aplicados para que los Occidentales se reconozcan en el campo estadounidense, identificándose de esta manera al « mundo libre » y preparándose a sacrificarse por él.
El stay-behind fue y es una arma con un objetivo bien claro en esta cruzada. La expresión « stay-behind » fue utilizada por los servicios de espionaje británicos para designar a sus agentes secretos que se quedaron detrás de las líneas enemigas en el frente de guerra. Tenían por misión organizar una resistencia local, recibían ayuda y suministros gracias a los aviones que lanzaban en paracaídas el material, armas, aparatos de comunicación y de transmisión para tales fines. Durante la Guerra Fría, la idea de una ocupación soviética en Europa occidental favoreció la preparación logística de tal operativo. La idea era también reclutar una red similar pero a escala atlántica, con ayuda de anticomunistas acostumbrados a la acción secreta. A parte de los agentes nazis que fueron enrolados y enviados por la OSS, el Carmel Offie continuó reclutando personal en los medios de extrema derecha para apoyar la estructura estadounidense. Respecto a la facción ultramontana [19] de los católicos, los anglo-americanos llevaron a cabo un acuerdo global con la Santa Sede por intermedio del cardenal Francis Spellman.
Desarrollo del stay behind
Si los stay behind hubiesen tenido como única finalidad preparar la resistencia en caso de ocupación enemiga, cada país habría podido dotarse de una estructura semejante, de su propia iniciativa y bajo su autoridad. Pero en la medida que se consideraba que los comunistas (o simpatizantes, gente de izquierda) ocupaban ya parcialmente sobre el plano ideológico y político un lugar en Europa occidental, era indispensable que los stay behind escapen a la autoridad de los gobiernos, gobiernos que el «enemigo» podía tomar por vía electoral en cualquier momento gracias a las votaciones democráticas.
Con este razonamiento, acuerdos tripartitos fueron firmados entre los EE.UU., el Reino Unido y cada uno de sus aliados, autorizando a Washington a actuar en sus territorios, sin que lo sepan, sin su permiso y autorización, de manera que pudieran defenderlos de la infiltración comunista, incluso la perfilada por medios legales.
En 1949, los primeros acuerdos fueron integrados en un sistema multilateral donde hacían parte Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Francia y el Reino Unido. Todo esto estaba administrado por un comité clandestino llamado de Unión Occidental (el CCUO). Cuando se firmó el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) este sistema fue abierto a nuevos países, incluso más tarde a países geográficamente fuera del área de la OTAN. El CCUO se transformó en el Comité Clandestino de Planificación (CPC Clandestine Planning Committee), más tarde, en 1958, cambia de nombre para llamarse el Comité Aliado de Coordinación (ACC Allied Coordination Committee).
El fundamento jurídico de este dispositivo lo suministra los protocolos secretos del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a pesar que no están integrados en la Organización de la OTAN. O sea que cuando Francia se retiró de la OTAN porque así lo deseaba el célebre general Charles De Gaulle (retiro que va de 1966 a 1995), esto no implica su retiro del dispositivo secreto. La supervisión del CCUO-CPC-ACC fue asegurado por los anglo-estadounidenses, que se repartieron las zonas de influencia: los británicos controlaban Bélgica, Holanda, Luxemburgo y la península ibérica, los norteamericanos el resto. La presidencia del Comité «iba girando» entre cada país miembro.
Según el general Oswald Le Winter, antiguo oficial encargado del Gladio en el seno de la CIA, confesó que los protocolos adicionales del Tratado del Atlántico Norte estipulaba que los Estados [países] miembros renunciaban en perseguir en justicia las actividades y atentados que sus miembros realizasen. Dichos miembros eran los que componían los grupos de extrema derecha fascistas utilizados por los servicios de la organización.
Estos documentos habrían sido firmados por Robert Schuman en nombre de la Francia, cuando este era presidente del Concejo.
En los Estados Unidos, este servicio secreto al principio recibió el nombre de Buró para la Coordinación Política (OPC). Su primer director fue Frank G. Wisner [20]. Este personaje fue escogido por el Secretario de Estado, el general George Marshall en una lista que contenía seis nombres y que fue redactada [21] por su consejero George F. Keenan, el cual mantenía una estrecha relación con Allan Dulles.
Irving Brown, representante del sindicato AFL-CIO en París y Norris Chapman, diplomático con puesto en París hacían parte de la lista.
William Colby describe esa época de la siguiente manera: « Desbordando de dinamismo y de inteligencia, Wisner no ahorro sus energías y en algunos meses, con la ayuda de sus antiguos colegas del OSS, puso en funcionamiento, en el mundo entero, una nueva generación de «Templarios», encargados de defender la libertad occidental contra el oscurantismo comunista…y la guerra».
A comienzos de los años cincuenta, el general Walter B. Smith, recientemente nombrado director de la CIA, no estaba de acuerdo que el Buró permanezca en su jurisdicción solamente de manera administrativa. Smith quería que este se subordinara a su autoridad completamente. Logró obtener la fusión con la Dirección de la Planificación de la Agencia en agosto 1952. Las autoridades estadounidenses admitieron en esa ocasión que la OPC había existido y pretendieron que dicho organismo acababa de ser disuelto. No podían decir y reconocer otra cosa, ya que la fusión y las actividades de la ex OPC se mantenían ilegales.
El general Smith contó con el apoyo de Allan Dulles, antiguo jefe del OSS y hermano del Secretario de Estado John F. Dulles.
Frank G. Wisner que no logró obtener lo que deseaba, logró al menos que se le otorgara mejores condiciones, por ejemplo, se le concedió un Centro de Guerra Psicológica, que fue instalado en Fort Bragg bajo las ordenes del mayor general Robert A. McClure. Este Psychological Warfare Center recibió más tarde el nombre de Special Warfare School (1956-68), para nuevamente cambiar de nombre por el de Institute for Military Assistence (1969-83), desde 1983 se llama a este mismo centro el John F. Kennedy Special Warfare Center and School. Fort Bragg ha llegado a ser una de las bases militares más importantes en el mundo. Es allí que están estacionadas las unidades especiales de «boinas verdes».
Según el informe Church, la red contaba ya en 1952 con tres mil colaboradores, con 47 sucursales en el extranjero y de un presupuesto anual de 200 millones de dólares. Wisner revindicaba y se jactaba siempre de las hazañas de sus servicios, cómo la creación de sindicatos no comunistas en Europa (1947-50), el derrocamiento del presidente iraní Mossadegh en 1953, el del presidente Jacobo Arbenz en Guatemala (1954). Operaciones menos exitosas fueron llevadas en Albania, en Ucrania, en Polonia y en Corea [22]. Los tentáculos de la OPC se movían igualmente fuera de Europa.
En 1958, Richard M. Bissell remplazó a Frank G. Wisner. Después Richard M. Helms, Desmond Frizgerald, Thomas H. Karamessines et William E. Colby.
Desde 1968, el Comité de enlace del (CCUO-CPC-ACC) ha sido fortalecido con una nueva «articulación» llena de modalidades las más obscuras, gracias también a una reunión anual de contactos de servicios secretos europeos: el Club de Berna.
En marzo de 1973, el dispositivo fue nuevamente renovado y la Dirección tomó la denominación actual de Dirección de Operaciones. Fue dirigida por William Nelson, por William Wells, John N. McMahon, Max C. Hugel, John H. Stein, Clair E. George, Richard F. Stolz. Fue durante este periodo que las actividades del stay-behind fueron reforzadas en América latina. Una coordinación de servicios argentinos, bolivianos, chilenos, etc., fue creada en esos lugares para aterrorizar y eliminar a los líderes de la oposición. Esta coordinación contaba con el apoyo de los stay-behind españoles, franceses, portugueses, etc., para espionar y asesinar a aquellos que se fugaban de Europa. Fue por ejemplo la operación Cóndor, cuya dirección operacional fue confiada a Klaus Barbie, un nazi refugiado en Bolivia. Los responsables militares latinoamericanos del stay-behind fueron formados en los EE.UU., en la tristemente célebre Escuela de las Américas (School of Americas) en Fort Bragg (Georgia). Desde 2001 esta escuela se llama Western Hemispheric Institute for Security Cooperation (WHISC) por los mismos profesores provenientes de Fort Bragg. La Escuela de las Américas fue fuertemente criticada después que se publicaron sus manuales internos de formación, dónde se demostró que cursos de tortura eran enseñados.
A la misma vez que funcionaban estas redes, el stay-behind creó una organización político-militar internacional, la logia de Propaganda Due (P2), regularmente afiliada al Gran Oriente de Italia. Ella servía de instrumento para vehicular guerra política y operaciones especiales.
Licio Gelli, el gran patrón de la P2 había sido oficial fascista de enlace entre el X2 de la OSS y la agrupación fascista Decima Mas del príncipe Valerio Borghese cuando el stay-behind estaba en curso de formación en Italia. Su logia reunía miles de personalidades del mundo político, de las fuerzas armadas, de la finanzas, de la Iglesia y del mundo de las artes, de los cuales 923 eran italianos. Gelli se convirtió en el personaje central del dispositivo atlántico al punto de ser invitado especial en las ceremonias de investidura de los presidentes estadounidenses Bush (padre), Carter y Reagan. El P2 era el puente entre los stay-behind y los agentes de otros grupos del dispositivo. Fue disuelto y sus miembros debieron enfrentar la justicia en diferentes tribunales, tanto por su implicación en las tentativas de Golpes de Estado que por su rol en la bancarrota del Banco Ambrosiano. Solo las listas de los miembros italianos y argentinos de la logia fueron publicadas.
Según nuestras informaciones, la logia P2 a sido reconstituida nuevamente bajo la cobertura de una ONG (Organización No Gubernamental) suiza de colaboración entre las ciudades del mundo. Esta asociación dispone en las Naciones Unidas de un estatuto consultivo como las grandes ONG Greenpeace y Amnistía Internacional. El hijo de Licio Gelli es el presidente y participó en la última asamblea general de la ONU.
En 1986, las armas del Gladio, escondidas en contenedores y que estaban diseminadas en toda Europa fueron remplazadas. La red fue dotada de un nuevo material de transmisión codificado, el más sofisticado, el Harpoon. Estas adquisiciones fueron facturadas por los norteamericanos a cada Estado miembro.
En 1990, estalló en Italia el escándalo del Gladio. Oficialmente los stay-behind fueron disueltos en toda Europa. En realidad, ellos continuaron y continúan de funcionar sin haber cambiado en lo absoluto. Primero bajo la dirección de Thomas A. Twetten y de David Cohen. Actualmente, el «Plan Maestro» del Pentágono prevé de separar a corto plazo las actividades de guerra política, económica y psicológica de las operaciones especiales. De tal manera que los militares y militantes ya no estarían estacionados en espera de operaciones comando sino que podrían actuar masivamente en la guerra especial. Durante los tiempos de paz, todo queda bajo control del Departamento de Estado de los EE.UU. Todo parece indicar sin embargo, que esta reestructuración será difícil en implantar.
Entre otras cosas, se ha creado un nuevo tipo de formación, llamado Asuntos Civiles. Estos cursos son dados en Fort Bragg y tienen por finalidad de preparar un personal calificado, aptos a administrar territorios ocupados, en el cuadro de misiones para el mantenimiento de la paz y maximizar así la influencia estadounidense [23].
El 12 de noviembre 1990, cuando Italia se encontraba en pleno escándalo del Gladio, el ministro de la Defensa francés, Jean Pierre Chevènement, reconoció que un Gladio en Francia había existido. Hablando «sin decir nada», aseguró que este Gladio francés siempre se quedó en una fase «durmiente», sin que haya podido activarse e inmiscuirse en la vida política interna del país. Poco después de esta declaración, el presidente francés de la época, Francois Mitterrant indicó que había ordenado al general Jean Heinrich [24] para que disuelva estas redes dormidas en tanto que jefe del servicio de acción de la DGSE (Dirección General de Seguridad del Estado, los servicios secretos franceses).
El stay behind en el mundo
La existencia del stay-behind fue oficialmente reconocida en Alemania, Austria (red Schwert), en Bélgica, en Dinamarca, en España, en Francia (Rosa de los vientos), en Grecia (Vellón rojo), en Italia (Gladio), en Luxemburgo, en Noruega, en Holanda, en Portugal, en el Reino Unido, en Suecia, en Suiza y en Turquía.
Ninguna investigación fue llevada a cabo dentro de las instituciones de la Unión Europea, a pesar de la gran cantidad de información y de los numeroso índices que dejan pensar que un stay-behind controla los engranajes esenciales de la unión pan-europea.
Se puede citar e imputarle muchos golpes de Estado en el mundo, unos exitosos, otros fracasados. A parte de los sucesos de 1958 y 1961 en Francia, los complots de Sogno y de Borghese en Italia, el Golpe de los Coroneles en Grecia, aquel intentado contra Makarios en Chipre [25].
A estas operaciones de gran envergadura, conviene de añadir aquellas de desestabilización política y de asesinatos como la del Primer ministro sueco Olof Palme.
NOTAS
[1] Relazione sulla vicenda « Gladio » presentatat dal Presidente del Consiglio dei Ministri (Andreotti) communicata alla Presidenza il 26 febbraio 1991, Senato della Repubblica, X Legislativa, Doc XXVII, n° 6.
[2] Informe de la Comisión de investigación Parlamentaria encargada de elucidar los hechos en gran parte acontecidos en el departamento militar federal, 1990.
[3] Informe de la Comisión de investigación parlamentaria sobre la existencia en Bélgica de una red de espionaje clandestino internacional. Senado. 1ro de octubre 1991, n° 1117-4.
[4] Gladio, bajo la dirección de J. Willems, EPO ediciones., 1991 ; Gladio, Das Erbe des Kalten Kriesges, A. Müller, 1991 ; El caso Gladio, las redes secretas norteamericanas corazón del terrorismo en Europa, Jean-François Brozzu-Gentile, Albin Michel, 1994. Ver también el remarcable documental de Allan Francovitch, Gladio, los que llevan el juego, Observer Film Company, 1992.
[5] US Congress, Senate, Select Committee to Study Governmental Operations with Respect to Intelligence Activities, Final Report, 94 th Cong., 2d sess., 1976. Extractos del informe Church fueron publicados en versión francesa en Les Complots de la CIA, manipulaciones y asesinatos, Stock, 1976. No toman en cuenta los pasajes relativos al Gladio contenidos en los libros I y IV del informe.
[6] Honorable Men, my Life in the CIA, traducido en francés bajo el título 30 años de CIA, William Colby, Presses de la Renaissance, 1978.
[7] US Special Warfare : its origins, Alfred H. Paddock, National Defence University Press, 1982.
[8] The Belarus Secret, 1982. Versión francesa : Horrible secreto, cuando los norteamericanos reclutaban espías nazis. De Gehlen à Klaus Barbie. John Loftus, Plon, 1985.
[9] Il partido del golpe. Le strategie della tensione e del terrore dal primo centrosinistra organico al sequestro Moro, Gianni Flamini, Italo Bovolenta, 4 vol., 1981 à 1984.
[10] Political Warfare and Psychological Operations, Rethinking the US Approach, US National Strategy Information Center, National Defence University Press, 1989.
[11] OSS. The Secret History of America’s First Central Intelligence Agency, Tom Brower, University of California Press, 1972.
[12] La Organización Gehlen, Richard Gehlen, Presses de la Cité et Fayard, 1972. Una versión corta fue publicada por las ediciones Saint Clair en 1975. Esta versión fue realizada por un miembro del stay-behind, el negacionista David Irving.
[13] Violando la Carta del Atlántico, el OSS tomó contacto con los dignatarios del Tercer Reich y de la Colaboración para negociar una paz y rendición separada USA-Alemania y a la vez una alianza contra la URSS. Se trataba de esta manera de voltear la lógica cínica del pacto soviético-germano. La mayor parte de estos contactos tuvieron lugar en Berna, otros en la península ibérica. Entre 1942-43, Allan Dulles recibió en Suiza las visitas de André Bettencourt, Pierre Guilhain de Bénouville et Francois Mitterant.
[14] Futuro Papa bajo el nombre de Pablo VI.
[15] Una gran misa fue celebrada en la ciudad francesa de Chartres con motivo del 50 aniversario del fallecimiento del padre Franz Stock. La ceremonia contó con la presencia del canciller Helmut Kolh de la Alemania Federal y del presidente del Senado francés René Maunory. Por este acontecimiento el canciller Kohl publicó en el prestigioso diario parisino Le Monde una nota con fecha del 25 de febrero 1998, la nota en un homenaje al sacerdote Stock, precursor de la reconciliación europea. Un trámite de beatificación ha sido iniciado en Roma.
[16] Foreign Relations of the United States, 1945-1950 Emergence of the Intelligence Establishment, Governement Printing Office, 1996.
[17] Op. cit.
[18] Los «padres fundadores» son los puritanos exiliados por la Corona Inglesa que llegaron a América del Norte en busca de una «tierra prometida». El Nuevo Mundo «descubierto» por Cristóbal Colón.
[19] Los ultramontanos son católicos que defienden la política del Papa y en contra de los intereses de las Iglesias católicas locales.
[20] Frank G. Wisner dirigió el stay-behind desde su creación en 1958. Cayó en el alcoholismo y se habría suicidado en 1965.
[21] Memorandum con fecha del 30 junio 1948 in Foreign Relations of the United States, 1945-1950 Emergence of the Intelligence Establishment, Governement Printing Office, 1996.
[22] Sobre estas operaciones, cf. The Use of Covert Paramilitary Activity as a Policy Tool : An Analysis of Operations Conducted by the US CIA, 1949-1951, Major D. H. Berger, US Marine Corps Command ediciones.
[23] Las Acciones civiles-militares. La urgencia al desarrollo : ¿cuáles son los instrumentos para Francia? Informe n° 3167, presentado por Robert Gaïa el 20 junio 2001, Asamblea nacional, Comisión de la Defensa. «Ce rapport cite en exemple pour la France la cohérence de la doctrine américaine».
[24] En 1998, el general Jean Heinrich rechazó su quinta 5ta estrella y renunció al Ejército. Dirige hoy en día la sociedad de seguridad Geos que emplea a muchos antiguos soldados de la 11 regimiento de Choque.
[25] The Cyprus Conspiracy. America, Espionnage and the Turkish Invasion, Brendan O’Malley and Ian Graig, Tauris & Co éd., 2001.
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