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50 AÑOS DEL APOLO XI: ¿DE VERDAD QUE HEMOS ESTADO EN LA LUNA? El lado oscuro de la luna: «Un falso viaje a la luna». ¿Odisea espacial o Documental de Stanley Kubrick?

MEDIO SIGLO DESDE EL APOLO XI: ¿DE VERDAD QUE HEMOS ESTADO EN LA LUNA?

SUMARIO: 

[1]  El viaje más inútil, por Martín Caparrós

[2] El lado oscuro de la luna: «Un falso viaje a la luna», ¿Odisea espacial o Documental de Stanley Kubrick? (VIDEO)

[3] Operación Luna (Wikipedia) 

[4] El hombre no pisó la luna, y desde luego no cuando nos lo dijeron

[5] El viaje a la luna, ¿un montaje?; la foto que pone en aprietos a la NASA, por Merkatender (artículo) y Mario Astorga (vídeo)

[6] ¿Rodó Kubrick la «falsa» llegada del hombre a la Luna? Su hija responde a los «conspiranoicos», por Redacción ABC 

 

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[1] El viaje más inútil

APOLO XI
 

Hubo tiempos en que la Luna servía para algo. Tiempos en que los amorosos la miraban, los locos la sufrían, los peores poetas la cantaban, los astrónomos trataban de escrutarla con cristales pulidos: esos tiempos, esa forma de la melancolía. Después, hace ya medio siglo, cambió de rol y se volvió bandera del progreso: el hombre todopoderoso había podido lo imposible. Ya pasó tanto tiempo y poco más: otra forma de la melancolía.

Hablaremos de ella hasta la saciedad, hasta el cansancio. No sé si sabremos de qué hablamos, ahora, cuando hablamos de la Luna y su momento. Hablaremos de logros, de hazañas, de aventura, pero la idea de primera vez es engañosa: supone que algo empieza. Desde ese día, once personas más caminaron por la Luna; el último lo hizo en diciembre de 1972 y fue, también, el último que salió al espacio exterior. Los pocos que subieron desde entonces se quedaron a menos de mil kilómetros de casa.

La frase es famosa, se estudia en las escuelas: un gran salto para la humanidad. Pero, como tantas otras veces, la humanidad no fue a ninguna parte. La llegada de Armstrong, Aldrin y Collins a la superficie de la Luna, el 20 de julio de 1969, fue la mayor proeza técnica del hombre: salir de nuestro mundo, entrar en el siguiente. El planeta estaba literalmente arrebatado. Incluso don Abilio Bassets, mi profesor de latín de primer año, escribió una oda que nos hacía repetir a coro, pequeños saltamontes, día por medio: “Bracchium Forte, unde venis?/ Ex Luna venio…”, decía, donde Bracchium Forte —brazo fuerte— era, por supuesto, Arm Strong. Pero ya pasaron casi cincuenta años y no pasó nada; se diría que la hazaña más impresionante fue una prueba de circo.

Yo tenía doce años cuando Bracchium Forte desembarcó en la Luna y me siento estafado. El contrato era claro. En esos tiempos en que tantos trataban de cambiarlo todo —las estructuras económicas, la discriminación de mujeres y negros y pobres, el sexo y las familias, las costumbres, los libros, las canciones— la Conquista del Espacio era la versión estatal de esos cambios: dejaríamos de ser terrícolas, romperíamos nuestras últimas cadenas.

Es fácil compararla —se ha comparado tanto— con la llegada de Colón a América; se parece mucho más al paseo de aquella flota china que llegó, hacia 1420, a la costa oriental del África y descubrió las jirafas y los rinocerontes y volvió a contárselo a un rey que decidió olvidar esas tierras perfectamente innecesarias para su mayor gloria. Con la Luna pasó lo mismo: fueron, pisaron, no volvieron.

El hombre en la Luna fue, de dos maneras, la gran culminación de la modernidad: el último gran viaje de una sociedad que se formó en sus viajes de conquista, agregando a los suyos territorios lejanos, y el último gran logro de aquellas máquinas cuya fuerza mecánica importaba más que su capacidad de computar. Pero la Luna se quedó tan distante como siempre, tan vacía.

 

El astronauta Buzz Aldrin, el segundo hombre en pisar la Luna, camina por la superficie del satélite natural de la Tierra en julio de 1969.

 

Me gustaría saber por qué. El fin de la Guerra Fría fue, supongo, decisivo: aquello se hacía, sobre todo, por razones políticas de una política que después se terminó. El control del espacio se inscribía en la lógica —militar, propagandística— de ese enfrentamiento: Estados Unidos y Rusia tenían que dominarlo para mostrar que dominaban y, más pedestres, porque si lo hacía el otro podía barrerlos de la Tierra. Así, se puede suponer que aquel triunfo estadounidense fue un golpe brutal para la Unión Soviética, el principio de su fin, el inicio de este orden mundial donde el capitalismo reina sin rivales. Pero esperábamos algo más que ese detalle.

Teníamos, entonces, una confianza en el futuro que perdimos. Y la Conquista del Espacio era uno de sus símbolos. No es que no fuera difícil, pero la abandonamos. Los Estados dejaron de pagarlo, las personas de suponer que ese era el desafío de estos tiempos. Ahora el futuro nos suena a amenaza. Cuando se habla —poco— de retomar estas expediciones, lo que aparece son los dos rasgos más definitorios de nuestros tiempos: el miedo, la codicia.

Aparece el miedo: buscar una salida por si acaso la Tierra, como muchos temen, se nos vuelve invivible. Lo que siempre hizo el hombre —emigrar, buscar nuevos lugares— aumentado en cantidad de kilómetros, no en calidad de desafío. Se podría pensar que establecer colonias en la Luna o en Marte es mucho más difícil que navegar a América en 1500; sospecho que las dificultades son proporcionales al desarrollo de las técnicas, que los problemas que parecen insalvables son los que, en cada momento, una disciplina consigue imaginar.

Aparece la codicia: el motor de las posibles expediciones ya no es la voluntad de conocer sino las posibilidades de explotar; se habla del espacio exterior y sus cuerpos celestes como una mina extraordinaria de materiales que, por ahora, no son de nadie y se podrían rapiñar.

Y reaparece el peor patriotismo: Make America Great Again. Los chinos mandaron una nave que aterrizó, el 2 de enero, en la cara oculta de la Luna y el vicepresidente de Estados Unidos salió a clamar que en 2024 —antes de que termine su eventual segundo término— volvería a haber estadounidenses por allí. Como si, medio siglo después, la Guerra Fresca se estuviera reconstituyendo, sin demasiada ideología, entre dos países capitalistas que se disputan el planeta y, para eso, también tienen que ir a otros planetas.

Aunque, para estar más de acuerdo con los tiempos, en la carrera asordinada también participan tres o cuatro millonarios. Hace 50 años los Estados suponían, todavía, que era su responsabilidad intentar estas hazañas —y otras más cotidianas—. Ahora parece que casi todo debiera estar en manos de los más ricos, desde el desarrollo de las ciencias hasta el bien de la humanidad, pasando por el incordio de definir cómo vivimos cada día.

En cualquier caso, medio siglo después seguimos sin entender los efectos del viaje más impresionante de la historia. Hablaremos mucho, en estos días, de aquel día, aquel paso, aquellas imágenes confusas. Quizá lo más decisivo de ese alarde no fuera que un señor holló la Luna sino que 500 millones lo vimos —sucio, borroneado— desde toda la Tierra: Neil Armstrong, Bracchium Forte, no inició los grandes viajes espaciales sino las transmisiones globales que crean una simultaneidad, un tiempo común donde todos consumimos lo mismo. Esos 500 millones, que entonces eran la desmesura más completa, son los que ahora miran, cualquier miércoles, una semifinal de Champions. Es el espacio que hemos conquistado; en cuanto al otro, al exterior, estamos casi como entonces.

Pero hablaremos mucho, en estos días, de aquel pequeño paso para un hombre. Sería una buena oportunidad de hablar un poco sobre los grandes saltos que ha dado —o no dado— en este medio siglo la famosa humanidad. Llegar a la Luna era una meta mítica; si algo falta, ahora, son esas minucias.

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[2] El lado oscuro de la luna: «Un falso viaje a la luna». ¿Odisea espacial o Documental de Stanley Kubrick?

 

 

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[3] Operación Luna

Operación Luna, llamado Opération Lune en francés y Dark Side of the Moon en inglés, es un falso documental o documental-ficción del canal televisivo francés ARTE France, rodado en el año 2002, con una duración de 52 minutos y dirigido por el director  francotunecino William Karel.
 

En el documental se especula con la posibilidad de que las imágenes de la llegada del hombre a la Luna por parte del Apolo 11 constituyeran un monumental engaño encargado por el entonces presidente Richard Nixon, sugiriendo que habrían sido rodadas en un estudio por Stanley Kubrick, quien por entonces rodaba 2001, Una odisea del espacio.

Para dar credibilidad, el director Karel incluyó entrevistas a personalidades como los secretarios de Defensa y Estado Donald Rumsfeld y Henry Kissinger, el entonces director de la CIA Richard Helms, el astronauta Buzz AldrinAlexander Haig y la propia viuda del director, Christiane Kubrick. No obstante, esas entrevistas fueron sacadas de contexto o se hicieron con preguntas vagas (a los entrevistados se les dijo que el documental era sobre el escándalo Watergate). Al final del documental se aclara que todo fue una broma y se ven tomas falsas en las que muestran riéndose a los participantes. También contribuyó el ser rodado y emitido por el canal especializado en documentales ARTE.

Como guiño a los seguidores de Kubrick, algunos personajes tienen nombres de personajes de filmes suyos, como Dimitri Muffley, suma de los nombres de los presidentes ruso y estadounidense en Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, David Bowman, de 2001: una odisea del espacio, Jack Torrance de El resplandor; aparte de dos referencias a personajes de Con la muerte en los talones de Hitchcock, Eve Kendall y George Kaplan, y otra a El hombre que sabía demasiado (Ambrose Chapel). Otro personaje se llama W.A. Koenigsberg, una «construcción» entre las iniciales de Woody Allen(W.A.) y su nombre real, Allen Stewart Koenigsberg.

Su primera emisión fue el 1 de abril de 2004, día de los inocentes en Francia. También ha sido emitido en otros países en el día de los inocentes local.

https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Luna

 

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[4] El hombre no pisó la luna, y desde luego no cuando nos lo dijeron

 

https://es.scribd.com/document/352466342/David-Percy-La-Luna-Oscura

 

Fotograma de la película «ElResplandor» de Stanley Kubrick. Muy misterioso ese niño que lleva en su jersey dibujado el Apolo XI. Muy misterioso

 

Magnífica charla de José Luis Camacho de Mundo Desconocido sobre una realidad ya del todo evidente: que el hombre no pisó la luna, o por lo menos no cuando nos lo dijeron. Una charla dedicada a destapar mentira tras mentira el supuesto alunizaje de Neil Armstrong, también una charla llena de humor y de complicidad donde se ven las chapuzas que en su momento revistieron de una tecnología que ahora sencillamente nos da la risa.

Entonces, ¿qué fue realmente el supuesto alunizaje de julio de 1969? Fue un spot de publicidad. ¿Un spot de publicidad? Sí, un spot grabado en un plató de televisión que pretendía ‘vender’ a los EEUU como la primera potencia mundial. Y hay que decir que lo consiguieron.

Pero lo verdadero siempre llama a la puerta, aunque tengan que pasar mil años.

Los fotógrafos David Percy y Mary Bennet publicaron un libro en el año 2001 que se titula “Dark Moon, Apollo and the whistle blowers» (La luna oscura, el Apolo y los denunciantes”), un libro que tardaron varios años en poder publicar y en el que realizan un exhaustivo estudio cien por cien profesional concluyendo que ese viaje jamás se realizó, que es una estafa y que tanto las grabaciones del supuesto alunizaje como las fotografías, fueron hechas en un estudio. Este libro se puede conseguir aún en Amazon.

A estas alturas de la película (y nunca mejor dicho) se hace necesario hablar de Stanley Kubrick. Además de ser un brillantísimo director de cine, Kubrick era un iniciado. Un iniciado es alguien que sabe cómo se crea la realidad, o mejor dicho, sabe cómo crear realidad.

Stanley Kubrick estuvo de alguna forma implicado en ayudar a la NASA a hacer alunizajes falsos. El alunizaje de 1969 fue una grabación hecha en estudio, no sucedió realmente, y no es que Kubrick la llevara a cabo, sino que Kubrik posiblemente sabía cómo se hizo. Es preciso recordar que Stanley Kubrick no estaba enfermo cuando murió. Es muy posible que la élite temiera que Kubrick pudiera contarlo todo dado que en su última película «Eyes wide shut» contó las ceremonias satánicas de la élite, algo que debió de conocer también de cerca.

Es del todo evidente que en la película «El Resplandor» Kubrick estaba ocultando algo muy gordo, porque en esa película, seguramente como en ninguna otra, decidió utilizar un lenguaje simbólico casi al cien por cien. El simbolismo en la imagen es más fuerte cuando las cosas no se pueden decir a las claras. En «El Resplandor» está esa clave del niño con el jersey y el dibujo del Apolo 11, ahí Kubrick estaba dejando una evidencia para todo aquel que la quisiera ver, también es verdad que podría estar dejando ‘una marca’ para que fuera vista por los iniciados de la ‘hermandad’.

¿Y cuál es el cuento que hay detrás de todo esto? El cuento que hay detrás es que somos controlados mentalmente. La televisión construye lo real, es la televisión y sus falsos directos la que va construyendo la realidad, de esa forma es como se crea el relato oficial y de esa manera la población es controlada. Se nos controla a través de la falsa construcción de verdades  oficiales. Una vez que se ha construido una verdad oficial, es muy difícil -por no decir imposible- cambiarla por otra. Ese es el relato de fondo que hemos de comprender. Sucedió ya con el supuesto suicidio de Hitler y Eva Braun, algo que jamás sucedió; sucedió también con el supuesto suicidio de Salvador Allende, algo que ya se ha demostrado que es falso pues Allende fue acribillado a balazos; con el asesinato de Kennedy sucedió algo parecido, y es que nos vendieron que los disparos habían partido solamente de un punto, cuando se sabe que al menos hubo tres frentes distintos. Y qué decir del 11-S, del 11-M, lo mismo que otros atentados recientes que se sabe ya cómo han sido hechos. Pobres diablos, dónde os meteréis cuando todas las verdades salgan a la luz.

 

La Teoría de la Conspiración

Según cifras de la NASA, un 11% de los estadounidenses cree que el viaje a la Luna fue un fraude. Esta cifra se dispara en el resto del mundo. Los teóricos de la conspiración nos cuentan una alucinante historia de fotografías retocadas, alunizajes falsos, presuntas rocas lunares que jamás han salido de la Tierra y astronautas programados psicológicamente para mantener la impostura. Para ellos todo es fruto de un desesperado intento de evitar el desastre que hubiese supuesto la derrota estadounidense en la carrera espacial.

El presunto fraude lunar es un elemento muy presente en la cultura popular norteamericana, que aparece incluso en guiones  cinematográficos como los de: “Los diamantes son para siempre” (1971) y “Capricornio I” (1978).

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Las Pruebas
a) El engaño de las fotografías
b) Problemas técnicos
c) El silencio
d) Muertes sospechosas
e) Los Hare Krisna

Motivos del Fraude
Lo que ‘realmente’ pasó

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Las Pruebas

No me hagan ninguna pregunta y yo no les diré ninguna mentira” (Mike Collins, piloto del Apollo XI) Las pruebas que aportan los  defensores de la teoría de la conspiración son muy variadas y en algún caso llegan a ser absurdas. Los argumentos más utilizados son los que presentamos a continuación.

 

a) El engaño de las fotografías

Una de las teorías utilizadas para defender el supuesto fraude es que las fotografías oficialmente tomadas por los astronautas en la superficie lunar, de ser todo tal como se nos ha contado, no deberían contener cierto número de interesantes incongruencias. David Percy, fotógrafo británico de la Royal Photographic Society declaraba:

Nuestra investigación sugiere que las imágenes de los alunizajes del proyecto Apollo fueron falsificadas. Muchas de las imágenes están llenas de inconsistencias y anomalías”.

  • Un cielo sin estrellas

En la totalidad de las fotos distribuidas por la NASA de la expedición lunar, se ve un cielo completamente oscuro sin presencia de estrellas. En la superficie lunar, la ausencia de atmósfera que entorpezca el paso de la luz, las estrellas son totalmente visibles y aparecen con un brillo considerablemente mayor que en la Tierra. Por lo tanto es realmente extraño que no aparezcan estrellas en las fotografías más aun cuando la cámara (Hasselblad) y la sensibilidad de la película utilizada (Ektachrome) permitían retratarlas.

¿Por qué no aparecen? Cuando se produjo el alunizaje, el sol estaba en el horizonte lunar pues se trataba de un amanecer “local”: la superficie resultaba “luminosa”.

Además, los astronautas portaban trajes blancos y muy brillantes. En estas condiciones, para poder fotografiar a un astronauta, es necesario un tiempo de exposición rápido con una apertura del objetivo muy pequeña. Es decir, que la cámara está preparada para tomar fotografías de objetos brillantes y las estrellas no dejan de ser, incluso en la Luna, objetos tenues. Con una rápida exposición, no hay tiempo de que queden registrados sobre la película fotográfica.

Resultaba imposible fotografiar simultáneamente a un astronauta y a las estrellas del fondo. No tiene nada que ver el hecho de que el cielo esté oscuro en ausencia de atmósfera, es un problema del tiempo de exposición. 

Por otra parte, resulta extraño el hecho de que no se tomaran fotografías del firmamento dado que la visibilidad era óptima y más aun cuando los propios tripulantes comentaron el hecho de que se podía disfrutar de la visión de millones de estrellas, por no mencionar Júpiter, Saturno y otros planetas.

Suponiendo que todo fuera un fraude, surge una pregunta: ¿por qué no añadieron un cielo artificial con estrellas? Porque las estrellas no son tan fáciles de falsificar como puede parecer a primera vista. Los astrónomos hubiesen analizado las posiciones relativas y los ángulos entre losastros. Ni con las computadoras más avanzadas de aquella época se podría haber simulado un firmamento que pudiese engañar a los profesionales. Los responsables del fraude adoptaron la solución más sencilla: eliminar por completo la presencia de estrellas.

 

 

  •  El módulo lunar no dejó un cráter

Fijándonos en las fotos del módulo lunar, no se aprecia un cráter considerable bajo la tobera del motor. El motor del LM desarrollaba unos 5000 kg de empuje por lo que debería haber abierto un agujero en el suelo lunar. Los astronautas encendieron el motor con la suficiente potencia como para abandonar la órbita y alunizar pero esto no requería del empuje máximo, sino de unos 1500 kg. La tobera del motor tiene un área de unos 1,5m². Eso significa que el empuje empleado generó una presión de sólo 1,5 psi. En la Tierra, el aire de la atmósfera  concentra el chorro de gases en una columna. La falta de atmósfera en la Luna hace que los gases expulsados se difuminen rápidamente, lo que evita que el empuje se concentre. Esto explica la ausencia de cráter.

 

 

  • Pisadas sobre la arena

El LM al descender levantó una nube de polvo. Por lo tanto, en los alrededores de la zona de alunizaje, todo el polvo debería haber sido “barrido” dejando una superficie limpia de arena. Esto se contradice con el hecho de que los astronautas dejaron huellas en las inmediaciones del módulo lunar.

En la Luna no hay atmósfera, por lo tanto no hay aire que pueda ser movido o “empujado” por los gases que expulsa un motor cohete. Es decir, cualquier mota de polvo que se mueva debe ser desplazada directamente por gases provenientes del motor, ya que no hay “aire que barra el polvo”. El empuje del motor sólo consiguió mover una pequeña cantidad de arena que se acumuló en las proximidades del LM. Por eso, al descender, Armstrong hundió su pie sobre la superficie, dejando una huella.

 

 

  • Problemas con las sombras

Las fotos presentan sombras de los astronautas demasiado desiguales y en ocasiones divergentes, lo que podría indicar la presencia de otras fuentes de luz además del Sol. Hay detalles de los trajes espaciales y del módulo de alunizaje visibles cuando no deberían serlo debido al acusado contraste entre la oscuridad y la claridad motivado por la falta de atmósfera. Otro de los argumentos es la presencia de extraños reflejos en los visores de los cascos.

Para justificar estos fenómenos Jesús Cancillo, profesor de la Universidad de Alicante, analiza con detalle las fotografías: La presencia de sombras de longitud diferente puede deberse a que los astronautas sean de distinta altura o, fundamentalmente, a las irregularidades del terreno. La existencia de otras fuentes luminosas (un foco de estudio, por ejemplo), además de la solar daría lugar a que cada objeto iluminado arrojase más de una sombra. No es el caso.

La ausencia de atmósfera en la Luna elimina el fenómeno de la difusión de la luz de manera que, a diferencia de la Tierra, el cielo lunar aparece completamente negro. Sin embargo, esto no significa que los objetos que no son directamente iluminados por el sol permanezcan en completa oscuridad: la reflexión de la luz por cualquier objeto iluminado sigue siendo igualmente efectiva. El suelo lunar, las partes del traje o del módulo lunar iluminadas actúan como reflectores permitiendo que zonas en la sombra aparezcan bastante bien iluminadas.

El análisis en detalle se encuentra en la página : www.arpsapc.org/articulos/luna/

  •  Fotos demasiado perfectas

Las cámaras de los astronautas iban colgadas del pecho, sin embargo las fotografías tomadas están perfectamente encuadradas y enfocadas. Es obvio que los astronautas tomaron cientos de fotografías, mientras que la NASA sólo distribuyó las mejores de ellas.

 

 

  •  Dónde está el fotógrafo

En una de las fotos más famosas del programa Apollo, aparece Aldrin en primer plano y reflejado en su visor Armstrong. A simple vista, éste no parece estar haciendo la foto, ¿quién la hizo? Como hemos dicho, las cámaras iban colgadas del  pecho.

Otras de las fotos donde aparecen ambos astronautas, fueron tomadas desde cámaras situadas en el módulo lunar.

  • La bandera ondea

En las fotos tomadas aparece la bandera americana dando una sensación de movimiento, lo que parece inexplicable debido a la ausencia de atmósfera. Esto puede justificarse debido a que la bandera estaba inicialmente doblada y por lo tanto presentaba arrugas al extender la tela. También existe otra justificación: el astronauta que clavó la bandera se dedicó a hacer girar el poste que la soportaba, lo que permitió que ondease en el vacío.

  • Fondos idénticos

Hay determinadas fotos donde aparece el LM de fondo con una montaña detrás y en otras fotos aparece la misma montaña prácticamente desde el mismo ángulo, pero no hay rastro del módulo lunar.

La explicación se basa en un fenómeno que ocurre en ausencia de atmósfera. Los objetos a una gran distancia se aprecian con gran nitidez debido a que no hay aire que pueda distorsionar la imagen. No podemos medir distancias ‘a ojo’ sobre la fotografía ni suponer posiciones relativas entre objetos a simple vista. La montaña está a una gran distancia a pesar de que en la foto pueda parecer cercana. Todas estas fotografías presentan el mismo fondo a pesar de haber sido tomadas desde sitios diferentes debido al ‘paralelismo’ que se induce por las grandes distancias.

  • Motores sin llama

Cuando la mitad superior del LM despega para abandonar la superficie lunar, no se observan llamas en la salida de la tobera. La razón es simple, el combustible utilizado no produce una llama visible. (www.abc.net.au/science/moon/rocket.htm)

  • ‘Crosshairs’ (cruces que aparecen en las fotografías para facilitar la medida de los objetos) desaparecidos

Algunos ‘crosshairs’ parecen estar detrás de los objetos retratados, lo que hace pensar en un fotomontaje. Esto se debe a que los ‘crosshairs’ (de color negro) únicamente son visibles sobre fondos claros. Las zonas donde parecen estar detrás, son zonas sombreadas lo que justifica este efecto.

 

b) Problemas técnicos 

Ciertos partidarios de la conspiración afirman que en la década de los 60 la NASA no contaba con la  tecnología suficiente para hacer llegar al hombre a la luna.

* El Apollo I (enero de 1967) se incendió en una prueba preparatoria de la misión. Esto hace pensar que los inconvenientes técnicos sufridos habrían sido imposibles de solucionar en tan poco tiempo. Esta milagrosa recuperación tecnológica, junto con las incongruencias  presentadas dio lugar a especulaciones sobre el fraude.

* Bill Brian escribió en 1982 “Moongate”, en la que sostiene la existencia de ‘alguna clase de encubrimiento’ en el viaje lunar. Aporta una razón completamente diferente para muchas de las inconsistencias encontradas: quizá se viajó a la Luna, pero Brian intenta demostrar que la tecnología oficialmente empleada es demasiado primitiva y, que si realmente se llegó, la NASA ocultó las técnicas empleadas.

Si se descubriese la verdad sobre la Luna, la NASA tendría que explicar la técnica de propulsión que los llevó hasta allí, además de divulgar sus investigaciones en propulsiones alternativas, unas investigaciones que ponen en riesgo el negocio de las grandes corporaciones petrolíferas y cuyos resultados podrían conducir al derrumbe de la estructura misma de nuestra economía mundial. Sencillamente, la NASA no puede asumir ese riesgo”.

* Otro problema técnico es la presencia de los cinturones de Van Allen, que son zonas por encima de la superficie terrestre donde el campo magnético  de la Tierra atrapa partículas de viento solar. Ciertos científicos sostienen que la tecnología con la que se contaba no protegería a los tripulantes del Apollo XI al atravesarlos, provocando su muerte. Existen estudios que demuestran que los astronautas fueron capaces de soportar estas radiaciones debido a la protección proporcionada por la nave. (http://lsda.jsc.nasa.gov/books/apollo/S2ch3.htm)

* Existe la creencia de que el movimiento de los astronautas en el interior del LM durante el aterrizaje y el despegue, descompensaría la nave, desplazando su centro de masas y haciéndola incontrolable al ser ésta, una nave pequeña y poco robusta.

Para corregir este efecto, se desarrolló un sistema automático de control de estabilidad del módulo lunar, que está ampliamente  documentado en la siguiente página: www.apollosaturn.com/Lmnr/gn.htm

 

c) El silencio

Ni la NASA ni sus representantes han accedido jamás a debatir públicamente los asuntos defendidos por los partidarios de la conspiración. El silencio que rodea a la historia del presunto fraude lunar ha dado lugar a gran número de anécdotas. El 21 de septiembre de 2002, el astronauta Edwin ‘Buzz’ Aldrin resultó absuelto en los tribunales de un cargo de agresión contra un teórico de la conspiración, que le retó de improviso a que jurara ante una biblia que realmente estuvo en la Luna en 1969. Aldrin declaró a las autoridades que  actuó en legítima defensa cuando golpeó a Bart Winfield Sibrel, a la salida de un hotel de Beverly Hills. Tras escuchar las versiones de los implicados y visionar la filmación de los hechos el fiscal de Los Ángeles decidió no presentar cargos contra Aldrin.

El cineasta Bart Winfield es uno de los más destacados defensores de la teoría de la conspiración. Ha producido varios reportajes televisivos y un documental en los que expone pruebas y testimonios que apuntan hacia la posibilidad de que las misiones a la Luna fueran un fraude. En la grabación de una nueva película realizó numerosos intentos de contar con el testimonio de Aldrin para su reportaje. Cansado de las continuas negativas del astronauta decidió esperarle acompañado de un cámara a la puerta de un hotel y cuando lo vió salir, le abordó de improviso. Biblia en mano le gritó «jure ante la biblia que realmente estuvo usted en la Luna en 1969«. La respuesta de Aldrin fue un sonoro puñetazo ante la cámara. Este incidente se enmarca en la tradicional postura de silencio que los astronautas del Proyecto Apollo han mantenido sobre este asunto. Neil Armstrong se niega a conceder entrevistas relacionadas con ese tema: «no me hagan ninguna pregunta y no les diré ninguna mentira«. Collins también se niega sistemáticamente a ofrecer cualquier tipo de declaración al respecto.

En Octubre de 2002 la NASA contrató al ingeniero y divulgador científico James E. Oberg para intentar demostrar la llegada del hombre a la Luna. La iniciativa fue abandonada por la NASA temiendo que con esto no se conseguiría sino darle más publicidad a una polémica que sería mejor olvidar. Oberg y Roger Launius (antiguo director de la  oficina de historia de la agencia espacial) han decidido seguir adelante con este proyecto a nivel personal, no con el objetivo de convencer a los defensores de la conspiración, sino para aportar pruebas sólidas que impida que se siga extendiendo la historia del fraude entre las nuevas generaciones.

 

d) Muertes sospechosas

Esperamos que si nos ocurre algo esto no retrase el programa” (Gus Grissom, semanas antes del accidente del Apollo I) 

Al igual que otras teorías de la conspiración, en el fraude lunar aparece una colección de muertes misteriosas. La más controvertida es la del astronauta Gus Grissom (durante el incendio del Apollo I) que en repetidas ocasiones había manifestado públicamente una postura muy crítica respecto a los problemas de seguridad del proyecto Apollo. Según los defensores de la conspiración, su muerte “pudo servir” para que otros posibles disidentes se lo pensaran dos veces antes de manifestar alguna duda sobre el proyecto.

 

e) Los Hare Krisna

Los dirigentes de la secta ‘Hare Krisna’ sostienen que es imposible que los astronautas norteamericanos pudieran haber llegado a nuestro satélite pues, según sus libros sagrados, la Luna se encuentra dos millones de kilómetros más lejos de la Tierra que el Sol. Por tanto, no comprenden cómo el Apollo XI llegó allí en tan sólo 91 horas.

Sin embargo, los Hare Krisna no descartan a priori el viaje espacial, ya que afirman que se puede llevar el alma desde el ombligo hasta el tercer ojo y fijarla en el entrecejo pensando fuertemente, gracias a lo cual: SE PUEDE, EN MENOS DE UN SEGUNDO, ALCANZAR LOS PLANETAS Y APARECER DOTADO DE UN CUERPO ESPIRITUAL.

 

 

Motivos del fraude

La agencia espacial se dedicó a poner en marcha el elaborado fraude cuando, tras años de fiascos tecnológicos y trabas presupuestarias, la NASA se vio ante la desagradable perspectiva de admitir finalmente que la promesa póstuma del mitificado presidente Kennedy iba a quedar sin cumplir al resultar imposible poner a un hombre en la Luna antes de finalizar la década de los 60.

Todo fue probablemente fruto de un desesperado intento de evitar el ridículo y el revés propagandístico que hubiese supuesto admitir ante la comunidad internacional la derrota estadounidense en la carrera espacial en plena guerra fría.

 

Lo que ‘realmente’ pasó

Las conclusiones de este apartado las extraemos de los trabajos de Ralph René, del libro “20 grandes conspiraciones de la historia” de Santiago Camacho y del libro de Bill Kaysing “We never went to the moon: America’s thirty billion dollar swindle”.

Como hemos visto, las pruebas de los teóricos de la conspiración resultan bastante endebles. Kaysing, su principal defensor compensa esta falta de pruebas de cargo con un notable entusiasmo. Kaysing es un californiano de 72 años de edad, trabajó como jefe de publicaciones técnicas para la sección de investigación y desarrollo de Rocketdyne, en sus instalaciones del sur de California entre 1956 y 1963. Rocketdyne era el contratista de los motores del Proyecto Apollo. «La NASA no podía ir a la Luna y ellos lo sabían«, afirma Kaysing que defraudado por lo que pudo ver durante su experiencia como contratista de la agencia espacial, decidió dedicar su vida a esclarecer ‘la verdad’:

«Durante ese tiempo yo estaba habilitado por la Comisión de Energía Atómica para acceder a información clasificada como alto secreto. Esa clasificación me permitió acceder a los secretos del desarrollo de los proyectos Mercury, Gemini, Atlas y el futuro Apollo. Gracias a mi experiencia como técnico comprendí que había muchas cosas que la industria aeroespacial y la NASA hubiesen querido hacer, pero que nunca hicieron. Dicho de otra forma, no tuvieron tantos éxitos como pretendían. A finales de los años 50, cuando yo estaba en Rocketdyne, hicieron un estudio de viabilidad de un viaje con astronautas que aterrizaran en la Luna. El resultado fue que las posibilidades de éxito eran de apenas un 0,0017%. En otras palabras, era imposible sin embargo, la NASA y Rocketdyne querían que el dinero siguiera fluyendo. He trabajado en la industria aeroespacial el tiempo suficiente como para saber que esa es su única meta.»

Los argumentos de Kaysing quedaron expuestos en un libro que, a falta de un editor que se atreviese a publicarlo fue editado por él mismo. Se llama Nunca fuimos a la Luna y resulta el trabajo de toda una vida, con multitud de documentos, testimonios y fotografías recopiladas por el autor,para desenmascarar lo que él llama el mayor fraude de la historia:

«Creo realmente que las evidencias que expongo prueban, más allá de cualquier duda, que es imposible que hayamos llegado a la Luna, al menos en la forma que se nos ha contado»

Otro notable defensor de la conspiración es Ralph René, autor del libro NASA Mooned America. Es el responsable de la mayoría de las pruebas que los teóricos de la conspiración defienden. Su conclusión es la misma que la de Kaysing: es imposible que EEUU pusiera a un hombre en la Luna. Para René y Kaysing lo que realmente ocurrió es lo siguiente:

La NASA, actuando en estrecha colaboración con la DIA (agencia de inteligencia de la defensa) –el mayor cuerpo de la inteligencia estadounidense- organizó una operación dealto secreto denominada ASP (Apollo Simulation Project) que desarrollaba el fraude. Las tomas falsas fueron rodadas en la baseNorton de la fuerza aérea, en San Bernardino, California: «Allí contaban con más y mejor equipo técnico y humano que todos los estudios de Hollywood juntos», explica Kaysing, añadiendo que el hombre encargado del peculiar rodaje fue el director Stanley Kubrick, cuya película 2001: Una Odisea del Espacio (1968) había impresionado a los oficiales de la NASA, que le pusieron al mando de la parte técnica de la operación. Puede sonar descabellado, pero Kubrick siempre rehusó contestar a cualquier pregunta sobre el tema, una actitudhabitual en los implicados en este curioso asunto.

El astronauta Brian O’Leary hizo unas declaraciones que avalan una teoría parecida: “Si algunas de las filmaciones se hubieran estropeado es remotamente posible que la NASA puediera haber rodado algunas escenas en un estudio cinematográfico para evitar la vergüenza pública”.

Aparte de las filmaciones, la agencia espacial produjo abundante material fotográfico de su alunizaje falso. Aparte de las inconsistencias ya resaltadas, tanto René como Kaysing afirman que la comparación de las fotografías con las filmaciones realizadas en teoría, les ha llevado a descubrir la existencia de grandes fallos de continuidad entre unas y otras, diferencias que indican que no fueron tomadas en el mismo momento. Las acusaciones de Kaysing adquieren un tono definitivamente alucinante cuando describe lo que podíamos denominar como «fase de postproducción» del fraude lunar. Una vez elaborado el material gráfico destinado a engañar al público, había que proceder a la escenificación de la misión Apollo propiamente dicha. Un cohete sin tripulación habría sido enviado al espacio ante la mirada de millones de ojos, que desde todo el planeta, siguieron el despegue mientras los pretendidos astronautas eran llevados en avión al complejo que la ASP tenía preparado a tal efecto en el desierto de Nevada. Un lugar, donde según Kaysing: «de todos los lujos concebibles, incluyendo la presencia de algunas de las más voluptuosas bailarinas de striptease de Las Vegas, que ya habían colaborado en otros asuntos con la inteligencia militar». Es posible que tal instalación se encontrara en el complejo militar de alto secreto conocido en clave como «Dreamland»: el Área 51.

Una vez presuntamente lanzados al espacio los astronautas resultaba imposible verificar la autenticidad de cualquier comunicación, ya que la propia NASA controlaba los enlaces. ¿Quién es capaz de asegurar que las imágenes y sonidos que recibíamos eran emitidas realmente en directo?

Los detalles que aporta Kaysing en su libro, resultan alucinantes: nos relata la escandalosa vida de playboys que Armstrong y sus compañeros llevaron en su apartado y lujoso confinamiento, mientras el mundo los suponía a medio millón de kilómetros de La Tierra. 

Uno de los momentos más surrealistas de la narración, es aquel en el que nos narra una pelea de burdel que se entabló entre uno de los astronautas y un miembro del personal del ASP cuando ambos, influidos por los rigores del encierro y la presión psicológica a la que estaban sometidos, se encaprichó con una exhuberante bailarina exótica conocida como Peachy Keen. Se nos hace un poco cuesta arriba imaginarnos que en una operación de alto secreto en la que se encuentra en juego el prestigio de la nación más poderosa de la tierra, pueda terminar convertida en poco menos que una pelea de borrachos dándose de tortazos en un bar de alterne. Claro que tratándose de Estados Unidos, todo es posible…

El caso es que poco antes de su triunfal ‘regreso’ a La Tierra, los astronautas habrían sido alejados de los placeres y tentaciones de Las Vegas, para ser confinados en una base secreta al sur de las islas Hawaii, concretamente en el archipiélago de Tauramoto. Allí les aguardaba la falsa cápsula espacial a bordo de la cual serían lanzados al océano desde un avión de transporte C5-A para ante las cámaras de televisión ser rescatados por la Marina y vueltos a enclaustrar en una inexplicable cuarentena, especialmente si tenemos en cuenta que teóricamente regresaban de un lugar sin atmósfera, sin agua y sometida a la implacable acción de los rayos cósmicos, donde era virtualmente imposible que se contagiaran de virus, bacterias o microorganismos de ningún tipo. Para Kaysing resulta evidente que este nuevo confinamiento fue empleado para adoctrinar a los astronautas respecto a lo que deberían decir en sus intervenciones ante los medios de comunicación, ensayando una y otra vez las respuestas a cada posible pregunta.

Los teóricos de la conspiración nos cuentan una alucinante historia para justificar lo que ellos creen que realmente pasó, pero es una historia tan surrealista y atractiva que casi desearíamos que fuese ‘la verdad’. «Porque a veces es demasiado increible, la verdad deja a menudo de ser conocida».


Quienes quieran contactar con Bill Kaysing pueden hacerlo en la siguiente dirección : Bill Kaysing: P.O. Box 595 Frazier Park Ca. 93225 EEUU.

Quienes quieran contactar con Ralph René pueden hacerlo en la dirección : Ralph René: 31Burgess Place Passaic NJ 07055 EEUU.

MARZO 15, 2017 POR MAESTROVIEJO

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[5] El viaje a la luna, ¿un montaje?; la foto que pone en aprietos a la NASA 

Por Merkatender (artículo) y Mario Astorga (vídeo)

https://mx.blastingnews.com/tecnologia/2017/11/el-viaje-a-la-luna-un-montaje-la-foto-que-pone-en-aprietos-a-la-nasa-002182037.html

 

Consciencia y Vida/ Magazine: Narrativa – blogspot.com
 

Durante años se ha debatido que el hombre no ha llegado a la luna, esta foto parce darles la razón

 

La misión es Apollo 17, de las últimas que el gobierno estadounidense enviaría, la fecha, diciembre de 1972; el hecho, una fotografía, supuestamente, Eugene A. Cerman está caminando sobre la superficie lunar, y le han tomado una fotografía, en este caso, Harrison H. Schmitt, también piloto del módulo lunar; con una cámara Hasselblad, y en el reflejo del casco del comandante de la misión, se pude apreciar el reflejo de una persona que aparentemente, no tiene traje espacial, y está detrás del que tomó la fotografía.

Las cámaras Hasselblad, fueron diseñadas para poderse atar a la parte delantera del traje espacial de los astronautas enviados a las misiones Apollo; su característica principal era que en su lente objetivo, contenía una retícula muy fina, que semejaban a unas “cruces” las cuales servían de referencia visual a los que harían un mapa basándose en las fotografía, creando un “colash” gigante de las mismas usando como referencias tal retícula.
 

La foto en cuestión se hecho viral, ya que la han subido a Youtube y le han hecho un análisis comparativo visual, mejorando significativamente la resolución de la foto original al usar software de edición fotográfica.

Streetcap1, es el usuario que publicó el video en la red social, se titula “Reflection in a visor”, y en su video (en inglés) se entiende que la foto es original y derivada de la última misión Apollo en la luna.
 

La foto, que no explica cómo llegó a sus manos, contiene en primer plano a un astronauta de pié, en posición de perfil, viendo hacia la derecha de observador, y en su casco, se logra apreciar una silueta de pié.

En el video, el usuario explica que se le hizo “raro” esa fotografía y que observó más de cerca, usando el software de mejora fotográfica, logra recortar la imagen y mejorar la definición de sus pixeles.

El resultado es un zoom al casco del astronauta, y en el visor del mismo, se logra apreciar claramente una silueta aparentemente humana, de pie y que refleja una sombra.

El usuario subraya el hecho de que parece ser que no está usando traje espacial, derivado de que en esa silueta, no se aprecia la forma redondeada de un casco sobre la cabeza de la silueta.

Los comentarios no se hicieron esperar, de inmediato cientos de usuarios partidarios de las teorías de la conspiración, señalaban que la silueta era un tramoyista (o el técnico encargado de manejar las herramientas o maquinaria de la escenografía de una película u obra teatral).

El usuario, hace una análisis comparativo, delineado la siluetadel supuesto tramoyista y subrayando que no trae traje protector, esto derivado de haber visto las piernas de la mencionada silueta, además de no presentar sombra alguna de un casco.

 

 

“Nunca hemos ido a la luna”

Desde que se anunciaron los alunizajes de las misiones Apollo, han existido voces que aseguran que no se llevaron a cabo tales viajes, o que, solo se realizaron viajes orbitales para evitar la excesiva falsificación.

Entre los argumentos más usados destacan los siguientes:
 
1.- Las sombras de las fotografías del área de aterrizaje lunar, las cuales se ven multidireccionadas, como si fueran iluminadas por varios reflectores. 

2.- Las zonas oscuras o sombreadas de las fotografías, donde se supone hay oscuridad total debido a la ausencia de la luz del sol, pero que, sin embargo, se logran distinguir claramente los logotipos de la NASA y la bandera estadounidense detrás de la nave de aterrizaje y precisamente dentro del área de sombra.

3.- Se encontraron las zonas que se usaron para “ensayar” las caminatas lunares en la tierra, con reproducciones lo más exactas posibles del terreno, esto, en el desierto de Nuevo México; sugieren los conspiracionistas, que ahí se llevó a cabo en la noche, la filmación y trasmisión de las misiones lunares.
 
4.- Que en las fotos y trasmisiones de video, no se aprecian los millones de estrellas que hay en el espacio profundo, que en el horizonte lunar, tampoco se aprecian el brillo contrastado de las estrellas.

Y así podríamos seguir enlistando una serie de “señalamientos” que han llevado a cabo los teóricos de la conspiración.

Y ha sido tan impactante esta teoría conspiracionista, que se ha calculado que el 6% de la población estadounidense cree que no fue posible viajar a la luna.

Las pruebas de que sí fuimos a la luna

Las pruebas han sido muchas que refutan estas teorías, pero las definitivas y que han dado por el suelo con lo elucubrado son las siguientes:

1.- Las misiones 11, 14 y 15 del proyecto Apollo, dejaron retro reflectores en la superficie lunar, que son los que s usan para medir la distancia anual entre la tierra y la luna con rayos laser.

2.- En 2009, la sonda de órbita baja lunar “Lunar Reconnaissance Orbiter” tomó fotos de excepcional claridad y nitidez, mostrando los módulos de las misiones Apollos apostados a lo largo de la superficie lunar y las sombras provocadas por el reflejo del sol.

3.- Los 328 kg. De rocas lunares traídas durante las misiones Apollo.

Los mayores representantes de la conspiración “nunca fuimos a la luna”

Bill Kaysing, un licenciado en letras y con falta de educación científica o tecnológica, fue empleado de una empresa subcontratada por la NASA llamada Rocketdyne, sin embargo, escribió un libro que se llama, “Nunca fuimos a la luna” en 1976 y que se convirtió en la piedra soporte de esta conspiración antiselenita.

Otro conspiracionista famoso, David Percy, experto en fotografía y audiovisuales, creador dl documental “¿Qué sucedió en la luna? Sostiene que los errores mostrados en las fotografías y tomas de video, son excesivamente obvios, como una forma de los empleados de la NASA de “avisarnos”.

Uno más de la lista; Bart Sibrel: periodista y director de cine.Creó el documental “Algo extraño sucedió en el viaje a la Luna”, durante el documental, señala que si bien si hubo viajes espaciales, solo se quedaron orbitando sin llegar a alunizar.

Richard Hoagland: estudioso del caso OVNI. Para él, los astronautas tuvieron contacto con una civilización extraterrestre y es por ello que tuvieron que trucar las fotografías lunares, escribió un libro llamado “¿Quién se duele por el Apolo?” donde defiende activamente los alunizajes y las caminatas lunares, contradiciendo al especialista en video y fotografía David Percy.

Jack White es otro de los pilares conspiracionistas; fotógrafo profesional; según él ha mostrado que bajo comparación sistemática, las fotografías de los selenizajes no corresponden con la realidad geográfica actual.

Los alunizajes, sí se llevaron a cabo

La comunidad científica en pleno ha respaldado totalmente la veracidad de los alunizajes, además de connotados personajes de esa élite científica han expuesto sus respuestas que rebaten los argumentos que pretenden invalidar, por lo menos socialmente, la llegada del hombre a la luna.

El astrofísico y divulgador científico llamado Phil Plait: es dueño de la web Bad Astronomy, la cual se especializa en rebatir las ideas o creencias seudocientíficas que se divulgan en el ciberespacio.

El ingeniero e historiador espacial de la antigua URSS, James Oberg.

Harald Lesch: de la Universidad Sternwarte de Múnich estrella del programa científico Alfa Centauro, en donde se han demostrado las falacias anteriores.​

El astrónomo estadounidense James V. Scotti, quien en diversas entrevistas y publicaciones ha dejado mal parados a los conspiracionistas.

Jay Windley: ingeniero aeroespacial, dueño de la web Clavius Moon Base y que al igual que Phil Plait, rebate las seudociencias.

A pesar de todo, los defensores de las teorías conspiradoras siguen en pie de lucha, tratando de demostrar que lo que han señalado es la única verdad.

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[6] ¿Rodó Kubrick la «falsa» llegada del hombre a la Luna? Su hija responde a los «conspiranoicos»

Vivian Kubrick ha cargado en Twitter contra aquellos que acusan a su padre de traicionar al pueblo norteamericano participando en el supuesto engaño perpetrado en 1969

Redacción 

08/07/2016

https://www.abc.es/ciencia/abci-rodo-kubrick-falsa-llegada-hombre-luna-hija-opina-sobre-eterno-debate-201607081318_noticia.html

 

¿Verdad o mentira? El debate está abierto desde el 69 – ABC

 

¿Quién no ha oído hablar de las teorías que afirman que los seres humanos no han pisado todavía la Luna? Desde que fue retransmitido a medio mundo en 1969, el alunizaje del hombre sobre el satélite de la Tierra ha generado controversia entre los amantes de la conspiración. Y es que, son muchos los que consideran que, en plena carrera espacial entre la URSS Estados Unidos, los norteamericanos decidieron rodar en un plató -y con Neil Armstrongcomo estrella- el momento que cautivó a millones de personas.

A pesar de que esta teoría siempre ha estado latente, lo cierto es que cobró -si cabe- mayor importancia a partir del año 2001, cuando se estrenó en la pequeña pantalla un falso documental llamado «Operación Luna» que (salpicado por declaraciones irreales de expertos de la NASA) ahondaba en la posibilidad de que el encargado de rodar esta película hubiera sido Stanley Kubrick, el popular cineasta conocido por haber creado « La naranja mecánica».

En el largometraje de ficción se determinaba que, aprovechando que el artista estaba rodando entonces la película «2001, Odisea en el espacio», había colaborado con el gobierno estadounidense (al frente del cual se encontraba entonces Richard Nixon) para montar este gigantesco engaño.

Con todo, tan cierto como que este documental fue un éxito, también lo fue el que, al final del misno, los autores dejaron claro que todo el clip no era más que una curiosa mentira. Sin embargo, eso no disuadió a los amantes de lo oculto, que tomaron todo lo dicho por aquellos falsos expertos como verdad.

 

Pues bien, ahora -casi medio siglo después de que el hombre pisara la Luna y en plena llegada de la sonda espacial Juno hasta Júpiter- la hija de Kubrick, Vivian, ha cargado en Twitter contra todos aquellos que se siguen creyendo la absurda teoría de que su padre rodó la llegada del hombre a la Luna. Lo ha hecho en un extenso mensaje (fotografiado e insertado en un tuit) que ya ha logrado cosechar la friolera de casi 1.500 retuits y unos 2.000 «favoritos».

En el susodicho tuit, esta mujer afirma que «siente que es el momento adecuado para responder» a estas falsas acusaciones. Para ello, comienza afirmando que estuvo «presente en cada una de las películas que ha hecho [su padre]» y vivió en primera persona cómo su progenitor fue perseguido a nivel gubernamental (y vio su vida amenazada) por rodar algunos largometrajes que, en su momento, eran considerados sumamente transgresores. «¿No creen entonces que sería la última persona en ayudar al Gobierno de los Estados Unidos a perpetrar tal traición contra su pueblo?», añade.

Para terminar, afirma de forma drástica que todos estos comentarios son totalmente falsos y que le parece absurdo que, con todas las conspiraciones reales que se han sucedido a lo largo de la historia y están todavía sin resolver, la sociedad siga todavía cargando contra su padre. «¿Creen que los alunizajes fueron falsos y filmados por mi padre? ¡No lo puedo entender! […] Las supuestas verdades persisten a día de hoy, pero son […] evidentemente falsas, mentiras grotescas», determina. ¿Terminarán estas declaraciones con el eterno debate?

 


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