El diario de Adán
«DIARIO DE ADAN Y EVA», por Mark Twain. «El diario de Eva»
***
I
EXTRACTOS DEL DIARIO DE ADÁN
Lunes. La criatura nueva de pelo largo es bastante entrometida. Siempre anda por ahí y me sigue. No me gusta esto; no estoy acostumbrado a la compañía. Me gustaría que se quedara con los demás animales... Nublado hoy, viento del este; creo que tendremos lluvia... ¿Tendremos? ¿Nosotros? ¿De dónde saqué esa palabra? Ahora recuerdo: la criatura nueva la usa.
Martes. Estuve viendo la gran cascada. Es lo mejor de la hacienda, creo. La criatura nueva la llama Cataratas del Niágara: no estoy seguro de por qué. Dice que Parece las Cataratas del Niágara. Eso no es una razón, es simple imbecilidad y atolondramiento. Yo mismo no tengo la menor oportunidad de nombrar nada. La criatura nueva nombra todo lo que aparece, antes de que yo pueda protestar. Y siempre ofrece el mismo pretexto: parece eso. Está el dodo, por ejemplo. La criatura dice que en cuanto uno le da un vistazo "parece un dodo". Sin duda el animal tendrá que quedarse con ese nombre. Me fatiga discutir sobre el asunto y tampoco sirve de nada. ¡Dodo! No se parece a un dodo más que yo.
Miércoles. Me construí un refugio contra la lluvia, pero no pude tenerlo para mí en paz. La criatura nueva se metió. Cuando traté de echarla volcó agua por los agujeros con los que mira y se la quitó con el dorso de las zarpas, e hizo un ruido como el que hacen los otros animales cuando están con pena. Me gustaría que no hablara; siempre está hablando. Esto suena como una agresión barata a la pobre criatura, un desprecio; pero no es lo que pretendo. Nunca antes oí la voz humana y cualquier sonido extraño y nuevo que se entrometa con el silencio solemne de estas soledades ensoñadas me ofende el oído y parece una nota en falso. Y este sonido nuevo es tan cercano a mí; está justo en mi hombro, justo en mi oído primero de un lado y después del otro y estoy acostumbrado sólo a sonidos que están más o menos lejos de mí.
Viernes. Poner nombres sigue sin cesar, haga lo que haga yo. Yo tenía un nombre muy bueno para la hacienda y era musical y hermoso: JARDÍN DEL EDÉN.
En privado, sigo llamándolo así, pero ya no en público. La criatura nueva dice que es todo bosques y rocas y paisaje y por lo tanto no se parece a un jardín. Dice que Parece un parque y que no se parece a nada sino a un parque. En consecuencia, sin consultarme, le ha dado un nombre: PARQUE DE LAS CATARATAS DEL NIÁGARA.
Me parece que es algo bastante arbitrario. Y ya hay un cartel: NO PISAR EL CÉSPED
Mi vida ya no es lo que era.
Sábado. La criatura nueva come demasiada fruta. Lo más probable es que nos quedemos cortos. Otra vez hablando de "nosotros": esa es su palabra; también la mía, ahora, de tanto oírla. Buena cantidad de niebla, esta mañana. Yo no salgo en la niebla. La criatura nueva sí. Sale con cualquier clima y entra después con los pies embarrados. Y habla. Solía estar tan agradable y tranquilo aquí.
Domingo. Logré resistirlo. Ese día se va poniendo cada vez más difícil. Fue elegido y puesto aparte en noviembre pasado como día de descanso. Yo ya tenía seis de esos a la semana, antes. Esta mañana encontré a la criatura nueva tratando de bajar manzanas con terrones del árbol prohibido.
Lunes. La criatura nueva dice que su nombre es Eva. Me parece muy bien, no tengo objeciones. Dice que es para llamarla, cuando yo quiero que venga. Le dije que entonces era superfluo. Es evidente que la palabra hizo que me respetara más; y en realidad es una palabra grande, buena y que soportará la repetición. Me dijo que no es una criatura, es una Ella. Lo más probable es que esto sea dudoso; sin embargo para mí es lo mismo; lo que ella es no sería nada para mí si se metiera en sus asuntos y no hablara.
Martes. Ella ha sembrado la hacienda entera con nombres abominables y carteles ofensivos: AL REMOLINO POR AQUÍ A LA ISLA DE LA CABRA POR AQUÍ POR AQUÍ A LA CUEVA DE LOS VIENTOS
Ella dice que este parque seria un lindo lugar de vacaciones si existiera la costumbre. Lugar de vacaciones — otro de sus inventos: sólo palabras, sin el menor sentido. ¿Qué es un lugar de vacaciones? Pero mejor no preguntarle, le da tanta rabia explicar.
Viernes. Le ha dado por rogarme que deje de ir a las Cataratas. ¿Qué hay de malo en eso?
Dice que la hace temblar. Me pregunto por qué; siempre lo hice, siempre me gustó la zambullida y el fresco. Supongo que para eso se hicieron las Cataratas. No tienen otro uso que pueda ver y tienen que haber sido hechas para algo. Ella dice que sólo fueron hechas como paisaje: como el rinoceronte y el mastodonte.
Bajé las Cataratas en un barril: no fue satisfactorio para ella. Bajé en una bañera: seguía siendo insatisfactorio. Nadé por el Remolino y los Rápidos vestido con hoja de vid. Se dañó mucho. De allí vinieron quejas aburridas sobre mi extravagancia. Me siento demasiado sofocado aquí. Necesito un cambio de clima.
Sábado. Me escapé el martes por la noche y viajé dos días y me construí otro refugio en un lugar apartado y borré mis huellas lo mejor que pude, pero ella me dio caza mediante una bestia que ha domado y que llama lobo y llegó haciendo otra vez ese ruido penoso y volcando esa agua por los sitios con los que mira. Me sentí obligado a regresar con ella, pero pronto emigraré cuando se presente la ocasión. Ella se dedica a muchas cosas tontas; entre otras, a estudiar por qué los animales llamados leones y tigres viven de hierbas y flores, cuando, como dice ella, el tipo de dientes que tienen indicarían que fueron hechos para comerse entre sí. Eso es una tontería., porque hacerlo los mataría y eso introduciría lo que, según tengo entendido, se llama "muerte"; y la muerte, según me han dicho, aún no entró al Parque. Lo cual es una lástima, en algunos aspectos.
Domingo. Logré soportarlo.
Lunes. Creo que entiendo para qué es la semana: es para dar tiempo para descansar del cansancio del domingo. Me parece buena idea... Ella ha estado trepando otra vez a aquel árbol. La hice bajar. Ella dijo que nadie estaba mirando. Parece considerar eso como justificación suficiente para arriesgarse a cualquier cosa peligrosa. Se lo dije. La palabra justificación la dejó admirada y con envidia, además, pensé. Es una buena palabra.
Martes. Me dijo que estaba hecha de una costilla tomada de mi cuerpo. Esto es por lo menos dudoso, si no algo más que dudoso. No me falta ninguna costilla... Ella se hace mucho problema con el buitre; dice que la hierba no pega con él; teme no poder criarlo; piensa que está hecho para vivir de carne en descomposición. El buitre debe arreglárselas lo mejor que pueda con lo que se le ofrece. No podemos dar vuelta todo el esquema para acomodar al buitre.
Sábado. Ella se cayó a la charca ayer cuando estaba mirando en ella, cosa que siempre hace. Casi se ahogó y dijo que era de lo más incómodo. Esto le hizo sentir pena por las criaturas que viven allí, a las que llama peces, porque sigue aplicándole nombres a las cosas que no los necesitan y que no vienen cuando las llaman con esos nombres, lo cual no tiene la menor consecuencia para ella, igual es tan cabeza hueca; así que sacó un montón de esas criaturas y las trajo anoche y las puso en mí cama para que se calentaran, pero me fijé en ellas de vez en cuando todo el día y no veo que estén más felices allí que antes, sólo más quietas. Cuando llegue la noche las arrojaré afuera. No volveré a dormir con ellas, porque las encuentro pegajosas y desagradables para tenderse entre ellas cuando una persona no tiene nada puesto.
Domingo. Logré soportarlo.
Martes. Ella se lleva bien con una serpiente ahora. Los otros animales se alegraron, porque siempre estaba experimentando con ellos y molestándolos; y yo me alegro porque la serpiente habla y esto me permite descansar un poco.
Viernes. Ella dice que la serpiente le aconseja probar la fruta de aquel árbol y dice que el resultado será una educación magnífica, amplia y noble. Le dije que habría también otro resultado: introduciría la muerte en el mundo. Eso fue un error: habría sido mejor guardármelo para mí; sólo logró darle una idea: ella podría salvar al buitre enfermo y darles carne fresca a los abatidos leones y tigres. Le aconsejé mantenerse lejos del árbol. Dijo que no lo haría. Preveo problemas. Emigraré.
Miércoles. He pasado un período desparejo. Anoche escapé y cabalgué toda la noche lo más rápido que pude, esperando salir del Parque y ocultarme en alguna otra región antes de que empezaran los problemas; pero no lo logré. Alrededor de una hora después de la salida del sol, estaba cabalgando a través de una llanura florecida donde miles de animales estaban pastando, dormitando o jugueteando entre si, de acuerdo con su deseo, cuando de pronto estalló una tempestad de ruidos horribles y en un instante la llanura era una conmoción frenética y cada animal estaba destruyendo al vecino. Supe lo que significaba: Eva había comido de aquel fruto y la muerte había llegado al mundo... Los tigres comieron mi caballo, sin prestar atención cuando les ordené desistir, y me habrían comido a mí sí me hubiese quedado, cosa que no hice, porque me aparté a gran velocidad... Encontré este sitio, fuera del Parque y estuve bastante c& modo por unos días, pero ella me encontró. Me encontró y nombró el lugar como Tonawanda dice que parece eso. En realidad no sentí pena porque viniera, porque por aquí hay poco para comer y ella trajo algunas de aquellas manzanas. Me sentí obligado a comerlas, tanta hambre tenía. Iba contra mis principios, pero encuentro que estos principios no tienen fuerza auténtica sino cuando uno está bien alimentado... Ella llegó cubierta de arbustos y montones de hojas y cuando le pregunté qué quería decir semejante desatino y se las arranqué y las tiré; ella soltó una risita y se ruborizó. Nunca antes había visto a alguien soltar una risita y ruborizarse y me pareció algo indecoroso e idiota. Ella dijo que pronto sabría cómo era yo mismo. Fue cierto. Hambriento como estaba, bajé la manzana a medio comer — por cierto la mejor que hubiera visto nunca, si se consideraba lo avanzado de la temporada— y me arreglé yo mismo con las ramas y hojas tiradas y después le hablé con cierta severidad y le ordené que fuera a buscar más y que no se exhibiera de ese modo. Ella lo hizo y después de esto nos arrastramos bajando hasta donde había estallado la batalla entre las bestias salvajes y recogimos algunas pieles y le hice preparar un par de trajes adecuados para las ocasiones públicas. Son incómodos, es cierto., pero elegantes y eso es lo que importa en la ropa... Descubro que ella es buena compañera.
Veo que yo estaría solitario y deprimido sin ella, ahora que he perdido mi propiedad. Por otra parte, ella dice que se ha ordenado que trabajemos para vivir de ahora en adelante. Ella será útil. Yo controlaré.
Diez días después. ¡Ella me acusa a mí de ser la causa de nuestro desastre! Dice, al parecer con sinceridad y verdad, que la Serpiente le aseguró que el fruto prohibido no era la manzana, sino las castañas. Le dije que yo era inocente, entonces, porque no había comido ninguna castaña. Ella dijo que la Serpiente le informó que “a castaña" era un término figurativo que significaba una broma añeja y polvorienta. Ante eso palidecí, porque he hecho muchas bromas para pasar el fatigoso tiempo y algunas podían ser así de viejas, aunque había supuesto honestamente que eran nuevas cuando las hice. Ella me preguntó si había hecho una justo en el momento de la catástrofe.
Me sentí obligado a reconocer que había hecho una para mí mismo, aunque no en voz alta. Era ésta. Estaba pensando en las Cataratas y me dije para mis adentros: " ¡Qué maravilloso es ver cómo ese enorme cuerpo de agua cae allí!"
Entonces, por un instante, un pensamiento relampagueó en mi mente y lo dejé volar, diciendo: "¡Seria mucho más maravilloso que subiera allí!" y estaba por matarme de risa ante la idea cuando toda la naturaleza se desencadenó en guerra y muerte, y tuve que huir por mi vida. "Ahí tienes", dijo ella, triunfante. "Es justo eso; la Serpiente mencionó esa misma broma y la llamó la Primera Castaña y dijo que era contemporánea con la creación." Ay, soy realmente culpable. ¡Ojalá no fuera ingenioso; oh, ojalá nunca hubiese tenido ese pensamiento radiante!
Al año siguiente. Lo nombramos Caín. Ella lo atrapó mientras yo estaba arriba, poniendo trampas en la Costa Norte del Erie; lo atrapó en el monte a unos tres kilómetros de nuestra guarida... o podrían ser cuatro, ella no está segura. Se parece a nosotros en algunos aspectos y puede ser un pariente. Es lo que ella cree, pero es un error a mi juicio. La diferencia de tamaño permite concluir que es un tipo de animal distinto y de nueva clase: un pez, quizás, aunque cuando lo puse en el agua para ver, se hundió y ella se zambulló y lo lanzó afuera antes de que hubiese oportunidad de experimentar para decidir el asunto. Sigo creyendo que es un pez, pero a ella le es indiferente lo que es y no me dejará tenerlo para probar. No comprendo esto. La llegada de la criatura parece haber cambiado por completo la naturaleza de ella y hacerla poco razonable acerca de los experimentos. Ella piensa más en él que en cualquiera de los demás animales, pero no puede explicar por qué. Tiene la mente desordenada: todo lo demuestra. A veces lleva al pez en los brazos la mitad de la noche cuando el pez se queja y quiere irse al agua. En momentos así, el agua sale de los sitios del rostro de ella por donde mira y le da golpecitos al pez en la espalda y hace sonidos suaves con la boca para serenarlo y deja ver pena y solicitud de cien maneras. Nunca la he visto hacer así con ningún otro pez y eso me perturba mucho. Solía pasear así a los tigres y jugar con ellos, antes de que perdiéramos nuestra propiedad, pero era sólo juego; nunca se prendó de ellos así cuando la comida de los tigres no estaba de acuerdo con ellos.
Domingo. Ella no trabaja los domingos, sino que se tiende muy cansada y le gusta hacer que el pez retoce sobre ella; y hace ruidos raros para divertirlo y finge masticarle las patitas y eso lo hace reír. No he visto antes un pez que pudiera reír. Eso me hace dudar... Me ha llegado a gustar el domingo. Controlar toda la semana también cansa a un cuerpo. Tendría que haber más domingos. En los viejos tiempos eran duros, pero ahora vienen bien.
Miércoles No es un pez. No puedo distinguir bien qué es. Hace curiosos ruidos demoníacos cuando no está satisfecho y dice "gú—gú" cuando lo está. No es uno de nosotros, porque no camina; no es un pájaro, porque no vuela; no es una rana, porque no salta; no es una serpiente, porque no repta, me siento seguro de que no es un pez, aunque no puedo llegar a averiguar si puede nadar o no.
Simplemente está tendido por ahí, sobre todo de espaldas, con los pies alzados. No he visto ningún otro animal que hiciera eso, antes. Dije que creía que era un enigma, pero ella sólo se admiro de la palabra sin comprenderla. A mi juicio es o un enigma o algún tipo de insecto. Si muere, lo desarmaré y veré cómo tiene las cosas. Nunca algo me había dejado tan perplejo.
Tres meses después. La perplejidad aumenta en vez de disminuir. Duermo, pero poco. Ha dejado de estar tendido y ahora va por ahí en cuatro patas. Sin embargo se diferencia de los otros animales de cuatro patas, en que las patas delanteras son inusualmente cortas, en consecuencia eso hace que la parte principal de su persona se proyecte incómoda en el aire y eso no es atractivo. Está construido como nosotros, pero su método de viajar muestra que no es de nuestra raza. Las patas cortas delanteras y las largas traseras indican que es de la familia de los canguros, pero es una variación notable de la especie, dado que los canguros auténticos saltan, mientras que éste nunca lo hace. Aun así es una variedad curiosa e interesante y no ha sido catalogada antes. Como yo lo descubrí, me he sentido justificado en asegurarme el crédito del descubrimiento añadiéndole mi nombre y por lo tanto, lo he llamado Kangarrorum Adamiensis... Debe de haber sido joven cuando llegó, porque ha crecido en exceso desde entonces. Debe de ser unas cinco veces más grande ahora que entonces y cuando está descontento es capaz de hacer entre veintidós y veintiocho veces el ruido que hacía al principio. La coacción no modifica esto, sino que tiene el efecto contrario.
Por este motivo discontinué el sistema. Ella lo reconcilia mediante la persuasión y dándole cosas que previamente me había dicho que no le daría. Como ya observé, no estaba en casa cuando llegó y ella me dijo que lo había encontrado en los bosques. Parece extraño que fuera el único, sin embargo debe de ser así, porque me he cansado durante muchas semanas tratando de encontrar otro para agregar a la colección y para que juegue con éste; porque con seguridad entonces estaría más tranquilo y podríamos domarlo con mayor facilidad. Pero no encuentro ninguno, ni tampoco rastros de alguno: y lo que es más extraño, tampoco huellas. Tiene que vivir en el suelo, no puede evitarlo; en consecuencia ¿cómo se arregla para no dejar huellas? He puesto una docena de trampas, pero sin resultado. Atrapo todos los animales pequeños menos éste; animales que simplemente entran en la trampa por curiosidad, creo, para ver para qué pusieron la leche allí. Nunca la beben.
Tres meses después. El canguro sigue creciendo, lo cual es muy extraño y desoríentante. Nunca conocí uno que se tomara tanto tiempo para crecer. Ahora tiene piel en la cabeza; no como piel de canguro, sino exactamente como nuestro pelo, salvo que es mucho más fino y suave y en vez de negro es rojo. Voy a terminar perdiendo la cabeza ante los desarrollos caprichosos y atormentantes de este fenómeno zoológico inclasificable. Si pudiera atrapar otro: pero no hay esperanzas; es una variedad nueva y el único ejemplar; eso es evidente. Pero atrapé un canguro auténtico y lo traje, creyendo que éste, al estar solo, preferiría tenerlo por compañía antes que no tener a ningún tipo, o de algún animal con el que pudiera sentir cierta cercanía o simpatía en su condición solitaria aquí entre extraños que no conocen sus modos y costumbres, o qué hacer para hacerlo sentir entre amigos; pero fue un error: le dieron tales ataques al ver al canguro que me convencí de que nunca había visto uno antes. Siento pena por el pobre animalito ruidoso, pero no hay nada que pueda hacer para hacerlo feliz. Si pudiera domarlo: pero esto está fuera de mi alcance; cuanto más lo intento peor parezco hacerlo. Me duele el corazón al verlo en sus pequeñas tormentas de pena y pasión.
Quisiera dejarlo ir, pero ella no quiere saber nada. Parecía algo cruel y no gustarle a ella; y puede que tenga razón. Podría sentirse más solo que nunca; porque si yo no encontré otro, ¿cómo podría encontrarlo eso?
Cinco meses después. No es un canguro. No, porque se sostiene tomado del dedo de ella y así da unos pocos pasos sobre las patas traseras y después se cae. Probablemente sea algún tipo de oso; y sin embargo no tiene cola —todavía— ni piel, salvo en la cabeza. Sigue creciendo — esa es una circunstancia curiosa, porque los osos terminan de crecer antes que eso. Los osos son peligrosos — desde nuestra catástrofe— y no dejaré que éste ande paseando por el lugar, mucho más sin un bozal puesto.
Le ofrecí a ella conseguirle un canguro si deja que éste se vaya, pero fue inútil: está decidida a hacemos correr todo tipo de riesgos tontos, creo. Ella no era así antes de perder la cabeza.
Una quincena después. Le examiné la boca. Aún no hay peligro: tiene un solo diente. Aún no tiene cola. Ahora hace más ruido que nunca antes... y sobre todo de noche. Me mudé. Pero regresaré, por la mañana, a desayunar y ver si tiene más dientes. Si tiene muchos dientes serán el momento de dejarlo ir; con o sin cola, porque un oso no necesita cola para ser peligroso.
Cuatro meses después. Salí a cazar y pescar por un mes, arriba, en la región que ella llama Búfalo; no sé por qué, a menos que sea porque no hay ningún búfalo allí. Entretanto el oso ha aprendido a dar pasos solo, sobre las patas traseras y dice "papi" y "mami". Por cierto es una especie nueva. Esta semejanza de palabras puede ser del todo accidental desde luego y puede no tener propósito o sentido; pero incluso en ese caso sigue siendo extraordinaria y es algo que ningún otro oso puede hacer. Esta imitación del habla, junto con la ausencia general de piel y la ausencia absoluta de cola, bastan para indicar que es una especie nueva de oso. El estudio posterior será interesante en extremo. Entretanto saldré a hacer una expedición prolongada entre los bosques del norte y realizaré una búsqueda exhaustiva. Por cierto tiene que haber otro en algún lugar y éste será menos peligroso cuando tenga compañía (le su propia especie. Me iré de inmediato; pero antes le pondré bozal a éste.
Tres meses después. Ha sido una búsqueda agotadora, agotadora, pero no tuve éxito. ¡Entretanto, sin apartarse del bogar, ella atrapó otro! Nunca vi semejante suerte. Yo podría haber buscado por estos bosques cien años, sin haberme cruzado con semejante cosa.
Al día siguiente. He estado comparando al nuevo con el viejo y es evidente por completo que son de la misma raza. Iba a embalsamar uno para mi colección, pero ella tiene un prejuicio en contra, por uno u otro motivo; así que dejé de lado la idea, aunque creo que es un error. Sería una pérdida irreparable para la ciencia si desaparecieran. El viejo es más manso de lo que era y puede reír y hablar como el loro, cosa que aprendió, sin duda, de estar tanto con el loro y por tener la facultad imitativa en un grado altamente desarrollado. Me asombraría que resulte un nuevo tipo de loro; y sin embargo no debiera asombrarme, porque ya ha sido todo lo que pude pensar desde aquellos primeros días, cuando era pez. El nuevo es tan feo ahora como era el viejo al principio; tiene la misma tez de sulfuro y carne cruda y la misma cabeza especial sin piel encima. Ella lo llama Abel.
Diez años después. Son muchachos; lo descubrimos hace tiempo. Lo que nos despistó fue que llegaran con aquella forma pequeña, inmadura; no estábamos acostumbrados. Ahora hay algunas muchachas. Abel es un buen muchacho, pero si Caín hubiese resultado ser un oso eso lo habría mejorado. Después de todos estos años, veo que estaba equivocado con Eva al principio; es mejor vivir fuera del Jardín con ella que dentro de él sin ella. Al principio pensé que hablaba demasiado; pero ahora sentiría pena de que esa voz callara y desapareciera de mi vida. ¡Bendita la castaña que nos acercó y me enseñó a conocer la bondad de su corazón y la dulzura de su espíritu!
Deja tu opinión