LA CRONOLOGÍA DE NEWTON: «The Chronology of Ancient Kingdoms Amended», Sir Isaac Newton (1728), traducción de María José Carrasco García. CAPITULO I: «De la crónica de las primeras edades de los griegos». Tercera Parte.

ÍNDICE DE LA OBRA

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LA CRONOLOGÍA DE LOS REINOS ANTIGUOS, ENMENDADA

Por Isaac Newton

Capítulo I: De la crónica de las primeras edades de los griegos

TERCERA PARTE

 

Los Curetes, al trabajar el cobre y el hierro y fabricar espadas, armaduras y herramientas afiladas para labrar y tallar la madera, trajeron a Europa una nueva forma de luchar y le dieron a Minos una oportunidad de construir una flota y de ganarse el dominio sobre los mares. Además, pusieron en marcha los oficios de herrero y de carpintero en Grecia, que son los fundamentos de los oficios manuales. La  flota de Minos no tenía velas y Dédalo para poder huir de él, le añadió velas a su barco. Por tanto, los barcos con velas no fueron usados por los griegos antes de la huida de Dédalo y de la muerte de Minos, que fue asesinado mientras perseguía a Dédalo hasta Sicilia durante el reinado de Roboam.  

Dédalo y su sobrino Talos, hacia la última parte del reinado de Salomón, inventaron la azuela, la sierra, el berbiquí, la plomada, el compás, el torno de carpintería, la cola y el torno de alfarero. Asimismo, su padre Eupalamo inventó el ancla, objetos todos que marcaron el comienzo de las artes y oficios manuales en Europa.  

 

Jason y los Argonautas

 

Los Curetes, que introdujeron así las letras, la música, la poesía, el baile y las artes y que además oficiaban los sacrificios, no eran menos activos en las instituciones religiosas, y por su habilidad y conocimiento y prácticas místicas fueron considerados como hombres sabios y magos por el vulgo. En Frigia sus misterios estaban dedicados a Rea, llamada Magna Mater, a quien se le denominó con distintos nombres según los lugares donde era adorada: Cibeles, Berecintia, Pesinuntia, Dindimene, Migdonia e Idea Frigia. En Creta y la Terra Curetum, dichos misterios estaban dedicados a Júpiter Olimpio, el hijo de Rea cretense. Estos misterios representaban cómo, cuando Júpiter nació en Creta, su madre Rea hizo que fuera educado en una cueva en el monte Ida, bajo el cuidado y enseñanza de los Curetes y que estos bailaban alrededor de él con la armadura puesta, con tanto estrépito que su padre Saturno no podía oírlo llorar, y que cuando se hizo adulto, le ayudaron a conquistar a su padre y a los amigos de su padre y que en conmemoración de estos hechos se habían instituido sus misterios.  

Bochart  dice que procedían de Palestina y piensa que el nombre de Curetes venía de los habitantes que vivían entre los filisteos llamados Kerethi o cereteos: Ezequiel XXV.16. Sofonías II.5. y 1 Samuel. XXX.14, pues los filisteos conquistaron Sidón y se mezclaron con los sidonios.  

Los primeros dos reyes de Creta, que reinaron después de la llegada de los Curetes, fueron Asterio y Minos. Europa era la que reinaba con Asterio y la madre de Minos. Los Ideos Curetes eran paisanos de Europa que junto con el hermano de esta, Atimnio, llegaron a Creta y habitaron en la cueva Idea, en el reino de Europa. Allí educaron a Júpiter, descubrieron hierro e hicieron armaduras. Por tanto, estos tres: “Asterio, Europa y Minos” tienen que ser el Saturno, la Rea y el Júpiter de los cretenses.  

 

El rapto de Ganimedes

 

A Minos se le llama casi siempre el hijo de Júpiter, pero esto es debido a la fábula de que Júpiter en forma de toro, la insignia del barco, raptó a Europa de Sidón, pues los fenicios, al principio de llegar a Grecia le daban el nombre de Jao -pater, o sea, “Júpiter”- a cada rey. Es por ello que tanto Minos como su padre, eran Júpiter.  

Echemenes, un autor antiguo citado por Ateneo,  decía que “Minos era ese Júpiter que cometió el rapto de Ganimedes, aunque otros decían de manera más acertada, que era Tántalo. Minos era sólo ese Júpiter que fue el más famoso entre los griegos por su dominio y justicia, el rey más grande de toda Grecia en esos días, y el único legislador.  

Plutarco nos dice que los habitantes de Naxos, de manera contraria a la que escribían otros, hacían creer que había dos Minos y dos Ariadnas, y que la primera Ariadna se casó con Baco y la otra fue raptada por Teseo. No obstante, Homero, Hesíodo, Tucídides, Heródoto y Estrabón no conocían sino a un Minos. Es más, Homero lo describe como el hijo de Júpiter y Europa, como el hermano de Radamantis y Sarpedón, como el padre de Deucalión, el argonauta, como el abuelo de Idomeneo, que luchó en Troya, y como el legislador del infierno.  

Heródoto convierte a Minos y a Radamantis en hijos de Europa y contemporáneos de Egeo, y Apolodoro e Higino dicen que Minos, el padre de Androgeo, Ariadna y Fedra era el hijo de Júpiter y Europa, además de hermano de Radamantis y Sarpedón. 

Rea hija de Titán y madre de Minos

Luciano de Samosata nos hace saber que Europa, la madre de Minos era adorada con el nombre de Rea, en forma de mujer sentada en un carro de combate tirado por leones, con un tambor en la mano y una Corona turrita en la cabeza como Astarté e Isis, y que los cretenses  desde muy antiguo mostraban la casa donde vivía esta Rea. Apolonio de Rodas nos dice que, mientras reinaba sobre los Titanes en el Olimpo, una montaña de Creta, y Júpiter era educado por los Curetes en la cueva cretense, Saturno engañó a Rea y engendró a Quirón con Filira. Por tanto, el Saturno cretense y Rea no eran sino una generación anterior a Quirón y en consecuencia, no más antiguo que Asterio y Europa, los padres de Minos, pues Quirón vivió hasta después de la expedición de los argonautas y tuvo dos nietos en esa expedición. Además, Europa llegó a Creta unos cien años antes de esa expedición ya que Luciano de Samosata nos dice que los cretenses no sólo relataban que Júpiter había nacido y había sido enterrado entre ellos, sino que también mostraban su sepulcro. Asimismo, Porfirio nos dice que Pitágoras bajó adentro de la cueva Idea para ver su sepulcro, y Cicerón, cuando enumera a tres Júpiter, afirma que el tercero era el Júpiter cretense, hijo de Saturno, cuyo sepulcro era mostrado en Creta. Más aún, el escoliasta de Calímaco nos hace saber que ese era el sepulcro de Minos. Sus palabras eran: Ἐν Κρήτη ἐπὶ τωι τάφωι του Μίνωος ἐπεγέγραπτο, ΜΙΝΩΟС ΤΟΥ ΔΙΟС ΤΑΦΟС. τωι χρόνωι δὲ353περιλειφθηναι, ΔΙΟС ΤΑΦΟС. ἐκ τούτου ὀυν ἔχειν λέγουσι Κρητες τὸν τάφον του Διὸς”

En Creta, sobre el sepulcro de Minos, había escrito: “Minois Jovis sepulchrum», pero con el tiempo “Minois” se borró y quedó sólo “ Jovis sepulchrum”, de ahí que los cretenses lo llamaran el sepulcro de Júpiter.  

Cicerón, que era un latino, entendía por Saturno, el Saturno llamado así por los latinos, pues cuando Saturno fue expulsado de su reino, se escapó de Creta por mar y se fue a Italia. Este hecho, los poetas lo expresaron diciendo que Júpiter lo arrojó abajo, al Tártaro, es decir, al mar. Además, a causa de que Júpiter permanecía escondido en Italia, los latinos lo llamaban “Saturno”, y a Italia, “Saturnia” y “Latium”, y a sí mismos “latinos”. Así  Cipriano de Cartago

“Antrum Jovis in Creta visitur, et Sepulchrum ejus oftenditur: et ab eo Saturnum fugatum esse manifestum est: unde Latium de latebra ejus nomen accepit: hic literas imprimere, hic signare nummos in Italia primus instituit, unde erarium Saturni vocatur; et rusticitatis hic cultor fuit, inde falcem ferens senex pingitur: and Minutius Felix;Saturnus Creta profugus, Italiam metu filii saevientis accesserat, et Jani susceptus hospitio, rudes illos homines et agrestes multa docuit, ut Graeculus et politus, literas imprimere, nummos signare, instrumenta conficere: itaque latebram suam, quod tuto latuisset, vocari maluit Latium, et urbem Saturniam de suo nomine. Ejius filius Jupitr Cretae excluso parente regnavit, Illic obiit, illic filios habuit; adhuc antrum Jovis visitur, et Sepulchrum ejus ostenditur, et ipsis sacris suis humanitatis arguitur”,

Y Tertuliano: “Quantum rerum argumenta docent, nusquam invenio fideliora quam apud ipsam Italiam, in qua Saturnus post multas expeditiones, postque Ática hospitia consedit, exceptus ab Jano, vel Jane ut Salii volunt. Mons quem incoluerat Saturnius dictus: civitas quam depalaverat Saturnia usque nunc est. Tota denique Italia post Oenotriam Saturnia cognominabatur. Ab ipso primun tabulae, et imagine signatus nummus, et inde aerario praesidet.”

Como Saturno llevó cartas a Italia, acuñó dinero, enseñó agricultura, hizo instrumentos y construyó una ciudad, se puede saber que huyó de Creta después de que las letras, la acuñación de las monedas y las artes manuales fueran introducidas en Europa por los fenicios, y del Ática, después de que la agricultura fuera introducida en Grecia por Ceres. Así que no pudo ser más antiguo que Asterio ni que Europa ni que su hermano Cadmo. Como Italia se llamaba Oenotria antes de llamarse Saturnia, podemos saber que vino a Italia después de Oenotrus, y por tanto, no era más antiguo que los hijos de Licaón. Enotrio llevó la primera colonia de griegos a Italia, Saturno, la segunda y Evandro, la tercera; como los latinos no conocían nada más antiguo en Italia que Jano y Saturno, por tanto Enotrio era el Jano de los latinos y Saturno era contemporáneo de los hijos de Licaón y, en consecuencia, también de Céleo, Erecteo, Ceres y Asterio, pues Ceres educó a Triptolemo, el hijo de Céleo, en el reino de Erecteo y después lo enseñó a arar y a sembrar trigo. 

Cronos (Saturno)

Arcas, el hijo de Calisto y nieto de Licaón, recibió trigo de Triptolemo y le enseñó a su pueblo a hacer pan con él, y Procris, la hija de Erecteo, se fugó adonde estaba Minos, el hijo de Asterio.  

En conmemoración de la llegada por mar de Saturno a Italia, los latinos acuñaron sus primeras monedas, con su cabeza en una cara y un barco en la otra.  

Macrobio nos dice que cuando Saturno estaba muerto, Jano le erigió un altar con ritos sagrados como a un dios e instituyó las Saturnalia y que se le ofrecían sacrificios humanos hasta que Hércules, cuando conducía el ganado de Gerión a través de Italia, abolió esa costumbre. Además, por los sacrificios humanos, se puede saber que Jano era de la raza de Licaón, cuyo carácter se ajusta al de Enotrio.  

Dionisio de Halicarnaso nos dice aún más, que Enotrio había fundado en las partes occidentales de Italia una gran región apta para pastos y cultivos, pero que en su mayor parte estaba aún deshabitada y que donde estaba habitada, la población era muy escasa. También nos dice que en una parte de ella limpia de bárbaros, había construido numerosos pueblecitos en las montañas con una forma de construcción que le era familiar a los antiguos y que este era el origen de las ciudades en Italia.  

Pausanias nos dice que “los habitantes de Elis, que eran los más habilidosos de la antigüedad, relataban que este había sido el origen de los juegos olímpicos: primero reinó Saturno e hizo que los hombres de la edad de oro le construyeran un templo en Olimpia dedicado a él, que cuando Júpiter era un recién nacido, su madre Rea se lo entregó para que lo cuidaran a los Dáctilos Ideos, quienes también eran llamados Curetes, que después, cinco de estos, llamados Hércules, Peonio, Epimedes, Yasión e Ida vinieron desde Ida, una montaña de Creta, a Elis; que Hércules, también llamado Hércules Ideo, como era el mayor de todos, instituyó el juego de las carreras en conmemoración de la guerra entre Saturno y Júpiter, y que ordenó que el vencedor fuera recompensado con una corona de olivo”. Allí le erigió un altar a Júpiter Olimpio y le dio a estos juegos el nombre de juegos olímpicos. Pausanias nos relata también que algunos de los eleos decían que “Júpiter luchó aquí con Saturno por el reino; otros, que Hércules Ideo instituyó estos juegos en conmemoración de su victoria sobre los Titanes”, ya que los habitantes de Arcadia  tenían una tradición: que los gigantes habían luchado con los dioses en el valle de Batos, cerca del río Alfeo y de la fuente Olimpia

Pausanias

Antes del reinado de Asterio, su padre, Téctamo, llegó a Creta con una colonia procedente de Olimpia. Al huir Asterio, puede que algunos de sus amigos se fueran con él a su propio país y fueran perseguidos y derrotados allí por Hércules Ideo. Los eleos decían también que Clímeno, el nieto del Hércules Ideo, cuando venía de Creta unos cincuenta años después del diluvio de Deucalión, celebró estos juegos de nuevo en Olimpia y le erigió allí un altar a Juno Olimpia, es decir, a Europa, y otro a este Hércules y al resto de los Curetes, y que reinó en Elis hasta que fue expulsado por Endimión. Este, acto seguido, celebró estos juegos de nuevo y lo mismo hizo Pélope, que fue expulsado por Etolo, el hijo de Endimión. También los celebró Hércules, el hijo de Alcmena y Atreo, hijo de Pélope y lo mismo hizo también Óxilo. Puede que fueran celebrados en un principio como desfiles en las victorias, primero por Hércules Ideo en la conquista de Saturno y los Titanes, y después por Clímeno cuando llegó para reinar en la Terra Curetum; más tarde por Endimión, cuando conquistó a Clímeno y después por Pélope cuando conquistó a Etolo. Asimismo, fueron celebradas por Hércules cuando mató a Augeas, por Atreo cuando derrotó a los heráclidas, y por Óxilo, en el retorno de los heráclidas al Peloponeso.  

Este Júpiter, en honor de quien fueron instituidos dichos juegos, tenía un templo y un altar dedicados a él en Olimpia donde se celebraban los juegos y, por el sitio, se le dio el nombre de Júpiter Olimpio pues Olimpia era un lugar en los confines de Pisa, cerca del río Alfeo.  

 

 

En la  isla de Taso, donde Cadmo dejó a su hermano Taso, los fenicios le construyeron un templo a Hércules Olimpio, ese Hércules a quien Cicerón llama “ex Idaeis Dactylis; cui inferias afferunt.” Cuando los misterios de Ceres fueron instituidos en Eleusis, había ya otros misterios dedicados a ella, a su hija y al marido de su hija, en la isla de Samotracia con los nombres fenicios de “Dii Cabiros Axieros, Axiokersa y Axiokerses”, es decir, los grandes dioses Ceres, Proserpina y Plutón. Pues Yasión, un samotracio, cuya hermana se casó con Cadmo, tuvo una relación con Ceres, y además, Cadmo y Yasión estaban incluidos en estos misterios. Yasión era el hermano de Dárdano y se casó con Cibeles, la hija de Meones, rey de Frigia y tuvo con ella a Coribas. Después de la muerte de aquel, Dárdano, Cibeles y Coribas se fueron a Frigia y llevaron hasta allí los misterios de la madre de los dioses, y Cibeles bautizó a la diosa con su propio nombre y Coribas llamó a los sacerdotes de la diosa: “Coribantes”. 

Cibeles

Además, así es como aparece en Diodoro. No obstante, Dionisio afirma que Dárdano instituyó los misterios de Samotracia, y que su esposa, Crises, los aprendió en Arcadia y que Ideo, el hijo de Dárdano, fue el que, más tarde, instituyó en Frigia los misterios de la madre de los dioses. Esta diosa frigia estaba en un carro de combate tirado por leones y tenía una corona turrita en la cabeza y un tambor en la mano como la diosa fenicia Astarté, y los Coribantes bailaban durante los sacrificios en honor a ella, de una manera furiosa, con una armadura puesta, igual que los Dáctilos Ideos. Luciano nos dice que ella era la Rea cretense, es decir, Europa, la madre de Minos. Así fue como introdujeron los fenicios la práctica de deificar a los muertos y muertas, entre los griegos y los frigios, pues yo no me he encontrado con ningún ejemplo de deificación de los muertos y las muertas en Grecia antes de que Cadmo y Europa llegaran allí desde Sidón.  

Estos fueron los orígenes de la moda existente entre los griegos de “κτεριζειν”, “parentare”, es decir, de celebrarlos funerales de los padres muertos con festivales e invocaciones y sacrificios ofrecidos a sus espíritus y la de erigirles grandiosos sepulcros en forma de templos, con altares y estatuas dedicadas a las personas de renombre, y allí hacerles homenajes públicos con sacrificios e invocaciones. Cada hombre les podía hacer esto a sus antepasados, y las ciudades de Grecia se lo hicieron a todos los griegos eminentes, como a Europa, la hermana de Cadmo, a Atimnio, su hermano. Lo mismo le hicieron también a Minos y Radamantis, los sobrinos de Cadmo; a su hija Ino y al hijo de esta, Melicertes; a Baco, el hijo de su hija Semele; a Aristarco, el marido de su hija Autónoe y a Yasión, el hermano de su esposa Harmonía; a Hércules, un tebano, y a su madre Alcmena; a Dánae, la hija de Acrisio, a Esculapio y Polemócrates, el hijo de Macaón, a Pandión y Teseo, reyes de Atenas; a Hipólito, el hijo de Teseo, a Pan, el hijo de Penélope, a Proserpina, Triptolemo, Céleo, Trofonio, Cástor, Pólux, Helena, Menelao, Agamenón, Anfiarao y a su hijo Anfíloco, a Héctor y Alejandra, el hijo y la hija de Príamo, a Foroneo, Orfeo, Protesilao, Aquiles y su madre Tetis, a Áyax, Arcas, Idomeneo, Meriones, Éaco, Melampo, Britomartis, Adrastro, Yolao y a otros tantos.  

 

Sacrificio de las vírgenes – Óleo de Pieter Lastman: Orestes y Pílades ante el altar

 

Ellos deificaban a sus muertos de diversas maneras según sus habilidades, circunstancias y méritos personales; a algunos sólo en familias privadas como dioses del hogar o Dii Paenates, a otros, erigiéndoles lápidas en público para que fueran usadas como altares en los sacrificios anuales; a otros se les  construían también sepulcros en forma de casas o templos y a algunos se les organizaban misterios, ceremonias, sacrificios organizados, festivales, iniciaciones y una sucesión de sacerdotes para que celebraran esas instituciones en los templos y se las transmitieran a la posteridad.  

Puede que los primeros altares se erigieran en Europa un poco antes de los tiempos de Cadmo para hacerle sacrificios a los viejos dioses o a los dioses de las colonias. No obstante, los templos comenzaron en los días de Salomón, pues  Éaco, el hijo de Egina, que era de dos generaciones anteriores a la guerra de Troya, tiene la reputación según algunos, de haber sido el primero en construir un templo en Grecia.  

Los oráculos llegaron por primera a Grecia vez procedentes de Egipto más o menos al mismo tiempo que llegó también la costumbre de representar las imágenes de los dioses con las piernas vendadas con la forma de las momias egipcias, pues la idolatría comenzó en Caldea y Egipto, y se extendió desde allí hasta Fenicia y los países vecinos mucho tiempo antes de llegar a Europa. Más tarde, los pelasgos la propagaron por Grecia siguiendo los dictados de los oráculos.  

 

Delfos

 

Los países junto al Tigris y el Nilo, como eran tan fértiles, fueron los primeros frecuentados por la humanidad y los primeros que se convirtieron en reinos y, por tanto, los primeros en comenzar a adorar a sus reyes y reinas. De ahí venían los dioses de Labán, los dioses y diosas que los cananeos llamaban Baalim y Astarot, los demonios o espíritus a quienes les ofrecían sacrificios y los Moloch a quienes les ofrecían a sus hijos en los tiempos de Moisés y de los jueces. Cada ciudad organizaba el culto a su propio fundador y a sus propios reyes, y mediante alianzas y conquistas, extendían este culto. Después, los fenicios y egipcios trajeron a Europa la práctica de deificar a los muertos. El reino del bajo Egipto comenzó a adorar a sus reyes antes de los tiempos de Moisés y, por eso, el segundo mandamiento está en contra de este culto. Cuando los Pastores invadieron el bajo Egipto detuvieron este culto de los antiguos egipcios y extendieron el de sus propios reyes. Por último, los egipcios de Coptos y Tebas detuvieron el culto a los dioses de los Pastores mientras expulsaban a estos, bajo el reinado de Misfragmutosis y Amosis, deificaron a sus propios reyes y príncipes, propagaron el culto a doce de ellos durante sus conquistas y los hicieron más universales que ninguno de los falsos dioses de cualquier nación lo hubiera sido antes. Tanto fue así que recibieron el nombre el nombre de Dii magni majorum gentium.

Sesostris conquistó Tracia, y Anfictión, el hijo de Prometeo trajo a los doce dioses de Tracia a Grecia. Heródoto nos dice que venían de Egipto y, por los nombres de las ciudades de Egipto dedicadas a muchos de estos dioses, se puede saber que eran de origen egipcio. Además, los egipcios, según Diodoro, solían afirmar que después de su Saturno y Rea, reinaron Júpiter y Juno, los padres de Osiris e Isis, padres de Horus y Bubaste.  

Por todo ello se puede comprender que, así como los egipcios, que deificaban a sus reyes, comenzaban su monarquía con el reinado de sus dioses y héroes, considerando a Menes el primer hombre que reinó después de los dioses; los cretenses tenían las edades de sus dioses y héroes y llamaban a las primeras cuatro épocas de sus reyes y príncipes deificados: Edad de Oro, de Plata, de Bronce y de Hierro

 

Menes -o Narmer-, el primer Faraón

 

Hesíodo, al describir estas cuatro edades de los dioses y semidioses de Grecia, afirma que eran cuatro generaciones de hombres, cada una de las cuales finalizó cuando los hombres que estaban vivos entonces se hicieron viejos y se fueron a la tumba; también nos dice que la cuarta terminó con las guerras de Tebas y Troya, y que estas fueron las generaciones que hubo desde la llegada de los fenicios y Curetes con Cadmo y Europa a Grecia, hasta la destrucción de Troya.

Apolonio de Rodas dice que cuando los argonautas llegaron a Creta, mataron a Talos, un hombre de bronce que quedaba de los de la Edad de Bronce, y vigilaron ese paso. Se decía que  Talos era hijo de Minos, y por tanto, los hijos de Minos vivieron en la Edad de Bronce y Minos reinó en la Edad de Plata. Esa era la Edad de Plata de los griegos en la que comenzaron a arar y sembrar trigo, y en la que floreció Ceres, que los enseñó cómo hacerlo, durante el reinado de Céleo, Erecteo y Minos.  

Los mitólogos nos dicen que la última mujer con la que Júpiter había yacido era Alcmena y así parecen ponerle fin al reinado de Júpiter entre los mortales, es decir a la Edad de Plata, o sea cuando Alcmena llevaba en su vientre un hijo de Hércules, que, por tanto, nació sobre el octavo o décimo año del reinado de Roboam y tenía 34 años de edad en los tiempos de la expedición argonaútica. Filira concibió a Quirón, impregnada por Saturno en la Edad de Oro, cuando Júpiter era un niño en la cueva cretense, como se ha mencionado antes, y esto fue durante el reinado de Asterio, rey de Creta, en la Edad de Oro. La Edad de Plata comenzó pues, cuando Quirón era niño. Si Quirón nació hacia el año 35 del reinado de David, tuvo que haber nacido durante el reinado de Asterio, cuando Júpiter era un niño en la cueva cretense. Por tanto, tendría unos 88 años de edad en los tiempos de la expedición argonáutica, cuando inventó los asterismos, y esto está dentro del alcance de la naturaleza. La Edad de Oro, por consiguiente, coincide con el reinado de Asterio, y la Edad de Plata con la de Minos, y querer hacer estas épocas mucho más largas que las generaciones ordinarias es hacer vivir a Quirón mucho más tiempo del que corresponde al curso de la naturaleza.  

 

Mito de Prometeo

 

Esta fábula de las cuatro Edades parece haber sido creada por los Curetes en la cuarta Edad, para conmemorar las primeras cuatro Edades de su llegada a Europa como si fuera un nuevo mundo. Además, la crearían en honor de su paisana Europa y de su marido Asterio, el Saturno de los latinos, y de el hijo de aquella, Minos, el Júpiter cretense, y de su nieto Deucalión, que reinó hasta la expedición de los argonautas y es algunas veces considerado uno de los argonautas, y de su hijo Idomeneo, que luchó en Troya.  

Hesíodo nos dice que él mismo vivió en la quinta Edad, la edad de justo después de la toma de Troya, y, por tanto, floreció unos treinta o treinta cinco años después de esta. Homero era más o menos de la misma edad, pues vivió algún tiempo con Mentor en Ítaca y allí aprendió de él muchas cosas relativas a Ulises, a quien Mentor conocía en persona. Pues bien, Heródoto, el historiador más antiguo de los griegos que todavía se conserva, nos dice que Hesíodo y Homero no tenían más de cuatrocientos años de antigüedad que él. Por tanto, estos florecieron entre el año 110 y el 120 después de la muerte de Salomón y según mis cálculos, la toma de Troya no fue sino una generación antes.  

Los mitólogos nos dicen que Níobe, la hija de Foroneo fue la primera mujer con quien yació Júpiter, y que de ella concibió a Argos, que sucedió a Foroneo en el reino de Argos y le dio su nombre a esa ciudad. Por consiguiente, Argos nació a comienzos de la Edad de Plata, a menos que se prefiera decir que quizás aquí Júpiter quiera decir Asterio, pues los fenicios le daban el nombre de Júpiter a todos los reyes desde los tiempos de su primera llegada a Grecia con Cadmo y Europa, hasta la invasión de Grecia por Sesostris y el nacimiento de Hércules, y en particular a los padres de Minos, Pélope, Lacedemón, Éaco y Perseo

 

Hércules

 

 


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