TEXIT: LA REBELION DE TEXAS: Más de 20 Estados apoyan el desafío de Texas a Biden para frenar la avalancha de inmigrantes

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La Rebelión del Whisky: ¿Un modelo para nuestro tiempo?

Por Murray N. Rothbard

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En años recientes, los estadounidenses han estado sometidos a un ataque concertado contra sus símbolos, festividades y aniversarios nacionales. Se ha olvidado el nacimiento de Washington y Cristóbal Colón ha sido denigrado como un malvado hombre blanco europeo, mientras nos han impuesto nuevas y oscuras celebraciones de aniversarios. Se han creado nuevos héroes para representar “grupos oprimidos” y han desfilado delante de nosotros para que nos emocionen.

Sin embargo, no hay nada malo en el proceso de descubrir hechos importantes y ocultos acerca de nuestro pasado. En particular, hay un grupo extenso de oprimidos que siguen estando denigrados y desdeñados, y cada vez más: los desvalidos contribuyentes estadounidenses.

Este año 2017, se celebra el bicentenario de un importante acontecimiento estadounidense: el levantamiento de los contribuyentes estadunidenses rechazando el pago de un impuesto odioso: en este caso, un impuesto especial sobre el whisky. La Rebelión del Whisky es conocida desde hace mucho tiempo por los historiadores, pero estudios recientes han demostrado que su verdadera naturaleza e importancia ha sido distorsionada tanto por sus partidarios como por sus enemigos.

La versión oficial de la Rebelión del Whisky es que cuatro condados del oeste de Pennsylvania rechazaron pagar un impuesto especial sobre el whisky que se había aprobado a propuesta del secretario del tesoro Alexander Hamilton en la primavera de 1791, como parte de su propuesta de impuestos especiales para la asunción federal de las deudas públicas de los diversos estados.

La gente del oeste de Pennsylvania no pagaban el impuesto, dice esta versión, hasta que las protestas, manifestaciones y algunas agresiones a recaudadores de impuestos en ese lugar hicieron que el presidente Washington enviara un ejército de 13.000 hombres en el verano y otoño de 1794 a sofocar la insurrección. Un desafío local pero significativo a la autoridad federal recaudadora de impuestos había sido enfrentado y derrotado. Las fuerzas de la ley y el orden federales estaban a salvo.

Esta versión oficial resulta estar completamente equivocada. Para empezar, debemos darnos cuenta del profundo odio de los estadounidenses por los que se llamaban “impuestos internos” (frente a un “impuesto externo” como un arancel). Los impuestos internos significaban que el odiado recaudador de impuestos podía presentarse delante de ti y en tu propiedad, investigando, examinando tus cuentas y tu vida y saqueando y destruyendo.

El impuesto más odiado de los fijados por los británicos había sido el impuesto del sello de 1765, sobre todos los documentos y transacciones internos: si los británicos hubieran mantenido ese detestado impuesto, la Revolución Americana se habría producido una década antes y hubiera disfrutado de mucho más apoyo del que acabó recibiendo.

Cartel contra el impuesto del sello de 1765

 

Además, los estadounidenses habían heredado del odio al impuesto especial de la oposición británica. Durante dos siglos, los impuestos especiales en Gran Bretaña, en particular el odiado impuesto sobre la sidra, habían provocado disturbios y manifestaciones bajo el lema “Libertad, propiedad y no a los impuestos especiales”. Al estadounidense medio, la asunción por el gobierno federal del poder de fijar impuestos especiales no le parecía muy distinta de las recaudaciones de la corona británica.

La principal distorsión de la versión oficial de la Rebelión del Whisky fue su supuesta limitación a cuatro condados del oeste de Pennsylvania. Por investigaciones recientes, ahora sabemos que nadie pagaba el impuesto sobre whisky en todo del “campo” estadounidense: es decir, las áreas fronterizas de Maryland, Virginia, Carolina del Norte y del Sur, Georgia y todo el estado de Kentucky.

El presidente Washington y el secretario Hamilton decidieron dar un escarmiento al oeste de Pennsylvania precisamente porque en esa región había una camarilla de oficiales ricos que estaba dispuesta a recaudar impuestos. Esa camarilla ni siquiera existía en las demás áreas de la frontera americana: no hubo escándalos ni violencia contra los recaudadores de impuestos en Kentucky ni en el resto del campo porque no había nadie dispuesto a ser recaudador de impuestos.

El impuesto al whisky era especialmente odiado en el campo porque la producción y destilado del whisky estaban extendidos: el whisky no sólo era un producto casero para la mayoría los granjeros, sino que a menudo se usaba como dinero, como medio de intercambio para transacciones. Además, de acuerdo con el programa de Hamilton, el impuesto recaía más duramente sobre las destilerías más pequeñas. Como consecuencia, muchas grandes destilerías apoyaban el impuesto como medio para perjudicar a sus competidores, más pequeños y numerosos.

Así que el oeste de Pennsylvania era solo la punta del iceberg. Lo importante es que, en todas las demás áreas campestres, el impuesto del whisky nunca se pagó. La oposición al programa de impuestos especiales federales fue una de las causas de la aparición del Partido Demócrata Republicano y de la “revolución” jeffersoniana de 1800. De hecho, uno de los logros del primer mandato de Jefferson como presidente fue derogar todo el programa federalista de impuestos especiales. En Kentucky, solo se pagaron los impuestos cuando quedó claro que el propio impuesto iba a ser abolido.

La Rebelión del Whisky, en lugar de estar localizada y ser derrotada, resulta ser en realidad una historia muy distinta. Todo el campo estadounidense estaba lleno de un rechazo no violento de desobediencia civil a pagar el odiado impuesto. No se podían encontrar jurados locales para condenar a los que no pagaban el impuesto. La Rebelión del Whisky en realidad estuvo muy extendida y tuvo éxito, pues acabo obligando al gobierno federal a derogar el impuesto especial.

Salvo durante la Guerra de 1812, el gobierno federal nunca volvió atreverse a imponer un impuesto especial interno hasta que el Norte transformó la constitución estadounidense, centralizando la nación, durante la Guerra de Secesión. Uno de los malos frutos de esta guerra fue el “pecado” permanente federal del impuesto sobre el alcohol y el tabaco, por no decir nada del impuesto federal de la renta, una abominación y una tiranía todavía más opresiva que un impuesto especial.

¿Por qué los historiadores anteriores no supieron acerca de esta rebelión extendida y no violenta? Porque ambos bandos se dedicaron a una “conspiración abierta” para ocultar los hechos. Evidentemente, los rebeldes no querían atraer demasiada atención por encontrarse en un estado de ilegalidad.

Washington, Hamilton y el Gabinete ocultaron la extensión de la revolución porque no querían que se conociera el grado de su fracaso. Sabía muy bien que, si hubieran tratado de aplicar el impuesto o hubieran enviado un ejército al resto del campo, habrían fracasado. Kentucky y tal vez las demás áreas se habrían independizado de la Unión aquí y allí. Ambos bandos contemporáneos estuvieron conformes en ocultar la verdad y los historiadores cayeron en el engaño.

Así que, la Rebelión del Whisky, considerada adecuadamente, fue una victoria para la libertad y la propiedad en lugar de para los impuestos federales. Tal vez esta lección inspire a una generación posterior de contribuyentes estadounidenses que están tan agobiados y oprimidos como para hacer que los viejos impuestos al whisky o del sello parezcan el paraíso.

 

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FLORIDA, VIRGINIA, OKLAHOMA, GEORGIA…

MÁS DE UNA VEINTENA DE ESTADOS APOYAN EL DESAFÍO DE TEXAS A BIDEN PARA FRENAR LA AVALANCHA DE INMIGRANTES EN LA FRONTERA CON MÉXICO

Por Carlos Esteban
Gaceta, 26 ENERO 2024
 
El gobernador de Texas, Greg Abbott. Europa Press
Ron DeSantis, gobernador de Florida; Glenn Youngkin, de Virginia; Kevin Stitt, de Oklahoma; Kristi Noem, de Dakota del Sur; Brian Kemp, de Georgia; y Greg Gianforte, de Montana, entre otros (25 hasta el momento), han anunciado su apoyo a Texas en la disputa fronteriza que enfrenta a Greg Abbott, gobernador republicano, con el gobierno federal en torno a la vigilancia de la frontera con México.

Es difícil exagerar la potencial trascendencia de este desafío. Greg Abbott acaba de cruzar una línea roja desde la que es difícil dar marcha atrás, advirtiendo a la administración Biden que ha declarado la crisis migratoria como «invasión» e invocado la autoridad constitucional de Texas para defenderse y protegerse.

Para Abbott, «esa autoridad es la ley suprema del país y se impone sobre cualquier estatuto federal que establezca lo contrario«. «La Guardia Nacional de Texas, el Departamento de Seguridad Pública de Texas y otros departamentos están actuando según esa autoridad, así como según la ley estatal, para asegurar la frontera de Texas», ha señalado.

La situación ha llegado a un punto crítico en Eagle Pass, donde la Guardia Nacional ha tomado el control de un parque local que los inmigrantes ilegales utilizan como zona de aterrizaje después de cruzar el Río Grande. El estado ha colocado alambre de púas a lo largo de kilómetros del río para bloquear la entrada a Estados Unidos, aunque la Corte Suprema acaba de permitir que la administración Biden lo retire mientras se desarrolla una batalla legal en un tribunal inferior.

Mientras, en la Casa Blanca, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, dijo que Biden tiene autoridad para nacionalizar la Guardia Nacional de Texas y ordenarles que desistan, aunque aún no se ha tomado esa fatal decisión que podría enfrentar a ambas instituciones.

El fallo del tribunal superior fue de cinco votos contra cuatro, y el presidente del Tribunal Supremo John G. Roberts Jr. y la juez Amy Coney Barrett se unieron a los tres demócratas para borrar una orden judicial de un tribunal inferior que había impedido a los federales cortar el alambre de espino excepto en casos de emergencia.

El desafío de Abbott se está convirtiendo rápidamente en un test político al mismo tiempo que se celebran las primarias en las que ambos partidos deben elegir al candidato que presentarán en las presidenciales de este año. Los comentaristas están a la espera de que Donald Trump dé o niegue su apoyo a Texas, algo que podría decidir no pocos votos.

 

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MIENTRAS EL GOBERNADOR DE TEXAS MANTIENE EL DESAFÍO AL GOBIERNO FEDERAL

FUNCIONARIOS RETIRADOS DEL FBI DENUNCIAN QUE JOE BIDEN HA FACILITADO LA «INVASIÓN SUAVE» DE HOMBRES EN EDAD MILITAR

Por Carlos Esteban

Gaceta, 28 ENERO 2024

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Europa Press

 

Debo de estar perdiéndome algo, porque Texas ha desafiado una decisión del Gobierno de Estados Unidos Y una sentencia del Tribunal Supremo, acusando pública y oficialmente al primero de grave dejación de funciones, le apoyan (por ahora) la mitad de los estados, algunos de ellos incluso han enviado tropas en auxilio del gobernador de Texas… y los medios apenas tratan el asunto, como si no existiera o fuera una cuestión menor, aunque tiene toda la pinta de una rebelión en toda regla.

La antigua estrella de la Fox Tucker Carlson ha entrevistado a Greg Abbott y las declaraciones del gobernador de Texas no parecen exactamente tranquilizadoras. Abbott asegura que están haciendo todo lo posible para levantar más barreras contra la invasión de ilegales por la frontera —lo que el Ejecutivo de Biden les ha prohibido taxativamente, con amenaza incluida— y que van a seguir con lo suyo con independencia de lo que digan desde la Casa Blanca. ¿Y qué pasa si Biden toma el mando de la Guardia Nacional de Texas, como ha amenazado con hacer? Abbott está preparado: «Sería una medida descabellada por su parte, un desastre total».

«Tenemos otros agentes armados en la frontera mientras hablamos en este momento, gente del Departamento de Seguridad Pública de Texas, así como otros agentes del orden, además de la Guardia Nacional de otros estados». Más madera, es la guerra.

Abbott tiene razón en que sería un suicidio que Biden forzara la situación al límite, y no sólo por la pavorosa eventualidad de un enfrentamiento armado y sus consecuencias. Biden, por decirlo suave, no es extraordinariamente popular y ya se da por hecho que será el candidato demócrata a las presidenciales de noviembre. Entrar a saco contra Texas (y, por extensión, contra la mitad de los estados) arruinaría por completo sus posibilidades de seguir en la Casa Blanca.

Por lo demás, la justicia está del lado de Abbott, que se ha limitado a cumplir una ley que Biden se niega a aplicar. Diez funcionarios retirados del FBI y expertos en contrainteligencia enviaron una carta a los líderes del Congreso advirtiendo que las políticas de la administración Biden han facilitado una «invasión suave» de hombres en edad militar a Estados Unidos desde áreas del mundo vinculadas al terrorismo.

La carta, escrita el 17 de enero, antes de que el gobernador de Texas invocara la cláusula de invasión de la Constitución de Estados Unidos, sugiere que es probable que un ataque terrorista sea inminente. «La amenaza que denunciamos hoy es nueva y desconocida. En su historia moderna, Estados Unidos nunca ha sufrido una invasión de su patria y, sin embargo, ahora se está desarrollando una», se lee en la carta. «Hombres en edad militar de todo el mundo, muchos de ellos de países o regiones que no son amigos de los Estados Unidos, están llegando en oleadas a nuestro suelo, no desembarcando de un navío o lanzándose en paracaídas desde un avión, sino a pie a través de un frontera de la que se ha anunciada al mundo que está desprotegida y con fácil acceso garantizado».

«Sería difícil exagerar el peligro que representa la presencia dentro de nuestras fronteras de lo que comparativamente es un ejército de múltiples divisiones de jóvenes varones adultos solteros de naciones y regiones hostiles cuyos antecedentes, intenciones o lealtad son completamente desconocidos. Incluyen individuos encontrados por funcionarios fronterizos y luego posiblemente liberados en el país, junto con la estimación sorprendentemente alta de ‘fugas’, es decir, aquellos que han entrado y evadido la detención», continúa la carta.

A principios de esta semana, Abbott invocó el derecho de Texas a la autodefensa, considerando la crisis migratoria una «invasión». En respuesta, una coalición de 25 gobernadores republicanos firmó una carta en apoyo a la resistencia de Texas. 

 

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ALGUNAS DE LAS INICIATIVAS GAN ACABADO EN LOS TRIBUNALES

TEXAS ALEGA «DERECHO A LA AUTODEFENSA» EN LA DISPUTA CON BIDEN POR LAS MEDIDAS PARA FRENAR LA LLEGADA DE ILEGALES DESDE MÉXICO

Por LGI

Gaceta, 25 ENERO 2024

El Gobernador de Texas, Greg Abbott, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

 

El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha alegado este miércoles el «derecho constitucional» del estado a «defenderse y protegerse» en la disputa abierta con la Administración de Joe Biden por las medidas para prevenir el cruce de migrantes impuestas en la frontera con México, que están siendo revocadas por el Poder Judicial.

«El Gobierno Federal ha roto el pacto entre Estados Unidos y los estados. El Poder Ejecutivo tiene el deber constitucional de hacer cumplir las leyes federales que protegen a los estados, incluidas las leyes de migración vigentes en este momento. Biden se ha negado a hacer cumplir esas leyes e incluso las ha violado», ha manifestado.

Abbott, a través de un comunicado, ha criticado que el mandatario ha «enviado a sus abogados a lo tribunales para demandar a Texas por tomar medidas para asegurar la frontera», en vez de «procesar a los migrantes por el delito federal de entrada ilegal», y que ha «dado instrucciones a sus agencias para que ignoren los estatutos» que exigen la detención de migrantes que crucen la frontera.

«El efecto es permitir ilegalmente su libertad condicional en masa para ingresar a Estados Unidos», ha aseverado, agregando que Biden «ha alejado a los migrantes ilegales de los 28 puntos de entrada legales a lo largo de la frontera sur (puentes donde nadie se ahoga) y les ha llevado a las peligrosas aguas de río Bravo».

El Tribunal Supremo estadounidense aprobó este lunes autorizar la retirada de la alambrada de púas instalada por Texas en la frontera con México, dando así la razón a las autoridades federales. Esta decisión ha supuesto una victoria política para Biden, que apelaba a la cláusula suprema de la Constitución, que consagra que las leyes federales están por encima de las estatales.

Además, Abbott se encuentra también en los tribunales por la instalación a principios de 2023 de una cadena de boyas colocadas en el río Bravo también para intentar impedir a entrada de migrantes desde territorio mexicano. Por ahora, un tribunal ha suspendido de forma temporal la orden que pedía replegar hacia la orilla estos objetos.

 
 
Rio Bravo

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El «Movimiento Nacionalista de Texas» está ganando fuerza, luchando por la total independencia de Texas de los EEUU

Pravda-es, 28 ENERO 2024

 

El «Movimiento Nacionalista de Texas» está ganando fuerza, luchando por la total independencia de Texas de los EEUU. Este movimiento, reforzado por el apoyo de otros estados, plantea un grave riesgo para la unidad del país. Todo esto ocurre en el contexto de una posible crisis constitucional que podría paralizar el sistema político estadounidense.

10 datos interesantes sobre Texas:

1 – Texas es un 10% más grande que Francia y tiene 10 regiones climáticas. Es más grande que cualquier país europeo. Si no contamos a Rusia.

2 – Durante 9 años, Texas fue una república independiente: en 1836, el estado se separó de México. El estatus se perdió en 1845.

3 – Texas es el primer y hasta ahora el único estado independiente reconocido internacionalmente y admitido directamente en los Estados Unidos como estado miembro igualitario de la unión.

4 – El estado tiene su propio ejército, que consta de tres “ramas”: la Guardia Nacional de Texas, la Fuerza Aérea de Texas y las Tropas Internas de Texas.

5 – El estado de Texas tiene su propio Juramento a la Bandera: “Honra la bandera de Texas. Juro permanecerte fiel, Texas, uno en su indivisibilidad ante Dios. «

6 – Aquí se produce más petróleo que en cualquier otro estado americano. Aquí se concentra alrededor de un tercio de todas las reservas de petróleo de Estados Unidos.

7 – Es legal poseer y portar armas en el estado de Texas. Los ciudadanos pueden comprar legalmente casi cualquier arma. Sólo en Texas están registradas más de treinta mil ametralladoras.

8 – El PIB de Texas supera el billón de dólares. Esto es aproximadamente lo mismo que el PIB de México o Corea del Sur. Si Texas fuera su propio estado, ocuparía el puesto 14 en el mundo en términos de PIB.

9 – Texas es el segundo estado más poblado de Estados Unidos. Además, en su territorio viven 10 millones de personas más que en toda Australia. Las principales razones de un crecimiento tan rápido son la falta de impuestos sobre la renta y los bajos precios de las viviendas de alquiler, los alimentos y otros bienes.

10 – Los tejanos no consideran a George W. Bush su presidente porque nació en Connecticut y porque sus políticas no convenían particularmente a los tejanos. En general, los texanos creen que Washington no tiene en cuenta sus opiniones ni sus intereses.

 

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ADDENDA (30 ENERO 2024)

GREG ABBOTT NO CEDE EN SU DESAFÍO A LA ADMINISTRACIÓN BIDEN: «Seguiremos aguantando la línea para mantener a los texanos a salvo»

DEFIENDE LA FRONTERA DEL ESTADO
 
Por ALEJANDRO CUEVAS OLAVARRÍA
El gobernador de Texas, Greg Abbott. Europa Press

 

Tras acusar al Gobierno federal de romper el pacto con los estados después de que la Corte Suprema autorizara el lunes pasado la retirada del alambre de espino en la frontera de Texas, el gobernador Greg Abbott (R) aseguró que no se echará atrás, puesto que la renuncia del presidente de hacer cumplir la ley y defender la Unión le obliga a tomar medidas, y dio orden de seguir reforzando la frontera.

Abbott, gobernador de Texas desde 2015, asegura que Biden incumple sus deberes constitucionales, lo que da pie a que los estados aseguren su propia existencia: «El presidente Biden ha ordenado a sus agencias ignorar las leyes federales que dictan detener a los inmigrantes ilegales. El fracaso de la Administración Biden en los deberes impuestos por el Artículo IV ha desencadenado la cláusula 3 del Artículo I, que reserva a este estado el derecho a la autodefensa. Por estas razones, he declarado una invasión bajo el Artículo I para invocar la autoridad constitucional de Texas de protegerse y defenderse».

Se trata de una nueva escalada en el conflicto que Washington D.C. mantiene con este estado desde hace casi dos años. Tras más de veintiún meses de enfrentamiento entre el estado sureño y la Administración Biden, la Casa Blanca solicitó a la Corte Suprema autorización para retirar las concertinas fronterizas colocadas por la gobernatura texana, ya que aseguraba que éstas impedían el paso a la Patrulla Fronteriza —cuerpo federal— y que suponían un peligro tanto para los propios agentes como para los inmigrantes que trataban de cruzar la frontera de manera ilegal.

El inicio del conflicto

Ya en abril de 2022, Abbott presentó la idea de declarar de manera formal una «invasión» en la frontera. Meses después, en noviembre, el gobernador republicano se comunicó con Biden para invocar el derecho constitucional de los estados a declarar la guerra en caso de invasión, aunque dicha carta no fue publicada hasta casi un año después, en septiembre de 2023. En la misiva, dirigida al presidente demócrata, Abbott recordaba el compromiso del Gobierno federal para con los estados de «proteger todos y cada uno de ellos contra una invasión», promesa reflejada en el Artículo IV de la Constitución. El gobernador acusaba a Biden de «negarse a hacer cumplir las leyes sobre inmigración aprobadas por el Congreso». Este «fracaso del Gobierno federal» le había llevado a invocar el Artículo 1 de la Constitución para que Texas «protegiera su propio territorio frente a la invasión de los cárteles de la droga mexicanos».

Las palabras del gobernador republicano para con Biden fueron demoledoras: «Su inacción ha conducido a consecuencias catastróficas. Bajo su guardia, Estados Unidos está sufriendo el mayor volumen de inmigración ilegal en la historia de nuestro país». Abbott denunciaba ya entonces los problemas derivados de esta avalancha migratoria: daños a las economías locales; inseguridad para las familias y los hogares; y comunidades destruidas por el tráfico y consumo del fentanilo y la creciente influencia de los traficantes de personas: «Los texanos están pagando el precio de su fracaso».

Drogas y tráfico de personas

El consumo de fentanilo provoca en Estados Unidos unas 100.000 muertes al año. Cada cinco minutos una persona muere por sobredosis. Abbott asegura que lo permeable de la frontera es lo que permite el paso de esta droga letal, cuyo consumo y abuso se ha extendido por el país como una verdadera epidemia.

El perfil de consumidor, además, dista mucho de los clásicos conocidos, y afecta a sectores muy amplios de la población, lo que ha provocado estragos entre los jóvenes, quienes muchas veces desconocen qué consumen. La propia Administración de Biden ha reconocido que las muertes por abuso de fentanilo ilegal se han convertido en la mayor causa de muerte entre los 18 y los 49 años. Entre 2019 y 2021, las muertes por sobredosis de este opioide sintético aumentaron un 94%.

Pero las drogas no son el único problema que la inmigración ilegal descontrolada trae consigo. La influencia de las redes criminales es cada vez superior en los estados fronterizos y afecta a las comunidades donde se asienta. Se estima que anualmente se dan unos tres millones de entradas ilegales en Estados Unidos, y que el tráfico de personas genera en este país más de 6.750 millones de dólares.

En diciembre de 2023, Anthony Blinken, secretario de Estado, se reunió en la Ciudad de México con el presidente Andrés Manuel López Obrador para tratar la crisis migratoria. La situación fronteriza ha provocado tiranteces entre ambos Gobiernos, pero la falta de decisión de la Administración Biden no ha sabido dar salida al mayor problema de Estados Unidos. Mes tras mes, el país ha ido viendo cómo a lo largo de 2023 el récord de entradas ilegales por la frontera sur ha ido superándose a sí mismo.

Vivek Ramaswamy —candidato a las primarias republicanas hasta su renuncia y apoyo a Trump tras los caucus de Iowa— aseguró que la situación de la frontera sur no es «producto de la incompetencia» de la Administración, sino «el resultado pretendido de años de cuidadosa organización por el Partido Demócrata». «Una vez que entiendes eso», expresó Ramaswamy en la red social X, «la situación tiene mucho más sentido y la solución resulta mucho más sencilla», palabras que el magnate Elon Musk respaldó en su plataforma.

Abbott movilizó a la Guardia Nacional de Texas

Ante aquella situación, Abbott advirtió a Biden de que, al amparo del Artículo IV de la constitución, violado por el propio presidente y por su Administración debido a su «abandono sostenido del deber», Texas aumentaría «sus esfuerzos para repeler y rechazar a cualquier inmigrante que desee entrar en el estado por un paso fronterizo que el Congreso ha designado como ilegal; para llevar de vuelta a la frontera a quienes la crucen ilegalmente; y para arrestar a los criminales que violan la ley de Texas».

Con la declaración formal de invasión fronteriza, Abbott movilizó a la Guardia Nacional de Texas —un cuerpo militar de reserva no federal formado por voluntarios milicianos de cada estado cuyo comandante en jefe es cada gobernador—, a la policía local y al departamento de Seguridad Pública, y anunció la construcción de una valla fronteriza y el tendido de alambre de espino y de barreras en los ríos. Además, desde abril de 2022, el estado ha enviado a unos 90.000 inmigrantes ilegales a las llamadas «ciudades santuario«, gobernadas por demócratas: «Ahora el resto de los Estados Unidos puede entender perfectamente qué está pasando».

En diciembre de 2023, Abbott firmó la ley SB4, la legislación contra la inmigración ilegal más dura de toda la nación, aprobada en noviembre por el Congreso de Texas. A partir de marzo, fecha de su entrada en vigor, la norma permitirá exigir papeles en todo el estado de Texas y detener y deportar a México a quien se encuentre en el país de manera ilegal. Junto a esta ley, los republicanos han logrado la aprobación en Texas de una batería de medidas, como el refuerzo al presupuesto destinado a vigilancia fronteriza y el endurecimiento de penas a los traficantes de personas.

Sin embargo, tanto el Gobierno de México como las ONG de Derechos Humanos internacionales criticaron la ley por «criminalizar» y «discriminar» a los inmigrantes, y advirtieron de que la norma «promueve el perfilamiento racial y el acoso», además de asegurar que la nueva legislación estatal resulta «anticonstitucional». Los intentos demócratas de impedir la aprobación de estas leyes, no obstante, demostraron ser insuficientes.

El fallo del Supremo

Tras meses de refuerzo de la frontera por Texas en el marco de la «Operación Estrella Solitaria» —una referencia a la República independiente (1936-1946)—, la Administración Biden —que asegura que el estado de Texas no puede erigir barreras fronterizas— solicitó a la Corte Suprema la autorización para retirar los 48 kilómetros de concertina, que recibió el pasado lunes tras un reñido veredicto 5-4. Hace unos días, oficiales estatales de Texas tomaron un parque público situado a orillas del Río Grande, en Eagle Pass, con la ayuda de la Guardia Nacional para bloquear el paso a la Patrulla Fronteriza federal.

El pasado día 17, el Tribunal de Apelación suspendió la orden federal que exigía a Texas replegar a la orilla las boyas instaladas por el estado en el Río Bravo para frenar a los inmigrantes ilegales que tratan de cruzarlo. La decisión judicial fue recibida como una victoria por el gobernador Abbott ante la Administración Biden, que reivindica la cláusula suprema de la Constitución, según la cual las normas federales se encuentran por encima de las leyes de los estados.

Si bien la Guardia Nacional de Texas, como las del resto de los estados de la Unión, son, precisamente, milicias estatales al mando de los gobernadores, el presidente de los Estados Unidos puede federalizar las unidades en tiempos de guerra o en crisis nacionales de extrema gravedad.

El enfrentamiento entre el Gobierno estatal y el Gobierno federal ha llevado a algunos representantes demócratas de Texas —como el congresista Joaquín Castro (D)— a pedir a Biden la federalización de la Guardia Nacional este miércoles. Asegura que «Si Abbott desafía el fallo de la Corte Suprema, el presidente necesita establecer el control federal exclusivo de la Guardia Nacional de Texas ya».

Se trata, sin embargo, de una falacia explotada de forma partidista por el Partido Demócrata, pues el fallo de la Corte Suprema no ordena a Texas la retirada de la alambrada, sino que autoriza al Gobierno federal a retirarla. El gobernador Abbott, por tanto, no estaría desobedeciendo a la Corte Suprema, sino a la Administración Biden; que, como el gobernador aseguró en 2022, se ha negado a defender el estado, permitiendo la invocación del Artículo IV de la Constitución.

Y, aunque departamento de Seguridad Nacional —cuerpo federal y, por tanto, dependiente de Biden— demandó acceder a la zona de Eagle Pass en conflicto para retirar la alambrada y estableció el viernes como fecha límite, el gobernador Abbott aseguró que no iba a amilanarse y que estaba «preparado» para un conflicto con el Gobierno federal, ya que la autoridad constitucional de Texas para su autodefensa es «la ley suprema (del estado) y reemplaza a cualquier ley federal que disponga lo contrario».

Sin embargo, superado el pasado viernes el plazo establecido como fecha límite para permitir acceder a la Patrulla Fronteriza, oficiales de este cuerpo federal aseguraron a Fox News que no tienen planes de retirar las infraestructuras y barreras colocadas por Texas en la frontera. El pasado día 17 también se estableció un plazo de 24 horas al que el estado hizo caso omiso. El Fiscal General de Texas y aliado de Abbott, Ken Paxton, aseguró entonces que el estado tenía autoridad constitucional para defender su territorio y que «Texas no se rendirá».

Por su parte, el gobernador Abbott parece decidido a no dar su brazo a torcer frente al abuso del Gobierno federal: «En ausencia del presidente Biden, seguiremos aguantando la línea para mantener a los texanos —y a los estadounidenses— a salvo». «Esta es una lucha por el futuro de Estados Unidos».

El apoyo de los 25 estados

El fondo del asunto es, por tanto, cuáles son los límites del Gobierno federal en una nación formada voluntariamente por estados libres. Este aspecto destaca todavía más, si cabe, en el caso de Texas, pues fue la propia República de Texas la que buscó activamente incorporarse a la Unión en la década de los años 30 y 40 del siglo XIX, actuación que condujo a una guerra con México. Carácter especial que ha recordado Ron DeSantis, gobernador de Florida y contendiente en las primarias republicanas para la presidencia hasta su retirada hace unos días tras los caucus de Iowa: «Si realmente la Constitución dejara a los estados incapaces de defenderse a sí mismos contra una invasión, ésta no habría sido ratificada y Texas jamás se habría incorporado a la Unión».

DeSantis respaldó las reclamaciones de Abbott y el pasado jueves señaló en la red social X que «Texas está sosteniendo la ley, mientras Biden la incumple»: «Florida continuará ayudando a Texas con personal y materiales». Pero DeSantis no ha sido el único gobernador en salir en defensa de Abbott: los gobernadores de Alaska, Nevada, Idaho, Wyoming, Utah, Montana, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Nebraska, Iowa, Misuri, Oklahoma, Arkansas, Tennessee, Luisiana, Misisipi, Alabama, Georgia, Carolina del Sur, Nuevo Hampshire, Ohio, Indiana, Virginia y Virginia Occidental emitieron una declaración conjunta el jueves en la que otorgaron su respaldado a Texas en el conflicto frente a la administración federal. Los gobernadores expresaron su solidaridad con Abbott por «dar un paso para proteger a los ciudadanos estadounidenses frente a niveles históricos de inmigración ilegal, drogas letales como el fentanilo y la entrada de terroristas a nuestro país».

Son, en total, 26 estados, más de la mitad de los que componen la nación, y todos ellos, gobernados por los republicanos. Destaca la ausencia de Vermont, estado republicano, en la lista. Llaman también la atención los silencios de California, Arizona y Nuevo México —estados fronterizos con México que también sufren los efectos de la avalancha migratoria— si bien su ausencia es esperada, dado que allí gobiernan los demócratas. Sin embargo, también es cierto que la frontera sur de Texas comprende más de la mitad del límite entre Estados Unidos y México. Son más de 2.000 kilómetros, que superan con holgura los 1.167 kilómetros del resto de estados fronterizos, controlados por el Partido Demócrata. El estado de «la estrella solitaria» es el segundo de la nación en población —unos 29 millones—, sólo por detrás de California, y en extensión —696.000 km2; 1,3 veces la superficie de España— después de Alaska.

Pero no sólo los gobernadores han expresado su apoyo a Abbott, sino que la práctica totalidad del Partido Republicano ha respaldado al líder texano en la creciente crisis constitucional y ha pedido a Abbott «aguantar la línea».

El verdadero conflicto

El pasado jueves, el gobernador Abbott volvió a recordar el fondo del asunto: «Dado que la Administración Biden ha verdadera y realmente abdicado su responsabilidad de asegurar la frontera y hacer cumplir las leyes, Texas, sencillamente, está reforzando la frontera». El líder republicano dio además orden de desplegar nuevas concertinas en la frontera, algo que el fallo de la Corte Suprema tampoco impediría.

Si bien los demócratas de Texas piden ahora la federalización de la Guardia Nacional y Biden ya aseguró la semana pasada que estaba «listo para actuar», la realidad es que la escalada de la situación sería un peligro para el Gobierno federal. El apoyo de 25 estados a Texas ha convertido lo que parecía un problema concreto con este estado en un dilema a nivel nacional con visos de convertirse en un debate constitucional y fundacional.

La federalización de la Guardia Nacional de Texas podría desencadenar un paso más en la tensión, y la exigua fuerza de los demócratas en las cámaras es lo suficientemente débil como para impedir grandes victorias en ese frente. De hecho, los congresistas republicanos presionan en la Cámara de Representantes para presentar una moción contra el Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y forzar su dimisión.

Mientras que los demócratas y algunos expertos en leyes han asegurado que las razones de Abbott son infundadas y su actuación es inconstitucional porque usurpa y suplanta al Gobierno federal, el gobernador aseguró que los autores de la Constitución, como James Madison o Alexander Hamilton, fueron lo suficientemente «visionarios» como para «prever que los estados no deberían quedar a merced de un presidente ilegal que no actúe frente a las amenazas externas» y recordó que, de acuerdo con la cláusula 3 del Artículo I de la Constitución, un estado puede declarar la guerra en caso de ser invadido o de hallarse «en un peligro tan inminente que no admita demora».

Son palabras que, en algunos rincones, han sido recibidas como amenazas veladas de una guerra civil o llamadas abiertas a la insurrección, recordando el conflicto fratricida entre la Unión y los estados confederados del sur —quienes, casualmente, son hoy los que sufren el impacto de la avalancha migratoria—, aunque también hay quien ha preferido trazar paralelismos con el carácter rubiconiano de la Declaración de Independencia: «Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro…».

2024, año electoral

A todo esto se une, además, el carácter electoral del 2024. Y es que, a pesar de que las primarias siguen todavía en curso, nadie parece dudar —salvo, quizás, Nikki Haley— de que Trump volverá a enfrentarse a Biden en noviembre. El expresidente, quien venció claramente en los caucus de Iowa y Nuevo Hampshire, continúa siendo favorito en la mayoría de las encuestas presidenciales y aventaja al presumible candidato demócrata hasta en nueve puntos porcentuales.

La seguridad nacional y el control de la inmigración ilegal son temas principales para Trump, como demostró durante su mandato, y el magnate pidió este jueves a «todos los estados dispuestos» a apoyar a Texas desplegando los efectivos de su Guardia Nacional en la frontera «para impedir la entrada de ilegales y expulsarlos de regreso al otro lado de la frontera». Trump aseguró que «todos los estadounidenses deben apoyar las medidas de sentido común adoptadas por las autoridades de Texas para proteger la seguridad y soberanías de Texas y del pueblo estadounidense». El gobernador de Oklahoma, Kevin Sitt, anunció ayer viernes que el estado estaba preparándose para enviar su propia Guardia Nacional a Texas para ayudar a reforzar la frontera.

El expresidente recordó que, durante su mandato, Estados Unidos tuvo «la frontera más segura de su historia», mientras que Joe Biden «ayuda e instiga una invasión masiva de millones de inmigrantes ilegales», y acusó al jefe del Estado de luchar «para atar las manos al gobernador» «para que la invasión continúe». Trump subrayó que, de volver al Gobierno federal, su Administración trabajará «codo con codo» con los estados fronterizos para «detener la invasión, reforzar la frontera y comenzar la operación de deportación más grande de la historia».

Con los ánimos caldeados por la mayor cita electoral del país, el enfrentamiento entre Texas y la Administración de Biden está suponiendo para muchos un vertido descontrolado de gasolina que podría llegar a amenazar la propia existencia de la nación. Tras la declaración conjunta de los gobernadores republicanos en apoyo al desafío de Texas, la pregunta clave si el Gobierno federal tiene realmente capacidad de responder y hasta qué punto estará Biden dispuesto a resucitar los fantasmas de 1860.

 

El niño nicaragüense, de 10 años, abandonado en la frontera de EEUU por la mafia del trafico de personas.