GEORGE ORWELL Y «LAS IDEAS LUJOSAS».

 

Gaceta, 16 JULIO 2023

LAS IDEAS LUJOSAS

 

En su último artículo para Ideas en La Gaceta, Dalmacio Negro escribía que el socialismo es cosa de ricos. Se refería sobre todo al llamado ‘capitalismo moralizante’, cuyas ideas parecen tener esa naturaleza: algo para ricos o con lo que el capitalismo señala virtud.

El psicólogo americano Rob Henderson confirma algo parecido en su teoría de las ideas lujosas. Tom Wolfe ya escribió sobre la izquierda exquisita y el gusto de los ricos por lo contracultural, pero Henderson va más allá describiendo un mecanismo de adopción de convicciones o ideología inspirado en Teoría de las Clase Ociosa de Thorstein Veblen, que estudió a los ricos americanos del siglo XIX y encontró que se distinguían mediante un consumo de lujo, un consumo de bienes conspicuos destinados precisamente a señalar estatus y a diferenciarse de los demás.

Los ricos siguen haciendo esto, pero los bienes lujosos han sido complementados con ideas: ideas o creencias que sirven para distinguirse de los demás con un atributo de intelectualidad, sofisticación moral o virtud.

Henderson pone el ejemplo de las nuevas ideas sobre moral sexual y familiar. La vida en pareja estable tradicional y el matrimonio son cuestionados por la libertad sexual o el poliamor. Sin embargo, Henderson se sorprendió al comprobar que los porcentajes de niños viviendo con sus dos padres, padre y madre, había cambiado de manera muy distinta según el nivel de renta desde los años 60. En las familias acomodadas, el 95% de los niños seguían viviendo en hogares estables, mientras que en la clase trabajadora el porcentaje había caído del 85 al 30%.

 

 

Porque una característica de estas ideas de lujo es que tienen efectos muy distintos en quienes las adoptan. Esa es exactamente su naturaleza. Los ricos las abrazan precisamente porque pueden permitírselas. Los pobres no. Pero los pobres las persiguen como persiguen bienes de lujo que no pueden conseguir. Para los bienes lujosos se endeudan y arruinan y algo así sucede con las ideas lujosas: no pueden afrontar sus efectos.

Pero existe una emulación comprobada, un efecto confirmado por el que las personas de menor renta tratan de imitar lo que hacen los ricos. Sucede en todo. En la moda, en el estilo de vida, en lo que se consume, pero también en las creencias: en cómo se vive y en qué se defiende.

 

Porque una característica de estas ideas de lujo es que tienen efectos muy distintos en quienes las adoptan. Esa es exactamente su naturaleza. Los ricos las abrazan precisamente porque pueden permitírselas. Los pobres no. Pero los pobres las persiguen como persiguen bienes de lujo que no pueden conseguir. Para los bienes lujosos se endeudan y arruinan y algo así sucede con las ideas lujosas: no pueden afrontar sus efectos.

 

¿De qué tipo de creencias hablamos? Unas ideas que los ricos adoptan para distinguirse de otros ricos o del común de la población porque pueden permitírselas.

Por ejemplo, pueden no ser patriotas o prescindir del Estado nación porque están protegidos dentro de los flujos del modo de vida cosmopolita o global.

Pueden defender la ‘innovaciónsexual porque tienen recursos y estructuras afectivas para reaccionar y encontrar pareja si lo desean.

Pueden solicitar, sucede en Estados Unidos, que se retire financiación a la policía, algo que apoyan en mayor medida los blancos ricos demócratas, porque ellos están en zonas seguras y además pueden costearse seguridad privada.

Pueden apoyar la inmigración masiva porque al hacerlo son mejores personas y no sufren los efectos negativos. Si acaso, los positivos: mano de obra más barata o trabajadores domésticos más asequibles.

Está demostrado que son ideas apoyadas por los niveles de renta más altos. Por ejemplo, hace unos días se conoció una encuesta oficial en EE.UU. sobre el grado de conformidad o disconformidad con la decisión de la Corte Suprema contra la acción afirmativa racial en las universidades americanas. Quienes más fuertemente desaprobaban la decisión de los jueces estaban en el segmento más alto de renta.

El efecto neto de estas ideas lujosas, una vez que se difunden o triunfan, acaba siendo como una trasferencia social añadida de los pobres a los ricos, porque quienes tienen mayor renta obtienen con ellas una diferenciación de estatus efectiva, un efecto positivo, mientras que los de menor renta, movidos por la pura emulación, al adoptar esas convicciones lujosas sufren unos efectos negativos para los cuales no están protegidos. Por eso son ideas/bienes de lujo: porque no se las pueden permitir.

 

 

Vivimos rodeados de ideas que confieren estatus como bienes caros que unos exhiben y otros desean. Hay incluso una clase entera, como un sector intermedio de la población, dedicada a la exhibición casi profesional de estas creencias: actores, intelectuales, periodistas y ciertas profesiones liberales urbanas que defienden su estatus social con unas ideas-atributo que les otorgan, frente a los demás, una diferencia basada en la virtud y la sofisticación intelectual. Se diría que en algunos casos (actores, intelectuales, mundo de la cultura), su labor profesional es esa: prestigiarlas y difundirlas para estimular la emulación; que justifican su posición y función social precisamente por el hecho de adoptarlas. Esa clase o subclase que difunde ideas lujosas es imitada por la población (aspiracional) con los efectos conocidos. Porque, efectivamente, hay ideas de ricos que los pobres no se pueden permitir.

 

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ORWELL A 120 AÑOS DE SU NACIMIENTO

Sus proféticas distopías nos pueden ayudar a entender la degeneración del sistema en el que vivimos

Por Juan Manuel Sayago Guzmán

Ideas, 15 JULIO 2023
 

 

Ensayista, novelista y referente de toda una generación de periodistas, Eric Blair nació el 25 de junio de 1903 en Motihari, una pequeña ciudad de Bengala que formaba parte del Raj Británico de la India. Dicha localidad, fronteriza con Nepal, era muy apreciada por la Corona británica debido a su ingente producción de opio, de cuyo monopolio disfrutaba el imperio colonial. A eso, en concreto, se dedicaba su padre, pues trabajaba como agente del Departamento Británico del Opio, supervisando el control de calidad del producto.

No permaneció demasiado en la India, pues regresó a Inglaterra junto a su madre y su hermana para estudiar en la campiña inglesa de Oxfordshire, en la una pequeña escuela en la localidad de Henley. Reacio a narrar con detalle su infancia, debió quedar prendado de sus bucólicos paisajes, pues en sus distopías más famosas muestraun profundo amor por los animales y la naturaleza inglesa, punto en el que incide Christopher Hitchens en el epílogo de Rebelión en la granja (Barcelona: Penguin, 2019).

Concluyó su etapa educativa con una beca en el Eton College de Berkshire para regresar a las colonias británicas en 1922 como suboficial de la Policía Imperial en Birmania. La experiencia allí no fue de especial agrado para él, pero le sirvió para escribir Los días de Birmania, publicada en 1934. En 1927 regresó a Europa con el objeto de convertirse en escritor y esta etapa sería la que marcara su pensamiento. Desde ese año, se dedicó a “vagabundear”, como señaló después, entre París y Londres. Su regreso al hogar familiar, ubicado en el rural condado de Suffolk, se produjo finales de 1928. Durante ese periodo, nació un escritor dedicado a la docencia y muy concienciado con los problemas de la clase obrera inglesa, algo reflejado en El camino de Wigan Pier, publicado en 1937.

Ahí fue en 1933 donde adoptó el pseudónimo de George Orwell —inspirado por un río homónimo de Suffolk— cuando se publicó su primer libro Sin blanca en París y Londres. Sin embargo, lo que marcará de manera profunda la vida y proyecto ideológico y literario de Orwell será el estallido de la Guerra Civil en España. Pudo partir hacia los campos de batalla españoles tras conseguir una carta de recomendación de Fenner Brockway, miembro del Independent Labour Party. Antes tuvo que pasar por París para recoger la documentación correspondiente en el consulado. Allí fue famoso su encuentro con Henry Miller, donde le explicó el deber moral que tenían los escritores por sumarse a la lucha armada.

Con 33 años en ese momento, llegó a Barcelona el día después de Navidad de 1936 para alistarse en las milicias del partido de ideología trotskista POUM “porque en aquel momento y en aquella atmósfera parecía lo único razonable”, tal y como señala en Homenaje a CataluñaEn la Guerra Civil compartió trinchera con los anarquistas, donde fuetestigo de las pugnas internas entre los partidos y sindicatos del Frente Popular y la imposición ideológica y doctrinal que Stalin estaba marcando desde Moscú para los partidos comunistas de España.

En Barcelona tuvo también la ocasión de participar en el conflicto entre CNT-FAI, apoyado por el POUM, y el Partido Comunista, junto al que estaban el PSUC, ERC y que contaba con el apoyo de las autoridades del Frente Popular. Estos hechos, producidos en mayo de 1937, y la consiguiente represión emprendida por el gobierno de Negrín contra el POUM —con sucesos como el secuestro y asesinato de Andreu Nin y la propia ilegalización del partido trotskista— motivaron que Orwell, su esposa y otros dos ingleses abandonaran Cataluña.

La experiencia en la Guerra Civil española, que le había dejado una herida de bala en el cuello, y la exacerbada represión del régimen de Stalin, habían hecho que Orwell se alejara de los postulados comunistas, posicionándose como en una “izquierda disidente”, que tampoco comulgaba con el Partido Laborista Británico. De hecho, en Barcelona tuvo una sensación de que los miembros del PCE vigilaban a anarquistas y miembros del POUM que expresó diciendo: “Todo el tiempo teníamos la odiosa impresión de que cualquiera que hasta entonces había sido nuestro amigo podía estar denunciándonos a la policía secreta. Nadie que estuviera entonces o los meses que siguieron podrá olvidar el horrible clima generado por el miedo, la sospecha, el odio, los periódicos censurados, las cárceles atestadas, las larguísimas colas de la compra y los grupos armados que recorrían las calles”. Testimonio que bien recuerda a su famosa distopía 1984, donde el gobierno del Hermano Mayor promueve hasta que los hijos delaten los actos de disidencia de sus padres.

 

 

¿Por qué debemos leer a Orwell?

Más allá de sus valiosos artículos de prensa y del clásico de la literatura de la Guerra Civil, Homenaje a Cataluñala influencia profética de Orwell en la actualidad se aprecia en sus distopías más icónicasRebelión en la Granja y 1984. Si bien la fábula animal es un relato de la perspectiva orwelliana de la desvirtuación de la Revolución Rusa, la obra del Big Brother supone el culmen de la represión totalitaria, la eliminación hasta las últimas consecuencias de la libertad -en todos sus planos- y la imposición de un control absoluto por parte del Partido Interior del Socing (Socialismo inglés en la nuevalenguaorwelliana).

En Rebelión en la Granja, Orwell narra como los animales la Granja Solariega, basándose en los discursos de El Comandante -cerdo que representa a la dupla Marx-Lenin expulsan de ella al Sr. Jones bajo la capitanía de los otros lechones Napoleón y Bola de Nieve. Los primeros años suponen una imposición del socialismo utópico, pero la novela deja ver elementos que pueden resultarnos familiares: el control de la propaganda —personificado en el cerdo Chillón—, la eliminación de la disidencia, las purgas, la manipulación de las masas, el surgimiento de las élites opulentas representadas en los cerdos y la manipulación de la historia.

Este último es un elemento trascendental en la obra de Orwell pues, en las situaciones de crisis y duda los animales se preguntaban: «¿Estamos mejor con el Sr. Jones?«. Pero el control del relato sobre el pasado causó el olvido de los animales de la granja, por lo que adquirieron la idea de que, pese a las paupérrimas condiciones tras la revolución animal, los tiempos anteriores al gobierno de los cerdos eran siempre peores. De hecho, la conformación de élites en la URSS que vivían como cualquier burgués occidental y la decepción de Orwell por ello es lo que muestra en Revolución en la Granja a través del dogma impuesto por los cerdos: «Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros«. De nuevo, las élites que llevan una vida de excesos exigen sacrificios al cada vez más depauperado pueblo.

 

De nuevo, las élites que llevan una vida de excesos exigen sacrificios al cada vez más depauperado pueblo

 

1984 ya supone el desarrollo completo de las ideas dibujadas de forma breve en Rebelión en la Granja. La tónica de dicha obra es el control extremo de la población, vigilada las 24 horas a través de la instalación en las calles de micrófonos y pantallas, la creación de todo un sistema de manipulación, control y represión a través de ministerios instaurados en expreso para ello, el repudio de las clases obreras conocidas como «los proles«, la eliminación de la propiedad privada, el rechazo a las relaciones sexuales, al amor y a los lazos familiares. También el uso del lenguaje como forma de suprimir la libertad de pensamiento —algo que nos resulta muy familiar ahora— y la creación de un chivo expiatorio al que culpar de todos los males de la sociedad, encarnado en la persona de Goldstein.

Se ha podido apreciar en los últimos años, en especial, ese castigo a la opinión disidente con el pensamiento general y «oficial», el intento de modificación de la lengua y del pasado a través de leyes ideológicas y la denostación de autores clásicos. Por eso, leer a Orwell 120 años después de su nacimiento sigue siendo algo muy valioso y que nos puede ayudar a entender la degeneración del sistema en el que vivimos. De su obra, uno de sus pasajes más valiosos es este de 1984, fruto de una conversación de Winston Smith y Symededicado ala modificación de la literatura clásica para adaptarla a la ideología del Socing y a la nuevalengua“En 2050, probablemente antes, la viejalengua habrá desaparecido. Toda la literatura habrá sido destruida. Chaucer, Shakespeare, Milton, Byron… existirán únicamente en versiones en nuevalengua, no sólo convertidas en algo diferente sino transformadas en algo opuesto a lo que eran antes”.

 

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REBELIÓN EN LA GRANJA (PELÍCULA COMPLETA)

 

LA REBELIÓN DE LA GRANJA (Película completa) George Orwell

Publicado el 14 abr. 2013 por Esteban Cruz

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Personajes: Cada personaje representa a un individuo o grupo que tuvo participación importante durante la historia de la revolución rusa.

Mayor: se le atribuye a Lenin que fue el inspirador de la rebelión y que en este cuento es quien alienta a los animales a un gobierno autodirigido y da toda la materia idológica para lo que harían a continuación. Algunos opinan, y comparto la tendencia, a que este lugar debería atribuírsele a Marx (autor de El Capital) quien en realidad fundamentó las ideas del comunismo, y de hecho al empezar a leer da por pensar que el Mayor es Marx, pero luego en el episodio donde se exhibe el cráneo de Mayor para la inspiración de los animales se vuelve claro que es la homologación de la momificación de Lenin.

Snowball: se trata de Trotsky, líder político y revolucionario ruso que tuvo importante rol en la ejecución militar de la revolución soviética. Este personaje al igual que su homólogo real, son exiliados por las fuerzas leales a Napoleón (Stalin) cuando empiezan a aparecer diferencias de opinión sobre el rumbo de la revolución.

Napoleón: nada más y nada menos que Stalin, máximo líder del partido comunista de la URSS. Ideas bastante radicales, hace uso de agentes para mantener el control (los perros), empieza a desprestigiar a Snowball cuando este no se hace eco de sus propuestas. A lo largo de la historia se va convirtiendo en lo que en un principio repudiaron y dijeron que nunca se convertirían.

Boxer: el caballo de tiro de la granja, representa la fuerza obrera de Rusia, altamente comprometida con el trabajo.

Benjamín: el burro, representa la élite intelectual de Rusia, quien si bien cuestiona las acciones de los cerdos es lo suficientemente sabio para no expresarlas explícitamente y evitar ser perseguido.

Ovejas y gallinas: representan a los campesinos rusos. En la novela estas se dejan ideologizar fácilmente y se hacen eco de cualquier nueva línea que dictaminen los cerdos sin cuestionarla. Forman el grueso de la granja.

Moisés: el cuervo, representa a la iglesia ortodoxa rusa. Su capacidad de volar le da en la historia la posibilidad de salir de la granja, visitar otras, llevar y traer noticias, aunque su lealtad no es clara de con quién esta.

Jones: el dueño original de la granja, representa al zar y en general al mundo capitalista contra quienes combaten los animales. Luego de ser expulsado por la rebelión animal, hace intentos por retomar la granja. Al principio otros granjeros le dieron apoyo apostando por su éxito, pero a medida que el gobierno animal se hacía estable y de hecho buscaban crear sus propias alianzas, el granjero iba perdiendo influencia.

 

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