TIERNO GALVÁN
Tabla de contenidos
- 1 «La masonería se ha infiltrado en los principales partidos políticos de España»
- 2 EL VIEJO PROFESOR
- 3 RAÚL MORODO Y TIERNO GALVÁN
- 4 Al loro con el “viejo profesor”
- 5 La otra cara de ‘El viejo profesor’
- 6 César Alonso de los Ríos : LA VERDAD SOBRE TIERNO GALVÁN
- 7 La masonería instala en Barcelona el archivo personal de Tierno Galván
- 8 LOS MISTERIOS MASÓNICOS DEL PARQUE ENRIQUE TIERNO GALVÁN
- 9 RELACIONADOS:
«La masonería se ha infiltrado en los principales partidos políticos de España»
Los presidentes de la Segunda República eran masones, y muchos de los ministros también. Casi todos los líderes históricos de la Esquerra Republicana de Catalunya lo son y el anterior presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, también. Tradicionalmente en la derecha española no ha habido masones, pero en el Partido Popular de ahora sí los hay. Están infiltrados en la cúpula directiva del partido
Por Guillermo Llona
ABC, 10 NOV 2012
La masonería se ha infiltrado en las principales instituciones y partidos políticos de España y está presente en las reuniones internacionales en las que se diseña el orden mundial, pero a pesar de ser una de las organizaciones más influyentes del planeta muy poco se sabe de ella. Manuel Guerra Gómez descubre en su último ensayo, «Masonería, religión y política», el desmesurado poder de esta sociedad secreta. El sacerdote también ha querido desvelar para ABC.es las oscuras ambiciones que caracterizan a los masones de España y del resto del mundo.
Don Manuel, ¿Qué es la masonería?
Es una asociación secreta que trata de transformar al hombre en la persona ideal, la persona perfecta, libre de principios ético-morales propios de una religión y de dogmas, tolerante, filantrópica y filosófica.
«En Madrid cambiaron la estrella de los Reyes Magos por adornos profanos»¿Cuáles son las principales organizaciones masónicas?
Existen dos grandes ramas en la masonería, la Gran Logia, vinculada a la masonería inglesa, y el Gran Oriente, vinculado a la francesa. Antes eran una única realidad, hasta que en 1877 se escindieron. El Gran Oriente se declara liberal, progresista, en él no es necesario creer en el «Gran Arquitecto del Universo» ni en la existencia del alma y admite mujeres. Además, en sus reuniones se puede hablar sobre política y religión. En la Gran Logia sólo se puede hablar de estos temas en el vestíbulo y sus miembros creen en el «Gran Arquitecto». Esta rama no admite a mujeres en sus filas, por eso las reinas de Inglaterra no pueden liderar la Gran Logia y tienen que ceder el puesto al Rey.
¿Cómo está organizada la masonería en España?
Históricamente en España la rama más importante ha sido el Gran Oriente francés. Es más, durante la Segunda República eran muchos los parlamentarios que pertenecían a él. Posteriormente desapareció porque Franco logró infiltrar en esta organización a un espía que llegó a ser su Gran Maestre, su jefe supremo. Era un militar de la Academia de Zaragoza que todas las tardes informaba de quién era masón. Ahora el Gran Oriente ha desaparecido prácticamente, de hecho se ha fusionado con la Gran Logia, que tiene su sede en Barcelona. La principal logia que existe ahora en nuestro país es la Gran Logia de España, que es bastante conservadora y que tiene en sus filas a varios políticos del Partido Popular. De todas formas en España se han creado muchas ramas de la Gran Logia, y algunas admiten a mujeres.
Si la Gran Logia cree en el «Arquitecto del Universo», ¿podemos decir que es cristiana?
Eso se pensaba hasta que a mediados del siglo pasado el religioso anglicano Walton Hannah destapó en un libró que en la Logia se creía en Jabulón, acrónimo de Jahvé -Dios judío-, Baal -dios de los Cananeos- y On -por la antigua ciudad donde había un templo de adoración al Sol-. En la religión anglicana había muchos masones, incluso el obispo de Canterbury pertenecía a la masonería, pero tras lo que publicó Hannah muchos obispos y sacerdotes se dieron de baja.
¿Se puede afirmar que la masonería es esencialmente anticristiana?
Sí, porque busca lo común a todas las religiones. De ahí que los masones, que son laicistas, quieran eliminar los crucifijos y los símbolos de la Navidad. En Madrid lograron quitar hasta la estrella de los Reyes Magos, que sustituyeron por otros adornos profanos. Además, veneran a Lucifer, que no hay que confundir con Satanás, Se trata del portador de la luz, de la razón, la ilustración. En uno de sus ritos los masones pasean por la logia una imagen de Lucifer, a la que reverencian haciendo genuflexión con la pierna izquierda, no con la derecha como los católicos. Los masones llegaron a estar excomulgados, pero ahora la Iglesia sólo dice que cometen un pecado grave. Por otra parte, un testigo de la última reunión del Club Bilderberg [que junta a personalidades de todo el planeta que «diseñarían» el orden político y económico mundial] afirma que allí había una imagen de Lucifer-Prometeo.
Usted habla del Club Bilderberg como de una institución fuertemente influenciada por la masonería.
Así es. Y entre los españoles más metidos en el Club destaca Juan Luis Cebrián, consejero delegado del grupo Prisa. Tanto el PSOE como el PP le hacen reverencia. Si Cebrián no está en el núcleo de Bilderberg, está en el segundo nivel. Los demás españoles allí presentes, como la Reina, son invitados. ¿Cuántas veces se habla en El País del Club Bilderberg? Casi ninguna. Por cierto, en el Club acordaron que se dividiera Canadá en una parte francófona y otra anglófona, y puede que allí alguien también tenga interés en desmembrar España. Yo me pregunto por qué algunos políticos anglosajones están apoyando tanto a Artur Mas. Hay masones que afirman que en una reunión que tuvieron con el expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, este les hizo el toque o saludo secreto masónico y después les confesó que en el pasado se inició en la masonería.
«¿Por qué no siendo nadie Zapatero llegó a secretario general del PSOE?»
¿Es correcta la identificación de masonería e izquierda política en España?
Sí, está justificada. Los presidentes de la Segunda República eran masones, y muchos de los ministros también. Casi todos los líderes históricos de la Esquerra Republicana de Catalunya lo son y el anterior presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, también. Tradicionalmente en la derecha española no ha habido masones, pero en el Partido Popular de ahora sí los hay. Están infiltrados en la cúpula directiva del partido, y en concreto en Galicia, Canarias y también en el PP vasco desde que Iturgaiz, Mayor Oreja y San Gil dejaron de liderarlo. Quizás esto explique por qué en ocasiones PP y PSOE van tan de la mano y apoyan a El País.
¿Existe a nivel europeo alguna organización que agrupe a masones de todo el continente?
Maurice Caillet cuenta en «Yo fui masón» que a nivel europeo existe una logia de parlamentarios que decide a quién hay que promocionar. ¿Por qué no siendo nadie Zapatero llegó a secretario general del PSOE? Según un conocido masón estadounidense, el expresidente del Gobierno, que podría pertenecer a una logia centroeuropea, llegó a afirmar que los avances sociales que iba a implantar en España provendrían de los valores masónicos.
¿Está presente la masonería en en el mundo de la empresa y las finanzas españolas?
Muy poco, o al menos mucho menos que en otros países como Francia.
¿Es peligrosa la masonería?
Le doy un dato: en algunos de los magnicidios y atentados más importantes que ha sufrido España han intervenido masones, como en el de José Calvo Sotelo o Alfonso XIII.
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EL VIEJO PROFESOR
Por César Alonso de los Ríos
Mis primeras sospechas sobre la figura mítica de Enrique Tierno venían de lejos: de unas largas entrevistas en las que me habían inquietado ciertos silencios y algunas contradicciones que yo quise achacar a reservas políticas. Pero fueron mis viajes a los lugares en los que, según él, había pasado su infancia y algunos periodos en la posguerra, cuando tuve las primeras pruebas de sus invenciones. En cuanto comencé a contrastar testimonios personales y a frecuentar archivos se me vino abajo el falso edificio construido por el Profesor: desde el hermoso escenario rural con casas labradoras a los pisos de mediana burguesía ilustrada, una vez trasterrada la familia a la capital.
Más duro me resultó aceptar la verdad de Tierno en guerra. Se desplomaba la ficción del joven libertario que trabajó en el Socorro Rojo, que acompañó a Hemingway y a Dos Passos por los frentes de Madrid y que, con 20 años, trató a un desnortado Besteiro, a un derrumbado Azaña, a… todos los jefes republicanos. Si las fantasías familiares podían haber tenido cierto interés literario, las invenciones de la guerra y la del imaginario campo de concentración eran de un oportunismo político muy duro de asimilar. El archivo de Alcalá no deja títere con cabeza del antifranquismo precoz del Profesor ni los hechos reales permiten la tesis de un Tierno Galván enfrentado a la dictadura nada menos que en una sesión solemne como es la inauguración de un curso en el Instituto de Estudios Políticos con la presencia de jerarcas y figuras como Moscardó y Pilar Primo de Rivera.
El primer documento oficial, relacionado con la vida del Profesor, fue el acta de nacimiento. En medio de tantas dudas fue un consuelo tener en la mano un dato cierto: la fecha del acta -8 de febrero de 1918- coincidía con la que aparecía en las biografías. No dejaba de ser curioso que el único dato cierto hubiera sido precisamente el que siempre se había puesto en duda en los propios medios tiernistas. La razón era el prematuro envejecimiento del Profesor. Cuando llegó a la cátedra de Salamanca con 35 años parecía que tenía 50. Por eso Raúl Morodo, el primero de sus colaboradores, lo llamó Viejo Profesor.
Cuando llegó a la cátedra de Salamanca con 35 años parecía que tenía 50. Por eso Raúl Morodo, el primero de sus colaboradores, lo llamó Viejo Profesor.
¿Cómo fue posible que el Profesor pudiera ocultar su pasado? Hay dos razones: su carácter hermético unido a la distancia insalvable que había, en aquella época, entre catedrático y alumnos. En segundo lugar, el pasado era un tema tabú en la posguerra.
Se desplomaba la ficción del joven libertario que trabajó en el Socorro Rojo, que acompañó a Hemingway al frente
Pero si la partida de nacimiento me había proporcionado un dato cierto, descorría también el velo de la verdad familiar: ni había nacido en tierras de Soria ni era descendiente de labradores. Era madrileño y nunca llegó a abandonar la ciudad totalmente. Las cátedras de Murcia y Salamanca le obligarían a desplazamientos de dos o tres días por semana, y las clases en Princeton o en Puerto Rico a alejamientos de meses. Ateneísta, ratón de biblioteca, paseante por el Madrid galdosiano del barrio de Pozas y de Argüelles… fue un empedernido madrileño. La casita en la que nació lleva una placa que mandó colocar Juan Barranco a la que nadie dio importancia porque siempre se tuvo la idea de que el alcalde de Madrid había nacido por casualidad en la capital. Según las versiones del Profesor los padres se trasladaron para que la madre tuviera los cuidados que no podía tener en el pueblo. También según el Profesor, su padre dejó la labranza y se trasladó como rentista a Madrid poco antes de la proclamación de la II República. Tierno diseñó la figura paterna como un ser callado, casi taciturno, cauteloso en sus juicios y quizá conservador. Un arquetipo de hombre castellano del que él sería un trasunto ilustrado. Este retrato lo había completado con la pertenencia de unas casas labradoras en Valdeavellano y Almazán en las que veraneaba la familia a no ser que alquilaran una casa en la sierra madrileña como la de Robledo de Chavela justo en el verano del 36. El cuadro no dejaba de tener ese atractivo de lo rural profundo, de la propiedad y el enraizamiento en la historia. Del mismo modo, el Profesor había hecho un canto de la vida soriana, tan alejada de las modas, tan cuajada de todas esas virtudes de sinceridad, honradez, coherencia que contrastan con la vorágine del mundo moderno.
Familia trashumante. La verdad había sido más dura y más prosaica: los antepasados del Profesor habían desaparecido de Valdeavellano a mediados del XIX para alistarse en el Ejército y siguieron la trashumancia de los regimientos, de plaza en plaza, incluidas las de ultramar. Su abuelo paterno se había retirado como capitán de Tudela donde se casó con una chica navarra, en segunda nupcias. A esos familiares «vascos», con los que apenas tuvo trato, se refería Tierno cuando hablaba de las raíces de su sensibilidad para la cuestión vasca. Los hijos de Julián Tierno siguieron la tradición militar. Alfredo, padre del Profesor, estuvo en la guerra de Cuba. En Almazán conoció a Julia, hija del sobrestante de carreteras, jefe de peones camineros para entendernos, con la que se casó.
El Profesor se examinó de ingreso de Bachillerato en el Instituto Cisneros, a los 12 años, como alumno libre. Él ha dicho que asistió a clases en el Cervantes pero no es cierto. A los 14 años la familia se trasladó al barrio de la Prosperidad y se matriculó en el Ateneo Politécnico, un colegio laico y modesto concertado con el Instituto Cervantes. El Profesor hizo dos cursos de Derecho antes de la guerra pero no de Filosofía y Letras. El matiz tiene su importancia. Ratón de biblioteca, lo fue también hasta el año 1937 cuando le llamaron a filas. Se colocó entonces en la Oficina de Reclutamiento a la que acudía por las mañanas mientras por las tardes se empozaba en las bibliotecas. Ha contabilizado, entre los sufrimientos de su vida, el frío de las bibliotecas durante la guerra. Nunca quiso hablar, ni siquiera en sus memorias Cabos sueltos, de la detención de su padre, sospechoso de quintacolumnista como militar retirado, acogido, como su hermano, a la ley Azaña. Tampoco ha aludido al proceso que sufrió su hermano Alberto, una vez terminada la guerra, y del que salió bien librado ya que pudo incorporarse al cuerpo de Veterinaria, recuperando empleo y sueldo. Se retiró de capitán para dedicarse a la avicultura.
Ni había nacido en Soria ni era descendiente de labradores
El Profesor Tierno no estuvo en campo de concentración alguno como ha dicho y escrito. Se matriculó recién terminada la guerra y pudo examinarse en la convocatoria de junio de 1939 a tercero de Derecho. Santiago Montero Díaz le animó a hacer Filosofía y Letras en la Facultad de Murcia de la que él era decano. Así hizo la carrera en dos convocatorias. Lee la tesis doctoral de Derecho en 1942 bajo la dirección de Francisco Elías de Tejada, un fundamentalista del tradicionalismo. En 1944, ganó la plaza de jefe de negociado del Ministerio de Educación Nacional. Esto le permitió casarse con Encarna Pérez Relaño, una chica culta, buena traductora, cuatro años mayor que él, y abandonar las clases particulares en colegios de segunda enseñanza. Comenzó a dar sus famosas clases para ingreso en la carrera diplomática. Se ha hablado, sin razón, de las dificultades económicas del joven Tierno, de la pobreza incluso. Enrique Tierno era funcionario público en Madrid a los 26 años con la categoría de jefe de negociado. Ayudante en la cátedra de Carlos Ollero, comienza a publicar en La Revista de Estudios Políticos que sin duda se abriría ideológicamente en los últimos años 50 pero muy lejos de ser un refugio de liberales. A los treinta gana la cátedra de Derecho Político, junto a Manuel Fraga. Una carrera realmente brillante, concluiría Aranguren. Ya durante sus años como catedrático de Murcia comienza a tener contactos políticos con democristianos y monárquicos, algunos de ellos militares que empiezan a tomar distancias con el régimen. Él data su contestación al franquismo con motivo de la inauguración del curso del Instituto de Estudios Políticos. El relato no se sostiene. Es patético. Por entonces sus tesis tenían mucho que ver con concepciones elitistas de la sociedad. De ellas pasaría a un regeneracionismo costista y a una vocación europeísta, aséptica desde el punto de vista político. El acto público de gran repercusión en el que participó Tierno de modo protagonístico fue en la cena del hotel Menfis, junto a Joaquín Satrústegui y Jaime Miralles, en la que se lanzó el nombre de don Juan y donde Tierno defendió la monarquía como «salida».
A partir de entonces la vida pública de Tierno Galván es más conocida aunque las claves de muchos de sus actos están en estos primeros años. Él pensó que el régimen era muy fuerte, más que Franco, y que nunca permitiría la legalización de los partidos republicanos. De ahí que fuera necesario montar un partido socialista y una central sindical distinta al PSOE y a UGT o bien dotar a estas organizaciones de caras que no tuvieran nada que ver con la guerra. Tierno hizo dos obras importantes. Montó un colectivo de personas en su entorno, una escuela, siempre de gentes muy valiosas e inequívocamente antifranquistas. Por otra, su obra intelectual tiene momentos de alto interés como los ensayos sobre Costa, el barroco o la picaresca. Por fin y por encima de fingimientos, invenciones e imposturas, llegó a convertirse en la principal figura socialista de oposición al régimen. Le terminó costando la cátedra aunque en esta apuesta hubiera, como es lógico en un político, una parte de cálculo.
Debo decir una palabra sobre algunas reacciones a mi investigación sobre Tierno. Prefieren los mitos a la verdad. Por otra parte tenemos una tradición anticientífica. A partir de la guerra se hizo un pacto de silencio, gracias al cual nuestra historia parece más un rosario de milagros que un comportamiento colectivo contradictorio y lógico a la vez. Se ha llegado a tales grados de complicidad en el ocultamiento de la realidad que quien se atreve a romperla se convierte en un aguafiestas cuando no en un inquisidor. Qué se va a hacer. Son riesgos del oficio.
César Alonso de los Ríos es autor de «La máscara de Tierno Galván».
Anaya/Mario Muchnik (1997).
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RAÚL MORODO Y TIERNO GALVÁN
Democracia vs partitocracia: el papel del PSP en la Transición
Dedicado a Raúl Morodo*
El pasado 15 de Junio se cumplieron ya cuarenta años desde el primer experimento de democracia en España. Pese a las muchas deficiencias y errores, aquellas elecciones del 15-J de 1977 fueron una explosión de auténtica democracia (insisto: la primera), algo sin precedentes en la historia de España ya que la mitificada Segunda República entre 1931 y 1936 careció de las condiciones y los requisitos mínimos (de cultura y estabilidad política, paz social, imperio de la ley, libertades políticas fundamentales, sufragio universal pleno, limpieza electoral, etc.) que configuran lo que hoy entendemos como un sistema político de democracia liberal y constitucional.
Aunque todavía no existía una Constitución democrática formalmente elaborada y ratificada, la Ley para la Reforma Política de 1976 cumplió suficientemente tal función en la primera fase de la modélica y original Transición política desde el autoritarismo (“de la Ley a la Ley”), ley que un experto catedrático constitucionalista –estrechamente vinculado al PSP- denominó la “Octava Ley Fundamental” (Pablo Lucas Verdú, La Octava Ley Fundamental. Crítica jurídico-política de la Reforma Suárez, prólogo de E. Tierno Galván, Tecnos, Madrid, 1976).
Del prólogo del profesor Tierno Galván y otros escritos suyos (al parecer existe una carta dirigida a Rodolfo Llopis en 1948), o declaraciones a la prensa, se puede inferir una estrategia sobre la que se ha especulado mucho. Para el Viejo Profesor, la Monarquía pudiera no ser la solución, pero sí era la salida de la Dictadura. Esto significaba que el PSP iba a colaborar –el único partido de las izquierdas en hacerlo- con los grupos monárquicos apoyando una Monarquía constitucional y parlamentaria (representada primero por D. Juan, posterior y finalmente por D. Juan Carlos) después de Franco. Por otra parte, por principios y como contrapartida, iba a apoyar la legalización del PCE y otros grupos comunistas, participando en la Junta Democrática.
Este fue el rol original e importantísimo del PSP como partido-bisagra entre las derechas (monárquicas y anti-comunistas) y las izquierdas (republicanas y anti-franquistas). El PSOE, por ejemplo, al principio de la Transición era anti-monárquico y anti-comunista, y por tanto el PSP tuvo que actuar como articulador efectivo del consenso entre las derechas y las izquierdas.
Esto ya es conocido, pero lo es menos la profunda y tolerante cultura democrática que practicaba el PSP en su seno -en las agrupaciones, asambleas y congresos- prácticamente sin estatutos y reglamentos, confiando en el sentido común, cierto impulso utópico, y la libertad de expresión de sus afiliados (aunque tampoco había un riguroso control de la militancia, de cuotas y carnés).
Estas notas no tienen un carácter académico, sino divulgador, y para una mayor información sobre esta etapa histórica del PSP remito al lector interesado a dos obras, dos memorias políticas imprescindibles: E. Tierno Galván, Cabos sueltos (Bruguera, Barcelona, 1981), y Raúl Morodo, Atando cabos (Taurus, Madrid, 2001). No ocultaré que el último título fue idea mía, como reconoce el autor en el prólogo.
Recientemente Raúl Morodo, uno de los fundadores y junto al Viejo Profesor indiscutible dirigente histórico del PSP, me informó que precisamente sería el antes mencionado profesor Pablo Lucas Verdú quien a principios de los años sesenta, en el seminario salmantino de la Cátedra de Derecho Político del profesor Tierno Galván, presentó un informe detallado de la obra clásica de Moisei Ostrogorski (no traducida al español), que sin duda era la primera noticia en España acerca de los estudios pioneros críticos sobre la partitocracia (junto al famoso libro de Roberto Michels y su tesis sobre la “ley de hierro de la oligarquía”). Lo interesante es que este episodio ocurría cuando los fundadores del futuro PSI/PSP discutían y analizaban la conveniencia de crear una organización democrática pluralista y anti-franquista en aquél modesto laboratorio político de la Universidad de Salamanca.
Una de las peculiaridades del PSP (Partido Socialista Popular desde 1974; anteriormente PSI, Partido Socialista del Interior, entre 1968-1974; y previamente con la críptica denominación AUFE, Asociación para la Unidad Funcional de Europa, entre 1959-1968), en efecto fue precisamente su pluralismo ideológico y su democracia interna genuina, muy alejada de las tendencias y modelos partitocráticos. De los partidos importantes de la Transición, solo el PSP y quizás UCD por su estructura pluripartidista y confederal (pero con un fuerte “caudillismo” de Adolfo Suárez potenciado desde el poder del Estado), se libraron de las derivas o tendencias partitocráticas durante esta primera fase, que acabará abruptamente el 23-F de 1981.
El PSP desaparecería en 1978 –yo mismo participé en la comisión (con Raúl Morodo, Fernando Morán, Alfonso Guerra y Luis Yáñez) para la Unidad Socialista- integrándose la mayoría de sus miembros en un PSOE que va a ser una organización típicamente partitocrática: Enrique Tierno Galván, Ángel Nombela, Fernando Morán, Donato Fuejo, Carlos Miranda, Manuel Medina, Emilio Casinello, José Bono, Pedro de Silva, Pedro Bofill, Manuel Mella, Francisco Bobillo, Andrés de Blas, Juan March Reguera, etc., y otros más jóvenes como José Blanco, Miguel Sebastián, Secundino González Marrero, etc. No obstante, es curioso que algunas personas próximas o influyentes en el PSP original evolucionaran ideológicamente y eligieran otras opciones, como un socialismo más libertario o “ácrata” (Rafael Lorente, Ramón Cotarelo), el feminismo radical (Soledad Balaguer), el comunismo democrático o “eurocomunismo” (Enrique Curiel, José Alonso, informalmente José Vidal Beneyto), el liberalismo progresista con perfil socialdemócrata (el propio Raúl Morodo y Carmen Díez de Rivera en CDS; Francisco Sosa Wagner en UPyD; más tarde, Javier Nart y el mismo Francisco Sosa Wagner en Ciudadanos…), y en casos más raros el liberalismo conservador “centrista” o de centro-derecha (Luis García San Miguel en UCD/PP; yo mismo, como independiente, impulsando la fundación del club político Floridablanca).
Como dije, el infame 23-F de 1981 marcó el final de la primera fase de la “ilusión” en la Transición, más idealista y probablemente más ingenua, desarrollada entre los años 1975-1981. La segunda fase, la del “desencanto”, a partir de 1981 y especialmente tras el triunfo electoral del PSOE en 1982, con la primera alternancia, va a significar el triunfo definitivo de la partitocracia y su concomitante corrupción política, iniciada entre otras causas por el problema de la financiación de los partidos políticos. Igual que en el caso del PSP, otros partidos “centristas” que intentaron después del 23-F de 1981 evitar la deriva partitocrática (UCD, CDS, PAD, PRD, UPyD… ¿Ciudadanos?) tuvieron una corta vida.
En las primeras declaraciones del presidente Adolfo Suárez, tras conocerse los resultados electorales del 15-J de 1977, dijo que su objetivo inmediato era asegurar, literalmente, “la consolidación de la democracia”. Pese a las innegables reformas y los cambios políticos positivos para España llevados a cabo por los sucesivos gobiernos de UCD (Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo), PSOE (Felipe González), PP (José María Aznar), PSOE (José Luis Rodríguez Zapatero) y PP (Mariano Rajoy), la democracia española sigue teniendo, a mi juicio, su Consolidación pendiente: es decir, el triunfo definitivo del Imperio de la Ley frente al “Estado Administrativo”, con una Constitución normativa, no meramente nominal; la consolidación de la unidad territorial o regional de España; una estricta separación de poderes, especialmente con una Justicia rigurosamente independiente; y una auténtica cultura política democrática, no partitocrática.
No es una visión pesimista. Cuarenta años, en términos históricos, no son excesivos (los Estados Unidos de América, desde su instauración con la Independencia en 1776 hasta su consolidación democrática durante la Reconstrucción tras la Guerra Civil, necesitaron casi cien años), pero es importante que no perdamos la perspectiva y no aceptemos como permanente y definitiva una democracia imperfecta, o de baja calidad. En otras palabras, y en el peor de los casos, una democracia fallida.
*Me gustaría hacer extensiva esta dedicatoria al recuerdo de muchos demócratas (sin adjetivos) ya desaparecidos, que participaron o colaboraron desinteresadamente en algún momento con notable idealismo y con mayor o menor vinculación partidista (e incluso como independientes) en la aventura del PSP: Enrique Tierno Galván, Ángel Nombela, Jorge Enjuto, Rafael Lorente, Javier Paulino, Manuel Mora, José Alonso, Manuel Sánchez Ayuso, José González Deleito, Juan González Encinar, Carmen Díez de Rivera, Pablo Lucas Verdú, José Vidal Beneyto, Luis García San Miguel, Enrique Curiel, Pedro de Vega, Carlos Ibarra, Marcelino Lobato, Francisco Bobillo, y muchos otros.
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Al loro con el “viejo profesor”
Perfil de Enrique Tierno Galván (1918-1986), el último socialista que la ciudad de Madrid eligió como alcalde.
“Rockeros: el que no esté colocado, que se coloque… y al loro”. Lo arrojaba con desparpajo en uno de sus famosos pregones, hacia 1984. Con esa imagen de francachela y cercanía ha pasado a la historia el viejo profesor, el alcalde de la Movida, don Enrique Tierno Galván.
Para la izquierda madrileña, Tierno representa sus años buenos, cuando Madrid tenía un alcalde digno, propio, populista, irresistible. Las izquierdas ganaron las primeras elecciones municipales de 1979 por un arrasador 57% frente a un reformismo franquista en desbandada, casi un 40% para el PSOE, un 15% para el PCE y una minoritaria ORT que rozó representación. Sin embargo, merece la pena considerar tanto la historia del personaje como el rápido desgaste de la izquierda en el gobierno municipal. Al menos si no se quiere seguir echando cal viva sobre un periodo crucial para el presente.
Tierno era Tierno, qué duda cabe. Podía haber sido casi todo y de hecho estuvo a punto de serlo. Monárquico de joven, profesor rebelde, expulsado de la universidad por los disturbios de 1965 y ya para entonces socialista. Impartió clases en Princeton, conspiró y formó su propio partido. Fue además un portento del trabajo intelectual. Escribió sobre las cuestiones más variadas: Galdós, la revolución francesa, Costa, el regeneracionismo, la izquierda, el socialismo. La lista de títulos pasa la treintena. También fue traductor de figuras tan principales como Wittgenstein, Burke o Spinoza, y de una forma tan original y creativa que ninguna de sus traducciones se usa hoy para el estudio.
Pero la pasión de Tierno fue la política. Para quien siempre despreció toda ‘mariconez’ y presumió de lo que hoy llamaríamos homofobia, la política era un ejercicio superior, noble, varonil. Desde los años 60 vivió con una única obsesión: ser monarca del socialismo español. Consciente de que no lo sería por la vía convencional, que implicaba una larga travesía por el lánguido aparato de Llopis en el exilio, decidió formar el Partido Socialista del Interior. Obvio: “interior” recalcaba que el otro, el del “exterior”, tendría que hacer cuentas con ellos. Fue quizás el mayor error de su larga vida política. Se le adelantaron unos jovencitos de Sevilla, que echaron a Llopis y se hicieron con las siglas históricas del PSOE.
Sea como fuera, Tierno llegó a la Transición en muy buena posición. Concurría con su propia banda –el Partido Socialista Popular– , había estado en las pomadas de Carrillo y la Junta Democrática y tenía buen crédito entre profesionales y profesores de universidad. No se hizo con el PSOE pero sí con casi el 5% de los votos en 1977. Pero por aquello de la ley d’Hondt y de las circunscripciones provinciales con las que la izquierda tragó en aquel año y ya para siempre, su 5% quedó reducido a una nada en número de diputados.
Marginado de la redacción constitucional, endeudado y ya derrotado, en su particular noche de Moctezuma habló con González y favoreció la absorción de su querido PSP. Era abril de 1978, sabía de sobra que no sería aquello para lo que se creía destinado. Aun así los “muchachos” de Sevilla le ofrecieron la presidencia honorífica del partido y la alcaldía de Madrid. Ahí empieza el Tierno alcalde y la apoteosis del personaje. Y se dice “personaje” sin ironía ni despecho. Especialista en el teatro clásico español y en novela picaresca, Tierno fue un maestro en hacer teatro de todo lo que tuviera que ver con él. De él, decía Guerra, que su arte para hacer una máscara de su vida pública resultó tan insuperable que llegó a un punto en el que resultaba imposible separar al personaje y a la persona. Elogio mayor de quien fuera otro gran dramaturgo de la Transición.
Tierno en el papel de alcalde
Sus célebres pregones, sus locuciones siempre entre populares y cultas, su sonrisa en la frontera imposible de lo franco y lo irónico, sencillamente su estar en el mundo, fueron una genial comedia de figurón que llevó hasta el final de sus días. En cuanto a sus éxitos como regidor: luces y sombras. La alcaldía social-comunista duró poco, casi un destello, si se compara con la de los gobiernos multidécadas de CiU en Cataluña, el PSOE en Andalucía o AP-PP en Galicia; o incluso con el municipalato socialista de Barcelona, mucho más parco y menos sonado que el de Madrid. En 1983, los comunistas prácticamente se habían extinguido, reducidos a poco más del 6% en las municipales. Ganó entonces el PSOE de Tierno y lo hizo por goleada: un 48% que nunca más se repetiría para los socialistas.
Pero nos engañaríamos si dijéramos que las cosas fueron bien. No sólo Madrid caminaba entonces por el filo de una crisis urbana que además de contar con 300.000 parados, hizo de 50.000 de sus jóvenes adictos a una liquidación, sin paliativos municipales, llamada heroína. Pasados un par de años del primer gobierno se dio a conocer el primer gran escándalo de corrupción socialista tras los “40 años de honradez”. Fue denunciado dentro del partido por el teniente alcalde de Tierno, Alonso Puerta. Y Puerta fue puesto de patitas en la calle acompañado por otros dos concejales.
Eran los años de la doctrina Guerra de “quien se mueve no sale en la foto”. Si Tierno hizo algo en contra, que lo cuenten sus allegados, porque nosotros no lo sabemos. También debemos a Tierno que en Madrid los concejales de distrito no fueran los más votados en cada circunscripción, sino los que impusiera el gobierno municipal, para eso está el gobierno, ¿no?
Quizás por todo esto, en 1987, ya muerto Tierno, PSOE e IU sumaron menos que AP y CDS. Desde entonces, ya se sabe: el PP casi siempre con más y mayores votos que Tierno, por mediocres que fueran sus candidatos. Por eso a la hora de valorar la efímera mayoría de la izquierda madrileña, habría que considerar también el papelón de su mejor representante. Alguien que desde que tenía treinta años decidió plantarse en la vida con traje gris cruzado y gruesas gafas de pasta para firmar todo lo que hacía con dos letritas V. P., viejo profesor.
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La otra cara de ‘El viejo profesor’
Madrid levantará un monumento en su honor
Por unanimidad. De una forma tan desusada ha decidido el Ayuntamiento de Madrid erigir una estatua al exalcalde socialista Enrique Tierno Galván (1818-1986), fallecido hace 30 años. El lugar: un sitio aún sin determinar de la plaza de la Cibeles, toda vez que la primera ubicación sopesada se descartó. Pretendían los socialistas madrileños que la efigie del alcalde madrileño sustituyera nada menos que a la estatua de don Álvaro de Bazán, a quien ha salvado su condición de Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid más que su histórica –«la más alta ocasión que vieron los siglos» a decir de su soldado Cervantes– victoria en Lepanto sobre los islamizados turcos.
Los componentes del Mito de la Cultura han vuelto a favorecer al Marqués de Santa Cruz, pues en su momento, Ana Botella, en su condición de alcaldesa heredera de Alberto Ruiz-Gallardón, trató de moverle el pedestal al almirante esculpido por Benlliure para sustituirlo por la figura de Felipe II. Tranquilo de nuevo don Álvaro, Madrid contará con una nueva figura de bulto del indiscutido don Enrique, quien ya cuenta con un parque, tres esculturas, dos placas, dos plazas, un monumento, un centro de mayores, un instituto y veintiún bustos… Los méritos para acceder a tal omnipresencia conmemorativa fueron encarecidos no sólo por las llamadas fuerzas de izquierdas, sino incluso por una Begoña Villacís que afirmó que el Viejo Profesor: «Nos ayudó a salir de la oscuridad, a vivir de una forma vibrante, y a él mismo le cambió Madrid, sufrió una metamorfosis, supo que tenía que dejar la izquierda radical para acercarse a posturas europeístas». Maniqueísmo y europeísmo se daban de este modo la mano.
Tres décadas después del multitudinario entierro organizado por Pilar Miró, ceremonia que unió el colorismo de la Movida con la sombría estampa de la carroza Imperial de pompas fúnebres de Barcelona, el prestigio de don Enrique parece intacto al menos para aquellos que no han ahondado en su verdadera biografía, que deberá comenzar con un desmentido: don Enrique no era soriano ni campesino, muy al contrario, estaba entroncado en una familia militar. Su padre, el sargento Alfredo Tierno, combatiente en Cuba, como su abuelo, el capitán Julián Tierno Gómez, muerto por paludismo en la misma isla en 1896, nada tuvieron que ver con las hoces y sí con los fusiles.
Hará bien el interesado en alejarse de esa autobiografía titulada Cabos sueltos, pues el hoy celebrado icono del socialismo, transitó por muy otras vías antes de encontrar acomodo en el PSOE que, bien nutrido de marcos alemanes, pilotaron González y Guerra, los jóvenes turcos, tras la caída en desgracia del exiliado Llopis, socialista viejo sobre el cuyos hombros pesaba como plomo el aroma masónico y un anticomunismo radical que supieron manejar mejor los sevillanos chicos de la tortilla, conscientes de que el PCE de Carrillo era mucho menos fiero de lo que se pintaba.
Antes, mucho antes, Tierno, maestro del funambulismo político e ideológico, ya se había integrado en el donjuanismo –Don Juan Tercero Izquierda llamaban con malicia al regio residente de Estoril– dirigido por Joaquín Satrústegui: la Unión Española, organización monárquica y anticomunista que celebró su puesta de largo en una célebre cena que tuvo lugar en el Hotel Menfis el 26 de enero de 1959. Labrábase por entonces don Enrique una carrera como profesor universitario en Salamanca, donde a los 36 años recibiría el apodo con el que aún se le conoce. Su fino olfato, no obstante, le permitiría percibir la presencia de nuevas oportunidades. A principios de los 60, el Congreso por la Libertad de la Cultura desembarcó en España provisto de dólares con los cuales estimuló las actividades de un conjunto de gentes del régimen que comenzaban a mostrar, la Guerra Civil que polarizó las distintas corrientes ideológicas en dos bando iba quedando lejos, ciertas objeciones con respecto a la realidad política española en cuyo vértice se situaba Franco. Tierno fue uno de los que, no sin un cierto recelo inicial, se integraron en una estructura que fomentaba la publicación de libros, las becas de viajes y la celebración de reuniones en las cuales se sentaban las bases ideológicas de la España que hoy algunos, todos ellos cultivadores del mito de Tierno, pretender convertir oficialmente en plurinacional.
Atento a cualquier movimiento, máxime si se tiene en cuenta que esta facción, encabezada políticamente por el letrista del Cara al Sol, Dionisio Ridruejo, se escoraba hacia la socialdemocracia, Tierno no tardará en intentar hacerse con el espacio que dejaba el histórico PSOE en España, toda vez que la vieja guardia tenía su sede en Toulouse. En este contexto, fundará el Partido Socialista Popular, de estructura federal, al que perteneció, entre otros, José Bono. El otrora analítico, presentado ahora como marxista, el Viejo Profesor, tan aficionado a la expresión «comunidades diferenciadas», llegará a aceptar el derecho de autodeterminación del llamado «pueblo vasco». Las urnas revelarían, no obstante, el verdadero alcance de su proyecto. Fracasado en las primeras elecciones, aflorará una importante deuda que el PSOE asumiría integrando a Tierno en sus filas. Madrid, su Madrid, sería el techo de sus ambiciones y el teatro donde podría lucir sus variadas máscaras, algunas de las cuales se conservan en su archivo conservado en Barcelona tras la donación de su hijo a la Gran Logia Simbólica de España.
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César Alonso de los Ríos : LA VERDAD SOBRE TIERNO GALVÁN
Por Luis MARlA SANDOVAL
Para distraerme me gusta leer novelas de política ficción. Esta vez he obtenido mucha más diversión leyendo este libro acerca de un político de ficción. No es una biografía, sino la desmitificación de una autobiografía ficticia, construida con cuidadisimas vaguedades, hechas propalar indirectamente la mayoría…
De la persona civil de Enrique Tierno Galván apenas el nombre y apellidos eran verdaderos: ni nació -o se crió- en tierras sorianas, ni sus padres eran agricultores, sino militares de cuchara abuelo, padre y t1o, como sería veterinario militar su hermano. Tampoco concuerdan sus «recuerdos» sobre domicilios y hábitos militares.
En nuestra guerra no luchó en el Ejército Rojo, sólo sirvió en él, cubriendo un puesto de retaguardia que le permitió pasar muchas tardes encerrado en las bibliotecas madrileñas. Su padre fue detenido brevemente por presunto quintacolumnista, y su hermano fue reintegrado al Ejército como oficial un año después de depurado por servir en zona roja: sucesos que siempre ocultó . Nunca estuvo en un campo de concentración, ni de clasificación», como dijo: en junio de 1939 se estaba presentando a los exámenes patrióticos» en la Universidad.
Profesionalmente, lo seguro es que ganó dos oposiciones, a Jefe de Negociado y a Catedrático de Universidad – nada menos que de Derecho Político- a los cinco y diez años de acabada la guerra respectivamente (por cierto que cobró ambos sueldos al tiempo a pesar de presumir de lo contrario hasta que fueron incompatibles). En cambio, no está probado que le suspendieran por motivos políticos alguna oposición – dos, tres, cuatro, según las fuentes- como decía.
Políticamente … el Tierno Galván que es recordado sólo existió desde 1965. Participó en el Instituto de Estudios Políticos hasta 1954, donde sí defraudó, porque se esperaba mucho de él; sería porque no se le conocía esa filiación marxista de la que luego presumiría. Además, hubiera sido raro que un republicano de corazón hubiera puesto toda su ambición en participar en la educación ideológica del Régimen. Hay que pensar que no fue sino un intelectual reconvertido más de los criados en el Régimen.
Sus primeras armas de opositor se hicieron en tomo a don Juan, sin que se pueda demostrar que nunca se indinara por la república. Él apostó siempre por una transición monárquica a la muerte de un régimen que veía más fuerte que la personalidad de Franco en sí.
Durante los años cuarenta había hecho una reconstrucción de su pasado al gusto imperante en la época . Posteriormente, por ser uno de los descontentos del Régimen que había estado en la zona roja, se jactó de haber combatido con los republicanos y estar en la oposición desde el interior y no desde el exilio, haciendo de ello sus grandes bazas.
Sus partidos –el mismo rebautizado- fueron muy personalistas . Empezó proclamándose «funcionalista» y opuesto a las ideologías, mantuvo relaciones con democristianos y juanistas, siempre opositores del interior, nuevos, y nunca relacionados con la república o el exilio, cosa que consideraba fundamental para estar bien situado en el momento de la sucesión del poder.
Después de Munich, contubernio al que no fue ·invitado, ingresó en el PSOE, pero su permanencia en él, que silenció luego , fue tormentosa y duró dos años -1964-1966). Al fracasar en imponer sus tesis, funda el Partido Socialista del Interior, luego PSP, y se manifiesta marxista y radical, cerrando así el paso a las acusaciones del exilio de hacer un socialismo a la medida del régimen. Es cuando se lanza a la política, es expulsado de la cátedra, casi buscándolo, y llega al cénit como figura del socialismo español.
Su radicalismo era tan exagerado como inverosímil, inconsecuente, y poco creído: en 1964, en una entrevista, se declaró partidario de ir a la socialización de los medios de producción, como el periodista le preguntara si eso no induciría al pánico y resultaría perjudicial, contestó a renglón seguido «que una cosa es defender «la medida y otra llevarla a la práctica…» . De hecho, su partido era un club de amigos ele clase media, sin base obrera ni organización, que había contado con pactos y repartos de poder, y que fue derrotado desde el mismo momento en que debió concurrir a las elecciones sin el apoyo de la Internacional Socialista. Menos de un año después el PSP sería absorbido por el PSOE y Tierno Galván recibiría como premio de consolación la alcaldía de Madrid, donde se situó por encima de la gestión, y su hábito de representarse alcanza el histrionismo.
Esta es la semblanza que con la pluma ágil y acerada, y al parecer habiéndose molestado en investigar el personaje con detenimiento, traza el periodista César Alonso de los Ríos, del que no tengo mayores referencias. Lo cual sería útil para com prender el móvil de esta despiadada desmitificación: ¿sólo la irritación por las entrevistas falaces de 1975?, ¿o el deseo de evitar que el Régimen de Franco aparezca como menos represivo si se admite La mitología de un Tierno rojo, pero tolerado, cuestión recurrente varias veces en el libro? ¿Por qué dejar pasar diez años del fallecimiento del «Viejo Profesor»? ¿Porque gobernaron los socialistas?
También es cierto que los familiares recibieron el libro sin desmentir su contenido, sólo quejándose de que se removieran estos asuntos al cabo de tantos años.
El libro proporciona atisbos, útiles por lo sintéticos, de las -rencillas y debilidades de La oposición a Franco, cuyo Régimen se reconoce siempre más fuerte de lo que pueda haber hecho parecer la presente inversión de la historia. Tiene juicios certeros, como cuando recuerda que en España se recogía la rebelión del 68 contra «el sistema «, cuando lo que se reclamaba era el sistema liberal burgués .
Pero su utilidad para la formación en el Derecho Público Cristiano es una sola pero importante:
Quienes quedan en evidencia son todos los que aceptaron acríticamente la elevación a santo laico de Tierno Galván, cuya honestidad estaba por encima de toda duda. Que la propaganda izquierdista lo promoviera tiene su explicación, pero que las derechas y los eclesiásticos cayeran en esa trampa por no atreverse a discutir lo que se pregona dogmáticamente como superior a toda duda es injustificable.
A base de pedir perdón por las más nimias faltas de los católicos y de aceptar la bondad indiscutible de los izquierdistas simuladores y oportunistas, se introduce en las conciencias la idea de que la verdad y la gracia deben ser irrelevantes, puesto que los cristianos, con una y otra, son peores que esos agnósticos, respetabilísimos moral e intelectualmente.
Que tuviera de ambas cosas Tierno Galván lo pone en solfa en este párrafo de nuestro libro:
«En nombre de la Federación de ciudades deberá viajar con frecuencia. Siempre pide entrevistas con jefes de Estado. Habla siempre con intérprete. Es decir, sonríe, asiente, levanta los brazos, se extraña … se hace la foto . Lo que importa es la foto. El contenido es nulo. Uno de los descubrimientos de sus colaboradores es que el profesor no sabe idiomas, él que ha traducido tanto a Wittgenstein, a Burke, a Hume. Una vez más hay que buscar la mujer… En este caso a la propia, traductora anónima».
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La masonería instala en Barcelona el archivo personal de Tierno Galván
El fondo documental del que fuera alcalde de Madrid quedará depositado en la Biblioteca Pública Arús, especializada en movimientos sociales contemporáneos
ABC, 13 MARZO 2012
Por más que su nombre haya quedado ligado por siempre jamás a Madrid, ciudad de la que fue alcalde entre 1979 y 1986, el archivo personal de Enrique Tierno Galván se ha montado en el puente aéreo para instalarse en Barcelona.
Así lo ha decidido la Gran Logia Simbólica Española, a la que la familia del político cedió un gran fondo documental que, a partir de ahora, estará a recaudo de la Biblioteca Pública Arús de la capital catalana, especializada en movimientos sociales contemporáneos y con uno de los fondos más importantes dedicado a la masonería.
Según ha informado hoy el Ayuntamiento de Barcelona, mañana se oficializará la entrega en un acto en el Saló de Cent del consistorio en el que el hijo de Tierno Galván, Enrique Tierno Pérez-Relaño, y el gran maestro de la Gran Logia Simbólica Española, Jordi Farrerons, firmarán con el alcalde de la ciudad, Xavier Trias, un convenio de colaboración.
Enrique Tierno Pérez-Relaño ha decidido entregar el fondo documental de su padre a la GLSE con tal de procurar «la máxima difusión del material», mientras que la obediencia masónica ha optado por la biblioteca Arús «por su especialización y pensamiento social».
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LOS MISTERIOS MASÓNICOS DEL PARQUE ENRIQUE TIERNO GALVÁN
A lo largo y ancho del Parque Enrique Tierno Galván, ubicado en el distrito madrileño de Legazpi, se repiten las estrellas y los triángulos, y las columnas, las farolas e, incluso, los escalones se distribuyen en grupos de tres o
de cinco. Todos son símbolos asociados a la masonería, una institución ligada al poder y odiada y admirada a partes iguales, con la que se suele vincular al propio Viejo Profesor. La escuela Estudio de las Artes ofrece los sábados visitas guiadas por este “epicentro del poder masónico” en Madrid.
Arturo Sacristán, historiador y profesor de Estudio de las Artes, explica a Nokton Magazine que Madrid está lleno de huellas masonas, que han estado expuestas a ojos de todo el mundo incluso durante los años de persecución franquista, pero protegidas gracias a su ausencia de significado para los no iniciados. Uno de los principios masones, apunta, es que “hay que saber leer los símbolos”.
Sacristán cuenta que, precisamente, Enrique Tierno Galván (1918-1986) demostró, durante su trayectoria política, un gran conocimiento de los símbolos. Sus años como alcalde de Madrid, recuerda, estuvieron salpicados de gestos tan simbólicos como la devolución de los patos al Río Manzanares y las flores a los parterres públicos. O como aquel “el que no esté colocado que se coloque y al loro” que tanto entusiasmo y ampollas levantó, pronunciado durante un concierto de rock en 1984, en plena Movida. “Él le daba mucha importancia a los símbolos, y sabía trasladarlos a la política”, señala el historiador.
En 2012, todo el archivo personal de Tierno Galván fue cedido indefinidamente por el único hijo del difunto político a la Biblioteca Arús de Barcelona, que atesora uno de los fondos sobre masonería más importantes de Europa.
Un parque cargado de simbolismos
El Tierno Galván se levanta sobre los terrenos de la antigua estación de Renfe en Delicias, una zona hasta entonces abandonada. Comenzó a construirse en 1986 y se abrió al público en 1992 y, según Sacristán, “no hay ninguna partida de ese año en los presupuestos municipales dedicada al parque”. Dicen que se desconoce quién pagó su construcción y por qué tiene todos esos símbolos, que fueron minuciosamente descritos por el propio arquitecto del parque, Manuel Ayllón, en el libro El acercamiento profano al arte sagrado (Colección Parteluz, 1993).
Ayllón se esforzó en dicha obra por disipar cualquier duda de que los simbolismos que surgen en torno a la Puerta Sur del Tierno Galván sean fruto de la casualidad: desde el hecho de que la columna de acero que allí se levanta mida 49 metros (49=7×7; siete son las virtudes que debe tener cualquier masón: humildad, generosidad, castidad, mansedumbre, templanza, amor fraterno y diligencia) hasta la circunstancia de que el parque se encuentre en el cruce entre dos ejes, uno que discurre desde la Iglesia de la Santa Cruz de Atocha hasta Jerusalén y otro que une el Observatorio Tierno Galván con el Cerro de Los Ángeles, el centro geográfico de la Península Ibérica.
Para ser masón, hay que saber leer los símbolos, insiste Sacristán, y Ayllón se dejó la piel en ello en este parque, cuyo suelo, decorado con franjas blancas y negras, representa el conocimiento y la alquimia. Las franjas se alejan entre sí cuanto más se acerca el visitante a la puerta, pues “cuanto más se sabe, más difícil resulta adquirir conocimiento nuevo”. Para los masones, señala el historiador, “todos somos piedras que se van puliendo poco a poco gracias al conocimiento y a la acción de dios, al que consideran el gran arquitecto”.
La numerología acecha todos los rincones del parque
La numerología acecha todos los rincones del parque: en el anfiteatro hay cinco columnas, porque el cinco es, para los masones, el número de la luz y el matrimonio; el acceso sur tiene cinco farolas; el acceso norte tiene diez (dos veces cinco); para entrar a la plazoletilla hay que subir tres grupos de tres escalones… y, bajo la Puerta Sur, el piso es ajedrezado, un estampado que simboliza el cambio de los estados de la materia y que, para Sacristán, retrotrae al trabajo de los alquimistas, quienes, según la filosofía masónica, eran los grandes pensadores de la ciencia y la tecnología.
Los respetaron porque no los entendían
Sacristán insiste en que en las fachadas y plazas públicas de la capital se ocultan muchos otros símbolos masónicos: entre otros lugares, en el Ministerio de Agricultura, en la Glorieta de Emilio Castelar, en los frescos de la Ermita de San Antonio de la Florida y en el Paseo de Las Acacias (no en vano, la acacia fue, según la Biblia, el árbol con el que Noé construyó su arca).
el franquismo cultivó el discurso de que los masones eran “quienes gobernaban el mundo y controlaban el dinero”
Si muchos de ellos sobrevivieron a décadas de una dictadura tan desquiciadamente antimasónica como la franquista fue, según el historiador, porque sus autoridades “ni los sabían leer ni les dieron importancia”. La manía persecutoria que Franco parecía acumular contra la manida «conspiración judeomasónica» procedía, según las malas lenguas, de su frustración contra una institución en la que el dictador quiso entrar de joven pero en la que nunca fue admitido. Desde entonces, recuerda Sacristán, el franquismo cultivó el discurso de que los masones eran “quienes gobernaban el mundo y controlaban el dinero”.
Hoy, cuando los ecos de aquellos contubernios judeomasónicos resuenan algo más lejanos, Estudio de las Artes organiza visitas períodicas a este parque madrileño con cierto aire espectral, por el que niños y perros corretean alegremente, ajenos a numerologías, estrellas, triángulos y logias.
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