Comparecencia de la presidenta de Círculo Empresarial de Atención a Personas (CEAPS) ante el congreso de Diputados
El día 5 de Junio de 2020, la presidenta de CEAPs intervino en una comisión del Congreso de Diputados para explicar cómo se había vivido desde el sector geroasistencial la pandemia de Covid19. Sus palabras, de gran dureza, tuvieron un efecto importante en el cambio de relato sobre lo que han vivido las residencias de mayores entre marzo y junio de 2020.
Empresarios de residencias de mayores denuncian en el Congreso que pidieron ayuda a los ministros y sólo recibieron reproches
Los mayores perdieron su «derecho a una sanidad universal» cuando se decidió que no abandonaran estos centros para su traslado al hospital durante el coronavirus
5 JUNIO 2020
Cinta Pascual, presidenta de Ceaps, durante su comparecencia en el Congreso. Chema Moya EFE
La presidenta del Círculo Empresarial de Atención a Personas (CEAPS), Cinta Pascual, ha trasladado al Congreso lo vivido en los últimos tres meses de pandemia por coronavirus que, a su juicio, se puede resumir en que los mayores perdieron su «derecho a una sanidad universal» cuando se decidió que estas personas no abandonaran estos centros para su traslado al hospital durante la pandemia como consecuencia del colapso sanitario.
En este sentido, la compareciente ha reconocido que la medida podría haber sido mejor o peor, pero sí denuncia que «nadie» les llamó «para consultar» si esta decisión estaba bien tomada o para preguntarles qué necesitaban durante la crisis.
En su comparecencia este viernes en el Congreso ha descrito la «soledad» con la que han afrontado las residencias de mayores la crisis generada por el Covid-19 relatando cómo llegó a llamar a «casi todos los gabinetes de ministros» del país para pedir ayuda y en donde, según ha apuntado, sólo vio «reproches entre comunidades autónomas y partidos».
Pascual ha explicado ante el grupo de trabajo de Sanidad de la Comisión de Reconstrucción de la Cámara baja, que CEAPS está formada por residencias de toda España que cuentan con 200.000 de las 385.000 plazas que hay en las diferentes autonomías del país. Son en un 67% pequeñas y medianas empresas y en un 15% grandes grupos que, según ha indicado, llevan en la mayoría de los casos más de 20 años en el sector.
Europa Press, 5 junio 2020
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CEAPs EN LA COMISIÓN DE RECONSTRUCCIÓN EN EL CONGRESO
Cinta Pascual: «Ha sido un infierno porque alguien decidió que no había camas de hospital para todo el mundo»
La presidenta de CEAPs, Cinta Pascual, en el Congreso de los Diputados. (Foto: Congreso de los Diputados)
La presidenta del Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPs), Cinta Pascual, ha participado este viernes en el Congreso de los Diputados en la subcomisión de Sanidad programada dentro de la Comisión de Reconstrucción Social y Económica.
Tras destacar la indefinición del sector entre los ámbitos sanitario y social, ya que una residencia es un servicio social y la comisión en la que ha participado es de sanidad, ha querido subrayar que por lo menos «es bueno que exista el debate de dónde debemos estar».
Pascual ha empezando dando el pésame a las casi 20.000 personas que han muerto en residencias de personas mayores en España: «Creo que por ellas hoy estamos aquí y por un sector que en este caso representa a 380.000 mayores».
La responsable de CEAPs ha recordado que siempre ha mantenido que «no se puede hablar de una Comisión de Reconstrucción Social y Económica sin contar con el sector de atención a las personas mayores porque, evidentemente, algo ha fallado al haber un porcentaje de muertos en este sector tan grande».
Ha recordado que «una residencia no es un hospital es un hogar», es un sitio donde a las personas hay que «cuidarlas y mimarlas» porque «la vulnerabilidad es muy grande» y, para explicar qué hacen las residencias, ha explicado quién es ella misma, que es una empresaria, que ha construido un grupo de residencias, pero que empezó hace 25 años con una pequeñita de 25 plazas:
«Soy una empresaria. Lo digo porque se pone en duda quiénes somos y el 67,3% de las empresas del sector son pymes, pequeñas y medianas empresas, y el 15,6% son grandes grupos, como en todos los sectores, lo digo por todos aquellos que dice que los que atienden a la dependencia son grandes grupos en nuestro país. No es cierto».
«Solo hay una vara de medir cuando la gente entra en una residencia y es la calidad, la calidad y la calidad», ha subrayado Cinta Pascual.
Tras presentar quiénes son las residencias y qué hacen, Pascual ha criticado los «discursos demagogos en foros, televisiones o en el Congreso de los Diputados».
«No creo que este sea el discurso que necesita este país para construir un futuro en el que en 30 años va a haber el doble de personas mayores, por lo que los servicios de larga duración nos los tenemos que plantear de diferentes maneras y no solo en residencias, también en plataformas de servicios y atención domiciliaria», ha indicado.
¿Qué ha fallado?
Para explicar qué es lo que ha pasado estos últimos meses, la presidenta de CEAPs ha afirmado que «ha fallado el derecho a la sanidad universal».
«Ha sido un infierno porque alguien decidió que no había camas de hospital para todo el mundo y esto no ha pasado en toda España, ha pasado donde ha habido colapso sanitario», ha recalcado.
«¿Ha pasado porque la residencia es mejor o peor? tampoco es cierto. ¿Ha pasado porque teníamos más EPIs o menos? No. Ha pasado porque donde estaba el covid, donde había una infección comunitaria muy profunda, cuando las puertas se cerraron el covid ya estaba dentro y las residencias somos hogares que no podemos sectorizar.
El protocolo te decía: hay que aislar a las personas con tos y fiebre. ¿Saben ustedes que tenemos un 30% de mayores asintomáticos?
Aislábamos a un persona y resulta que los otros también tenían el covid. ¿Cómo podemos plantearnos hoy una desescalada sin haber hecho el test en todas las residencias de España a los usuarios y los trabajadores? Pues esa es la situación en España: el test, el test, el tes es fundamental», ha continuado.
Más situaciones que se han producido a juicio de CEAPs:
SIN DERIVACIONES HOSPITALARIAS, SIN ACCESO A LA SANIDAD UNIVERSAL
Muchas personas no han podido acceder al sistema de sanidad público durante la pandemia mediante unas derivaciones y unos cribajes no realizados siempre bajo un criterio de igualdad.
DESCOORDINACIÓN SOCIOSANITARIA
Dos mundos, sanitario y social, que no se miran. Residencias sin apoyo médico, falta de oxígeno y de un historial clínico compartido. No se han situado las residencias como primer nivel sanitario hasta a finales de marzo.
RETRASO INJUSTIFICADO EN EL ACCESO A LOS EPIs Y LAS PRUEBAS PCR
El abastecimiento se produjo después de los centros sanitarios.
DESCOORDINACIÓN POLÍTICA
Las residencias no fueron consideradas como un servicio esencial de primer nivel hasta pasadas unas semanas desde el inicio de la crisis.
FALTA DE PERSONAL
Los profesionales no han tenido la protección suficiente para combatir la COVID-19 y han causado el triple de bajas porcentuales que los profesionales del sector sanitario. Esto ha provocado que las residencias tuvieran que afrontar la crisis con muy poco personal.
DAÑO REPUTACIONAL AL SECTOR
Determinadas formaciones políticas junto a medios de comunicación han presentado a las residencias privadas y sus gestores como parte del problema y no como aliados a los que había que apoyar.
Por ello CEAPs propone:
1 – MAYOR FINANCIACIÓN:
Situar el presupuesto en el 2% del PIB y crear un Ministerio de Atención a la Dependencia.
Solidaridad interterritorial: igualdad entre administraciones para que el estado cumpla con el 50% de aportación que marca la Ley de la Dependencia.
Incrementar salarios: aumentar el sueldo de los profesionales de los centros residenciales garantizando la sostenibilidad nanciera de las empresas y entidades.
Reconocimiento a los profesionales: aplicar una gratificación económica al personal de residencias por el esfuerzo realizado durante la pandemia.
2 – MODELO PROPIO PARA RESIDENCIAS
Compatibilizar el método de Atención Centrada en la Persona (ACP) con una atención sanitaria universal por parte de la atención primaria.
No se trata únicamente de medicalizar las residencias sino de hacer frente a la COVID-19 con una mayor presencia de la atención primaria y respetando el método ACP que hace posible que los centros se mantengan como «el hogar» de las personas y no acaben convertidas en un hospital.
El concepto de residencia hacia el que debemos encaminarnos debe estar basado, como en todos los países de nuestro entorno en tres elementos:
El hotelero, financiado básicamente con aportaciones del usuario; el asistencial, que comporta los apoyos que genera la situación de dependencia y se debería financiar mediante el sistema de servicios sociales con participación del usuario según su capacidad económica, y el sanitario, que debería ser prestado y financiado desde el sistema público de salud.
«La residencia es mi casa»: campañas mediáticas que pongan en valor los recursos asistenciales para mayores dependientes, entre las cuales las residencias.
3 – COORDINACIÓN SOCIOSANITARIA COMPLETA
Los mayores que viven en residencias tienen derecho a recibir atención médica gratuita con independencia de la titularidad del centro donde residan.
En consecuencia, hay que garantizar que las residencias se integran totalmente en los servicios que la atención primaria presta a la comunidad, tanto en los aspectos preventivos como en los asistenciales.
La atención primaria debe aportar y hacerse cargo de los recursos humanos y materiales a los centros, acceso universal al historial clínico de los residentes por parte de los equipos de los centros, sistema informático compartido…
Derivaciones y atención: garantizar la atención sanitaria pública de los mayores que viven en residencias cuando se producen derivaciones hospitalarias.
Seguridad y prevención: garantizar la protección a los profesionales con un suministro periódico de EPIs y PCR ante las posibles nuevas olas de COVID-19 previstas para otoño e invierno.
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UN HOMBRE DE ESTADOS UNIDOS DECLARADO CON MUERTE CEREBRAL SE DESPIERTA DURANTE LA EXTRACCIÓN DE ÓRGANOS: «Se puso a llorar…»
El caso de Anthony Thomas ‘TJ’ Hoover II está bajo investigación por funcionarios del gobierno estatal y federal
Un hombre que había sufrido un paro cardíaco y había sido declarado con muerte cerebral se despertó mientras los cirujanos de su estado natal, Kentucky, en Estados Unidos, estaban en medio de la extracción de sus órganos para ser donados.
Según informaron el jueves tanto la Radio Pública Nacional como la estación de noticias de Kentucky WKYT , el caso de Anthony Thomas ‘TJ’ Hoover II está siendo investigado por funcionarios del gobierno estatal y federal.
Los funcionarios del sistema de obtención de órganos de Estados Unidos insisten en que existen salvaguardas para prevenir este tipo de episodios, aunque su familia dijo a los medios que su experiencia pone de relieve la necesidad de al menos alguna reforma.
Internado por una sobredosis de drogas
La hermana de Hoover, Donna Rhorer, contó cómo Hoover fue llevado al hospital Baptist Health en Richmond, Kentucky , en octubre de 2021 debido a una sobredosis de drogas. Los médicos pronto le dijeron a Rhorer y a sus familiares que Hoover carecía de reflejos o actividad cerebral, y finalmente decidieron desconectarlo del soporte vital, como señaló WKYT.
Según se informa, el personal del Baptist le dijo a Rhorer y a su familia que Hoover había dado permiso para que sus órganos fueran donados en caso de que muriera. Para honrar sus deseos, el hospital realizó pruebas para determinar cuáles de sus órganos serían viables para la donación, e incluso se celebró una ceremonia en su honor.
Se abrieron sus ojos
Rhorer dijo que notó que los ojos de Hoover se abrían y aparentemente seguían los movimientos de su ser querido, según WKYT. «Nos dijeron que eran solo reflejos, algo normal», le dijo al medio. «¿Quiénes somos para cuestionar el sistema médico?».
Aproximadamente una hora después de que Hoover fuera llevado a cirugía para extraerle sus órganos, un médico salió y explicó que Hoover «no estaba listo». «Se despertó», dijo Rhorer.
Rhorer recordó que recibió instrucciones de traer a su hermano a casa y hacerlo sentir cómodo, aunque probablemente no viviría mucho más. Como le dijo a WKYT, ha estado cuidando a Hoover durante los últimos tres años.
«Nos dijeron que eran solo reflejos, algo normal», le dijo al medio. «¿Quiénes somos para cuestionar el sistema médico?»
WKYT informó que Rhorer recién conoció los detalles completos de la cirugía de su hermano a manos de Baptist y Kentucky Organ Donor Affiliates (Koda) en enero.
Fue entonces cuando un exempleado de Koda se puso en contacto con ella antes de enviar una carta a un comité del Congreso que en septiembre celebró una audiencia para examinar las organizaciones de obtención de órganos, informó NPR.
Comenzó a «revolcarse» en la mesa de operaciones
La autora de la carta dijo que vio a Hoover comenzar a «revolcarse» en la mesa de operaciones y también a «llorar visiblemente», según NPR. En respuesta a los relatos transmitidos por Rhorer a WKYT y NPR, Baptist Health dijo en un comunicado que la seguridad del paciente era su «máxima prioridad».
«Trabajamos en estrecha colaboración con nuestros pacientes y sus familias para garantizar que se respeten los deseos de nuestros pacientes en cuanto a la donación de órganos», decía el comunicado del hospital.
Koda emitió su propia declaración a NPR, en la que sostiene que el caso de Hoover «no ha sido representado con precisión», que la organización nunca ha recolectado órganos de pacientes vivos y que nadie allí ha sido presionado para hacerlo.
Una declaración a WKYT de la organización Network for Hope, a la que Koda se unió en mayo, dijo que grupos como el suyo «no están involucrados en la atención al paciente… no declaran la muerte… [y] solo tienen la autoridad para proceder con la recuperación de la donación de órganos después de que el proveedor de atención médica independiente del paciente haya declarado la muerte».
«Intentó decirme: ‘Hola, estoy aquí’, pero lo ignoraron»
Sin embargo, WKYT y NPR informaron que la oficina del fiscal general del estado, así como una agencia federal que ayuda a supervisar la obtención de órganos, están investigando el caso de Hoover.
Un «caso aislado»
La NPR se ha preocupado de que algunos observadores temen que la atención de los medios de comunicación que ha suscitado el caso de Hoover pueda socavar un sistema de trasplante de órganos con una lista de espera demás de 100.000 personas.
Un profesor de ética médica con el que habló la NPR dijo que todo indica que casos como el de Hoover son, en general, «casos aislados que, con suerte, podremos resolver y evitar que vuelvan a ocurrir».
Pero Rhorer defendió su decisión de hacer pública la historia de Hoover, diciendo que valdría la pena compartirla si pudiera «darle a otra familia el coraje de hablar o si pudiera salvar otra vida».
«Intentó decirme: ‘Hola, estoy aquí’, pero lo ignoraron», dijo Rhorer a WKYT. «Finalmente, detuvieron el procedimiento porque mostraba demasiados signos de vida. «En el fondo de mi corazón, sabía que algo estaba pasando, pero lo comparé con David y Goliat. ¿Quién soy yo para enfrentarme al sistema médico?».
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MEDICINA Y VETERINARIA: LOS LÍMITES DEL ARTE MÉDICO
«El paciente, tratado conforme a la teoría de moda, a veces se repone a pesar de la medicina. La medicina, por consiguiente, le ha curado, y el joven doctor se arma nuevamente de valor para proseguir sus experimentos con la vida del prójimo.
Creo que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la cuadrilla de médicos principiantes, inexpertos y presuntuosos que anda suelto por el mundo destruye más vidas humanas en un año que todos los Robinhoods, Catouches y Macheaths en un siglo.
Desearía especialmente que el joven médico tuviera profundamente grabados en su mente los verdaderos límites de su arte, y supiera que su función, cuando el estado del paciente traspasa esos límites, es ser un observador atento, pero callado, de las operaciones de la naturaleza, y facilitar su trabajo con un régimen bien regulado y con toda la ayuda que puedan obtener de la estimulación del buen humor y la esperanza en el paciente.»
Los trastornos del cuerpo animal, y los síntomas que los indican, son tan variados como los elementos que componen el cuerpo. Además, las combinaciones de esos síntomas son tan infinitamente diversas que muchas asociaciones de ellos se manifiestan tan rara vez que no permiten diagnosticar una enfermedad determinada; y para una enfermedad desconocida no puede haber remedio conocido. Ahí debe detenerse, por consiguiente, un médico juicioso, moral y humano.
Tras ser tantas veces testigo de los saludables esfuerzos de la naturaleza para restablecer las funciones trastornadas, antes debería confiar en su acción que arriesgarse a interrumpirla y a perturbar aún más el sistema, con experimentos hipotéticos con una máquina tan complicada y desconocida como el cuerpo humano y un objeto tan sagrado como la vida humana. O, cuando para mantener vivos la esperanza y el ánimo del paciente, es necesario que parezca que se hace algo, ese algo debe ser de naturaleza del todo inocua.
Uno de los mejores médicos que he conocido me aseguró que utilizaba las píldoras de pan, las gotas de agua coloreada y los polvos de ceniza de nogal más que todas las demás medicinas juntas. Era, ciertamente, un engaño piadoso.
Pero el médico propenso a la aventura no se detiene ahí, y sustituye el conocimiento por la presunción. Del pequeño campo de lo conocido se lanza a la ilimitada región de los desconocido. Establece como guía alguna teoría fantasiosa de atracción corpuscular, acción química, potencias mecánicas, estímulos, irritabilidad acumulada o agotada, vaciamiento por lanceta y relleno por mercurio, o cualquier otro sueño ingenioso que le da acceso inmediato a todos los secretos de la naturaleza.
Una vez propuesto este principio, construye sobre él su cuadro gnoseológico, distribuye sus enfermedades por familias, y extiende su tratamiento curativo, por analogía, a todos los casos que tan arbitrariamente ha congregado.
He vivido para ver a los discípulos de Hoffman, Boerhaave, Stahl, Cullen, Brown, sucederse unos a otros como figuras que se desplazan en una linterna mágica, y a sus fantasías convertirse, por su novedad, en la moda del día como los vestidos de los figurines anuales de París, hasta ceder a la novedad siguiente su efímera hegemonía.
El paciente, tratado conforme a la teoría de moda, a veces se repone a pesar de la medicina. La medicina, por consiguiente, le ha curado, y el joven doctor se arma nuevamente de valor para proseguir sus experimentos con la vida del prójimo.
Creo que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la cuadrilla de médicos principiantes, inexpertos y presuntuosos que anda suelto por el mundo destruye más vidas humanas en un año que todos los Robinhoods, Catouches y Macheaths en un siglo. Es en esa parte de la medicina donde me gustaría ver una reforma, un abandono de las hipótesis en favor de los hechos desnudos, el otorgamiento del más alto valor a la observación clínica, y el más bajo a las teorías visionarias.
Desearía especialmente que el joven médico tuviera profundamente grabados en su mente los verdaderos límites de su arte, y supiera que su función, cuando el estado del paciente traspasa esos límites, es ser un observador atento, pero callado, de las operaciones de la naturaleza, y facilitar su trabajo con un régimen bien regulado y con toda la ayuda que puedan obtener de la estimulación del buen humor y la esperanza en el paciente. […]
Al doctor Casper Wistar, profesor de anatomía y cirugía en la Universidad de Pennsylvania, que en 1815 sucedió a Jefferson como presidente de la Sociedad Filosófica Americana. Washington, 21 de junio de 1807.
Thomas Jefferson
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THOMAS JEFFERSON, Autobiografía y otros escritos. Editorial Tecnos, 1987. Traducción de A. Escohotado y M. Sáenz de Heredia. [FD, 26/06/2008]
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SALUD, BIENESTAR Y ALIENACIÓN
«El tipo de cambio que preconizamos para la sanidad se caracteriza por una cierta desmedicalización a nivel de las relaciones médico-enfermo, siendo la petición de ayuda del paciente recibida como.
Pero esta desmedicalización sólo puede obtener un éxito duradero, si se extiende más allá de las instituciones, hasta las mentalidades y las actitudes colectivas.Nuestra sociedad es patógena porque las condiciones de vida que crea la sociedad industrial son nocivas para la salud de los hombres.
Pero lo es también de manera más sutil porque coloca la frontera entre lo normal y lo patológico -cuya naturaleza es esencialmente social y cultural- a un nivel que deja la parte más importante a la patología y a lo que depende del médico.
Lo que hay que cambiar es el lugar que ocupa el médico en la sociedad y sus actitudes ante el enfermo, la enfermedad y la muerte.
La salud a cualquier precio, incluso al precio de una institucionalización más alienante, quizá, que la propia enfermedad, es un objetivo decadente.
No es posible pensar que una sociedad consciente y responsable pueda desentenderse de toda decisión y dejarla en manos de los profesionales, por muy competentes que sean».
Dice el anuncio: <¿Es invierno, estoy soñando o está nevando?> A la vista de lo cual nos preguntamos: ¿Será la caspa un problema existencial?
El tipo de cambio que preconizamos para la sanidad se caracteriza por una cierta desmedicalización a nivel de las relaciones médico-enfermo, siendo la petición de ayuda del paciente recibida como tal; desmedicalización a nivel colectivo, porque la política sanitaria aporta variantes que el sistema médico actual ignora.
Pero esta desmedicalización sólo puede obtener un éxito duradero, si se extiende más allá de las instituciones, hasta las mentalidades y las actitudes colectivas. Lo que hay que cambiar es el lugar que ocupa el médico en la sociedad y sus actitudes ante el enfermo, la enfermedad y la muerte.
La salud, un valor social y una exigencia
Nuestra sociedad es patógena, hemos dicho, y es cierto porque las condiciones de vida que crea la sociedad industrial son nocivas para la salud de los hombres. Pero lo es también de manera más sutil porque coloca la frontera entre lo normal y lo patológico -cuya naturaleza es esencialmente social y cultural- a un nivel que deja la parte más importante a la patología y a lo que depende del médico.
Diferentes factores concurren para obtener este resultado. En primer lugar, el hecho de que la salud sea considerada como un valor social: la salud es una exigencia. ¿Cómo no hacer todo lo posible para estar sano en una sociedad que margina a los que no producen?
¿Cómo no desear la salud a cualquier precio, cuando los medios más diversos imponen normas de bienestar que no podemos dejar de respetar, si no queremos aparecer como unos desgraciados? ¿Un ejemplo? Este artículo aparecido entre otros muchos, en una revista de “información” médica, para el gran público:
“La caspa, puede decirse, que espolvorea a los que se resignan a soportarla con una especie de polvo de mediocridad, lo mismo que ocurre con todas las pequeñas enfermedades cutáneas que no se cuidan: los que las sufren no pueden pretender dar “una imagen” favorable.
Y no a causa solamente de la desgracia física, en sí misma, sino más bien por la actitud derrotista de quien la soporta sin decidirse a buscar remedio… El hombre -o la mujer- con caspa es un personaje que pertenece al pasado”.
Y, naturalmente, el artículo termina con el consabido consejo: “Consulte a su médico”.
¿Cómo no mencionar también la indecente publicidad que acompaña con demasiada frecuencia las “hazañas” de tal o cual cirujano famoso?
Medicalización del malestar y las relaciones
Existe, finalmente, el fenómeno de “medicalización del malestar”, es decir, la transformación de cualquier carencia de bienestar, sea cual fuere su naturaleza (malas relaciones en el trabajo, en la familia, etc.) del “problema”, que, como está socialmente admitido, pueda presentarse al médico. Con más razón aún, existe la medicalización de la angustia fundamental, la angustia ante la muerte.
Es contra esta manía de la medicalización contra la que hay que luchar. La institucionalización de las relaciones humanas y del bienestar. ¿Por qué detenerse a recoger a un herido? Para esto están las ambulancias. ¿Por qué hacer un lugar en la vida para los ancianos? Para eso están los asilos.
¿Por qué dedicar nuestro tiempo a los que tienen necesidad de exponernos sus problemas? Que se los cuenten al médico. ¿Por qué no alejar de nuestras mentes las reflexiones sobre la muerte? Ahí está la medicina para solucionar el problema. ¿Por qué prestar servicios a los demás? Ya existen instituciones para ello.
Por el contrario, en una sociedad en la que los problemas no se dejarían en manos de un puñado de profesionales, sino que desembocarían en una arte de vivir en una colectividad juiciosa, todo el mundo saldría ganando.
¿La salud al precio de la alienación?
Pero la institucionalización y el profesionalismo son igualmente creadores de alienación. Confiar la solución de nuestros problemas de salud y bienestar a personas que “están ahí para eso”, quiere decir, demasiado a menudo, abdicar de nuestras propias responsabilidades en la materia.
Y es más grave todavía, dejar que un cuerpo de profesionales tome, él solo, las decisiones que conciernen a toda la colectividad; lo que quiere decir, con mucha frecuencia, aceptar decisiones que reforzarán el poder de ese cuerpo y la dependencia de todos los demás respecto al mismo.
La salud a cualquier precio, incluso al precio de una institucionalización más alienante, quizá, que la propia enfermedad, es un objetivo decadente. Aunque se necesite gozar de buena salud para poder vivir bien, el sentido de la vida no está necesariamente contenido en esta exigencia.
Estas cuestiones pueden llegar a ser dramáticas en una época que va a conocer, con toda evidencia, descubrimientos biológicos fundamentales. Del uso que se haga de ellos dependerá el destino y la felicidad de los hombres.
No es posible pensar que una sociedad consciente y responsable pueda desentenderse de toda decisión y dejarla en manos de los profesionales, por muy competentes que sean.
<¿Por qué detenerse a recoger a un herido? Para esto están las ambulancias. ¿Por qué hacer un lugar en la vida para los ancianos? Para eso están los asilos>. Hay que luchar contra esta manía de medicalizar e institucionalizar las relaciones humanas y el bienestar.
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J. P. DUPUY – S. KARSENTY, La invasión farmacéutica, 1974. Editorial Euros, 1976. Versión castellana de Carol Rosés Delclós. [FD, 03/09/2006]
LOS ENGAÑOS DEL PODER Y DE LA CULTURA EL ARTE DE GOBERNAR NO ES OTRA COSA QUE EL ARTE DE SER HONESTO Los actos singulares de tiranía pueden adscribirse a la opinión accidental de […]
“Hoy en día no puede creerse nada de lo que publican los periódicos. La verdad misma se hace sospechosa cuando aparece en ese vehículo contaminado. Sólo quienes están en situación de confrontar los hechos que […]
ÍNDICE PANDEMIA CORONAVIRUS **** Tabla de contenidos1 Reglamento Sanitario Internacional (2005)1.0.1 Tirón de orejas a los gobiernos1.0.2 El papel de China1.0.3 54 días1.0.4 La cuestionable reacción de la OMS2 COVID 19| ¡DOCUMENTOS de la OMS […]
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