ISABELGATE: El «ASUNTO» DÍAZ AYUSO Y LA DIRECTIVA DE ALERTADORES. «La (¿irreversible?) descomposición de lo público», por Rafael Jiménez Asensio.

ISABELGATE: EL «ASUNTO» DIAZ AYUSO

 

SUMINISTROS PARA LA PANDEMIA: LA PRESUNTA CORRUPCIÓN DE ISABEL DÍAZ AYUSO Y LA DIRECTIVA DE ALERTADORES

La DIRECTIVA (UE) 2019/1937 DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO de 23 de octubre de 2019 relativa a la protección de las personas que informen sobre infracciones del Derecho de la Unión, cuyo plazo de trasposición al derecho interno español finalizó el día 17 de diciembre de 2021, sin que hubiere sido traspuesta, resultando por ello directamente aplicable en España, exige la CONFIDENCIALIDAD DE LAS DENUNCIAS DE CORRUPCIÓN, a fin de evitar que los Alertadores sean represaliados por los Corruptos, a quienes han denunciado. Y esa es quizás la cuestión principal de la Directiva, poner a cubierto de las represalias a los denunciantes de corrupción.

 Y es este punto esencial el que se está destrozando con el «Caso Ayuso», llegando incluso a exigir que se identifique al denunciante inicial.

Por Jesús Díaz Formoso, 20 FEB 2022

Abogado

DÍAZ AYUSO
Isabel Díaz Ayuso con su hermano Tomás

 

La cara de la empatía, que tanto han agradecido tantos, Isabel Díaz Ayuso, técnica en Marketing y Presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM), acusada de Tráfico de Influencias, Malversación de Caudales Públicos y otros delitos conexos en la contratación de suministros de mascarillas para la CAM, adjudicado por el procedimiento de emergencia el 1 de abril de 2020.

Conforme a la escasa información disponible, y pese a los ríos de tinta que están manchando la verdad desde la prensa corrupta del Régimen del 78′, sabemos que el hermano de la Presidenta de la CAM habría contratado con la propia CAM, mediante persona interpuesta, la empresa Priviet Sportive, S. L., que estaría controlada por un amigo de la infancia de los hermanos Díaz Ayuso.

Dicha mercantil, Priviet Sportive, obtuvo la adjudicación del contrato público, tramitado por el procedimiento de urgencia, del Servicio de Salud de la CAM (Servicio Madrileño de Salud, que es el ente de derecho público encargado del sistema de prestaciones sanitarias en la Comunidad de Madrid), para el suministro de mascarillas, en un momento en que su adquisición resultaba especialmente urgente, y a unos precios muy inferiores a los que, entonces, marcaba un mercado lastrado por la escasez de este tipo de suministros. 

Mientras que, según el PP, la denuncia del Alertador (según nos cuentan, porque nosotros, el pueblo, los que pagamos todas las rondas corruptas, no sabemos más que lo que quieren decirnos) se refiere a unas comisiones por importe de 286.000 Euros, la Presidenta ha reducido la cantidad a 55.000 euros, que habría facturado a Priviet Sportive –y no a la CAM- el propio hermano de Isabel Díaz Ayuso, en concepto de «Gestión» (¿qué gestión?), negando su condición de comisionista, sin argumentos atendibles, solo cambiando una palabra por otra.

Pero lo que nos interesa son los Hechos, no las palabras. Las palabras de Ayuso fueron «La factura a Priviet Sportive no es una comisión por obtener el contrato de la Administración, sino el cobro de las gestiones realizadas para conseguir el material en China y su traslado a Madrid, que es distinto. Es una contraprestación por su trabajo, no una comisión por intermediación». 

Como acertadamente señala al respecto el periodista, Javier Chicote, en ABC, «Lo cierto es que los comisionistas -legales, por supuesto- obtienen un porcentaje a cambio de su trabajo, de las gestiones que realizan, por lo que no se entiende demasiado bien esa distinción que hace Ayuso«.

En efecto, como declara Pablo Casado en la COPE «mientras morían en España 700 personas al día se firmaba una venta de mascarillas contratando con tu hermana para recibir 300.000 euros de beneficios«. Escuchando las exculpaciones de Ayuso, parecería que, sustituyendo la palabra «comisión» por la palabra «gestión«, y rebajando a 55.000 los euros fundidos, ¿ya es admisible el presunto fraude y resulta inadmisible investigarlo?

En absoluto. Ha de investigarse, y todos debemos estar al resultado de la Investigación (que, en mi opinión, difícilmente podrá tener resultado incriminatorio para los hermanos Díaz Ayuso, si bien ello en nada obsta a que la investigación haya de ser sustanciada).

Por otra parte, y dejando al margen todo lo relativo a los Procedimientos de «Compliance« (conjunto de procedimientos y buenas prácticas adoptados por las organizaciones para identificar y clasificar los riesgos operativos y legales a los que se enfrentan y establecer mecanismos internos de prevención, gestión, control y reacción frente a los mismos) que, en muchos casos, ha dejado de ser una opción voluntaria para las organizaciones -públicas y privadas- y ha pasado a ser un requisito a integrar dentro de su estrategia y estructuras internas a fin de dar cumplimiento a los preceptos legales o protegerse ante situaciones de riesgo que pondrían en serios problemas la estabilidad y continuidad de la actividad de la organización, nos centraremos únicamente en la Protección legalmente establecida a favor de los «Denunciantes de Corrupción» (Alertadores o Whistleblowers).

Así, la DIRECTIVA (UE) 2019/1937 DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO de 23 de octubre de 2019 relativa a la protección de las personas que informen sobre infracciones del Derecho de la Unión, cuyo plazo para ser traspuesta al derecho interno español finalizó el día 17 de diciembre de 2021, sin que hubiere sido traspuesta, resulta por ello directamente aplicable en España. 

Y esta importante Directiva exige la CONFIDENCIALIDAD del Denunciante, a fin de evitar que sea represaliado por los presuntos Corruptos, a quienes ha denunciado. Y esa es quizás la cuestión principal de la Directiva, poner a cubierto de las represalias a los denunciantes de corrupción.

Y es este punto esencial el que está siendo destrozado con el «Caso Ayuso», y en especial, por la «exigencia», reiterada por la mayoría de los medios pro-Ayuso, de dar a conocer quien ha sido el denunciante inicial, que remitió a la sede del Partido Popular documentación de la cual sabemos (por haberlo afirmado el Presidente del PP, Sr. Casado, en el programa de radio -de máxima audiencia- conducido por Carlos Herrera) que contenía «datos fiscales y bancarios y se podía inferir que podría venir de una institución pública«.

El periodista, cumpliendo con su obligación, preguntó quien había remitido la denuncia anónima, y el Sr. Casado, cumpliendo con su propia obligación, se negó a identificar al Denunciante. 

Lo que no parece que haya sido observado por el PP, es el Plazo de 3 meses que instaura la Directiva para realizar la Investigación interna.

Por otra parte, conforme a la citada Directiva, y en relación con la obtención de la información remitida con su Denuncia por el anónimo Alertador (sin perjuicio de la protección prevista en el artículo 21, apartado 7, de la tan citada Directiva), cuando los denunciantes hayan cometido un delito, como la intrusión o la piratería informática, para obtener o acceder a la información o los documentos en cuestión, deben seguir siendo considerados penalmente responsables de conformidad con la legislación nacional aplicable.

El problema se agrava, en especial políticamente, cuando los Partidos Globalistas madrileños (PSM, MM y UP) denuncian estos hechos en la Fiscalía Anticorrupción

Mickey Mouse, el aprendiz de brujo (Fantasía)

Desde este momento, la Fiscalía -manejada con absoluta parcialidad y, acaso, delictivamente, por los partidos políticos que ostentan el Poder Ejecutivo Nacional, el «Complejo PsPSOE«-, se ha negado a investigar, a la vez que ha forzado que el mismo Tribunal Supremo se haya negado a investigar los indicios de gravísimos crímenes, que habrían sido perpetrados desde el poder con ocasión de la Pandemia de COVID 19, que podrían ir desde inmensos fraudes en las contrataciones públicas, hasta el Genocidio de nuestros mayores, cuyas muertes tuvieron como causa inmediata, no la pandemia, sino la Omisión del Deber de Socorro, por parte de las Autoridades y Funcionarios que ostentaban la Posición de Garante respecto a los mayores a quienes dejaron morir solos, encerrados en residencias y asilos, llevándolos a la muerte, conforme a numerosos indicios, por presunta Omisión delictiva. La muerte de nuestros mayores, de nuestras madres y padres, abandonados a su suerte, encerrados, aislados y sin medicación, solo sedados con morfina.

Es decir, el «Complejo PsPSOE», de lograr la caída de Pablo Casado, tendrá en sus manos al PP de Ayuso, a quien podrá, en el momento preciso, atacar utilizando la Fiscalía unida a la correspondiente campaña de acoso y derribo en sus medios corruptos (casi todos), bien pagados con nuestro sudor, ese que nos es confiscado en forma de Tributos, inconstitucionalmente, pues su destino no es el Interés General ni el pago de legítimas cargas públicas, sino el Interés Particular de los Corruptos y el pago de mordidas y otras corrupciones; algo habitual en esta España en que la CORRUPCIÓN INFORMATIVA con sus juicios mediáticos regidos por las leyes de la guerra por las audiencias -feroces linchamientos, en realidad-, ha sustituido al Poder Judicial en el enjuiciamiento político.

 

«en España hay 47 millones de jueces, que no admiten no tener razón. Que odian a quien opina diferente. Un país desquiciado, es lo que hemos obtenido de los Nuevos Partidos, todos ellos, como los de la Vieja Política, Partidos Partidarios de su Interés Mercenario»

 

Es el Populismo aplicado a la Justicia, en el que estamos inmersos. Es uno de los rasgos constitutivos de la Nueva Política; porque en España hay 47 millones de jueces, que no admiten no tener razón. Que odian a quien opina diferente. Un país desquiciado, es lo que hemos obtenido de los Nuevos Partidos, partidos partidarios de su interés mercenario.

Repasemos: El Asunto Ayuso entronca con el caso «Avalmadrid«, en el que la CAM no pudo ejecutar unos prestamos con avales, por importe de 400.000 Euros concedidos a la empresa de los padres de los hermanos Ayuso en 2011, pues los inmuebles que garantizaban la devolución del préstamo se perdieron. Dos de estos inmuebles serían sendos pisos que sus padres habrían donado (regalado) a Isabel y a Tomás Díaz Ayuso.

Los negocios familiares de los Díaz Ayuso con la Comunidad Autónoma presidida por Isabel son numerosos. La información que no está en los medios de manipulación social de derechas, si se puede encontrar en los de izquierdas: «Los otros contratos polémicos de la Comunidad de Madrid vinculados al hermano de Ayuso«; «La Consejería de Sanidad de Ayuso adjudicó un contrato de 925.000 euros, para la dotación de 25 respiradores fue adjudicado por la tramitación de emergencia el pasado 10 de enero y adjudicado a un socio de la madre de la presidenta«. Por ejemplo.

Vemos que los Alertadores juegan un importantísimo papel en la lucha contra la corrupción. O deberían. Porque la realidad es que durante estos dos años de gasto sin control en todas las administraciones públicas, de todos los colorines político-mediáticos, ha estado tan presente la corrupción, como ausentes los Alertadores. El «Asunto Ayuso» consolidará esta situación en la que las bases de los partidos políticos consienten cualquier corrupción en los suyos, bien porque se niegan a verla, bien porque viéndola, se benefician de ella; o esperan beneficiarse, evitando así cualquier investigación.

En definitiva, la DIRETIVA DE ALERTADORES, que no ha sido traspuesta al derecho interno español dentro del plazo debido, además de resultar por ello, directamente aplicable -en cuanto sus disposiciones incondicionales no precisen de desarrollo previo- comienza su andadura tarde y mal, como era más que previsible en un Estado, como el español, en que la Corrupción sustenta las principales partidas del PIB, instrumentalizando el «olvido» de ésta Directiva para disuadir a los Alertadores de Corrupción, ante la más que posible eventualidad de ser desveladas sus identidades y ser perseguidos por los poderosos corruptos a quienes se atrevan a denunciar.

La realidad es más tenebrosa. A lo largo de estos años de restricciones variadas -por lo demás, inconstitucionales- de nuestros Derechos y Libertades, han existido algunas constantes. Una de ellas es la denuncia de los gravísimos hechos presuntamente delictivos perpetrados por las Autoridades publicas en la adquisición de Material médico y sanitario destinado a la lucha contra la Pandemia. Denuncias que el Poder Judicial se ha negado a investigar por, dicen, carecer de indicios suficientes para incoar actuaciones judiciales penales.

No hay Alertadores que denuncien y proporcionen pruebas o indicios con sus denuncias. Nadie confía en la Justicia hasta el punto de jugarse sus medios de vida -quizás la vida misma- denunciando la corrupción de la que son testigos. No ha habido Alertadores a lo largo de éstos últimos dos años.

 

«Miles de millones dilapidó el ex Ábalos en lo peor de la pandemia, con empresas sospechosas, amigos luciferinos, tramposos por doquier, compras truchas, respiradores sin oxígeno, y aún no se ha visto ni una factura (José Alejandro Vara, Vozpopuli

 

La razón no es ajena al hecho de que no se les otorgue protección alguna, dejándolos desamparados ante los poderosos corruptos. Que son quienes nombran a los que nombran a los Jueces que les tendrán que juzgar. Los ciudadanos tenemos suficientes razones para desconfiar de la Justicia, estamos llenos de motivos para no confiar de ella.

El peor de los males para una sociedad es el no tener confianza en la administración de justicia (“Desgraciada la generación cuyos jueces merecen ser juzgados”, advierte el Talmud). Esa es la situación a la que nos venimos enfrentando, y que no hemos podido superar, pese a los mediáticos nuevos partidos, que solo han aportado más problemas y ninguna solución. Parece que esa sea, precisamente, su misión, aletargar sociedades condenándolas a la injusticia.

Es el fin, que ha llegado antes que el principio. Quizás porque todos los Principios han encontrado, hoy en nuestra España, asolada por la Corrupción, su Final.

***

P.S.: Al margen de toda otra cuestión, le deseo lo mejor a la Excma. Sra. Díaz Ayuso, cuya empatía ha devuelto la ilusión a tantos compatriotas. Le deseo mucha Suerte, ya que justicia, en esta España de hoy, no es seguro que encuentre; bueno, quizás ella si que «pueda».

No quiero finalizar esta nota sin, al menos, referirme a la extraordinaria similitud existente entre la ascensión a los altares del Presidente el Gobierno, Pedro Sánchez, aupado por su confrontación con la entonces candidata «oficial» del PSOE a la Presidencia del Gobierno español, Susana Díaz, y la que se anuncia ya, la elevación de Isabel Díaz Ayuso a los altares políticos, sobre los restos del hasta ahora candidato oficial del PP a la Presidencia del Gobierno español, Pablo Casado.

 

De aquél «Las rosas son rojas, la sangre es roja, y yo con Pedro«, al actual «El cielo es azul, el mar es azul, y yo con Isabel«, han pasado muy pocos años, los suficientes para olvidar el pasado reciente y no ver el futuro inmediato.

Porque si «Susana es a Pedro como Casado es a Isabel«, también es posible expresar la misma relación con la frase «Vox es al PP, como Podemos es al PSOE«.

 

De aquél «Las rosas son rojas, la sangre es roja, y yo con Pedro«, al actual «El cielo es azul, el mar es azul, y yo con Isabel«, han pasado muy pocos años, los suficientes para olvidar el pasado reciente y no ver el futuro inmediato. Porque si «Susana es a Pedro como Casado es a Isabel«, también es posible expresar la misma relación con la frase «Vox es al PP, como Podemos es al PSOE«.

No parece, pues, adivinación, sino planificación (desvelada por la incontinencia verbal del líder Podemita de la banda globalista que ha llevado el cinismo en la política hasta cotas nunca antes alcanzadas, Pablo Iglesias), la advertencia que en la Sesión de Control al Gobierno del 3 de junio de 2020 en el Congreso de los Diputados realizó el Globalista de Podemos, Pablo Iglesias, al Globalista del PP, Pablo Casado: «Usted nunca será Presidente del Gobierno«.

Bienvenidos a la Distopía de la mano del Régimen del 78′, o lo que es igual, de la mano del PPSOE y sus «confluencias». Nuevos Partidos, a los que que Gregorio Morán redefinió, de manera muy gráfica, como «Asociaciones con ánimo de lucro«.

***

PPS: He intentado comentar sobre la Directiva de Alertadores y su relación con la Denuncia anónima que dio lugar a que Isabel Díaz Ayuso fuese Investigada por su partido, el Partido Popular, lo que encuentro justificado por aplicación de esta Directiva.

No tiene posible justificación, evidentemente, el hecho de que tal investigación haya sido filtrada -y además, por el propio PP- a los medios, lo que entiendo presuntamente delictivo, además de inmoral y acreditativo de una nauseabunda perversión ética que, finalmente ha derivado en la desagradable estética que están reflejando estos últimos días los medios.

Sin embargo, todos mis intentos de encontrar la mención a esta Directiva en las noticias sobre el «Asunto Ayuso» en diversos Medios, resultaron infructuosos. Los comentarios desaparecieron de inmediato. Es este teatrillo mediático-político que nos embriaga con sus «Ruidos y Pasiones» (Macbeth), incapacitándonos para actuar en el «Mercado Político» como individuos Racionales y Libres.

Considero de la mayor importancia Garantizar la CONFIDENCIALIDAD del Denunciante de Corrupción y garantizar su indemnidad, y a tal fin, evitar el cuestionamiento, más en ausencia de información veraz al respecto, de los Denunciantes de Corrupción; quienes, en el momento oportuno, esto es, tras finalizar la preceptiva investigación con la motivada conclusión de no ser ciertos los hechos denunciados o de haber vulnerado los Denunciantes de Corrupción la Ley al acceder, sustraer o copiar la información aportada con su Denuncia, tendrán que responder, incluso ante la jurisdicción Penal, de sus actos, conforme a la propia Directiva, como ha quedado expuesto más atrás.

De hecho, la única referencia no explícita – incluso lejana- a la Directiva de Alertadores, que he encontrado en medios de derechas, ha sido ésta, solo para «iniciados», del Editorial de ABC, que merece la pena reseñar, pues no excluye de la necesaria investigación el «Asunto Ayuso», si bien recuerda otros asuntos en los que también resulta necesaria la Investigación, no producida hasta el momento (al contrario de lo sucedido en el «Asunto Ayuso», cuya Investigación sabemos que el PP inició):

Ley del embudo con la corrupción y transparencia

«Es cierto que algunos de los casos de enchufismo que está denunciando ABC no adquieren la notoriedad política de la crisis que afecta al liderazgo del PP. Pero eso no oculta que son casos reales. El modo en que el marido de Nadia Calviño se ha visto favorecido con ayudas europeas, la imputación de Ada Colau por regar con dinero público y subvenciones a organizaciones de amigos, o revelaciones como las que hoy hace ABC sobre los contratos que consigue el marido de la directora general de la Guardia Civil, podrán ser legales o no. Cada caso es distinto y tendrá sus matices. Pero no se puede aplicar la ley del embudo, y criminalizar a Ayuso sin pruebas mientras se condenan al ostracismo casos de aparentes corruptelas solo porque sus protagonistas pertenecen a la izquierda. En todos los casos, más allá de que existan o no ilicitudes penales, lo idóneo es la transparencia. Porque pueden no ser ilegales. Pero la ciudadanía tiene derecho a conocerlo todo con pelos y señales».

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Y, para acabar, citaremos al gran Aníbal Malvar:

«Pero no os perdáis la doctrina Cristina de Borbón con la que pretenden exculpar a nuestra IDA: «La presidenta alega desconocimiento y eso significa que no se ha dado irregularidad formal alguna, aunque objetivamente se ha producido un efecto no deseado por las leyes, incumpliendo el espíritu de lo que persigue». «Esto de exculpar a las damas que se dicen tontas a mí me suena un poco machista, cuando menos».

«… editorialista de El Mundo: «Los votantes del PP hoy saben que el partido al que votaron o al que pensaban votar está dirigido por una desafortunada conjunción de insensatos sin escrúpulos». Vaya plagio: Pedro Sánchez también era un «insensato sin escrúpulos» en el editorial que le dedicó El País en 2016, cuando en el PSOE volaban los puñales entre Susana Díaz y Sánchez«.

 

Isabel y Tomás Díaz Ayuso.

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ESPERANDO A LOS BÁRBAROS (EXPECTING THE BARBARIANS)

¿Qué es lo que esperamos, reunidos en la plaza pública? 

Los bárbaros llegarán hoy.

¿Por qué tal inacción en el Senado?
¿Por qué están sentados los senadores sin pasar leyes?

Porque los bárbaros llegarán hoy.

¿Qué nuevas leyes podrían los senadores pasar?
Cuando los bárbaros lleguen, ellos harán las leyes.

¿Por qué se levantó nuestro emperador tan temprano,
y está sentado en la puerta principal de la ciudad,
sobre el trono, agitado, llevando su corona?

Porque los bárbaros llegarán hoy.

Y el emperador los espera para recibir
a su jefe. De hecho se ha preparado
para entregarle un pergamino. En él están escritos
muchos títulos y nombres de honor.

¿Por qué han salido nuestros dos cónsules y los pretores
llevando hoy sus rojas togas bordadas;
por qué llevan brazaletes salpicados de amatistas,
y anillos de brillantes esmeraldas que refulgen;
por qué portan costosos bastones,
tallados magníficamente con plata y oro?

Porque los bárbaros llegarán hoy,
y esas cosas deslumbran a los bárbaros.

¿Por qué no vienen los dignos oradores como de costumbre
a hacer sus discursos, a decir lo suyo?

Porque los bárbaros llegarán hoy;
y ellos se aburren con la elocuencia y las disertaciones.

¿Por qué esta súbita inquietud y confusión?
(Cuán solemnes se han vuelto sus caras.)
¿Por qué se vacían rápidamente las calles y plazas,
y vuelven todos a sus casas, tan pensativos?

Porque la noche está aquí pero los bárbaros no han llegado.
Algunas personas llegaron desde las fronteras,
y dijeron que ya no quedan bárbaros.

¿Y qué será de nosotros ahora sin los bárbaros?
Esa gente era una especie de solución.

                                                             Constantín Kavafis

 

Contantín Kavafis

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LA (¿IRREVERSIBLE?) DESCOMPOSICIÓN DE LO PÚBLICO

“Se detecta un deterioro profundo del ecosistema público, que comienza a ofrecer síntomas evidentes de descomposición. Lo grave de la situación no es tanto el presente, que lo es, sino especialmente el futuro; pues el deterioro del actual sistema político-administrativo en España tendrá inevitables consecuencias devastadoras sobre el futuro del país y de sus próximas generaciones. La pandemia ha consolidado (aunque venía de lejos) una forma de hacer política y de gestionar lo público basada en la contingencia (a veces chapucera) y en la inmediatez. Hay síntomas muy preocupantes de ineptitud política e ineficacia gestora, amén de dispendio constante de recursos públicos, ahora “abundantes” (por las vacaciones de las reglas fiscales, el endeudamiento y los fondos europeos) y dentro de poco escasos (por los planes de reequilibrio que habrá que aprobar). Y, en ese momento, no muy lejano, aflorarán crudamente los males nunca resueltos”.

Por Rafael Jiménez Asensio

DESCOMPOSICIÓN DE LO PÚBLICO

“Todo acaba, todo termina.

No dura siempre el mismo sol ardiente en el mismo cielo azul”

(José Hierro, Poesías completas 1947-2003, Visor, 2017, p. 255)

 

Preliminar

Los datos de contexto más inmediato nos muestran algunas señales de alarma. Pero, no les oculto que no me interesan demasiado ahora: son mera sintomatología de una enfermedad mucho más profunda. Que el Índice de Transparencia Internacional sobre la percepción de la corrupción en 2021 nos haga bajar dos escalones y nos sitúe en el puesto 14 de la UE, es preocupante (por debajo de la media); pero no pasa tampoco de mero síntoma. Lo mismo se puede afirmar del reciente Democracy Index editado por The Economist que, sin perjuicio de las inteligentes objeciones que plantea Carlos Sánchez en su artículo dominical en El Confidencial, desciende a la democracia española al segundo escalón, fuera ya de los sistemas políticos más consistentes. Estas son noticias de inmediatez, siempre interesantes y que tantos comentarios mediáticos levantan, pero ofrecen solo una parte del problema.

Lo que aquí sigue, es una mirada personal e incompleta. Hay momentos en que cabe transcender de lo inmediato e intentar, al menos, analizar el presente y el futuro con una lente más amplia, que nos permita identificar los movimientos sísmicos que realmente se están produciendo en nuestro panorama público-institucional, y sobre todo hacer un ejercicio de prospectiva sobre cuáles serán sus hipotéticos efectos. Esa mirada es necesaria, aunque nos incomode, disguste y perturbe, pues –al menos en mi caso y tras más de cuatro décadas trabajando desde sobre lo público- se detecta un deterioro profundo del ecosistema público, que comienza a ofrecer síntomas evidentes (más allá de los índices expuestos) de descomposición. Lo grave de la situación no es tanto el presente, que lo es, sino especialmente el futuro; pues el deterioro del actual sistema político-administrativo en España tendrá inevitables consecuencias devastadoras sobre el futuro del país y de sus próximas generaciones. La pandemia ha consolidado (aunque venía de lejos) una forma de hacer política y de gestionar lo público basada en la contingencia (a veces chapucera) y en la inmediatez. Hay síntomas muy preocupantes de ineptitud política e ineficacia gestora, amén de dispendio constante de recursos públicos, ahora “abundantes” (por las vacaciones de las reglas fiscales, el endeudamiento y los fondos europeos) y dentro de poco escasos (por los planes de reequilibrio que habrá que aprobar). Y, en ese momento, no muy lejano, aflorarán crudamente los males nunca resueltos.

 

 

Una sintomatología (incompleta) del estado de descomposición de lo público en España

Estas son algunas muestras evidentes del estado de descomposición de lo público en este país llamado España y en todos sus niveles territoriales de gobierno:  

a) No funciona (nunca lo ha hecho) el principio de separación de poderes: las instituciones de control están capturadas por el clientelismo partidista. No cumplen, o lo hacen de forma muy insatisfactoria, las misiones existenciales que tienen asignadas. No hay contrapesos efectivos, ni frenos institucionales del poder. Y sin ellos, ya se sabe: los atropellos son constantes.

b) El sistema político institucional está devastado, sin legitimidad; en hundimiento imparable.

c) El Parlamento es una institución sin pulso que ha cedido graciosamente su potestad legislativa al Ejecutivo, que “legisla” excepcionalmente sin freno ni control. El ruido parlamentario es un insulto a la inteligencia.

d) Los partidos políticos ya no son lo que eran, están adosados al poder. Alejados de la ciudadanía, son ya partidos de cargos públicos. Viven en el poder o esperando alcanzarlo.

e) Hay un connivencia espuria entre política gubernamental y sindicalismo del sector público, para defender el statu quo y paralizar de facto cualquier transformación de lo público que altere sus recíprocos intereses endogámicos.

g) Disponemos de élites políticas de muy baja calidad y liderazgos efectivos inexistentes. La política no sabe gobernar con mirada estratégica, vive atada a la contingencia. Solo quieren ganar elecciones para estar en el Gobierno. No para hacer realmente la vida más feliz a la ciudadanía ni resolver los granes problemas siempre pendientesLas decisiones incómodas se aplazan eternamente.

h) La política actual está preñada de impotencia, sectarismo, fragmentación y polarización. Notas apropiadas para el triunfo (ya se anuncia) de las políticas populistas y de la pura demagogia. Las redes sociales fomentan una ciudadanía cada vez más ignorante que se mueve principalmente por estímulos primarios. El debate se ha enterrado. La deliberación apenas existe. 

i) Todo se fía en política a una comunicación política de baratija, que vende discursos autocomplacientes que nada tienen que ver con la realidad, y que la ciudadanía ya no compra.

j) No hay alineamiento real entre política y gestión. La realidad público-institucional vive en compartimentos estancos y con muy baja interacción. Desconfianza recíproca y aislamiento.

k) Las políticas se cuartean en estructuras de gobierno multinivel descoordinadas y hasta cierto punto anárquicas, con costes elevadísimos de transacción. No funciona la Gobernanza. El Estado es un conglomerado de estructuras territoriales adosadas que hacen lo mismo (isomorfismo) o se diferencian en la nimiedad absurda y desconcertante (Covid19).

l) Internamente los gobiernos se fragmentan en compartimentos estanco (silos) que apenas interactúan entre sí, agravado por estructuras de gobiernos de coalición con lógicas internas disgregadoras y contradictorias. Sin cultura de coalición. Los ministerios “legislan” sobre “su negociado”, dando lugar, por ejemplo, a disparatados complejos normativos incoherentes y absurdos en su aplicación al sector público (Ley 20/2021 y RDL 32/2021).

ll) La alta administración está colonizada por la política, sin resquicio alguno a la profesionalización efectiva. España es uno de los países de la UE con mayor politización de la Administración (que alcanza decenas de miles de niveles orgánicos de responsabilidad).

m) Las Administraciones públicas no son tractoras de (casi) nada, son máquinas repartidoras de recursos públicos ya tasados (pensiones, retribuciones a empleados) o discrecionalmente distribuidos por medio de subvenciones, ayudas o contratos públicos, frecuentemente dirigidas por criterios clientelares o hacia grandes empresas, despachos y consultoras.

n) La transformación digital está empeorando los servicios públicos, con abandono de la atención ciudadana y afectación brutal a la brecha digital. No hay una transición ordenada.

ñ) El sector público está perdiendo a marchas forzadas capacidad ejecutiva viéndose cada vez más obligado a echarse en manos de un sector privado que ve en lo público un nicho de negocio de proporciones incalculables (algo que ya se visualiza con los fondos europeos).  

o) La Agenda 2030 sigue sin calar, convertida en un marchamo publicitario (desarrollo sostenible), sin aplicación efectiva. Los ODS son, en buena medida, elementos decorativos. Las instituciones sólidas del ODS 16 se están transformando en instituciones gaseosas. Nadie (o muy pocos) se cree nada: ni la integridad, ni la transparencia, ni la participación.

p) Las Administraciones Públicas son organizaciones del pleistoceno. No se trabaja por proyectos, se dispone de estructuras rígidas e inadaptadas, que nadie quiere tocar. El sector público empresarial sigue siendo, en buena medida, la cueva de Alí Baba de lo público.

q) Las AAPP están perdiendo su (escaso) talento interno por las jubilaciones masivas. Y nadie piensa en cómo rehacerlo. La Administración se descapitaliza a marchas forzadas. Los recursos humanos del sector público son el gran nudo. Irresoluble.

r) El declive del mérito y la capacidad es absoluto en el acceso. Las oposiciones libres son ya casi anecdóticas porcentualmente. Las Ofertas de empleo público, en buena parte mentira. Las RPT instrumentos rígidos y obsoletos.

t) El aplantillamiento automático (sin pruebas reales de acceso) de centenares de miles de plazas fruto de una política populista y demagógica de pretendido combate contra la temporalidad, comportará muy bajos estándares profesionales en las próximas décadas. Se han dado un tiro en la cabeza. Sin conocimiento interno, la dependencia del mercado será total. No puede haber conocimiento (talento) cuando no se exige en el acceso. No se crea por generación espontánea

u) Sigue el reinado absoluto de la libre designación y la aplicación pésima de los sistemas de concurso. Los RRHH del sector público son compartimentos estanco e incomunicados. Es la cañería principal por donde se van los mayores costes de ineficiencia del sector público (también en el docente y sanitario) por incapacidad estratégica y de gestión.

v) Ni hay evaluación del desempeño, ni carrera profesional efectiva, ni Dirección Pública Profesional. Los valores públicos juegan en retirada en un bastardo empleo público, contaminado hasta los tuétanos por la impronta laboral. La función pública (servicio público) ha dejado paso a la centralidad del empleado público, que de forma espuria y perversa se convierte en el centro endógeno de lo público.

x) La ciudadanía (la persona), por tanto, ya no está en el centro de las políticas (solo de boquilla), que se han convertido en endogámicas (garantizar el statu quo y los intereses endógenos y exógenos cruzados). No hay nadie ya que defienda al ciudadano. La digitalización lo hace aún más vulnerable.

y) Un país que es incapaz de promover reformas y transformación si no nos las exige la UE (que siempre procuramos orillar), es un fracaso colectivo. No dispone de visión ni proyecto.

z) El interés general se ha convertido en un eufemismo formal, pues está dando paso a una privatización creciente de lo público, tanto por los partidos políticos, por el sindicalismo del sector público, por un empleo público en zona de confort, así como por las grandes empresas que se benefician de todas las carencias indicadas. Los demás, a pasar por caja.

 

Bailando en la cola del paro (The Full Monty)

Final 

Quienes sean finos analistas del pasado, presente y futuro del sistema público objetarán al planteamiento anterior muchas limitaciones y una mirada muy cargada de elementos disfuncionales, sin poner el acento en lo positivo. No lo negaré. Tampoco pido que se comparta, sino que sirva de elemento de reflexión,. Cada uno es hijo de su pasado y de sus obsesiones. También se objetará que muchas de esas taras detectadas son globales, fruto de una sociedad en proceso de aceleración y descomposición permanente, y con unos retos o desafíos comunes. Esto es verdad, al menos parcialmente, pero en España se multiplican esas patologías por factores endógenos nunca bien analizados. O simplemente preteridos u olvidados.

Ross Douthat, en un libro editado en 2021,  ponía el foco  en cuatro notas que identificaban a la actual sociedad decadente: estancamiento, esterilidad, esclerosis y repetición. Las cuatro notas se reiteran de forma clara en el caso español y en todos sus ámbitos territoriales de gobierno, si bien en nuestro caso incrementan sus efectos hasta multiplicarse. Y no parece haber absolutamente nadie con capacidad de decisión y liderazgo en el ámbito de lo público que quiera darle la vuelta a este estado de cosas.

Hay, además, un modo de entender lo público enquistado, viejo y dominado por un conjunto de vicios innatos que proceden de la particular concepción de hacer política en España desde tiempos inmemoriales (herencia decimonónica), preñada de clientelismo y pegada a las ubres de los presupuestos públicos como fuente de absorción y reparto “de poder” (ahora incrementada la leche de la vaca con la gestión de fondos europeos, que corre el riesgo de transformarse en un enorme fiasco). Ahí y no en otro sitio están nuestras grandes dolencias. Las de siempre. Las que nadie quiere resolver, porque “siempre se ha hecho así”. El peso de las mentalidades (o de las patologías heredadas) es inmenso. Y ni siquiera las admoniciones permanentes de la UE sirven para mucho. Entran por un oído y salen por otro. Estamos instalados en el reino de la impostura y de la mentira, en el que la mala política abunda cada vez más y la burocracia empieza a dar muestras evidentes de esterilidad, y ambas tendencias se retroalimentan a sí mismas en ese espacio cerrado que es lo público, en plena era de Gobierno Abierto. Nada es como debiera ser, todo son apariencias. Se vive de vender humo. O, en su defecto, de trampear.  Así, hasta que el toldo se derrumbe. Nada es eterno, tampoco los sistemas público-institucionales.

 

Seguridad en el Trabajo

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Torpes aprendices de Maquiavelo

Por Nere Basabe

Público

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso durante la rueda de prensa ofrecida en la Real Casa de Correos de Madrid este jueves. EFE/ Javier Lizón

 

José Luis Martínez-Almeida madrugó el jueves, en su calidad de telonero, para comparecer ante los medios como alcalde y sólo alcalde sin portavocía nacional, y negar unas acusaciones que aún no eran del todo públicas: «He preguntado y lo han negado», creyó zanjar. Por la tarde, canceló su asistencia al Festival Internacional de Magia que figuraba en su agenda, y suponemos que, igual que el resto de líderes de su partido que cancelaron actos o no aparecieron por sus escaños, se entregó a la gresca con el móvil en la mano, esa espada que funciona con botoncitos. Por si quedaba alguna duda, ellos trabajan para el Partido, no para los ciudadanos, que son sólo un medio para alcanzar el poder.

Y era del todo pertinente la presencia de algún representante del PP en el Festival de Magia, ellos que son maestros en el arte de hacer desaparecer contratos, facturas, sobres en B o discos duros a martillazos. Ilusionismo y simulaciones en diferido, ya saben. Ahora sabemos que las Nuevas Generaciones de Madrid también actúan como el Colegio Hogwarts de brujas y hechiceros, donde durante años se ejercitan en los secretos de la magia más negra. No sé por qué los llaman «fontaneros», si no arreglan ningún grifo y son más bien poceros que trabajan en pozos sépticos y cloacas y con esa materia fecal levantan luego grandes urbanizaciones, hospitales vacíos o ruinosas Ciudades de la No-Justicia, porque su manera de entender la polis poco tiene que ver con un espacio de libertad y justicia en la que se desenvuelven los ciudadanos.

El PP de Madrid ha resultado ser como una de esas Universidades-chiringuitos que licitan con más facilidad que una franquicia de Starbucks, donde regalan (en verdad, se pagan caros) títulos de máster sin acudir a clase ni entregar los trabajos finales. Como el fallido máster en liderazgo político de Albert Rivera, con una plantilla de famosos profesores (hasta Toni Cantó) que han dado sobrada muestra en sus trayectorias de sus fracasos a la hora de liderar nada. Seguramente el estudio de Maquiavelo y sus técnicas de marketing político ocupaban un lugar preeminente en los contenidos del programa, pero es lo que tiene no asistir a clase: que Maquiavelo te suena de oídas, o todo lo más has copiado un resumen en la web del Rincón del Vago y no has entendido nada.

El libro del político y escritor renacentista estuvo prohibido durante siglos por ser obra del mismísimo Anticristo, aunque ahora líderes políticos de izquierdas o derechas no tienen empacho en reconocerlo como su libro de cabecera. El Príncipe es un manual para el buen gobernante de los tiempos modernos, que ya no está sometido a los dictados de la ley divina. Es un libro sobre cómo conseguir el poder y mantenerlo, cueste lo que cueste. El fin justifica los medios, aunque la frase tan comúnmente adjudicada no aparece ni una sola vez en el libro, y para el florentino, hombre de hondos valores republicanos, el fin del Príncipe nunca podría haber sido el enriquecimiento ilícito propio o de familiares y amigos.

Maquiavelo concibió el arte de la política como la capacidad, presente en las cualidades del Príncipe, de hacer frente al tiempo y los temporales, a los acontecimientos imprevistos y el azar, todos esos elementos externos que solo una férrea voluntad puede doblegar con éxito, convirtiéndolos en viento a favor. El fin, que no es hacer caja ni la propia supervivencia aunque con ello se hunda el partido, es dotar de sentido al caos, darle forma para que la comunidad política sea fuerte y vigorosa, capaz de resistir a los enemigos externos y también a los internos. La razón de Estado, otra expresión que tampoco aparece en el libro y que los actores de este culebrón parecen haber abandonado como meta, entregados como están a la entropía.

De enemigos internos saben mucho en nuestros partidos políticos, y especialmente en el PP. Ayuso se anticipó a los acontecimientos (receta maestra de Maquiavelo), antes de que la riada de la corrupción se la llevara por delante, para presentarse como una víctima del espionaje, el chantaje y la traición. No ser honrado pero parecerlo, es la recomendación en estos casos de Maquiavelo. Claro que entonces no había fiscalías para esclarecer nada. Casado tardó demasiado en pronunciarse, dejó a los acontecimientos actuar parapetado en la sala del trono, y lo hizo en un medio afín y no para todos, lanzando acusaciones sin mostrar pruebas. No ser leal pero parecerlo: tampoco lo consiguió.

De las enseñanzas maquiavélicas, sin duda ambos se quedaron con la imagen del entonces vulgo o populacho, ahora conocido como electorado: gente egoísta, envidiosa, voluble y fácilmente manipulable, que se guían más por lo que ven que por toneladas de datos y documentos, y cuyo favor hay que saber ganarse. Y así es como el florentino se adelantó varios siglos al surgimiento de la opinión pública como factor clave, y supo vislumbrar ya entonces que todo era cuestión de imagen, y no de verdad. La política de las pasiones, tan presente en nuestros días, ya campaba a sus anchas en la Italia del siglo XVI. Ambos bandos se acusan ahora de «crueldad»: Maquiavelo les replicaría que el Príncipe debe saber ser cruel cuando es necesario (es mejor ser temido que ser amado), y que no debe ser nunca un llorica.

Pero por encima de todo, lo que todos estos mal llamados fontaneros y aprendices del arte de la prestidigitación política ignoran gravemente es que la obra entera de Maquiavelo trata ante todo de la virtud. Y de virtudes, teologales o cardinales (prudencia, justicia, fortaleza, templanza), andan escasitos en el Partido Popular, por más que se les llene la boca hablando de «conductas ejemplarizantes». Menos aún lucen virtudes cívicas, que son el compromiso con la res publica y el bien común, y que Maquiavelo ensalzaba para los tiempos de paz. Ni tan siquiera ostentan la virtú de ese gran Príncipe fundador, necesaria para tiempos de guerra y zozobra: la fortaleza del león y la astucia del zorro. Y sin ella, las estratagemas maquiavélicas se quedan en mera marrullería inútil.

Casado, desde luego, no es un león: controla el poder formal del aparato pero no le avalan el coraje ni victorias a sus espaldas. Y de su astucia, qué podemos decir: sabemos cómo obtuvo sus títulos académicos, sus vaivenes de discurso, y conocemos a esa corte de la que se ha rodeado, consejeros áulicos que yerran cada vez que tratan de anticiparse a los acontecimientos, ya sea amarrando la votación de la reforma laboral, ya sea convocando unas elecciones fallidas e innecesarias en Castilla y León. Creyeron que el enemigo a abatir era Ciudadanos, y no se dieron cuenta de que con ello alimentaban a un monstruo más poderoso. Ni Almeida, ni Teodoro García Egea, ni mucho menos Carromero o Casero muestran virtud alguna (no ya ética, sino entendida como pericia, a no ser que sea escupiendo huesos de aceituna), y ni siquiera dan la talla de rasputines. A Casado le faltan pues todos los mimbres para ser el nuevo Príncipe porque, sin proyecto, ni siquiera sabe aún qué forma quiere darle a la comunidad política.

¿Y la Principessa? En varios periódicos le otorgan ya este título. Da una imagen de fortaleza y coraje, y parece contar con el favor del vulgo. Pero su conquista del poder se halla aún in media res, y Maquiavelo ya nos enseñó lo voluble que puede llegar a ser el amor de ese pueblo. Está demasiado expuesta a las inclemencias exteriores, y las distintas versiones que ha ofrecido en apenas veinticuatro horas a cuenta de los cobros de su hermano nada bueno dicen de su virtud política trastabillante. No mueve ella los hilos, sino que la dirigen desde atrás algunos medios de comunicación y un asesor que de trastabillar por efecto del alcohol sabe un rato. Miguel Ángel Rodríguez, aquel portavoz del gobierno aznarista bravucón y lenguaraz, no es precisamente un dechado de virtudes. Aunque en ocasiones pueda ser un zorro, pero porque como dice el refrán, más sabe el zorro por viejo que por zorro.

¿Un último consejo de Maquiavelo para los aspirantes en liza? El castigo debe ser rápido y firme. Porque si se enmarañan en una guerra de desgaste contra el enemigo interior y dejan actuar a la Fortuna, diosa del tiempo y el azar, el enemigo exterior les seguirá creciendo, hasta quedar completamente a expensas de Vox. Y todo apunta a que es lo que acabarán haciendo con su torpeza.

 

Jorge Verstringe, Secretario General de Alianza Popular, el partido fundado por Fraga, antecedente del actual PP, con Esperanza Aguirre, antes de que el Gran Wayoming la convirtiese en referente político

 


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2 Comments

  1. Isabel Díaz Ayuso debe su mediocre resultado electoral (lejos de las mayorías absolutas, que han sido bastante habituales en la CAM), a la debacle de Ciudadanos tras la moción de Censura en Murcia. Cuyos votantes madrileños se decantaron por votar al PP.

    Y allí, casualmente o no, estaba la fotogénica Ayuso para recoger sus votos con la ayuda de la prensa corrupta.

    Es decir, Ayuso es Presidenta de la CAM gracias a Teodoro García, cuya cabeza -en una pica- es tan querida por todos que ya parece la del Alfredo de Peckinpah.

    Todo es, como siempre, falso. Y la culpa, también como siempre, es de quien lo señala.

    La Independencia de criterio es perseguida con saña; sin defensa posible ante las hordas de amenazantes y violentos canceladores.

    Hasta ahora lo hemos visto en el «complejo PsPSOE». A partir de ahora, se sumarán los de enfrente.

    España, estado fallido

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