Es difícil hablar de la masonería. Por su prolongada historia y vital influencia en la formación del Estado Moderno.
Me resulta francamente imposible representarme al editor de la Pennsylvania Gazette como a una persona malvada. Al contrario, tengo en gran estima a Benjamin Franklin. Como la tengo del mismo Marqués –General- Lafayette; ambos reconocidos masones. Como Simón Bolivar y muchos otros personajes esenciales en la historia universal de los últimos siglos.
La Masonería estuvo detrás de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos de América. Y de la Constitución republicana de 1776. Su papel y función en el proceso revolucionario francés de 1789, y en su expansión ideológica, por conocido, no necesita ser glosado.
Las Sociedades secretas tuvieron una importancia primordial en el desarrollo del Movimiento Obrero, cuya clandestinidad ha sido –y vuelve a ser hoy- una necesidad, derivada de la represión del antiguo Estado Monárquico del “Despotismo Ilustrado” (y, tras la Revolución Francesa, del estado Burgués).
Pero en un recorrido histórico tan amplio, la Masonería se ha visto sujeta a cambios y tensiones; desde logias como las caricaturizadas en “los Picapiedra”, hasta las logias modernas, convertidas en organizaciones criminales, como la Logia Italiana P-2, en la cual “militaban” al menos 19 jueces Italianos
Es difícil contar con datos comprobados acerca de organizaciones secretas –o discretas-, este es el valor ejemplar de las investigaciones judiciales italianas en el entorno de la referida Logia masónica P-2.
Conforme a la Wikipedia, “también se sospecha que la P2 estuvo involucrada en la masacre de Bolonia de 1980, como parte de la estrategia de la tensión inducida por la clandestina estructura secreta Gladio (OTAN), investigada en los años 1990 por la Cámara de diputados de Italia”.
Conozco algunos Masones; con algunos he mantenido conversaciones más que interesantes, si bien generalmente sobre temas referidos a la trascendencia y la espiritualidad. En algún caso he presenciado la evolución del iniciado, que no se diferencia mucho del estado psicológico propio que surge, por ejemplo, de “Ejercicios Espirituales” propios de Santos Católicos, como Francisco Javier. En la religión judía, este tipo de estados psíquicos son fruto de la oración prolongada; de la meditación en las religiones budistas, o la expiación para el Islam; es el abandono de lo material para sentir el reflejo de lo espiritual; que considero una práctica más que recomendable.
Estos estados “alterados” de conciencia, introspectivos, pero excitados exteriormente, son una característica de la Masonería iniciática. Yo los he saboreado por medio de la meditación. No creo que exista gran diferencia, al menos no otra distinta del esfuerzo y voluntad constante del sujeto que en ellos se interna. He visto el inicial estado de confusión del acólito, y como el paso del tiempo y la meditación conducen a un proceso de crecimiento intelectual y ético en el adepto. Recomendable y enriquecedor.
Soy igualmente consciente de los peligros propios de una poderosa sociedad secreta participada en los círculos interiores por los más altos dignatarios del Estado, la milicia, la política, la universidad o la Judicatura. Una sociedad secreta jerárquica y hermética incluso para sus propios adeptos, que “avanzan” de círculo a círculo, sin saber lo que hay más allá de su conocimiento por grado. A menudo he pensado que la única certeza del acólito es la de estar cerca del poder.
La situación de la Masonería en la España de la transición –hasta hoy mismo-, tiene un protagonista estelar: el PSOE. Por ello, la extrema corrupción de este Partido, no puede dejar de afectar a la Masonería misma, en cuyos grados más elevados se integran sus principales dirigentes.
Por Jesús Díaz Formoso
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Bronca de De la Vega a María Emilia CasasEn el video vemos cómo la Presidenta del tribunal Constitucional recibe una fuerte reprimenda por la Vicepresidenta del Ejecutivo que, por ausencia del Presidente Zapatero, estaba ejerciendo las funciones propias de la Presidencia del Gobierno en un acto público (desfile militar).
Esta vergonzosa grabación ilustra bien la realidad de la sumisión al Poder Ejecutivo de los demás Poderes de Estado.
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El diálogo de María Teresa Fernández de La Vega y María Emilia Casas durante el reciente Desfile de la Hispanidad ha sido parcialmente descifrado por El Mundo, sirviéndose del análisis de un experto en lectura labial. Según su interpretación, el diálogo reconstruido en parte habría sido el siguiente (en puntos suspensivos, fragmentos irrecuperables para el intérprete consultado por el mismo diario):
Fernández de La Vega: Es un abuso. Para mí… te digo que es una putada. Es igual… hay que tomarlo.Más adelante, insiste:De La Vega: No me gusta, de una p… vez. Esto nos pasa por respetar el Capítulo. Es una burla que te…– dice, en otro momento.María Emilia Casas: Por mí, no te preocupes, te estoy diciendo que yo no puedo… –dice la presidenta del Tribunal Constitucional, mientras intenta tranquilizar a la vicepresidenta.De La Vega: No puede ser, no puede ser.Casas: Ya veremos, hombre.De La Vega: Que para el mundo no será así…***Nota Punto Crítico: el término «CAPÍTULO» se refiere a los Grados de «Obediencia» masónica:Se denomina masonería regular a aquellas logias y miembros reconocidos a nivel nacional, internacional y mundial, de acuerdo con los parámetros de regularidad (masonería o masónica) que confieren los Grandes Orientes. Es (masón) regular, quien ha sido iniciado en una logia y participa activamente en ella. Mientras que una logia regular es aquella que cumple con todas las constituciones y reglamentos tanto internos como externos; debe estar debidamente instalada y autorizada legalmente mediante una carta patente otorgada por una Potencia Masónica regular. Y se le llama Potencia Masónica regular a todo Gran Oriente, Capítulo independiente o Supremo Consejo, con autoridad reconocida y considerada dentro de la regularidad masónica. (Wikipedia)♦♦♦♦♦♦
«De acuerdo con esas fuentes, Francisco Navarrete hizo alusión a que, con la llegada de Pascual Sala a la presidencia del Tribunal Supremo, en noviembre de 1990, se recuperaron en el alto tribunal los símbolos masónicos. Comentó también que hasta el año 1940 todos los presidentes del Supremo han sido masones».
http://www.religionenlibertad.com/una-de-masones-29998.htm
«la revelación que hizo Fernando Ledesma, ministro de Justicia (1982-1986) en los primeros gobiernos de Felipe González, que tanto él como Pascual Sala compartían la común pertenencia a la masonería. Esa revelación –difundida por “El Confidencial Digital” de José Apezarena- se hizo en los brindis, al final de una comida celebrada discretamente en una sala reservada del Casino de Madrid el 18 de mayo pasado, con asistencia de una centenar de personas convocadas de manera personal, en homenaje a Pascual Sala, próximo a jubilarse como presidente del Tribunal Constitucional».
«a la comida sí asistió algún masón manifiesto, como el asturiano Álvaro Cuesta, ex diputado nacional por el PSOE». «Tras la defunción de Enrique, he reflexionado mucho sobre su trayectoria político-religiosa, y he llegado a la conclusión que se hizo masón, en aquel entorno de Fernando Ledesma, que tuvo como jefa del gabinete del ministro a María Teresa Fernández de la Vega, de cuya pertenencia masónica yo tengo pocas dudas, aunque naturalmente ninguna certeza absoluta. Son la dificultades con las que tropieza todo aquel que desea saber algo de los entresijos de esta sociedad opaca. Por consiguiente, los desmentidos de Pascual Sala y Fernando Ledesma no me dejan muy convencido».
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ORDEN DE MALTA
La Soberana Orden militar y hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, más conocida como la Orden de Malta, es una orden religiosa católica fundada en Jerusalén en el siglo XI por comerciantes amalfitanos. Nació dentro del marco de las cruzadas y desde un principio, junto a su actividad hospitalaria, desarrolló acciones militares contra los ejércitos musulmanes (inicialmente árabes, y más tarde también turcos). En la actualidad es reconocida internacionalmente por las naciones como un sujeto de Derecho internacional. Su sede central, que ha cambiado de sitio en varias ocasiones, se encuentra en la ciudad de Roma, Italia, en la Via dei Condotti, cerca de la Plaza de España. Ese edificio y el Palacio del Aventino, que funciona como su embajada ante la Santa Sede e Italia, tienen estatuto de extraterritorialidad.
Es una organización, que muchos consideran la más alta masonería, en la que está reservado para la nobleza de sangre el primer y segundo grupos de la Tercera clase, es decir los caballeros de honor y devoción y los Caballeros de gracia y devoción. Nobleza de sangre que posee el líder de Legal Sol, Erik Sanz de Bremond, como cabe desprender de la propia nota de sociedad de la edición del periódico ABC de 13 de julio de 1992, que reproducimos para descarga a continuación.
Integran la Orden personas físicas y jurídicas. La componen más de 13.000 caballeros y damas y aproximadamente unos 80.000 voluntarios.
Las personas físicas se dividen en tres clases de miembros:
- La Primera clase está compuesta por profesos de votos religiosos de obediencia, castidad y pobreza, quienes son religiosos para todos los efectos del derecho canónico, pero no están obligados a la vida en común. Está compuesta por los caballeros de justicia (entre quienes se escoge el Gran maestre) y por los capellanes conventuales.
- La Segunda clase, cuyos integrantes han jurado tender a la perfección de la vida cristiana, conforme a los deberes del propio estado, según el espíritu de la Orden. Está compuesta por los caballeros y damas de honor y devoción en obediencia, de gracia y devoción en obediencia y de gracia magistral en obediencia.
- La Tercera clase, cuyos miembros no emiten votos religiosos ni promesa. Está compuesta por los caballeros y damas de honor y devoción, los caballeros y damas de gracia y devoción, los capellanes conventuales «ad honorem» o de honor, los capellanes magistrales, los caballeros y damas de gracia magistral y los donados de devoción.
Las personas jurídicas de la Orden son el Gran maestre, los Grandes prioratos y prioratos, los subprioratos y las Asociaciones nacionales.
El Gran maestre, con el voto deliberativo del Soberano Consejo, puede conferir personalidad jurídica a otros entes.
Los entes de la Orden que lo consideren útil pueden, con el consentimiento del Gran maestre y tras escuchar las recomendaciones del Consejo Jurídico de la Orden, adquirir a su vez la personalidad jurídica en las Naciones en que estén constituidos.
Admisión en la Orden de Malta
Junto a la nobleza tradicional, se acepta hoy en la Orden a las personas dotadas de nobleza personal, basada en una ejemplar vida cristiana y méritos hacia la Orden. Es incorrecta la idea de que el Gran maestre ejercita sobre ellos un ius nobilitandi al recibirles en la Orden, pues no se trata de un ennoblecimiento de la persona con carácter hereditario, sino meramente un reconocimiento de la nobleza personal sin otra repercusión más allá de la persona que recibe la gracia.
El Gran maestre ejerce el ius nobilitandi en las raras ocasiones en las que crea títulos o ennoblece con carácter hereditario. Antiguamente a la nobleza de sangre se le reservaba la Primera clase o caballeros de justicia, pero las actuales constituciones no exigen ese requisito. Sí está reservado para la nobleza de sangre el primer y segundo grupos de la Tercera clase, es decir los caballeros de honor y devoción y los Caballeros de gracia y devoción.
Solo por invitación es posible convertirse en miembro de la Orden. Los voluntarios (unos 80.000), por el contrario, son siempre bienvenidos”.
Son miembros del Gobierno de Malta el Gran Maestre, el Gran Comendador, el Gran Canciller, el Gran Hospitalario y el Recibidor del Común Tesoro. Sus órganos de gobierno son el Consejo Pleno de Estado, Capítulo General, el Soberano Consejo, el Consejo de Gobierno, el Tribunal de Cuentas, el Consejo para las Comunicaciones, el Consejo Jurídico, los Tribunales Magistrales y la Abogacía del Estado.
En la actualidad, la Orden sostiene relaciones diplomáticas con 107 países en los cinco continentes.
https://es.wikipedia.org/wiki/Orden_de_Malta
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ORÍGENES DE LA MASONERÍA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA
El primer masón nacido en Estados Unidos fue Jonathan Belcher, natural de Boston, donde viera la luz el 8 de enero de 1681. Durante una estancia en Londres, Belcher se afilió a una logia masónica (1704). Fue gobernador colonial de Massachussetts y New Hampshire. Con el paso del tiempo, otros masones debieron emigrar a Norteamérica. Massachusstts y Pennsilvania en 1730 disponían de logias masónicas.El primer masón conocido en la historia de Estados Unidos fue John Skene. Había ingresado en la Logia número 1 de Aberden, Escocia, en 1682. Ese mismo año emigró a Norteamérica, instalándose en Burlington, estado de Nueva Jersey, del que llegaría a ser vicegobernador en 1685 y hasta su muerte en 1690.
Henry Price es llamado a veces el «padre de la masonería norteamericana». Nació en Londres alrededor del año 1697, y emigró a Norteamérica en 1723. Visitando Londres en 1730, fue incluido en la logia nº 75 que se reunía en el café del Arco Iris (Rainbow Coffee House) y en abril de 1733, fue nombrado por la Gran Logia inglesa Gran Maestre Provincial de Nueva Inglaterra, autoridad que al año siguiente le sería extendida a toda Norteamérica. Murió en mayo de 1780.
El 23 de septiembre de 1743, Thomas Oxnard fue nombrado Gran Maestre de Norteamérica por Lord Ward, Gran Maestre de la Gran Logia de Inglaterra. Oxnard se había hecho miembro de la logia 1 de Boston el 27 de enero de 1736.
Quien quiera estudiar la historia de la masonería en las colonias norteamericanas durante la Guerra de la Independencia se encontrará con el obstáculo de no disponer apenas de documentos originales. A pesar de ello hay un considerable número de escritores masónicos empeñados en atribuir a la masonería un relevante protagonismo en la guerra de la Independencia y convertir a los principales dirigentes de la contienda en afiliados a alguna logia. Afirman, entre otras cosas, que la famosa «reunión de té» de Boston se fraguó en la logia de San Andrés; que todos los generales de George Washington eran masones y que los firmantes de la Declaración de Independencia también lo eran, así como todos los que firmaron la Constitución de Estados Unidos a excepción de uno. Pero ninguna de estas aseveraciones es correcta.
Las «minutas» de la Logia de San Andrés respecto a la reunión que había de tener lugar la misma tarde en que se celebró la sesión de té de Boston, todavía se conservan, y puede advertirse que, al no haber aquel día quórum en la Logia, la reunión hubo de aplazarse.
Por su parte, George Washington era masón, pero no todos sus generales, pues de las investigaciones practicadas se deduce que de estos 74 generales, 33 pertenecían a la masonería y, quizá, 15 más. De los 26 restantes no hay prueba alguna.
56 firmas figuran al pie de la Declaración de Independencia. 9 de ellas correspondían con toda seguridad a masones y respecto a otras 23 las pruebas son dudosas. Los 9 masones son: William Ellery, de Rhode Island; Benjamin Franklin, de Pennsilvania; John Hancock, de Massachussets; Joseph Hewes, de Carolina del Norte; William Hooper, de Carolina del Norte; Robert Treat Paine, de Massachussetts; Richard Stockton, de Nueva Jersey; George Walton, de Georgia y William Vhipple, de Nueva Hampshire.
39 firmas hay en la Constitución de Estados Unidos. De ellas, existen suficientes pruebas de que 13 firmantes eran masones y posiblemente otros 7, pero de los demás firmantes carecemos de testimonios concluyentes sobre su afiliación. Los 13 masones firmantes son: Gunning Bedford jr., de Delaware; John Blair, de Virginia; David Brearely, de New Jersey; Jacob Broom, de Delaware; Daniel Carroll, de Maryland; Honathan Dayton, de Nueva Jersey; John Dickinson, de Delaware; Benjamin Franklin, de Pennsilvania; Nicholas Gilman, de New Hampshire; Rufus King, de Massachussetts; James McHenry, de Maryland; William Paterson, de Nueva Jersey, y George Washington, de Virginia, que ingresó en la masonería el año 1753.
Uno de los primeros ideólogos de la constitución fue el masón Edmund Randolph, miembro de la Logia Williamsburg, que se había convertido durante la guerra en el Ayudante de Campo del propio George Washington; con el tiempo, Gobernador de Virginia y Gran Maestre de la Gran Logia de Virginia. Igualmente, John Hancock había sido uno de los firmantes de la Declaración de Independencia de 1776. Nacido el 23 de enero de 1737 en Braintree, Massachusetts, hijo de un reverendo, en 1762 ingresó en la conocida Logia de San Andrés. En 1766, John fue elegido representante de la cámara de Massachusetts. Samuel Adams le introdujo en política y fueron colaboradores inseparables. Hancock fue el presidente del Congreso en los momentos más difíciles de la Revolución. Falleció el 8 de octubre de 1793. Por su parte, el masón Richard Stockton estudió derecho, convirtiéndose en un prestigioso abogado. Muy amigo de George Washington, fue nombrado Presidente del Tribunal Supremo de Nueva Jersey. Capturado por los ingleses, tuvo que sufrir prisión y en 1777 fue intercambiado por otros prisioneros ingleses. Murió el 28 de febrero.
Después de lo expuesto ¿se puede hablar de la influencia de la masonería en la Guerra de Independencia?, ¿Conspiraron los masones para provocar la guerra?
La influencia de la masonería en algunos casos ha sido exagerada. Para muchos historiadores, el papel de la masonería en el Motín del té de Boston no habría sido determinante. Uno de los mayores ideólogos de la revolución, el inglés Thomas Paine, no era masón. Los líderes de la mayoría de las grandes logias en América eran leales al rey. De los siete Grandes Maestres de provincias, cinco apoyaron al rey. Varios masones muy conocidos, como Joseph Galloway, se unieron al ejército británico. Otro masón muy popular, William Johnson, que inició al primer indio americano masón, Joseph Brant, se mantuvo leal a los británicos.
La fundación de los Estados Unidos de Norteamérica fue mucho más que el resultado de una victoria militar contra los ingleses, fue ante todo el triunfo de una ideología diferente. Los padres de la nación tomaron sus ideas de los filósofos del momento, pero también fueron influidos por las ideas de la masonería. El lema de la igualdad, libertad y fraternidad, también la separación de religión y Estado, la plena tolerancia religiosa o el concepto individualista. Pero también la influencia cristiana en muchos de los ideales del nuevo Estado es evidente; la idea de fraternidad es claramente cristiana, también la idea de libertad, por la que muchos abandonaron sus países para practicar libremente su religión. En cierto sentido fue una amalgama de todas ellas.
En Norteamérica hay constancia de logias organizadas en el periodo de 1730 a 1740 en las colonias americanas. La primera noticia data de 1730 cuando Benjamín Franklin publicó un artículo en The Pensilvania Gazzete dando cuenta de la instalación de la masonería en la colonia. De hecho Franklin ingresó en la Logia Sant John de Filadelfia en 1731 y llegaría a convertirse en Gran Maestre durante muchos años. Poco después publicaría como impresor las Constituciones de Anderson.
Respecto a la primera logia de carácter militar de la que hay noticia, fue creada en 1732 por el 1º Regimiento de Infantería, conocido también como los Escoceses Reales. En 1755 la masonería ya se había extendido por el ejército británico y existían veintinueve logias. Algunos miembros del alto mando pertenecían a distintas logias, como es el caso del general Sir John Ligonier y el duque de Cumberland. Uno de los subalternos de Ligonier, el futuro lord Jeffrey Amherst, se convertiría en uno de los miembros más destacados de la masonería. Amherst pertenecía al 1º Regimiento de Guardias de Infantería con el cargo de Ayudante de Campo.
Durante la Guerra de la Independencia todos los regimientos británicos disponían de una logia masónica incorporada a ellos, y había asimismo logias militares agregadas a algunos regimientos del ejército colonial. La más famosa de estas últimas era la Logia de la Unión Norteamericana, que se reunía de vez en cuando y, sobre todo, para festejar los días de San Juan.
Al terminar la guerra, se crearon logias y se estipuló como regla que sólo habría una Gran Logia por cada estado y que ninguna podría promulgar el privilegio de fundar una logia en un estado o zona donde ya hubiese funcionando una Gran Logia. Principio calificado como «doctrina de jurisdicción exclusiva».
Tras la guerra George Washinton fue nombrado Presidente en el año 1789 (y reelegido en las presidenciales de 1792) y John Adams su Vicepresidente. La ceremonia de poderes, que se celebró el 30 de abril de ese mismo año, fue marcadamente masónica. El juramento fue tomado por Robert Livingston, Gran Maestre de la Gran Logia de Nueva York. La ceremonia fue dirigida por el también masón, general Jacob Morton. Al candidato le escoltó el general Morgan Lewis, que también era masón. Washington juró la Constitución sobre la Biblia de la Logia nº 1 de San Juan de Nueva York.
Las Grandes Logias creadas en las 13 primeras colonias se fundaron en las fechas siguientes: Virginia, 13-X-1778. Carolina del Sur, 27-XII-1783. Pennsilvania, 25-IX-1786. Georgia, 25-XII-1786. Nueva Jersey, 18-XII-1786. Maryland, 19-IV-1787. Nueva York, 6-VI-1787. Carolina del Norte, 12-XII-1787. Connecticut, 8-VII-1789. Nueva Hampshire, 8-IV-1789. Rhode Island, 27-VI-1791. Massachussetts, 5-III-1792 y Vermot, 15-XII-1794.
A medida que los colonos avanzaban hacia el Oeste, los masones que se instalaban en las nuevas zonas solicitaban privilegio para crear logias. Las logias militares y civiles encontraron en las guerras indias una razón para colaborar juntas. Muchos de los soldados y oficiales recién llegados eran masones.
Las logias fueron verdaderos transmisores de ideas. La filosofía de Hume, Voltaire o Locke no hubiera llegado a tantos hombres sencillos de América si no hubiera sido por este tipo de logias. Muchos soldados no se hubieran convertido en defensores de las ideas ilustradas si no hubieran pertenecido a la masonería. Sin embargo, los hermanos de las logias tendrían que enfrentarse entre sí en la revolución americana y poner a prueba su fidelidad masónica y patriótica.
La masonería fue la primera organización que permitió la diversidad religiosa de sus miembros. Personas de todas las religiones, incluidos católicos y judíos, ingresaron en las filas de la hermandad. Muy tempranamente se permitió el ingreso de indios americanos y la creación de las primeras logias para gente de color. La primera logia formada por hombres de color fue la Prince Hall. Las logias de afroamericanos surgieron de las logias militares que combatían en la Guerra de la Independencia. Muchos de los soldados negros fueron aceptados en las logias militares. Uno de ellos, Prince Hall, formó la primera logia de hombres de color. Al parecer la logia nació en Barbados (Antillas) el 12 de septiembre de 1748. Algunos creen que llegó a Boston en 1765 procedente de África yl que fue liberado en 1770. Dicha logia de hombres de color fue autorizada como Logia Africana nº 1 por la Gran Logia de Inglaterra, en la ciudad de Boston el 29 de abril de 1787. A esta logia se le permitió establecer otras y se convirtió en logia madre. Hubo algunos casos excepcionales de integración de hombres de color en logias de blancos, como la logia 116º de Nueva Jersey y algunas logias de Massachusetts y Nueva York.
Extractado de: Alphonse Cerza, “La Masonería en Estado Unidos”, en José A. Ferrer Benimeli (coor.), La Masonería, Historia 16, Extra IV- Noviembre 1977, pp. 88-94.
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IMAGEN DE PORTADA: Declaración de Independencia de 4 de julio de 1776. En el grupo central de la pintura, Thomas Jefferson, el autor principal de la Declaración, deposita el documento ante John Hancock, presidente del Congreso. Con él están los demás miembros de la comisión que creó el proyecto: John Adams, Roger Sherman, Robert Livingston, y Benjamin Franklin. Esta pintura fue encargada por el Congreso de los EE.UU. a John Trumbull (1756-1843) en 1817.
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