HUGHES, CANCELADO: “El poder mediático del Poder Financiero (el único poder real), reina sobre una España sin Constitución (sin División de Poderes)”

HUGHES, CANCELADO: España no tiene Constitución: ni Libertad de Expresión para denunciarlo

 

«Todo hombre que tiene poder se inclina por abusar del mismo; va hasta que encuentra límites. Para que no se pueda abusar de este, hace falta disponer las cosas de tal forma que el poder detenga al poder»

Montesquieu (El espíritu de las leyes)

 

LA DERECHA, SIN «IDEAS», NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA

¿Habrán secuestrado a Hughes?

Desde que fueron cancelados en ‘La Gaceta’ los tres artículos de Hughes, «media España», comentaba un amigo, «anda con el alma en vilo».

Hughes

 

Hace ya casi una semana, el digital La Gaceta de la Iberosfera suprimía de un plumazo (¿cómo se dice en lenguaje woke? Ah, sí, «to cancel») los tres últimos artículos de Hughes, el brillante columnista que, desde su aterrizaje en el periódico de Vox (procedía de ABC, donde ya había sido víctima de cancelación), ha puesto en pie lo que es —o era— la sección de pensamiento político, social y cultural —«Ideas» es su nombre— que brilla con mayor luz en el yermo erial de nuestra cultura.

 

Esta no ha sido la primera vez que Hughes es Cancelado

 

Desde que fueron cancelados los tres artículos de Hughes, «media España», como comentaba un amigo, «anda con el alma en vilo esperando ver en qué acaba el asunto». Y en tal estado sigue nuestra alma, pues desde entonces nada ha habido, nada se ha producido. Ni una sola línea de Hughes ha aparecido en La Gaceta, y tampoco en su cuenta de X (antaño Twitter).

Seguramente andará el hombre meditando qué camino va a seguir. Mientras lo medita, preguntémonos por nuestra parte qué es lo que ha podido llevar a cometer acto tan grave. Grave, porque no es sólo que el periódico de una formación política en la que uno podía poner sus esperanzas haya disparado semejante «fuego amigo». Más grave aún es que, leyendo y releyendo los artículos en cuestión, uno no consigue ver el motivo de tal censura. O sólo alcanza, como máximo, a entreverlo. Y entonces aún es peor.

 

Más grave aún es que, leyendo y releyendo los artículos en cuestión, uno no consigue ver el motivo de tal censura. O sólo alcanza, como máximo, a entreverlo. Y entonces aún es peor

 

Juzguen, si no, leyendo ustedes mismos estos artículos que fueron recuperados desde el primer momento por EL MANIFIESTO.

La cosa empezó con el titulado «Reacciones al pogromo» (éste se ha librado milagrosamente de la quema y sigue figurando en La Gaceta). En dicho artículo, después de calificar, con toda razón, de pogromo la salvaje incursión efectuada por Hamas en Israel, Hughes la emprende tanto contra «la izquierda que se dedica a la industria del avistamiento de nazis hasta que los nazis aparecen, y entonces se ponen a silbar» como contra «la derecha liberalia proisraelí, guardiana de Occidente (¡un Occidente de Libres e Iguales!), […] para la cual jugar a estas cosas ofrece el mayor prestigio intelectual y ennoblece su amor al vil metal».

 

Poder Mediático, el Super Poder del Poder Financiero, el Poder de dar el Poder

 

Se ve que a la derechita liberalia tales palabras le rechinaron en el fondo del alma. Y, así, el 13 de octubre —comentaba Hughes en el último de sus artículos— la Asociación proisraelí ACOM (Acción y Comunicación sobre Oriente Medio) «publicó un tuit dirigido a mi persona en el que, con ortografía y puntuación algo vacilantes, se me acusaba de libelo añadiendo parte de un artículo mío del día 10. No aparecía enlace alguno al mismo, ni el título («Reacciones al pogromo«), ni dónde se había publicado, ni forma alguna de leerlo. Solo una parte del texto, escogida y subrayada con evidente mala fe, y cuatro palabras destacadas escritas en el tuit: “Vil metal” y “alma judía”, que ACOM, en puzzle insidioso, ponía juntas cuando no aparecían así en el artículo. Con ello hacía posible dar a entender que yo relacionaba una cosa y la otra, un viejo tic del antisemitismo. Era un tuit de una falsedad, de una malicia y de una falta de categoría personal y humana abrumadoras.»

¿Y?… Y por haber reaccionado ante ataque tan miserable usando este mismo adjetivo para calificar a sus atacantes, ¿es por eso por lo que el periódico de Vox se ha cargado tales artículos? ¿Es por ello por lo que no ha vacilado ante las consecuencias que ello pueda tener en cuanto a la continuidad de uno de sus más brillantes columnistas?

Es simplemente tan desolador como alucinante.

 

Hughes

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Contestación a unos miserables (I): Auschwitz y los liberales

ESTE ARTÍCULO, ASÍ COMO LOS DOS SIGUIENTES DE LA TRILOGÍA, ORIGINALMENTE PUBLICADOS EN ‘LA GACETA’, HAN SIDO SUPRIMIDOS POR DICHO PERIÓDICO.

 

El teórico político Yoram Hazony tiene unas páginas muy interesantes sobre el efecto de Auschwitz. Fue Auschwitz y no el sionismo el que determinó a los judíos a tener un Estado independiente. Del Holocausto, de su propia indefensión, sacaron una lección: «El significado de Auschwitz es que los judíos fracasaron en sus esfuerzos por encontrar una forma de defender a sus hijos […]. Hoy en día, la mayoría de los judíos siguen creyendo que lo único que realmente ha cambiado desde el exterminio de esos millones de personas,  lo único que se alza como baluarte contra la repetición de este capítulo en la historia del mundo es Israel». Es decir, el Estado nación de Israel. Algunos irían incluso más allá: el Estado etnonacional de Israel. 

 

«Lo único que se alza como baluarte contra la repetición de este capítulo en la historia del mundo es Israel»

 

Pero según Hazony, Auschwitz no sólo fue una lección para los judíos. Los europeos (diríamos que el internacionalismo liberal) extrajeron de ese terrible episodio, hecho central de la Segunda Guerra Mundial, otra enseñanza importante, aunque en un sentido opuesto. Siguiendo a Kant, ven a Auschwitz como la máxima expresión de esa barbarie, de esa brutal degradación de la humanidad que es el particularismo nacional…

Según esta visión, no es Israel la respuesta a Auschwitz, sino la Unión Europea. Desde este punto de vista, los campos de concentración serían la prueba definitiva del mal que supone permitir que las naciones decidan por sí mismas cómo disponer de su poder militar. «La conclusión obvia es que fue un error darle a la nación alemana este poder de vida y muerte y si queremos evitar que ese mal vuelva a producirse, la respuesta debe ser el desmantelamiento de Alemania y de los demás estados nacionales de Europa y la unión de todos los pueblos europeos bajo un mismo yugo único, un gobierno internacional. Eliminad el Estado nacional de una vez por todas y se cerrará ese oscuro camino hacia Auschwitz». 

 

Según esta visión, no es Israel la respuesta a Auschwitz, sino la Unión Europea

 

Para Hazony, pues, en la interpretación del Holocausto conviven ahora mismo dos paradigmas en disputa. Para uno de ellos, «Israel es lo opuesto a Auschwitz», pues «representa a mujeres y hombres judíos con su rifle en mano, velando por sus propios hijos y por todos los demás niños judíos y protegiéndolos». Para el otro paradigma, «Israel es Auschwitz», porque representaría «el horror indescriptible de los soldados judíos que usan la fuerza contra otros, respaldados únicamente por las opiniones de su propio gobierno en cuanto a sus derechos e intereses nacionales».

La existencia de estas dos visiones es un hecho que acredita el israelí Hazony, y lo interesante es que en España muchos de quienes responden al narcisista título de liberales, una mezcolanza amplia que iría del centroizquierda racionalista a la derechona matritense pasando por todo el pantone centrista, defienden un paradigma muy concreto hasta que aparece Israel, el caso de Israel, y entonces, sin mediar palabra ni mucha razón, se permiten olvidar los melindres instalados tras la posguerra mundial, el ámbito decisional supranacional, el estricto legalismo nada existencial del patriotismo constitucional o el temor a incurrir en pecados como la islamofobia. Es precisamente Israel, y no es casualidad, pues en Israel se erige (por razones obvias) el paradigma opuesto, donde se revela una contradicción que en el caso español no sólo aparece inexplicada sino además adornada de imposturas y numeritos ‘morales’ de los que habría que ocuparse. Y no es descartable que nos ocupemos.

© La Gaceta de la Iberosfera

 

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Contestación a unos miserables (II)

ESTE  ARTÍCULO, ASÍ COMO LOS DOS PRIMEROS DE LA TRILOGÍA, ORIGINALMENTE PUBLICADOS EN ‘LA GACETA’, HAN SIDO SUPRIMIDOS POR DICHO PERIÓDICO.

 

El conflicto entre Hamás e Israel ha revelado algunas incoherencias en la izquierda y derecha españolas. Las de la derecha fueron glosadas brevemente en el artículo anterior; las de la izquierda en el del 10 de octubre. Son, por lo demás, flagrantes. Se trata de una diferencia entre lo que venden y lo que de repente han defendido. Pongamos, por ejemplo, la preocupación de la izquierda por lo que ellos llaman «nazismo» y su justificación y contextualización de la matanza de Hamás.

Pero hay otra incoherencia de segundo grado. La que deriva de observar cómo a derecha e izquierda se desgañitan defendiendo a Estados extranjeros (el soñado de Palestina o el de Israelcon un ardor y una falta de límites que aquí no se les conoce en defensa de lo propio.

Que un país que ha sufrido sumisamente más de 800 asesinatos de ETA, la matanza de 200 personas en Atocha, que ve cuestionada su unidad e integridad, que ha sufrido un golpe de Estado separatista y una campaña internacional contraria, que ve amenazada las ciudades de Ceuta y Melilla, que tiene una colonia inglesa que crece a costa de sus aguas o que padece inquietantes tensiones migratorias en Canarias; que un país así, que además ha de sufrir todo esto aceptando la orden del enemigo, siendo incluso mandado por su enemigo, en las formas más humillantes y serviles, tenga que presenciar cómo su derecha y su izquierda, que lo han acostumbrado a la servidumbre, piden las más enérgicas acciones (el terrorismo, masivos bombardeospara la salvaguarda de estados extranjeros resulta asombroso. Ver la cantidad de tiempo y energía que medios, políticos y analistas dedican, por ejemplo, a justificar las posiciones históricas de imperios ajenos o de gobiernos que difunden la más negra leyenda española resulta pasmoso.

En el caso de Israel y Palestina esto se hace aun más desesperante porque en esta división, en este desgañitarse con una pasión nunca demostrada para lo nacional, se incorpora la lógica irreconciliable de Oriente Medio. Como si no tuviéramos bastante con la polaridad guerracivilista, importamos la dialéctica de un conflicto quizás irresoluble.

Esto evidencia lo que se sospechaba: la inexistencia de una opinión pública española. No sólo la acción política, el mismo debate está dominado por intereses extranjeros, por unos discursos prefabricados en el exterior que personas a sueldo o simplemente incautos distribuyen en España.

 

La acción política y el debate mismo están dominado por intereses extranjeros

 

No sólo observamos un debate a menudo antinacional, sino un debate en abierta defensa de Estados ajenos. Normalmente, estas voces ocultan su filiación, aunque podamos sospechar de ellos por su transversalidad, por su estar en varios sitios. En ocasiones dan la cara y entonces llegamos al punto de ver asociaciones al servicio de intereses extranjeros, por legítimos que sean, tratando de imponer en España unos límites opinativos que ni siquiera existen en su país. Lobbies al servicio de Estados o aspiraciones extranjeras amedrentan a españoles y difunden, con estilo mamporreril y una especie de colonialismo moral, una propaganda que hasta en su lugar de origen admitiría matiz. Somos, así, papagayos de lo foráneo. Y estas personas al servicio de intereses forasteros cuentan para ello con el apoyo de fautores españoles que suelen disfrazar su tráfico mercenario con alguna forma de justificación ideológica o dogmática. A unos y a otros habría que dedicarles unas últimas palabrillas.

 

Y estas personas al servicio de intereses forasteros cuentan para ello con el apoyo de fautores españoles que suelen disfrazar su tráfico mercenario con alguna forma de justificación ideológica o dogmática

 

© La Gaceta de la Iberosfera

 

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Contestación a unos miserables (y III): Las últimas palabrillas 

ESTE  ARTÍCULO, ASÍ COMO LOS DOS PRIMEROS DE LA TRILOGÍA, ORIGINALMENTE PUBLICADOS EN ‘LA GACETA’, HAN SIDO SUPRIMIDOS POR DICHO PERIÓDICO.

 

Perdone el lector que contra mi costumbre refiera un caso personal. El día 13 de octubre, la cuenta de Twitter o X de la ACOM publicó un tuit dirigido a mi persona en el que, con ortografía y puntuación algo vacilantes, se me acusaba de libelo añadiendo parte de un artículo mío del día 10.

No aparecía enlace alguno al mismo, ni el título («Reacciones al pogromo«), ni dónde se había publicado, ni forma alguna de leerlo. Solo una parte del texto, escogida y subrayada con evidente mala fe, y cuatro palabras destacadas escritas en el tuit: «Vil metal» y «alma judía», que ACOM, en puzzle insidioso, ponía juntas cuando no aparecían así en el artículo. Con ello hacía posible dar a entender que yo relacionaba una cosa y la otra, un viejo tic del antisemitismo. Era un tuit de una falsedad, de una malicia y de una falta de categoría personal y humana abrumadoras.

No conozco mucho de la ACOM, Acción y Comunicación sobre Oriente Medio, se llama, quizás más acción que comunicación… Aunque se adornan con la bandera de España, parecen un grupo de presión proisraelí. Es decir, propaganda de otro Estado.

Por terceros sí conozco las formas y maneras de esta asociación. Tendencia a la intimidación, al amedrentamiento.

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Hola, buenos días.

¡Cómo se le ocurre que pueda ser bueno después del Holocausto!

Sugerir tan solo la sombra de antisemitismo sobre alguien es mandarlo a la muerte civil y profesional. Hacerlo falseando o trastocando los elementos de juicio debería ser delito.

 

Sugerir tan solo la sombra de antisemitismo sobre alguien es mandarlo a la muerte civil y profesional. Hacerlo falseando o trastocando los elementos de juicio debería ser delito

 

Habiendo sufrido sus formas «comunicativas» (la alevosa desfiguración, el recorte descontextualizador y difamatorio) podría llegar a pensar que el efecto de la ACOM sobre la conversación pública española será como el de Israel sobre la franja de Gaza. Deslizar algo tan serio, tan inconmensurablemente serio y trágico para realizar ajustillos de cuenta con un periodista es una malversación de aquello que dicen representar y defender. Por respeto a la causa judía deberían tener más cuidado para administrar su insidia y, ya que presumen de precisión, digamos, balística, elegir un poco mejor el objetivo.

Del vil cabe esperar el vilipendio, y no sería tanto este tuit alevoso sin la segunda parte, la acción propagadora de unos individuos dedicados a ello de un modo casi se diría que profesional. El tuit fue amplificado por personas que de esta forma lo completaban. ¿Qué se podía predicar de un tuit así realizado por una asociación judía en la misma semana del ataque de Hamas? Se dejaba la pelota botando y sólo faltaba que alguien usara la palabra: «antisemitismo». Y hubo quien lo hizo.

La insignificancia profesional, personal y la evidente bajeza moral de los implicados invitarían a dejar pasar la cuestión, pero dos motivos me obligan a lo contrario. El primero personal, el honor y la verdad. El segundo, lo que intuía dibujarse de fondo, que ya no me afectaba solo a mí.

 

En mí se estaba atacando otra cosa quizás, un espacio, una alternativa, quizás una simple posibilidad, el vislumbre de algo que pudiera ser, y se hacía con unas maneras realmente familiares

 

Algo más había, algo que iba más allá y se delataba, por un lado, en el exceso de atención a mi persona, plumilla insignificante; por otro, en los rasgos reconocibles de un estilo. En mí se estaba atacando otra cosa quizás, un espacio, una alternativa, quizás una simple posibilidad, el vislumbre de algo que pudiera ser, y se hacía con unas maneras realmente familiares.

Había otra cosa: un esquema cancelador que ya se ha utilizado antes en España. Un golpe en dos tiempos: un propagandista, unos propagadores. Alguien acusa de algo gravísimo (antisemitismo), lo deja caer, otros rematan en nombre del autodenominado liberalismo —jaja—. Los cobardes callan y no hay tribunal. Así se va preparando una mortaja civil.

Los difusores del venenoso tuit, que ya tenían experiencia en la cuestión, seguían unas formas conocidas y un sulfuroso perfume quedaba en el ambiente: el losantismo, las maneras de Losantos, empleador de uno de los autores de la bellaquería. No digo que siguiera órdenes, pero sí una pauta.

 

El estilo de Losantos, sin su alegre facundia, va haciendo escuela

 

El estilo de Losantos, sin su alegre facundia, va haciendo escuela. Es el liberalismo baturro del que habla González Cuevas replicado por esbirros e imitadores. Esa mezcla de ideología y estilo ha formado y también malformado la derecha española en las últimas décadas y presenta unos rasgos reconocibles. Sobre una absoluta falta de respeto a la Verdad, propia del excomunista que lo sigue siendo neuronalmente, se entra en el debate con formas intolerantes, carentes de liberalidad alguna, difamatorias e intimidantes. El insulto por estilo, y por bandera una parodia ideológica resumida en Occidente y Libertad, algo que hacen llamar «liberalismo» (le pongo dos comillas porque no puedo ponerle cuatro). Son sedicentes liberales y sedicentes patriotas que corren siempre, como palanganeros de tuerta hispanidad, donde brotan los flujos de think tanks.

Los neocons de EE. UU. eran trotskistas metidos a conservadores. Y losantismo es un comunista metido a no se sabe qué pastiche llamado liberal. Algo en común: cierta superioridad intelectual del izquierdista reinsertado en la derecha más ágrafa; también que unos y otros han sido liricos entusiastas de la guerra.

Porque conviene que lleguemos a este punto. Igual que sus papás americanos fueron y son halconazos imperiales, estas voces fueron los palmeros entusiastas del apoyo a la invasión de Irak. La podríamos llamar así: la derecha iraquí, bombardera y falaz. Hay una generación entera de políticos y periodistas en España que chapotearon felices e inconsecuentes sobre esa guerra, sus consecuencias y secuelas. El losantismo es correlato del aznarismo y todo el aznarismo y sus satélites, sus deudos y tiralevitas, sus joselitos radiofónicos, sus analistas y sus ministras y, por supuesto, su mundo de escribas y mamporerros fue en su momento un gran cuadro flamenco para el sí a Irak.

 

Los palmeros entusiastas del apoyo a la invasión de Irak

 

Que semejante monstruosa frivolidad, sin una sola retractación, vaya aun por la vida salvando Occidente y dando lecciones de humanidad y moral es delirante. Pero ¿esas ínfulas, de dónde? No nos extraña que deban impostar ser más judíos que los propios judíos, y que se crean Hannah Arendt dilucidando los contornos del Mal. De algún sitio tienen que sacar un pretexto, un adorno de dignidad, un abalorio mínimo de moralidad o sabiduría.

Siento que en ese artículo mío daba en el clavo de cierto intercambio: crédito moral a cambio de matonismo. Un contrabando con algo sagrado. ¡Estos jetillas, eunucos morales, abusando de las palabras Holocausto y Libertad!

 

También se ha revelado solo, por sí solo, el esquema ensayado de una muerte civil o profesional, el mecanismo esbozado (el argumento, el estilo, los autores) para ir acogotando cualquier forma de expresión que quiera situarse ante las dialécticas eternizadas y encarnizadas (Guerra Fría, Oriente Medio…) con una mínima, libre conciencia española.

 

También se ha revelado solo, por sí solo, el esquema ensayado de una muerte civil o profesional, el mecanismo esbozado (el argumento, el estilo, los autores) para ir acogotando cualquier forma de expresión que quiera situarse ante las dialécticas eternizadas y encarnizadas (Guerra Fría, Oriente Medio…) con una mínima, libre conciencia española.

© La Gaceta de la Iberosfera

 

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Como no hay dos sin tres, y como el ataque de los miserables al que contesta Hughes en los anteriores artículos toma pie (desfigurándolas) en algunas frases de su primer artículo, bueno será reproducir también este último artículo («El manifiesto»).

Reacciones al pogromo

Manifestantes musulmanes e izquierdistas españoles ondean banderas palestinas en la madrileña Puerta del Sol

 

Ochenta años después del Holocausto, asesinos vestidos de negro sacaban de sus hogares a ancianos, mujeres y niños judíos, los ejecutaban y exhibían sus cadáveres en las calles. En palabras de Victor Davis Hanson, lo que vimos en Israel este fin de semana fue lo más nazi desde los nazis y, sin embargo, quienes se han dedicado a perseguir el nazismo, a ver nazismo en todo, decidieron comenzar a poner matices, a nublar la vista, a señalar en varias direcciones. Hay una gran parte de la izquierda, todo un show business, que se dedica a la industria del avistamiento de nazis hasta que los nazis aparecen y entonces se ponen a silbar. Todo es extrema derecha y rebrote del fascismo y del nazismo, pero cuando se organiza un pogromo en Israel deciden ensayar la bizquera moral.

No es gente seria, no es gente decente. No es gente con la que se pueda hacer gran cosa, pero son legión y televisión.

Visto esto, y aprovechando el losantismo neuronal de su parroquia (los silogismos instalados) Feijoo ha corrido a hacer la regla de tres y señalar equidistancia gubernamental con Hamás, un exceso para quien nos iba a traer la política de adultos. Ya tendríamos así el Clásico, el Barça-Madrí: de un lado, el sanchismo hamasiano, de otro, la derecha liberalia proisraelí, guardiana de Occidente (¡un Occidente de Libres e Iguales!). Unos llaman nazi a todo el mundo, los otros son más finos y señalan trazas de antisemitismo en el discurso. Para el liberalio, mecánico y jetoncio, mamónico y mamífero, jugar a estas cosas ofrece el mayor prestigio intelectual y ennoblece su amor al vil metal. Creen recibir así algo del fulgor moral del alma judía.

Pero no deberían ir tan rápido. En primer lugar, porque en su condena, tan justa, por momentos ha llegado a asomar una deriva casi genocida. Una sorprendente fraseología civilizacional. En el extranjero, el cargante Jordan Peterson pedía a Netanyahu que los mandara al infierno. La idea subyacente es bombardear Gaza, borrarlo todo del mapa. Pero estas posiciones, «el lado correcto de la historia», a veces no guardan las debidas proporciones. Tampoco explican su reciente olvido de Armenia, exterminio que no les permite, como si sucede con Israel o la justa causa democrática otanera, jugar a ser otros. Disfrazarse por un día. ¿Acaso los muertos por terrorismo sufridos en España disculparon alguna vez un endurecimiento de la respuesta? Los centristas y centroderechistas se toman con Israel unas vacaciones de su demoliberalismo, de su infinita paciencia con el Estado liberal. Incluso el nacionalismo deja de ser tan malo. La palabra clave es «existencial». Hay pueblos que pueden tener bomba atómica, hay pueblos que pueden invocar el peligro existencial.

Pero hay más. Olvidan su propia responsabilidad. ¿Recuerdan lo malo para el mundo que iba a ser Trump? ¡Traería el fascismo! Ahora gobiernan los buenos, Biden y los demócratas listos, y el mundo está como está. ¿Tiene alguna responsabilidad la política exterior de Biden en los ataques a Israel? ¿Serán capaces de reconocerla los mismos que la han negado en Ucrania? Los halcones ya toman posiciones. O posición, pues siempre es la misma. Lindsey Graham señala con su dedo rosado un punto en el mapa; y ya se escucha el gañido: Irán, Irán, Irán…

 

 

 

 


3 Comments

  1. Hughes no ha sido Cancelado. Ha sido Censurado.

    Vuelve a publicar el donde le han censurado. No se ha retractado de los artículos censurados, pero ha sido vencido.

    Con él hemos sido vencidos todos. Ya sabemos que «fuera» (del sistema) hace frío. Un frío mortal.

    Sistema o muerte. Parece una opción entre dos posibilidades, pero no es así. El sistema es mortal.

    La dicotomía -seguiridad o libertad- ha desaparecido. No hay Seguridad, y hemos renunciado a la Libertad.

    Fuera hace frío. Pero dentro solo hay silencio. La paz del Cementerio.

    Sin Justicia, no tenemos nada. Ninguna posibilidad de recuperar nuestro mundo.

    Hughes, lamento que hayas sucumbido. Tu derrota es la nuestra.

    Por nuestra parte, después de tantos años fuera, nos hemos hecho al frío.

    Quizás porque pensamos en la utilidad de la vida: Sirve para proteger la Libertad.

    Hasta la vista

  2. El fin se acerca, si es que aun no ha llegado.

    Es la «Sociedad Abierta», que se ha cerrado sobre si misma.

    Un célebre imbécil, KPOP, teorizó sobre la «Sociedad abierta y sus enemigos». Su alumno preferido, Georges Soros, nos encerró en esta Sociedad «abierta» tan cerrada por los Servicios Secretos.

    Se nos enseñó que una sociedad mundial basada en la Soberanía de los estados, y por tanto, en la democracia, era mala, muy mala.

    Lo bueno era superar las sociedades cerradas y sus dogmas, el mecanismo fue la Open Society. Prometía una libertad no encerrada por las políticas nacionales, que eran dominadas por una etérea oligarquía, que se imponía a las mayorías.

    Una Sociedad abierta global es lo mismo que una sociedad cerrada global. Cambiamos la soberanía estatal por la Soberanía de los Milmillonarios. Hemos alcanzado la imposibilidad de recuperar la libertad. Ha costado, pero lo hemos logrado.

    Para ello, antes, el imbécil, KPOP, tuvo que acometer juegos florales siniestros. Sus cómplices nos convencieron de que debíamos ser Tolerantes. Y luego nos explicaron que la «Tolerancia» consiste en ser Intolerante.

    Así que, en lugar de una sociedad abierta y tolerante, hemos logrado una sociedad cerrada e intolerante, que además es global, total y tecnológica, de la que no va a ser posible salir sin gravísimos daños.

    La otra opción es la de Hughes: Doblar la cerviz ante el poder del dinero.

    Fuera hace frío.
    Enhorabuena !!

    • Las conspiraciones de la Izquierda se planifican en los clubs financieros.

      La izquierda ya no existe. Al igual que «la derecha» está dirigida por mercenarios del NWO.

      No nos queda nada; ni siquiera esperanza.

      Puede ser un buen comienzo.

      Sin miedo ni esperanza, ¿será posible construir el camino que conduce a la Libertad?

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