«GRACIAS Y DESGRACIAS DEL OJO DEL CULO, dirigidas a Doña Juana Mucha, montón de carne, mujer gorda por arrobas», por Francisco de Quevedo

GRACIAS Y DESGRACIAS DEL OJO DEL CULO

 

Imprimir votantes

Por David Cerdá
Gaceta, 3 de octubre de 2024
 

De los autores de «diezmemos la educación para crear una juventud apolítica y acrítica, sin rastro de ética y dialéctica, pero atiborrada de homilías laicas» llega «hagamos que los chavales de dieciséis voten: es su derecho». Parece necedad y sarcasmo, pero es una evolución lógica de los acontecimientos: alguien ha estado repasando pirámides de población y encuestas demoscópicas y ha concluido que urge reclutar borregos, que habrá que buscar, si es preciso, debajo de las piedras. A sabiendas de que el juicio crítico en la educación de este país es zona siniestrada, nada mejor que acudir allí a recolectar votantes todavía más inmaduros, viscerales y manipulables.

Como a lo mejor no le resulta obvio, querido lector, me gustaría contarle en qué estado de maduración política está la mayoría de los españoles de hoy a los 18 años con mi experiencia en una asignatura de grado llamada, precisamente, Pensamiento Crítico. Resulta que a la gran mayoría de ellos soy yo quien les he de contar por primera vez en sus vidas —insisto: un mínimo de 18 años, algunos están en la veintena— qué significan, en términos políticos, derecha e izquierda. Lo hago pintando una línea en la pizarra y diciéndoles (no creo que se pueda ser más aséptico) que hay dos grandes principios morales indisponibles, la libertad y la igualdad de oportunidades, y dos grandes formas de contemplar la sociedad, como una serie de principios que hay que conservar o recuperar o una serie de conquistas hacia las que hay que progresar, y les digo que a primar los dos primeros asuntos se dirige la derecha, y a primar los segundos, la izquierda. También les digo que no son dos puntos opuestos e irreconciliables al modo de la estúpida guerra del bien contra el mal del muro de Sánchez, sino un continuo en el que hay infinidad de posiciones (teóricamente; otra cosa es lo que la realidad ofrece), y que hablando se entiende la gente. De hecho, añado que no se puede ser un ciudadano serio sin que te preocupen ambos derechos y ambas direcciones, a la conservación y el progreso, aunque eso no te conmine a ser «de centro», naturalmente. Pues bien: las caras de asombro que estas explicaciones mías de párvulos de razonamiento político despiertan son una impugnación clara del demencial intento de que voten los españoles desde los dieciséis años.

 

 

Pedir que te vote —«¡Votadnos a nosotros, que conseguimos que votaseis!»; por descontado— aquel a quien previamente has negado su capacidad de juicio es propio de sinvergüenzas. Y además, no es solo eso; también están las homilías laicas. Desaparecidas la ética y el pensamiento crítico de nuestro proyecto educativo, nos hemos dedicado en los últimos años a exponer a los chicos a muchos profesores ideologizados hasta la médula y a charlas ideologizantes. En cuanto a lo primero, y en cuanto a quiénes apoyan esta medida, hay que recordar que la docencia es mayoritariamente de izquierdas, como demuestra que la nefata LOMLOE campe a sus anchas sin protestas, frente a la que se montó con la también nefasta Ley Wert, por ejemplo. En lo que hace a lo segundo, los alumnos han recibido suficientes charlas sobre anticapitalismo o bajo la enseña «todos los hombres son violadores en potencia» para saber de qué va la vaina. Mentes en blanco y soflamas: que gran idea para procurarse futuros votantes. Lo de esta iniciativa de ahora es solo prisa por ordeñarlos.

Con todo, tampoco hay que descartar que la medida, de aprobarse, les saliese a sus promotores por la culata. Una de las glorias de la juventud, no siempre bien encauzada, pero muchas veces tirada con acierto, es la oposición al establishment; y hoy éste es sin duda woke y progresólatra. Como a mí sí que me gusta que la gente desarrolle un criterio propio poderoso (el que sea), y el establishment cambia pendularmente de bando, tampoco voy a aplaudir esta forma de que los chicos, cada vez en mayor número, «se hagan de derechas»; solo estoy a favor de que haya cada vez más verdaderos ciudadanos. No obstante, dicho queda que si algún día, Dios no lo quiera, la medida se aprobase, saltaría alguna que otra sorpresa.

Que la gente a la que se le llena la boca con «el problema de polarización que tenemos» apoye que voten los españoles desde los dieciséis años es un doble salto mortal de cinismo. Jóvenes que a esa edad viven en una actualidad nerviosa de redes sociales, ni un cinco por ciento de los cuales habrá leído jamás un ensayo político, jóvenes educados por los Fonsi Loaiza y Alvise Pérez de este mundo, ¿qué podría salir mal, en cuanto a que su voto fuera polarizado y polarizante? Hace treinta años, uno se exponía a bulos, naturalmente, si bien a una tasa razonable; hoy las mentes inmaduras chapotean constantemente en esos charcos, y rara es la vez que se enfrentan a discursos francos y hechos contrastados. Ahora les tocará, además, gambetear a estos que dicen enarbolar la pancarta de sus derechos, en realidad infames descuideros. Aquí lo que hace falta es gente que conozca, respete y quiera a los jóvenes, en vez de tanto canalla buscándose las habichuelas a costa de ellos.

Decía hace unas semanas un señor que lo mismo era titulado en un debate de televisión que la quiebra de las pensiones no era tal, porque los bancos centrales tenían la potestad de imprimir billetes y, así, atender todas las necesidades futuras que el demográficamente inviable sistema demandara. En esta línea parecen trabajar los que piden el voto para los dieciseisañeros: su propuesta es imprimir votantes. Una vez más, y sabiendo que en el mar revuelto de la derecholatría algo pescarán, intentarán contarnos que es una mejora del mundo porque es una ampliación de derechos —como siempre, sin su concomitante ampliación de responsabilidades—. Y si esta vez no va a colar no es por la convicción de los demás partidos, sino porque el bipartidismo de siempre sabe que apenas cuenta con tirón entre esos jóvenes, y por lo tanto no va a hacerse. Pero no dejemos pasar la ocasión de observar como la clase política sigue degradándose, trabajando cada día un poco más en sus chanchullos mientras evita cuidadosamente las cuestiones que a la mayoría de los ciudadanos nos preocupan.

 

*******

En las elecciones presidenciales

El gobernador demócrata de California prohíbe que los municipios puedan solicitar una identificación para votar

Por Carlos Esteban

Gavin Newsom, gobernador de California y sobrino de Nancy Pelosi. Europa Press
 

Si usted quiere subirse a un avión en Estados Unidos, tiene que mostrar un documento identificativo. Lo mismo se le exige para obtener una receta médica, para aspirar a un empleo, para cobrar un cheque, para solicitar ayudas sociales, para conducir, para casarte, para adoptar una mascota, para comprar tabaco o alcohol y otras muchas actividades normales en una sociedad civilizada.

No, en cambio, para votar. De algún extraño modo, los demócratas llevan décadas defendiendo esta anomalía absurda, con una insistencia más que sospechosa, alegando que «dificulta» la sagrada tarea de elegir representantes, muy especialmente a los negros, quienes, por lo que parece, ni si casan, ni se contratan, ni solicitan ayudas ni conducen.

Que una circunstancia así está pidiendo a gritos un pucherazo se le ocurre al que asó la manteca, y no es ajena a las acusaciones de fraude que le valieron a Trump y a los suyos censuras y expulsiones de redes sociales tras las últimas presidenciales.

 

 

Por eso el gobernador de California y sobrino de Nancy Pelosi, el demócrata Gavin Newsom, quiere ahora hacer ilegal que se solicite un documento de identificación para el voto.

Newsom ha aprobado una ley que impide a los gobiernos locales exigir a los votantes que presenten una identificación en las urnas, una ley destinada a frenar los esfuerzos conservadores en ciudades como Huntington Beach.

La nueva ley es una respuesta al requisito de identificación de votantes de Huntington Beach, que fue aprobado por los residentes de la ciudad en marzo. En abril, el fiscal general de California, Rob Bonta, y la secretaria de estado, Shirley Weber, demandaron a Huntington Beach para invalidar la ley, argumentando que la medida local violaba las protecciones electorales estatales.

«El derecho a emitir libremente su voto es la base de nuestra democracia, y la política de identificación de votantes de Huntington Beach contradice este principio», dijo Bonta en una declaración cuando se presentó la demanda.

California es uno de los 14 estados que no requieren identificación de votante para las elecciones, según la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales. «¡Vaya! Ahora es ilegal exigir una identificación para votar en California. Acaban de prohibir por ley prevenir el fraude electoral», escribió Elon Musk en X el lunes por la noche. «El Joker está al mando».

 

*******

Gracias y desgracias del ojo del culo, dirigidas a Doña Juana Mucha, montón de carne, mujer gorda por arrobas

Escribiólas Juan Lamas, el del camisón cagado

Por Francisco de Quevedo y Villegas

Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

 

[Nota preliminar: edición digital a partir de «Gracias y desgracias del ojo del culo, dirigidas a Doña Juana Mucha, Montón de Carne, Mujer gorda por arrobas», [s.n., s.l.], 1628? y cotejada con la edición de Alicante, Alcodre S.L., 1991.]

 

 

Quien tanto se precia de servidor de vuesa merced, ¿qué le podrá ofrecer sino cosas del culo? Aunque vuesa merced le tiene tal, que nos lo puede prestar a todos. Si este tratado le pareciere de entretenimiento, léale y pásele muy despacio y a raíz del paladar. Si le pareciere sucio, límpiese con él, y béseme muy apretadamente. De mi celda. etc.

No se espantarán de que el culo sea tan desgraciado los que supieren que todas las cosas aventajadas en nobleza y virtud, corren esta fortuna de ser despreciadas della, y él en particular por tener más imperio y veneración que los demás miembros del cuerpo; mirado bien es el más perfecto y bien colocado dél, y más favorecido de la Naturaleza, pues su forma es circular, como la esfera, y dividido en un diámetro o zodíaco como ella. Su sitio es en medio como el del sol; su tacto es blando; tiene un solo ojo, por lo cual algunos le han querido llamar tuerto, y si bien miramos, por esto debe ser alabado pues, se parece a los cíclopes, que tenían un solo ojo y descendían de los dioses del ver. El no tener más de un ojo es falta de amor poderoso, fuera de que el ojo del culo por su mucha gravedad y autoridad no consiente niña; y bien mirado es más de ver que los ojos de la cara, que aunque no es tan claro tiene más hechura. Si no, miren los de la cara, sin una labor; tan llanos que no tienen primor alguno, como el ojo del culo, de pliegues lleno y de molduras, repulgo y dobladillos, y con una ceja que puede ser cola de algún matalote, o barba de letrado o médico. Y así, como cosa tan necesaria, preciosa y hermosa, lo traemos tan guardado y en lo más seguro del cuerpo, pringado entre dos murallas de nalgas, amortajado en una camisa, envuelto en unos dominguillos, envainado en unos gregüescos, abahado en una capa, y por eso se dijo: «Bésame donde no me da el sol». Y no los de la cara, que no hay paja que no los haga caballeriza, ni polvo que no los enturbie, ni relámpago que no los ciegue, ni palo que no los tape, ni caída que no los atormente, ni mal ni tristeza que no los enternezca. Lléguense al reverendo ojo del culo, que se deja tratar y manosear tan familiarmente de toda basura y elemento ni más ni menos; demás de que hablaremos que es más necesario el ojo del culo solo que los de la cara; por cuanto uno sin ojos en ella puede vivir, pero sin ojo del culo ni pasar ni vivir.

Lo otro sábese que ha habido muchos filósofos y anacoretas que, para vivir en castidad, se sacaban los ojos de la cara, porque comúnmente ellos y los buenos cristianos los llaman ventanas del alma, por donde ella bebe el veneno de los vicios. Por ellos hay enamorados, incestos, estupros, muertes, adulterios, iras y robos. Pero ¿cuándo por el pacífico y virtuoso ojo del culo hubo escándalo en el mundo, inquietud ni guerra? ¿Cuándo, por él, ningún cristiano no aprendió oraciones, anduvo con sinfonías, se arrimó a báculo ni siguió a otro, como se ve cada día por falta de los de la cara que expuestos a toda ventisca e inclemencia, de leer, de fornicar, de una purga, de una sangría, le dejan a un cristiano a buenas noches? Pruébenle al ojo del culo que ha muerto muchachos, caballos, perros, etcétera; que ha marchitado hierbas y flores, como lo hacen los de la cara, mirando lo ponzoñosos que son: por lo que dicen que hay mal de ojo. ¿Cuándo se habrá visto que por ser testigo de vista hayan ahorcado a nadie por él, como por los de la cara, que con decir que lo vieron forman sus calumnias los escribanos? Fuera de que el ojo del culo es uno y tan absoluto su poder, que puede más que los de la cara juntos. ¿Cuándo se ha visto que en las irregularidades se metan con el ojo del culo?

Lo otro, su vecindad, es sin comparación mejor, pues anda siempre, en hombres y mujeres, vecino de los miembros genitales y así se prueba que es bueno, según aquel refrán: Dime con quien andas, te diré quien eres. Él se acredita mejor con la vecindad y compañía que tiene que no los ojos de la cara, pues éstos son vecinos de los piojos y caspa de la cabeza y de la cera de los oídos, cosa que dice claro la ventaja que les hace el serenísimo ojo del culo. Y si queremos subtilizar más esta consideración, veremos que en los ojos de la cara suele haber por mil leves accidentes, telillas, cataratas, nubes y otros muchos males; mas en el del culo nunca hubo nubes, que siempre está raso y sereno; que, cuando mucho, suele atronar, y eso es cosa de risa y pasatiempo. Pues decir que no es miembro que da gusto a las gentes, pregúnteselo a uno que con gana desbucha, que él dirá lo que el común proverbio, que, para encarecer que quería a uno sobremanera, dijo: «Más te quiero que a una buena gana de cagar». Y el otro portugués, que adelantó más esta materia, dijo: «Que no había en el mundo gusto como el cagar si tuviera besos». Pues ¿qué diremos si probamos este punto con un texto del filósofo que dijo 

No hay contento en esta vida

que se pueda comparar

al contento que es cagar.

 

Otro dijo lo descansado que quedaba el cuerpo después de haber cagado.

 

No hay gusto más descansado

que después de haber cagado.

 

Los nombres que tiene juzgarán que no tiene misterio. ¡Bueno es eso! Dícese trasero, porque lleva como sirvientes a todos los miembros del cuerpo delante de sí, y tiene sobre ellos particular señorío. Culo, voz tan bien compuesta, que lleva tras sí la boca del que le nombra. Y ha habido quien le ha puesto nombre gravísimo y latino, llamándole antífonas o nalgas, por ser dos; otros, más propiamente, le llaman asentaderas, algunos, trancailo, y no he podido ajustar por muchos libros que he revuelto para sacar la etimología; lo más que he hallado es que se ha de decir tancahigo, por lo arrugado y pasado que siempre está.

Con más facilidad topé por qué se decía al lindo ojo del culo «manojo de llaves»: por lo redondo del cabo y muchas molduras que hacen aquel mismo repulgo, y viene bien con los que llaman cofre al culo, que es darle cerradura; y en los animales vemos que la Naturaleza les cubre el culo con la cola o rabo, para que como parte más necesaria y secreta, estuviera acompañado, tapado y abrigado, y con mosqueador para de verano, y en las aves lo mismo. Si miramos su ocupación, es hacer lo que ninguno nunca hizo ni pudo: pues en este mundo todos hemos menester a otros para ser proveídos: el alguacil al corregidor, el corregidor al oidor, el oidor al presidente, el presidente al rey. Pero el culo se provee a sí mismo y aun en el presidente, servidor por otro nombre (que así llaman al bacín), cosa equívoca a los derretidos de las damas.

El culo no tiene cosa común, ni aunque me pruebes que hace cámaras, a imitación de otros muchos, pues lo que él hace son mojones, que son fin de términos, para dar a entender que en llegando al culo no has de pasar adelante.

Háceme fuerza que en las almonedas dicen: «¿Hay quién puje?»; que ni sé si convidan a cagar (propiamente entonces, pujar) o si a comprar; con que es cierto que tiene grandes preeminencias, cuando se valen de sus voces para otras cosas. Hasta los excrementos o mierda (pasa adelante, porque no te empalagues con tan dulce plato) son de provecho, pues según defienden los doctores galenistas y boticarios droguistas, son buenos para desligar Cárdeno y Alberto los del lagarto para los ojos; los de bestias, que llaman estiércol, es con lo que se fertilizan los campos, y a quien debemos los frutos; la del gato de Algalia, no hay que probar ni examinar cuánto es su valor y estimación; la mierda del buey, o boñiga, para inmensos remedios es provechosa. Esto probado y asentado, ¿habrá curioso alguno que diga que los ojos de la cara tienen alguna virtud? Luego el ojo del culo, él por sí solo, es mejor y de más provecho que los ojos de la cara.

Lo que dicen del culo (los que tiene ojeriza con él) es que pee y caga, cosa que no hacen los ojos de la cara; y no advierten lo cuitados que más y peor cagan los ojos de la cara y peen que no el del culo, pues en ellos no hay sumo que no lo caguen en cantidad de legañas, ni pesadilla o susto que no meen con abundancia de lágrimas, y esto sin ser de provecho, como lo que echa el culo, como ya queda probado.

Lo del pedo es verdad que no lo sueltan los ojos; pero se ha de advertir que el pedo antes hace al trasero digno de laudatoria que indigno de ella. Y, para prueba desta verdad, digo que de suyo es cosa alegre, pues donde quiera que se suelta anda la risa y la chacota, y se hunde la casa, poniendo los inocentes sus manos en figura de arrancarse las narices, y mirándose unos a otros, como matachines. Es tan importante su expulsión para la salud, que en soltarle está el tenerla. Y así, mandan los doctores que no les detengan, y por esto Claudio César, emperador romano, promulgó un edicto mandando a todos, pena de la vida, que (aunque estuviesen comiendo con él) no detuviesen el pedo, conociendo lo importante que era para la salud. Otros dijeron que lo había hecho por particular respeto que se debe al señor ojo del culo.

Pues decir que no es bullicioso un pedo, ¡bueno es eso! ¿Hay otra cosa de más gusto que ver en un concurso grande, si se suelta uno, el rumor que mete y qué agudos acuden todos a taparse las narices, como está dicho, y otros que más lo huelen, haciendo la disimulada toman tabaco?

Y es probable que llega a tanto el valor de un pedo, que es prueba de amor; pues hasta que dos se han peído en la cama, no tengo por acertado el amancebamiento; también declara amistad, pues los señores no cagan ni se peen, sino delante de los de casa y amigos. Y un portugués preguntando cuál era la parte principal del cuerpo dijo que el culo, que se asentaba primero que nadie y aunque fuese delante del rey.

Los nombres del pedo son varios: cuál le llama «soltó un preso», haciendo al culo alcaide; otros dicen: «fuésele una pluma», como si el culo estuviera pelando perdices; otros dicen: «tómate ese tostón», como si el culo fuera garbanzal. Otros dicen algo crítico: «cuesco», derivado de la enigma; y otros han dicho: «Entre peña y peña el alba, río que suena». De aquí se levantó aquel refrán que dice: «Entre dos peñas feroces, un fraile daba voces». Y finalmente, dijo el otro: «El señor don Argamasilla cuando sale chilla».

Baste ya de probanzas de la nobleza del señor don Pedo y pase por ahora plaza de don caballero que porque no digan me revuelco demasiado no le acoto con otros muchos lugares y autoridades.

Dejo de tratar de los pedos degollados, si bien con esto conocerán de su hidalguía y caballería y grandeza que tiene el culo en este caso. Pues su fortaleza ¿quién la encarecerá?, si es tanta, que de sólo limpiarse con un paño delgado se deja de modo por las dos partes, que es más difícil de tomar que la inclusa.

Y, volviendo a los demás sentidos, digo que lo que se queda en el pañuelo de la boca es gargajo, y lo de las narices moco, y lo de los ojos legañas, y lo de los oídos cera; pero lo que queda del culo en la camisa es palomino, nombre de ave muy regalada. Fuera de que los ojos no tienen cosa señalada con que limpiarse; que a veces piden el pañuelo prestado a las narices y a la boca, y otras se limpian con las manos, y al mismo tenor los otros sentidos. Mas volviendo al culo, ¡qué de firmas de grandes señores ha iluminado! ¡Qué papeles de los más íntimos amigos no ha visto! ¡Qué de libros de los hombres más doctos ha gastado! ¡Qué de billetes de damas ha firmado! ¡Qué de procesos importantes ha manchado! y ¡qué de camisas de Cambray y Holanda ha teñido! Y al fin le han servido de limpiadera las mejores y más hermosas manos del mundo, según aquél: la mano de marfil es muy forzoso que al culo de su dueño haya llegado. Y lo merece todo, porque también, sin ser abeja, hace cera o cerote (que así dicen de los medrosos). Hasta las melecinas deben su ganancia al ojo, que aunque no ve, algunos dijeron que veía Fulano la luz por el ojo del culo de Zutano. Y en verdad que no es vista de invidiar.

De si tienen alguna gracia o no los culos sería largo de contar, baste decir que culos que se conocen, en la calle se saludan. Marcial dice que son saludadores compressis narebus Jovem salutat, que en español quiere decir: represando las nalgas saluda a Júpiter, tratando de uno que se peió y por eso algunos le dan tanta antigüedad que dicen: ¿Qué tiene que ver el culo con el pulso? Como si dijeran de una cosa que no da cuidado ninguno y muy con verdad comparándola a otra que de cada accidente se desconcierta.

Y si nos dilatamos en esta materia será proceder infinito, sólo digo que en cuanto he hablado y ponderado del culo aunque me queda el rabo por desollar, que sus gracias son muchas y muy dignas de ponderación, como no son menores sus desgracias siguientes:

 

GRACIAS Y DESGRACIAS DEL OJO DEL CULO

 

Desgracias del ojo del culo

 

PRIMERA DESGRACIA

Enseña un ayo mugriento la lición a un descuidado niño. Encomiéndasela a la memoria y como potencia vil pásasele y jugando, olvida y en pena de lo que pecó la memoria abre el culo a azotes.

SEGUNDA

Va un estudiante un madrugón a una viña, vendimia la mitad de ella, lleva un lagar en el estómago, topa con una fuente y porque se lo pide el gusto bebe hasta hartarse; pícase la sed y deshácese en cámaras y págalo el ojo del culo.

TERCERA

El otro mesurado o engullidor miserable, por comer de balde llenó tanto el estómago que se ahitó movido del apetito y págalo el culo a puro jeringazos.

CUARTA

Tiene un mal curado enfermo modorra y porque el humor se le ha apoderado de los sentidos y los descuidos que tuvo el poco prevenido médico, lo paga el culo a puro sanguijuelas que lo sajan vivo.

QUINTA

Sábese, según doctrina de muchos filósofos, que el regüeldo es pedo malogrado y que hay algunos tan desdichados que no se les permite llegar al culo, así lo enseña Angulo que no ha acabado de salir por la boca cuando le dicen todos: «¡Vaya a una pocilga!», y cuando sale por el ojo del culo todo es aplaudido y cuando más le dicen cuerno, como otro tenía costumbre de decir cuando uno se peía «¡cuerno!, por ahí comas carne, y por la boca mierda, y papá te vea la madre que te parió porque te vea más medrado; en las sopas te lo halles como garbanzo, con esa música te entierren, sabañones y mal de gamones, coz de mula gallega, por donde salió el pedo meta el diablo el dedo, la víbora el pico, el puerco el hocico, el toro el cuerno, el león la mano, el cimborrio del Escorial y la punta de mi caracol te metan amén».

SEXTA

Da el otro extranjero en caballerear, bizarrear y servir a damas y traer mucha bambolla y fausto, falta a los negocios y pierde el crédito y lo que pecaron los miembros genitales lo paga el inocente culo. Pues al punto dicen: «Fulano ya dió de culo».

SÉPTIMA

Va el otro narciso, pisaverde a pie por la calle en tiempo de todos y por más cuidado que pone en las chinas o piedras que están descubiertas para asegurar los pies y andar de guija en guija, resbálase el pie y hace pedazos el pobre culo y de más a más se hace una plasta de todo lo que le coge de pies a cabeza.

OCTAVA

Da el otro pobre a la media noche en tiempo de invierno una correncia o evacuación de tripas y porque con la priesa que tiene no se acuerda bien hacia donde quedó el brasero o barreño de la lumbre tropieza con él y hace pedazos las piernas y el culo, cobrando con  esta desgracia enfermedad para muchos días.

NONA

Tan desgraciado es el culo que hasta los animales les muerde el lobo por él y en las monas se ve que porque quieren descansar y sentarse a menudo se llenan el culo de callos y por eso han dado en decir: «Fulano tiene más callos que culo de mona».

DÉCIMA

Viene el otro picarón a sentir el calor del verano y porque yéndose a rascar la comezón de una ladilla frisona le estorbó el matarla una horrenda población de pendejos que topa hacia el culo, determina de matarlas con unas tijeras y teniendo las manos torpes y no ver lo que hace ni poder sufrir más el ser puerco abre a tijeretazos el pobre culo.

UNDÉCIMA

Viene la otra pobre casada o doncella a descubrir más de lo que fuera menester su natural inclinación de ser puta, tiene celos de ello el galán y causa cuidado al marido y por dar a entender que conocen la fragilidad y  imperfección del sujeto, dicen: «de res que se mea el rabo, no hay que fiar».

DUODÉCIMA

Dale al otro una apretura en la calle o cógele en la comedia, sale con priesa a buscar dónde desbuchar, y porque no llegó tan presto a las necesarias o le embarazó algún nudo ciego, emplástase o embadúrnase de mierda el pobre culo.

DECIMATERCIA

Viene el otro estudiante o platicante de medicina y al ir a ordenar un medicamento a la cocina topa a la criada que se había hecho del ojo, y ella por darle gusto y apagar el fomex de la concupiscencia y titilaciones venéreas, empieza sus cernidillos y bamboleos, diviértese con el gusto y acribilla a golpes el pobre culo de escalón en escalón.

DECIMACUARTA

Vienen las Carnestolendas, alégranse las gentes en diferentes festines y por no más de antojo de muchachos o pasatiempo de hombres ociosos pagan los culos de los perros atándoles a la cola mazas diferentes.

DECIMAQUINTA

Vese el otro pobre condenado toreador de a pie embestido del toro, vuélvese para huir, túrbase o no salen los pies con presteza y por no salir ellos presto desgárrale el toro al pobre culo.

DECIMASEXTA

Va una vieja a echar una ayuda a un enfermo, ve poco, no la ha templado bien, encájasela dos dedos del culo, y dale entre las nalgas con ella, escáldale el culo que paga el pobre el descuido de la vieja borracha.

ÚLTIMA DESGRACIA

Finalmente, tan desgraciado es el culo que siendo así que todos los miembros del cuerpo se han holgado y huelgan muchas veces, los ojos de la cara gozando de lo hermoso, las narices de los buenos olores, la boca de lo bien sazonado y besando lo que ama, la lengua retozando entre los dientes, deleitándose con el reír, conversar y con ser pródiga y una vez que quiso holgar el pobre culo le quemaron.

 

*******

«EL ALGUACIL ALGUACILADO», por Francisco de Quevedo y Villegas. «Desendemoniando», por Gonzalo Díaz Migoyo

¡FELIZ AÑO 2018!