LA CRONOLOGÍA DE NEWTON: «The Chronology of Ancient Kingdoms Amended», Sir Isaac Newton (1728), traducción de María José Carrasco García. CAPITULO 2: «Sobre el Imperio de Egipto». Primera parte.

«Sobre el Imperio de Egipto». Primera parte

ÍNDICE DE LA OBRA

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LA CRONOLOGÍA DE LOS REINOS ANTIGUOS, ENMENDADA

Por Isaac Newton

CAPITULO II. Sobre el Imperio de Egipto.

PRIMERA PARTE

Traducción de María José Carrasco García

Sobre el Imperio de Egipto
 Para Newton, Osiris y Baco eran un único y mismo rey de Egipto

 

Los egipcios se jactaban en la antigüedad de haber tenido un imperio duradero y grandioso bajo el mandato de sus reyes Amón, Osiris, Baco, Sesostris, Hércules, Memnón, etc., un imperio que llegaba por el Este hasta las Indias y por el Oeste hasta el Océano Atlántico, y por vanidad, han hecho que esta monarquía sea miles de años más antigua que el mundo.  

Intentemos nosotros ahora rectificar esta cronología de Egipto comparando los acontecimientos de Egipto con acontecimientos sincronizados de los griegos y los hebreos.  

Baco, el conquistador, amó a dos mujeres: Venus y Ariadna. Venus era la amante de Anquises y Cíniras, y madre de Eneas, quien vivió hasta la destrucción de Troya, y los hijos de Baco y Ariadna eran argonautas como hemos dicho

Baco, Venus y Ariadna – D. Tintoretto

antes. Por tanto, el gran Baco no floreció sino una generación antes de la expedición argonaútica. Este Baco era poderoso en el mar, llegó conquistando por el Este hasta la India, retornó triunfante, llevó su ejército hasta el Helesponto, conquistó Tracia y dejó allí la música, el baile y la poesía. También mató a Licurgo, rey de Tracia, y a Penteo, el nieto de Cadmo; le dio a Tharops el reino de Licurgo y le dio a Eagro, hijo de Carope, a una de sus cantoras, que era llamada Calíope por los griegos. De Eagro y Calíope nació Orfeo, el que navegó con los argonautas. Este Baco era, por tanto, contemporáneo de Sesostris y como los dos eran reyes de Egipto, poderosos en el mar y grandes conquistadores que extendieron sus conquistas hasta la la India, tienen que ser un único y solo hombre.  

Los antiguos griegos, que compusieron las fábulas de los dioses, relataban que Ío, la hija de Ínaco fue llevada a Egipto y que allí se convirtió en la Isis egipcia, y que, Apis, el hijo de Foroneo, tras su muerte, se convirtió en el dios Serapis. Algunos dicen que Epafos era el hijo de Ío. Serapis y Epafos son Osiris, y por tanto, Isis y Osiris, según la opinión de los antiguos griegos que hicieron las fábulas de los dioses, no eran más de dos o tres generaciones anteriores a la expedición argonaútica. Dicearco, tal como lo cita el exégeta de Apolonio, los presenta como si fueran dos generaciones anteriores a Sesostris, diciendo que después de Horus, el hijo de Osiris e Isis, reinó Sesoncosis. Parece haber seguido la opinión de la gente de Naxos, que hacían a Baco dos generaciones anteriores a Teseo y que para ese fin se inventaron dos Minos y dos Ariadnas.  

 

 

Según la opinión unánime de toda la antigüedad, Osiris y Baco eran un único y mismo rey de Egipto. Esto lo afirman los egipcios tanto como los griegos, y algunos de los mitólogos más antiguos, como Eumolpo y Orfeo, llamaban a Osiris “Dioniso” y “Sirio”.  

Osiris era rey de todo Egipto y un gran conquistador, y llegó al Helesponto en los tiempos de Triptolemo, sometió Tracia y allí mató a Licurgo. Por lo tanto, su expedición coincide con la del gran Baco. Osiris, Baco y Sesostris vivieron más o menos en el mismo tiempo y por los relatos de los historiadores eran los tres, reyes de todo Egipto, reinaron en Tebas y adornaron esa ciudad, y fueron muy poderosos en tierra y mar. Los tres eran grandes conquistadores y cruzaron Asia por tierra hasta llegar a la India. Los tres fueron al Helesponto y estuvieron en peligro de perder su ejército. Los tres conquistaron Tracia, allí les pararon sus victorias, y retornaron de allí a Egipto. Los tres dejaron columnas con inscripciones en sus conquistas y, por tanto, los tres tienen que ser un único y el mismo rey de Egipto, y este rey no pudo ser otro que Sesac. Todo Egipto, incluidos Tebas, Etiopía y Libia, no tenía un rey común antes de la expulsión de los Pastores, que reinaron en el bajo Egipto, ni un conquistador de Siria, la India, Asia menor y Tracia, antes de Sesac. Además, la historia sagrada no admite ningún conquistador egipcio de Palestina antes de este rey.  

Timoetes, que era contemporáneo de Orfeo y escribió un poema en lengua y caracteres muy antiguos llamado “Frigia”, que trataba sobre las acciones de Baco, decía que Baco tenía mujeres libias en su ejército, entre quienes se encontraba Minerva, una mujer nacida en Libia, cerca del río Tritón, y que Baco lideraba a estos hombres y Minerva, a las mujeres.

 

Amazonas

 

Diodoro la llama Mirina y afirma que ella era la reina de las Amazonas en Libia y que allí conquistó a las Atlántidas y a las Gorgonas, y que después formó una liga con Horus, el hijo de Isis, quien le había sido enviado por su padre Osiris o Baco para ese propósito. Además, cuando pasó por Egipto, sometió a los árabes, y Siria, y Cilicia, y llegó hasta el Mediterráneo a través de Frigia, esto es, en el ejército de Baco. Sin embargo, al llegar a Europa, los tracios y escitas, al mando de Sípilo, un escita, y de Mopso, un tracio al que había desterrado Licurgo, la asesinaron junto con muchas de sus mujeres. Este era ese Licurgo que se opuso a que Baco pasara el Helesponto y que poco después fue conquistado por él y asesinado. No obstante, después Baco se encontró con la repulsión de los griegos, que estaban al mando de Perseo, que mató a muchas de sus mujeres, como nos relata Pausanias, y que fue asistido por los escitas y los tracios al mando de Sípilo y Mopso. Estas repulsiones, junto con la rebelión de su hermano Dánao en Egipto, pusieron fin a sus victorias. Durante su vuelta a casa, él dejó a algunos de sus hombres en la Cólquida y en el Monte Caúcaso al mando de Aetes y Prometeo, y a sus mujeres en el río Termodonte bajo el mando de sus nuevas reinas: Martesia y Lampeto. Esto debe ser así porque Diodoro, al hablar de las Amazonas que estaban asentadas en Termodonte, afirma que estas habitaban en un principio en Libia y que allí reinaban sobre los Atlántidas, y que al invadir a sus vecinos, llegaron con sus conquistas hasta Europa. Asimismo, Anmiano nos dice que las antiguas Amazonas, atravesando con sus luchas muchas naciones, atacaron a los atenienses y que como allí sufrieron una gran masacre, se retiraron a Termodonte; Justino también afirma que estas Amazonas tenían al principio, quiere decir al principio de su llegada a Termodonte, dos reinas que se llamaban a sí mismas “hijas de Marte”, y que conquistaron parte de Europa y algunas ciudades de Asia, o sea, la región de Minerva, y que después enviaron a casa a parte de su ejército con un gran botín bajo el mando de las nuevas reinas, y que Martesia fue asesinada poco después, sucediéndola su hija Oritía y a esta, Pentesilea; y que Perseo capturó y se casó con Antíope, la hermana de Oritía. Hércules le hizo la guerra a las Amazonas y durante el reinado de Oritía y Pentesilea estas fueron a la guerra de Troya, de donde se deduce que las primeras guerras de las Amazonas en Europa y Asia y su asentamiento en Termodonte, no fue sino una generación antes de esas acciones de Hércules y Teseo, y dos antes de la guerra de de Troya, así que coinciden con la expedición de Sesostris. Como ellas lucharon en los tiempos de Isis y de su hijo Horus y eran parte del ejército de Baco u Osiris, tenemos aquí un argumento más para hacer que Osiris y Baco sean contemporáneos de Sesostris, y que estos tres sean un único rey y el mismo que Sesac. 

 

 

Júpiter y Semele
 

Además los griegos consideran a Osiris y a Baco los hijos de Júpiter, y el nombre egipcio de Júpiter es Amón. Manetón, tal como lo citan Escipión el africano y Eusebio, nombra en sus 11a y 12a dinastías a estos cuatro reyes de Egipto en el orden en que reinaron: Amenemes, Gesongeses o Sesoncoris, hijo de Amenemes, Amenemes, el que fue asesinado por sus eunucos, y Sesostris, el que sometió toda Asia y parte de Europa. Gesongeses y Sesoncoris son corrupciones escritas de Sesoncosis, y los dos primeros de estos cuatro reyes: Amenemes y Sesoncosis, son los mismos que los dos últimos, Amenemes y Sesostris, es decir, que Amón y Sesac. Así pues Diodoro afirma que Osiris construyó en Tebas un grandioso templo dedicado a sus padres, Júpiter y Juno, y otros dos templos, a Júpiter; uno más grande a Júpiter Uranus y uno menor, a su padre Júpiter Amón, que reinó en esa ciudad. Además, Timoetes, ya mencionado antes, que era contemporáneo de Orfeo, escribió de modo expreso que el padre de Baco era Amón, un monarca que reinaba en parte de Libia, antiguamente llamada Amonia. Esteban de Bizancio afirma “Πασα ‛η Λιβυη ‛ουτως εκαλειτο απο Αμμωνος·” Toda Libia se llamaba antiguamente “Amonia” por Amón”, este es ese rey de Egipto por el que Tebas fue llamada “No- Amón” y “Amón-no”- “la ciudad de Amón”, y por el que los griegos la llamaban “Dióspolis”, la ciudad de Júpiter Amón. Sesostris la construyó con suntuosidad y le dio el  nombre de su padre, y en honor a este rey se llamaban así el  río Amón, la gente llamada Ammonii y el  promontorio Ammonium en Arabia Felix. 

 

Mito de Osiris

 

La parte baja de Egipto, como era cada año inundada por el Nilo, estaba muy poco poblada antes de la invención del trigo, invento que la hizo útil. Parece ser que con esta invención un rey la habitó por primera vez y reinó sobre ella. Quizás el rey fuera de la ciudad de Mesir, donde se construiría luego Menfis y fuera adorado por sus súbditos, después de muerto, en forma de buey o de becerro por haberles otorgado este beneficio, pues esta ciudad estaba en el lugar más apto para habitar el bajo Egipto. Puede también que como esta ciudad estaba compuesta de dos partes situadas a cada orilla del río Nilo, a su fundador y a su pueblo se les llamara Misrayim, a menos que se prefiera referir la palabra a los dos tipos de gente: los de por encima del Delta y los de dentro de él.  

Este era en mi opinión el estado del bajo Egipto hasta que los Pastores o los fenicios que huían de Josué lo conquistaron y al ser conquistados después por los etíopes huyeron a África y a otros lugares, pues se ha transmitido una tradición de que algunos de ellos huyeron a África. San Agustín confirma esto al contarnos que si se le preguntaba a la gente normal de África quiénes eran ellos, replicaban “Chanani”, es decir “cananeos”. “Interrogati rustici nostri» afirma, «quid sint, Punice respondentes Chanani, corrupta scilicet voce sicut in talibus solet, quid aliud respondent quam Chanaanei?«. Procopio también  nos habla de dos columnas en el oeste de África con inscripciones que significaban que las personas que el pueblo que huyó de Josué era el de los cananeos, y Eusebio nos dice que estos cananeos que huían de los hijos de Israel construyeron Trípoli en África. También los Guemará de Jerusalén dicen que los gergesitas huyeron de Josué y se fueron a África, y Procopio relata su huida de esta manera:

“Ἐπεὶδὲἡμας  της ἱστορίας λόγος ἐνταυθ ̓ἤγαγεν. ἐπάναγκες εἰπεινἄνωθεν, ὅθεν τε τὰ Μαυρουσίων ἔθνη ἐς Λιβύην ἠλθε, καὶὅπως ὠικήσαντο. ἘπειδὴἙβραιοι εξ Αἰγύπτουἀνεχώρησαν, καὶἄγχι των Παλαιστίνης ὁρίων ἐγενόντο· Μωσης μεν σοφὸς ἀνὴρ, ὃς ἀυτὸς της ὁδου ἡγήσατο, θνήσκει. διαδέχεται δὲ την ἡγεμονίαν Ἰησους  του Ναυη παις· ὃς ἔς τε τὴν Παλαιστίνην τὸν λεὼν τουτον εἰσήγαγε· καὶἀρετὴν ἐν τωι πολέμωι κρείσσω ἣκατα ἁνθρώπου φύσιν ἐπιδειξάμενος, τὴν χώραν ἔσχε· καὶ τὰἔθνη ἅπαντα καταστρεψάμενος, τὰς πόλεις εὐπετως παρεστήσατο, ἀνίκητος τε παντάπασιν ἔδοξεν εἰναι. τότε δὲἡἐπιθαλασσία χώρα, ἐκ Σιδωνος μέχρι των Αἰγύπτου ὁρίων, Φοινίκη ξύμπασα ὠνομαζετο. βασιλεὺς δὲ εἰς τὸ παλαιὸν ἐφειστήκει· ὥσπερ ἅπασιν ὡμολόγηται, ὃι Φοινίκων τὰἀρχαιότατα ἀνεγράψαντο. ἐνταυθ ̓ὤκηντοἔθνη πολυανθρωπότατα, Γεργεσαιοί τε καὶἹεβουσαιοι, καὶἄλλα ἄττα ὀνόματα ἔχοντα, ὁις δὴἀυτὰἡ των Ἑβραίων ἱστορία καλει. ὁυτοςὁ λαὸς ἐπεὶἄμαχόν τι χρημα τὸν ἐπηλύτην στρατηγὸν εἰδον· ἐξ ἠθων των πατρίων ἐξαναστάντες, ἐπ ̓ Αἰγύπτον ὁμόρου ὀύσης ἐχώρησαν. ἔνθα χωρον ὀυδένα σφίσιν ἱκανὸν ἐνοικήσα σθαι ἑυρόντες, ἐπεὶἐν Αἰγύπτω πολυανθρωπία ἐκ παλαιου ἠν· ἐς Λιβύην μέχρι στηλων των Ἡρακλέους ἔσχον·ἐνταυθα τε καὶἐς ἐμὲ τηι Φοίνικων φωνηι χρώμενοι ὤικηνται”

“Quando ad Mauros nos historia deduxit, congruens nos exponere unde orta gens in Africa sedes fixerit. Quo tempore egressi Aegypto Hebraei jam prope Palestinae fines venerant mortuus ibi Moisés, vir sapiens, dux itineris. Successor imperii factus Jesus Navae filius intra Palestinam duxit popularium agmen; et virtute usus supra humanum modum, terram occupavit, gentibusque excisis urbes ditionis suae fecit, et invicti famam tulit. Maritima ora quae a Sidone ad Egypti limitem extenditur, nomen habet Phoenices.Rex unus (Hebraeis) imperabat ut omnes qui res Phoenicias scripsere consentiunt.  In eo tractatu numerosae gentes erant, Gergesaei, Jebusaei, quosque aliis nominibus Hebraeorum annales memorant. Hi homines ut impares se venienti imperatori videre, derelicto patriae solo ad finitimam primum venere Aegyptum, sed ibi capacem tantae multitudinis locum non reperientes, erat enim Aegyptus ab antiquo foecunda populis, in Africam profecti, multis conditis urbibus, omnem eam Herculis columnas usque, obtinuerunt: ubi ad meam aetatem sermone Phoenicio utentes habitant.”

 

 

Por la lengua y extrema pobreza de los moros, descritos también por Procopio, y por su falta de familiaridad con el comercio y los asuntos marítimos, se puede saber que eran en un principio cananeos y que habitaron África antes de que los mercaderes tirios fueran allí. Estos cananeos que venían del Este montaron gran número de sus tiendas de campaña en el bajo Egipto durante el reinado de Timeo, como  escribe Manetón, tomaron el país con gran facilidad, fortificaron Pelusio, llamado Abaris por entonces, y levantaron allí su reino y reinaron mucho tiempo bajo sus propios reyes: Salatis, Beón, Apakhnas, Apofis, Janias, Assis y otros de forma sucesiva. Al mismo tiempo, Tebas, la parte alta de Egipto, llamada según  Heródoto, Egipto, y según las Escrituras, la tierra de Patros, estaba gobernada por otros reyes. Estos reyes quizás reinaban en Coptos, en Tebas, en Tis, en Siene, en Patros, en Elefantes, en Heracleópolis, en Mesir y en otras grandes ciudades, hasta que se conquistaron una a otra o fueron conquistadas por los etíopes, pues las ciudades se hacían grandes en esos días ya que eran el lugar de asentamiento de los reyes. Así pues, con el tiempo uno de estos reinos conquistó al resto y le declaró una larga guerra a los Pastores y durante el reinado de Misfragmutosis y del de su hijo Amosis, llamado también Tetmosis, Tuthmosis y Thomosis, los expulsó de Egipto haciéndolos huir a otros lugares y unió todo Egipto en una monarquía, la cual, bajo el reinado de los siguientes monarcas: Amón y Sesac, se expandió hasta formar un gran imperio.  

Esta gente conquistadora no adoraba a los reyes de los Pastores, a quienes ellos habían conquistado y expulsado, sino que abolieron su religión de sacrificar hombres y, a la manera de aquella época, deificaron a sus propios reyes, que habían fundado su nuevo dominio, y comenzaron así la historia de su imperio con el reinado y grandes hechos de sus dioses y héroes. De aquí se deduce que sus dioses: Amón y Rea, Urano y Titea, Osiris e Isis, Horus, Bubaste y su secretario Tot, y los generales Hércules y Pan eran todos tebanos y florecieron después de la expulsión de los Pastores.  

Homero sitúa Tebas en Etiopía y los etíopes contaban que los egipcios era una colonia suya que Osiris se había llevado fuera, y que a partir de este hecho ocurrió que la mayoría de las leyes de Egipto fueron las mismas que las de Etiopía, y que los egipcios aprendieron de los etíopes la costumbre de deificar a a sus reyes.  

Cuando José alojaba a sus hermanos en Egipto, estos comían en una mesa solos y él comía en otra mesa solo y los egipcios que comían con él estaban en otra mesa “porque los egipcios no podían comer pan con los hebreos porque eso

José, el egipcio, y sus hermanos

era una abominación para los egipcios”, (Génesis. XIII, 32). Estos egipcios que comían con José eran de la corte del faraón y, por tanto, el faraón y su corte eran en este tiempo, no Pastores, sino genuinos egipcios. Estos egipcios abominaban comer pan con los hebreos en una misma mesa, y de estos egipcios y de sus compatriotas se dice un poco más tarde que “cada Pastor es una abominación para los egipcios”. Egipto en este tiempo estaba, por tanto, bajo el gobierno de los verdaderos egipcios y no bajo el de los Pastores.  

Tras la visita de Jacob y de sus hijos a Egipto, José vivió 70 años y todo ese tiempo gozó del favor de los reyes de Egipto. 64 años después de su muerte nació Moisés y entre la muerte de José y el nacimiento de Moisés, “se alzó un nuevo rey sobre Egipto, que no conocía a José”, Éxodo.I.8. Sin embargo, este rey de Egipto no era uno de los Pastores, pues a él lo llamaban “faraón”, Éxodo I.11,22 y Moisés le dijo a su sucesor que si la gente de Israel hiciera sacrificios en la tierra de Egipto, “sacrificarían algo abominable para los egipcios, delante de sus ojos, y los egipcios los apedrearían”. Éxodo VIII.26. Es decir, sacrificarían ovejas y bueyes, lo que era contrario a la religión de Egipto.  

Los pastores, por tanto, no reinaron sobre Egipto mientras Israel estaba allí pero, o bien fueron conducidos fuera de Egipto antes de que Israel llegara allí o bien no fueron a Egipto

Ruinas del Templo de Salomón

hasta después de que Moisés hubiera llevado allí a Israel. Esto último debe de ser verdad si a los pastores los sacaron fuera de Egipto un poco antes de la construcción del templo de Salomón, como afirma Manetón.  

Diodoro dice en su libro cuarenta que “en Egipto había antes multitudes de forasteros de varias naciones, quienes usaban ritos y ceremonias extranjeras para adorar a los dioses, por lo que fueron expulsados de Egipto y llegaron a Grecia y a otros lugares bajo las órdenes de Dánao, Cadmo y otros hábiles comandantes tras muchas dificultades, pero que la mayor parte de ellos llegó a Judea, no lejos de Egipto, un país entonces deshabitado y desierto, habiendo sido conducidos hasta allí por un tal Moisés, un hombre sabio y valiente, quien tras haber tomado posesión del país, construyó entre otras cosas, Jerusalén y el Templo”.

Diodoro aquí confunde el origen de los israelitas, como había hecho antes Manetón, al mezclar su huida al desierto al mando de Moisés con cuando los Pastores huyeron de Misfragmutosis y de su hijo Amosis, hasta Fenicia y África. Ni Diodoro, ni Manetón sabían que Judea estaba habitada por los cananeos antes de que los israelitas llegaran allí conducidos por Moisés. Sin embargo, aquel nos hace saber que los Pastores fueron expulsados de Egipto por Amosis un poco antes de la construcción de Jerusalén y el Templo, y que tras muchas vicisitudes, varios de ellos llegaron a Grecia y a otros lugares, conducidos allí por Cadmo y otros capitanes, pero que la mayoría de ellos se asentaron en Fenicia, al lado de Egipto.  

Podemos pensar, por tanto, que la expulsión de los pastores a manos de los reyes de Tebas fue la causa de que los filisteos fueran tan numerosos en los tiempos de Saúl y de que tantos hombres salieran con colonias en esos días fuera de Egipto y Fenicia para irse a Grecia; hombres como Lélege, Ínaco, Pelasgo, Ezeo, Cécrope, Egialeo, Cadmo, Fénix, Membliario, Atimnio, Abas Erecteo, Peteo y Formante. Todos ellos huyeron en los tiempos de Eli, Samuel, Saúl y David. Algunos huían de Misfragmutosis, que había conquistado parte del bajo Egipto en los tiempos de Eli, y otros, de su sucesor Amosis y se fueron a Fenicia y a Arabia Pétrea. Allí se mezclaron con los antiguos habitantes de estas regiones, quienes, no mucho tiempo después, al ser conquistados por David, huyeron de él y de los filisteos por mar, al mando de Cadmo y de otros capitanes, hasta el Asia menor, Grecia y Libia para buscar nuevos lugares donde asentarse y allí construyeron ciudades, erigieron reinos y pusieron en funcionamiento el culto a los muertos. Puede que algunos de los que permanecieron en Judea le ayudaran a David y a Salomón a construir Jerusalén y el Templo. Entre los ritos extranjeros usados por los forasteros en Egipto para adorar a los dioses, estaba el de sacrificar hombres, ya que Amosis había abolido esa costumbre en Heliópolis y, por tanto, esos extranjeros eran cananeos, como los que habían huido de Josué, ya que los cananeos le ofrecían sus semillas, es decir, sus hijos, a Molochy quemaban a sus hijos e hijas en el fuego para sus dioses, Deut. XII.31. Manetón los llama forasteros fenicios.  

 

Sacrificios Humanos en el antiguo Egipto

 

Después de que Amosis hubiera expulsado a los Pastores y extendido su dominio por todo Egipto, su hijo y sucesor Amenemes o Amón sentó las bases del imperio egipcio con sus muchas conquistas, pues con la ayuda de su hijo Sesostris, a quién él había adiestrado en las artes de la caza y en otros ejercicios laboriosos, conquistó Arabia, Troglodítica y Libia, y es en honor a él, por lo que Libia se llamaba en la antigüedad “Amonia”. Después de su muerte, en los templos que le habían erigido en Tebas, en Amonia y en Meroe, en Etiopía, se construyeron oráculos dedicados a él y se hizo que la gente lo adorara como a un dios que actuaba en ellos. Estos son los oráculos más antiguos mencionados en la historia. Los griegos, imitaron a partir de ahí a los egipcios, pues el oráculo de Dódona era el más antiguo de Grecia y fue instaurado por una mujer egipcia, siguiendo el ejemplo del oráculo de Júpiter Amón en Tebas.  

En los tiempos de Amón, un conjunto de edomitas huyeron de David hacia Egipto, con su joven rey Hadad, como hemos dicho antes, y llevaron hasta allí su conocimiento de la navegación. Esta parece haber sido la causa de que los egipcios construyeran una flota en el Mar Rojo cerca de Coptos y de que Hadad se congraciara con el faraón, pues los midianitas e ismaelitas, que bordeaban el Mar Rojo cerca de Coptos, cerca del monte Horeb en la parte sur de Edom, habían sido comerciantes desde los tiempos de Jacob, el patriarca, Génesis XXXVII.28, 36. A causa de su comercio los midianitas tenían abundancia de oro en los tiempos de Moisés, Núm XXXI. 50, 51, 52, y en los tiempos de los jueces de Israel, “porque eran ismaelitas, Juec. VIII, 24. Los ismaelitas, por tanto, se había hecho ricos con su comercio, transportando su mercancía en camellos a través de Petra hasta Rinocolura, y de allí, a Egipto. Este tráfico cayó con el tiempo en manos de David, al conquistar éste a los edomitas y ganar los puertos del Mar Rojo llamados Eloth y Ezion-Geber, como se puede deducir de los 3.000 talentos de oro de Ofir que David le donó al templo, I Cró. XXIX.4. Como los egipcios poseían el arte de fabricar tela de lino, comenzaron sobre esta época a construir largas naves con velas en los puertos que tenían en esos mares, cerca de Coptos, y como habían aprendido el arte de observar las posiciones de las estrellas de los edomitas, comenzaron a observarlas ellos mismos y establecieron la duración del año solar para poder conocer la posición de las estrellas en cualquier momento. Así empezaron a navegar guiándose por ellas en todo momento sin tener que ver la orilla. Esto dio comienzo a la astronomía y a la navegación, pues hasta entonces habían estado navegando sólo cerca de la costa con barcos de carga redondos y accionados por remos, inventados por los descendientes de Abraham para ese mar poco profundo. Cuando estos barcos pasaban de isla a isla se guiaban durante el día porque dichas islas eran visibles, y durante la noche, por algunas estrellas que veían en el cielo.  

 

 

Su año antiguo era Lunisolar, pues era el tipo de año que se había transmitido desde Noé a todos sus descendientes hasta aquellos días, y constaba de doce meses, cada uno con sus treinta días según su calendario. Por ese tiempo le añadieron cinco días y formaron así el año solar de doce meses y cinco días o 365 días.  

Los antiguos egipcios se inventaron  que Rea había yacido en secreto con Saturno y que Sol rezaba para que ella no diera a luz en ningún mes, ni durante el año; y que Mercurio, jugando a los dados con Luna, le ganó y tomó del año lunar la 72a parte de cada día y así reunió cinco días y se los añadió al año de 360 días para que ella pudiera dar a luz en ellos; y que los egipcios celebraban esos días como los cumpleaños de los cinco hijos de Rea: Osiris, Horus el mayor, Tifón, Isis y Nefte, la esposa de Tifón. Por tanto, según la opinión de los antiguos egipcios, los cinco días le fueron añadidos al año del calendario lunisolar durante el reinado de Saturno y Rea, los padres de Osiris, Isis y Tifón; es decir, durante el reinado de Amón y Titea, los padres de los Titanes, o en la última mitad del reinado de David, cuando nacieron esos Titanes, es decir, poco después de que los edomitas huyeran de David hacia Egipto. No obstante, como los solsticios no habían sido establecidos aún, puede que el comienzo de este nuevo año no fuera fijado en el equinoccio vernal antes del reinado de Amenofis, el sucesor de Horus el menor, hijo de Osiris e Isis.

Cuando los edomitas huyeron de David a Egipto con su joven rey Hadad, es probable que llevaran allí también el uso de las letras, pues por entonces ya se usaban las letras entre los descendientes de Abraham en Arabia Pétrea y en los bordes del Mar Rojo, ya que allí hacía mucho tiempo que Moisés había escrito la Ley en un libro y en tablas de piedra. Moisés se había casado con la hija de la hija del príncipe de Midian, quien habitó con él cuarenta años y aprendió las letras entre los midianitas.  

Job, que vivió  entre sus vecinos los edomitas, menciona que en sus tiempos se usaba la escritura de palabras, Job XIX.23-24. y no hay ejemplos de que se hubieran usado letras para representar sonidos antes de los tiempos de David en ninguna nación aparte de la de los descendientes de Abraham. Los egipcios le atribuían esta invención a Tot, el secretario de Osiris, y por tanto, las letras tuvieron que empezar a usarse en Egipto en los tiempos de Tot, o sea, un poco después de que los edomitas huyeran de David o por el tiempo en que Cadmo las introdujo en Europa

Heladio nos dice que un hombre llamado Oes que apareció en el Mar Rojo con la cola de un pescado fue quien les enseñó la astronomía y las letras, y que por eso habían pintado a un hombre de mar. Asimismo, Higino afirma que Euhadnes, el que salió del mar en Caldea, fue el primer hombre que les enseñó astrología, aunque él en realidad quiere decir astronomía. Alejandro Polihistor nos dice, citando a Beroso, que Oanes les había enseñado a los caldeos las letras, las matemáticas, las artes, agricultura, la convivencia en las ciudades y la construcción de templos, y, que de forma sucesiva fueron allí varios hombres de este tipo. Oes, Euhadnes y Oanes parecen ser el mismo nombre un poco variado por corrupción. Parece también que era muy común llamar por este nombre a varios marinos que llegaban hasta allí de vez en cuando y que, en consecuencia eran mercaderes y frecuentaban esos mares con su mercancía o bien huían de sus enemigos. Por tanto, las letras, la astronomía, la arquitectura y la agricultura tuvieron que llegar a Caldea por mar y fueron llevadas hasta allí por marinos que frecuentaban el golfo persa y que llegaban allí de vez en cuando, después de que todas esas cosas fueran practicadas en otros países de donde ellos venían, y en consecuencia, en los tiempos de Amón, Sesac, David, Salomón y sus sucesores, o no mucho antes.  

Es cierto que los caldeos hicieron a Oanes más antiguo que el diluvio de Xisuthrus, pero los egipcios hicieron a Osiris lo mismo de antiguo, y yo creo que ambos son contemporáneos.  

El nombre del Mar Rojo le venía no por su color, sino por Edom y Eritrea, los nombres de Esaú, que significan ese color. Además, algunos nos dicen que el rey Eritrea, que quiere decir Esaú, fue quien inventó los barcos y los tipos de embarcaciones en que navegaban por ese mar y que fue enterrado en una isla de por allí cerca del golfo persa, de donde se sigue que los edomitas habían navegado en ese mar desde los tiempos de Esaú, por lo que no hay necesidad de que el Oanes más antiguo tenga que ser anterior.  

Ya antes había barcas en los ríos, barcas tales como las que llevaron a los patriarcas por el Eúfrates y el Jordán, y a los primeros pueblos, por muchos otros ríos para poblar la tierra buscando nuevos asentamientos e invadiendo unos los territorios de los otros. Puede pues, que Ishmael y Midian, los hijos de Abraham, y Esaú, su nieto, construyeran grandes naves para ir a las islas del Mar Rojo a buscar nuevos asentamientos y, de forma gradual, aprendieran a navegar por ese mar hasta llegar al golfo persa ya que los barcos se remontan, incluso en el Mediterráneo, tan atrás como los tiempos de Jacob, Génesis. XLIX.13. Juec. V.17. No obstante, es probable que los mercaderes de ese mar no hubieran avanzado más en el descubrimiento de artes y ciencias a pesar de que de ellas dependía su comercio. Parece, por ende, que las letras, la astronomía y el oficio de carpintero, fueron inventados por los comerciantes del Mar Rojo para anotar su mercancía y llevar sus cuentas y guiar sus barcos por la noche siguiendo las estrellas, y para construir barcos. Estas artes se propagaron desde Arabia Pétrea hasta Egipto, Caldea, Siria, Asia Menor y Europa en una única e igual época, la época en que David conquistó y dispersó a esos mercaderes, pues nosotros no tenemos noticia de que las letras existieran antes de los tiempos de David, excepto entre los descendientes de Abraham; ni de que existiera la astronomía antes de que los egipcios, al mando de Amón y Sesac se pusieran a estudiarla, excepto por las constelaciones mencionadas por Job, que vivía en Arabia Pétrea entre los mercaderes, ni del oficio de carpintero, o de buena arquitectura, antes de que Salomón le enviara una petición a Irma, rey de Tiro, de que lo proveyera de tales artífices, diciendo que “no había nadie en Israel que tuviera tanta habilidad para trabajar la madera como los sidonios”. 

Diodoro nos dice que “los egipcios enviaron muchas colonias fuera de Egipto a otros países y que Belo, el hijo de Neptuno y Libia, llevó colonias desde allí a Babilonia y asentándose en el Eúfrates, instituyeron a sacerdotes libres de pagar impuestos y gastos públicos a la manera de Egipto, que se llamaban caldeos y que, a la manera de Egipto, podían observar las estrellas”, y Pausanias nos dice que “a Belo el de los babilonios le habían puesto ese nombre por Belo, un egipcio, el hijo de Libia”. Asimismo, Apolodoro afirma que “Belo, el hijo de Neptuno y de Libia, y rey de Egipto, era el padre de Egipto y Dánao, es decir, Amón. También nos dice “que Busiris, el hijo de Neptuno y Lisianassa (Libianassa), la hija de Épafo, era rey de Egipto”, y Eusebio llama a este rey “Busiris, el hijo de Neptuno y de Libia, la hija de Épafo”. A causa de esto, parece que los egipcios posteriores crearon dos Belos, uno padre de Osiris, Isis y Neptuno; el otro, hijo de Neptuno y padre de Egipto y Dánao, y de ahí viene el que la gente de Naxos opinara que había dos Minos y dos Ariadnas; cada uno, dos generaciones anteriores al otro, hecho que ya hemos confutado.  

 

 

El padre de Egipto y Dánao era el padre de Osiris, Isis y Tifón, pues Tifón no era el abuelo de Neptuno, sino Neptuno mismo.  

Sesostris, que estaba acostumbrado a duras tareas porque había sido educado en ellas por su padre, Amón, luchó primero al mando de su padre y se convirtió en el héroe o Hércules de los egipcios durante el reinado de su padre, y más tarde en su rey. Mientras estaba al mando de su padre y era joven, invadió y conquistó Troglodítica y allí aseguró el puerto del Mar Rojo cerca de Coptos en Egipto. Más tarde invadió Etiopía y continuó con sus conquistas hacia el sur hasta llegar a la región donde crece la canela. Su padre, que había construido una flota en el Mar Rojo con la ayuda de los edomitas, se echó al mar y bordeó la costa de Arabia Felix y llegó hasta más allá del golfo persa. En esos países levantó columnas con inscripciones que relataban sus conquistas y levantó en particular un pilar en Dira, un promontorio en el estrecho del Mar Rojo, junto a Etiopía, y dos pilares en la India, en las montañas que están cerca de la desembocadura del río Ganges. Así, Dionisio:  

Ενθα τε και στηλαι, Θηβαιγενεος Διονυσου

‛Εστασιν πυματοιο παρα ‛ροον Ωκεανοιο,  

Ινδων ‛υστατιοισιν εν ουρεσιν· ενθα τε Γαγγης

Λευκον ‛υδορ Νυσσαιον επι πλαταμωνα κυλινδει  

Ubi etiamnum columnae Thebis geniti Bacchi

Stant extremi justa fluxum Oceani

Indorum ultimis in montibus: ubi et Ganges

Claram aquam Nysseam ad planitiem devolvit.  

 

Río Ganges

 

Después de esto, invadió Libia y luchó contra los africanos con mazos, de ahí que se le pintara con un mazo en la mano. Así Higino: “Afri et Aegyptii primum sustibus dimicaverunt, postea Belo Neptuni filiu gladio belligeratus est, unde bellum dictum est.” Después de la conquista de Libia, por la que Egipto recibió caballos y le entregó algunos a Salomón y a sus amigos, aquel preparó una flota en el Mediterráneo y continuó hacia el oeste en la costa de África para investigar esos países hasta llegar al Océano y a la isla Eritrea o Gades en España, como nos informa Macrobio, citando a Paniasis y Perecides: “y allí él conquistó a Gerión y en la desembocadura del Estrecho, levantó las famosas columnas”. 

Más tarde retornó a través de España y de la costa oeste de Francia e Italia, con el rebaño de Gerión y con su flota, que lo atendía por mar, y dejó en Sicilia a los sicanos, un pueblo que él se había llevado desde España. Tras la muerte de su padre construyó templos en honor a él y a sus conquistas, de ahí vino el que Júpiter Amón fuera adorado en Amonia, Etiopía, Arabia y hasta en la India, según el Poeta: Quamvis Aethiopum populis, Arabumque beatis Gentibus, atque Indis unus sit JúpiterAmón.  

Júpiter Amón

Los árabes adoraban solo a dos dioses: Coelus, también llamado Urano o Júpiter Uranius, y a Baco. Estos eran Júpiter Amón y Sesac, como se ha dicho antes, así que el pueblo de Meroe, al sur de Egipto, no adoraba a ningunos otros dioses excepto a Júpiter y a Baco, y tenían un oráculo dedicado a Júpiter. Estos dos dioses eran Júpiter Amón y Osiris siguiendo la lengua de Egipto. Al final, Sesostris, en el quinto año del reinado de Roboam, salió de Egipto con un gran ejército de libios, trogloditas y etíopes, después expolió el templo y redujo Judea a la esclavitud y continuó conquistando, primero hacia el este, con dirección a la India, que invadió, y después hacia el oeste hasta llegar a Tracia, “pues Dios le había dado los reinos de los países”. 2 Crónicas. XII.2, 3, 8. En  esta expedición, pasó nueve años, levantando pilares con inscripciones en todas sus conquistas, algunos de los cuales permanecieron en Siria hasta los tiempos de Heródoto. Sesostris iba acompañado por su hijo Horus, o Apolo, y por algunas mujeres cantantes llamadas “Musas”. Una de ellas, que se llamaba Calíope, era la madre de

Tbliisi, Georgia, la mítica Cólquide

Orfeo, un argonauta, y las dos cimas del monte Parnaso, que eran muy altas, estaban dedicadas, una a este Baco y la otra a su hijo Apolo, de donde Lucano: Parnaso gemino petit oethera colle, Mons Phoebo, Bromioque sacer.  

En el decimocuarto año del reinado de Roboam, Sesostris retornó a Egipto y se dejó a Aetes en la Cólquida y a su sobrino Prometeo en el monte Caúcaso con parte de su ejército para defender sus conquistas de los escitas.  

Isis, Osiris y Horus, la Tríada egipcia

Apolonio  de Rodas y su exégeta nos dicen que Sesoncosis, rey de Egipto, es decir Sesac, al invadir Asia y una gran parte de Europa, pobló muchas de las ciudades que él había tomado, y que Ea, la metrópolis de la Cólquidapermaneció estable desde aquellos días con los descendientes de esos egipcios que él puso allí y que estos guardaban pilares o tablillas en las que describían todos los viajes y los límites del mar y de la tierra para que los usaran los que tenían que ir a cualquier sitio”. Estas tablas, por tanto, dieron comienzo a la geografía.  

Sesostris, en su retorno a casa, dividió Egipto entre los egipcios, usando medidas, y esto dio comienzo a la agrimensura y a la geometría.  Jámblico fecha esta división de Egipto y el comienzo de la geometría, en la época de los dioses de Egipto. Sesostris también dividió Egipto en 36 Nomes o regiones y cavó un canal desde el Nilo hasta la ciudad más importante de cada Nome, y con la tierra que había sacado de ella, hizo que el suelo de la ciudad subiera y construyó un templo en cada ciudad para el culto del Nome e instauró oráculos en los templos, algunos de los cuales permanecieron hasta los tiempos de Heródoto. Con estos medios se indujo a los egipcios a adorar a los grandes hombres del reino a quienes se les dedicaban el Nome, la ciudad y el templo o sepulcro del dios; pues cada templo tenía su propio dios, modos de culto y festivales anuales en los que el Consejo y la gente del Nome se encontraban en algunas ocasiones para sacrificar y regular los asuntos del Nome y administrar justicia y comprar y vender. No obstante, Sesac y su reina, con los nombres de Osiris e Isis, eran adorados en todo Egipto. Como Sesac cavó túneles desde el Nilo para volverlo más útil, hasta todas las ciudades capitales de Egipto, se le consagró ese río y a él mismo se le atribuyeron los nombres del río: Egipto, Siris y Nilus.  

 

Isis y Osiris
Isis y Osiris

 

Dionisionos dice que los etíopes llamaban al Nilo, Siris, y que la gente de Siene lo llamaba “Nilus”. El nombre de Nilus viene de la palabra Nahal, que significa torrente. Diodoro nos dice que Nilo era ese rey que dividió Egipto en canales para hacerlo útil. En las Escrituras, el río se llama Schichor o Sihor, de ahí que los griegos formaran las palabras “Siris”, “Sirio”, “Ser- Apis” y “O-Siris”, pero Plutarco nos dice que la sílaba O, antepuesta a la palabra Siris por los griegos, la hizo casi ininteligible para los egipcios.  

Ya os he contado el origen de los Nomes de Egipto y de las religiones y los templos de los Nomes, y de las ciudades construidas allí por los dioses y bautizadas con sus nombres. Por estos hechos, Diodoro nos dice que “de todas las provincias del mundo, sólo en Egipto había muchas ciudades construidas por los antiguos dioses, como Júpiter, Sol, Hermes, Apolo, Pan, Elitia y muchos otros”, y Luciano, un asirio, que había viajado a Fenicia y a Egipto nos dice que “los templos de Egipto eran muy antiguos, los de Fenicia construidos por Cíniras, igual de antiguos y los de Asiria casi tan antiguos como los anteriores pero no tanto”. Esto demuestra que la monarquía de Asiria se instauró después de la monarquía de Egipto como se representa en las Escrituras, y que los templos de Egipto que existían entonces eran los construidos por Sesostris sobre la misma época que Cíniras, Ben Hadad e Hiram construyeron Fenicia y Chipre. Esto no fue el origen primero de la idolatría, sino sólo de la construcción de templos mucho más suntuosos que antes, dedicados a los fundadores de nuevos reinos, pues los templos habían sido, al principio, pequeños: Jupiter angusta vix totus stabat in aede.  

 

Fenicia (1180 – 741 a.c.)

 

Al principio se habían erigido altares sin templos y esta costumbre continuó en Persia hasta después de los tiempos de Heródoto. En Fenicia habían tenido altares con pequeñas casas para comerse los sacrificios, hacía mucho tiempo, y estos sitios eran llamados “Altos lugares”. Así era el Alto Lugar donde Samuel recibía a Saúl. Así era la casa de Dagón en Asdod donde los filisteos llevaron el Arca, y la casa de Baal, donde Jehú asesinó a los profetas de Baal. Así eran los Altos Lugares de los cananeos que Moisés le encargó a Israel que destruyera. Él le encargó a Israel que destruyera los altares, las imágenes, los Altos Lugares y los bosques sagrados de los cananeos pero no hizo mención de sus templos, como lo habría hecho si hubiera habido alguno en esos tiempos. Así pues, yo no me he encontrado con ninguna mención de templos suntuosos antes de los tiempos de Salomón.  

Por entonces, los nuevos reinos comenzaron a construir sepulcros dedicados a sus fundadores en forma de suntuosos templos, e Hiram construyó algunos en Tiro; Sesac, por todo Egipto, y Ben Hadad en Damasco. Pues cuando David derrotó a Hadad Ezer, rey de Soba, y mató a los sirios de Damasco que habían venido para ayudarle, “Rezón, el hijo de Eliada huyó de su señor Hadad-Ezer, reunió un grupo de hombres en torno a él y se convirtió en el capitán de una banda y reinó en Damasco sobre Siria.” A aquel lo llaman Hezión, 1 Reyes XV. 18, y sus sucesores mencionados en la historia eran Tabrimón, Hadad o Ben Hadad, Ben Hadad II, Hazael, Ben Hadad III… y Rezín, el hijo de Tabea. Siria cayó bajo el poder de Egipto en los tiempos de Tabrimón y recuperó su libertad durante el reinado de Ben Hadad I, y desde los tiempos de Ben Hadad III, hasta el reinado del último Rezín, estuvo bajo el poder de Israel.  

 

bosque sagrado de los cananeos

 

En el noveno año del reinado de Oseas, rey de Judá, Tiglath- Pileser, rey de Asiria, hizo cautivos a los sirios y le puso fin a su reino. Pues bien, JosefoI  nos dice que “los sirios, hasta su época, adoraban a Adar, es decir a Hadad o Ben Hadad, “y a su sucesor Hazael como a dioses, por los beneficios recibidos y por la construcción de templos con los que había adornado la ciudad de Damasco; pues, afirma él, “aquellos celebran a diario actos solemnes en honor de estos reyes y se enorgullecen de su antigüedad, sin saber que son recientes y que no vivieron hace más de mil cien años. Parece que estos reyes construían suntuosos sepulcros para ellos mismos y eran adorados en ellos.  

Justino llama al primero de estos reyes “Damasco” y nos dice que “la ciudad se llamaba así por él y que los sirios, en honor a él, adoraban a su esposa Arata como a una diosa, y que usaban el sepulcro de ella como un templo.”  

Tenemos otro ejemplo en el reino de Biblos, durante el  reinado de Minos, rey de Creta, cuando Radamantis, el hermano de Minos, llevó colonias de Creta a las islas griegas y le dio las islas a sus capitanes. Le dio Lemnos al padre de Hipsípila, Toas o Theia o Toante, un trabajador de metal cretense y en consecuencia, un discípulo de los Dáctilos ideos y quizás un fenicio, pues los Dáctilos ideos, los Telquines y los Coribantes traían sus artes y ciencias de Fenicia. Suidas afirma que era descendiente de Pharnaces, el rey de Chipre. Apolodoro, que era el hijo de

Minos, rey de Creta (Monumento a Dante, Trento)

Sandochus, un sirio; y Apolonio Rhodius,  que “Hipsípila le dio a Jasón el manto púrpura que las Gracias habían hecho para Baco, quien se lo dio a su hijo Toas, padre de Hipsípila y rey de Lemnos.  

Toas, a quien llamaban Cíniras por su habilidad con el arpa y de quien se decía que era muy amado por Apolo u Horus, se casó con  Calicopis, la madre de Eneas e hija de Otreus, el rey de Frigia. El gran Baco amaba a la esposa de éste, y como fue sorprendido en la cama con ella en Frigia, lo apaciguó con vino y arregló el asunto haciéndolo rey de Biblos y Chipre, y después se fue al Helesponto con su ejército y conquistó Tracia. Estos son los hechos a los que aluden los poetas cuando dicen que Vulcano se cayó del cielo a Lemnos y que Baco lo apaciguó con vino y lo devolvió a los cielos. En realidad, se cayó del cielo de los dioses cretenses cuando iba desde Creta a Lemnos a trabajar en los metales y fue devuelto al cielo cuando Baco lo hizo rey de Chipre y Biblos. Allí reinó hasta muy avanzada edad, vivió hasta los tiempos de la guerra de Troya y e hizo una fortuna increíble. Después de la muerte de su esposa, Calicopis, construyó templos dedicados a ella en Pafos y Amato, en Chipre y en Biblos en Siria e instituyó sacerdotes en su honor con ritos sagrados y ritos religiosos paganos lujuriosos llamados “Orgías”, de ahí que se convirtiera en la Dea Cipria y en la Dea Siria. Asimismo, por los templos erigidos en su honor en estos y otros lugares, también fue llamada Pafia, Amatusia, Biblia, Citerea, Salamina, Cnidia, Ericina e Idalia.  

Fama tradit a Cinyra sacratum vetustissimum Paphiae Veneris templum, Deamque ipsam conceptam mari huc appulsam” Tacit. Hist. 1.2. c.3. Al haber ido en barco desde Frigia a la isla Citera y al haberse convertido desde allí en reina de Chipre, los chipriotas decían que había nacido de la espuma del mar y la pintaban navegando en una concha.  

Cíniras deificó también a su hijo Gingris con el nombre de Adonis y, por asistir a los egipcios con una armadura, es probable que él mismo fuera deificado por sus amigos los egipcios con el nombre de Baal- Canaán o Vulcano, pues Vulcano, que era adorado en especial por los egipcios, era un rey según Homero y reinó en Lemnos. Cíniras fue una de los inventores de las artes que encontró cobre en Chipre e introdujo el martillo de herrero, el yunque, las tenazas y la pila, y empleó obreros para hacer armaduras y otros objetos de latón e hierro, y fue el único rey conmemorado en la historia por trabajar los metales, y fue rey de Lemnos y marido de Venus. Todas estas son características de Vulcano, y los egipcios, sobre la época de la muerte de Cíniras, o sea, durante el reinado de su rey Amenofis, construyeron un

Amenofis I (Louvre)

templo muy suntuoso dedicado a Vulcano en Menfis, y cerca de este, un templo más pequeño dedicado a Venus Hospita, no a una mujer egipcia, sino extranjera, no a Helena, sino a la Venus de Vulcano. Pues bien, Heródoto nos dice que la región que había alrededor de este templo estaba habitada por fenicios tirios, y que Cambises, cuando visitó este templo en Menfis, se mofó de la estatua de Vulcano por su pequeñez, pues, dijo él, “esta estatua se parece más a la de esos dioses que los fenicios llaman “Pataeci” y que transportan en la parte delantera de sus barcos con forma de pigmeos”, y Bochart dice de esta Venus Hospita: “Phoeniciam Venerem in Aegypto pro peregrina habitam.”  

Como los egipcios, fenicios y sirios de esos tiempos deificaban a sus dioses y príncipes, al llegar a Asia Menor y Grecia, enseñaron a esos pueblos a hacer lo mismo, como se ha mostrado ya antes.  

 

Afrodita Cnido. Praxíteles, Siglo IV ac

 

 

 


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