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Tabla de contenidos
Reglamento Sanitario Internacional (2005)
En 1951, los Estados Miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) adoptaron el primer Reglamento Sanitario Internacional. En la 58ª Asamblea Mundial de la Salud celebrada el 23 de mayo de 2005, se adoptó el actual Reglamento Sanitario Internacional (RSI (2005)) que entró en vigor el 15 de junio de 2007.
Artículo 6 Notificación1. Cada Estado Parte evaluará los eventos que se produzcan en su territorio valiéndose del instrumento de decisión a que hace referencia el anexo 2. Cada Estado Parte notificará a la OMS por el medio de comunicación más eficiente de que disponga, a través del Centro Nacional de Enlace para el RSI, y antes de que transcurran 24 horas desde que se haya evaluado la información concerniente a la salud pública, todos los eventos que ocurran en su territorio y que puedan constituir una emergencia de salud pública de importancia internacional de conformidad con el instrumento de decisión, así como toda medida sanitaria aplicada en respuesta a esos eventos. Si la notificación recibida por la OMS comprende algo que sea de la competencia del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la OMS notificará inmediatamente al OIEA.2. Una vez cursada la notificación, el Estado Parte seguirá comunicando a la OMS información oportuna, exacta y suficientemente detallada sobre la salud pública de que disponga relativa al evento notificado, con inclusión, en lo posible, de definiciones de los casos, resultados de laboratorio, origen y tipo del riesgo, número de casos y defunciones, condiciones que influyen en la propagación de la enfermedad y las medidas sanitarias aplicadas; y notificará, cuando sea necesario, las dificultades surgidas y el apoyo necesario en la respuesta a la posible emergencia de salud pública de importancia internacional.Artículo 7 Notificación de información durante eventos imprevistos o inusualesSi un Estado Parte tiene pruebas de que se ha producido un evento imprevisto o inusual, cualquiera que sea su origen o procedencia, que podría constituir una emergencia de salud pública de importancia internacional, facilitará a la Organización Mundial de la Salud toda la información concerniente a la salud pública. En esos casos, se aplicarán en su totalidad las disposiciones previstas en el artículo 6.
La determinación de una emergencia de salud pública de importancia internacional, es facultad del Director General de la OMS, sobre la base de la información recibida, consultando al Estado afectado. En el caso de no se llegue a un consenso con este último, dentro de un plazo de 48 horas, el Director deberá resolver, conforme con el procedimiento del artículo 49 del RSI (artículo 12).
La pandemia de coronavirus pudo evitarse: el papel de China y la OMS
Pekín ocultó la existencia de la covid, pero -una vez tuvo conocimiento- la OMS tardó demasiado en declarar la alerta sanitaria y se descontroló.
Los expertos advierten de que -tras la del coronavirus- llegarán otras pandemias. Por tanto, tenemos tomar medidas para sortearlas y que no alcancen dimensiones desproporcionadas, como las que ha provocado la propagación del Sars-Cov-2. Si se hubiera actuado antes, ¿habría sido distinto? Un grupo de expertos, convocados por la OMS, defiende que sí. De hecho, responsabiliza a la propia Organización Mundial de la Salud, que le encargó la investigación, de haber perdido un tiempo crucial en la fase inicial, que -de haberlo aprovechado- hubiera cambiado el rumbo de los acontecimientos.
El Panel Independiente de Preparación y Respuesta a Pandemias, formado por expertos y personalidades que examinaron durante ocho meses los fallos que hubo en la gestión de la pandemia (tanto a nivel nacional como internacional), considera que la tragedia sanitaria, económica y social causada por la covid-19 pudo haberse evitado. Así se recoge en el informe -publicado esta semana- en el que señalan que «el tiempo transcurrido desde la notificación de un grupo de casos de neumonía de origen desconocido -a mediados de diciembre- hasta la declaración de una Emergencia de Salud Pública Internacional (el 30 de enero de 2020) fue demasiado largo«.
El Panel Independiente de Preparación y Respuesta a Pandemias, considera que la tragedia sanitaria, económica y social causada por la covid-19 pudo haberse evitado:
«el tiempo transcurrido desde la notificación de un grupo de casos de neumonía de origen desconocido -a mediados de diciembre- hasta la declaración de una Emergencia de Salud Pública Internacional –el 30 de enero de 2020- fue demasiado largo».
La ex primer ministro de Nueva Zelanda, Helen Clark, que copreside el panel con la ex mandataria de Liberia Ellen Johnson Sirleaf, sostiene que la emergencia global pudo haber sido declarada el 22 de enero, tras la primera reunión del Comité de Emergencia de la OMS, encargado de valorar la gravedad de una amenaza sanitaria. Sin embargo, se esperó a una segunda reunión.
Tirón de orejas a los gobiernos
La OMS no es la única que recibe un tirón de orejas en el informe de los expertos. El panel apunta a una responsabilidad compartida con los gobiernos de cada Estado, teniendo en cuenta que también podían haber tomado medidas antes para contener la propagación del virus. «Febrero fue un mes perdido en el que muchos más países podrían haber adoptado medidas serias para contener la propagación del SARS-CoV-2 y prevenir una catástrofe sanitaria, social y económica«, señalan.
«Febrero fue un mes perdido en el que muchos más países podrían haber adoptado medidas serias para contener la propagación del SARS-CoV-2 y prevenir una catástrofe sanitaria, social y económica»
El problema -explica Clark- es que la mayoría de gobiernos optaron por «esperar a ver lo que pasaba«. En definitiva, actuaron «demasiado tarde«. No lo hicieron «hasta que empezaron a ver que las unidades de cuidados intensivos se llenaban«, lamenta. «Hubo países que subestimaron el valor de la ciencia, negaron la gravedad de la enfermedad y tardaron en responder, lo que tuvo consecuencias nefastas«.
Sobre las medidas de prevención, reconoció que si las restricciones de viaje se hubieran impuesto más rápido y de forma más extensa, la propagación del virus se hubiese reducido. El Reglamento Sanitario Internacional desalienta las restricciones de viajes, pero -señala Clark- en la actualidad «las enfermedades viajan en avión y no en burros«.
El papel de China
El informe no entra -sin embargo- en las acusaciones que realizó la Administración de Donald Trump contra la OMS por encubrir a China en la tardanza con la que informó de los primeros casos de coronavirus y haber gestionado mal la crisis.
Sin duda, las autoridades sanitarias nacionales e internacionales podían haberlo hecho mejor, incluso mucho mejor. Pocas personas podrán en duda que infravaloramos al virus y -en ese tiempo- le permitimos ganar terreno, llegar a casi la totalidad de los rincones del planeta. No instalamos los cortafuegos a tiempo. Pero toda cadena tiene un primer eslabón, y -en este caso- el origen del desastre está en China. Y no sólo por la posibilidad de que el coronavirus que asola el mundo pudiera haber salido de un laboratorio del país asiático, como apuntan muchos expertos de prestigio internacional, si no porque -además- ocultaron la crisis sanitaria durante días, semanas, quien sabe si meses.
toda cadena tiene un primer eslabón, y -en este caso- el origen del desastre está en China: ocultaron la crisis sanitaria durante días, semanas, quien sabe si meses.
El denominado grupo de los ‘Five Eyes’ (compuesto por servicios de inteligencia de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda y Australia) ha elaborado un informe en el que asegura que Pekín destruyó pruebas sobre el coronavirus de forma deliberada. Algo que tilda como una «agresión a la transparencia internacional«. Para empezar, porque autoridades chinas eran conocedoras de la transmisión entre humanos desde diciembre, pero lo negaron hasta el 20 de enero.
En el texto, de 15 páginas, reproducido por The Daily Mail, explican que el Gobierno del país asiático silenció las posibles noticias sobre la covid en los primeros momentos, «haciendo desaparecer» a los médicos y científicos que alertaron sobre él, destruyendo pruebas en sus laboratorios y negándose a proporcionar muestras a científicos internacionales que estaban trabajando en una vacuna. Y esto, en su opinión, habría agravado la epidemia a nivel mundial.
el Gobierno del país asiático silenció las posibles noticias sobre la covid en los primeros momentos, «haciendo desaparecer» a los médicos y científicos que alertaron sobre él, destruyendo pruebas en sus laboratorios y negándose a proporcionar muestras a científicos internacionales que estaban trabajando en una vacuna
La falta de transparencia del Gobierno chino no es ninguna novedad. Pero, en este caso, ha contado con la connivencia de la OMS. Su silencio en la fase inicial ha tenido consecuencias incalculables, pero es que además ha entrado en el juego con las cartas que le ha servido el régimen comunista. Ejemplo de ello es la infructuosa expedición de este organismo en Wuhan. Una pantomima guiada -y hasta guionizada- por los mandatarios del país asiático.
La falta de transparencia del Gobierno chino no es ninguna novedad. Pero, en este caso, ha contado con la connivencia de la OMS
Los números tampoco cuadran. Como señala un informe de la CIA del que se ha hecho eco Bloomberg, y que está en poder de la Casa Banca como documentación clasificada, desde el principio China ha querido enmascarar el alcance de la pandemia de coronavirus en su país, informando de menos casos y -por supuesto- menos muertes. Y esto pudo hacer que otros Estados restaran importancia al virus, provocando un retraso en la adopción de medidas y en consecuencia muchas muertes que se podrían haber evitado.
Así lo considera Deborah Birx, la inmunóloga del Departamento de Estado que asesora a la Casa Blanca sobre la respuesta al brote. La científica tiene claro que los informes públicos de China influyeron en las suposiciones que se hicieron en otras partes del mundo sobre la naturaleza del virus. «La comunidad médica interpretó los datos chinos como que esto era serio, pero más pequeño«, explica.
El papel de China en la pandemia, aunque sea difícil de cuantificar, es más que evidente. Pero ningún organismo internacional ha pedido que se depuren responsabilidades. Y la OMS tampoco parece que lo vaya hacer. Así que estamos condenados a que la historia se repita, una vez más.
El papel de China en la pandemia, aunque sea difícil de cuantificar, es más que evidente. Pero ningún organismo internacional ha pedido que se depuren responsabilidades. Y la OMS tampoco parece que lo vaya hacer
Como explica Jesús Laínzen un artículo, publicado el 1 de mayo en LD, «al menos desde el siglo XIX, China ha sido el principal foco de graves enfermedades que han dejado muchos millones de muertos por todo el planeta«. Y todo apunta a que así seguirá siendo.
¿Cuál es realmente es criterio que preside la actuación de la OMS? ¿Qué prima, la Salud o el interés económico? ¿Está actuando con neutralidad? ¿Puede mantener su posición ascendente en el panorama mundial si su financiación es privada en su mayor parte? A estas y otras preguntas intentamos responder con esta entrada, con la que ya les dejamos, no sin antes hacer una última reflexión: ¿Cabe tranquilizarnos cuando los «expertos» de esta Organización Internacional, esos mismos expertos que parece están conduciendo los designios del Mundo, carecen de la formación adecuada?
Referencias y Notas
El médico de Wuhan silenciado por China que quiso alertar al mundo sobre el coronavirus: «Estaba fuera de control»
Un médico en el epicentro del brote cuenta en un documental de la BBC que las autoridades chinas prohibieron al personal sanitario llevar mascarillas para esconder la gravedad de la situación al principio de la pandemia
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COVID 19| ¡DOCUMENTOS de la OMS REVELADOS!
¿QUÉ HABÍA EN CHINA?
¿Qué pasó en China realmente? ¿El virus de la COVID fue creado en un laboratorio? ¿Cuál es realmente su origen? ¿Qué dice la Organización Mundial de la Salud? ¿El coronavirus fue fabricado? ¿Su material genético fue aislado y secuenciado? Existen muchas hipótesis sobre el verdadero origen. En este video te muestro la 4º revelación de la OMS sobre el origen del virus de la COVID 19. Hablamos en detalles sobre la hipótesis del accidente de laboratorio. ¿El coronavirus se creo a partir de experimentos con otros virus? ¿Hubo algún incidente en el laboratorio de Wuhan?
Un médico del hospital de Wuhan más afectado por la epidemia de la COVID-19 ha declarado que semanas antes de que las autoridades chinas lo admitieran, a principios de enero de 2020, él y sus colegas ya sospechaban que el virus era altamente contagioso pero les impidieron avisar a nadie.
El testimonio del médico forma parte de un nuevo documental de la BBC sobre los 54 días transcurridos entre el primer caso conocido de coronavirus y el confinamiento de la ciudad de Wuhan. Es una más de las crecientes evidencias que apuntan a un intento de Pekín de encubrir el brote amenazando a los trabajadores sanitarios para que guardaran silencio.
A pocos kilómetros del ‘mercado húmedo’ de Huanan, epicentro del brote de coronavirus, el hospital central de Wuhan se vio rápidamente desbordado por el crecimiento en la cantidad de pacientes tras los primeros casos en diciembre de 2019. Más de 200 empleados del hospital se contagiaron del virus y varios murieron. Entre ellos, el médico que dio el alerta en redes sociales a sus colegas y fue castigado por ello, Li Wenliang.
54 días
La unidad de enfermedades respiratorias del hospital ya estaba llena el 10 de enero, según dice a la BBC el médico, que prefirió guardar el anonimato, durante la grabación del documental 54 Days. «Estaba fuera de control, empezamos a entrar en pánico», dice.
Pero las autoridades del hospital les prohibían hablar con nadie y no les permitían llevar mascarillas. «Todo el mundo sabía que era un contagio entre personas, hasta un tonto lo sabría. Entonces, ¿por qué decir que no había nada? Esto nos confundió y nos enfadó mucho».
Según el médico, en pocas semanas había cientos o miles de casos sospechosos, pero no había ningún mecanismo en la infraestructura hospitalaria que permitiera confirmar o registrar los diagnósticos. En ese momento, solo se habían notificado 41 casos de forma oficial.
Por informes anteriores se ha sabido que las autoridades en Pekín fueron conscientes de una posible pandemia durante al menos seis días en los que dijeron al público que el riesgo era bajo. Hasta que el día 20 de enero alertaron finalmente de los contagios entre personas. Las autoridades chinas también han sido acusadas de retrasar durante varios días la divulgación de la secuencia del genoma, hasta que el profesor Zhang Yongzhen desobedeció órdenes estrictas y publicó en Internet la secuencia que había elaborado él.
En declaraciones a la BBC, el virólogo estadounidense Ian Lipkin cuenta que el director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, George Gao, se puso en contacto con él alrededor de año nuevo, cuando empezaban a circular los rumores sobre el virus. Según Lipkin, Gao le dijo que habían identificado el virus y que no era altamente contagioso. «No creo que haya sido una mentira, creo que simplemente se equivocó», dice Lipkin. “Debería haber publicado algunas secuencias y haber dicho ‘esto es lo que sabemos’”.
Gao, que se negó a ser entrevistado por la BBC, ha dicho a los medios de comunicación estatales que las secuencias se publicaron tan pronto como fue posible y que él nunca dijo que no hubiera contagio entre humanos.
El 23 de enero, cuando Wuhan fue confinada, el hospital central de Wuhan recibía 2.500 casos al día. «Había pacientes que no tenían por qué morir, no podíamos hacer nada, los recursos sanitarios eran demasiado escasos en ese momento», dice el médico entrevistado por la BBC. «Creo que hay que tener presente lo que de verdad ocurrió, tenemos que aprender las lecciones para que esto no vuelva a pasar».
China insiste en asegurar que publicó rápidamente toda la información relevante y niega todas las acusaciones de encubrimiento.
Según el profesor Laurence Gostin, director del centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en derecho sanitario de la Universidad de Georgetown, el hecho de que China no informara de la existencia del virus representa una violación a la normativa sanitaria internacional y repite el encubrimiento llevado a cabo durante la epidemia del SARS de 2003. «El país tiene la obligación de responder a las preguntas de la OMS de forma transparente, integral y sincera, y no creo que eso haya ocurrido del todo», dice.
La cuestionable reacción de la OMS
El documental de la BBC también pone en cuestión la reacción de la OMS, que en público siguió defendiendo las garantías de China de que no había pruebas de contagio entre humanos, incluso cuando expertos del organismo creían lo contrario y pedían a los líderes mundiales que se prepararan.
En una filtración del audio de las reuniones internas de la OMS, obtenido por la agencia AP y difundido por la BBC, se escucha a las autoridades de la OMS hablar sobre la similitud de la situación con la del brote del SARS, sobre los “intentos incesantes de obtener actualizaciones de China», y sobre el peligro de «señalar con el dedo» si ocurría algo.
«Decir que no hay pruebas de contagio entre humanos no es suficiente. Tenemos que ver los datos, tenemos que ser capaces de determinar por nosotros mismos la distribución geográfica, la cronología, todo eso», decía el jefe de emergencias de la OMS, Michael Ryan, en una reunión de principios de enero. Al día siguiente, las autoridades de la OMS volvieron a elogiar la respuesta de China.
En la actualidad, las autoridades chinas están luchando contra el peor brote del país desde el de principios de 2020, aunque el número de casos es mucho menor. En Wuhan, una misión de científicos de la OMS está completando su cuarentena antes de iniciar la tan esperada investigación sobre los orígenes del virus. Los miembros del equipo insisten en que no se trata de culpar a nadie, pero temen que China no les garantice el acceso necesario por los intentos de Pekín de reescribir el relato sobre los orígenes del virus.
El documental se emitió este martes en la cadena BBC 2. Es el primero de una serie de dos, con el siguiente episodio centrado en la respuesta a la pandemia en Estados Unidos.
Traducido por Francisco de Zárate