DIÓGENES Y HERÁCLITO
Tabla de contenidos
- 1 Las enseñanzas de la escuela cínica
- 2 Heráclito de Éfeso y el fuego
- 2.1 Fue conocido como ‘El Oscuro de Éfeso’ y ‘El Adivinador’ debido a la naturaleza oracular y paradójica de su filosofía
- 2.2 Heráclito creía que el cosmos era una transmutación de fuego
- 2.3 ‘Sobre la naturaleza’
- 2.4 El fuego
- 2.5 También ve una visión irónica de los contrastes del universo, incomprensibles para el común de los mortales
- 2.6 Algunas frases de Heráclito
Las enseñanzas de la escuela cínica
Los filósofos cínicos como Diógenes reinterpretaron la doctrina socrática considerando que la civilización y su forma de vida eran un mal y que la felicidad venía dada por una vivencia simple y acorde con la naturaleza

Diógenes nació en Sinope (Asia Menor) hacia 412 a. C. y murió en Corinto en el año 323 a. C. Fue discípulo de Antístenes.
Fue desterrado de su localidad. Forzado por estas circunstancias, deambuló por Esparta, Corinto y Atenas. Y en esta ciudad frecuentó el Gimnasio de Cinosarges y se hizo discípulo de Antístenes.
Optó por llevar una vida austera y adoptó la indumentaria cínica, como su maestro. Se proclamó cosmopolita, que no es el concepto de viajero interesado en otras culturas, sino una reacción contra cualquier coerción impuesta por la comunidad contra el individuo.
Estos filósofos aspiraban a identificarse con la figura del perro, por la sencillez y espontaneidad de la vida canina. Usaban barba, llevaban tabardo de estameña (el tribón ya usado por Sócrates), alforja y cayado, practicaban juegos de palabras a manera de metodología: a aquellos que proponían ideas y teorías incomprensibles, ellos ponían el gesto, el humor y la ironía.
Crates, discípulo predilecto de Diógenes, que procedía de Tebas, dejó escritas unas hermosas palabras:
“Mi patria es mi pequeñez y mi pobreza, a las cuales ningún cambio de fortuna les puede afectar, mi ciudad es la de Diógenes, a quien la envidia nunca quiso acecharme”.
Los filósofos cínicos reinterpretaron la doctrina socrática considerando que la civilización y su forma de vida eran un mal y que la felicidad venía dada siguiendo una vida simple y acorde con la naturaleza. El hombre llevaba ya en sí mismo los elementos para ser feliz y conquistar su autonomía; era de hecho el verdadero bien. El hombre con menos necesidades era el más libre y el más feliz.
El hombre con menos necesidades era el más libre y el más feliz
Los cínicos fueron famosos por sus excentricidades y por la composición de numerosas sátiras o diatribas contra la corrupción de las costumbres y los vicios de la sociedad griega de su tiempo, practicando una actitud muchas veces irreverente. Ciertos aspectos de la moral cínica cínica influyeron en el Estoicismo.

Teorías de Antístenes
Diógenes, desde sus comienzos en Atenas, mostró un carácter apasionado y puso en práctica de una manera radical las teorías de su maestro Antístenes.
1. Lleva al extremo la libertad de palabra, su dedicación es criticar y denunciar todo aquello que limita al hombre, en particular las instituciones.
2. Propone una nueva valoración frente a lo tradicional y se enfrenta constantemente a las normas sociales.
3. Se considera cosmopolita, es decir, ciudadano del mundo, en cualquier parte se encuentra el cínico como en su casa y reconoce esto mismo en los demás, por tanto el mundo es de todos.
4. Recomienda el entrenamiento para adquirir la “areté” (excelencia) ejercitarse tanto física como mentalmente, para endurecerse y llegar a la impasibilidad y a la autosuficiencia. La independencia se consigue con el esfuerzo.
La leyenda cuenta que se deshizo de todo lo que no era indispensable, incluso abandonó su escudilla cuando vio que un muchacho bebía agua en el hueco de las manos.
Diógenes radicalizó la crítica de su maestro Antístenes a los convencionalismos sociales, oponiéndose a los refinamientos de la civilización helénica.

Ideas atribuidas a Diógenes
1 ¿De qué sirve un filósofo que no hiere los sentimientos de nadie?
2. Un pensamiento original vale mil citas insignificantes.
3. Los grandes son como el fuego, al que conviene no acercarse mucho ni alejarse de él.
4. Si tú aprendieras a comer lentejas no tendrías que ser sumiso y adular tanto al emperador.
5. El fundamento de cada Estado es la educación de sus jóvenes.
6. La sabiduría sirve de freno a la juventud, de consuelo a los viejos, de riqueza a los pobres y de adorno a los ricos.
7. Gente mucha, personas pocas.
8. El único medio para que el hombre conserve su libertad es estar siempre dispuesto a morir por ella.
9. El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe.
10. El único bien es el conocimiento, y el único mal la ignorancia.
11. Cuando estoy entre locos, me hago el loco.
12. Probablemente los asnos se rían de ti, pero no te importa. Así, a mí no me importa que los demás se rían de mí.

El cinismo antiguo y el moderno
Con el tiempo, el concepto de cinismo fue mutando, y hoy se asocia a la tendencia a no creer en la sinceridad o bondad humana, ni en sus motivaciones ni en sus acciones, así como una tendencia a expresar esta actitud mediante la ironía, el sarcasmo y la burla.
Casi 2000 años después de que ciertos filósofos griegos hubieran abrazado el cinismo clásico, en el siglo XVII y XVIII
escritores como Shakespeare, Swift y Voltaire, siguiendo las tradiciones de Chaucer y Rabelais, utilizan la ironía, el sarcasmo y la sátira para ridiculizar la conducta humana y reactivar el cinismo.
En el aspecto literario, figuras del siglo XIX y XX como Oscar Wilde y Mark Twain, utilizaron el cinismo como forma de comunicar sus opiniones.
En 1930, Bertrand Russell, en el ensayo Sobre el cinismo de la juventud, pudo describir como el cinismo había penetrado en las conciencias occidentales en masa, y puso acento especial en las áreas parcialmente influidas por el cinismo: la religión, la patria (el patriotismo), el progreso, la belleza y la verdad.
Muchos filósofos modernos y contemporáneos han tenido una influencia notable del cinismo antiguo. En la filosofía de Rousseau, Nietzsche, Onfray o Sloterdijk se puede notar un influjo del cinismo de Antístenes y Diógenes muy marcado.
De este modo, a través de ellos perviven en el pensamiento posterior ideas y propuestas del cinismo antiguo, como preferir la naturaleza frente a la convención, la necesidad de transformación de los valores de la sociedad, la libertad de palabra o el valor de la autarquía.

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Heráclito de Éfeso y el fuego
Uno de los primeros filósofos presocráticos que trató de identificar la primera causa de creación del mundo

Heráclito (c. 535 a. C.- c. 480 a. C.), fue un filósofo escritor y físico griego presocrático nativo de Éfeso, ciudad de Jonia, en la costa occidental del Asia Menor. Ciudad amada por Artemi y su templo fue considerado una de las siete
maravillas del mundo.
La fuente principal de la vida de Heráclito nos llega a través del historiador Diógenes Laercio en su obra Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres.
Fue uno de los primeros filósofos presocráticos que trató de identificar la primera causa de la creación del mundo.
Rechazó anteriores opiniones como la de Tales que consideraba que era el agua, o la de Anaximandro que consideraba que era el aire. Anaxímenes opinó que era el aire. Consideró Heráclito que el fuego es la causa primera.
Nació en el seno de una familia aristócrata, pero evitó su posible proyección política y social convirtiéndose en un filósofo ermitaño autodidacta.
La obra de Heráclito es completamente aforística y se le atribuye un libro titulado Sobre la naturaleza.
Fue conocido también como El Oscuro de Éfeso y El Adivinador debido a la naturaleza oracular y paradójica de su filosofía, y El filósofo llorón (en contraste con Demócrito, “el filósofo risueño”), debido a una supuesta personalidad melancólica y tristona.

Fue conocido como ‘El Oscuro de Éfeso’ y ‘El Adivinador’ debido a la naturaleza oracular y paradójica de su filosofía
La idea central de la filosofía de Heráclito es la unidad de los opuestos. Heráclito creía que el devenir del mundo estaba regido de acuerdo con lo que denominó el Logos (“palabra”, “razón” o “discurso”). También creía que el cosmos era una transmutación de fuego.
Heráclito fue famoso por su insistencia en el cambio; vio el mundo en constante flujo, cambiando mientras permanecía igual, lo que expresó en el dicho:
“Ningún hombre se sumerge dos veces en el mismo río”.
Heráclito es considerado como uno de los fundadores de la dialéctica y en parte, de la metafísica y la moral.
Heráclito creía que el cosmos era una transmutación de fuego

‘Sobre la naturaleza’
En su obra Sobre la naturaleza se confiesa desdeñoso con la vana erudición. Fundó su investigación filosófica en la intuición especulativa. Ve la guerra en el origen de todo ” el combate es el padre de todo y rey de todo”; el convirtió a algunos individuos en dioses y a otros en hombres; a unos en esclavos y a otros en hombres libres.
Sobre Homero dice: se equivocó al desear que la guerra desapareciese entre los dioses y los hombres.
Este necesario conflicto de opuestos se limitan y se unen como las que mantienen tensa la cuerda del arco. Las fuerzas se nivelan en el universo y nace el equilibrio. Por tanto, es posible concebir en el mas allá una unidad de todas las cosas, un principio eterno y una fuerza incesantemente activa.
La obra de Heráclito es completamente aforística. Su estilo remite a las sentencias del oráculo de Delfos y reproduce la realidad ambigua y confusa que explica, usando el oxímoron y la antítesis para dar idea de la misma. Su libro Sobre la naturaleza está dividido en tres secciones: Cosmología, Política y Teología.
El libro de Heráclito estaba disponible en su forma original para cualquier lector que quisiera buscarlo. Laercio comenta sobre la notabilidad del texto, declarando: “Su libro se hizo tan célebre, que llegó a tener importantes seguidores, como Crátilo ”.

El fuego
”¿Qué elemento mejor que el fuego podría representar esa fuerza?”, dice Heráclito. “Este mundo -escribe el filósofo-que es el mismo para todos los seres, no ha sido hecho por ningún dios ni por ningún hombre, sino que ha sido es y será un fuego siempre vivo que se enciende con mesura y se apaga con mesura.
Hay un intercambio de todas las cosas con el fuego y del fuego con todas las cosas, como de mercancías con el oro y del oro con mercancías. Este fuego siempre vivo es símbolo del nacimiento continuo, del perfecto fluir de las cosas. Todo fluye, todo escapa y nada permanece; son aguas distintas las que cada vez nos bañan en el mismo río”.
Heráclito desemboca en una moral ascética diciendo: “No es bueno para el hombre el obtener todo lo que desea”, y en una religión purificada, hostil a los vendedores de misterios y a «quienes creen purificarse manchándose de sangre como si un hombre que se ha manchado de barro fuese a lavarse los pies en el barro”.
También ve una visión irónica de los contrastes del universo, incomprensibles para el común de los mortales; para los cerdos el fango vale más que las aguas limpias; para los asnos la paja es superior al oro; el agua del mar es la más pura y la más impura ya que es saludable a los peces y perjudicial a los hombres.
También ve una visión irónica de los contrastes del universo, incomprensibles para el común de los mortales
Heráclito es el primero que con que con gran vigor concibe la oposición de los contrarios y la ley del devenir como lazo de unión entre dichos contrarios, mejor que ningún otro filósofo de la antigüedad.
Influyó en Platón y se han encontrado huellas de Heráclito en el pensamiento de Hegel e incluso la dialéctica marxista.

Algunas frases de Heráclito
«El sol es nuevo todos los días».
«En la circunferencia, el principio y el fin coinciden».
«Este mundo, el mismo para todos, no lo hizo ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que ha sido eternamente y es y será un fuego eternamente viviente, que se enciende según medidas y se apaga según medidas».
«Ni aún recorriendo todo camino llegarás a encontrar los límites del alma; tan profundo Logos tiene».
«Pero aunque el Logos es común, casi todos viven como si tuvieran un inteligencia particular».
«La armonía invisible es mayor que la armonía visible».

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