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CONSPIRANOIA
Por AUSAJ
Sabemos que el COVID 19 o «Virus de Wuhan» fue detectado por primera vez a finales del año 2019 en Wuhan.
Sabemos que en Wuhan hay uno de los muy escasos Laboratorios existentes en el mundo, el Instituto de Wuhan, especializado en los coronavirus de murciélagos.
Sabemos que en éste Laboratorio se almacenan coronavirus de murciélagos, entre ellos el Sars-CoV-2 que ha desatado la pandemia.
Sabemos, por el Premio Nobel de Medicina de 2008, Luc Montaigner, que «el virus no es natural».
Sabemos que en el Instituto de Wuhan, la doctora Shi Zhengli trabajaba en el desarrollo de un coronavirus para huéspedes humanos, lo cual nos lleva a la pregunta de ¿por qué alguien crearía un coronavirus que puede infectar a los humanos?
Sabemos que la proteína de la punta del nuevo coronavirus, que le permite ingresar al cuerpo humano, mostró la peculiaridad de ser igual a la del SARS.
Y, sabemos, que el Partido Comunista Chino violó las regulaciones internacionales de salud, como el Reglamento Sanitario Internacional (2005), generando con su incumplimiento la expansión del virus que ha originado la Pandemia Mundial en la que estamos inmersos.
Y sabemos que durante más de un año, el Partido Comunista Chino no permitió investigaciones sobre el «origen» del COVID 19.
También sabemos que no existe prueba alguna de que el virus «saliese» del Mercado de Wuhan.
Publicamos a continuación dos artículos muy recientes del periódico ABC, en los que se proporciona una buena información, a la vez que una opinión absolutamente gratuita y mendaz, como es la negación inmotivada de la posibilidad misma de que la enfermedad pandémica del COVID 19 se hubiere originado en el Laboratorio de Wuhan.
En nuestra opinión, esta inconsistencia de ABC tiene como explicación la necesidad de evitar la CENSURA y poder divulgar los HECHOS que exponen; han de negar la verdad, para poder exponer los Hechos Veraces.
Por otra parte, publicamos nuevamente el DOCUMENTAL de Joshua Philipp , «El origen del Coronavirus de Wuhan», con los Documentos Médicos en que se basan sus afirmaciones, estudios y publicaciones, recogidos y analizados por AUSAJ antes de publicarlo por primera vez, dando contenido y perspectiva al espectador crítico con los Hechos que en él se exponen.
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Tabla de contenidos
- 1 Los expertos de la OMS inspeccionan el «superlaboratorio» P4 de virus de Wuhan
- 2 Un documental sobre el origen del coronavirus asegura que el Partido Comunista Chino ocultó que es sintético y se filtró de un laboratorio
- 3 ♦♦♦♦♦
- 4 Los murciélagos detrás de la pandemia
- 5 ♦♦♦♦♦
- 6 Las dos teorías de que el coronavirus nació en un laboratorio ocultado por China y el médico de Boca que las avala
- 7 ♦♦♦♦♦
- 8 ♦♦♦♦♦
- 9 Coronavirus: un documental asegura que el Partido Comunista Chino ocultó que es sintético y se filtró de un laboratorio
- 10 ♦♦♦♦♦
Los expertos de la OMS inspeccionan el «superlaboratorio» P4 de virus de Wuhan
Por Pablo M. Díaz
ABC, 3-2-2021
En la inspección con más morbo de su investigación sobre el coronavirus, los expertos de la OMS han visitado este miércoles el Instituto de Virología de Wuhan. Enclavado en un polígono industrial a las afueras de la ciudad, alberga un «superlaboratorio» P4 con los virus más peligrosos del mundo. Este es el lugar al que Estados Unidos, durante la presidencia de Trump, ha estado acusando de ser el origen del coronavirus, donde sospecha que fue creado genéticamente o de donde se escapó. Pero, eso sí, sin pruebas.
Al margen de esta «teoría de la conspiración», que ha provocado un enconado enfrentamiento entre EE.UU. y China, se trata de un lugar de suma importancia para las pesquisas de los expertos de la OMS. Dirigido por la doctora Shi Zhengli, el P4 almacena coronavirus de murciélagos, entre ellos el que es similar en un 96,2 por ciento al Sars-CoV-2 que ha desatado la pandemia.
«Esperamos con ilusión tener un día muy productivo y preguntar todas las preguntas que haga falta», ha contestado desde su coche, con la ventanilla bajada, el virólogo estadounidense Peter Daszak. Entre las carreras ya habituales de los fotógrafos y cámaras con los guardias de seguridad, la caravana ha entrado en este enorme recinto.
Entre los jardines, y rodeado por una alambrada con cámaras de seguridad cada pocos metros, el laboratorio P4 se ubica en un moderno edificio de 3.000 metros cuadrados y unas cinco plantas de altura conectado en una de sus esquinas a una torre circular con ventanas tintadas. A tenor de la agencia France Presse, aquí se encuentra el mayor banco de virus de Asia, con 1.500 cepas y también otro laboratorio con un nivel inferior de seguridad (P3).
Con el cuatro como máximo, dichos códigos determinan las medidas de control a la hora de tratar con los virus más contagiosos, como el filtrado del aire y el agua, los trajes aislantes que deben vestir los investigadores y la gestión de los desechos materiales o biológicos con que trabajen, como las cobayas de sus experimentos. Tal y como cuenta su portal de internet, este laboratorio P4 es fruto de un acuerdo firmado entre China y Francia en 2004, tras la epidemia del SARS, para combatir nuevas enfermedades infecciosas. Con un presupuesto de 300 millones de yuanes (39 millones de euros) y el asesoramiento del Gobierno galo y la firma bioindustrial Institut Merieux, fue terminado en 2015, aprobado en 2016 e inaugurado en 2017 por el entonces primer ministro francés, Bernard Cazeneuve.
Operativo desde 2018, el P4 de Wuhan ha colaborado, entre otros, con el Centro Internacional de Investigación e Infecciones (CIRI) de Francia y el Laboratorio Nacional de Galveston en Texas, ya que EE.UU. también participó en su financiación. Además, tenía proyectos comunes con el Laboratorio de Microbiología de Canadá hasta que dos científicos chinos, Xiangguo Qiu y su marido Keding Cheng, fueron expulsados en julio de 2019 por un oscuro incidente que, según algunos medios de ese país, pudo estar relacionado con espionaje científico o incluso con un inquietante robo de muestras.
Con 37 grupos de investigación en disciplinas como la epidemiología, la virología molecular, la inmunología y la microbiología analítica de patógenos y agrícola y medioambiental, el Instituto de Wuhan está especializado en los coronavirus de murciélagos. Su subdirectora, la prestigiosa doctora Shi Zhengli, fue quien descubrió que el SARS, originado en 2002, procedía de murciélagos de una cueva de la provincia de Yunnan, cuyo coronavirus había mutado en las civetas que se comían en un mercado de Cantón (Guangdong), desde donde pasó al ser humano.
Con este antecedente y una coincidencia del 96,2 por ciento del nuevo coronavirus con otro de murciélago también hallado por Shi Zhengli en Yunnan en 2012, todas las miradas se posaron sobre el mercado de Huanan en Wuhan, donde se cocinaban especies salvajes, cuando estalló esta nueva epidemia en China. Como la mayoría de los primeros casos diagnosticados estaban ligados a dicha lonja, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la comunidad científica internacional dan por buena dicha hipótesis debido al riesgo de mutación de virus que entraña tal concentración de especies en pésimas condiciones higiénicas. Por eso, el mercado de Huanan fue cerrado el 1 de enero del año pasado y desinfectado. Pero un estudio de investigadores chinos en «The Lancet» ya señalaba en enero que el primer paciente del coronavirus enfermó el 1 de diciembre y no tenía ninguna relación con ese mercado. Y no solo él porque, de los primeros 41 casos, 13 no tenían vínculos con Huanan, un número demasiado elevado. La cuestión es saber cómo el coronavirus, que se sospecha que procede de los murciélagos, llegó al mercado de Huanan, donde no se vendía dicho animal.
Por la falta de respuesta a dicha pregunta, enseguida surgieron teorías de la conspiración que apuntaban al laboratorio P4, que las ha negado tajantemente. Aunque su subdirectora, Shi Zhengli, reconoció en marzo a la revista «Scientific American» que al principio incluso ella temió que el coronavirus se hubiera «escapado» de allí, asegura que ninguna de sus secuencias genómicas coincide con las muestras que ella tiene almacenadas. «Lo juro por mi vida, no tiene nada que ver con el laboratorio», anunciaba en la red social WeChat la doctora, que culpaba del coronavirus a los «malos hábitos alimentarios de la gente», ya que se sospecha que pudo mutar en un pangolín, una especie protegida con la que se trafica en China.
Aunque los más prestigiosos virólogos internacionales, como W. Ian Lipkin y el español Luis Enjuanes, creen que el coronavirus es natural y no ha salido de un laboratorio, Trump azuzó sin pruebas esta «teoría de la conspiración», seguramente para desviar la atención de su errática gestión de la pandemia. Antes de dejar la presidencia, incluso aseguró que algunos investigadores del Instituto de Virología habían caído enfermos antes del estallido de la epidemia, pero otra vez sin aportar ninguna evidencia.
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La OMS califica de «poco creíble» la tesis de que el coronavirus se escapó de un laboratorio
Los expertos visitaron el laboratorio de categoría 4, que puede albergar a cepas muy peligrosas como la del virus del ébola
Por María Teresa benítez de Lugo
ABC, 5-2-2021
El jefe del equipo de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se encuentran actualmente en Wuhan (China) investigando sobre el origen del coronavirus SARS-CoV-2, Peter Ben Embarek, calificó ayer de «poco probable» la teoría de que el patógeno se «escapó de un laboratorio».
«Si comenzamos una caza de brujas por un lado y por otro no llegaremos a ninguna parte», afirmó ayer a la agencia de prensa Agence France Presse (AFP). El equipo, liderado por Ben Embarek, acudió ayer al Instituto de Virología de Wuhan, acusado por el ex-presidente norteamericano Donald Trump de haber dejado «escapar accidentalmente el virus».
Los expertos de la OMS, visitaron el laboratorio de categoría 4, que puede albergar a cepas muy peligrosas como la del virus ébola. De acuerdo con Ben Embarek, las discusiones con sus interlocutores chinos han sido «francas» y «útiles» para comprender su posición y «las afirmaciones publicadas en la prensa».
«Todas las conjeturas sobre la hipótesis de que el virus se escapó de un laboratorio de Wuhan serían escenarios excelentes para una película o para una serie de televisión», estimó el responsable de la misión de la OMS en China. Ben Embarek, prometió que se atendría a la ciencia y a la realidad para sacar una conclusión definitiva sobre el origen de la pandemia.
Este instituto estatal de Wuhan, ciudad china donde se detectó por primera vez el virus a finales de 2019, tiene la colección mayor de cepas de virus de Asia, unas 1500 especies diferentes. Los científicos que trabajan en este centro estudian diferentes tipos de patógenos para poder reaccionar con rapidez en caso de brote infeccioso.
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«El origen del Coronavirus de Wuhan»,
Documental de Joshua Philipp
La primera película documental sobre el origen del virus CCP, rastreando el origen del Wuhan Coronavirus. El virus del CCP, que se originó en China, ha arrascado por todo el mundo y ha causado más de 80,000 muertes, infectando al menos 1.4 millones. El verdadero número de muertes e infecciones es desconocido debido a la falta de informes de casos de China continental. En este nuevo documental presentado por The Epoch Times y NTD, el reportero investigador de Epoch Times Joshua Philipp echa un vistazo a fondo la progresión de la pandemia de enero a abril y nos lleva a un viaje de descubrimiento para traer la verdad detrás del asunto a Luz. Desde el mercado de mariscos de Huanan en la provincia de Hubei hasta los escándalos en el Instituto de Virología de Wuhan, desde experimentos de larga duración sobre virus hasta adquisiciones militares, surgen actividades sospechosas de cada rincón. A través de investigaciones vigorosas y la reagrupación de información oculta, el documental desenterrará una comprensión más completa de la situación que rodea el surgimiento de esta pandemia. Las sospechas descubiertas de informes oficiales e información disponible públicamente también brotaron más preguntas, lo que condujo a sorprendentes hallazgos e investigaciones. #CCPvirus #Wuhan #Coronavirus
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REFERENCIAS CIENTIFICAS DEL DOCUMENTAL DE JOSHUA PRHILIPP MIN 4:00 : Revista «Science». Artículo:» Wuhan Seafood market may not be source of nobel virus spreading globally.» Fecha :24 de enero 2020. Hecho por: Jon Cohen *** MIN 4:08: (El articulo anterior cita este estudio) *** MIN 10:00 *** MIN 11:44 *** MIN 15:15 Articulo: «Chinese laboratory that first shared coronavirus genome with world ordered to close for «rectification», hidering its Covid19 research» Publicado en: South China Morning Post Fecha: 28 de Febrero *** MIN 16:07 *** MIN 20:38 confer variable susceptibility to Sars-Cov entry» *** MIN 23:15 *** MIN 23:39 spike protein to hiv-1 gp120 and gag» *** MIN 29:00 (Habla de que el origen del virus podia venir de un murcielago) |
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ENTREVISTA A LUC MONTAGNIER, PREMIO NOBEL DE MEDICINA EN 2008
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Según un nuevo documental que indagó en el origen del nuevo coronavirus, que al 11 de abril había causado casi 1.800.000 casos de COVID-19 en el mundo, con casi 110.000 muertes, es improbable que la causa de la pandemia que ha detenido el planeta se halle en el mercado de animales de Wuhan, como ha insistido en presentar el gobierno de China. En el trabajo, que puede verse completo en el canal de YouTube Crossroads del periódico The Epoch Times, el periodista Joshua Philipp trazó un camino alternativo que conduce al laboratorio de bioseguridad nivel 4 del Instituto de Virología de esa ciudad, donde, como agravante, el SARS-CoV-2 podría haber sido un diseño o recombinación de fragmentos de distintos virus para facilitar su ingreso a los humanos, parte del estudio que realiza la científica Shi Zhengli.
Según Philipp, quien “escribe sobre subversión, guerra sin restricciones y el espionaje manifiesto de China”, según su perfil de Twitter, antes de que saliera del mercado —donde por otra parte no se venden murciélagos, presunto portador primero del coronavirus— el virus tendría que haber entrado allí, ya que hay pruebas científicas, desde el comienzo de los contagios, de que existieron casos que no se vinculan con ese lugar, además de distintas manifestaciones del intento de Beijing por controlar la narrativa de la trayectoria del COVID-19.
Como parte de una investigación para el periódico que se publica en varios idiomas, fundado por John Tang y otros ciudadanos estadounidenses de ascendencia china vinculados al movimiento espiritual Falun Gong y bloqueado en China continental, Philipp comenzó por rastrear la primera comunicación oficial, un documento del 30 de diciembre de 2019 de la Comisión Nacional de Salud, que hablaba de “ocurrencias sucesivas de casos de neumonía de origen desconocido” y solicitaba a los centros de salud que denunciasen casos similares. Al día siguiente se mencionó el Mercado de Huanan, en Wuhan, que el 1 de enero de 2020 fue clausurado, mientras otro documento gubernamental hablaba de “pruebas evidentes de transmisión entre humanos”.
Tras la desinfección del lugar, algo que en El origen del coronavirus de Wuhan Philipp comparó con “la destrucción de la escena del crimen”, el Instituto de Virología del Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades de China (CCDC) anunció que “33 de las 585 muestras ambientales del Mercado de Huahan revelaron contenidos del ácido nucleico del nuevo coronavirus, y que el virus fue exitosamente aislado, lo cual sugiere que el virus se originó en animales salvajes que se vendían en el mercado”.
Eso equivalió a la conclusión oficial del Partido Comunista Chino (PCC): el virus comenzó en un centro de venta de vida silvestre para el consumo humano.
Días después un artículo de Science desafió esa hipótesis: “El mercado de animales de Wuhan podría no haber sido la fuente del nuevo coronavirus que se disemina globalmente”. El texto citó un estudio publicado en The Lancet, en el cual se analizaban 41 casos de COVID-19 atendidos en el hospital Jin Yin-tan, el primero de la ciudad destinado a esta enfermedad. Sean Lin, ex director de la rama de virus del Instituto Militar de Investigaciones Walter Reed (WRAIR), interpretó el trabajo para el documental de Crossroads: “Tiene información importante, como que el comienzo de los síntomas en el primer paciente fue el 1 de diciembre y no tuvo relación con el Mercado de Huanan«.
Dijo el experto a Philipp: “El hallazgo principal es que en este estudio se contaron 41 pacientes y 14 de ellos resultaron no estar relacionados con el mercado de animales, lo cual representa más de un tercio. Y nadie vende murciélagos en el mercado de animales, además”. El estudio llevaba la firma, como autor principal, del vicedirector del hospital Jin Yin-tan, Chaolin Huang.
Otros trabajos posteriores realizados sobre más pacientes confirmaron lo mismo, como uno sobre 99 casos, «de los cuales 50 no tenían una historia de exposición al mercado de animales” —sintetizó el periodista—, o el análisis de Daniel Lucey, epidemiólogo de la Universidad de Georgetown, quien consideró que “si los datos eran precisos, el primera caso de infección por el virus sería de noviembre de 2019 dado el periodo de incubación; es decir que el virus tendría que haber llegado al mercado antes de haber salido”.
No obstante, “los criterios que emitió el hospital [donde se realizó esa primera comprobación] para determinar si un paciente tenía el nuevo coronavirus fueron: 1) una historia de contacto con el mercado de Huanan; 2) fiebre; 3) secuencia completa del genoma”.
Gordon Chang, experto de Asian Affairs, evaluó que en el contexto general “las cifras que recibimos de China sobre nuevas infecciones y muertes son simplemente muy sospechosas”. Agregó: «Sabemos que Beijing suprimió información sobre la epidemia durante seis semanas en diciembre y enero y luego, cuando oficialmente lo reconocieron, el 21 de enero, comenzaron una campaña de eliminación de información”.
El brigadier general Robert Spalding, ex director de estrategia del Consejo Nacional de Seguridad estadounidense (NSC) e investigador del Instituto Hudson, agregó que en 2003 él estuvo en China cuando fue el brote del síndrome respiratorio agudo grave (SARS), y que “la respuesta actual, en perspectiva con lo que vi entonces, es exactamente la misma”.
Tras terminar la primera parte del documental, “La historia del mercado de Wuhan”, la segunda, “La misteriosa secuencia genética”, analizó detalles científicos que indicarían que el virus no fue de transmisión natural de una especie a otra ni de origen espontáneo, sino sintético. El 11 de enero Zhang Yong Zhen, del Centro Clínico de Salud Pública de Shanghai, de la Universidad Fudan, publicó un análisis en Nature en el que notó que el causante de la neumonía atípica de Wuhan “se vincula mucho a los dos virus (CoVZC45 y CoVZXC21)«. El documental agregó que esos virus fueron hallados en murciélagos en Zhoushan como parte de una investigación del ejército chino en 2018.
El equipo de Zhang, en realidad, había aislado e identificado la secuencia completa del genoma el 5 de enero, y lo había comunicado a las autoridades. Solo ante el silencio gubernamental la publicó el 11 de enero en Nature. El laboratorio de Zhang fue cerrado poco después.
Para entonces numerosos investigadores internacionales habían utilizado la plataforma BLAST, del Instituto Nacional de Salud (NIH) de los Estados Unidos, y confirmaron esos hallazgos: el virus tenía un 88% de similitud con esas cepas de murciélagos, mientras que mostraba un 79% con el SARS y alrededor de un 50% con el causante del síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS). También se encontró que la proteína de la punta del nuevo coronavirus, que le permite ingresar al cuerpo humano, mostró la peculiaridad de ser igual a la del SARS.
“Es difícil ver una proteína que sea 100% idéntica cuando un virus pasa de una especie a otra”, interpretó el hallazgo Lin en Crossroads. “Eso puede sugerir que quizá el virus fue generado por un proceso de ingeniería inversa”. Con él coincidió Judy A. Mikovits, bióloga molecular y ex directora del Laboratorio de Mecanismos Antivirales del Instituto Nacional de Cáncer (NCI) de los Estados Unidos, quien agregó: “No es posible que sea una mutación natural. Casi con certeza es un evento de recombinación de laboratorio”.
Entonces, evaluó la investigación de The Epoch Times, el SARS-CoV-2 presentaba, por un lado, enorme similitud con dos coronavirus de murciélagos que no se habían pasado a los humanos, los CoVZC45 y CoVZXC21, y por otro lado, con el SARS, que causó una epidemia en humanos.
El Comité de Salud de la provincia de Hubei, de la cual Wuhan es la capital, ordenó: “Se debe destruir las muestras actuales del virus. Queda prohibida la publicación de información sobre las muestras, estudios y datos asociados”. Tras una Carta de Notificación Nº 3 de las autoridades sanitarias nacionales, “la comunidad científica china, antes activa, quedó en un silencio misterioso”, dijo Philipp.
La tercera parte del documental, “Los descubrimientos de la doctora Shi Zhengli”, propuso la posibilidad de que el SARS-CoV-2 sea un producto de laboratorio que por error se escapó de su ámbito de contención. Shi lleva años de investigación de murciélagos y coronavirus y es la persona que halló cómo pasan de otras especies —entre ellas, los murciélagos— a los humanos. Desde 2015 trabaja en el Instituto de Virología de Wuhan en el área de virus sintéticos y su laboratorio cuenta con los recursos para la manipulación de estos microorganismos, según Philipp.
El aislamiento de tres virus de murciélagos, “uno de los cuales tenía una proteína de punta que interactuaba con los receptores humanos de la [enzima convertidora de angiotensina] ECA”, causó polémica entre los científicos. Simon Wain-Hobson, del Instituto Pasteur de Francia, advirtió en Nature: “Si el nuevo virus se filtrara, nadie podría predecir su trayectoria”.
Según Mikovits, la investigación de Shi “prueba o apoya con fuerza la hipótesis de que no es posible que [el coronavirus causante del COVID-19] se haya generado en una transmisión zoonótica natural, sino que tuvo que provenir de un ambiente hospitalario, de laboratorio, casi con certeza las instalaciones de investigación con nivel de bioseguridad 4 en Wuhan”.
En 2018 Shi dio una conferencia sobre coronavirus de murciélagos e infecciones interespecies en la Universidad Jiao Tong de Shanghai; sin embargo, “los registros se borraron del sitio web” de la institución, halló Philipp al buscarlos. Quería analizar otro elemento llamativo que, tras el brote de Wuhan, un grupo de investigadores de la India encontró en el SARS-CoV-2.
Los científicos publicaron un estudio preliminar sobre la proteína de punta del nuevo coronavirus y hallaron “cuatro secuencias insertadas que no estaban en el SARS” original, sino que provenían del virus de la inmunodeficiencia humana, VIH. “Shi los desacreditó”, siguió el documental. Pero no ofreció una negativa oficial a la afirmación de que el microorganismo causante del COVID-19 pareciera tener fragmentos de material que vive en murciélagos y fragmentos de material que vive en humanos.
“Trabajan en el desarrollo de un coronavirus para huéspedes humanos, lo cual nos lleva a la pregunta de por qué alguien crearía un coronavirus que puede infectar a los humanos”, planteó Spalding. “¿Cuál sería el propósito de esa investigación? ¿Es para un arma? ¿Es para luego vender una vacuna de la cual ser los únicos beneficiarios?”
La penúltima parte del documental, “El secreto del laboratorio P4 de Wuhan”, analizó que tras el aislamiento de Wuhan el 23 de enero Shi publicó en Nature un artículo que apuntó a una fuente natural del coronavirus, los murciélagos, en consonancia con la versión de las autoridades chinas sobre el mercado donde se vendían animales salvajes para gastronomía.
“Al mismo tiempo las autoridades restringieron el acceso a todas las muertas del virus, lo cual impidió que los expertos internacionales se unieran a la investigación, y usaron la televisión nacional para calumniar a los médicos, como Li Wenliang, quien reveló el brote, por difamar rumores”, recordó Philipp al médico que murió por COVID-19. Y diferencia de otros episodios de contención de otros virus en los años recientes, el Instituto de Virología de Wuhan no participó en los esfuerzos.
El periodista destacó que, mientras varios científicos “denunciaban, con su nombre real, que el [mal] control de peligro del laboratorio de Shi Zhengli podría haber hecho que el virus de Wuhan se filtrara”, la experta principal en armas bioquímicas de ejército chino, Chen Wei, asumía el control del laboratorio P4. También corrían rumores de que una investigadora del instituto había sido la paciente cero y había muerto, y el presidente Xi Jinping impulsó una ley de bioseguridad, asoció el documental.
En esos días también sucedió algo llamativo, señaló El origen del coronavirus de Wuhan: el Instituto de Virología solicitaba preventivamente una patente para el uso del remdesivir en el COVID-19. Uno de sus directores, hijo de un importante miembro del PCC, Jian Zemin, tiene intereses privados en una compañía farmacéutica, que encabeza otro hijo de la élite comunista.
Fue precisamente en los años del Jian en el poder que dos militares chinos publicaron un informe titulado “Guerra sin restricciones”, donde se discuten “estrategias para que una nación menos fuerte que otra pueda combatirla en el contexto de la guerra moderna”, resumió Philipp. Citó a uno de los autores, Qiao Liang: “Luego de la primera crisis del estrecho de Taiwán comprendimos que si había un combate directo entre las fuerzas ramadas de China y de los Estados Unidos, estaríamos en desventaja. En consecuencia, necesitábamos una nueva estrategia para ayudar a que nuestros militares torcieran el equilibrio de poder”.
Eso sería la guerra sin restricción, detalló el documental: “Podría estar asociado a lo militar, incluidos guerrillas, terrorismo y guerra bioquímica, o podría no ser militar, como el tráfico de droga, envenenamientos, destrucción ambiental y diseminación de virus informáticos”.
En su último tramo, “Enfrentar la pandemia”, el trabajo de Philipp analizó que «el impulso de propaganda, que ha escalado en las últimas semanas, apunta principalmente a desviar la culpa del manejo chapucero que el régimen chino hizo del del virus de Wuhan, sembrar el desacuerdo internacional y presentar la imagen de que el régimen ha contenido el brote”. Los mismos científicos chinos que revelaron información o hicieron denuncias se negaron a los pedidos de entrevista de The Epoch Times, lo cual se describe en la película como “una red gigante de censura del PCC arrojada sobre los virólogos del mundo”.
Ante las pruebas de que «el PCC violó las regulaciones internacionales de salud, los Estados Unidos y la comunidad internacional deben recuperar su sentido y tomar medidas”, concluyó El origen del coronavirus de Wuhan. “Cada vez que [el coronavirus] vuelva —porque va a volver, porque va a estar con nosotros permanentemente ahora, y va a regresar— cada persona que mate, cada persona a la que dañe, será directamente atribuible al PCC”, le cedió el cierre a Spalding, tras recordar que ya desde marzo distintas naciones han comenzado acciones legales y en organismos internacionales para exigir que China pague compensaciones por el daño multimillonario causado a las economías por el COVID-19.
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- El tipo A es el más cercano al que se encuentra en murciélagos y pangolines y tiene dos subgrupos
- Un subgrupo vinculado a Wuhan y el otro a Australia y los EE. UU.
- El tipo B se deriva del tipo A y se ha convertido en el más frecuente en Wuhan
- El tipo C es la ‘hija’ del tipo B y se ha registrado en Sydney
Por LOUISE AYLING PARA DAILY MAIL AUSTRALIA y JOE PINKSTONE PARA MAILONLINE
Los científicos han descubierto que Australia está bajo el control de dos cepas diferentes de coronavirus.
Los investigadores de la Universidad de Cambridge mapearon la historia genética de la infección de diciembre a marzo y encontraron tres variantes distintas, pero estrechamente relacionadas.
Mientras las autoridades australianas luchan por encontrar una cura para el virus original que se desarrolló a partir de animales, también luchan contra una mutación conocida como cepa C.
El tipo A es el más frecuente en Australia, sin embargo, el tipo C también se ha registrado en Sydney, según los expertos.
El análisis de las cepas mostró que el tipo A, el virus original que saltó a los humanos de los murciélagos a través de pangolines, no era el más común de China. En cambio, la zona cero de la pandemia fue golpeada principalmente por el tipo B, que estaba en circulación desde la víspera de Navidad.
El tipo B también fue la cepa dominante en gran parte del Reino Unido y Europa, pero no llegó a Australia.
El tipo C era una rama del tipo B, que mutaba de la cepa secundaria y se extendía a Europa y Australia a través de Singapur.
Los científicos creen que el virus, oficialmente llamado SARS-CoV-2, está constantemente mutando para vencer la resistencia del sistema inmune en diferentes poblaciones.
El trabajo publicado de los académicos, que ha sido analizado por colegas científicos, solo rastreó las muestras de 160 pacientes en todo el mundo, incluidos muchos de los primeros casos en Europa y los EE. UU.
Los métodos utilizados para rastrear la migración prehistórica de humanos antiguos se adaptaron para rastrear la propagación del virus SARS-CoV-2, que causa COVID-19.
El equipo ahora ha actualizado su análisis para incluir más de 1,000 casos de COVID-19 hasta finales de marzo para proporcionar una instantánea más clara. Todavía no ha sido revisado por pares.
La instantánea más pequeña, publicada en la revista PNAS , inicialmente sugirió que el tipo C era el más común en Europa.
Pero los datos ahora muestran que el tipo B se está propagando de manera más desenfrenada: todas menos una de las 31 muestras de SARS-CoV-2 tomadas de pacientes en Suiza pertenecían al segundo grupo.
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Los murciélagos detrás de la pandemia
Desde el Ébola hasta el Covid-19, muchos de los virus más mortales que han surgido en los últimos años tienen la misma fuente animal.
Hay buenas razones por las cuales los murciélagos transmiten tantos virus.
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Por un lado, un documental apunta que el Instituto de Virología de Wuhan creó el coronavirus para facilitar su ingreso en humanos y que el Partido Comunista Chino lo escondió. Por otro, un periódico británico sostiene que el virus se inició en el mismo laboratorio, pero por experimentos con murciélagos financiados por EEUU. El curioso testimonio de un médico del Xeneize.
12/04/2020
EL DOCUMENTAL QUE DICE QUE CHINA SINTENTIZÓ EL VIRUS Y LO OCULTÓ
Se trata de un nuevo documental llamado «El origen del coronavirus de Wuhan», que indagó sobre dónde se habría iniciado la infección y sostiene que es improbable que la causa de la pandemia se halle en el mercado de animales de la ciudad que le da nombre, como asegura el gobierno de China.
En el canal de YouTube Crossroads, del periódico internacional The Epoch Times, el periodista Joshua Philipp trazó un camino alternativo que conduce al laboratorio de bioseguridad nivel 4 del Instituto de Virología de Wuhan, donde, como agravante, el SARS-CoV-2 podría haber sido un diseño o recombinación de fragmentos de distintos virus para facilitar su ingreso a los humanos, parte del estudio que realiza la científica Shi Zhengli.
El argumento central de Philipp -que en Twitter se presenta como escritor «sobre subversión, guerra sin restricciones y el espionaje manifiesto de China” es que la Covid-19 antes de salir del mercado de Wuhan tendría que haber entrado allí, ya que hay pruebas científicas, según dice, desde el comienzo de los contagios, de que existieron casos que no se vinculan a ese lugar y distintas manifestaciones del supuesto intento de Beijing por controlar cómo se contó el camino del coronavirus.
Philipp rastreó la primera comunicación oficial, un documento del 30 de diciembre de 2019 de la Comisión Nacional de Salud, que hablaba de “ocurrencias sucesivas de casos de neumonía de origen desconocido” y solicitaba a los centros de salud que denunciasen casos similares. Al día siguiente se mencionó el Mercado de Huanan, en Wuhan, que el 1 de enero de 2020 fue clausurado, mientras otro documento gubernamental hablaba de “pruebas evidentes de transmisión entre humanos”.
Tras la desinfección del lugar, algo que en El origen del coronavirus de Wuhan Philipp comparó con “la destrucción de la escena del crimen”, el Instituto de Virología del Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades de China (CCDC) anunció que “33 de las 585 muestras ambientales del Mercado de Huahan revelaron contenidos del ácido nucleico del nuevo coronavirus». Ante eso, el Partido Comunista Chino (PCC) concluyó que el virus comenzó en un centro de venta de vida silvestre para el consumo humano.
Días después un artículo de Science con cita a un estudio publicado en The Lancet desafió esa hipótesis. Allí analizaron 41 casos de Covid-19 atendidos en el hospital Jin Yin-tan, el primero de la ciudad destinado a esta enfermedad. Sean Lin, ex director de la rama de virus del Instituto Militar de Investigaciones Walter Reed (WRAIR), interpretó el trabajo para el documental de Crossroads: “Tiene información importante, como que el comienzo de los síntomas en el primer paciente fue el 1 de diciembre y no tuvo relación con el Mercado de Huanan». Otros trabajos posteriores citados en el documental sostienen lo mismo.
La segunda del audiovisual, titulada “La misteriosa secuencia genética”, analizó detalles científicos que indicarían que el virus no fue de transmisión natural de una especie a otra ni de origen espontáneo, sino sintético. El 11 de enero Zhang Yong Zhen, del Centro Clínico de Salud Pública de Shanghai, de la Universidad Fudan, publicó un análisis en Nature en el que notó que el causante de la neumonía atípica de Wuhan “se vincula mucho a los dos virus (CoVZC45 y CoVZXC21)». El documental agregó que esos virus fueron hallados en murciélagos en Zhoushan como parte de una investigación del ejército chino en 2018.
El equipo de Zhang, en realidad, había aislado e identificado la secuencia completa del genoma el 5 de enero, y lo había comunicado a las autoridades. Solo ante el silencio gubernamental la publicó el 11 de enero en Nature. El laboratorio de Zhang fue cerrado poco después. Varios investigadores sostienen esos hallazgos: el virus tenía un 88% de similitud con esas cepas de murciélagos, mientras que mostraba un 79% con el SARS y alrededor de un 50% con el causante del síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS). También se encontró que la proteína de la punta del nuevo coronavirus, que le permite ingresar al cuerpo humano, mostró la peculiaridad de ser igual a la del SARS. “Es difícil ver una proteína que sea 100% idéntica cuando un virus pasa de una especie a otra”, interpretó el hallazgo Lin en Crossroads.
La tercera parte del documental, “Los descubrimientos de la doctora Shi Zhengli”, propuso la posibilidad de que el SARS-CoV-2 sea un producto de laboratorio que por error se escapó de su ámbito de contención.
EL DIARIO BRITÁNICO QUE APUNTA CONTRA EL MISMO LABORATORIO, PERO CON RECURSOS DE EEUU
Según el periódico de Reino Unido The Mail on Sunday, el Instituto de Virología de Wuhan sería el centro principal de una posible fuga de coronavirus, debido a que realizaba investigaciones sobre murciélagos de las cuevas chinas.
Ese laboratorio habría realizado estos experimentos financiado por una subvención de USD 3,7 millones del gobierno de los Estados Unidos, según la publicación. La secuenciación del genoma Covid-19 se remonta a los murciélagos encontrados en las cuevas de Yunnan, que al principio se pensó -y todavía es la versión oficial china- que se había transferido a los humanos en un mercado de animales en Wuhan.
Según mostró Clarín, el Instituto Wuhan enumera en su sitio web como socios a importantes instituciones académicas estadounidenses como la Universidad de Alabama, la Universidad del Norte de Texas, la Universidad de Harvard y la Federación Nacional de Vida Silvestre.
La versión del diario británico menciona que como parte de la investigación en el instituto, los científicos habría desarrollado un coronavirus en un laboratorio y lo inyectaron en lechones de tres días.
Según la versión no verificada de esa publicación, los científicos del instituto podrían haberse infectado después de haber sido rociados con sangre que contiene el virus, y luego pasarlo a la comunidad local, marca el The Mail on Sunday.
Tras mencionar varios testimonios científicos que contradicen esta teoría, el diario agrega que los resultados de la investigación financiada por los Estados Unidos en el Instituto Wuhan se publicaron en varias oportunidades, en 2017 y 2018.
EL MÉDICO DE BOCA QUE CREE QUE SE CONTAGIÓ CORONAVIRUS y APUNTA CONTRA CHINA
El reconocido profesional del club Xeneize Jorge Batista aseguró haber tenido síntomas propios de Covid-19, pero no ahora, sino que los padeció tras un viaje a China durante los primeros días de diciembre de 2019.
A través de una publicación en Instagram, el histórico doctor de Boca Juniors se mostró enojado con el país asiático por supuestamente haber «ocultado» la enfermdad y relató cómo fueron sus días posteriores al regresar a Argentina.
«Participé de un curso cadavérico en Shanghai los primeros días de diciembre en un hospital universitario. Regresé el 12 de diciembre con fiebre de 37.6, un dolor de garganta como nunca me acuerdo haber tenido y una reacción conjuntival en los ojos. Lo relacioné al estrés y al jet lag porque venía pasado de revoluciones», comenzó relatando Batista.
Y agregó: «Lo más probable es que haya tenido coronavirus!!! Asociando todo lo que pasó después!!!! Muy agradecido a los que lo ocultaron si esto es verdad!!!!!!».
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12/04/2020
La pandemia del coronavirus parece no tener freno. Inédita, inesperada, letal. Los números alarmantes marcan 1.800.000 personas contagiadas y unas 110.000 muertes al 11 de abril, desde aquel primer caso registrado en Wuhan, China.
Sin embargo, mientras el mundo se encuentra en cuarentena, en aislamiento para evitar la propagación mientras se encuentra la cura definitiva y se desarrolla una vacuna, proliferan las teorías sobre el surgimiento del coronavirus.
El periodista Joshua Philipp, del periódico The Epoch Times, trazó en el canal de YouTube Crossroads un camino alternativo que lleva al laboratorio de bioseguridad nivel 4 del Instituto de Virología de Wuhan, donde, como agravante, el SARS-CoV-2 podría haber sido un diseño o recombinación de fragmentos de distintos virus para facilitar su ingreso a los humanos, parte del estudio que realiza la científica Shi Zhengli.
Philipp señala en «El origen del coronavirus de Wuhan» dos puntos clave: primero, que hay pruebas científicas desde el comienzo de los contagios de que existieron casos que no se vinculan con ese lugar. Y por otro lado, la insistencia de Beijing por controlar la narrativa de la trayectoria del coronavirus.
El periodista se puso a rastrear la primera comunicación oficial sobre el tema, un documento del 30 de diciembre de 2019 de la Comisión Nacional de Salud, que hablaba de “sucesivos de casos de neumonía de origen desconocido” y pedía a los centros de salud que denunciasen casos similares.
Recién al día siguiente se mencionó el Mercado de Wuhan, que el 1° de enero de 2020 fue clausurado, mientras otro documento del gobierno mencionaba “pruebas evidentes de transmisión entre humanos”.
De allí a la evidente conclusión a la que arribaría el Partido Comunista Chino (PCC): el virus comenzó en un centro de venta de vida silvestre para el consumo humano.
En el documental que está en YouTube, Sean Lin, ex director de la rama de virus del Instituto Militar de Investigaciones Walter Reed (WRAIR), explica un estudio publicado en The Lancet: “El hallazgo principal es que en este estudio se contaron 41 pacientes y 14 de ellos resultaron no estar relacionados con el mercado de animales, lo cual representa más de un tercio. Y nadie vende murciélagos en el mercado de animales, además”.
A partir de otros relevamientos y porcentajes que mostraban cierta contradicción o al menos generaban dudas, Daniel Lucey, epidemiólogo de la Universidad de Georgetown, cuestionó: «Si los datos eran precisos, el primer caso de infección por el coronavirus sería de noviembre de 2019 dado el periodo de incubación; es decir que el virus tendría que haber llegado al mercado antes de haber salido”.
Gordon Chang, experto de Asian Affairs también alzó una voz inquisidora al régimen oficial: “Las cifras que recibimos de China sobre nuevas infecciones y muertes son simplemente muy sospechosas“.
Y sostuvo: “Sabemos que Beijing suprimió información sobre la epidemia durante seis semanas en diciembre y enero y luego, cuando oficialmente lo reconocieron, el 21 de enero, comenzaron una campaña de eliminación de información”.
El brigadier general Robert Spalding es ex director de estrategia del Consejo Nacional de Seguridad estadounidense (NSC) e investigador del Instituto Hudson.
“Es difícil ver una proteína que sea 100% idéntica cuando un virus pasa de una especie a otra. Eso puede sugerir que quizá el virus fue generado por un proceso de ingeniería inversa”, concluye.
Además señala que en 2003 él estuvo en China cuando fue el brote del síndrome respiratorio agudo grave (SARS), y que “la respuesta actual, en perspectiva con lo que vi entonces, es exactamente la misma”.
A esta teoría que de a poco cobra mayor interés adhiere Judy A. Mikovits, bióloga molecular y ex directora del Laboratorio de Mecanismos Antivirales del Instituto Nacional de Cáncer (NCI) de los Estados Unidos, que asegura: “No es posible que sea una mutación natural. Casi con certeza es un evento de recombinación de laboratorio”.
La investigación no hace más que generar más dudas sobre una teoría conspirativa que da vueltas y vueltas. Los especialistas se plantean el motivo de la creación de un virus tan poderoso como letal con el que tendremos que lidiar por mucho tiempo.
Es por ello que tampoco se descarta una posibilidad que deja helado y expectante al mundo: si el coronavirus fue o no creado con un claro objetivo: ser un arma letal.
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