CÓMO VIVIR EN ESTE MUNDO
«Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación. Ésta ha sido mi vida. La he hallado digna de vivirse, y con gusto volvería a vivirla si se me ofreciese la oportunidad».
Bertrand Russell.
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Capitalismo de monserga
Que yo solo quería comerme una hamburguesa. Una gorda, por el amor de Dios
Por Itxu Díaz
LD, 18 JUNIO 2022
Que yo solo quería comerme una hamburguesa. Una gorda, por el amor de Dios. Con una amplia sonrisa, una mini Claudia Schiffer con gorra corporativa con los colores del orgullo gay me extendió una cajita en cuyo interior estaba, supongo, mi comida. En el exterior, me informaban de que con mi heroica acción –recuerdo: comer una hamburguesa– estaba contribuyendo con 0,001 euros a repoblar el Amazonas, que lo primero que pensé es que ni acogiendo en la hamburguesería una boda de los galos de Goscinny y Uderzo alcanzarían a plantar la mitad del primer cedro.
Un poco tenso con lo del Amazonas, quise sumergir los morros en el refresco y, en la pajita de cartón, otra jaculatoria verde: «Pequeños gestos salvan el planeta. Hemos eliminado el plástico de nuestras pajitas». Gracias, cabrones, ya lo había notado, que con las burbujas el cartón se corroe y la bebida sabe como si chupetearas un volumen de Una verdad incómoda de Al Gore.
Decidido a cerrar los ojos y comer en paz, en el interior de la cajita me sorprendió un folleto con una oferta de carne «tamaño XXL» y un consejo no solicitado: «Camina más de 2 horas al día, bebe agua, come verduras y lleva una vida saludable», que con cierto rubor me hizo calibrar de inmediato las dimensiones de mi panza cervecera. Si lo piensas, es como si con cada botella de ron te regalaran una caja de Alka-Seltzer.
Rodeaba a la hamburguesa un papelillo con una homilía donde la multinacional alardeaba de su compromiso con la «ganadería ecológica y sostenible», y otro párrafo en letra minúscula que podía haber escrito Garzón en pleno éxtasis anticapitalista y que terminaba con una confusa confesión, que igual yo me estoy volviendo gilipollas, pero que se lee con cierta extrañeza mientras masticas ternera picada: «¡Nuestras vacas son felices!».
Al fin me dieron un café en un vasito de cartón reciclado, como los de la máquina de una funeraria, y le pregunté a la mini Schiffer si podría ser en vasito de cristal, que es que verá usted, que soy más pijo que el caballito de Ralph Lauren, o en su defecto me sirve también una puñetera taza de las de la primera temporada de Cuéntame. Con impecable sonrisa, negó con la cabeza, antes de proferir explicaciones con aroma a naftalina woke: en resumen, que los propietarios de la empresa están deeply concerned con frenar el calentamiento global que produce la sobrecarga energética de encender el lavaplatos para lavar mi taza y que milagrosamente no producen sus aviones privados.
Como me estaba poniendo verde azulado, como Greta Thunberg chillando locuras ante la ONU, me di un paseíto hasta casa con intención de sestear un rato. Pero al llegar me topé con la factura de la luz. Me desperté seis horas después en la UCI, con el sobre en la boca y el corazón sonando como un solo del batería de Metallica. En el reverso de la interminable cifra se veía un cielo azul, arbolitos muy verdes y cascadas de agua cristalina, junto a una perorata en la que agradecían mi fidelidad como cliente porque así ellos podrían seguir trabajando para frenar «entre todos» el deterioro de la capa de ozono.
A punto ya de morir de un ataque agudo de resiliencia, me fui al banco a sacar dinero para abandonar esta otrora gran nación, hoy tomada por el capitalismo de monserga y bostezo. Pero en la sucursal un gran cartel me recibió con el rapapolvo número 300 del día: «Con la igualdad de la mujer y contra el machismo: ¡di no al patriarcado!», que imagino que se refieren al que llevo aquí colgado.
Aún no había terminado allí cuando un folleto con muchos negritos llamó mi atención: me invitaban a contratar un nuevo producto bancario y ayudar al tiempo a poner fin al racismo en el mundo, cruzada que también lideraba dicho banco.
Siempre he pensado que de la mala conciencia individual salen los mayores entusiasmos con ideas estúpidas. Pero la mala conciencia corporativa es estúpida en sí misma. Primero, porque las corporaciones no tienen conciencia, y después, porque si te causa tantísima preocupación lo mucho que contaminan, qué sé yo, tus fábricas de coches, hay algo genial que puedes hacer, mucho mejor que dar el coñazo a tus propios clientes: no fabricar coches.
En fin, andaba balbuceando esto cuando decidí volar hacia al Caribe, y solo porque Musk todavía no nos deja viajar a Marte. Relajado por primera vez en todo el día, surcaba ya las nubes y, tras el saludo del comandante, una voz femenina advirtió que, gracias a viajar con ellos, la dirección de la empresa garantizaba el borrado de mi huella ecológica. Eso me inquietó muchísimo, tanto que instintivamente miré alrededor y ausculté en detalle la suela de mis zapatos, que nunca miro por dónde piso, en busca del cuerpo del delito, sin éxito. Al fin una amable azafata que debió de verme cara de cerdo fascista vino a explicarme lo de la huella y el particular deeply concerned progre de la semana en la compañía. Y ya ves. Hacía tiempo que no dormía tan bien. Qué manera de roncar a placer en las alturas pensando que, a esa misma hora, el Consejo de Administración de la compañía al completo, con sus trajes y corbatas, estaría dale que te pego con un algodoncito con alcohol eliminando mi huella de carbono y sin coste añadido. Héroes, héroes sin capa.
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«Cómo vivir en este mundo»
El cambio no es un movimiento de lo conocido a lo conocido, y todas las revoluciones políticas lo son. Este tipo de cambio no es de lo que estamos hablando. Pasar de ser un pecador a ser un santo es pasar de una ilusión a otra. Así que ahora estamos libres del cambio como un movimiento de esto a aquello.
Por Jiddu Krishnamurti
Interlocutor: Por favor, señor, ¿podría decirme cómo debo vivir en este mundo? No quiero ser parte de eso pero tengo que vivir en eso, tengo que tener una casa y ganarme la vida. Y mis vecinos son de este mundo; mis hijos juegan con los suyos, y entonces uno se vuelve parte de este feo lío, lo quiera o no. Quiero saber cómo vivir en este mundo sin escapar de él, sin entrar en un monasterio o dar la vuelta al mundo en un velero. Quiero educar a mis hijos de otra manera, pero primero quiero saber vivir rodeado de tanta violencia, avaricia, hipocresía, competencia y brutalidad.
KRISHNAMURTI: No hagamos de ello un problema. Cuando algo se convierte en un problema, quedamos atrapados en su solución, y luego el problema se convierte en una jaula, una barrera para una mayor exploración y comprensión. Así que no reduzcamos toda la vida a un problema vasto y complejo. Si la pregunta se hace para superar la sociedad en la que vivimos, o para encontrar un sustituto de esa sociedad, o para tratar de escapar de ella viviendo en ella, inevitablemente debe conducir a una vida contradictoria e hipócrita. Esta pregunta implica también, ¿no es así, la negación total de la ideología? Si realmente estás indagando, no puedes empezar con una conclusión, y todas las ideologías son una conclusión. Así que debemos comenzar por averiguar lo que quiere decir con vivir.
Interlocutor: Por favor, señor, vayamos paso a paso.
KRISHNAMURTI: Estoy muy contento de que podamos abordar esto paso a paso, con paciencia, con una mente y un corazón inquisitivos. Ahora, ¿a qué te refieres con vivir?
Interlocutor: Nunca he tratado de ponerlo en palabras. Estoy desconcertado, no sé qué hacer, cómo vivir. He perdido la fe en todo: religiones, filosofías y utopías políticas. Hay guerra entre individuos y entre naciones. En esta sociedad permisiva todo está permitido: asesinatos, disturbios, la opresión cínica de un país por otro, y nadie hace nada al respecto porque la interferencia podría significar una guerra mundial. Me enfrento a todo esto y no sé qué hacer; No sé cómo vivir en absoluto. No quiero vivir en medio de tal confusión.
KRISHNAMURTI: ¿Qué es lo que está pidiendo, una vida diferente o una vida nueva que surge con la comprensión de la vida anterior? Si quieres vivir una vida diferente sin comprender qué ha provocado esta confusión, siempre estarás en contradicción, en conflicto, en confusión. Y eso, por supuesto, no es una nueva vida en absoluto. Entonces, ¿estás pidiendo una nueva vida o una continuidad modificada de la anterior, o comprender la anterior?
Interlocutor: No estoy del todo seguro de lo que quiero, pero empiezo a ver lo que no quiero.
KRISHNAMURTI: Lo que no quiere, ¿se basa en su libre comprensión o en su placer y dolor? ¿Estás juzgando a partir de tu rebelión, o ves la causa de este conflicto y miseria y, porque lo ves, lo rechazas?
Interlocutor: Me está preguntando demasiadas cosas. Todo lo que sé es que quiero vivir una vida diferente. no sé lo que significa; No sé por qué lo busco; y, como dije, estoy completamente desconcertado por todo esto.
KRISHNAMURTI: Su pregunta básica es, ¿no es así? ¿Cómo va a vivir en este mundo? Antes de averiguarlo, primero veamos qué es este mundo. El mundo no es solo todo lo que nos rodea, es también nuestra relación con todas estas cosas y personas, con nosotros mismos, con las ideas. Es decir, nuestra relación con la propiedad, con las personas, con los conceptos; de hecho, nuestra relación con la corriente de acontecimientos que llamamos vida. Este es el mundo. Vemos división en nacionalidades, en grupos religiosos, económicos, políticos, sociales y étnicos; el mundo entero está resquebrajado y tan fragmentado exteriormente como sus seres humanos lo están interiormente. De hecho, esta fragmentación exterior es la manifestación de la división interior del ser humano.
Interlocutor: Sí, veo muy claramente esta fragmentación y también empiezo a ver que el ser humano es el responsable.
Krishnamurti: ¡Tú eres el ser humano!
Interlocutor: Entonces, ¿puedo vivir de manera diferente de lo que soy yo mismo? De repente me doy cuenta de que si voy a vivir de una manera totalmente diferente debe haber un nuevo nacimiento en mí, una mente y un corazón nuevos, ojos nuevos. Y me doy cuenta también de que esto no ha sucedido. Vivo como soy, y mi forma de ser ha hecho la vida tal como es. Pero, ¿adónde va uno desde allí?
KRISHNAMURTI: ¡No se va a ninguna parte desde allí! No se va a ninguna parte. El ir, o la búsqueda del ideal, de lo que creemos mejor, nos da la sensación de que estamos progresando, de que vamos hacia un mundo mejor. Pero este movimiento no es movimiento en absoluto porque el final ha sido proyectado a partir de nuestra miseria, confusión, codicia y envidia. Así que este fin, que se supone opuesto a lo que es, es realmente lo mismo que lo que es, es engendrado por lo que es. Por lo tanto, crea el conflicto entre lo que es y lo que debería ser. Aquí es donde surge nuestra confusión y conflicto básicos. El final no está allí, no del otro lado del muro; el principio y el final están aquí.
Interlocutor: Espere un minuto, señor, por favor; No entiendo esto en absoluto. ¿Me estás diciendo que el ideal de lo que debería ser es el resultado de no entender lo que es? ¿Me estás diciendo que lo que debería ser es lo que es, y que este movimiento de lo que es a lo que debería ser no es realmente un movimiento en absoluto?
KRISHNAMURTI: Es una idea; es ficción Si comprendes lo que es, ¿qué necesidad hay de lo que debería ser?
Interlocutor: ¿Es así? entiendo lo que es. Entiendo la bestialidad de la guerra, el horror de matar, y porque lo entiendo tengo este ideal de no matar. El ideal nace de mi comprensión de lo que es, por lo tanto no es un escape.
KRISHNAMURTI: Si entiende que matar es terrible, ¿tiene que tener un ideal para no matar? Quizás no tengamos claro la palabra entendimiento. Cuando decimos que entendemos algo, eso implica, ¿no es así, que hemos aprendido todo lo que tiene que decir? Lo hemos explorado y descubierto la verdad o la falsedad de ello. Esto implica también, ¿no es así, que esta comprensión no es un asunto intelectual, sino que uno la ha sentido profundamente en el corazón? Sólo hay comprensión cuando la mente y el corazón están en perfecta armonía. Entonces uno dice “He entendido esto, y terminé con eso”, y ya no tiene la vitalidad para engendrar más conflicto. ¿Ambos le damos el mismo significado a esa palabra entender?
Interlocutor: No lo había hecho antes, pero ahora veo que lo que está diciendo es verdad. Sin embargo, sinceramente, no entiendo, de esa manera, el desorden total del mundo, que, como bien has señalado, es mi propio desorden. ¿Cómo puedo entenderlo? ¿Cómo puedo aprender completamente sobre el desorden, todo el desorden y la confusión del mundo y de mí mismo?
KRISHNAMURTI: No utilice la palabra cómo, por favor.
Interlocutor: ¿Por qué no?
KRISHNAMURTI: El cómo implica que alguien le va a dar un método, una receta que, si la practica, producirá comprensión. ¿Puede alguna vez llegar la comprensión a través de un método? La comprensión significa amor y la cordura de la mente. Y el amor no se puede practicar ni enseñar. La cordura de la mente sólo puede surgir cuando hay una percepción clara, viendo las cosas como son sin emociones, no sentimentalmente. Ninguna de estas dos cosas puede ser enseñada por otro, ni por un sistema inventado por uno mismo o por otro.
Interlocutor: ¿Es usted demasiado persuasivo, señor, o es quizás que es demasiado lógico? ¿Estás tratando de influenciarme para que vea las cosas como tú las ves?
KRISHNAMURTI: ¡Dios no lo quiera! La influencia en cualquier forma es destructiva del amor. La propaganda para hacer que la mente sea sensible, alerta, sólo la volverá embotada e insensible. Por lo tanto, de ninguna manera estamos tratando de influir en usted, persuadirlo o hacerlo depender. Solo estamos señalando, explorando juntos. Y para explorar juntos debéis ser libres, tanto de mí como de vuestros propios prejuicios y miedos. De lo contrario, das vueltas y vueltas en círculos. Así que debemos volver a nuestra pregunta original: ¿cómo voy a vivir en este mundo? Para vivir en este mundo debemos negar el mundo. Con eso queremos decir: negar el ideal, la guerra, la fragmentación, la competencia, la envidia, etc. No nos referimos a negar el mundo como un escolar se rebela contra sus padres. Nos referimos a negarlo porque lo entendemos. Esta comprensión es negación.
Interlocutor: Estoy fuera de mi alcance.
Krishnamurti: Usted dijo que no quiere vivir en la confusión, la deshonestidad y la fealdad de este mundo. Así que lo niegas. Pero ¿desde qué trasfondo lo niegas, por qué lo niegas? ¿Lo niegas porque quieres vivir una vida pacífica, una vida de completa seguridad y clausura, o lo niegas porque ves lo que realmente es?
Interlocutor: Creo que lo niego porque veo a mi alrededor lo que está ocurriendo. Por supuesto, mis prejuicios y miedos están todos involucrados. Así que es una mezcla de lo que realmente está sucediendo y mi propia ansiedad.
KRISHNAMURTI: ¿Qué predomina, su propia ansiedad o el hecho de ver lo que le rodea? Si predomina el miedo, entonces no puedes ver lo que realmente sucede a tu alrededor, porque el miedo es oscuridad, y en la oscuridad no puedes ver absolutamente nada. Si te das cuenta de eso, entonces puedes ver el mundo realmente como es, entonces puedes verte a ti mismo realmente como eres. Porque vosotros sois el mundo, y el mundo sois vosotros; no son dos entidades separadas.
Interlocutor: ¿Podría explicar más detalladamente lo que quiere decir con que el mundo soy yo y yo soy el mundo?
KRISHNAMURTI: ¿Realmente es necesario explicar esto? ¿Quieres que te describa detalladamente lo que eres y te demuestre que es lo mismo que es el mundo? ¿Te convencerá esta descripción de que tú eres el mundo? ¿Le convencerá una explicación lógica y secuencial que le muestre la causa y el efecto? Si te convence una descripción cuidadosa, ¿te dará eso entendimiento? ¿Te hará sentir que eres el mundo, te hará sentir responsable del mundo? Parece tan claro que nuestra codicia humana, la envidia, la agresión y la violencia han provocado en la sociedad en la que vivimos, una aceptación legalizada de lo que somos. Creo que esto es suficientemente claro y no dediquemos más tiempo a este tema. Verás, no sentimos esto, no amamos, por lo tanto, existe esta división entre el mundo y yo.
Interlocutor: ¿Puedo volver mañana?
* * *
Regresó al día siguiente con entusiasmo, y había una brillante luz de indagación en sus ojos.
Interlocutor: Quiero, si usted está dispuesto, profundizar más en esta cuestión de cómo debo vivir en este mundo. Ahora entiendo, con mi corazón y mi mente, como explicaste ayer, la absoluta importancia de los ideales. Tuve una lucha bastante larga con eso y he llegado a ver la trivialidad de los ideales. ¿Estás diciendo, verdad, que cuando no hay ideales ni escapatorias sólo existe el pasado, los mil ayeres que forman el yo? Entonces, cuando pregunto: ¿Cómo voy a vivir en este mundo? No sólo hice una pregunta equivocada, sino que también hice una declaración contradictoria, porque puse el mundo y el «yo» en oposición el uno al otro. Y esta contradicción es lo que yo llamo vivir. Entonces, cuando hago la pregunta, “¿Cómo voy a vivir en este mundo?” Realmente estoy tratando de mejorar esta contradicción, de justificarla, de modificarla, porque eso es todo lo que sé;
KRISHNAMURTI: Esta es entonces la pregunta que tenemos ahora: ¿debe vivir siempre en el pasado, debe toda actividad surgir del pasado, es toda relación el resultado del pasado, es vivir la memoria compleja del pasado? Eso es todo lo que sabemos: el pasado modificando el presente. Y el futuro es el resultado de este pasado actuando a través del presente. Así que el pasado, el presente y el futuro son todo el pasado. Y este pasado es lo que llamamos vivir. La mente es el pasado, el cerebro es el pasado, los sentimientos son el pasado, y la acción que surge de estos es la actividad positiva de lo conocido. Todo este proceso es tu vida y toda la relación y actividad que conoces. Así que cuando preguntas cómo vas a vivir en este mundo estás pidiendo un cambio de prisiones.
Interlocutor: No me refiero a eso. Lo que quiero decir es: veo muy claramente que mi proceso de pensar y hacer es el pasado trabajando a través del presente hacia el futuro. Esto es todo lo que sé, y eso es un hecho. Y me doy cuenta de que, a menos que haya un cambio en esta estructura, estoy atrapado en ella, soy parte de ella. De aquí surge inevitablemente la pregunta: ¿cómo voy a cambiar?
KRISHNAMURTI: Para vivir en este mundo con cordura debe haber un cambio radical de la mente y del corazón.
Interlocutor: Sí, pero ¿qué quiere decir con cambio? ¿Cómo voy a cambiar si todo lo que hago es el movimiento del pasado? Solo puedo cambiarme a mí mismo, nadie más puede cambiarme. Y no veo lo que significa: cambiar.
KRISHNAMURTI: Entonces, la pregunta «¿Cómo voy a vivir en este mundo?» ahora se ha convertido en «¿Cómo voy a cambiar?» – teniendo en cuenta que el cómo no significa un método, sino una indagación para comprender. ¿Qué es el cambio? ¿Hay algún cambio en absoluto? ¿O puedes preguntar si hay algún cambio en absoluto sólo después de que ha habido un cambio total y una revolución? Comencemos de nuevo para averiguar qué significa esta palabra. El cambio implica un movimiento de lo que es a algo diferente. ¿Es este algo diferente simplemente un opuesto, o pertenece a un orden completamente diferente? Si es simplemente un opuesto, entonces no es diferente en absoluto, porque todos los opuestos son mutuamente dependientes, como lo caliente y lo frío, lo alto y lo bajo. Lo opuesto está contenido dentro y determinado por su opuesto; sólo existe en comparación, y las cosas que son comparativas tienen diferentes medidas de la misma cualidad, y por lo tanto son semejantes. Así que cambiar a un opuesto no es cambiar en absoluto. Incluso si este ir hacia lo que parece diferente te da la sensación de que realmente estás haciendo algo, es una ilusión.
Interlocutor: Permítanme absorber esto por un momento.
KRISHNAMURTI: Entonces, ¿qué nos preocupa ahora? ¿Es posible provocar en nosotros mismos el nacimiento de un orden completamente nuevo que no esté relacionado con el pasado? El pasado es irrelevante para esta indagación y trivial, porque es irrelevante para el nuevo orden.
Interlocutor: ¿Cómo puede decir que es trivial e irrelevante? Hemos estado diciendo todo el tiempo que el pasado es el problema, y ahora dices que es irrelevante.
KRISHNAMURTI: El pasado parece ser el único problema porque es lo único que ocupa nuestra mente y nuestro corazón. Solo es importante para nosotros. Pero, ¿por qué le damos importancia? ¿Por qué es tan importante este pequeño espacio? Si estás totalmente inmerso en él, completamente comprometido con él, entonces nunca escucharás el cambio. El hombre que no está totalmente comprometido es el único capaz de escuchar, indagar y preguntar. Sólo entonces podrá ver la trivialidad de este pequeño espacio. Entonces, ¿estás completamente sumergido o tu cabeza está fuera del agua? Si tu cabeza está fuera del agua entonces puedes ver que esta pequeña cosa es trivial. Entonces tienes espacio para mirar alrededor. ¿Qué tan profundamente estás inmerso? Nadie puede responder esto por ti excepto tú mismo. en el hecho mismo de hacerse esta pregunta ya hay libertad y, por lo tanto, uno no tiene miedo. Entonces tu visión es amplia. Cuando este patrón del pasado te agarra completamente por la garganta, entonces accedes, aceptas, obedeces, sigues, crees. Sólo cuando te das cuenta de que esto no es libertad, empiezas a salir de ella. Entonces nos preguntamos de nuevo: ¿qué es el cambio, qué es la revolución? El cambio no es un movimiento de lo conocido a lo conocido, y todas las revoluciones políticas lo son. Este tipo de cambio no es de lo que estamos hablando. Pasar de ser un pecador a ser un santo es pasar de una ilusión a otra. Así que ahora estamos libres del cambio como un movimiento de esto a aquello.
Interlocutor: ¿Realmente he entendido esto? ¿Qué debo hacer con la ira, la violencia y el miedo cuando surgen en mí? ¿Debo darles rienda suelta? ¿Cómo voy a tratar con ellos? Debe haber un cambio allí, de lo contrario soy lo que era antes.
KRISHNAMURTI: ¿Está claro para usted que estas cosas no pueden ser superadas por sus opuestos? Si es así, sólo tienes la violencia, la envidia, la ira, la codicia. El sentimiento surge como resultado de un desafío, y luego se nombra. Esta denominación del sentimiento lo restablece en el viejo patrón. Si no lo nombras, lo que significa que no te identificas con él, entonces el sentimiento es nuevo y desaparecerá por sí solo. El nombrarlo lo fortalece y le da una continuidad que es todo el proceso del pensamiento.
Interlocutor: Estoy siendo conducido a un rincón donde me veo realmente como soy, y veo lo trivial que soy. A partir de ahí, ¿qué sigue?
KRISHNAMURTI: Cualquier movimiento de lo que soy fortalece lo que soy. Así que el cambio no es ningún movimiento en absoluto. El cambio es la negación del cambio, y ahora solo puedo hacer esta pregunta: ¿hay un cambio en absoluto? Esta pregunta sólo puede formularse cuando todo movimiento del pensamiento ha llegado a su fin, porque el pensamiento debe ser negado por la belleza de la inmutabilidad. En la negación total de todo movimiento del pensamiento lejos de lo que es, está el final de lo que es.
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