CAPITULO 3: «Sobre el imperio Asirio». Primera Parte
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LA CRONOLOGÍA DE LOS REINOS ANTIGUOS, ENMENDADA
Por Isaac Newton
CAPITULO III. Sobre el Imperio Asirio
PRIMERA PARTE
Traducción de María José Carrasco García
De la misma forma en que se han convertido a los dioses o antiguos reyes deificados de Grecia, Egipto y Siria de Damasco en mucho más antiguos de lo que son en realidad, igual se ha hecho con los de Caldea y Asiria; pues Diodoro nos dice que cuando Alejandro Magno estuvo en Asia, los caldeos calculaban que habían pasado 473.000 años desde la primera vez que comenzaron a observar las estrellas, y que Ctesias, al igual que los antiguos escritores griego y latinos, que se copiaron de él, han hecho que el imperio asirio ocurriera con tanta antigüedad como si hubiera existido 60 o 70 años antes del diluvio de Noé. Asimismo, nos cita los nombres de los reyes de Asiria hacia adelante, desde Belo y su falso hijo Nino, hasta Sardanápalo, el último rey de esa monarquía.
Sin embargo, los nombres de sus reyes, excepto dos o tres, no tienen afinidad con los nombres de los asirios mencionados en la Escritura, pues los asirios se ponían casi siempre el nombre de sus dioses: Bel o Pul; Chaddon, Hadon, Adon o Adonis; Melec o Moloch; Atsur o Assur; Nebo; Nergal; Merodach; como ocurre en estos nombres: Pul, Tiglat-Pil-eser, Salman- Asar,Salman- Asar, Adra- Melec, Shar- Assur, Assar- Hadón, Sardanápalo o Assar- Hadón- Pul, Nabon-asar o Nebo- Adon- Assur, Bel Adon, Chimiladon o Chen- El Adon, Nebo- Pul- Assur, Nabuco- don- osor-, Nergal- Shar- Assur, Labo- Assur- dach, Sheseb- Assur, Beltes- Assur, Evilmerodach, Shamgar- Nebo, Rabsaris o Rab- Assur, Nebo- Shashban, Mardocempad o Merodach- Empad. Tales eran los nombres asirios; pero los de Ctesias eran de otro tipo, excepto Sardanápalo, con cuyo nombre se había encontrado en Heródoto. Ctesias hace a Semíramis tan antigua como al primer Belo, pero Heródoto nos dice que ésta no era sino cinco generaciones anteriores a la de la madre de Labineto. Él nos muestra cómo la ciudad de Nino fue fundada por un hombre del mismo nombre, y Babilonia por Semíramis; cuando en realidad, fueron Nimrod o Assur quienes fundaron esas y otras ciudades sin darle nombre a ninguna de ellas. Él hace que el imperio asirio continúe durante unos 1.360 años más, cuando en realidad, Heródoto nos dice que duró sólo 500 años, y los números de Heródoto que se refieren a esos tiempos antiguos son todos demasiado elevados. Él hace que Nínive fuera destruida por los medos y los babilonios trescientos años antes del reinado de Astibares y Nabucodonosor, que fueron los que la destruyeron.
Asimismo, coloca los nombres de siete u ocho falsos reyes de Media entre la destrucción de Nínive y los reinados de Astibares y Nabucodonosor, como si el imperio de los medos, erigido sobre las ruinas del imperio asirio, hubiera durado 300 años, cuando en realidad duró 72; y al verdadero imperio de los asirios descrito en la Escritura, cuyos reyes eran Pul, Tiglat- Pileser, Salmanasar, Senaquerib, Asarhaddón, etc., no los menciona, aunque estaban mucho más cerca de su propio tiempo, lo cual muestra cuán ignorante era en lo relativo a las historias antiguas de los asirios. Sin embargo, hay algo de verdad en el fondo de todas sus historias, como suele haber en los romances, como que Nínive fue destruida por los medos y los babilonios, que Sardanápalo fue el último rey del imperio asirio, y que Astibares y Astiages eran reyes de los medos. No obstante, lo ha convertido todo en demasiado antiguo y, por vanagloria, se ha tomado demasiadas libertades en falsear nombres e historias para complacer a su lector.
Cuando los judíos acababan de retornar de la cautividad en Babilonia, confesaban sus pecados de esta manera: “Así pues, Dios nuestro, no permitas que parezcan pequeñas a vuestros ojos, todas las penalidades que han sido infligidas sobre nosotros, sobre nuestros reyes, sobre nuestros príncipes, y sobre nuestros sacerdotes, y sobre nuestros profetas, y sobre nuestros padres, y sobre todo tu pueblo, desde el tiempo de los reyes de Asiria, hasta nuestros días” Neem. IX.32., es decir, desde el tiempo del reino de Asiria, o desde el levantamiento de ese imperio.
Por tanto, el imperio asirio se levantó cuando los reyes de Asiria comenzaron a afligir a los habitantes de Palestina, lo que ocurrió en los días de Pul. Éste y sus sucesores afligieron a Israel, conquistaron las naciones de alrededor de ellos y, arruinando muchos de los pequeños antiguos reinos, erigieron su imperio y conquistaron a los medos al igual que a otras naciones. Pero Ctesias no sabía ni una palabra de estas conquistas, ni tan siquiera los nombres de los conquistadores o que había un imperio asirio en pie por entonces, pues él supone que los medos reinaban en ese tiempo, y que el imperio asirio había llegado a su fin más de 250 años antes de que hubiera comenzado.
Sin embargo, debemos admitir que Nimrod fundara un reino en Babilonia y quizás que se extendiera hasta Asiria; pero este reino no era sino de pequeña extensión si se compara con los imperios que se levantaron más tarde, ya que estaba sólo entre las fértiles llanuras de Caldea, Casitas y Asiria, regadas por el Tigris y el Eúfrates, y aún en el caso de que fuera más grande, no habría continuado así por mucho tiempo pues la costumbre de esa época de los principios era que cada padre dividiera sus territorios entre sus hijos. Así que Noé fue rey de todo el mundo, Cam fue rey de toda África, y Jafet, de toda Europa y Asia Menor; pero estos no dejaron ningún reino en pie.
Después de los días de Nimrod no tenemos más noticias de un imperio asirio hasta los tiempos de Pul. Los cuatro reyes que en los días de Abraham invadieron la costa meridional de Canaán, venían de los países donde había reinado Nimrod, y quizás fueran algunos de sus descendientes los que compartieran sus conquistas.
En tiempos de los Jueces de Israel, Mesopotamia estaba bajo el poder de su propio rey, Jue. III.8; y el rey de Sobá reinaba en ambos lados del río Eúfrates hasta que David lo conquistó, 2 Samuel. VIII, y X. Los reinos de Israel, Moab, Amón, Edom, Filistia, Sidón, Damasco y el de Hamat el grande, continuaron bajo el poder de otros señores que no eran los asirios hasta los días de Pul y de sus sucesores. Igual les ocurrió a la casa de Edén, Amós I.5. y 2 Reyes XIX.12, y a la de Harán o Charrás, Génesis. XII y 2 Reyes XIX.12, y a la de Sefarvaím en Mesopotamia, y a la de Calneh cerca de Bagdad, Génesis. X.10, Isa. X.9, 2 y Reyes XVII.31.
Sesac y Memnón fueron grandes conquistadores y reinaron sobre Caldea, Asiria y Persia, pero en sus historias no hay ni una palabra de que un imperio asirio de pie por entonces, les presentara ninguna oposición. Por el contrario, Susiana, Media, Persia, Bactria, Armenia, Capadocia, etc. fueron conquistadas por ellos y continuaron bajo el poder de los reyes de Egipto hasta después del largo reinado de Ramsés, el hijo de Memnón, como hemos explicado antes. Homero menciona a Baco y a Memnón, reyes de Egipto y Persia, pero no sabía nada de un imperio asirio. Jonás hizo sus profecías cuando Israel estaba bajo la aflicción que le infligía el rey de Siria, y esto fue en la última parte del reinado de Joacaz y la primera parte del reino de Joaz, reyes de Israel. Asimismo, creo que fue durante el reinado de Moeris, el sucesor de Ramsés, rey de Egipto, y unos sesenta años antes del reinado de Pul. Nínive era por entonces una ciudad de gran extensión, pero llena de prados para el ganado, por eso contenía unas 120.000 personas y todavía no se había hecho tan grande y potente como para estar aterrorizada por las profecías de Jonás, o para no temer ser invadida por sus vecinos y arrasada en cuarenta días.
Algún tiempo antes de eso, se había liberado del dominio de Egipto y tenía un rey propio, pero su rey todavía no era conocido como rey de Asiria, sino sólo como rey de Nínive, Jonás. III. 6, 7, y su decreto de ayunar no había sido publicado en varias naciones ni en toda Asiria, sino sólo en Nínive y a lo mejor en los pueblos cercanos. No obstante, al poco tiempo, cuando el dominio de Nínive ya estaba establecido en casa y exaltado por toda Asiria, por llamarla con su nombre correcto, este reino comenzó a hacer la guerra contra las naciones vecinas. Por eso, sus reyes ya no eran llamados reyes de Nínive, sino que comenzaron a ser llamados reyes de Asiria.
Amós profetizó durante el reinado de Jeroboam, el hijo de Joaz, rey de Israel, poco tiempo después de que Jeroboam, hubiera sometido a los reinos de Damasco y Hamat, o sea, unos diez o veinte años antes del reinado de Pul, y así reprende a Israel por haberse crecido con sus conquistas: “Tú, que te regocijas por una nimiedad y dices: “¿No hemos obtenido el poder con nuestras fuerzas?” Pero he aquí que yo alzaré a una nación contra ti, oh casa de Israel, te dice el Señor, Dios de las naciones, y ellos te afligirán desde los umbrales de Hamat hasta el río de las tierras salvajes”.
Dios aquí amenaza con alzar una nación contra Israel; pero no dice qué nación; lo oculta hasta que aparecen los asirios y la descubren. En las profecías de Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, Miqueas, Nahum, Sofonías y Zacarías, que fueron escritas después de que se estableciera la monarquía, todos estos autores la nombran, pero en la profecía de Amós, no se nombra ni en una ocasión, aunque la cautividad de Israel y Siria eran el objeto de la profecía, y la monarquía de Israel fuera amenazada a menudo. Él sólo dice, de una manera general, que Siria se convertiría en cautiva de Quir, y que Israel, no siendo capaz de sostener su grandeza de entonces, iba a convertirse en cautiva de Damasco, y que Dios alzaría una nación para afligirlos; con esto quería decir que alzaría sobre ellos una nación de posición inferior, una nación ala que todavía no temían, pues eso significa la palabra hebrea מקם cuando se aplica a los hombres, como aparece en Amós V.2, 1 Sam. XII. 11, Salmos CXIII, 7. Jer. X, 20 y I. 32. Hab. I, 6 y Zac. XI. 16.
Como Amós no nombra a los asirios cuando se escribió esta profecía, es que no eran una gran figura en el mundo, pero iban a alzarse contra Israel. En consecuencia, se alzaron en los días de Pul y sus sucesores, ya que después de que Jeroboam hubiera conquistado Damasco y Hamat, su sucesor Menahem destruyó Tifsa con sus territorios en el Eufrates porque no se habían abierto a él. Por tanto, Israel continuó con su grandeza hasta el rey Pul, que es probable que se hiciera formidable y obligara a Menahen a comprar su paz.
Pul, por tanto, reinaba en este tiempo de después de la profecía de Amós, y al ser el primero en los registros que comenzó a cumplirla, puede ser en verdad reconocido como el primer conquistador y fundador de este imperio. Pues “Dios agitó el espíritu de Pul y el espíritu de Tiglat Piléser, rey de Asiria”, I Cro. V.20.
El mismo profeta Amós, al profetizar en contra de Israel, los amenazó de esta manera, con lo que le acababa de ocurrir a otros reinos: “Pasad”, afirma,” a Calneh y ved, y de allí id a Hamat la grande, después bajad a Gat de los filisteos. ¿Son ellos mejores que estos reinos?” Esos reinos no habían sido aún conquistados por los asirios, excepto el de Calneh o Casitas en el Tigris, ente Babilonia y Nínive. Gat, acababa de ser vencido por Ozías, rey de Judá, y Hamat, por Jeroboam, rey de Israel. Además, mientras el profeta, al amenazar a Israel con los asirios, pone ejemplos de desolaciones hechas por otras naciones y no menciona ninguna otra conquista de los asirios que la de Casitas cerca de Nínive, argumenta que el rey de Nínive estaba comenzando entonces sus conquistas y que todavía no había hecho grandes progresos en esa vasta carrera de victorias sobre la que leemos pocos años después.
Durante siete años después de la cautividad de las diez tribus, cuando Senaquerib luchó en Siria, hecho que tuvo lugar en la 16a olimpiada, le envió este mensaje al rey de Judá: “Mira, tú has oído lo que los reyes de Asiria le han hecho a todas las tierras, destruyéndolas por completo, ¿y acaso tú te salvarás? ¿Han salvado los dioses de las naciones lo que los dioses de mis padres han destruido, como a Gozán y a Harán y a Resef, y a los hijos de Edén, que estaban (en el reino de) Telasar? ¿Dónde está el rey de Hamat, y el rey de Arpad, y el rey de la ciudad de Sefarvaím, y el de Hená e Ivá?”. E Isaías presenta así al rey de Asiria presumiendo: “¿No son mis príncipes como verdaderos reyes? ¿No es Calnó (o Calneh) como Carquemís? ¿No es Hamat como Arpad? ¿No es Samaría como Damasco? Al igual que mi mano ha hallado los reinos de los ídolos cuyas imágenes talladas excedían las de Jerusalén y Samaría, ¿no he de hacer lo mismo que he hecho con Samaría y sus ídolos, con Jerusalén y sus ídolos?”
Toda esta desolación es citada como algo fresco en la memoria para aterrorizar a los judíos, y estos reinos alcanzan hasta las fronteras con Asiria, y para mostrar la amplitud de las conquistas, las llama “todas las tierras”, o sea, todos los alrededores de Asiria. Era costumbre de los reyes de Asiria, para impedir la rebelión de las gentes recién conquistadas, cautivar y trasladar a las gentes de esos países a las tierras de otros y entremezclarlas. De esto parece que podemos deducir que las ciudades de los medos donde fueron trasplantadas Galilea y Samaría fueron Halah, Jabor, Jará y Gozán. Asimismo, Damasco fue transplantada a Quir. Babilonia, Cut o los susanquitas, Hamat, Ivá y Sefarvaím, los dinaítas, los afarsaquitas, los tarpelitas, los arquevitas, los dejavitas y los elamitas o persas, eran todas naciones que Asarhaddón y sus antecesores llevaron en parte como cautivas a Samaría y que habían sido todas conquistadas no mucho antes por los asirios.
En estas conquistas estaban involucrados, por la parte oeste y sur de Asiria, los reinos de Mesopotamia, cuyas sedes reales eran Harán o Carrhae, y Carquemís o Circutium. De igual forma, estaba involucrada Sefarvaím, una ciudad del Eúfrates entre Babilonia y Nínive, a la que Beroso, Abideno y Polihistor llamaban Sippar, y Ptolomeo, Sipphara. También estaban involucrados los reinos de Siria con sede en Samaría. También lo estaban Damasco, Gat, Hamat, Arpad, y Resef, una ciudad a la que Ptolomeo situaba cerca de Tápsaco. En el lado sur y sureste estaban involucradas Babilonia y Calneh o Calnó, una ciudad que fue fundada por Nimrod, donde está ahora Bagdad, y que dio el nombre de Casitas a una gran región que estaba bajo su gobierno, y también lo estaban Telasar o Talatha, una ciudad de los hijos de Edén, que Ptolomeo situaba en Babilonia sobre el arroyo común del Tigris y el Eúfrates, que era por tanto el río del Paraíso. Asimismo, lo estaban los arquevitas en Areca o Erech, una ciudad construida por Nimrod en la parte este de Pasitigris, entre Apamia y el Golfo Pérsico; y los susanquitas de Cut o Susa, la metrópolis de Susiana. En el este lo estaban Elimais, algunas ciudades de los medos y Quir, una ciudad y gran región de Media, entre Elimais y Asiria, llamada Kirene por el intérptrete y parafraste latino, y Carine por Ptolomeo. En el nordeste lo estaban Jabor o Kaboras, una región montañosa entre Asiria y Media, y los afarsaquitas u hombres de Arrapachitis, una región habitada al principio por Arfaxad, y situada por Ptolomeo en el fondo de las montañas de al lado de Asiria. En el norte, ente Asiria y las montañas gordianas, estaba involucrada Halah o Chalacha, la metrópolis de Calachene, y más allá de estas, en el mar Caspio, lo estaba Gozán, llamada Gauzania por Ptolomeo.
Así estas nuevas conquistas se extendían por cada lado desde la provincia de Asiria hasta considerables distancias, y componían el gran cuerpo de esa monarquía, así que bien podía el rey de Asiria presumir de cómo sus ejércitos habían destruido todas las tierras. Todas estas naciones tenían hasta entonces distintos dioses, y cada una consideraba a su dios, el dios de su propia tierra y el defensor de ella contra los dioses de Asiria, y por tanto, nunca hasta entonces habían estado unidas bajo la monarquía Asiria, en especial, considerando que el rey de Asiria no presume de que hubieran sido conquistadas más de una vez por los asirios, sino de que el monarca de Asiria las había inundado, ya que eran pequeños reinos,: “¿Acaso no sabéis”, les dice Senaquerib a los judíos” lo que yo y mis padres les hemos hecho a la gente de otras tierras?… pues si ningún dios de ninguna nación ni reino ha podido salvar a su gente de mis manos, ni de las manos de mis padres, ¿Cuánto menos podrá vuestro dios salvaros a vosotros de mis manos?”. Por tanto, él y sus padres, Pul, Tiglat Piléser y Salmanasar fueron grandes conquistadores, y con una sucesión de victorias habían invadido hacía poco tiempo todas las naciones de alrededor de Asiria y así habían instaurado esa monarquía.
Entre los reinados de Jeroboam II y de su hijo Zacarías, hubo un interreinado de unos diez o doce años en el reino de Israel. Además, el profeta Oseas en el tiempo de ese interreinado, o poco después, menciona al rey de Asiria con el nombre de Jareb y a otro conquistador con el nombre de Salman, y quizás Salman sea la primera parte del nombre Salmanasar, e Iareb o Irib, ya que se puede leer de ambas maneras, la última parte del nombre de su sucesor Senaquerib. No obstante, quienesquiera que fueran estos príncipes, no parece que reinaran antes de Salmanasar.
Pul o Belo parece ser el primero que llevó sus conquistas más allá de la provincia de Asiria. Conquistó Calneh con sus territorios en el reinado de Jeroboam, Amós I. I. VI. 2. e Isa. X.,8, 9. e invadió Israel en el reinado de Menahem, 2 Reyes. XV. 19 pero no se quedó en la tierra, ya que Menahem pagó por ella un rescate de mil talentos de plata. Durante su reinado, por tanto, Asiria avanzó hasta este lado del Tigris, ya que él era un gran guerrero y parece que conquistó Harán y Carquemís, y Resef y Calneh y Telasar, e incluso pudo haber fundado o ampliado la ciudad de Babilonia y construido su viejo palacio.
Heródoto nos dice que una de las puertas de Babilonia se llamaba “la puerta de Semíramis” y que Semíramis adornaba los muros de la ciudad y el Templo de Belo, y que ella era cinco generaciones más antiguas que Nitocris, la madre de Labinito o Nabonido, el último rey de Babilonia, y por tanto, floreció cuatro generaciones o unos 134 años antes de Nabucodonosor y, en consecuencia, durante el reinado de Tiglat Piléser, el sucesor de Pul. Asimismo, los seguidores de Ctesias nos dicen que ella contruyó Babilonia y que era la viuda del hijo y sucesor de Belo, el fundador del imperio asirio, o sea, la viuda de uno de los hijos de Pul; pero Beroso, un caldeo, culpa a los griegos por ascribir la construcción de Babilonia a Semíramis; y otros autores adscriben la construcción de esta ciudad a Belo mismo, o sea a Pul. Así Curtio nos dice “Semiramis Babylonem condiderat, vel ut plerique credidere Belo, cuius regia ostenditur”, y Abideno, que tenía su historia de los antiguos monumentos de los caldeos, escribe: “Λέγεται Βηλον Βαβυλωνα τείχει περιβαλειν· τωι χρόνω δὲ τωι ἰκνευμένω α ̓φανισθηναι. τειχίσαι δὲ ἀυθις Ναβουχοδονόσορον, τὸ μέχρι της Μακεδονίων α ̓ρχης διαμειναν ἐὸν χαλκόπυλον”.
Se decía que Belo rodeó Babilonia con una muralla, que con el tiempo fue demolida, y que Nabucodonosor después construyó una nueva muralla con puertas de bronce, que permaneció allí hasta el tiempo del imperio macedonio; y por eso, Doroteo, un antiguo poeta de Sidón, escribe:
Αρχαιη Βαβυλων, Τυριου Βηλοιο πολισμα.
La antigua ciudad de Babilonia construida por el tirio Belo.
Esto es, por el sirio o asirio Belo, ya que las palabras tirio, sirio y asirio se usaban en la antigüedad una por otra, de una forma promiscua. Herenio nos dice que fue construida por el hijo de Belo, y este hijo puede ser Nabonasar.
Tras la conquista de Calneh, Telasar y Sippare, puede que Belo tomara Caldea y comenzara a construir Babilonia, que dejaría a su hijo menor, ya que en el Canon de Ptolomeo se les llama a todos los reyes de Babilonia, “asirios”, y Nabonasar es el primero de ellos. De igual modo Nabucodonosor se reconocía a sí mismo descendiente de Belo, o sea, del asirio Pul; y la construcción de Babilonia es adscrita por Isaías a los asirios: “Mirad”, dice, “la tierra de los caldeos: Este pueblo no existía hasta que los asirios lo fundaron para los que moraban en el desierto” (es decir, para los árabes) “Ellos levantaron sus torres, ellos alzaron sus palacios”.
De todo esto parece que podemos deducir que Pul fundó las murallas y los palacios de Babilonia, y dejó la ciudad junto con la provincia de Caldea a su hijo pequeño Nabonasar, y que Nabonasar terminó lo que su padre había comenzado y le erigió el Templo de Júpiter Belo a su padre, y que Semíramis vivió en esos días y fue la reina de Nabonasar porque una de las puertas de Babilonia se llamaba la puerta de Semíramis, como afirma Heródoto. Lo que puede dudarse es si ella continuó reinando allí después de la muerte de su marido.
A Pul, por tanto, lo sucedió en Nínive, su hijo mayor Tiglat Piléser, por el mismo tiempo que le dejó Babilonia a su hijo pequeño Nabonasar. Tiglat Piléser, el segundo rey de Asiria, batalló en Fenicia y capturó Galilea con dos tribus y media, en los días de Peka, rey de Israel, y las ubicó en Halah, y en Jabor y Hara, y en el río Gozán, lugares que se encuentran en la frontera occidental de Media, entre Asiria y el mar Caspio, 2 Reyes. XV.29 y I Cró. V 26. Asimismo, más o menos sobre el quinto o sexto año de Nabonasar, fue a ayudarle al rey de Judá contra los reyes de Israel y Siria, y quitó la sede del reino de Siria, que había estado en Damasco desde los tiempos del rey David, y trasladó a los sirios a Quir en Media como Amós había profetizado. Además colocó a otras naciones en las regiones de Damasco, 2 Reyes. XV. 37 y XVI.5, 9. Amós I. 5. José. Antiq.9. c.13. de donde parece deducirse que los medos fueron conquistados antes y que el imperio de los asirios se había ya hecho grande: “Pues el Dios de Israel agitó el espíritu de Pul, rey de Asiria, y el espíritu de Tiglat Piléser, rey de Asiria, para hacer la guerra” I Cró. V. 26.
Salmanasar o Salmanaser, a quien Tobías llamaba Enemeser, invadió toda Fenicia, tomó la ciudad de Samaría y capturó Israel, y los ubicó en Halah y Habor, junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos. Oseas parece decir que él había tomado Arbela. Asimismo, su sucesor Senaquerib dijo que sus padres habían conquistado también Gozán, Harrán o Carrhae, Resef o Resén, a los hijos de Edén, y a Arpad o los Aradii, 2 Reyes. XIX.12.
Senaquerib, el hijo de Salmanasar, invadió Fenicia en el 14 o año de Ezequías, tomó varias ciudades de Judá y lo intentó con Egipto; y al venir a enfrentarse contra él Setón o Sebikos, rey de Egipto, y Tirhaca, rey de Etiopía, perdió en una noche 185.000 hombres, dicen algunos que por una plaga, o que quizás por los rayos o un viento fiero que sopla algunas veces en los desiertos vecinos, o más bien al ser sorprendidos por Setón o Tirhaca. De hecho, los egipcios, para conmemorar esta acción, le erigieron una estatua a Setón, con un ratón en la mano, símbolo egipcio de la destrucción.
Tras esta derrota, Senaquerib volvió raudo a Nínive, ya que su reino había comenzado a tener problemas, así que Tobías no pudo entrar en Media, pues los medos estaban en este tiempo, creo yo, sublevándose. Poco después fue asesinado por dos de sus hijos, quienes huyeron a Armenia, y su hijo Asarhaddón lo sucedió. En ese tiempo fue cuando Merodac- Baladán o Mardocempad, rey de Babilonia, le envió una embajada a Ezequías, rey de Judá.
Asarhaddón, a quien Tobías llamaba Sarchedón, los LXX llamaban Asordán, y el Canon de Ptolomeo, Asaradón, comenzó su reinado en Nínive en el año 42 de Nabonasar y en el año 68, lo extendió a Babilonia. Después, llevó al resto de los samaritanos a la cautividad y pobló Samaría con cautivos traídos de varias partes de su reino: los dinaítas, los afarsaquitas, los tarpelitas, los afarsitas, los arquevitas, los babilonios, los susanquitas, los deavitas y los elamitas ( EsdrasIV.2,9), por tanto, tuvo que reinar sobre todas estas naciones. Peka y Rezín, reyes de Samaría y Damasco, invadieron Judea, durante el primer año de Ahaz. Asimismo, en los 65 años posteriores, o sea, en el año 21o de Manasés, Anno Nabonass. 69, y Samaría, a causa de esta cautividad, dejó de ser una nación, Isa. VII.8.
Después, Asarhaddón invadió Judea, tomó Azoth, se llevó a Manasés cautivo a Babilonia, y capturó también Egipto, Tebas y la parte de Etiopía por encima de Tebas, en el año 77 o 78 de Nabonasar.
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