LES LUTHIERS: Antología de genialidad (VIDEOS). Acerca de los «instrumentos musicales informales» de Les Luthiers, por José Carlos Morales

Les Luthiers  es un grupo argentino musical-humorístico, muy popular en su país y en otros hispanohablantes.​ El conjunto utiliza la música como un elemento fundamental de sus actuaciones, frecuentemente incorporando instrumentos informales creados a partir de materiales de la vida cotidiana. De esta característica proviene su nombre, luthier, palabra del idioma francés que designa al creador, ajustador y encargado de la reparación de instrumentos musicales de cuerda.

El conjunto está actualmente compuesto por tres de sus miembros históricos: Jorge Maronna, Marcos Mundstock (fundadores del grupo junto a Rabinovich y Masana, en 1967. Actualmente, Mundstock se encuentra con licencia médica debido a un tumor cerebral) y Carlos López Puccio (quien ingresó al grupo en 1971). A ellos se les sumaron, a partir de 2015, Horacio «Tato» Turano y Martín O’Connor, quienes ingresaron en reemplazo de Daniel Rabinovich, inicialmente a causa del agravamiento de su enfermedad y, finalmente, por su fallecimiento. A finales del año 2017 se retira voluntariamente del conjunto Carlos Núñez Cortés alegando en una entrevista: «Esta es una decisión personal que tiene que ver con mis deseos de un merecido descanso luego de 50 años de trabajo ininterrumpido en los escenarios, pero seguiré vinculado al grupo ya que Les Luthiers ha sido gran parte de mi vida y espero que lo siga siendo”

Gerardo Masana fundó el grupo el 4 de septiembre de 1967 en la ciudad de Buenos Aires durante un periodo de gran auge de los coros universitarios en Argentina con algunos miembros del coro clásico universitario I Musicisti. En sus primeros años fueron un cuarteto (Masana, Maronna, Mundstock y Rabinovich). Con la incorporación de Carlos Nuñez Cortez, formaron un quinteto, para luego ser un septeto al incorporarse Carlos López Puccio y Ernesto Acher en 1971; pasaron a ser un sexteto tras la muerte de Masana en 1973 y un quinteto al marchar Ernesto Acher en 1986. Precisamente, la formación más duradera de Les Luthiers fue la de quinteto, con Carlos López Puccio, Carlos Núñez Cortés, Jorge Maronna, Marcos Mundstock y Daniel Rabinovich, que se mantuvo sin cambios durante 29 años hasta el fallecimiento de Rabinovich en 2015. Asimismo, desde el año 2000 se agregó la labor de Horacio Turano y en 2012 Martín O’Connor como Luthiers suplentes cada vez que alguno de los miembros del quinteto titular debía ausentarse por causas de fuerza mayor.El último Luthier en incorporarse al equipo fue el actor de teatro y televisión Roberto Antier, quien si bien ya había sido probado en 2010, recién en 2015 consiguió ingresar como Luthier suplente, para finalmente tener su gran debut en 2019 en la obra Gran Reserva, donde reemplazó a Marcos Mundstock que estaba afectado por una parálisis en una pierna.

Han recibido numerosos premios a lo largo de su carrera, entre ellos el premio Grammy Latino especial a la Excelencia Musical (EE. UU., 2011), y la Orden de Isabel la Católica por su trayectoria (España, 2007). Han sido declarados ciudadanos ilustres de Buenos Aires y visitantes ilustres de muchas ciudades de Hispanoamérica. En 2012 el Reino de España les concedió la ciudadanía española por carta de naturaleza, una concesión especial a personas de particulares méritos.​ En 2017 ganan el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades coincidiendo con sus 50 años de carrera.

https://es.wikipedia.org/wiki/Les_Luthiers

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Rhapsody in Balls · Lutherapia · Les Luthiers

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 Medio Oriental, Grandes Hitos Antología •  Les Luthiers

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Las Majas de Bergantín, Grandes Hitos Antología Les Luthiers 

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El Sendero de Warren Sánchez – Grandes Hitos Antologia 1995 Les Luthiers 

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Lazy Daisy Les Luthiers

 

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Acerca de los «instrumentos musicales informales» de Les Luthiers

Por JOSE CARLOS MORALES 

En raras ocasiones, la vida nos lleva por caminos impensados; es entonces, cuando nuestro libre albedrío comienza a sospechar la aparente omnipresencia de un inefable destino.

Tal vez, las personas con una vocación imprecisa, son más propensas a pasar por circunstancias fuera de lo común, en las cuales la realidad supera la ficción. La historia de un instrumento musical denominado «Viola de Klein» es, a juicio de su autor, José Carlos Morales, el relato de propias experiencias de vida conectadas de manera sorprendente.

También es la historia de una vocación repartida entre la música y la ingeniería, que recorre un sinuoso y largo camino a través de muchos años; desde la concepción misma del instrumento y su diseño como acto creativo, pasando por el proyecto y construcción del prototipo, hasta su premiación, a propósito de la celebración del 40° aniversario del prestigioso grupo musical humorístico «Les Luthiers».

Como trasfondo, el sentido estético del autor acerca de la naturaleza trascendente de la vida, de la búsqueda del amor como un absoluto de redención; de allí que la silueta de dicho instrumento musical sea la de un cisne con reminiscencias de formas femeninas, como una alegoría del mito griego de Leda y el Cisne. No en vano cita al escritor y humorista Alejandro Dolina, quién afirma en sus «Crónicas del Ángel Gris» que no se puede ser artista si no se ha perdido algo y que, si no fuera por el amor, nadie haría gran cosa.

Contar en detalle dichas historias, excede el propósito del presente artículo, pero resulta interesante referir el punto de partida para la concepción de la «Viola de Klein», a saber: En una oportunidad, cursando la carrera de ingeniería, el autor hojeaba un libro de estudio y se encuentra con una estrambótica y llamativa superficie cuya forma se parece a una botella, que por tal motivo es denominada «Botella de Klein» en honor al matemático Felix Klein, quien la describió por primera vez.

Dicha superficie tiene parentezco geométrico con la más conocida «banda de Möbius» cuya única aplicación técnica conocida por entonces, eran las cintas entintadas de las viejas máquinas de escribir.

Una pregunta que por simple curiosidad vino a su mente casi de inmediato, observando la botella de Klein, fue ¡¿para qué puede ser útil una entelequia que no tiene interior ni exterior, pero con insolente ironía aparenta lo contrario?!  Desconcertado al principio, ensaya un par de respuestas, atinadas pero obvias, casi en
chiste, a modo de repreguntas ¿quizá como cuerno de la abundancia? ¿quizá como florero?!.

Sin embargo, planteado el acertijo, quedaba latente la búsqueda de otra respuesta que fue configurandose a medida que ensayaba, mentalmente, nuevas formas superficiales para la botella de Klein respetando su esencia (en términos matemáticos, respetando su equivalencia topológica).

En esta búsqueda, como sucede en todo proceso creativo, confluyen ideas de otras vertientes de manera sinérgica; e incluso, algún detalle que no estaba en los planes, puede llegar a presentarse por si mismo durante el desarrollo de la obra. 

En definitiva, la «Viola de Klein» surgió de asimilar la superficie de la botella de Klein a la forma de un instrumento musical de cuerdas, concretamente a un violoncello cuyo ornamento en forma de cisne evoca la silueta de una mujer.

 

Luego, en el diseño del instrumento, se buscó aprovechar el estado de la técnica; en primer lugar, para identificar sus partes utilizando, en lo posible, la denominación clásica dada a las partes de los instrumentos de cuerda. En segundo lugar, para utilizar en lo posible, componentes estandar de lutería en la construcción del prototipo; por ejemplo, cuerdas y diapasón de violoncello.

En la siguiente imagen se muestra un esquema del instrumento, en perspectiva isométrica y corte, en su forma más elemental y desprovisto de todo ornamento, con el propósito de identificar sus partes.

Imagen 4: Etapa de Proyecto. Esquema del instrumento.
(1) tabla armónica frontal o tapa anterior del instrumento.
(2) faja lateral o aro del instrumento (en la realización práctica, incluye escotaduras en forma de 3 simulando las alas de un cisne).
(3) tabla armónica de fondo o tapa posterior del instrumento.
(4) cuello (nombre dado por el autor)
(5) intersección del cuello con la tapa posterior.
(6) mango.
(7) anclajes individuales o tensores (micro-afinadores).
(8) ceja.
(9) diapasón o tastiera.
(10) cuerdas. Largo útil de entre 704 mm y 715 mm, separadas entre si 17 mm a la altura del puente.
(11) bocina (nombre dado por el autor).
(12) puente.
(13) clavijero.
(14) clavijas.
(15) sección cualquiera del cuello.
(16) sección donde se encuentran cuello y mango.
(17) sección donde se encuentran mango y caja de resonancia.

 

Vale hacer las siguientes aclaraciones. Como cualquier otro cuerpo u objeto resonante, el instrumento logrado posee una tesitura (altura, sonoridad y timbre) que le es propia más allá de las aparentes similitudes (debidas a su realización práctica) con otros instrumentos de cuerdas.

En particular, dado su nivel de sonoridad ejecutado con arco, resultó en un instrumento electro-acústico. En cuanto a su afinación, dada su asimilación a un violoncello, resultó un instrumento de 4 cuerdas afinadas por quintas, sin trastes en el diapasón, que posee el mismo registro de aquel (1º cuerda al aire es la3, 2º cuerda al aire es re3, 3º cuerda al aire es sol2 y 4º cuerda al aire es do2).

A diferencia del violoncello, la Viola de Klein no posee «efes de resonancia» (que son calados en la tabla frontal del violoncello con forma de ∫); sin embargo, podría suponerse que la combinación dada entre mango, cuello y bocina cumplen análoga función.

El inevitable remate abocinado del instrumento, que le da una apariencia de «híbrido» entre cuerdas y viento; es al mismo tiempo, el detalle más vistoso del mismo. Las siguientes imágenes muestran algunas partes del prototipo en el proceso de realización y una vez terminado.

 

Finalmente, cual coincidencia significativa, la providencial convocatoria al concurso de instrumentos musicales informales lanzada por «Les Luthiers» para celebrar su 40° aniversario, permitió la participación de la «Viola de Klein» bajo el seudónimo «Viola de Hada» (a los efectos del concurso) logrando su premiación.

 

 

En opinión del autor, «Les Luthiers» es uno de los mejores ejemplos dables acerca de la sinergia que puede llegar a producir, el arte en colaboración.

Por otra parte, considera que el humor de «Les Luthiers» es una forma de humor superior, pues tiene la virtud de «aguijonear» nuestro sentido común, para hacernos intuir que hay otras formas de belleza del lado serio de las cosas, que quizás no apreciamos en la vida cotidiana por falta de oportunidad o de suficiente atención.  Ingeniosos juegos de palabras en más de un sentido que resultan hilarantes, nos permiten apreciar por el absurdo, la fuerza de las palabras; incluso, en elegante oratoria en la voz de Marcos Mundstock.

Instrumentos musicales aparatosos que suenan afinados y unas voces impostadas que cantan a coro armoniosamente, no son por casualidad; alcanzaría con saber que Carlos López Puccio, uno de los integrantes del grupo, es fundador y director del prestigioso Estudio Coral de Buenos Aires.

Todo este bagaje que pasa inadvertido detrás del nombre de fantasía «Les Luthiers» permite sospechar al más lego, que los instrumentos musicales y la música, no se acaban en el ámbito puramente comercial. Este es el maravilloso y paradójico legado de «Les Luthiers» a nuestra cultura, el de enseñarnos a tomar en serio la cultura a través del humor.

 

 

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