EL GOLEM
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Hamas: el “Gólem de Israel”
Noticias holísticas, 14 OCT 2023
Por Luis Alberto Vittor
El Gólem es una leyenda tradicional judía surgida a mediados del siglo XVI. Se narra que, en tiempos del Emperador Rodolfo II, desapareció un niño cristiano y la población acusó a los judíos que vivían en Praga, la ciudad checa donde el Emperador instaló su corte, de haberlo secuestrado para asesinarlo y utilizar su sangre en los sacrificios que realizaban durante Pesaj. Así, ante la amenaza que se cernía sobre los judíos, un dirigente de su comunidad, el kabbalista Judá Leví ben Betzalel, conocido como Rabbí Löw, decidió intervenir para probar la falsedad de la acusación y la inocencia de los judíos. El rabino había tenido un sueño en el que se le ordenaba hacer un hombre de barro conocido en la tradición judía con el nombre de gólem.
Rabbí Löw pidió ayuda a dos rabinos amigos y los tres hombres se dirigieron a la orilla del río Moldava y formaron en el barro la forma de un hombre tumbado y dibujaron su rostro, piernas y brazos. Los dos rabinos amigos de Löw rodearon al gólem siete veces cada uno mientras recitaban ciertos encantamientos, tras lo cual la figura de barro adquirió un tono rojizo, como si estuviera ardiendo. Su paralelismo con el mito de la creación de Adán descrito en el Génesis es evidente. Hay que recordar que Adán fue formado del barro y que su nombre significa «rojo» y «sangre». Cuando se enfrió, el mismo Löw lo rodeó siete veces mientras recitaba ciertos versículos sosteniendo los rollos de la Torá en sus manos. Luego los tres kabbalistas recitaron un versículo del Génesis (2,7): «Entonces formó Yahvé Elohim al hombre del polvo del suelo, e insuflando en sus narices aliento de vida, quedó constituido el hombre como alma viviente».
Por último, Rabbí Löw escribió en la frente del gólem la palabra emet (verdad, en hebreo), y así el gólem cobró vida. El creador del Gólem le ordenó a su criatura buscar al niño desaparecido y el gólem lo encontró y se presentó con él en brazos durante el juicio que se celebraba para condenar a los judíos. El niño declaró que su padre le había obligado a esconderse en el sótano de su propia casa para provocar la destrucción de los judíos. Y así fue como el gólem salvó a la comunidad judía. La tradición dice que el gólem empezó a crecer sin parar y se volvió violento e incontrolable, hasta el punto de que mató a varios gentiles (es decir, no judíos) y sembró el pánico en toda la ciudad.
Otras versiones afirman que llegó incluso a matar también a judíos. El Golem, al igual que Frankenstein, es una criatura de la invención humana. Estos monstruos, que inicialmente eran inofensivos, acaban rebelándose contra su propio creador. Rabbí Löw se vio obligado a intervenir de nuevo. Tras obtener del emperador la promesa de que no atacaría a la comunidad judía, borró de la frente del Gólem la letra aleph de la palabra אֶמֶת (emet: Verdad) y al suprimir el aleph quedó la palabra מת (met) que en hebreo significa «muerto». Tras privarlo así de vida, Löw escondió el cuerpo de barro del gólem en el ático de la sinagoga de Praga, lo encerró con llave y ordenó que nadie accediera a aquel lugar.
Esta antigua tradición rabínica viene a cuento para explicar los orígenes del Hamas, no en vano llamado por los propios intelectuales judíos «el Gólem de Israel» o «el Gólem del Mosad». Israel ha declarado a Hamas «grupo terrorista», pero no mucha gente es consciente del hecho de que fue Israel quien contribuyó a la creación de Hamás como contrapeso a la Organización de Liberación Palestina (OLP) durante la década de 1980. ¿Por qué Israel ayudó a la creación de Hamás y cómo utilizó sus recursos para ese propósito? Israel ayudó a crear Hamas para dividir y debilitar a la Resistencia Palestina y menguar el protagonismo de la OLP, una organización secular y nacionalista formada en 1964.
Gaza, que fue ocupada por Israel como resultado de la guerra árabe-israelí de junio de 1967, patrocinaba a la organización Mujama al-Islamiya, que fue fundada por un Sheij palestino, Ahmed Yasin, con el propósito de promover obras de caridad y asistencia social para la comunidad palestina. Los orígenes de la organización están, sin embargo, estrechamente vinculados a los del nacionalismo palestino y a la creación en Gaza, en 1946, de la rama local de los Hermanos Musulmanes, organización fundada en marzo de 1928, en Egipto, por el teólogo panislámico Hasan al-Bannā’. Durante su juventud, Hasan al-Bannā’ fue miembro de la orden Sufi al-Hassafiyya, pero su pensamiento teológico y jurídico estuvo fuertemente influido por una interpretación exagerada de la escuela Hanbalí, lo cual confiere una naturaleza dogmática de corte radical y puritano.
Inspirada por el pensamiento Salafista del teólogo egipcio Hasan al-Bannā’, la Organización Mujama al-Islamiya se convirtió más tarde en Hamas, acrónimo árabe de «Movimiento de Resistencia Islámica» (Harakat al-Muqâwama al-Islamiya), antes de que se lanzara la Intifada en diciembre de 1987. Israel consideraba a Mujama al-Islamiya y su organización sucesora, Hamas, un mal menor en comparación con la OLP y pensaba que dividir el frente de la Resistencia Palestina serviría a los intereses del Estado de Israel.
Así fue como Hamás terminó convirtiéndose durante la década del ‘80 en un aliado natural de Israel contra la OLP. Esta no es una teoría de la conspiración. Algunos ex funcionarios israelíes como el general de brigada Yitzhak Segev, que fue gobernador militar israelí en Gaza a principios de los años 1980, declaró años más tarde a un periodista del New York Times que Israel había ayudado a financiar a Hamas como «contrapeso» a la Organización para la Liberación de Palestina y el partido Al-Fatah, conducido por Yasser Arafat quien también se refirió a Hamas como «una creación de Israel». El general de brigada Segev incluso admitió haber financiado al propio Hamas con dinero de los contribuyentes israelíes que luego se utilizó para matar a las mismas personas que los financiaban.
Los arrepentimientos entre los funcionarios israelíes que ayudaron a la creación de Hamás están bien documentados. Por ejemplo, Avner Cohen, un judío nacido en Túnez que fue funcionario israelí en Gaza que se ocupaba de asuntos religiosos durante los años 1970 y 1980, se lamentó ante el Wall Street Journal en 2009 al declarar que
«Hamás, para mi gran pesar, es creación de Israel. En lugar de intentar frenar a los islamistas de Gaza desde el principio, Israel durante años los toleró y, en algunos casos, los alentó como contrapeso a los nacionalistas seculares de la Organización para la Liberación de Palestina y su facción dominante, Fatah de Yasser Arafat. Israel cooperó con un clérigo lisiado y medio ciego llamado Sheij Ahmed Yassin, incluso cuando estaba sentando las bases de lo que se convertiría en Hamas».
A mediados de la década de 1980, Cohen incluso escribió un informe oficial a sus superiores advirtiéndoles que no se presten al peligroso juego diabólico de dividir y gobernar en los Territorios Ocupados, respaldando a Hamas contra los secularistas palestinos. Otro ex funcionario israelí, David Hacham, un ex experto en asuntos árabes del ejército israelí que estuvo destinado en Gaza en la década de 1980, declaró posteriormente:
«Cuando miro hacia atrás, a la cadena de acontecimientos, creo que cometimos un error, pero en ese momento nadie pensó en los posibles resultados. La administración militar de Israel en Gaza vio con buenos ojos al clérigo parapléjico, quien estableció una amplia red de escuelas, clínicas, una biblioteca y jardines de infancia. Sheij Yassin formó el grupo islamista Mujama al-Islamiya, que fue reconocido oficialmente por Israel como una organización benéfica y luego, en 1979, como una asociación. Israel también respaldó el establecimiento de la Universidad Islámica de Gaza, que ahora considera un foco de militancia. La universidad fue uno de los primeros objetivos alcanzados por aviones de combate israelíes en la Operación 2008-2009. La Organización Mujama al-Islamiya de Yassin se convertiría en Hamas, que, se puede argumentar, era el talibán de Israel: un grupo islamista cuyos antecedentes habían sido establecidos por Occidente en una batalla contra un enemigo de izquierda. Israel encarceló a Yassin en 1984 con una sentencia de 12 años. Una vez después del descubrimiento de escondites de armas ocultas, pero fue liberado un año después».
Al desmadejar el ovillo de la historia de cómo Israel ayudó a crear Hamas, nos encontramos con una red de acontecimientos, decisiones y estrategias que incluyeron incentivos y presupuestos otorgados por el gobierno israelí que permitieron a Hamas financiarse. El papel indirecto de Israel, si bien no es manifiesto, pues fue una operación de sus servicios de inteligencia, está entrelazado con el panorama político de la región. Todas las declaraciones hechas por ex funcionarios israelíes admiten la responsabilidad de Israel en la creación de Hamas que, en un intento de gestionar y contener amenazas potenciales de la OLP, hizo favorable las condiciones que ayudaron a Hamás a florecer, especialmente a finales de los años ochenta. Se pueden extraer dos conclusiones de todo lo anterior. En primer lugar, nadie en Israel ignora que era puramente de interés israelí apoyar y patrocinar primero a Mujama al-Islamiya y luego a Hamas como un contrapeso a la OLP. En segundo lugar, el ascenso y avance de Hamas en la década de 1990 y, posteriormente, el debilitamiento de la OLP, tuvo consecuencias nefastas para la comunidad palestina, en tanto que las acciones de Hamas fortalecieron la ocupación israelí en Cisjordania y el bloqueo de Gaza.
Israel, al igual que Estados Unidos que, según confesión de la propia ex secretaria de gobierno Hillary Clinton, creó y alimentó a varios grupos yihadistas como Al-Qaeda, el Talibán e ISIS en Afganistán y otros lugares. En una entrevista concedida en mayo de 2012 a la cadena estadounidense Fox News, Clinton admitió que el gobierno de EE.UU. creó a Al-Qaeda. Asimismo afirmó que el grupo fue financiado y equipado con misiles, como así también de todo lo que necesitaban. Clinton detalló que la responsabilidad de crear esta organización yihadista, fue del gobierno estadounidense:
«Cuando la Unión Soviética invadió Afganistán, tuvimos esta brillante idea de ir a Paquistán y crear una fuerza de muyahidines o milicianos, los equipamos, les dimos misiles y todo lo demás, para que se enfrentaran a los soviéticos en Afganistán, tuvimos éxito. Los soviéticos se retiraron de Afganistán y dejamos a estos milicianos fanáticos entrenados y bien armados en Afganistán y Paquistán», puntualizó en ese entonces.
La ex secretaria de gobierno de Barack Obama también aseguró en una entrevista concedida a la revista The Atlantic, en agosto del pasado 2014, que Estados Unidos había sido también el creador del Estado Islámico: «Financiamos mal a rebeldes sirios y surgió el Estado Islámico».
El historiador estadounidense Robert Freeman fue igualmente contundente: «Lo más importante que hay que entender sobre el Estado Islámico es que fue creado por Estados Unidos». Entrevistado por el portal de noticias Common Dreams, Freeman se refirió a las 3 etapas por las que atravesó lo que hoy entendemos como Estado Islámico.
Según Freeman, la primera etapa se produjo durante la guerra que Estados Unidos inicia contra Irak y el posterior derrocamiento de Sadam Husein. «El primer paso para su creación fue que los EE.UU. destruyeron el régimen corrupto, pero estabilizador de Saddam Hussein en Irak”: durante su gobierno, Al Qaeda no existía dentro de Irak, y el Estado Islámico tiene su origen precisamente en Al Qaeda».
La segunda etapa se dio en la campaña contra el Gobierno de Bashar al Assad en Siria. «El presidente sirio contaba con una fuerza que durante muchos años mantuvo en “paz relativa” a un conjunto de sectas religiosas dentro del país», asegura. En sus intentos de desestabilizar al Gobierno de Siria, USA ayudó a los «precursores» del Estado Islámico en el país, entre los cuales, se encuentra el Frente al-Nusra («Frente de la Victoria»), una organización terrorista asociada a Al Qaeda que opera en Siria y en Líbano, creada el 23 de enero 2012 durante la Guerra Civil Siria.
Y la tercera etapa de la formación del ISIS tuvo lugar cuando «EE.UU. organizó a Arabia Saudita y Turquía para que financiaran y apoyaran a los rebeldes en Siria», quienes, según Freeman, ya eran un «proto-Estado Islámico».
Hace algunos años, la prensa británica admitió que en Siria hubo 120 soldados de las fuerzas especiales del ejército inglés combatiendo bajo estandartes y consignas del Yihadismo del Estado Islámico. Se dejaban barba, se vestían de negro y habían aprendido a gritar en árabe Allahu Akbar! «¡Allah es Grande!». La cifra de 120 es ridícula. Se calcula que en Siria posiblemente hubo más de 6.000 voluntarios de la Unión Europea en las filas del Estado Islámico y el Frente Al-Nosra. La noticia de la captura de los euroyihadistas en Qusseir la publicó en mayo de 2013 el diario libanés Al-Nashra que, al mismo tiempo, difundía unas declaraciones de Assem Qanso, diputado del partido Baath local, asegurando que el número de europeos capturados por el ejército regular se elevaba a «varias decenas».
Se calcula que en Siria posiblemente hubo más de 6.000 voluntarios de la Unión Europea en las filas del Estado Islámico y el Frente Al-Nosra
El diario británico Express publicó en su edición del sábado primero de agosto de 2017 un artículo firmado por los periodistas Marco Giannangeli y Josh Taylor bajo el impactante título de «SAS dress as ISIS fighters in undercover war on jihadis». Los autores señalan que soldados del Servicio Especial Aéreo [en inglés Special Air Service (SAS)] se disfrazaron como combatientes del Estado Islámico.
El Servicio Aéreo Especial [SAS] es cuerpo de élite, un regimiento de fuerzas especiales del Ejército Británico que sirvió como modelo para las fuerzas especiales de muchos países del mundo. Se trata de un ejército casi secreto. El SAS, junto con el Servicio de Lanchas Especial (SBS), el Regimiento de Reconocimiento (SRR), y el Grupo de Apoyo a las Fuerzas Especiales (SFSG), forman las Fuerzas Especiales del Reino Unido bajo mando del Director de las Fuerzas Especiales. Los tres son apoyados por helicópteros del Army Air Corps y por 2 escuadrones del Royal Corps of Signals, que consiste en personal adiestrado en tácticas de combate por los SAS y personal no adiestrado. Sus funciones en tiempo de guerra son las operaciones especiales, y en tiempo de paz el contraterrorismo principalmente.
Observan Marco Giannangeli y Josh Taylor que la táctica poco ortodoxa, consistía en vestir a las unidades del SAS con los uniformes de los yihadistas y enarbolando las banderas negras del Estado Islámico [EI], «ha sido comparado con los métodos utilizados por el Long Range Desert Group contra las fuerzas de Rommel durante la Segunda Guerra Mundial». Más de 120 miembros pertenecientes al regimiento de élite permanecieron en el país devastado por la guerra durante la Operación Shader con la aparente tarea de destruir los pertrechos bélicos del Estado Islámico para evitar los ataques aéreos de la coalición. En aquel momento, David Cameron habría dado «carta blanca» al SAS y al SBS como parte de la represalia de «amplio espectro» del Gobierno Británico luego de que el militante del Estado Islámico (ISIS), Seifeddine Rezgui asesinara a 30 turistas británicos en el resort de la playa tunecina de Sousse .
A confesión de parte, relevo de pruebas, reza un viejo adagio jurídico. A la luz de lo anteriormente dicho, tanto Israel no puede escapar de la responsabilidad de crear Hamas como tampoco Estados Unidos puede negar su decisiva participación en la creación de grupos extremados y terroristas como Al-Qaeda, el Taliban e ISIS ni el Reino Unido a su responsabilidad de alentar el terrorismo más sanguinario tanto en Europa como en Oriente Medio. La prensa occidental canalla sabe bien todas estas cosas, pero las oculta o calla. Servil y genuflexa ante los intereses financieros globales, la prensa occidental canalla solo se ocupa de promover información amarillista diciendo que Hamas ha jurado destruir a Israel, que es un grupo terrorista, proscrito tanto por Estados Unidos como por la Unión Europea o que gobierna Gaza con mano de hierro y de manera ilegítima o que ha matado a cientos de israelíes inocentes con cohetes, morteros y ataques suicidas, pero omite decir que este grupo han sido creado y financiado por Israel, con el beneplácito de las potencias occidentales que echan más leña al fuego para incendiar todo el Oriente Medio.
La experiencia de Israel con Hamas se hace eco de la de Estados Unidos, que, durante la Guerra Fría, consideraba a los yihadistas musulmanes como aliados útiles contra el comunismo. Las fuerzas antisoviéticas respaldadas por Estados Unidos después de la invasión de Afganistán por parte de Moscú en 1979 se transformaron más tarde en Al Qaeda, el régimen Taliban e ISIS. Si grupos extremados y violentos como Hamas, Al-Qaeda, ISIS, practican un terrorismo sanguinario, es porque los servicios de inteligencia occidentales e israelíes los han creado con esas características para luego presentarlos ante la opinión pública internacional como una visión desfigurada del Islam. Lo paradójico —cuando no falso— es que tanto Israel como Estados Unidos e Inglaterra culpan del reciente ascenso del Hamas a Irán. Omiten decir que Hamás en Gaza fue construido por el propio Israel —o sus servicios de inteligencia— como base para su poder sobre la región y al que respaldaron mediante algunas concesiones y financiación.
Si grupos extremados y violentos como Hamas, Al-Qaeda, ISIS, practican un terrorismo sanguinario, es porque los servicios de inteligencia occidentales e israelíes los han creado con esas características para luego presentarlos ante la opinión pública internacional como una visión desfigurada del Islam
Hipócritamente, el premier israelí Benjamin Netanyahu, declaró: «Hamas es ISIS y los destruiremos como el mundo destruyó a ISIS». No fue el mundo quien destruyó a ISIS, fue el General Iraní Qassim Soleimani, comandante de la Fuerza Quds, asesinado cruelmente con drones en el aeropuerto de la capital iraquí, durante un ataque artero ordenado por el expresidente estadounidense Donald Trump, sin notificación o consulta al Congreso. Causa extrañeza esta declaración del primer ministro israelí ya que ha sido uno de los principales responsables —junto al servicio de inteligencia israelí— de que el ataque de Hamas desatara un conflicto que ha traspasado las fronteras palestinas. El gobierno de Netanyahu y los servicios de inteligencia y seguridad israelíes están siendo muy criticados por los ciudadanos, por no detectar el «ataque sorpresa» de Hamas con antelación. Netanyahu ha sido primer ministro de Israel en tres etapas distintas. La primera de ellas, entre 1996 y 1999; la segunda, entre 2009 y 2021 y la última, desde finales de 2022 hasta el presente. Es decir, en los 16 años que lleva Hamás controlando la Franja, en la mayor parte de ese período Netanyahu ha estado frente al gobierno.
En 2019, Netanyahu dijo ante la Knéset de su partido: «El que quiera bloquear la creación de un estado Palestino debe apoyar el crecimiento de Hamás y transferir dinero a Hamás. Es parte de nuestra estrategia: aislar a los palestinos de Gaza de los palestinos de Cisjordania», lo cual vino a corroborar las sospechas de que Hamas era un engendro de Israel financiado por el gobierno y direccionado por el Mosad. Debido a ello, el periodista israelí Amnon Abramovich culpó en televisión a Netanyahu por «hacer la vista gorda ante Hamas en busca de sus propios logros políticos hasta que la ola lo ha sobrepasado, tratando ahora de contrarrestarla».
No cabe duda que Hamas y Netanyahu, son dos nombres que han marcado y marcan la política en la región en las últimas décadas. Dos separables inseparables que con sus acciones son los dos principales responsables del grado de polarización extrema que se vive en todo Oriente Medio. Si tenemos en cuenta que la opinión pública israelí estaría ya haciendo responsable a Netanyahu del estrepitoso fallo de seguridad israelí al menospreciar la advertencia del director de Inteligencia de Egipto, el general Abbas Kamel que, según reveló una fuente cercana al funcionario egipcio al sitio de noticias Ynet, avisó hace 10 días a Netanyahu sobre el ataque sorpresa de Hamas.
La opinión pública israelí estaría ya haciendo responsable a Netanyahu del estrepitoso fallo de seguridad israelí al menospreciar la advertencia del director de Inteligencia de Egipto, el general Abbas Kamel que, según reveló una fuente cercana al funcionario egipcio al sitio de noticias Ynet, avisó hace 10 días a Netanyahu sobre el ataque sorpresa de Hamas.
Si bien la oficina de Netanyahu negó esa versión y aclaró que el primer ministro no se reúne con Kamel «desde la formación de gobierno», la desmentida no ha logrado disipar las sospechas de la ciudadanía israelí respecto a la responsabilidad del Gobierno de Netanyahu en las consecuencias de esos ataques, por lo que no sería improbable el inicio de un proceso penal contra Netanyahu —que venía severamente cuestionado por hechos de corrupción política—, el ministro de Defensa y el director del Mosad. ¿Fue este ataque de Hamas una situación no prevista por sus servicios de inteligencia? Casi nadie cree que el Mosad, uno de los servicios de inteligencia más temido y eficaz del mundo, no haya previsto ese ataque.
Si como algunos periodistas israelíes sospechan, fue un «ataque de falsa bandera» planificado por los propios servicios de inteligencia, Israel no puede desligarse de la responsabilidad de los cientos de muertos civiles tanto judíos como palestinos. El tiempo dirá si esta sospecha tiene fundamento, pero de lo que no cabe duda es que Hamas es un engendro de Israel, el «Gólem del Mosad». Y esa criatura fue amamantada y mimada, desde un principio, por el Mosad israelí al tiempo que financiado por los sucesivos Gobiernos israelíes. Cuando en 1987, se creó Hamas como fuerza disidente de la OLP, los servicios de inteligencia israelíes y el propio gobierno israelí vieron a Hamas como una suerte de Gólem, esto es, un salvador de la comunidad judía, pero luego, al igual que la criatura de la leyenda, Hamas escapó de las manos de su creador y se volvió un problema.
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Golem, El Coloso De Barro (fragmento)
Casi todo el mundo sabia que esa acusación era falsa, que la religión judaica prohibía comer sangre de animales, cuanto mas sangre humana. Pero cada pocos anos se repetía la misma denuncia. Cada vez que un niño cristiano desaparecía, los enemigos de los judíos proclamaban inmediatamente que estos le habían asesinado para hacer «matzot» con su sangre. Nunca faltaban falsos testigos. Se ejecutaba a hombres inocentes, y mas de una vez sucedió que el niño perdido fuera encontrado después, vivo y sano.
Rabi Leib, gran conocedor del Talmud, era experto en mística y magia. Se afirmaba que tenía el don de curar a los enfermos conjurando a las fuerzas sobrenaturales y utilizando diversos camafeos y talismanes. Cuando un miembro inocente de su comunidad era encarcelado, rabi Leib se apresuraba a demostrar su inocencia. Muchos creían que rabi Leib podía invocar la ayuda de ángeles, y hasta de demonios y trasgos, si su comunidad corría grave peligro.
Vivía en Praga un gentilhombre, el conde Jan Bratislavski, que había sido inmensamente rico, con muchas tierras y centenares de siervos; pero había perdido su fortuna por darse al juego y a la bebida, y en guerras particulares con otros terratenientes. Su esposa se sentía tan deshonrada por la mala conducta del conde que cayo enferma y murió. Le dejo una hija de corta edad, Hanka.
Por entonces vivía también en Praga un judío llamado Reb Eliezer Polner. Era un hombre muy capaz y diligente para los negocios, y aunque vivía en el barrio judío había llegado a ser un banquero famoso, no solo en Praga sino en toda Europa. Reb Eliezer era conocido también por su caridad, que ejercitaba lo mismo con judíos que con cristianos. Contaba cerca de sesenta años, y tenia la barba blanca como la nieve. Todos los días de la semana llevaba un sombrero de piel de marta y una túnica larga de seda, ceñida con una ancha faja.
Reb Eliezer tenia una casa grande, hijos e hijas casados y un montón de nietos. Era un hombre estudioso, a su manera; todos los días se levantaba con el alba y se ponía a rezar y a estudiar la Biblia y el Talmud hasta la hora del mediodía. Entonces iba al banco a atender sus negocios. Su esposa, Sheindel, procedía de una familia distinguida y era tan piadosa y caritativa como su marido. Diariamente visitaba el asilo, llevando pan y sopa caliente para los pobres y los enfermos.
Como el conde Bratislavski estaba siempre necesitado de dinero, tuvo que vender casi todos sus campos y bosques, y también sus siervos, que en aquella época a finales del siglo dieciséis, se compraban y vendían como si fueran ganado. El conde debía mucho dinero al banco de Reb Eliezer, y llego un momento en que Reb Eliezer tuvo que negarse a hacerle nuevos prestamos.
Aquel año, en el mes de marzo, que mas o menos coincidía con el mes judío de Nisan, el conde había estado jugando a las cartas con un grupo de jugadores ricos durante todos los días de la semana, y hasta altas horas de la noche. Había perdido todos los ducados de oro que tenia en la bolsa. Estaba ansioso por recuperar su dinero, y empezó a jugar al fiado, firmando un papel donde decía que reembolsaría en tres días cualquier deuda que pudiera contraer. Entre aquellos jugadores se consideraba que romper una promesa de ese tipo era un gravísimo deshonor. Mas de una vez había sucedido que un jugador que no podía pagar su deuda se había matado de un pistoletazo.
Después de firmar aquel papel, el conde Bratislavski siguió jugando con gran apasionamiento, y todo el rato bebiendo vino y fumando tabaco. Cuando acabo la partida, el conde había perdido setenta y cinco mil ducados. Estaba tan bebido que no sabia lo que había hecho. Volvió a su castillo y paso muchas horas durmiendo. Hasta que despertó no se dio cuenta de lo que había pasado. No poseía ni setenta y cinco ducados. Todas sus propiedades habían sido vendidas o hipotecadas.
Al morir Helena, la esposa del conde, había dejado a su hijita Hanka una gran cantidad de joyas, que valían mas de un millón de ducados. Esta herencia estaba bajo custodia del tribunal, porque no se podía confiar en que el conde Bratislavski conservara cosas de tanto valor. Según el testamento de su madre, Hanka debía heredar las joyas al cumplir los dieciocho anos.
Cuando a Bratislavski se le despejo el entendimiento, cayo en una profunda desesperación. Amaba demasiado la vida como para suicidarse. Aunque sabia que Reb Eliezer ya no le podía dar mas crédito, ordeno al cochero que aparejase el coche y le llevara a la judería, al banco de Reb Eliezer. Cuando el conde nombro la suma que quería tomar prestada, Reb Eliezer dijo:
– Excelencia, sabéis muy bien que nunca podríais devolver esa cantidad.
– ¡Necesito ese dinero! -vocifero Bratislavski.
-Lo lamento, pero no lo sacareis de mi banco, -respondió serenamente Reb Eliezer.
-¡Maldito judío! ¡Lo sacare de donde sea! -grito el conde lleno de rabia-. Y tu pagaras cara tu insolencia al negarle un préstamo al gran conde Bratislavski. Así diciendo, el conde escupió a la cara de Reb Eliezer.
Reb Eliezer se limpio humildemente con el pañuelo y dijo:
-Perdonadme, conde, pero fue una insensatez apostar cantidades tan altas y firmar compromisos que no podéis cumplir.
-Ten por seguro que conseguiré el dinero, mientras que tu te pudrirás en la cárcel y acabaras ahorcado. Acuérdate de lo que te digo.
-La vida y la muerte están en manos de Dios, -dijo Reb Eliezer-. Si estoy destinado a morir, aceptare el mandato de Dios con humildad.
El conde Bratislavski volvió a su castillo y se puso a pensar en la manera de salir de su dilema. Estaba ávido de dos cosas: de dinero para cubrir sus deudas, y de venganza sobre el judío. En seguida ideo un plan diabólico.
Como faltaban solo dos semanas para la Pascua, los judíos de Praga estaban ya cociendo las «matzot». El invierno había sido mas frio de lo normal, pero el mes de Nisan trajo las brisas cálidas de la primavera. Reb Eliezer tenia la costumbre de estudiar la Mishna, el código de leyes de los judíos, por las noches, antes de acostarse. Aquel día había escogido la parte que contenía las leyes sobre como había que cocer las «matzot», preparar el «seder», recitar la Hagada y beber las cuatro copas de vino santificado. Aunque habían transcurrido mas de tres mil años desde el éxodo de Egipto, los judíos de todo el mundo no habían olvidado nunca que habían sido esclavos del Faraón, el rey de los egipcios, y que Dios les había dado la libertad.
De repente Reb Eliezer oyó fuertes pisadas, y luego unos golpes brutales en la puerta. Las criadas y los criados estaban durmiendo. Reb Eliezer fue a abrir, y se encontró con un grupo de soldados que tenían las espadas desenvainadas. El cabo que los mandaba pregunto:
-¿Eres tu el judío Eliezer Polner?
-Si, yo soy.
-Encadenadle y lleváosle, -dijo el cabo.
-¿Por que? ¿Qué mal he hecho? -pregunto Reb Eliezer, perplejo.
-Eso te lo dirán mas tarde. Ahora vámonos.
Reb Eliezer paso aquella noche en la cárcel. A la mañana siguiente le llevaron a la cámara de investigación. Era a donde llevaban a los delincuentes mas peligrosos. Reb Eliezer vio que estaban allí el conde Bratislavski y otras personas, entre ellas un hombre que parecía borracho y una mujer que tenia la cara llena de verrugas y torcía los ojos. El investigador dijo:
-Judío, se te acusa de haber entrado en la casa de nuestro noble conde Bratislavski y haber secuestrado por la fuerza a su hijita Hanka, con el propósito de asesinarla y poner su sangre en las «matzot». Reb Eliezer palideció.
-Nunca he tenido el privilegio de visitar el castillo del conde, -dijo, con un nudo en la garganta-. Paso todas las noches en mi casa. Mi esposa, mis hijos, mis yernos, mis nueras y todos mis sirvientes pueden atestiguar que digo la verdad.
-Todos esos son judíos, -dijo el investigador-. Pero hay dos testigos cristianos que te vieron entrar en el castillo del conde y llevarte a su hija en un saco.
-¿Testigos? ¿Qué testigos?
-Aquí están los testigos.
-El investigador señaló al hombre borracho y a la mujer de las verrugas-. Decid lo que habéis visto. Tu, Stefan, habla primero.
Stefan parecía estar idiotizado por la bebida, aunque era todavía de mañana. Dio unos pasos arrastrando los pies y balbució: -Ayer por la noche, quiero decir anteayer, no, hace tres días, oí ruido en la habitación de Hanka. Encendí una vela y me asome. Allí estaba este judío con un cuchillo en una mano y un saco en la otra. Metió a Hanka en el saco y se marchó. Le oí que murmuraba para sí: «Su sangre ardiente es justo lo que nos hace falta para las «matzot»».
-¿Como pudiste permitir que me llevara a la hija del conde sin defenderla y sin levantar a todos los del castillo? -pregunto Reb Eliezer con voz entrecortada-. Eres mas joven y mas fuerte que yo.
Stefan se quedo con la boca abierta y la lengua fuera. Sus ojos saltones daban vueltas. Los pies le flaquearon, y se sujeto a la pared.
-Tu, judío, me amenazaste con el cuchillo.
-Señoría, ¿no veis que todo es una mentira descarada? -dijo Reb Eliezer-. En primer lugar, los judíos no usamos sangre para nada. En segundo lugar, la ley mosaica dice que en la preparación de las «matzot» solo se puede emplear harina y agua. Y además, ¿que razones iba a tener yo, un hombre de sesenta años, banquero, jefe de la comunidad, para cometer semejante abominación? Hasta en la locura tiene que haber alguna lógica.
–Barbara estaba allí y lo vio también, -dijo Stefan.
-¿Que viste tu, Barbara? -preguntó el investigador.
La mujer torció los ojos.
-Vi al judío. Abrí la puerta y vi como metía a Hanka en el saco.
-¿Y no pediste ayuda? -pregunto Reb Eliezer.
-A mi también me daba miedo tu cuchillo.
(…)
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Clásico del cine mudo alemán que cuenta la leyenda de una estatua: el Golem. En el siglo XVI, en el gueto de Praga, vivía el Rabino Löw, mago y maestro en el arte de la nigromancia. Para evitar la expulsión de los judíos, ordenada por el emperador Rodolfo II, modeló la figura de arcilla del Golem e invocó al espíritu de Astaharot para que le otorgará la vida. Sin embargo, cuando los judíos consiguen quedarse en la ciudad, y el Golem salva la vida del emperador, el rabino trata de invalidar su conjuro y quitarle la vida porque ya ha realizado su cometido. Pero cuando un sirviente, cegado de amor, se la devuelve, la figura de arcilla escapa de la influencia humana y se convierte en una amenaza. Esta obra maestra del expresionismo, claro precedente del mito de Frankenstein es, seguramente, la primera gran película sobre monstruos de la historia del cine, porque otras dos versiones, también de Paul Wegener con el Golem como protagonista, desgraciadamente se han perdido para siempre.
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EL GOLÉM: un hombre de barro para salvar a los judíos
Según una leyenda, en el siglo XVI un rabino de Praga creó un hombre de barro, el gólem, para salvar a la comunidad judía de la ciudad
National Geographic, 9 JUNIO 2023
En el siglo XIX, diversos autores recogieron una curiosa historia que se remontaba al tiempo en que el emperador Rodolfo II (1572-1612) instaló su corte en la ciudad de Praga. Se contaba, en efecto, que tras la desaparición de un niño cristiano la población acusó a los judíos que vivían en la capital checa de haberlo secuestrado para asesinarlo y utilizar su sangre en los sacrificios que realizaban durante la Pascua. Se trataba de una acusación falsa, típica de los «libelos de sangre» que sufrieron los judíos desde la Edad Media. Rodolfo II no pudo sino condenar al destierro a todos los judíos de la ciudad, o incluso matarlos, según algunas versiones de la historia.
Así, ante la amenaza que se cernía sobre los judíos, un dirigente de su comunidad, Judá Leví ben Betzalel, conocido como Rabbí Löw, decidió intervenir. El rabino había tenido un sueño en el que se le ordenaba construir un ser artificial conocido en la tradición judía con el nombre de gólem.
El hombre de fango
Rabbí Löw pidió ayuda a dos rabinos amigos y los tres hombres se dirigieron a la orilla del río Moldava (en checo, Vltava). Allí trazaron en el barro la forma de un hombre tumbado y dibujaron su rostro, piernas y brazos. Los dos rabinos amigos de Löw rodearon al gólem siete veces cada uno mientras recitaban ciertos encantamientos, tras lo cual la figura adquirió un tono rojizo, como si estuviera ardiendo. Cuando se enfrió, el mismo Löw lo rodeó siete veces mientras sostenía una Torá en sus manos.
Los tres rabinos trazaron en el barro la forma de un hombre tumbado y dibujaron su rostro, piernas y brazos.
Sin embargo, la historia no tiene un final feliz. El gólem empezó a crecer sin parar y se volvió violento e incontrolable, hasta el punto de que mató a varios gentiles (es decir, no judíos) y sembró el pánico en toda la ciudad. Otras versiones afirman que llegó incluso a matar judíos. Rabbí Löw hubo de intervenir de nuevo. Tras obtener del emperador la promesa de que no atacaría a los hebreos, eliminó la letra aleph de la palabra emet que el gólem llevaba escrita en su frente, con lo que ésta pasó a significar «muerte«, en hebreo met. Tras privarlo así de vida, Löw escondió al gólem en el ático de la sinagoga Vieja-Nueva de Praga, lo encerró con llave y ordenó que nadie accediera a aquel lugar.
Lo que dice la Biblia
La historia del gólem ha fascinado a escritores y cineastas de nuestra época, en parte a causa de sus semejanzas con otros relatos que han cautivado la imaginación popular, como el del monstruo de Frankestein. Sin embargo, en el caso del gólem no nos encontramos ante una pura creación novelesca. El motivo está muy enraizado en la tradición religiosa judía; de hecho, se inspira directamente en la Biblia.
En efecto, en el Génesis se narra cómo Dios creó a Adán a partir de la tierra –el nombre Adam procede de la misma raíz hebrea que la palabra adamá, tierra– insuflándole el aliento divino que no solo le dio la vida, sino también un alma. A partir de este pasaje del Génesis, algunos estudiosos judíos especularían sobre la posibilidad de una réplica humana del proceso de creación divina, moldeando una figura de barro, el gólem, a la que se daba vida mediante una serie de rituales mágicos.
Algunos estudiosos judíos especularían sobre la posibilidad de una réplica humana del proceso de creación divina.
Algunos rabinos interpretaban el gólem en un sentido místico y pensaban que no era más que una metáfora sobre el despertar espiritual del ser humano tras su contacto trascendente con Dios. Otros, en cambio, llegaron a pensar que una persona piadosa que poseyera conocimientos especiales podía crear un ser humano artificial a partir de materia inorgánica. Así, se discutió la posibilidad de que, durante sus primeras horas de vida, Adán hubiera sido un gólem, o que el profeta Jeremías hubiera creado uno por sus propios medios.
Durante la Edad Media, la obra cabalística Sefer Yetzira (El libro de la Creación) se convirtió en la principal fuente sobre las fórmulas mágicas concretas que permitían dar vida a un gólem. Por ejemplo, se aconsejaba que el rabino no lo hiciera en solitario, que utilizara tierra virgen y se purificara previamente.
El Golem llega a Praga
Las leyendas judías transmitidas por el Talmud hablan de varios rabinos que crearon un gólem, pues cualquier sabio suficientemente próximo a Dios podía hacerlo. El folclore popular judío de la Edad Media también lo mencionaba. El foco de estas historias terminó situándose en Polonia, el país que acogía una comunidad judía más numerosa. En particular, se destacaba la figura de un estudioso y cabalista polaco del siglo XVI llamado Eliyahu de Chelm, de quien se decía que creó un gólem que «crecía cada día y llegó a ser más grande que todos los que vivían en su casa«, de modo que hubo de matarlo quitándole una letra de la frente. En cambio, ningún testimonio indica que Rabbí Löw, que vivió en Praga hacia la misma época y alcanzó también gran fama y prestigio, se dedicara a crear un gólem.
En cualquier caso, el gólem sigue vivo en la conciencia popular judía como metáfora de la soberbia del ser humano que pretende hacer lo que le está vedado, el mismo pecado que hallamos también en otra creación humana más reciente: el monstruo de Frankenstein. Tanto el gólem de Praga como la criatura de Frankenstein resultan defectuosos y, al final, ingobernables, convirtiéndose en un castigo contra sus creadores por haber intentado emular a Dios.
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¿ES HAMÁS UNA CRIATURA DE ISRAEL?: El 11 de septiembre del Medio Oriente
Pisando huevos y muertos
Por Gregorio Morán, 28 OCT 2023
Estuve varias veces en Israel. Incluso pude visitar, además del artilugio legendario de Masada, los Altos del Golán donde me instruyó un oficial del ejército de procedencia uruguaya que detestaba a San Pablo –“culpable de convertir una religión que sólo era nuestra en algo universal”. Conferencié ante públicos heterogéneos en Jerusalén y Ramala (Cisjordania). Crucé fronteras armadas. No pude entrar en Gaza. Sé de lo que hablo.
Para escribir sobre Israel y Palestina hay que tentarse la ropa. O callarse o pisar huevos. El primer artículo que me censuraron en Barcelona estaba dedicado a Israel. Una representación escogida de la comunidad judía en Cataluña presionó de tal modo a la dirección de La Vanguardia que se vio forzada a retirarlo. Ocurrió en octubre de 1992 y en mi memoria quedan los actores principales de aquel incidente, tanto como las reacciones furibundas e insultantes del historiador catalanista Joan B. Culla y de la tertuliana insaciable Pilar Rahola, entre otros.
La delgada línea roja de nuestras limitaciones a la hora de escribir sobre Israel consiste en una argucia que te deja inerme ante la crítica. Lo que tú has concebido como algo ligado al comportamiento de un Estado nacido en 1948 se transforma en boca del afectado en desdén del Holocausto, y por tanto todo crítico al estado sionista pasa a convertirse automáticamente en antisemita. No se libran ni los propios judíos disidentes de la doctrina oficial. Hannah Arendt llegó a escribir palabras brutales sobre sus estancias en Israel, pero lo hizo precavidamente en las cartas personales que le dirigía a su amiga la novelista Mary McCarthy. Había publicado ya su libro “Eichmann en Jerusalén” y debía soportar con perversa regularidad los insultos de un vecino judío ortodoxo que la llamaba sólo para gritarle “¡cerda nazi!”.
La delgada línea roja de nuestras limitaciones a la hora de escribir sobre Israel consiste en una argucia que te deja inerme ante la crítica
Este largo exordio que sería innecesario al tratarse de cualquier otra guerra -la invasión rusa de Ucrania, sin ir más lejos- es obligado en el momento en que uno quiere entrar en ese conflicto podrido por tanto odio y debe asumir su papel de pisador de huevos para poder acceder a un mundo donde lo que se pisa son muertos. Slomo Ben Ami, historiador hispanista y antaño embajador de Israel, ha acusado sin tapujos a la política del corrupto y reaccionario Netanyahu, un “protofascista” en su opinión, de constituir una vergüenza y un riesgo para el estado de Israel. El hecho de que nadie haya recogido esta reflexión en nuestros medios alumbra un poco el ambiente guerrero con el que abordamos la catástrofe.
Parece como si hubiera una recomendación íntima que te fuerza a que la posición más sensata consistiera en mantenerse callado ante el riesgo de aparecer como filo islamista o supremacista del pueblo elegido, cuando no perverso avalista del terrorismo. La tarea más difícil parece una nadería, pero resulta casi imposible de esquivar. Hay que sacar a las religiones y a los libros sagrados de esta guerra devastadora. Esto va de poder y no de otra cosa. De poder de dominio, de poder estratégico y hasta de poder vivir. Sobre todo, de poder vivir en paz, y para ser compasivo con la realidad nadie puede negar que el pueblo palestino, desde la Nakba de 1947, lo ha tenido más difícil. Pero si las realidades son ese cúmulo de acontecimientos a los que no les damos en su momento la importancia que tiene, hoy hay dos hechos incontrovertibles. Uno es que el estado de Israel es una realidad incontestable y así debe seguir siendo. El segundo consiste en admitir que mientras no se pueda establecer un estado palestino la sangre seguirá corriendo y la inseguridad se multiplicará. No es más que lo obvio pero si alguien lo cita, caso de Antonio Guterrez, secretario general de la ONU, la otra parte amenaza con abandonar la Organización, sin cuyo apoyo ni siquiera hubiera nacido.
Hay que sacar a las religiones y a los libros sagrados de esta guerra devastadora. Esto va de poder y no de otra cosa. De poder de dominio, de poder estratégico y hasta de poder vivir.
Para escribir sobre los frentes de combate antes hay que vislumbrarlos. La incursión sangrienta de Hamas el 7 de octubre es más que una acción terrorista, es una criminal declaración de guerra que dejó al descubierto varias convenciones que se daban por verdades absolutas. Los Servicios de Información de Israel mitificados hasta la leyenda estaban de holganza, o hacían como que dormían, pero conociendo el control real de los israelís de los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza -nada puede entrar o salir sin su aprobación; de ahí la importancia de los túneles del enemigo- algo sucedió, y durante bastante tiempo, para que el enemigo preparara una ofensiva. (Nota para analistas de ocasión: Hamas no tiene dependencia de Irán, se alimenta de otros protectores. No son chiitas como Hezbollah, que opera en la frontera del Líbano. El mundo palestino desde que dejó de ser laico, con la OLP, y ha pasado a los Profetas se ha hecho aún más complejo, familiar y endogámico, y por supuesto más inclinado al terrorismo suicida).
Cuestan entender cómo un servicio de espionaje de fondos insondables y una influencia incontestable cometa la desidia -no encuentro otra palabra- de no detectar una operación que exige miles de participantes y una preparación minuciosa. Algo así no puede despacharse con el recurso del puñado de terroristas sedientos de sangre. Incluso se nos oculta el número real de secuestrados que es lo primero que hacen constar las partes en conflicto; se secuestra para hacérselo saber al que debe pagar. La guerra sucia informativa alcanza niveles indescriptibles y en eso tenemos la prueba de que los servicios de espionaje pueden estar dormidos para unas cosas, pero son agudos videntes para otras.
Nosotros somos los espectadores que deben indignarse, sufrir o compadecerse, según las dosis que nos impongan los sofisticados servicios de información. Estamos sujetos a una tormenta de imágenes que nos desbordan. Quieren disimular una guerra implacable con visualizaciones que te arrebaten. Para que no pisemos huevos ponen a nuestra disposición un muladar de cadáveres aún calientes. Y luego están los daños colaterales. La Feria del Libro de Frankfurt, la cita legendaria de editores y autores del mundo, ha retirado la mención que debía conceder a la escritora palestina Adania Shibli por su novela “Un asunto menor”. El director de la Feria, el desvergonzado Jürgen Boss, que hace no mucho mostraba su benevolencia con los neonazis locales, ahora se muestra escrupuloso con una escritora apátrida. Qué va a importarle a este promotor empresarial que 600 escritores hayan manifestado su indignación. Letra pequeña, lo que importa ahora es tener muy claro que o pisas muertos o pisas huevos.