RECUPERACIÓN DE PAPEL Y CARTÓN («Residuos Sólidos Urbanos: Historia de su Regulación en España», por Jesús Díaz Formoso, 1994), PARTE 6

RECUPERACIÓN DE PAPEL Y CARTÓN

RSU (RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS), Parte 1

RSU (RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS), Parte 2

RSU (RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS), Parte 3

RSU (RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS) Parte 4

RSU (RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS) Parte 5

 

 

En las anteriores entradas de esta serie, tratamos los sistemas de tratamiento de residuos sólidos urbanos (RSU): VERTIDO CONTROLADO e INCINERACIÓN, el RECICLAJE y el  COMPOSTAJE. En la anterior entrada (Parte 5) tratamos de la RECUPERACION SELECTIVA. 

En la presente entrada abordaremos un caso específico y paradigmático de Reciclaje y Recuperación Selectiva: La recuperación de Papel y Cartón.

 

*******

ESPECIAL REFERENCIA A LA RECUPERACIÓN DE PAPEL Y CARTÓN

RECUPERACIÓN DE PAPEL Y CARTÓN

 

Como es lógico, la fibra vegetal recuperada tiene una utilización industrial que la convierte en una verdadera «materia prima secundaria«.

Esta utilización se efectúa por la industria papelera. Supone una reducción de costes respecto a la fibra virgen procedente de la madera -lo que hace de este producto algo no solo interesante en su aspecto ecológico, sino también desde el punto de vista económico.

En la actualidad los productores de embalajes utilizan alrededor del 50% del consumo total. En el sector del papel prensa también está adquiriendo una gran relevancia.

En el caso del papel de escritura e impresión, la tasa de utilización de fibra recuperada no es demasiado grande en comparación con el resto de los países de la CEE, debido a que su consumo no está lo suficientemente introducido.

Nuestro país tiene una fuerte dependencia del exterior para el abastecimiento de esta materia prima, teniendo que importar 530.000 Tm. en el año 1.990, con un coste que supera los 10.000 Millones de pesetas.

Mientras tanto se estima que en España se desperdician anualmente unos 2’5 Millones de Tm. de papel usado que van directamente al vertedero, de los cuales, al menos, un 50% se podrían reutilizar, previa separación en origen.

Si comparamos los datos de 1.990 con los de 1.989, observamos una disminución en la recogida de papel usado, pasando de un 41’2% en 1989 a un 39% de 1990, y en 1991 ha vuelto a bajar, situándose en un 37%. Esto nos lleva a depender de las importaciones cada vez en mayor cuantía, máxime cuando se consume por nuestra industria papelera cada vez más cantidad de fibra recuperada.

Estos descensos podrían combatirse incrementando por parte de las distintas administraciones recogidas selectivas en origen de papel y cartón, estableciendo programas serios con los profesionales del sector

Por otro lado, conviene señalar que el uso del papel recuperado esta aumentando de manera considerable en los últimos años, hasta situarse en una tasa de utilización de un 64’1% en 1.990 (según ASPAPEL).

Si a la bajada de la tasa de recogida, le sumamos el aumento de la tasa de utilización, nuestro déficit irá en aumento, representando la triste paradoja de un país que tira literalmente a la basura anualmente, más de dos millones de Tm. de esta materia prima, para luego gastarse más de 10.000 Millones de pesetas en importarlo del exterior.

Las grandes bajadas de precios producidas por un exceso de oferta del exterior, principalmente en USA y Alemania, han provocado una desmotivación en la recogida clásica, han hecho desparecer gran parte de este sector, causa esta que contribuye a encontrarnos con un mayor volumen de papel y cartón el las basuras.

Así, mientras las tasas de recuperación en países con mayor preocupación medioambiental, y apoyo de las administraciones públicas (Alemania, Holanda…), continúa creciendo, en España no sucede así. Y esto es más grave cuando nuestra tasa de utilización se encuentra en primera línea respecto a otros países.

A la vista de todos estos datos, resulta evidente que nuestro país se ve en la obligación de emprender una política seria y de alcance que promueva la recuperación y reutilización del papel usado, debiendo comprometerse la sociedad en su conjunto a fin de alcanzar los objetivos de ahorro económico y beneficio medioambiental deseados.

 

RECUPERACIÓN DE PAPEL Y CARTÓN

EL PAPEL Y EL CARTÓN

El componente principal del papel y el cartón es la celulosa, compuesto orgánico -es decir- constituido básicamente por átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno- en forma de polisacárido (polímero o agrupación de moléculas de glucosa).

Las fibras de celulosa necesarias para la fabricación del papel pueden provenir de diferentes vegetales, algodón (el 90% o más de celulosa), madera (oscila alrededor del 60% según la especie), esparto y paja de cereal (alrededor del 50%), etc. El resto de las grasas, resinas, ceras, sales minerales o cenizas, lignina, etc.

La lignina es el cemento natural que une las fibras de celulosa en la madera y alcanza, según la especie, del 20 al 30% de la misma.

La selección del material de partida, sea madera (de las diferentes especies), u otro vegetal o bien papel y cartón recuperado, se efectúa en función del tipo de producto final que se desea obtener. Los papeles de alta calidad suelen exigir una pasta de celulosa muy pura y limpia.

Hoy el grueso de las pastas se obtiene de madera (pasta virgen) o del propio papel ya elaborado (pastas de recuperación).

 

RECUPERACIÓN DE PAPEL Y CARTÓN

 

LA FABRICACIÓN DE PAPEL Y CARTÓN

Para obtener las pastas papeleras es preciso separar la celulosa de los otros componentes de la madera, sobre todo de la lignina. Para ello se utilizan métodos o sistemas mecánicos, químicos o mixtos y así se denominan las pastas obtenidas, con las que se procede a fabricar papel y cartón.

La celulosa tiene la propiedad de establecer puentes de hidrógeno mientras se seca, gracias a lo cual se produce la lámina de papel a partir de la pasta. Estos enlaces se deshacen de nuevo en el agua, lo que permite la recuperación de la celulosa después de procesos de reciclaje.

En la fabricación del papel intervienen otros productos además de la celulosa: los más corrientes son las resinas y colas para aumentar la sales de aluminio para fijar la humedad y a las tintas; las cargas (inertes) como el caolín, carbonato cálcico, etc. que aumentan el peso y proporcionan opacidad y consistencia; los colorantes para dar tonalidad si se desea.

Las pastas mecánicas se obtienen utilizando procedimientos mecánicos para desgarrar las fibras celulósicas de las maderas y dan altos rendimientos de pasta respecto a la madera utilizada (oscila alrededor del 99% al 100%).

El alto rendimiento, junto a la menor contaminación del proceso mecánico, son la razón del rápido aumento de la producción mundial de estas pastas.

La madera utilizada se somete a un primer descortezado y troceado para facilitar la posterior trituración. Esta la hace una muela que gira a gran velocidad rompiendo eficazmente el cemento o lignina.

La pasta se obtiene sin necesidad de procesos muy contaminantes -al contrario de lo que ocurre en las pastas químicas- pero el consumo de energía es muy elevado y no todas las maderas son adecuadas.

Sólo en el abeto se obtienen los altos rendimientos señalados, especie muy escasa en España.

El pino pinaster (abundante en Galicia) contiene excesiva resina, y el pino industrial (pino insignis da rendimientos más bajos que el abeto). 

El eucalipto (fundamental en el consumo industrial papelero español) tampoco sirve para fabricar pastas mecánicas.

 

Las pastas mecánicas son del 12 al 14% del total de pastas elaboradas en España y su participación permanece relativamente reducida por las razones citadas.

El comercio exterior es relativamente reducido, presenta saldos netamente negativos, aunque con tendencia al alza del consumo de estas pastas representa sobre el total unos porcentajes similares a los de la producción, con clara tendencia a su estabilización.

 

La pasta química del papel se obtiene una vez que se han triturado las fibras de madera, las cuales se someten a un proceso químico mediante el cual se elimina la lignina de la pasta que se genera. Para ello, estas pasan por un proceso de cocción que, dependiendo de su intensidad, eliminará más o menos lignina.

 

En las pastas químicas la madera también se descorteza y se fragmenta en trozos, para facilitar el tratamiento posterior a base de medios químicos que consiguen disolver la lignina que mantiene unidas las fibras de la madera.

Los dos métodos utilizados en la fabricación de estas pastas son el ácido (pasta química al bisulfito) y el alcalino (pasta química al sulfato, que es el más extendido en nuestro país, y a la sosa, que se utiliza para las pastas de paja).

Las pastas químicas forman el 80% del total de pastas elaboradas en España y por lo tanto el principal sistema de fabricación de papel. En porcentaje casi similar aparecen el consumo total de pastas.

El método del bisulfito está siendo abandonado debido a la dificultad de recuperación de sus lejías negras, el grueso de las pastas químicas producidas y consumidas lo forman las elaboradas por procedimientos alcalinos (pasta química al sulfato).

Una vez descortezada y troceada la madera, se cuece en un reactor con sulfuro sódico y sosa cáustica, con objeto de separar la lignina por disolución. Obtenida la pasta celulósica, se lava con abundante agua y se blanquea con un producto oxidante y ozono para evitar contaminaciones excesivas.

 

 

Las aguas residuales (licor o lejía negra) resultantes de la cocción, son muy contaminantes y deben ser tratadas, depuradas y recicladas para la recuperación el sulfuro sódico, la sosa cáustica y el óxido cálcico. También se producen gases contaminantes (SH2, SO2, etc.) que deben ser depurados.

Otros tipos de pastas utilizan en parte de procesos químicos y físicos (semiquímicas) así como las de paja, esparto y otras. Su importancia en España es reducida.

En las pastas de paja, la materia prima de la que se extrae la celulosa es la paja de los cereales. Su empleo está disminuyendo a pesar del buen tipo de papel que da.

La disminución de la extracción de paja de los campos (hoy en el rastrojos quemado de la paja que antes, debido al corte más elevado de las cosechadoras) y ciertos problemas técnicos y de contaminación que suele presentar su utilización, han llevado al abandono de esta fuente de celulosa por las papeleras españolas.

Sólo una en España utiliza este abundante residuo agrícola, mientras por otra parte, las quemas indiscriminadas de rastrojeras dañan las tierras y producen incendios forestales.

 

 

Las pastas de esparto, fabricadas a partir de este vegetal muy abundante en gran parte de nuestras tierras menos productivas, han ido perdiendo importancia debido a los elevados costes de su recolección manual, aunque la materia prima es excelente y permite la fabricación de papeles de impresión de alta calidad debido a sus propiedades de opacidad, suavidad, textura, etc.

Existe también un nuevo sistema, termomecánico de fabricación de pastas y una nueva planta, el kenaf, recién introducida experimentalmente en España, de altos rendimientos por hectárea y que da papel de buena calidad.

España produce cada año más pasta de papel a pesar de que su consumo está prácticamente estabilizado, lo que se traduce en la exportación de un producto cuyo proceso de fabricación se caracteriza por los bajos rendimientos y ser muy contaminante.

 

España produce cada año más pasta de papel a pesar de que su consumo está prácticamente estabilizado, lo que se traduce en la exportación de un producto cuyo proceso de fabricación se caracteriza por los bajos rendimientos y ser muy contaminante.

 

La pasta de papel es un material compuesto por varios ingredientes, entre los cuales el más esencial es la pulpa de papel. Esta última se obtiene directamente de la madera y se compone de fibras de madera mezcladas con productos químicos o molidos. La pasta de papel puede ser mecánica o química, dependiendo del tipo de pasta de papel que se emplee, el producto final variará en cuanto a las características. Pudiendo dar lugar, de esta forma, a los diferentes tipos de papel que existen, como son el papel couché —o papel estucado o satinado—, papel offset —para imprimir—, papel reciclado, papel creativo y papel higiénico o sanitario.

 

Las ventajas de la utilización de papel viejo en la fabricación de pasta de papel

El papel viejo presenta la ventaja de contar con las fibras de la celulosa ya separadas de la lignina, lo que facilita enormemente el trabajo. Esto consiste en deshacer el papel en agua, produciéndose la eliminación de los puentes de hidrógeno que se formaron entre las moléculas de celulosa durante la fabricación del papel (secado). La pasta celulósica así obtenida se somete a diversos procedimientos para eliminar las impurezas (plásticos, adhesivos, tintas, etc.) según vaya a ser su destino la fabricación de papel, cartón, etc..

 

 

El papel recuperado consumido en España en 1.988 para fabricar papel nuevo significó que -de haber utilizado madera en su producción- se habrían talado para su lugar-más de 30 millones de árboles en su producción, contaminando casi 700 millones de metros cúbicos de agua y gastando 700.000 Tep (Toneladas equivalentes de petróleo).

 

 

Pero solo en escasas ocasiones la pasta de papel recuperado se utiliza al 100% para fabricar nuevo papel o cartón, porque un papel solo puede reciclarse al 100% entre 3 y 8 veces, según la calidad y el uso a que se destine, debido a la excesiva rotura de las fibras celulósicas, aunque en España existen fábricas que sólo consumen papel recuperado como materia prima para hacer su papel y cartón, por ello generalmente se mezcla con pastas vírgenes (de madera) en diversas proporciones.

Los papeles de impresión y escritura, y los recuperados de prensa, son los que menos pasta recuperada contienen (del 5 al 20%), y los cartones bicapas o bicolor (bico) los que más proporción contienen (hasta el 99%).

En España, al igual que en otros países de nuestro ámbito económico, el consumo de papel recuperado va en claro aumento, sobre todo en forma de papel recuperado en claro aumento, sobre todo en forma de papel viejo impreso que se destina, sin embargo este aumento del consumo de papel viejo no va acompañado por un aumento igual de la cantidad de papel recuperado, por lo que, a pesar de aumentar esta vez mayor, la dependencia de las importaciones es cada vez mayor.

Así, mientras la recogida aparente de papel ha aumentado el 24% entre 1.985 y 1.988, el consumo lo ha hecho el 26%, debido a lo cual las cuantiosas importaciones efectuadas en 1.985 (394.700 Tm. por valor de 7.974 millones de pesetas), se han elevado en 1.988 a 509.300 Tm por valor de 9.000 millones de pesetas, llegando en 1.989 a alcanzar 532.000 Tm por valor de 9.260 millones de ptas.

Es difícil establecer cifras exactas globales para evaluar el ahorro obtenido utilizando pastas de papel recuperado frente a pastas vírgenes de madera, debido fundamentalmente al tipo y calidad de papel fabricado y al sistema y maquinaria utilizada.

El consumo de madera oscila entre tres y cinco metros cúbicos por tonelada de pasta de papel, según se utilice el eucalipto o pino respectivamente.

Según el Ministerio de Industria y Energía, en España el consumo medio de madera para la fabricación de pasta es 3,2 metros cúbicos/Tm. Es difícil traducir el volumen de madera utilizado en el número de árboles equivalentes, tal como frecuentemente se suele hacer para relacionar el consumo de papel y la conservación de la naturaleza.

Debido al diferente rendimiento de las producciones madereras y al mayor valor, desde el punto de vista ecológico, de la tierra respecto a la madera, debería hablarse de hectáreas necesarias para producir un metro cúbico de madera, según especies y climas -en lugar de número de árboles- y de ahí sacar la relación entre Ha y Tm de papel producido.

 

 

Además hay que añadir los diferentes rendimientos de cada especie en la producción de pastas. Por estas razones, es inoperante establecer proporciones medias de superficies o maderas necesarias para producir una tonelada de papel.

Aunque no todos los tipos de papel puedan elaborarse al cien por cien con pasta de recuperación, sí no obstante, calculamos en base a la cifra de 3,2 metros cúbicos de madera por Tm de pasta fabricada en España, el consumo de papel recuperado habría producido un ahorro de 6.109.088 metros cúbicos de madera en 1.988.

 

 

El consumo de energía en la fabricación de una tonelada de papel oscila entre 0,4 y 0,7 toneladas (Tep), y de 0,15 a 0,25 toneladas (Tep), sí se parte de papel recuperado. En la primera, dependen del tipo y calidad del papel, en la última, de las diferencias dentro de cada proceso, con la misma materia prima de fabricación empleado.

El ahorro medio estimado del 1.988 ha sido de 700.000 Tep, debido a la utilización en la industria como reductor del volumen de basuras, hace necesario un planteamiento que integre su actividad dentro de las estrategias de recogida y tratamiento de las basuras urbanas por parte de las administraciones autonómicas y locales.  Lógicamente el consumo de agua es el más espectacular

El ahorro medio estimado en 1.988 ha sido de 700.000 Tep, debido a la utilización de 2.098.600 Tm de papel viejo recuperado en lugar de la madera necesaria equivalente, pudiéndose aumentar el consumo en 300.000 tm más al año por parte de la industria papelera.

Ligninas

 

El ahorro en el consumo de agua es el más espectacular por el elevado volumen necesario para fabricar una tonelada de pasta a partir de madera, respecto al necesario para obtener la misma cantidad a partir de papel recuperado.

En el primer caso y dependiendo de la calidad del papel fabricado (de impresión a bico) puede oscilar entre 450 y 280 metros cúbicos por Tm de papel.

Utilizando papel recuperado, la Tm de papel fabricado sólo necesita 2 metros cúbicos de agua. Sin embargo hoy sólo los cartones industriales y algún tipo de papel para embalaje se fabrican al 100% con pasta de recuperación. 

El ahorro de agua, que en 1.988 se puede cifrar en 700 Tm cúbicas, debido a la utilización de más de 2 millones de Tm de papel recuperado en lugar de la madera equivalente, hay que añadir la evitación de contaminación, fundamentalmente por las lejías negras, que aun depuradas y recicladas para la recuperación del sulfuro sódico, la sosa y el óxido cálcico, siguen presentando elevadas DQO (Demanda Bioquímica de Oxígeno) y otras sustancias tóxicas, en pequeñas cantidades.

La contaminación atmosférica (SH2, SO2, partículas sólidas, metilmercaptano, sulfuro de dimetilo, etc.) producida por los gases quemados en la incineración del licor negro, también se evita en la fabricación de pastas de recuperación.

Sin embargo, cuando se procede al destintado de papeles viejos para la fabricación de papeles de cierta calidad (impresión, prensa, etc.), también se producen residuos peligrosos, entre ellos metales pesados, que hay que recuperar y eliminar.

 

Función de la lignina
 

LA PRODUCCIÓN Y CONSUMO DE PAPEL Y CARTÓN

En España hace varios años que esta producción ha dejado de cubrir las necesidades del consumo interno. A diferencia del panorama que presentaban las pastas, con una clara ventaja en el saldo exportador (excluido el papel recuperado), el consumo de papel necesita de cuantiosas importaciones, que han ido creciendo en los últimos años.

En 1.988 las importaciones de papel y cartón duplican con creces las exportaciones (926.800 Tm frente a 517.200 Tm) aunque en el comercio exterior de pastas vírgenes se consigue u ligero superávit exportador debido a las pastas químicas, que son más contaminantes en su producción. El déficit crece sin cesar en las pastas de recuperación.

El papel recuperado en nuestro país tiene como destino prácticamente en su totalidad la fabricación de pastas de papel. La industria papelera podría absorber inmediatamente unas 300.000 Tm. Las que superasen esta cantidad tendrían que ser exportadas si los precios lo permitiesen, o reutilizadas para otros fines -el aislamiento térmico acondicionamiento acústico serían los más oportunos.

Sin embargo, desde un punto de vista más realista y considerando que nuestra tasa de recogida del 41,2% es ya muy elevada en relación a otros países (la media en la CEE es del 35% y se halla estabilizada) el objetivo sería cubrir las importaciones, lo que significaría elevar la tasa de recogida al 54%, cifra elevada pero posible, ya que en 1.983 se alcanzó el 43,7% sin que mediara ningún esfuerzo por parte de las diferentes administraciones y tan sólo debido al eficaz sistema de recuperación existente, que se guía exclusivamente por el mercado.

 

 

La utilización de pastas de recuperación en la fabricación de papel nuevo se extiende a toda la gama de papeles y cartones fabricados, aunque en diferente proporción.

La capacidad de utilización de papel recuperado en relación al papel fabricado se define como tasa de utilización. Corresponde al porcentaje del papel recuperado (recogida aparente más importaciones menos exportaciones) utilizado en el total del papel fabricado en España.

La evolución de la tasa de utilización tiende claramente hacia una mayor utilización de papel recuperado en la fabricación de nuevos papeles. Sin embargo, la tasa de recogida no evoluciona de la misma manera: si en 1.976 había una diferencia de algo más de 5 enteros entre una y otra, en 1.988 la diferencia es de más de 20.

No obstante, nuestra tasa de utilización es una de las más altas del mundo (la media de la CEE está en 47,4%) y su elevación no puede ir mucho más allá fácilmente. Según diversas fuentes, las posibilidades futuras de mayor consumo de papel recuperado según tipos de papel podría ser la reflejada sobre el consumo actual y potencial de papel recuperado por sectores de fabricación.

El sector que más cantidad de pastas de recuperación consume es el de fabricación de cartones ondulados, Kraft sacos y cartoncillos, esto es, el sector de industriales, que emplea aproximadamente el 75% del total del papel recuperado consumido.

Con una proporción menor, pero que ha aumentado en los últimos años (del 41% en 1.983 al 55% en 1.988) se sitúan los sanitarios e higiénicos.

 

Residuos agropecuarios

 

El papel prensa es el sector que más ha evolucionado en la utilización de pastas de recuperación, pasando de 0 al 20% desde 1.981 a 1.988, debido al empleo del destintado, desconocido en nuestro país hasta fecha reciente.

El futuro de las pastas de recuperación será elaborar con ellas papeles de mayor calidad que los actualmente fabricados, y de mayor valor en el mercado.

El proceso fundamental será el destintado de los papeles impresos (periódicos, revistas, documentos, etc.), para lo cual habrá que mejorar los actuales sistemas de eliminación de las tintas (sistemas físicos por floculación y densidad) y pasar quizás a sistemas químicos más eficaces.

En este sentido no es descabellado pensar en una fabricación de nuestro papel prensa (del que se importaron 162.000 Tm en 1.988) al 100% con papel recuperado (en los EE.UU, hay varias decenas de diarios impresos en papel de estas características) máxime contando ya con dos factorías que elaboran papel prensa con pastas de recuperación.

Igualmente es posible pensar en un aumento de utilización de papel recuperado en la fabricación de papel de impresión y escritura, a juzgar por los avances conseguidos en el destintado y las recomendaciones de la CEE en este sentido (programa FOREST).

Si logramos tan sólo 300.000 Tm de aumento sobre el consumo actual y potencial de papel recuperado por sectores de fabricación, se elevaría la tasa de utilización a más del 70%. Un aumento de la impresión y escritura y quizás una elevación del 49% considerado para prensa, nos permitiría elevar la tasa de utilización al 75%.

 

Desde el año 1972 hasta 1990. Se establecen comparaciones claras entre dos indicadores fundamentales del reciclaje industrial en porcentajes. La tasa de utilización, la cual muestra un crecimiento constante y significativo a lo largo de los años observados. Por otro lado, se documenta la tasa de recuperación, la cual fluctúa a un nivel consistentemente más bajo, manteniéndose entre el treinta y cincuenta por ciento. Ambas series, sin embargo, exhiben una trayectoria general ascendente durante ese lapso.

 

LA RECOGIDA SELECTIVA DE PAPEL Y CARTÓN

La estructura recuperadora del papel y el cartón en España, al margen de sus problemas y defectos, es muy efectiva en términos de capacidad de recogida.

El sector se resiente por los elevados costes de recogida por un lado y las deficiencias de la comercialización por el otro.

En este último aspecto, el elevado número de pequeños recogedores y almacenistas, sin planteamientos claros en muchos casos sobre la verdadera naturaleza de su actividad, hace que surjan determinadas interrogantes: ¿Traperos? ¿Empresarios? ¿Continuidad futura clara? etc., que convendría desaparecieran para garantizar la continuación, potenciación y dignificación de un sector clave en el mundo de la recuperación de los residuos.

Por otro lado la importancia que este sector tiene, no sólo como abastecedor de materias primas a la industria sino como reductor del volumen de basuras, hace necesario un planteamiento que integre su actividad dentro de las estrategias de recogida y tratamiento de las basuras urbanas por parte de las administraciones autonómicas y locales.

Lógicamente el mayor consumo de papel por las papeleras es la razón de una mayor recogida del mismo, sin embargo, no existen datos precisos que permitan establecer una relación fiable entre niveles de consumo y recuperación.

Parece claro que los papeles de mayor valor son entregados directamente a los almacenistas, quedando los de menor valor, densidad y precio para los pequeños recuperadores, por lo que el esfuerzo de éstos no se ve compensado por las ganancias.

Se establecen de este modo dos grandes grupos en los sistemas de recuperación de papel:

La recuperación obligada, llamada así debido a la necesidad de evacuar los residuos de papel que se generan en gran cantidad en determinados lugares de trabajo (imprentas, encuadernaciones, oficinas, grandes comercios, editoriales, distribuidoras, etc.).

La recuperación voluntaria, que se produce porque el usuario del papel así lo decide, dependiendo de diversas circunstancias el hecho de que el papel usado sea abandonado como residuo, vendido o regalado.

 

 

El papel y cartón generado en diversos lugares (el hogar, pequeños comercios, oficinas, colegios, etc.) ha tenido tradicionalmente una clara tendencia a su reutilización, mediante su venta o como combustible, embalaje, etc.

Esta tendencia se ha ido desviando en los últimos años hacia su abandono como residuo, por lo que los tradicionales canales de su venta a chamarilerías o mercados (para envoltorios) han ido desapareciendo y su recogida cada vez depende más de los muy numerosos recogedores, casi siempre nocturnos, que han aparecido en los últimos años.

La razón fundamental del descenso de las pequeñas recogidas y ventas reside en los precios, que junto con un aumento de la capacidad adquisitiva de la mayoría de las familias y la desaparición de las chamarilerías y traperos, ha convertido en práctica poco atractiva el guardar periódicos y revistas para ser llevados lejos a vender.

A pesar del precio menor -en términos relativos- a que se vendía, ya no compensa el esfuerzo.

Por otra parte en las casas el portero, que solía retirar los periódicos y revistas para encender la calefacción y venderlos, pero hoy el empleo de portero va desapareciendo.

Las calidades que más se recuperan por este sistema son las bajas y medias y en general lo que puede reportar mayor beneficio al recuperador, de forma que la estabilidad de la recogida depende casi exclusivamente de los precios que obtenga el recuperador y no de las necesidades locales de evacuación (interés municipal) o del fabricante de papel que utilice papel recuperado.

Las pequeñas cantidades y la dispersión geográfica y de calidades, hace que el almacenista no se interese por tales recogidas, por lo que este amplio sector de la recuperación, marginal, pero económica y socialmente muy útil, carece de normas de funcionamiento y legalmente, se sitúa en un margen de funcionalidad que en su labor.

Los vertederos de basuras son una fuente de aprovisionamiento de papel y cartón en progresivo descenso.

El mayor control y la clausura de los ilegales, ha supuesto en algunos sitios (como en una gran parte del área metropolitana de Madrid) la desaparición de muchas familias dedicadas a la búsqueda de papel y cartón, sino también de vidrio, botellas, plásticos, latas, etc.

Este amplio colectivo de pequeños recuperadores, del que existen datos fiables sobre su número y características, puede estar entre 1.000 y 1.400 en toda España, pero determinada parte de ellos no actúa de forma continuada y depende de la coyuntura, tanto personal como de los precios del mercado del papel recuperado.

 

 

Existe el recogedor individual, no motorizado, de ámbito muy reducido (normalmente el barrio) y generalmente carente de local y de punto de localización, cuya recogida no supera normalmente más de 100 a 150 Kg de papel por día, a la que hay que añadir otros residuos comercializables, como chatarras férricas y no férricas, plásticos y vidrio.

Está el recogedor motorizado, normalmente con un camión viejo, de pequeño tonelaje (entre 1.000 y 3.500 Kg de carga útil) que actúa de forma continuada o intermitente, sin planificación de recogida (sin rutas prefijadas, reparto de zonas, acuerdos previos de venta a almacenes, etc.) y normalmente carente de otras infraestructuras aparte del vehículo; su actividad oscila entre la marginalidad y la incipiente profesionalización de los más veteranos.

Luego están los recogedores eventuales e incontrolados, que no tienen estructura legal de empresa y normalmente carecen de posibilidad de localización; practican la recogida sobre todo en las primeras horas de la noche y en las peores condiciones conocidas: peores calidades de papel, dispersión de las fuentes, eventualidad de las mismas, dificultades de aprovisionamiento, falta de infraestructuras adecuadas, etc., y su trabajo, al no estar reconocido ni reglamentado, se convierte en algo marginal, nunca valorado por la Administración ni por los propios generadores del residuo.

Sin embargo, este colectivo que practica la recuperación voluntaria es de vital importancia para garantizar el suministro a la industria papelera, gran devoradora de papel recuperado (le proporcionó cerca del millón de toneladas en 1.988) a la vez que se reduce el volumen de basura.

 

 

Si, por otra parte, se pretende elevar la tasa de recogida, ya hemos visto como, mediante la recogida obligada, poco se puede esperar, pues está bastante bien organizada al ser la de mayor rentabilidad y es muy difícil aumentar su eficacia porque todo o casi todo el residuo generado se retira para ser reciclado.

Sólo es posible aumentar la recogida sustancialmente en las calidades medias y bajas que se generan en hogares y pequeños establecimientos, a los cuales habitualmente accede este amplio colectivo, que conoce bien esas fuentes.

Basta pensar en su desaparición momentánea, por unas semanas para comprender su necesidad, su utilidad; cerca de 3.000 Tm diarias de basuras a recoger, falta de suministro a las fábricas, a suplir mediante importaciones, y lo complicado y costoso que resultaría crear y dotar un servicio municipal o de otro tipo, capaz de recoger las mismas cantidades.

Sin embargo, la eventualidad y dificultades de todo tipo que rodean o bien de este colectivo, hace pensar que su futuro va a depender, o bien de una creciente marginalidad urbana que dé mano de obra barata, lo que al menos oficialidad urbana no desea, o bien seguirá existiendo no se sabe como hasta ahora, o bien irá desapareciendo poco a poco a medida que se presenten otras alternativas profesionales más atractivas.

Por último están los chamarileros y pequeños almacenistas, amplio y extendido grupo de pequeños y medianos recuperadores que generalmente simultanean la recogida a domicilio para cantidades significativas, con la compra a recogedores incontrolados y eventuales y suele dedicarse también a la recuperación de otros materiales (chatarras férricas y no férricas, vidrio, plástico, madera, etc.) por lo que su valor estratégico debido a la extensión de su implantación, que favorece la accesibilidad, la dedicación a varios productos, etc. sería muy elevado en una planificación organizada de la recuperación.

El eslabón siguiente de la cadena lo forman los medianos y sobre todo los grandes almacenistas, profesionales aún a caballo en muchos casos entre el planteamiento tradicional y el empresarial, que cumplen una labor fundamental de proveedores de las fábricas de papel.

Su labor es canalizar las recogidas, tanto obligadas como voluntarias, de los escalones primeros de la recuperación y, tras preparar debidamente el papel recuperado (clasificación por tipos y calidades, eliminación de impurezas, embalado, etc.), almacenarlo para suministrarlo a los fabricantes. La distribución geográfica se ajusta bastante a la de las fábricas consumidoras, y se concentra en Catalunya y Madrid fundamentalmente.

 

 

El sector de la recuperación de papel y cartón ofrece un asociacionismo débil en comparación con el sector fabricante, que prácticamente agrupa a la totalidad de grandes productores de la recuperación (a excepción de los recuperadores de chatarras metálicas), como el del plástico, botellas, tejidos, etc. Su grado de organización es elevado y estabilizado.

Las dos organizaciones existentes: la Asociación para la Recuperación y la Comercialización de Papel y Cartón (REPACAR) con sede en Madrid, y la División de Papel y Cartón de la Asociación Nacional de la Recuperación (ANR) con sede en Barcelona, agrupan a 77 medianos y grandes almacenistas, de los 176 existentes que trabajan con más de 100 Tm al mes.

Estas organizaciones se agrupan a su vez en la Federación de la Recuperación (FER) con sede en Madrid y en principio son el interlocutor más cualificado para relacionarse con la Administración.

 

 

SITUACION DEL MERCADO DEL PAPEL RECUPERADO EN ESPAÑA

El papel constituye el residuo aprovechable de mayor volumen y peso de todos los contenidos en los RSU, ya que en España, supone más del 20%, en la CEE el 30% y en USA el 40%.

Como es lógico, la fibra vegetal recuperada tiene una utilización industrial que la convierte en una verdadera materia prima «secundaria«.

Esta utilización se efectúa por la industria papelera. Supone una reducción de costes respecto a la fibra virgen procedente de la madera lo que hace de este producto algo no sólo interesante en su aspecto ecológico, sino también desde el punto de vista económico. 

En la actualidad los productores de embalajes utilizan alrededor del 50% del consumo total. En el sector del papel prensa también está adquiriendo una gran relevancia. En el caso del papel de escritura e impresión, la tasa de utilización de fibra recuperada no es demasiado grande en comparación con el resto de los países de la CEE, debido a que su consumo no está lo suficientemente introducido.

Nuestro país tiene una fuerte dependencia del exterior para el abastecimiento de esta materia prima, teniendo que importar 530.000 TM. en el año 1.990, con un coste que supera los 10.000 Millones de pesetas.

Mientras tanto, se estima que en España se desperdician anualmente unos 2’5 Millones de TM. de papel usado que van directamente al vertedero, de los cuales, al menos, un 50% se podrían reutilizar, previa separación en origen.

 

 

Si comparamos los datos de 1.990 con los de 1.989, observamos una disminución en la TASA DE RECOGIDA de papel usado, pasando de un 41’2% en 1989 a un 39% de 1990, y en 1991 ha vuelto a bajar, situándose en un 37%.

Esto nos lleva a depender de las importaciones cada vez en mayor cuantía, máxime cuando se consume por nuestra industria papelera cada vez más cantidad de fibra recuperada

Estos descensos podrían combatirse incrementando por parte de las distintas administraciones recogidas selectivas en origen de papel y cartón, estableciendo programas serios con los profesionales del sector.

Por otro lado, conviene señalar que el uso del papel recuperado está aumentando de manera considerable en los últimos años, hasta situarse en una TASA DE UTILIZACIÓN de un 64’1% en 1.990. (según ASPAPEL).

Si a la bajada de la tasa de recogida, le sumamos el aumento de la tasa de utilización, nuestro déficit irá en aumento, representando la triste paradoja de un país que tira literalmente a la basura anualmente, más de dos millones de TM. de esta materia prima, para luego gastarse más de 10.000 Millones de pesetas en importarlo del exterior.

Las grandes bajadas de precios producidas por un exceso de oferta del exterior, principalmente USA y Alemania, han provocado una desmotivación en la recogida clásica chamarileros, traperos, pequeños recuperadores, etc… haciendo desaparecer gran parte de este sector, causa esta que contribuye a encontrarnos con un mayor volumen de papel y cartón el las basuras.

Así, mientras las tasa de recuperación en países con mayor preocupación medioambiental, apoyo de las administraciones públicas (Alemania, Holanda,...), continúa creciendo, en España no sucede así. Y esto es más grave cuando nuestra tasa de utilización se encuentra en primera línea respecto a otros países

A la vista de todos estos datos, resulta evidente que nuestro país se ve en la obligación de emprender una política seria de alcance que promueva la recuperación reutilización del papel usado, debiendo comprometerse la sociedad en su conjunto a fin de alcanzar los objetivos de ahorro económico y beneficio medioambiental deseados.

 

Millones de Tm/año: Domésticos (totales) 24 basuras domésticas y similares 14 lodos de depuradoras de aguas 10 Escombros de derribos y tierras de excavación … 22 Industriales (totales) 15 inertes o similares 13 tóxicos y peligrosos 2 Mineros 70 Forestales 17 Agrícolas 35 Ganaderos (totales) 92 cría 62 mataderos industriales 30 TOTAL 275 Fuente: ENADIMSA, MOPU, Ministerio de Hacienda, Alfonso del Val y Ministerio de Economía

 

LAS BASURAS DOMESTICAS: SU FUENTE

En primer lugar, a pesar de la gigantesca magnitud de residuos que producimos, nо están identificados ni cuantificados

Los 275 millones de toneladas estimadas van aumentando entre el 2 y el 3% al año:

Esta cantidad, considerando la misma densidad que las basuras domésticas, equivale al volumen de un kilómetro cúbico, que dispuesto en una capa de 22 cm. de espesor, cubriría en una año la superficie de Álava y Guipúzcoa juntas, y en menos de 100 años, sin variar el volumen actual, la totalidad de la superficie de la península Ibérica.

Se trata de una cantidad superior a la de todos los bienes producidos en el país (agrícolas, mineros, industriales, etc.).

 

Mina abierta

 

Respecto a la producción de residuos líquidos, muchos de ellos compuestos por sólidos disueltos, y a los gaseosos, formados igualmente en gran proporción por solidos en suspensión, no existe siquiera un cálculo aproximado

Así pues, no se sabe, salvo excepciones, qué tipos de residuos se producen y dónde, su peligrosidad, etc.

Tampoco conocemos el contenido de materias primas útiles que poseen para ser correspondientemente recicladas, ni si son objeto de algún tratamiento previo al vertido y dónde se realiza éste excepto quien los produce, lógicamente. Y así podrían recuperarse, evitándose de este modo los incalculables daños que produce al entorno su vertido.

De los 275 millones de toneladas producidas en 1.988, 127 son residuos derivados de la actividad agropecuaria y alimentaria en general, y 17 millones de toneladas más son forestales.

 

 

Gran parte de estos residuos son reempleados de nuevo en el campo, pero en general los producidos en actividades industrializadas (mataderos, granjas intensivas, industrias transformadoras, etc.), suelen arrojarse al entorno con graves consecuencias contaminantes y con la pérdida de sustancias fertilizantes para las tierras.

Recientemente, se ha desaprovechado una ocasión extraordinaria con motivo del Plan de Reconversión y Reestructuración del Sector Fertilizantes. Este plan podría haberse enfocado hacia el autoabastecimiento de fertilizantes con materia prima nacional, en base a la elaboración de compost con los residuos orgánicos producidos por la actividad agropecuaria, forestal y doméstica (materia orgánica de la basura).

Ello hubiera significado, además de evitar la contaminación, una considerable aportación de materia orgánica a la tierra y la posible potenciación de la agricultura ecológica apoyada por el MAPA, con la consiguiente mejora en la calidad de los alimentos y un ahorro sustancial de divisas que ahora se invierten en petróleo para abastecer a las fábricas de fertilizantes químicos.

 

 

Los residuos mineros e industriales son casi 100 millones de toneladas (cifra imprecisa), pero son los industriales, unos 15 millones de toneladas, los realmente preocupantes: es indignante que todavía se arrojen al entorno en grandes cantidades, pues contienen minerales y productos escasos que se importan, o bien son tóxicos y peligrosos.

Estos últimos, en cantidad próxima a los dos millones de toneladas, son muy perjudiciales para la salud humana y el agua, la fauna, la tierra, el subsuelo, la atmósfera, etc.

El desconocimiento y la falta de instituciones y de instalaciones adecuadas para su tratamiento, está dando como resultado el inicio contra reloj de una serie de intentos para paliar los peligros de contaminación por parte de las administraciones (enterramiento, tratamiento químico o incineración en el mar) puesto que la entrada en la CEE obliga a cumplir sus normas -según el informe de la Comisión de M. Ambiente, Salud Pública y Protección de los Consumidores, de 1.984, la CEE produjo -en 1.983- 1.710 millones de Tm. de residuos sólidos, en proporción próxima a la española en términos de kg por habitante.

Debido a ello se ha promulgado la Ley y el Reglamento de Residuos Tóxicos y Peligrosos. Hasta ahora estos intentos de concentrar los residuos peligrosos han contado con el absoluto rechazo de las poblaciones cercanas, temerosas quizás de que les pueda suceder algo parecido a las grandes catástrofes mundiales ocurridas por la contaminación de residuos industriales.

 

 

La situación de la basura doméstica:

La cantidad total de los residuos domésticos es de unos 24 millones de toneladas en el año 1.988, de los cuales unos 14 millones lo constituyen las basuras propiamente dichas y el resto de los excrementos.

De estos 14 millones cerca de 3 lo constituyen los residuos abandonados, vertidos ilegalmente, automóviles viejos, neumáticos, etc. y el resto, 11 millones, se consideran las basuras de recogida potencialmente reciclables.

A estas cantidades hay que añadir los escombros, eternamente ignorados, que pueden llegar a representar en algunas poblaciones hasta 10 veces el peso (algo menos en volumen) de las basuras. Un cálculo prudente de su peso total da unos 22 millones de toneladas al año.

El panorama que presenta la gestión de nuestras basuras difiere sustancialmente del que presentan en general los otros residuos.

Debido a que la generación de las basuras se produce a diario de forma dispersa, afectando a todos y cada uno de nosotros, como si se tratase de la contaminación atmosférica urbana, el asunto preocupa a los responsables políticos, quienes en 1.975 aprobaron una Ley de Residuos Sólidos Urbanos (Ley 42/1975, de 19 de noviembre, sobre desechos y residuos sólidos urbanos), a pesar de que éstos apenas llegan al 5% del total de residuos sólidos producidos en el país, ni tampoco son los más peligrosos.

La gestión de las basuras a pesar de que cuenta quizás con los mejores, aunque escasísimos, técnicos en residuos sólidos existentes en España, y con los únicos Planes de Residuos, apenas va más allá de la recogida y el vertido

 

 

Carentes de un marco legislativo e institucional adecuado que fomente el reciclaje y la recuperación, los Ayuntamientos, salvo excepciones, tan sólo preocupados por lo aparente, dedican anualmente cantidades multimillonarias que alcanzan e incluso superan en algunos casos el 15% del presupuesto municipal– a la recogida y tratamiento de las basuras.

Sin embargo, entre el 75 y el 85% de los presupuestos de basuras corresponden solo a la recogida y tan sólo del 15 al 25% al tratamiento, cuando éste se da.

No obstante y a pesar de este «olvido oficial» por reciclar existe, como hemos visto antes, una intensa actividad recuperadora que permite reciclar mucho más de lo que de la actitud oficial se podría deducir.

Basándose en datos estadísticos de ASPAPEL y de la CEPAC, el consumo de papel recuperado está creciendo en los últimos años por encima de un 4% anual en Europa. La proyección de estos datos significa en cuanto a España, que para el año 2000 nuestras necesidades aumentarán en un 50% sobre las actuales, superando así los 3 millones de TM anuales.

Como consecuencia, si nuestra recuperación no creciese a un ritmo adecuado, la dependencia de las importaciones seguirá incrementándose por encima del déficit actual (25% anual). La solución está en una adecuada gestión de nuestros recursos naturales, cuyo yacimiento más importante se encuentra hoy en las basuras domésticas.

Diversos estudios llevados a cabo en España estiman que un 20% del papel nuevo consumido no es recuperable por su destino (p.ej.: libros en bibliotecas, documentos en archivos, higiénicos,...). El 40% es actualmente recuperado y reutilizado en la industria papelera – aunque tiende a bajar. El 40% restante se pierde en la basura de los RSU.

 

 

 

El resultado de los análisis llevados a cabo sobre el contenido de papeles y cartones en las basuras indican que la participación en peso es aproximadamente el 40% en EEUU, el 30% en la CEE, y superior al 20% en España. (En volumen es mucho mayor).

De los 13’8 Millones de TM de RSU que se generan en España anualmente, aproximadamente el 20% de su composición en peso está constituida por papeles y cartones, lo que representa unos 2’75 Millones de TM al año, y es, con ventaja, el mayor componente de todos los materiales reciclables presentes en las basuras.

Si nos centramos en esos 2’75 Millones de TM anuales de papel y cartón presentes en las basuras, y según estimaciones realizadas, alrededor del 20% no es recuperable por estar contaminado, bien por su uso, o bien por el tratamiento que recibieron en su proceso productivo (plastificado,...).

El resto, es decir, unos 2 Millones de TM. podría ser reutilizado, siempre y cuando se cumpla la premisa de su separación en origen (RECOGIDA SELECTIVA), ya que en general, todo papel y cartón que no esté contaminado es susceptible de ser recuperado.

Así, si lográsemos ser capaces de detraer de la montaña de basuras tan solo una cuarta parte de esos más de 2 Millones de TM anuales, conseguiríamos el medio millón de TM que en la actualidad debemos importar.

Podemos concluir que el retaso en la implantación de una legislación que patrocine la recogida selectiva en nuestro país, no hará sino empeorar la delicada situación actual, que podemos resumir en los siguientes puntos:

1. Un costo en divisas por importaciones de más de 10.000 Millones anuales.
2. Un derroche de recursos propios.
3. Un coste adicional en los servicios municipales de retirada y tratamiento de basuras.
4. Un crecimiento de la montaña de basuras con el consiguiente impacto medioambiental.

 

 

Por contra, si implantásemos, como se está haciendo en otros países de la CEE, la Recogida Selectiva, conseguiríamos:

1. Una reducción en nuestra balanza de pagos por menores importaciones.
2. Un mejor aprovechamiento de recursos propios, hoy despilfarrados.
3. Una disminución del gasto público en retirada y tratamiento de basuras.

 

 

 UNA REDUCCIÓN DE LA MONTAÑA DE BASURAS CON EL CONSIGUIENTE BENEFICIO MEDIOAMBIENTAL

Ventajas adicionales del Reciclaje de papel y cartón:

* Ahorro de más del 80% del agua utilizada en el proceso de fabricación.
* Ahorro energético por la facilidad del desfibrado del papel recuperado, en comparación con el coste de fabricación utilizando pasta de madera.
* Gran disminución de contaminantes atmosféricos y efluentes líquidos. En especial si el papel no lleva proceso de blanqueo, la contaminación se reduce al vertido controlado del contenedor especial dónde se deposita la tinta.
* Salvación de nuestros espacios forestales, ya de por sí diezmados, con el fin de que nos protejan para fines superiores. Protección de la fauna y flora.
* Reducción importante de las importaciones de papel y cartón recuperado, así como pasta de madera, con el consiguiente ahorro en divisas.
*Si la recuperación selectiva funcionara debidamente, se obtendrían excedentes, y por tanto, posibilidad de exportación e ingresos de divisas.
* Aumento de empleo con que cubrir todas las funciones que comporta la recuperación selectiva y que hoy no existen.

 

 

ACTITUD DE LA ADMINISTRACION HACIA LA RECUPERACION DEL PAPEL EXISTENTE EN LOS R.S.U.

Reciclaje o reciclado, ha sido durante años la expresión más repetida en cuantas reuniones de colectivos ecologistas se han venido celebrando en nuestro país y fuera de él. Este concepto tan aparentemente alejado del lenguaje cotidiano es, sin embargo, un componente fundamental de los ecosistemas naturales, y por tanto de la vida misma.

No obstante, desde que la sociedad pasó a depender de los procesos de producción/consumo, algunos conceptos, por materiales que fueran, quedaron relegados al olvido.

Hace apenas unos años que, como consecuencia de la degradación ambiental creciente, han tomado de nuevo relevancia aspectos tales como el reciclado, en sus últimas facetas. Pero ciertos hábitos de producción y consumo están tan tenazmente arraigados en las sociedades desarrolladas, que aún a sabiendas de los efectos negativos que pueden tener tales hábitos, su modificación es muy difícil.

Deberían bastar algunos datos para acelerar esos cambios de actitudes sociales, pero lamentablemente no ocurre así.

 

 

Por ejemplo, es muy conocido que para fabricar una tonelada de pasta química de papel es necesario talar 13-14 árboles, además de un elevado consumo de agua y energíaEn un país como España, en el que los tres recursos citados son muy escasos, el reciclado y la recuperación de papel deberían llevarse hasta sus últimas consecuencias.

Ha quedado demostrado que el sencillo razonamiento anterior no es suficientemente convincente para una sociedad tan tecnificada y compleja como la que vivimos. Nos vemos así obligados a ahondar en explicaciones más sofisticadas, con el ánimo de convencer mediante argumentos más economicistas, tan necesarios hoy día, pero cuyas conclusiones son equivalentes a las ya anticipadas.

Es bien sabido, que uno de los índices más sencillos para conocer el desarrollo económico de una sociedad viene dado por la producción y composición de sus residuos.

Según datos de la Secretaría General de Medioambiente del MOPU en nuestro país se producen en la actualidad más de 13’8 millones de toneladas de residuos urbanos al año, lo que supone una producción media de 350 Kg/Hab/Año.

Esta producción sigue una distribución poco homogénea, de tal forma que la tasa de producción de las capitales es muy superior a las de las zonas rurales, dándose la circunstancia de que más del 50% de la cantidad global producida procede del litoral mediterráneo y de la zona centro.

 

 

La Según la normativa española, en este caso la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local, de 2 de abril de 1.985, la competencia de recogida y tratamiento de tales residuos urbanos corresponde a los Ayuntamientos.

La prestación de este servicio constituye en la actualidad uno de los problemas principales con los que han de enfrentarse los municipios, dado que la recogida, el transporte y la eliminación de los residuos son todos ellos procesos muy costosos.

Aunque la recogida y el transporte, em su conjunto, vienen a suponer entre el 60 y el 80% de los costes globales, sin embargo, la faceta más crítica está en el tratamiento o en el destino final que se dé a los R.S.U., pues un tratamiento inadecuado puede plantear problemas ambientales muy graves e incluso atentar contra la salud de los ciudadanos.

Los costes de recogida y transporte pueden oscilar entre unas 4.000 pts/Tm para producciones superiores a 200 Tm/día. hasta más de 6.000 pts/Tm para pequeñas producciones.

A su vez los costes de tratamiento varían entre las 1.000 pts/Tm para el vertido de cantidades superiores a 200 Tm/día, hasta 2.000 pts/Tm para pequeñas cantidades.

La incineración en todos los casos es el sistema más caro (del orden de 2.500 pts/Tm) y solamente justificado para producciones superiores a las 200 Tm/día.

Esto ha determinado que durante muchos años el método más usado para desprenderse de los R.S.U. haya sido el abandono de los mismos en cualquier barranco u hondanada.

Afortunadamente esta situación insostenible ha cambiado y según datos de la S.G.M.A. el vertido incontrolado ha disminuido de forma notable. Pese a estos avances, el 77% de los residuos tienen como destino el vertido.

Aunque es reconocido que la recuperación de materiales tales como el papel y cartón, metales, plásticos, etc, permitiría reducir costes, los procesos de reciclado han tenido hasta ahora un carácter marginal.

El conocimiento de la composición de los residuos tiene una gran importancia para la toma de decisiones en lo que al sistema de tratamiento se refiere. De entre los diversos contenidos el papel y el cartón suponen el 20% del total en peso, quiere esto decir que en las basuras domésticas españolas hay más de 2,5 millones de toneladas. de papel cartón, cuyo aprovechamiento representaría el ahorro de 7.000.000 de árboles y unas 500.000 toneladas de petróleo.

 

 

Es evidente que el aprovechamiento del 100% del papel existente en los R.S.U. es inviable, pero sí parece posible alcanzar los objetivos que plantea ASPAPEL de incrementar en un 25% la tasa de recuperación actual, lo que supondría un aumento de unas 630.000 toneladas.

España habría alcanzado una de las tasas más altas a nivel mundial de recuperación de papel, con incrementos de utilización de papel recuperado muy notables (de 33,9% en 1.976 a 58,6% en 1.986) según datos de ASPAPEL.

Sin embargo, en opinión de la propia Asociación de Fabricantes, la situación actual no es optimista, ya que en los últimos años se han producido una pérdida notable em la recuperación, habiendo descendido hasta el 38,7% en 1.990.

A nadie se le escapa que una de las razones fundamentales de esta merma está en los cambios sociales producidos en los últimos años, junto al fuerte crecimiento económico.

Los procedimientos de recogida de papel y cartón se sustentaban y con la aún se sustentan, en mecanismos muy entroncados marginalidad social, por fortuna tales mecanismos se están reduciendo, pero ello conlleva algunas disfunciones, como la que estamos analizando.

Como parece evidente que por razones ambientales y económicas es conveniente fomentar el reciclado de papel y cartón, habrá que buscar nuevos mecanismos, más adaptados a la realidad social del país y a su vez más eficaces, para que la tasa de recuperación de papel siga creciendo.

 

 

El papel que puede desempeñar la Administración Local en este terreno es indiscutible y por ello la Comisión de Medioambiente del la FEMP está firmemente decidida a colaborar en la puesta en práctica de las nuevas iniciativas que puedan sugerir los sectores interesados.

De los datos antes expresados se deduce, que la eliminación de las basuras de más de medio millón de toneladas de papel y cartón (equivalentes a ese 25% que se establece como meta inmediata) supondría un ahorro mínimo de más de 3.000 millones de pesetas para los municipios. Pese al innegable interés que esta recuperación de materias primas posee las iniciativas concretas han sido escasas y con un carácter esencialmente testimonial.

En los últimos años se han producido notables mejoras en la gestión municipal de los R.S.U., habiéndose iniciado actividades en pos de la recuperación, pero casi todas ellas en el nivel del tratamiento.

En el caso concreto del papel y el cartón esa alternativa es difícilmente rentable y semejanza de lo que ya se hace en otros países de nuestro entorno la única alternativa real es la recogida selectiva.

La justificación técnica de la recogida selectiva está suficientemente debatida desde el Congreso de la I.S.W.A. celebrado en Montreal en 1.974 y si su aplicación no se ha generalizado ha sido como consecuencia de las dificultades que entraña su aplicación al ser imprescindible la participación de los ciudadanos.

 

*******

RELACIONADOS:

RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS: HISTORIA DE SU REGULACIÓN EN ESPAÑA, por Jesús Díaz Formoso (Parte 1: Introducción)

RSU (RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS): HISTORIA DE SU REGULACIÓN EN ESPAÑA, por Jesús Díaz Formoso (PARTE 2)

VERTIDO CONTROLADO E INCINERACIÓN («Residuos Sólidos Urbanos: Historia de su Regulación en España», por Jesús Díaz Formoso, 1994), PARTE 3

LA RECUPERACION Y EL RECICLAJE («Residuos Sólidos Urbanos: Historia de su Regulación en España», por Jesús Díaz Formoso, 1994) PARTE 4

LA RECUPERACION SELECTIVA («Residuos Sólidos Urbanos: Historia de su Regulación en España», por Jesús Díaz Formoso, 1994), PARTE 5