EL CARLISMO
[1] El nacionalismo y el carlismo
Si estudiamos con atención como evolucionaron las guerras carlistas y hasta donde llegaron las partidas de milicias fieles a los distintos aspirantes al trono de España descendientes del pretendiente Carlos María Isidro, nos damos cuenta de que su arraigo reside fundamentalmente en las provincias vascongadas, norte de Cataluña y Navarra. En menor medida llega a Valencia y norte de Castilla.Que el carlismo está presente en Navarra hasta casi el día de hoy es evidente incluso el el título de su estatuto de autonomía: "Amejoramiento del fuero de Navarra". En las Vascongadas da un giro inesperado para convertirse en el germen del actual Partido Nacionalista Vasco (PNV) que llegará a apoyar a la 2ª República durante la Guerra Civil pese a que su sección de Álava se une al Alzamiento. Esta relación es menos evidente en Cataluña pero pese a todo es un pilar fundamental de su independentismo.Muchos historiadores han apuntado al llamado "Abrazo de Vergara" como el revulsivo de la creación de un movimiento político , ante esa traición a las bases carlistas, Sabino Arana supo canalizar la frustración de los tradicionalistas y convertirlo en un movimiento nacionalista con tintes racistas y xenófobos. Un movimiento que ya no aspiraba a imponerse en el resto del país.
En Cataluña, sin embargo el nacionalismo, tiene un origen liberal y burgés, en torno a la publicación "La Renaixensa", pero pronto recibe el apoyo de la iglesia, del sector más tradicional de la burguesía industrial catalana y de grupos de derrotados de la ultima guerra que ven en el la mejor manera de lograr un poder regional al que no pueden ya aspirar en el conjunto de España.*******Matizo en el sentido de que, además de que como muy bien señala con respecto al caso catalán, en las provincias vascas el Carlismo también tuvo un origen liberal y burgués. Los grandes potentados nacionalistas eran ricos burgueses residentes en las grandes ciudades como Bilbao, donde el Carlismo nunca pudo entrar. Así tenemos a Ramón de la Sota, el gran valedor y financiador de Sabino de Arana y de su partido, empresario naviero y propietario de la aseguradora "La Polar", con una de las mayores fortunas de España de la época.O los Ybarra, que aunque no eran nacionalistas, fueron conservadores mauristas, pero jamás fueron carlistas.
Además, la influencia del nacionalismo catalán, liberal y burgués, en el nacionalismo vasco, no fue desdeñable, puesto que fueron frecuentes los viajes e intercambios de nacionalistas catalanes a territorio vasco para explotar sinergias. Así, Cambó acudió varias veces a las provincias vascas a explicar su programa.
En las zonas rurales, sin embargo, territorios tradicionalmente carlistas, el nacionalismo tuvo una penetración mucho más lenta y difícil. Así, hasta la dictadura de Franco, las zonas rurales de Navarra y en buena parte de las provincias vascas seguían permaneciendo carlistas, dando numerosos diputados y concejales carlistas.
Fue con la destrucción del Carlismo por parte de Franco cuando el nacionalismo acabó de penetrar en esas zonas tradicionalmente refractarias al separatismo.
Por tanto, la tesis del pretendido origen carlista del nacionalismo tiene una base muy endeble
(Comentario de Perimplim, 3 de enero de 2011)
Crónica de la Guerra Carlista (1872-1876): VIDEOS
[2] Crónica de la Guerra Carlista (1872-1876) Parte 1
[3] Crónica de la Guerra Carlista (1872-1876) Parte 2
[4] Crónica de la Guerra Carlista (1872-1876) Parte 3
Todos los derechos de José Maria Tuduri Esnal.
1922: Policarpo Amilibia, director de un periódico Bilbaíno de tendencia liberal, e Inaxio Zatarain, campesino guipuzcoano y ex- voluntario carlista, rememoran sus tiempos de juventud.
1872: Policarpo es enviado por su periódico, el "Irurak-bat", a remitir noticias de la guerra desde Guipúzcoa y Navarra. De nuevo en Bilbao, es testigo del sitio de la Villa por las tropas del pretendiente carlista. Levantado el sitio, marcha al frente como corresponsal del ejercito liberal, cargo que desempeñará hasta finalizar las hostilidades.
Por su parte, Inaxio recuerda cómo ingresa en la guerrilla incitado por el ambiente politizado de las provincias vascas a raíz de la revolución de 1868. Encuadrado en el primer batallón de Guipúzcoa del ejercito regular carlista, seguirá las vicisitudes de este batallón hasta la conclusión de la guerra en febrero de 1876. En este momento coinciden brevemente, los dos personajes.
Ficha técnica CRÓNICA DE LA GUERRA CARLISTA (1989) 86 minutos. Rodada en Eastmancolor. DIRECCIÓN Y GUIÓN JOSÉ MARÍA TUDURI. PRODUCCIÓN JOSÉ MARÍA TUDURI (Zauli Filmms) FOTOGRAFÍA: Xabier Aguirresarobe y Gonzalo Fernandez Berridi. Jefe de producción : Iñaki Epelde. Montaje: Ángel Diez. Musica: Bixente Martinez. Sonido: Aurelio Martinez. Reparto: Paco Sagarzazu Ramón Agirre Rafael Enrique Patxi Barco Ayudante de montaje: José Manuel Tazón Ayudantes de realización: Patxi Barco, Julio Meden, Gilbert Rigaud. LOCALIZACIONES Interiores rodados en Tolosa, Altzo y Segura. Exteriores rodados en Tolosa, Altzo, Bidania, Jaizquibel y San Sebastian en Guipuzkoa. Amboto en Vizcaya. Aralar, Huici y Goizueta en Navarra.
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[5] La polarización era esto
Las pasadas elecciones en Cataluña avanzan un paso más en la competición polarizada sobre el eje de la identidad. La primera consecuencia es que la izquierda queda descartada para el gobierno.
Por Alberto Penadés, 26 diciembre de 2017
Cuando se mira solo la evolución del voto independentista parece que el proceso soberanista catalán está llamado a tener más consecuencias en las cenas de Navidad que en las elecciones. Sin embargo, la polarización social que tantos dicen percibir sí deja un rastro claro en la evolución del voto no independentista.
A medida que el eje nacionalista ha ido supliendo al eje izquierda-derecha como base de la competición electoral, los partidos más anti-nacionalistas catalanes (que son, además, los partidos más a la derecha con respecto a la media de Cataluña) han ido creciendo, impulsados por Ciudadanos, a expensas, en distinta medida, de casi todos los demás. La principal conclusión cualitativa es que hoy, por fin, es imposible un gobierno de izquierdas, ni aunque se intentara recomponer ese eje. Y ese es el resultado más llamativo de las elecciones catalanas, me parece a mí.
Cuando algunos políticos (catalanistas) intentan desdeñar el ascenso de Ciudadanos como una simple reorganización "de la derecha" deberíamos re-preguntar. Lo que se está reorganizando es el no nacionalismo, con un refuerzo del polo más unionista, contra-nacionalista, nacionalista español o como se prefiera denominar... y, como consecuencia, se está reforzando el lado derecho del eje tradicional de la ideología. (Todas esas etiquetas pueden ser legítimas, ninguna es del todo adecuada; no hablo ya de las etiquetas despectivas al uso, empleadas por los más nacionalistas catalanes, al menos en la conversación de las redes sociales, precisamente cuando entienden que esto no es una reorganización de la derecha).
Gráfico 1. Evolución del voto, agrupado, en las últimas elecciones al Parlamento de Cataluña.
Observemos a los electorados con más detalle. Los datos que vamos a ver son pre-electorales, y haríamos bien en esperar tener datos de encuestas post-electorales, pero la curiosidad nos puede y estos todavía tardarán bastante en llegar. Con la encuesta del CIS, cuyos microdatos se liberaron hace pocos días, podemos situar a los votantes potenciales de los partidos que han obtenido representación en las elecciones al Parlamento de Cataluña. (No son necesariamente votos realizados, atenderemos los que se declaran votantes seguros y los que se declaran próximos).
Entre los partidos con electores nacionalistas (más nacionalistas, en promedio, que el ciudadano medio de Cataluña) se es más nacionalista cuanto más a la derecha. Entre los partidos con votantes menos nacionalistas que el promedio catalán, sucede lo contrario: más a la izquierda hay más catalanismo.
Una conclusión visual es esta, el partido más votado el Cataluña tiene el electorado que más se inclina hacia el polo no nacionalista catalán, el segundo partido con más votos tiene a los electores más escorados hacia el polo nacionalista catalán. Al mismo tiempo, ambos partidos son relativamente moderados en el eje ideológico: el promedio de sus votantes se encuentran entre el centro y el centro-derecha.
Gráfico 2. Posición media de los electores (potenciales) de los partidos en los ejes de izquierda/derecha y más/menos nacionalista catalán.
Los valores de la escala se han tipificado para no distraernos con los valores absolutos (que en Cataluña son peculiares, siendo la persona media que responde a esta encuesta una persona muy de izquierdas).
La comparación entre la escala de ideología nacionalista y la escala de preferencias territoriales (donde un polo es el estado unitario y el otro el derecho a la independencia) revela un contraste para los "Comunes": estos son menos nacionalistas que la media de Cataluña, pero están más a favor de mayor autogobierno que la media de Cataluña. Los partidos más nacionalistas tienen prácticamente las mismas preferencias territoriales y por eso es justo llamarlos independentistas como identificador principal.
Gráfico 3. Posición media de los electores (potenciales) de los partidos en los ejes de izquierda/derecha y preferencias por la organización territorial del Estado.
La identidad se segmenta claramente por partidos. Los partidos más alejados del nacionalismo catalán tienen un electorado muy homogéneo en cuanto a su identidad "hispano-catalana".
Gráfico 4. Identidad catalana o española entre los votantes de los partidos. (Se agregan los "tan catalanes como españoles" con los "más bien españoles" y "solo españoles", que son bastante minoritarios).
La segmentación social es menor en aquello que es un atributo (más o menos) objetivo, como es la lengua. Esto siempre es una buena noticia, especialmente si tenemos en cuenta que, con independencia de la primera lengua de cada cual, la competencia lingüística de casi todos los catalanes en ambos idiomas es (comparativamente) extraordinaria (ver aquí).
Gráfico 5. Lengua "materna" entre los votantes de los partidos.
Por último este gráfico reitera la observación previa a propósito de la indentificación con la ideología nacionalista, pero usando una respuesta que invita a la disyuntiva en lugar de una escala gradual. Ciudadanos, como el PP, son partidos que claramente representan a votantes no-nacionalistas catalanes. El nacionalismo catalán está representado en el independentismo, con cierta ventaja para la lista de Puigdemont.
Gráfico 6. ¿Se considera usted nacionalista catalán? Respuesta de los votantes.
Así pues, parece que tenemos brecha.
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[6] Lecciones de Catalunya
Por Jorge Moruno, 27 de diciembre de 2017
Sociólogo y escritor
Los que acarician la ilusión que sería posible inducir a la multitud o a los hombres divididos por los negocios públicos, a vivir según la disciplina exclusiva de la razón, sueñan con la edad de oro o con un cuento de hadas.
(Baruch Spinoza)
Hace poco se publicaba una encuesta elaborada por el GESOP, en donde se mostraba que dos tercios de la población catalana se sentía de izquierda o de centro izquierda (67,9%). Hoy observamos que los dos partidos que más votos han sumado, Ciutadans por una parte y Junts pel Catalunya por otra, acumulan entre los dos el 47% de los votos emitidos en las últimas elecciones, exactamente el mismo porcentaje que suman quienes de algún modo u otro se reclaman o asocian a la izquierda. Podría pensarse que ambas cosas se contradicen, pues no puede existir una mayoría que se reclama de izquierdas si luego se vota mayoritariamente a partidos de derechas, ergo, menudo “cacao mental” tienen que no saben ni lo que sienten. La tarea política, por lo tanto, sería la de aclarar esa confusión. Este razonamiento funciona partiendo de una premisa que ya tiene escrita una conclusión, una en donde se puede traducir mecánicamente lo expresado con lo votado. La política, sin embargo, es más compleja y se parece más a las matemáticas superiores que a las matemáticas simples (Lenin).
Si algo ha dejado claro estas elecciones catalanas es que nunca existió tal cosa como un “sol poble”. Catalunya también es plurinacional. Los resultados de las elecciones catalanas no nos indican que el procés sea hoy más de derechas, como tampoco que ayer fuera más de izquierdas. Algo parecido podemos observar con el resultado de Arrimadas en los grandes centros urbanos; no son más de derechas hoy que de izquierdas eran ayer votando a Ada Colau o Podemos. En unas elecciones importa la disputa por cuál es la pregunta que define la votación. La pregunta en las elecciones no era izquierda-derecha-, sino otra distinta, ¿cuál es la mejor opción para afrontar unas elecciones post 155 tras años de procés? Tanto Puigdemont como Arrimadas han representado el voto seguro. El voto que ofrece la certeza, cualquiera que esta sea. El primero representa al legítimo rey que ha sido depuesto por las fuerzas invasoras, por lo que su restitución se convierte una cuestión de honor colectivo. La segunda se inviste de Juana de Arco populista, la valiente que rompe tabús y se atreve a plantarle cara a quienes se creen que están por encima de la ley. Ambos han logrado convertirse en la voz autorizada que da valor al contenido de lo que afirman, proyectando así, al igual que rey del inmueble en American Beauty sobre Carolyn, una imagen de éxito y aspiracional. El quién antecede al qué, o dicho de otra forma, es preferible decir tonterías pero proyectarse como alguien con autoridad, que decir cosas muy coherentes sin un lugar respetado desde donde anunciarlas. La imagen percibida es discurso, todavía más en la economía de la atención.
Sean o no lo sean, lo cual es políticamente indiferente, ni Puigdemont ni Arrimadas, aparentan o son percibidos como personas de derechas, lo cual es perfectamente compatible con aplicar políticas de derechas. La mentira no se combate con la verdad, se combate instalando enfoque diferente desde donde imaginar las cosas, nunca alertando de lo que otros vendrían a ser. El coaching de la autoafirmación conduce al retorno resistencialista que reivindica a la razón frente a las pasiones. Sin embargo, las pasiones y la identidad no son obstáculos para la práctica política, más bien son constitutivos de la misma. Negarlas es negar la propia política.
Ante una posible crisis en el campo conservador, solo ampliando el foco para que la cuestión catalana se integre dentro de una perspectiva española –y la europea como trasfondo-, pueden modificarse las orientaciones y el clima instalado. Tomar la iniciativa constituyente y encuadrar el agotamiento del modelo territorial actual, cuyo principal síntoma es Catalunya, pero no solo, junto con la financiación autonómica, la autonomía municipal, la brecha de la desigualdad, de género y ecológica, para ofrecer una posibilidad imaginada, deseada y convincente de una España mejor. Recuperar ese “mojo” pasa por recuperar la mirada: de afuera hacia adentro, nunca al revés. Una pregunta abierta en lugar de una respuesta cerrada. Parece una tontería, pero el orden de los factores en la suma política, sí que altera el producto final.
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LOS CIEN MIL HIJOS DE SAN LUIS. Revolución y Reacción; causa y efecto.
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