DIFERENTES RAZAS, SEXOS Y TALENTOS, PERO IGUALES DERECHOS, por Thomas Jefferson

 

DIFERENTES RAZAS, SEXOS Y TALENTOS, PERO IGUALES DERECHOS

“No hay nadie que desee más que yo ver completamente disipadas las dudas que yo mismo he abrigado y expuesto sobre el grado de entendimiento que les ha otorgado la naturaleza [a los negros], y descubrir que a este respecto son nuestros iguales. Las expresé, por tanto, con grandes vacilaciones; pero sea cual fuere el grado de su talento, éste no constituye medida de sus derechos. Sir Isaac Newton era superior a otros en entendimiento, lo que no le hacía dueño de sus personas o propiedades. Durante la primera sesión celebrada bajo el gobierno republicano, la asamblea aprobó una ley destinada a la prohibición perpetua de la importación de esclavos. Esto detendrá en alguna medida el crecimiento de ese gran mal político y moral, permitiendo que mientras tanto las mentes de nuestros conciudadanos maduren en la voluntad de lograr una completa emancipación de la naturaleza humana. [También] las mujeres están sujetas a un injusto yugo. Donde la fuerza es la ley, el sexo fuerte se impone al débil. Sólo la civilización devuelve a la mujer el disfrute de su natural igualdad. Es lo que inicialmente nos enseña a someter las pasiones egoístas, y a respetar en otros los derechos que valoramos en nosotros mismos”.

Por Thomas Jefferson

IGUALES DERECHOS

 

Muchos millones [de negros] han sido traídos a América, y otros han nacido aquí. Desde luego, la mayoría se ha visto confinada a tareas agrícolas, en sus propias casas y compañías, pero muchos han estado en posición de aprovechar la conversación de sus amos, muchos fueron también instruidos en artes manuales, y debido a esas circunstancias estuvieron siempre ligados a los blancos.

 

SI UN HOMBRE FUERE ESCLAVIZADO, PERDERÁ DE CIERTO LA MITAD DE SU VALÍA

 

Algunos han recibido educación liberal, todos han vivido en países donde las artes y las ciencias se cultivan en grado considerable, y todos han tenido a la vista muestras de los mejores libros hechos fuera.

Sin ventajas de este tipo, los indios trazarán a menudo figuras sobre sus páginas no carentes  de dibujo y mérito. Esbozarán un animal, una planta o un territorio, como para probar la existencia de una semilla en sus mentes que sólo requiere cultivo. Nos asombran con golpes de la más sublime oratoria, que prueban la fuerza de su razón y su sentimiento, el brillo y altura de su imaginación.

Pero no he podido hasta ahora encontrar un negro que expresase un pensamiento por encima del nivel más prosaico, o el más elemental rasgo de pintura o escultura. En música están generalmente más dotados que los blancos, con oído exacto para la afinación y el tiempo, y han sido capaces de imaginar un pequeño instrumento [el banjar, origen de la guitarra].

Sabemos que entre los romanos, hacia la era de Augusto especialmente, la condición de sus esclavos resultaba mucho más deplorable que la de los negros en el continente americano. […] Era práctica común dejar en la isla de Esculapio, sobre el Tíber, a los esclavos enfermos cuya cura tendía a hacerse engorrosa. Un edicto del emperador Claudio confirió la libertad a quienes consiguieran sanar, declarando antes que no se consideraría homicidio si cualquier persona eligiera matarlos en vez de abandonarlos. Abandonarlos es un crimen del que no existe un solo precedente entre nosotros, que si desembocara en la muerte sería castigado con la pena capital.

Confirmen o no observaciones adicionales la suposición de que la naturaleza ha sido con los negros menos generosa en los dones de la cabeza, creo que en los del corazón se descubrirá que les hizo justicia. La disposición al hurto con que se les ha marcado debe atribuirse a su situación, y no a ninguna vileza del sentido moral. El hombre para quien no existen leyes que favorezcan su propiedad se siente probablemente menos inclinado a respetar las hechas en favor de otros.

Cuando pensamos en nosotros damos por fundamental que las leyes, para ser justas, deben conceder una reciprocidad de derecho, siendo en otro caso meras reglas arbitrarias de conducta, basadas sobre la fuerza y no sobre la rectitud. Dejo al juicio del amo resolver el problema de decidir si los preceptos religiosos contrarios a la violación de la propiedad no se hicieron tanto para su esclavo como para él. ¿Acaso no puede tan justificablemente tomar algo de quien le ha quitado tanto, tal como podría acuchillar a quien quisiera acuchillarle?

Que un cambio en las relaciones a que se ve sometido un hombre supondrá una modificación en sus ideas sobre la bondad y la maldad moral no es ni nuevo ni peculiar al color de los negros. Homero nos dice que era así hace dos mil seiscientos años: “Zeus lo fijó inalterable, que si un hombre cualquier día esclavizado fuere, perderá de cierto la mitad de su valía”. Pero los esclavos de los que hablaba Homero eran blancos.

 

ALGUNOS DEFENSORES DE LA LIBERTAD HUMANA SE UNEN A LOS MOVIDOS POR SÓRDIDA AVARICIA

 

Sin perjuicio de considerar que su respeto a las leyes de propiedad debe hallarse debilitado, hallamos entre nuestros esclavos numerosos ejemplos de la más rígida integridad, y tanto de benevolencia, gratitud e inquebrantable fidelidad como entre sus más instruidos amos.

La opinión de que son inferiores en las facultades de la razón y la imaginación debe aventurarse con gran cautela. Justificar una conclusión general exige muchas observaciones, incluso allí donde su objeto puede ser sometido al escalpelo, las lentes ópticas, el análisis mediante fuego y disolventes. Mucho más cuando examinemos en vez de una substancia una facultad que elude la investigación de todos los sentidos, cuyas condiciones de existencia son diversas y diversamente combinadas, donde los efectos de las presentes o ausentes desafían el cálculo.

Permitidme añadir también, como circunstancia muy delicada, que nuestra conclusión privaría a toda una raza de hombres del rango que quizá les dio su Creador en la escala de los seres.

 

 

No es contrario a la experiencia suponer que diferentes especies del mismo género, o variedades de la misma especie, puedan poseer características diferentes. Un amante de la historia natural, que contempla las gradaciones en todas las razas de animales con el ojo de la filosofía ¿no perdonará un esfuerzo por mantenerlas vigentes en el dominio del hombre tan nítidas como fueron configuradas por la naturaleza?  

Esta desdichada diferencia de color, y quizás de facultad, es un poderoso obstáculo para la emancipación de esa gente. Si bien desean reivindicar la libertad de la naturaleza humana, muchos de sus defensores ansían también preservar su dignidad y belleza. Algunos de ellos, turbados por la pregunta “¿Qué otra cosa puede hacerse con ellos?”, se unen a los movidos tan sólo por la sórdida avaricia.  [Notas sobre Virginia, cuestión XIV].

 

MEDIDAS LEGISLATIVAS PROPUESTAS PARA DECLARAR A LOS NEGROS PUEBLO LIBRE E INDEPENDIENTE

 

Como muchas de las leyes vigentes durante la monarquía eran meramente relativas a esa forma de gobierno, o inculcaban principios no acordes con el republicanismo, la primera asamblea que se reunió tras establecerse la república designó a un comité para que revisase todo el código, lo redujese a forma y volumen apropiado y sometiese el proyecto a la asamblea. Este trabajo ha sido ejecutado por tres caballeros [Jefferson, Wythe y Pendleton]. El plan de la revisión fue el siguiente. […]

Emancipar a todos los esclavos nacidos después de aprobar la ley. El proyecto mismo remitido por los revisores no contenía esta proposición; pero se preparó una enmienda a tales fines, para someterla al legislativo cuando el proyecto fuera asumido, donde se establecía adicionalmente que deberían continuar con sus padres hasta cierta edad, para luego ser educados a expensas públicas en agricultura, artes o ciencias de acuerdo con sus talentos, y que al cumplir las mujeres los dieciocho años y los varones los veintiuno habrían de enviarse como colonos al lugar más propicio de acuerdo con las circunstancias, suministrándoles armas, utensilios de trabajo y artesanales, semillas,  parejas de animales domésticos útiles, etc., a fin de declararles pueblo libre e independiente, extendiéndoles nuestra alianza y protección hasta que hubiesen adquirido fuerza; y enviar navíos a otras partes del mundo para reclutar un número igual de habitantes blancos, estableciendo estímulos adecuados para inducirles a venir.

 

 

Probablemente se preguntará por qué no retener a los negros e incorporarles al Estado, ahorrándonos suplir por importación de colonos blancos las vacantes que dejasen. Prejuicios profundamente arraigados entre los blancos, diez mil recuerdos de los negros en cuanto a ofensas sufridas, nuevas provocaciones, las verdaderas diferencias hechas por la naturaleza y otras muchas circunstancias nos dividirían en facciones y producirían convulsiones que probablemente no habrían de cesar hasta el exterminio de una u otra raza. A estas objeciones, que son políticas, podríamos añadir otras físicas y morales. […] [Notas sobre el Estado de Virginia, cuestión XIV] 

Durante el gobierno real logramos en cierto momento una ley donde se imponían gravámenes tales a la importación de esclavos que casi equivalía a una prohibición, cuando una asamblea desconsiderada, puesta bajo peculiares circunstancias, la derogó. Esta derogación fue alegremente sancionada por el soberano reinante entonces […]. Durante la primera sesión celebrada bajo el gobierno republicano, la asamblea aprobó una ley destinada a la prohibición perpetua de la importación de esclavos.

Esto detendrá en alguna medida el crecimiento de ese gran mal político y moral, permitiendo que mientras tanto las mentes de nuestros conciudadanos maduren en la voluntad de lograr una completa emancipación de la naturaleza humana. [Notas sobre Virginia, cuestión VIII].

 

SÓLO LA CIVILIZACIÓN DEVUELVE A LA MUJER EL DISFRUTE DE SU NATURAL IGUALDAD

 

Respecto al indio americano, me siento capaz de decir, contradiciendo  otros puntos de vista, que no es más deficiente en ardor ni más impotente que su mujer que el blanco reducido a la misma dieta y ejercicio; que es la educación lo que le hace considerar honorable destruir un enemigo por estratagema, manteniendo su persona libre de daño (si bien quizá esto es lo natural, mientras proviene de la educación honrar más la fuerza que la astucia); que se defenderá contra una multitud de enemigos, prefiriendo siempre ser muerto a rendirse, aunque sea a los blancos de quienes sabe que recibirá buen trato; que también en otras situaciones afronta la muerte con más firmeza, y soporta la tortura con un estoicismo desconocido hasta para el entusiasmo religioso entre nosotros; que es afectuoso con sus hijos, lleno de cuidados y benévolo hacia ellos; que sus afectos incluyen a sus otros parientes, debilitándose -como entre nosotros- de círculo en círculo, a medida que se alejan del centro; que su amistad es fuerte y fiel hasta lo sublime; que su sensibilidad es aguda, hasta el punto de que incluso los guerreros lloran del modo más amargo la pérdida de sus hijos, aunque en general se esfuercen por parecer superiores a los avatares humanos; que su vivacidad y actividad mental es igual a la nuestra en la misma situación, de lo cual provienen su avidez por la caza y los juegos de azar.

Las mujeres están sujetas a un injusto yugo. Supongo que esto acontece con todos los pueblos bárbaros, donde la fuerza es la ley. El sexo fuerte se impone al débil. Sólo la civilización devuelve a la mujer el disfrute de su natural igualdad.

Es lo que inicialmente nos enseña a someter las pasiones egoístas, y a respetar en otros los derechos que valoramos en nosotros mismos. Si nos hallásemos en igual barbarie, nuestras mujeres estarían igualmente esclavizadas. [Notas sobre Virginia, cuestión VI]

 

EL GRADO DE NUESTRO TALENTO NO CONSTITUYE UNA MEDIDA DE NUESTROS DERECHOS

 

He recibido vuestra atenta carta de 17 de agosto, y con ella el volumen sobre “Literatura de Negros” que tuvisteis la amabilidad de enviarme.

Tened por seguro que no hay nadie que desee más que yo ver completamente disipadas las dudas que yo mismo he abrigado y expuesto sobre el grado de entendimiento que les ha otorgado la naturaleza, y descubrir que a este respecto son nuestros iguales.

Mis dudas eran consecuencia de la observación personal en el ámbito limitado de mi propio Estado, donde las oportunidades para el desarrollo de su genio no eran favorables, y las de ejercitarlo menos aún. Las expresé, por tanto, con grandes vacilaciones; pero sea cual fuere el grado de su talento, éste no constituye medida de sus derechos.

Sir Isaac Newton era superior a otros en entendimiento, lo que no le hacía dueño de sus personas o propiedades. En esta esfera avanzan día tras día en la opinión de las naciones, y se están realizando progresos esperanzadores hacia su restablecimiento en pie de igualdad con otros colores de la familia humana.

Os ruego, por tanto que aceptéis mi agradecimiento por los muchos ejemplos de inteligencia respetable de esos hombres que me habéis dado, y que contribuirán a adelantar el día de su liberación; y recibid los sentimientos de alta y justa estima que os expreso con toda sinceridad. [A M. Henry Gregoire, obispo y senador en París. Washington, 25 de febrero de 1809].

 

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THOMAS JEFFERSONAutobiografía y otros escritos. Editorial Tecnos, 1987. Traducción de A. Escohotado y M. Sáenz de Heredia. [FD, 26/08/2007]

 

 

 


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