Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal conversan durante el desfile militar en el Día de la Hispanidad, a 12 de octubre de 2022, en Madrid.
Nos quitan las encuestas justo ahora que se ponían interesantes. Entramos en la semana de la incógnita y la caverna platónica para el votante desnortado. Tanteamos papeletas en tinieblas como personajes del Ensayo sobre la ceguera de José Saramago. Ya no podremos calibrar la utilidad estimativa de nuestro voto. Y, sobre todo, nunca llegaremos a conocer demoscopias sobre si la sarta de mentiras que soltó Alberto Núñez-Fakejóo en su cara a cara con Pedro Sánchez le va a pasar factura electoral o, como dicen los palmeros mediáticos, el hecho de ganar el debate, con los métodos que fuere, ha frenado mortalmente la presunta remontada del PSOE.
Me llamaréis ingenuo, impertinentes lectores, si creéis que insinúo que algún votante camisa vieja del PP se siente ofendido o defraudado por el racimo de mentiras explosivas arrojado por su amado líder en esos modernos parvularios de opinión pública llamados televisiones. Ni se me ocurre pensarlo.
El votante camisa vieja del PP y Vox es inmune a la mentira y la corrupción, y vota con más orgullo y entusiasmo cuando sus falaces líderes largan o perpetran una barbaridad más grande que la de ayer. Son católicos trumpistas de dudosa moral y cero ética.
Pero quizá Fakejóo no calibró el efecto Froilán que 14 mentiras fehacientes, ametralladas en apenas 40 minutos de parloteo televisivo, podrán tener en esos ex votantes socialistas que hasta hoy pensaban entregarse al gallego moderado.
Encuestas más o menos fiables, incluso bastante conservadoras, nos hablan de que ese trasvase de votos puede rondar el 10%. O sea, que uno de cada diez votantes del PSOE de 2019 ha desertado al PP en estos cinco años. Hablamos de 675.000 papeletas. Harían falta muchos volquetes de putas de Francisco Granados y sus secuaces para transportar tantas toneladas de democracia.
Así como la inmunidad a la falacia está científicamente demostrada en nuestros votantes de derechas, no quiere eso decir que, cual película de zombies, el virus de la mentira no pueda provocar rechazo en alguien que, de Zapatero a Sánchez, ha votado socialista.
Ese votante es fundamental para Fakejóo. Haciendo una estimación algo zangolotina y acientífica, es posible que la sola pérdida de una tercera parte de ese votante socialista desencantado impida que el PP sume con Vox. Aún queda gente que se niega a ser cómplice de la mendacidad. No es porcentaje demasiado alto, pero quizá sea suficiente para desequilibrar la muy sutil balanza que decidirá estas elecciones.
Cuando en mi mente ebria y enfermiza visualizo esa balanza, en el platillo derecho veo una escopeta de caza y, en el izquierdo, un libro. Aunque parezca increíble, pesan casi lo mismo, y el desequilibrio de la balanza, el 23-J, dependerá del aleteo de una mariposa sobre el libro o la escopeta en unos cuantos pueblos perdidos de nuestra España vaciada.
Dice el refrán que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Quizá los desertores del PSOE vieron antes al Pedro Sánchez cojo, por tener que apoyarse en las muletas de Podemos, ERC y Bildu, que al Fakejóo mentiroso. Pero ahora que ya lo han visto tan descarnadamente («el PP apoyó la subida de las pensiones», p.ej.), quizá algunos sientan la tentación de volver a acogerse a la ética en lugar de a la moral.
El efecto Froilán del tiro en el pie que puede sufrir Fakejóo tras mentir tanto en este debate, quizá no solo afecte al desafecto votante que había abandonado a Pedro Sánchez y puede volver a la rosa y al puño. También puede contribuir a cierta removilización de los ultracríticos con la izquierda sunrise de Yolanda Díaz: los neoabstencionistas de Podemos.
Porque yo no creo que sea casual que, tras la claudicación de mal estratega de Sánchez en el debate ante el musculoso mentireiro Fakejóo, Ione Belarra y Vicky Rosell se hayan echado al monte mitinero a rogarle a los desencantados podemitas -desencantados como ellas- que salgan a votar a quienes vetan a Pablo Iglesias, Irene Montero, Juan Carlos Monedero, Pablo Echenique, Rafa Mayoral, y los que me olvido con disculpa.
Las mentiras de Fakejóo, en mi nigromántica opinión, no solo han movilizado (no sé si mucho o poquito) a ese votante de Podemos reacio a acatar las humillaciones de Yolanda Díaz. Los mensajes de Rosell y Belarra fueron tan medidos y generosos, tan de humildad casi claudicante de dos guerreras, que hasta a mí, que soy un cínico y un anarquista lírico y despiadado, me produjeron ternura. Después de escucharlas me puse ET, y me pareció una película extremadamente violenta.
El tercer caso de Efecto Froilán que quizá haya activado suicidamente Fakejóo es su defensa tácita del eslogan #QueTeVoteTxapote. Lo ando viendo por las redes sociales.
Etiquetas/respuesta como #QueTeVoteElNarcoDelBarco o #QueTeVoteElNarcoDelBote galopan por las redes con varias fotos del candidato a la presidencia del Gobierno con el narcotraficante convicto Marcial Dorado, en la época en que la droga mataba cada año a más personas que ETA en toda su historia.
Pero quizá no haya Efecto Froilán tras las mentiras de Fakejóo, tras su negativa a desvelar de dónde sacó los 600.000 euros de crecimiento de su patrimonio en dos años, tras su ocultación del salario que percibe del PP, tras sus negativas en sede parlamentaria (galega) a mostrar los contratos de la Xunta del PP con el narcotraficante de sus veranos azules. Quizá nada de eso importe ya, porque la mentira ha ganado. Y las plazas ya nunca volverán a llenarse de unicornios. Aunque sé, por experiencia, que el regreso de los unicornios nunca se puede descartar. Por mucho que amenacen los dinosaurios. Que esos sí, como en el cuento de Monterroso, nunca se fueron ni se irán jamás.
El líder popular fue fotografiado en 1995 junto a Dorado en un barco. Años después, en marzo de 2013, El País publicó la imagen de ambos en el yate. En ese momento, Feijóo era presidente de la Xunta de Galicia y Dorado ya había pasado por los tribunales. Marcial Dorado nació en Cambados, localidad pontevedresa, en 1950. Tiene un amplio recorrido por los tribunales, el cual comenzó en 2005, Fue sentenciado por un delito de cohecho -soborno a dos guardias civiles- a dos años y cinco meses de prisión y una multa de 50.000 euros. Cuatro años más tarde, en 2009, fue condenado por la Audiencia Nacional (AN) a 10 años de prisión por contrabando de cocaína. Posteriormente, en 2015, mientras cumplía la sanción, el narcotraficante recibió una nueva condena del Tribunal Supremo (TS) de seis años de cárcel por blanqueo de capitales. «Deberá pagar una multa de 21,5 millones de euros por ser el jefe de una organización que blanqueaba dinero del tráfico de drogas mediante una red que incluía cuentas en varios paraísos fiscales», recoge el Alto Tribunal. A día de hoy, Dorado cumple condena en régimen de semilibertad desde 2020. La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias aplicó el tercer grado al narcotraficante, que cumplirá la condena en el centro Penitenciario Teixeiro de A Coruña.
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LUCES, CÁMARA… ¡FEIJÓO! (6): 37 MILLONES PARA LA EMPRESA QUE DIRIGE SU HERMANA Y ESE NARCOTRAFICANTE DEL QUE USTED ME HABLA
Durante los mandatos de Feijóo en la Xunta entre 2009 y 2022 se han sucedido constantemente los casos de clientelismo, amiguismo y nepotismo.
18/7/23 El narcotradficante Marcial Dorado con el candidato del PP a la presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo.
Si se teclea en Google «Marcial Dorado» aparecen al instante 347.000 resultados. Pero si se añade a la búsqueda la palabra «Feijóo«, entonces el número baja a 39.000 entradas. A primera vista, eso debe significar que poco más de una de cada diez páginas de Internet que citan al narcotraficante arousano lo relacionan de alguna manera con el expresidente de la Xunta y candidato del PP a la presidencia del Gobierno de España.
Han pasado más de diez años desde que El País publicara las fotografías de Feijóo al timón del yate de Dorado y casi tres décadas desde que se tomaron, en el verano de 1995. Feijóo ha asegurado en multitud de ocasiones que cuando trabó amistad con él no sabía que Dorado era uno de los principales capos de la droga en Galicia.
Se le puede creer o no, pero lo cierto es que en 1995 Dorado ya había aparecido en las portadas de periódicos gallegos y estatales y en los titulares de todas las televisiones por su implicación en varias causas por contrabando y por tráfico de drogas, entre otras durante la operación Nécora, que en 1990 sentó en el banquillo a 45 personas. La sentencia de aquel caso se hizo pública en 1994, pocos meses antes de que los dos salieran a pasear en el yate del primero por la ría de Arousa.
La sentencia de aquel caso se hizo pública en 1994, pocos meses antes de que los dos salieran a pasear en el yate del primero por la ría de Arousa
El narco blanqueaba de esa forma la actividad de sus gasolineras, con las que llenaba los depósitos de las planeadoras y los camiones que transportaban la droga, y de paso podía lavar el dinero negro que le reportaba el tráfico de drogas gracias al dinero blanco que ingresaba de la Administración gallega.
En 2013, la candidata de Sumar a las elecciones del 23 de julio, Yolanda Díaz, por entonces diputada en el Parlamento de Galicia, pidió a Feijóo que hiciera públicos los expedientes de aquellas adjudicaciones. La Xunta le respondió que no podía hacerlo porque habían sido destruidos durante unas inundaciones en un instituto de enseñanza en secundaria en Vigo a donde habían sido trasladados a causa de unas obras en los archivos de la Consellería de Sanidade en Santiago.
«La falta de transparencia es una constante en la Xunta dominada por el PP», asegura Pablo Arangüena, diputado autonómico del PSOE y portavoz en la Comisión Institucional del Parlamento de Galicia. «Incluso se niega habitualmente la información que los diputados solicitamos al amparo del reglamento del parlamento o se retrasa tanto que cuando llega, deja de tener sentido».
En 2013, la candidata de Sumar a las elecciones del 23 de julio, Yolanda Díaz, por entonces diputada en el Parlamento de Galicia, pidió a Feijóo que hiciera públicos los expedientes de aquellas adjudicaciones. La Xunta le respondió que no podía hacerlo porque habían sido destruidos durante unas inundaciones en un instituto de enseñanza en secundaria en Vigo a donde habían sido trasladados a causa de unas obras en los archivos de la Consellería de Sanidade en Santiago.
A mediados de los años 90 Feijóo no sólo se relacionó con Dorado, sino con otros testaferros y empresarios relacionados con el narcotráfico. Quien le presentó al narco ourensano fue Manuel Cruz, militante del PP y chófer del entonces conselleiro de Sanidade, José Manuel Romay, y testaferro de varias de las empresas de Dorado. Cruz era el líder de un grupo falangista de Ferrol al que también estaba adscrito Arsenio Fernández de Mesa, delegado del Gobierno de Aznar en Galicia cuando en 2004 la policía encontró en el chalé de Dorado las fotos de Feijóo.
Cruz era el líder de un grupo falangista de Ferrol al que también estaba adscrito Arsenio Fernández de Mesa, delegado del Gobierno de Aznar en Galicia cuando en 2004 la policía encontró en el chalé de Dorado las fotos de Feijóo
Fernández de Mesa, a quien Aznar nombraría después director general de la Guardia Civil, fue quien alertó a Feijóo de la existencia de las fotos once años antes de que se publicaran.
Pocos meses después de que el hoy líder del PP accediera a la presidencia de la Xunta en 2009, el líder del PP en la localidad pontevedresa de Caldas de Reis, Evaristo Juncal, tuvo que dimitir de su cargo de delegado territorial de la Consellería de Medio Ambiente en Pontevedra cuando se supo que a mediados de los noventa había vendido varias empresas a Dorado y a José Manuel Prado Bugallo, Sito Miñanco, el más conocido de los narcos gallegos, a través de Manuel Cruz. Una de esas empresas era, precisamente, JF Oil, una de las distribuidoras de combustible a las que Feijóo había adjudicado contratos de suministro del Sergas cuyos expedientes nunca aparecieron.
Juncal dimitió en 2010 cuando la prensa gallega hizo públicas sus relaciones con las redes más poderosas del narcotráfico arousano, pero Feijóo, que acababa de obtener hacía pocos meses su primera mayoría absoluta, no sólo no le repudió, sino que le protegió manteniéndole el sueldo de alto cargo nombrándole jefe de Protección Civil en Pontevedra.
Aznar y Romay se llevaron a Feijóo a Madrid en 1996 y le pusieron al frente de la secretaría general de Asistencia Sanitaria del Ministerio de Sanidad. Tres años después, Manuel Cruz murió en un accidente de tráfico en la autopista AP9 que La Voz de Galicia definió como «extraño».
Feijóo al frente de Correos
Al año siguiente, Aznar nombró a Feijóo presidente de Correos. Allí dirigió la logística del voto por correo de varios procesos electorales que nadie puso en duda, como él sí hace ahora con su sucesor en la presidencia de la empresa pública insinuándolo como instigador de un fraude electoral, por el hecho de que hubiera ocupado un alto cargo en el Gobierno del PP.
Una oficina de correos de Mahón, a 16 de julio de 2023.
Durante los mandatos de Feijóo en la Xunta entre 2009 y 2022 se han sucedido constantemente los casos de clientelismo, amiguismo y nepotismo. Y no sólo en Ourense, donde el presidente de la Deputación Provincial, Manuel Baltar, por quien el aspirante popular hizo alcalde a Gonzalo Pérez Jácome, acaba de renunciar a su cargo envuelto en sospechas de corruptelas que implican a su familia en el cobro de mordidas y a funcionarios de la institución que habrían asumido sus multas por exceso de velocidad.
El Consello de Contas de Galicia, el organismo encargado de fiscalizar las cuentas de la administración autonómica, alertó el verano pasado de que la administración paralela de la Xunta de Feijóo a través de chiringuitos y entidades instrumentales gestiona ya más de 1.700 millones de euros, es decir el 14% del presupuesto del Ejecutivo autonómico. La deuda que acumulan, según el Consello de Contas, asciende a más de 550 millones de euros.
Cuando Feijóo dejó el Gobierno gallego en mayo de 2021, en Galicia había 29 fundaciones públicas, 17 agencias, 15 sociedades mercantiles, 11 organismos autónomos y entidades de consulta, nueve consorcios, cuatro fondos de capital riesgo y dos entidades públicas empresariales. Al frente de muchos de ellos, con salarios que exceden con mucho lo que cobrarían como funcionarios de la administración convencional, Feijóo ha colocado a amigos, familiares de amigos, militantes y altos cargos del PP, cuyos currículos, en numerosas ocasiones, no ofrecen capacitación ni relación alguna con las competencias que les asignó.
La hermana de Feijóo
Esos organismos e instituciones, además, acumulan buena parte de los contratos públicos que la Xunta ha asignado a las empresas del grupo Eulen, cuya directora para la zona noroeste de España es su propia hermana, Micaela Núñez Feijóo. Entre 2009 y 2022, Eulen recibió 37 millones de euros en adjudicaciones de la administración gallega, y cerca del 80% de esa cantidad se licitó a través de esa administración paralela en la que Feijóo colocó a sus fines.
Muchas de esas adjudicaciones millonarias coinciden con nombramientos y ceses a dedo de sus responsables dentro del organigrama de la Xunta. También en Eulen. En 2016, Micaela Núñez, que entonces era directora de la delegación de la empresa en Galicia, fue nombrada directora territorial para el Noroeste después de obtener en 2015 el el mayor contrato de la Xunta, 4,38 millones para la vigilancia de los centros de salud del Servizo Galego de Saúde (Sergas) en A Coruña.
Dos años después, Feijóo nombró al entonces gerente del Sergas que firmó aquella adjudicación, Antonio Fernández-Campa, vocal del consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Vilagarcía de Arousa. Fernández-Campa no tenía relación alguna ni con el sector portuario ni con Vilagarcía, y la oposición acusó entonces a Feijóo de premiarle con un cargo a dedo bien remunerado gracias a las dietas por asistencia a los consejos de la institución.
Algo parecido sucedió con Jesús Vázquez Almuiña, conselleiro de Sanidade entre 2015 y 2020 y máximo responsable de las adjudicaciones del Sergas a Eulen en ese período. Almuiña es médico de profesión, fue alcalde de Baiona (Pontevedra) y tampoco se le conocía vinculación alguna con la gestión de los puertos hasta que Feijóo le nombró en 2020 presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo, con un salario de 87.000 euros anuales, superior al del presidente del Gobierno.
La Sociedade Galega de Medio Ambiente (Sogama), que gestiona el tratamiento de basuras de un centenar de municipios gallegos, adjudicó Eulen 3,46 millones bajo mando de dos presidentes nombrados a dedo por Feijóo: Luis Lamas,que tuvo que dimitir después de que se supiera que también había suscrito contratos de Sogama con su propio despacho de abogados, y Javier Domínguez Lino, exconcejal del PP en Poio (Pontevedra) a quien Feijóo designó como su sucesor. Lamas cobraba en plena crisis financiera más de 72.000 euros, y Domínguez Lino, 74.000 euros.
Alfonso Sánchez Izquierdo, nombrado en 2009 tras la investidura de Feijóo como director general de la Corporación Radio e Televisión de Galicia y a quien la oposición y los sindicatos acusan de haber puesto los medios públicos de comunicación al servicio de los intereses del PP, ha firmado con Eulen contratos por valor de 2,2 millones de euros. Su salario supera los 92.000 euros.
La red que proporcionó contratas millonarias a la empresa en la que trabaja la hermana de Feijóo también atrapó a algunos alcaldes. Ernesto Anido, quien llegó al Gobierno local de Sada (A Coruña) siendo la tercera lista más votada gracias a los votos de tránsfugas de su propio partido, adjudicó a Eulen 810.000 euros, el 8% del presupuesto municipal. Hace dos años el Tribunal Supremo le condenó a ochos años de inhabilitación por un delito de prevaricación en la contratación de una asesora.
El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, en la plaza mayor de Os Peares, a 6 de julio de 2023.
En Melide, a una hora por carretera de Sada, la alcaldesa del PP, Ánxeles Vázquez, adjudicó a Eulen una cantidad similar, más de 806.000 euros, el 15% del presupuesto local de ese año. Vázquez es licenciada en Geografía e Historia y técnica en información y cultura, pero pese a no tener experiencia en el sector primario Feijóo la ascendió a conselleira de Medio Rural un año después de aquella operación.
En el 2018 la nombró conselleira de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda. Hoy es vicepresidenta segunda y conselleira de Medio Ambiente, Territorio y Vivienda en el Gobierno de Alfonso Rueda.
Los contratos con Eulen
La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, reclamó a Feijóo los contratos con Eulen cuando éste aún era presidente de la Xunta, asegurando que tenía «el deber inexcusable» de explicar por qué la empresa para la que trabajaba su hermana había multiplicado sus negocios con la Administración y por qué en muchos de los procedimientos de adjudicación existían evidencias de trato de favor e información privilegiada.
Feijóo nunca respondió, ni tampoco lo hicieron Eulen ni su hermana, de quien Público trató, sin éxito, obtener una versión cuando publicó hace más de un año las informaciones arriba citadas.
El diputado socialista Pablo Arangüena recuerda que el PP ha votado en dos ocasiones en la Cámara gallega a favor de sendas iniciativas del PSdeG para que la Xunta facilite toda la documentación relativa a los contratos de la Xunta con la empresa de la que su hermana es apoderada en Galicia. Pero sucede como con los contratos de Marcial Dorado, a quien Feijóo decía no conocer del todo.
«El PP vota a favor de entregarnos la documentación, pero luego no nos la entrega. Lo mismo ocurre con muchos otros temas, y eso dificulta mucho investigar la corrupción», concluye Arangüena.
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ERREJOLANDA
DISIDENCIA CONTROLADA, LA NADA Y EL TIEMPO: ¿QUIEN SOBREVIVIRÁ A QUIEN?
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La trampa nunca falla; la ilusión nunca desaparece. Vote para frenar el aborto y reciba una reducción en impuestos sobre plusvalías. Vote para fortalecer de nuevo nuestro país y reciba desindustrialización. Vote para darles una lección a esos profesores universitarios políticamente correctos y reciba liberalización de la electricidad. Vote para que el Estado les deje en paz y reciba concentración y monopolio por todas partes, desde los medios hasta el embalaje de la carne. Vote para luchar contra los terroristas y reciba la privatización de la Seguridad Social. Vote para asestarle un golpe al elitismo y reciba un orden social en que la riqueza está más concentrada que nunca, en que los trabajadores han sido despojados de su poder y los ejecutivos son recompensados más allá de lo imaginable.
Ramiro es un militante. Militar significa obedecer a algo superior a uno mismo. Vivir quiere decir tomar partido. Ser militante es ser un partisano. Odia a los indiferentes, pero es incapaz de sentir desprecio por las fiestas, aunque den náuseas. Sirven para financiar otros asuntos: la oficina de okupación, la biblioteca autogestionada, los cursos de lengua de signos, las cafetas populares, la resistencia a la gentrificación. También son espacios en los que morir sin ataduras.
Mira al latero que sigue vendiendo cervezas y piensa en si será indio, pakistaní, norafricano. Se arrepiente inmediatamente de que el impulso primero de su cabeza haya sido la categorización, el encasillarlo, pensar en sus orígenes: una taxonomía colonizadora. Se da cuenta de que no sería capaz de intercambiar muchas palabras con él, porque provienen de mundos distintos, y ni siquiera sabe si compartirían un lenguaje común. Si hablaran él y el latero de la ‘precariedad’ o, peor aún, de la ‘lucha de clases’, la salida más probable sería que el latero lo mandara soberanamente a la mierda.
Vero, a quien conoce perfectamente —porque militan juntos—, hace el más inesperado de los movimientos, una sutil inclinación rotativa de unos cuantos grados, y entabla conversación con el latero. Resulta que viene de Bangladesh, se llama Abdul y se expresa con relativa fluidez en el castellano. Para mayor sorpresa y vergüenza suya, Vero sabe quién es: las reuniones del gremio de lateros suelen tener lugar en la misma casa okupa en la que acaban de estar de fiesta. Hablan de la miseria que Abdul gana por las noches y en cómo las cervezas a duras penas llegan para soportar las multas.
Ramiro no vive lejos de la plaza Nelson Mandela, a cuyo nombre no se acostumbra; piensa en irse, pero justo viene la policía. La música se apaga y todo el mundo se queda en silencio, se sienta, se esfuma. Pero nadie va a encararse con ellos: los policías se acercan a los lateros, buscan a los senegaleses que campan por la plaza. Abdul aún no se ha ido y es interpelado por uno de los agentes. Todos se imaginan mediando, pero nadie lo hace. Al irse escucha a alguien vomitar en una esquina.
Casa roja, la ‘okupa’ en la que se inspira la novela
El papel del PSOE
Ramiro no sabría del todo responder si le preguntaran la razón exacta por la cual empezó a militar. Sólo sabe que la hipocresía es insoportable y que el Ayuntamiento no está haciendo gran cosa por la miseria que él ve cada día en la calle. Repetiría lo que ha escuchado tantas veces dentro del local: de nada sirve que los socialdemócratas insistan machaconamente en la necesidad del voto útil a la izquierda; después de las elecciones, ‘izquierdas’ y ‘derechas’ pondrán en práctica exactamente las mismas medidas. El fascismo siempre ha estado ahí, habitando en los cimientos y cloacas del presunto Estado democrático. El Estado tiene claros sus enemigos principales y el PSOE es el partido del Estado por excelencia.
Los ilusos de Podemos y su buenismo discursivo tan solo repiten la misma historia que se ha escuchado tantas veces antes
Como está demostrando tras las elecciones, el PSOE prefiere que gobierne la derecha corrupta antes que ceder al tímido reformismo de Podemos y a las mínimas concesiones que piden los independentistas; prefiere ir a una repetición electoral a que asome la patita una socialdemocracia de antemano condenada que se oponga —léase: que resista levemente, que niegue tres veces en lugar de cero, que permita que le den por culo con lubricante y no a pelo— a las medidas de austeridad dictadas por Bruselas y la Unión Europea. Es el partido que ha instaurado de facto nuestro modelo económico, empezando con Felipe González y Solchaga y sus primeras reformas laborales, con la introducción de la precarización, la constitución del IBEX 35 y de los monopolios privatizados del Estado o el modelo de fomento de la especulación del ladrillo y rescate a la banca de Zapatero, que no tuvo ningún reparo en continuar con la política inmobiliaria intensificada por Aznar o en firmar con los neoliberales del Partido Popular la reforma del artículo 135 de la Constitución para asegurar la prioridad del pago de la deuda.
Cualquier partido que se ofrezca a participar de ese juego no puede sino definirse como colaboracionista. Los ilusos de Podemos y su buenismo discursivo tan solo repiten la misma historia que se ha escuchado tantas veces antes. Nadie se cree que ellos vayan a tomar el cielo por asalto, ni elaborar unas genuinas políticas para la clase trabajadora; nadie se cree que desde el Estado capitalista pueda hacerse algo en beneficio de la clase trabajadora. A todo el mundo cuenta la misma fábula, la de Syriza, para demostrar que incluso en circunstancias más dulces los resultados serían completa y absolutamente mediocres. Muy bien, muy bien. ¿Qué pasó con Syriza? Llegaron al Gobierno en enero de 2015 con chulería, motos y ganas de plantar cara a los malos. Aparecieron en los primeros mítines de Podemos. Dijeron que negociarían duramente con la Troika, que no aguantarían su desprecio; que Grecia no podía continuar por la senda de la austeridad y pagar con su humillación, que no dejarían que unos cuantos países ricos del norte mearan en la boca de los Pigs, de unos «gorrinos». Convocaron un referéndum. Salió que el pueblo no quería austeridad, tal y como tenía que salir, y salió porque no podía salir otra cosa. No hicieron caso. Traicionaron a quienes les habían votado y a quienes habían visto en ellos un poquito de esperanza, justo como los camaradas del KKE avisaron, los buenos comunistas griegos con ojo avizor. La misma plaza Syntagma que tanto los apoyó quiso, durante unas semanas, ver a todos sus ministros ahorcados. Subieron el IVA, jodieron a los jubilados, bajaron las pensiones. Siguieron diciéndose de izquierdas, pero no recobraron nunca la vergüenza que habían perdido; condenaron para siempre el futuro de un país, robando a los griegos lo último que tenían, lo más mínimo: un poquito de esperanza.
¿Qué habrían hecho los pseudoizquierdistas de Podemos en su lugar? ¡Es la lógica del parlamentarismo burgués, estúpido! Desde destacamentos reformistas se aspira a convencer a los comunistas de que no existe antagonismo alguno entre votar en las elecciones como apoyo tácito y luego sostener al movimiento revolucionario extraparlamentario el resto del año. Se aspira a convencer a los comunistas de que Podemos tiene alguna posibilidad de gobernar España y transformar el mundo. Pero la genuina tarea de los comunistas es evitar el secuestro del movimiento popular por el electoralismo, la sustitución de las masas y su fuerza por la moqueta del parlamentarismo burgués. La tarea de Ramiro, a sus ojos, era evitar que tantas ilusiones se perdieran y esperanzas se malgastaran: reunir la rabia para romperlo todo.
Elizaberh Duval, autora de la novela
Todos sabemos que Ahora Madrid tragará y tragará y tragará con la Operación Chamartín. Todos sabemos que el promotor inmobiliario Distrito Castellana Norte está controlado en más de un 70% por el BBVA, y que la prolongación de la ciudad estará monitorizada en más de un 70% por el BBVA, y que sus resultados efectivos serán vender y privatizar un sector de Madrid para beneficio íntegro del BBVA. Todos sabemos que lo venderán como urbanismo sostenible, como la edificación más verde de la historia; luego seguirán vendiéndolo y lo gentrificarán todo, gentrificarán Lavapiés, que tan cerquita les queda, para que se construyan nuevos y modernos hoteles hípsters. Todos sabemos que su hipocresía es insoportable y que a su hipocresía sólo se puede responder con revolución.
Una gran parte de estos argumentos, que cruzan su cabecita sobreexcitada, aparecen en la página web de la organización, que él se encarga de coordinar, y son difundidos masivamente entre los militantes para poder repetirlos en distintas asambleas de barrio. No nos olvidamos de cuando Manuela Carmena «se desvinculó de toda ideología radical para calmar a los empresarios», cuando afirmó con sonrisa aquel dichoso «tranquilos, que yo no soy comunista».
Vendrá la muerte y tendrá los ojos de Carmena, y cuando se vaya la desmovilización será histórica y todo quedará para el PSOE, y siempre todo queda para la PSOE
Ramiro dice todas estas cosas, pero nadie le hace mucho caso: Podemos acaba de lograr sesenta y nueve escaños en las elecciones generales. Es la tercera fuerza y está a dos pasos de convertirse en el partido mayoritario de la izquierda. Ramiro insiste en que las elecciones están supeditadas a los intereses de la clase dominante —que controla los medios de masas que forjan la opinión pública— que a través de un tremebundo espectáculo mediático en el cual ningún partido cuestiona la opresión de clase mata la conciencia, y llama la atención sobre cómo Pablo Iglesias considera que «los pequeños y medianos empresarios son los que sacan España adelante», y no el proletariado.
El PSOE, la tómbola y el prostíbulo
Il popolo, como quien farda y chincha rabiña, que tengo una piña, que tiene piñones, se jacta de sus sesenta y nueve escaños, sesenta y nueve diputados, sesenta y nueve oradores, sesenta y nueve trileros, varios ayuntamientos —el madrileño incluido—: sesenta y nueve extremos del ciempiés humano donde la mierda sale al final disparada por sus bocas. «Quien piense que puede acabar con el capitalismo es un ingenuo, y nosotros de ingenuos no tenemos nada», comentaba Pablo Iglesias en La Sexta Noche; los auténticos ingenuos serán quienes piensen que Pablo Iglesias acabará siendo otra cosa que un mejor gestor de la gran maquinaria burguesa, lacayo que del capitalismo mueve la manivela, capaz de besar su bandera y su ideología y su Rey y su patria. Ramiro insiste en todo esto, esforzándose mucho por creer, pero hay amigos que responden con sesenta y nueve diputados y muchas ilusiones.
Ramiro dice que Carmena plantará encantada mil arbolitos para ocultar lo que de verdad hace su Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo, pero no irá más allá de la estética; los creyentes arguyen movilizando las garantías de alternativas habitacionales o el proyecto de municipalizar la recogida de basuras. Ramiro dice que todo eso quedará en nada; los creyentes responden que ya está propulsando algo y que Madrid será total y completamente transformada tras unos cuantos años de gobierno y política, los suficientes para revertir los estragos provocados por el Partido Popular.
Casa Roja en Lavapiés, barrio céntrico de Madrid
Sólo hace falta leer unas cuantas páginas del programa: auditoría ciudadana de la deuda pública, reestructuración de la deuda, recuperación de la gestión pública de los servicios municipales externalizados, eliminación de cesiones, subvenciones y exenciones de tasas injustificadas a organismos privados, creación de un banco público municipal-regional, freno de todo tipo de venta de patrimonio público, identificación visible de los agentes de policía, paralización de desahucios y desalojos forzosos de primera vivienda, aplicación de la Ley de Memoria Histórica. Ramiro dice que todo eso no pasará, que Zapata ya ha caído, que caerán muchos más, que no habrá en el consistorio nadie de izquierdas y que vendrá la muerte y tendrá los ojos de Carmena, y cuando se vaya la desmovilización será histórica y todo quedará para el PSOE, y siempre todo queda para la PSOE, partido capaz de convertir el neokeynesiasmo en una tómbola de prostíbulo, y cómo pueden no darse cuenta del enorme entramado y castillo de naipes que aparece para ilusionarlos y jugar con sus sentimientos, de todos estos castillos en el aire que prometen que el camino hacia un mundo más libre, más bello y más justo lo andarán ellos solos y sin dolor, sin esfuerzo, sin que nadie llore bajo ninguna circunstancia.
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