Piotr Kropotkin y «La Conquista del pan»

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Toda sociedad que rompa con la propiedad privada se verá en el caso de organizarse en comunismo anarquista

El hombre no es un ser que pueda vivir exclusivamente para comer, beber y dormir. Satisfechas las exigencias materiales, se presentarán con más ardor las necesidades a las cuales puede atribuirseles un carácter artístico. Tantos individuos equivalen a otros tantos deseos, los cuales son más variados cuanto más civilizada está la sociedad y más desarrollado el individuo.

«El derecho al bienestar es la posibilidad de vivir como seres humanos y de criar a los hijos de forma de hacerlos miembros iguales de una sociedad superior a la nuestra, mientras que el derecho al trabajo es el derecho a continuar siendo siempre un esclavo asalariado, un hombre de labor, gobernado y explotado por los burgueses del mañana. El derecho al bienestar es la revolución social; el derecho al trabajo es, a lo sumo, un presidio industrial».

«Millones de seres humanos han trabajado para crear esta civilización que nos enorgullece. Otros millones, diseminados por todo el globo, trabajan para sostenerla. Sin ellos, en menos de cincuenta años no quedarían más que escombros. Hasta el pensamiento, hasta la invención, son hechos colectivos, producto del pasado y del presente. Millares de inventores, conocidos o desconocidos, muertos en la miseria, han concebido esas máquinas, en las cuales admira el hombre su genio. Miles de escritores, poetas y pensadores han trabajado para elaborar el saber, extinguir los errores y crear esa atmósfera de pensamiento científico, sin la cual no hubiera podido aparecer ninguna de las maravillas de nuestro siglo. Pero esos millares de filósofos, poetas, sabios e inventores, ¿no han sido también inspirados por la labor de los siglos anteriores? ¿No fueron durante su vida alimentados y sostenidos, tanto en lo físico como en lo moral, por legiones de trabajadores y artesanos de todas clases? ¿No tomaron su impulso de todo lo que les rodeaba?»
 
«Ciertamente, el genio de un Seguin, de un Mayer o de un Grove, ha hecho más por el desarrollo de la industria que todos los capitalistas del mundo. Pero estos mismos genios son hijos de la propia industria, igual que de la ciencia, porque ha sido necesario que millares de máquinas de vapor transformasen, año tras año, a la vista de todos, el calor en fuerza dinámica, y esta fuerza en sonido, en luz y en electricidad, antes de que esas inteligencias geniales llegasen a proclamar el origen mecánico y la unidad de las fuerzas físicas. Y si nosotros, los hijos del siglo XIX, al fin hemos comprendido esta idea y hemos sabido aplicarla, es también porque, para ello, estábamos preparados por la experiencia cotidiana. También los pensadores del siglo pasado la habían entrevisto y enunciado, pero quedó sin ser comprendida en su totalidad, porque el siglo XVIII no creció, como nosotros, junto a la máquina de vapor. Pensemos solamente en que si Watt no hubiese encontrado en Soho trabajadores hábiles para construir con metal sus presupuestos teóricos y perfeccionar todas sus partes –y hacer por fin el vapor, aprisionándolo dentro de un mecanismo completo, más dócil que el caballo, más manejable que el agua, hacerlo, en una palabra, el alma de la industria–, podrían haber transcurrido innumerables décadas sin que se hubieran descubierto las leyes que han permitido revolucionar la industria moderna.»
 
«Cada máquina tiene la misma historia: una larga serie de noches en blanco y de miseria; de desilusiones y de alegrías, de mejoras parciales halladas por varias generaciones de obreros desconocidos que han añadido a la invención primitiva esas pequeñeces sin las cuales permanecería estéril la idea más fecunda. Aun más: cada nueva invención es una síntesis resultante de mil inventos anteriores en el inmenso campo de la mecánica y de la industria. Todo se entrelaza: ciencia e industria, saber y aplicación. Los descubrimientos y las realizaciones prácticas que conducen a nuevas invenciones, el trabajo intelectual y el trabajo manual, la idea y los brazos. Cada descubrimiento, cada progreso, cada aumento de la riqueza de la humanidad, tiene su origen en la conjunción del trabajo manual e intelectual del pasado y del presente. Entonces, ¿con qué derecho alguien se apropia de la menor parcela de ese inmenso todo y dice: “Esto es sólo mío y no de todos”?»

La conquista del pan. Piotr Kropotkin

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La Conquista del Pan – Pyotr Kropotkin

“La conquista del Pan” de Pyotr Kropotkin. Veremos en qué consiste el anarcomunismo, cuáles son sus objetivos y sus argumentos, y vislumbraremos en qué consiste la sociedad que propone.

 
 
 

La Conquista del Pan – Pyotr Kropotkin – Parte I

 

 Ver en https://www.youtube.com/watch?v=gfzzlK-9czI

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La Conquista del Pan – Pyotr Kropotkin – Parte 2

 
 
 
 
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EL LEGADO DE KROPOTKIN 100 AÑOS DESPUÉS DE SU MUERTE

Por Frank Mintz

Acracia.org

 

Hoy en Rusia Kropotkin es un famoso científico y revolucionario ruso; entre los antropólogos contemporáneos la teoría del apoyo mutuo desarrollada por Kropotkin se sigue valorando contra las ideas de selección de los seres humanos de o atribuidas a Darwin; para los ecologistas Eliseo Reclus y Pedro [Piotr para algunos] Kropotkin son referentes. Y para los antiautoritarios y anarcosindicalistas, La Conquista del PanEl Apoyo mutuoCampos, fábricas y talleresLa Comuna de París, El Estado y su papel histórico, etc., son libros y folletos conocidos o leídos.

Dos características de Kropotkin son inseparables: su forma de vivir y sus aportes teóricos y existenciales.

El inicio de la vida de Kropotkin (1842-1921) fue singular. Por pertenecer su familia a la gran aristocracia rusa, fue admitido a los 15 años como paje del zar (o sea futuro custodio y oficial del emperador). Ya oficial a los 20 años, eligió hacer su periodo militar en Siberia para conocer esta parte de Rusia. Entre 1862 y 1867, cumplió Kropotkin tareas tanto militares como científicas: determinar la frontera entre el imperio ruso y China, o sea explorar y cartografiar zonas y cumbres desconocidas. Luego se estableció en la capital del país, Petrogrado (o San Petersburgo), para estudiar Matemática y Geografía. En 1871 elaboró un estudio teórico novedoso sobre la era glaciar en el Polo Norte. Parecía asegurada la futura carrera de catedrático de Kropotkin.
 
Pero en aquel momento en Rusia gran parte de la juventud de la aristocracia y la burguesía adinerada se mezclaba clandestinamente con los trabajadores del campo y de las ciudades para concienciarlos contra el zarismo y la explotación social. Kropotkin se lanzó de lleno en la tarea eligiendo un enfoque socialista bakuninista de organización social por colectivos autónomos y horizontales que se coordinan a escala regional y nacional. La policía zarista lo detuvo y estuvo dos años y medio en una fortaleza. Antes del juicio, planeó su fuga con compañeros y se escapó al extranjero en 1876, a los 32 años.
 
Se estableció en Europa occidental siendo famoso como científico y declarándose anarquista. En Francia fue condenado a cinco años de presidio por artículos de crítica social violenta publicados en un periódico del que era director. Solo cumplió dos años y medio gracias a presiones internacionales de científicos. Luego estuvo casi siempre en Gran Bretaña donde escribió muchos libros de propaganda anarquista y viviendo de reseñas de libros científicos para revistas inglesas.

Pasaron así lustros y decenios pero cada vez más se notaban artículos y declaraciones nacionalistas de Kropotkin a favor de la civilización inglesa y francesa supuestamente sinónimas de progreso social y en contra de la cultura alemana centralista y oscurantista. Simultáneamente, Kropotkin pretendía que era el derrotero a seguir para el anarquismo. Insensatez y ceguera total, ¿la Comuna de París cómo y quién la reprimió con sadismo? Fue la cultura francesa, católica y colonialista. La civilización inglesa fue igual o peor. Kropotkin borraba gran parte de su ideal libertario (entre paréntesis el marxista Plejanov, creador del partido social-demócrata ruso, compartía el análisis de Kropotkin).
 
Lógico con su nuevo compromiso, al conocer que el zarismo fue derrumbado porla acción espontánea de proletarios y de militares revolucionarios (sin guías y sin organizaciones anarquistas, marxistas y socialistas revolucionarios), Kropotkin regresó a Rusia. Tenía 71 años, una salud frágil y tras 39 años de exilio iba con lacerteza de que los rusos seguían su ideal de lucha, costara lo que costase, contra «el peligro germánico».
 
A través de tantas vivencias y tantos contrastes, ¿qué aportes nos deja Kropotkin?
 
Primero. La cárcel no es una institución de reinserción social y redención moral. Es lo contrario pese a algunos parches. Solo es el socialismo, si de inmediato va a la igualdad social, puede reducir la delincuencia y convertir la sanción en resocialización.
 
Segundo. Es la vibración, el terremoto social y mental de la revolución: «Los indiferentes de hoy serán entonces partidarios convencidos de la nueva idea; así ha sido siempre el progreso de las ideas, y la gran Revolución Francesa nos puede servir de ejemplo» [1].
 
«Que tan sólo el pueblo tenga las manos libres y en ocho días el servicio de abastecimiento se hará con una regularidad admirable. ¡Es necesario no haber visto nunca al pueblo laborioso manos a la obra […] para dudar de ello!» [2].

¿Optimismo exagerado sin concienciación previa? Kropotkin tomaba en cuenta la duración: «Estamos convencidos que para llevar a cabo la igualdad que hemos presentado, se necesitan todavía muchos años y muchas crisis limitadas, quizás aún generales» [3].
 
Tercero. En el mismo texto Kropotkin planteó con sensatez implacable el terror revolucionario, los atentados:

«La primera condición, de importancia vital, consiste en que los actos de un terrorista sean comprensibles para todos […] En cada localidad hay individuos tan conocidos por sus acciones […] que cualquier anuncio de un atentado contra ellos […] revela su pasado y el acto terrorista aparece con absoluta claridad. Si para comprender un acto el hombre de la calle, que no es militante, se tiene que romper la cabeza, la influencia de ese acto resulta nula o incluso negativa».
 

Cuarto. El nacionalismo puede ir invadiendo la mente de la persona más equilibrada, oscurece su vista y la empuja a tolerar a su lado capitalistas, sacerdotes explotadores del trabajo y del pensamiento. Solo se supera al ver quiénes se aprovechan de las injusticias.
 
Quinto. Cuando se puso a vivir Kropotkin con el pueblo trabajador en una ciudad pequeña tocó la realidad y vio de nuevo la necesidad de la «organización social por colectivos autónomos y horizontales». Escribió a Lenin sobre el hambre de los empleados de Correo de su ciudad: «Incluso si la dictadura de un partido fuera un medio eficaz para derribar el sistema capitalista –de lo que dudo mucho–, para el establecimiento del nuevo régimen socialista, resulta totalmente dañina. Es preciso, es imprescindible que la construcción se haga localmente con las fuerzas existentes en cada lugar, pero no sucede en absoluto» [4].
 
Estas son las principales enseñanzas, entre otras muchas, que nos da Kropotkin, con aciertos, fracasos y superaciones.

Frank Mintz

Publicado originalmente en el periódico Rojo y Negro # 353, Madrid, febrero 2021. Número completo accesible en http://rojoynegro.info/sites/default/files/rojoynegro%20353%20febrero.pdf

 

NOTAS 
 
[1] Kropotkin: Palabras de un rebelde, [Redactado en 1885], Barcelona, Centro Editorial Presa, [entre 1908 y 1915], p. 78.
[2] Kropotkin: La Conquista del pan, [Redactado en 1892], Buenos Aires, Anarres, 2005, p. 71.
[3] «Acerca de los actos de protesta individual y colectiva», resolución adoptada en el Congreso anarcocomunista de octubre de 1906 en Londres; reproducida en Russkaya Revoliutsia Anarjizm, Londres, 1907, pp. 84-85.
[4] “Carta a Lenin”, 4 de marzo de 1920. Los subrayados son de Kropotkin.
 
 
 
 

 

 


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