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¿QUÉ SE LLEVA A FLANDES FERROVIAL (FERROVIAL-AGROMÁN)?: «De 1927 hasta hoy: esta es la historia de Agroman»

FERROVIAL-AGROMÁN

 

“Detrás de toda gran fortuna hay un crimen escondido”

Balzac

«En el mundo existe la esclavitud del rico, pues el rico está al servicio de la tiranía de su riqueza, que siempre es poca”

San Juan Crisóstomo

 

DEL VALLE DE LOS CAÍDOS AL IBEX 35

37 años después de la muerte de Franco, las empresas que se enriquecieron con la construcción de su mausoleo están entre las más poderosas e influyentes del país.

El periodista Rafael Torres, autor de Los esclavos de Franco, cifró en 20.000 los presos republicanos que participaron a precios muy por debajo del mercado y en condiciones de semiesclavitud en la construcción del sueño de Franco.

 

Por Alejandro Torrús

Público, 01 JUNIO 2017

FERROVIAL-AGROMÁN
Las «empresas» constructoras del Valle de los Caídos, dispusieron de mano de obra esclava para sus negocios privados por concesión del régimen de Franco. Así, por ejemplo, en el año 1943 Agromán (que luego se integraría en  FERROVIAL) disponía de 250 presos republicanos trabajando en el Monumento; 100 en las obras de el Escorial Aguas y Escorial Arca de Juan; y otros 140 en diversas obras repartidas en cuarteles y monasterios.

 

El régimen les dio poder, patrimonio y mano de obra casi esclava. La transición y la democracia, benevolente como con un hijo pródigo, no les pidió explicaciones por su pasado ni por el origen de sus riquezas. Su pasado se diluyó en el presente de la España democrática como un azucarillo en agua hirviendo y el futuro quedó a sus pies. Son las grandes empresas que apoyaron a Franco en su cruzada, se beneficiaron de las concesiones estatales, utilizaron mano de obra casi esclava de presos republicanos y sentaron en sus consejos de administración a los exministros del régimen. Esta es la historia de los que una vez que el caudillo de España murió se autodefinieron como demócratas de toda la vida.

En agosto de 1936, el diario británico The Sunday Express publicó: “Franco se mantiene en la lucha. Pero, ¿cuál es el poder que lo dirige desde detrás de las sombras? Cuando un hombre levanta la mano, Franco obedece. Ese hombre es Juan March”.

Nadie puede imaginar que un golpe de Estado puede triunfar sin el apoyo de los grandes empresarios y Franco, juntos al resto de golpistas, encontró en Juan March al mecenas de su cruzada. March aseguró la vida de los familiares de los militares rebeldes, financió los aviones que trasladó a Franco al norte de África con la inestimable ayuda de varios responsables del diario ABC y negoció con alemanes e italianos la compra de armamento. ¿A cambio de qué?

 

Lo importante para el Generalísimo no era mantener su integridad ideológica. Franco no tenía ideología

 

A cambio, en plena Guerra Civil, desde el cuartel general de Burgos, obtuvieron el control del sector bancario, su statu quo, las claves de la economía, el monopolio del sector financiero”, escribe Mariano Sánchez en la obra publicada en 2005 Los banqueros de Franco.

Este pacto de Franco con March y el resto de banqueros significó la primera gran traición del general a los principios de Falange: la Banca no sería nacionalizada. Lo importante para el Generalísimo no era mantener su integridad ideológica. Franco no tenía ideología. El caudillo tenía poder político, adquirido mediante las armas, y no lo iba a perder bajo ningún concepto y mucho menos por programas políticos.

 

Fuerzas Eléctricas de Cataluña, S. A., más conocida por sus siglas FECSA, fue una empresa española dedicada a la generación y distribución de energía eléctrica, fundada en Barcelona en 1951, que a través de varios procesos de fusión y absorción de distintas compañías, se hizo con el control de la práctica totalidad de la producción de energía eléctrica en Cataluña. En 1996 fue adquirida por la multinacional ENDESA, que la absorbió en 1999. A pesar de la extinción de la personalidad jurídica de FECSA, hasta finales de los años 2000 Endesa siguió usando la marca comercial (primero como FECSA-ENHER y luego como FFECSA-ENDESA) para su actividad de distribución en Cataluña.

 

Al amparo de la dictadura franquista, Juan March realizó diversas operaciones financieras de gran calibre, como la compra de la Barcelona Traction, tras la que fundó Fuerzas Eléctricas de Cataluña, S. A (FECSA), quien se hizo con la práctica totalidad de la producción eléctrica en Cataluña.  FECSA construyó centrales térmicas y entró en el campo de la energía nuclear, motivado por las crisis del petróleo de los años 70.

 

Reproducción de una acción de la compañía.

 

Así, participó, junto con Électricité de France, Hidroeléctrica de Cataluña y ENHER en la construcción de la central nuclear de Vandellós, puesta en servicio en 1972. En 1983, FECSA instaló en solitario la central nuclear de Ascó, que comenzó a funcionar en 1983. 

 

El rastro de March en el presente

 Todas estas operaciones convierten a FECSA en una empresa al alza, que comienza a cotizar en el IBEX 35 de la Bolsa española. Su camino en solitario llega hasta 1996 cuando el Grupo Endesa se hace con el 75% de las acciones de la compañía y su control absoluto.

Juan March falleció en 1962 pero sus nietos han sabido cumplir su legado. En 1988 la revista Forbes sitúa a los March entre las tres fortunas más importantes de España, junto a Ramón Areces, creador de El Corte Inglés, y los Botín. Su notoriedad en la democracia española y en las finanzas internacionales es ya indiscutible.

La Fundación March, creada en 1955, cuenta con un patrimonio superior a los 15.000 millones de pesetras y recibe una inversión anual que rebasa los 1.000 millones. En la actualidad el patrimonio de los March se sitúa entre en el medio billón de pesetas, participan en el accionariado de 150 empresas y comandan un grupo empresarial que ha sido vanguardia en España en cuanto a bancos de negocios y que goza de una gran liquidez”, escribe Mariano Sánchez en su obra Los banqueros de Franco.

Entre la larga lista de empresas en las que la familia March está presente en el accionariado hay algunas muy reconocibles para el gran público como la constructora ACS (18,3%), presidida por el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez; Acerinox (24,2%), una de las compañías líder a nivel mundial en la fabricación de acero inoxidable o la empresa de seguridad Prosegur (10,0%). 

 

La construcción del Valle de los Caídos

Ningún otro símbolo como el Valle de los Caídos refleja el funcionamiento de la oligarquía empresarial que rodeaba el régimen. Una obra faraónica que costó a las arcas públicas a lo largo de sus veinte años de construcción 2.421 millones de pesetas de la época, según datos de Mariano Sánchez. “Para entender la magnitud de la obra conviene comparar el coste con otras partidas de los Presupuestos. Así, hasta 1970 el Estado había dedicado 2.339 millones de pesetas para Educación«, explica Mariano Sánchez, autor de obras como Los Franco S.A. o Los banqueros de Franco a Público.

 

«Trabajábamos en condiciones difíciles, nos trataban de hijos de puta y rojos, cosa peor que los malos tratos”, dice un preso esclavo

 

El régimen Franco eligió el 1 de abril de 1940, primer aniversario de la entonces conocida como “Victoria de las armas de España”, para dar a conocer su proyecto. Fernando Olmeda, autor de El Valle de los Caídos. Una memoria de España, recoge en su obra las palabras pronunciadas aquel mismo día por  el coronel Valentín Galarza, subsecretario del a jefatura del Estado, en la lectura al Decreto que dispone la construcción del futuro monumento:

La dimensión de nuestra cruzada, los heroicos sacrificios que la victoria encierra y trascendencia que ha tenido para el futuro de España esta epopeya no pueden quedar perpetuados por los sencillos monumentos con los que suele conmemorarse en villas y ciudades los hechos salientes de nuestra historia. Es necesario que las piedras que se levanten tengan la grandeza de los monumentos, que desafíen al tiempo y al olvido y que constituyan lugar de meditación y reposo en que las generaciones futuras rindan tributo de admiración a los que legaron una España mejor”.

La ejecución del gran sueño del generalísimo requirió un enorme esfuerzo financiero, pero sobre todo de personal. En 1942 el régimen se da cuenta de que además de obreros libres será necesario emplear batallones de presos en un país que continúa desangrado tras la cruenta Guerra Civil. Ese mismo año llega al Valle la Compañía del Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores Penados nº 95. Los presos visten gorro a rayas azules y blancas con una P que les identifica como presos. El periodista Rafael Torres, autor de Los esclavos de Franco, cifró en 20.000 los presos republicanos que participaron a precios muy por debajo del mercado y en condiciones de semiesclavitud en la construcción del sueño de Franco. 

 

 

Los presos «alquilados»

Fernando Olmeda recoge en su obra dos testimonios de presos republicanos que detallan las condiciones de la obra. Trinitario Rubio lo describe de la siguiente manera: ”Picábamos un metro cúbico de piedra, cargábamos vagonetas y empujábamos entre varios. Trabajábamos en condiciones difíciles, nos trataban de hijos de puta y rojos, cosa peor que los malos tratos”.

Segundo Fernández, de familia de agricultores de izquierdas, y condenado por tres consejos de guerra, resume en una frase su experiencia en la construcción del Valle de los Caídos: “Raro era el día que no morían uno o dos, y hasta tres, más por el hambre que por accidentes, porque la construcción del túnel casi no había empezado”.

 

La utilización de presos políticos como mano de obra ahorró al régimen 780 millones de euros

 

Nicolás Sánchez-Albornoz, director del Instituto Cervantes de 1991 a 1996 y condenado a trabajos forzados por el régimen en 1947, puso cifras al negocio redondo de las empresas y el régimen de Franco con los presos trabajadores. «El Valle era un gran negocio«, explica, «los que estábamos condenados a trabajar allí estábamos alquilados a las empresas que hacían la obra, Huarte y Banús, por 10,50 pesetas al día. A nosotros nos daban 50 céntimos a cada uno. Los patronos tenían obreros a precio de saldo y disciplinados«, según recoge José María Calleja en un artículo publicado en el diario El País. De esta manera, Sánchez-Albornoz confiesa que estuvo “alquilado” a la empresa Huarte y Banús.

 

Presos republicanos trabajando en el Valle de los caidos

 

El periodista Isaías Lafuente se atrevió a cuantificar en su libro Esclavos por la Patria los beneficios obtenidos por el franquismo a costa de utilizar presos políticos para la realización de obras: más de 130.000 millones de pesetas, unos 780 millones de euros. Ello se deduce del estudio de las detalladas memorias anuales remitidas a Franco por el Patronato para la Redención de Penas entre 1939 y 1970, conservadas aún en los archivos de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. en su libro Esclavos por la patria

 

Las empresas adjudicatarias y su beneficio

En sus inicios la obra se adjudica a tres grandes empresas, San Román, filial de Agromán, se encargará de la perforación de la roca para abrir en ella el agujero gigante que albergará la cripta; Estudios y Construcciones Molan se ocupará de la construcción del monasterio; y Banús, gestionada por los dos hermanos Juan y José, se responsabilizará de la carretera que unirá la entrada con el Risco de la Nava.

Estas tres empresas, junto a la constructora Huarte y Cía que se uniría a las obras en 1952, dispusieron de mano de obra semiesclava para sus negocios privados por concesión del régimen de Franco. Así, en 1943 Agromán disponía de 250 presos republicanos trabajando en el Monumento; 100 en las obras de el Escorial Aguas y Escorial Arca de Juan; y otros 140 en diversas obras repartidas en cuarteles y monasterios.

Banús, por su parte, disponía de 125 presos trabajando en la carretera que da acceso al Valle de los Caídos, 90 presos construyendo la estación de trenes de Chamartín (Madrid) y a 50 más en la base militar de Torrejón. En total llega a haber 141 batallones de presos republicanos repartidos por diferentes obras sólo en 1943, según recoge Olmeda en su obra. ¿Qué ha sido de estas empresas?

 

En 1943 había 141 batallones de presos republicanos realizando trabajos forzados

 

La constructora Huarte, que acumulaba en 1975 un volumen de venta de 16.000 millones de pesetas, se fusionó en 1998 con Obrascón. Un año después, se incorpora al grupo la empresa Lain conformando el gigante constructor Obrascón- Huarte- LaínOHL, como es más conocido. El grupo está presidido por Juan-Miguel Villar Mir, más conocido por haberse presentado a las elecciones a presidente del Real Madrid de fútbol. Aunque en su currículum figuran otros muchos cargos en la estructura del Estado franquista como haber sido Director General de Empleo en 1964 o presidente del Fondo Nacional de Protección del Trabajo en 1967.

Por su parte, la constructora Agromán fue fundada por José María Aguirre Gonzalo y José San Román en 1926, en tiempos de Primo de Rivera.  Gracias a sus negocios, Aguirre Gonzalo saltó pronto al mundo de la banca y presidió el Banco Guipuzcoano desde 1956 hasta que falleció en 1988. Además, ocupó la presidencia del Banco Español de Crédito desde 1970 hasta 1983 y del Banesto,  desde 1970 a 1984. No obstante, la estirpe familiar no terminó ahí ya que su hijo José María Aguirre González le sustituyó en el cargo de presidente del Banco Guipuzcoano hasta 1999. En 2010, este banco fue absorbido por el Banco Sabadell.  

Tras la construcción de la carretera, los hermanos Banús siguieron caminos diferentes siempre bajo el amparo del régimen. José Banús, conocido como el constructor del régimen, es el artífice de barrios emblemáticos de Madrid como el de la Concepción o el Barrio del Pilar, donde urbanizó una gran extensión de terreno, y de cuyos pisos sacaba un beneficio de unas 115.000 pesetas.

De Madrid saltó a la Costa del Sol donde, en el verano de 1970, inauguró su proyecto más ambicioso: Puerto Banús. Su estrecha relación el régimen queda patente no sólo en sus negocios sino en sus distinciones: medalla al Mérito en el Trabajo, la gran cruz del Mérito Civil y la medalla de oro al Mérito Turístico. Sus descendientes heredaron un gran imperio con origen en la construcción del Valle de los Caídos y su amistad con el régimen de Franco.

 

Tras la construcción de la carretera, los hermanos Banús siguieron caminos diferentes siempre bajo el amparo del régimen

 

Por otro lado, su hermano Juan Banús se quedó en Madrid y en su currículum figura la construcción de la lujosa ciudad satélite de Mirasierra, opulentas viviendas rodeadas de comercios y zonas de asueto. Sus hijos Juan y Antonio Banús Ferré tomaron el testigo inmobiliario de su padre y de su tío, especializándose cada uno en diferentes proyectos.

JuanBanús, fallecido en 2000, era el responsable de la lujosa área marbellí de Puerto Banús, lugar de veraneo de la jet set y de la familia real saudí, entre otras personalidades, mientras que Antonio Banús es propietario de un importante número de franquicias de la firma de moda italiana Benetton en España, gestor del hotel de cinco estrellas Mirasierra Suites y dueño de la bodega El Carabal, situada en Cáceres. Además, Antonio Banús posee el 100% del capital del grupo promotor inmobiliario Juban.

No obstante, en la larga lista de empresas que se beneficiaron de la barata mano de obra de presos republicanos figuran otras muchas sociedades que no participaron en la construcción del Valle de los Caídos o que su gran negocio con el régimen fue otro. Es el caso de Dragados y Construcciones, hoy también inmersa en ACS, la constructora de Florentino Pérez.  

 

Sin descuidar a amigos y los ministros

Pero no sólo empresarios se beneficiaron de las “bondades del régimen”. La democracia tampoco ha maltratado a los antiguos dirigentes franquistas, sus herederos directos o a los familiares de Franco. Hoy, muchos de estas personas tan cercanas al régimen, ya sea con lazos en el mundo de los negocios, familiares o políticos, siguen disfrutando de un papel importante en nuestra sociedad. La democracia tampoco ha maltratado a los antiguos dirigentes franquistas, sus herederos directos o a los familiares de Franco.

 

La democracia tampoco ha maltratado a los antiguos dirigentes franquistas, sus herederos directos o a los familiares de Franco

 

Así, según enumera Mariano Sánchez en su obra Los Franco S.A., las hermanas Alicia y Esther Koplowitz, a través del Imperio de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), poseen un patrimonio que ronda los 1.000 millones de euros; los descendientes de José Meliá Sinisterra, en el sector turístico (Hoteles Meliá), facturan anualmente más de 600 millones de euros, o Carmela Arias Díaz de Rábago, condesa de Fenosa y viuda de Pedro Barrié de la Maza, cuya fortuna personal alcanza los 240 millones de euros.

También llama la atención la puerta giratoria que unía a los ministros de Franco con los Consejos de Administración de las principales empresas españolas. De los 119 ministros de franco, 22 de ellos se sentaron en 29 consejos de administración de importantes entidades bancarias, nueve en bancos oficiales y cuatro en cajas de ahorros. Otros ocho ex ministros fueron presidentes y/o consejeros del Banco de España. En total, 43 ministros se convirtieron en destacados ejecutivos del sector bancario.

Pero no sólo ellos ocuparon esos puestos, también sus hijos. Sirve como ejemplo el reciente nombramiento de Nemesio Fernández Cuesta, hijo del ministro de Comercio en el penúltimo gobierno de Franco de igual nombre, como director General de Negocios de Repsol.

No obstante, no hay que buscar tan lejos para encontrar la alargada sombra del régimen. En la penúltima horneada de políticos de la derecha española se encuentran buenos ejemplos como Rodrigo Rato, hijo de Ramón de Rato, fundador junto a Millán Astray y Dionisio Ridruejo, entre otros, de Radio Nacional de España, así como propietario del Banco del Norte y del Banco Murciano.

O José María Aznar, nieto de Manuel Aznar Zubigaray, periodista y político cercano a Falange que  fue director gerente de la agencia de noticias EFE y embajador español ante la ONU, Marruecos, y varios países de América.

 

Iniciando la construcción del Valle de los caídos

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25 AÑOS DEFRAUDANDO EN LA CONTRATACIÓN PÚBLICA: EL CÁRTEL DE CONSTRUCTORAS Y EL RÉGIMEN DEL 78. La transición española: El tránsito del Delito al Crimen. Siempre impunes.

LO QUE LOS JUECES ESPAÑOLES NUNCA HAN QUIERIDO VER: La CNMC multa con 203 millones a ACS, Acciona, OHL, FCC, Ferrovial y Sacyr por alterar contratos desde 1992 El organismo afirma que se reunían semanalmente y decidían los contratos públicos en que iban a compartir trabajos técnicos de sus ofertas. También intercambiaban información sobre su estrategia. 

FALANGISTAS Y NACIONAL-CATÓLICOS: LAS FAMILIAS DEL FRANQUISMO, «DEMÓCRATAS DE TODA LA VIDA»: DE FRANCO A LAS INSTITUCIONES

Cambiarlo todo para que todo siga igual

 

«Lo de rojos contra azules cada vez ayuda menos a comprender los problemas de nuestra época» (Víctor Lenore).

Lenore dice bien. Pero no claramente.

El adagio inicial fue «DE FRANCO A LAS INSTITUCIONES».

 

El último Pleno de las Cortes franquistas: El 18 de noviembre de 1976, tras veinticinco horas de debate, en lo que es conocido como el último Pleno de las Cortes franquistas, se dio luz verde a la Ley para la Reforma Política, con el resultado de 425 votos a favor, 59 votos en contra y 13 abstenciones. Éste será el objeto central de debate en la próxima sesión sobre la actividad de la Transición, tras visionar el documental correspondiente de la serie de RTVE sobre este periodo histórico,el próximo viernes 5 de noviembre.
Torcuato Fernández Miranda, presidente de las Cortes y del Consejo del Reino, la consideraba como una forma de avanzar hacia la democracia respetando las leyes vigentes: “de la ley a la ley a través de la ley”.
Miguel Primo de Rivera y Urquijo, que abrió el debate invocó “la irrepetible autoridad política de Francisco Franco”, proclamando su “lealtad y devoción personal por él”, así como su “condición joseantoniana”, para pasar a declarar que, con todo, ya era hora de dejar al pueblo español decidir qué autoridad política debía reemplazar al Caudillo.
Otro procurador de las Cortes, Ramiro Cercos, criticó este proyecto de ley como “tímido e insuficiente” para “regir en el nuevo orden democrático”, por cuanto hacía referencia explícita a las Leyes Fundamentales, que respondían a fines claramente diferentes de aquellos que presiden los sistemas democráticos.
Raimundo Fernández-Cuesta, un viejo líder falangista, señaló que el Estado español fue creado por “la voluntad soberana y la facultad constituyente que le confirió el resultado de la lucha [de la nación española]” y que estaba basado en los Principios Fundamentales que eran, por su propia naturaleza, “permanentes e inalterables”, por lo que aceptar la ley propuesta significaría la anulación de esos principios.
 

La legitimidad del expolio económico (gigantesco, aunque hoy, perdida la perspectiva, ya no nos lo parezca), descansó, hasta la muerte de Franco, en él. En aquél viejecito que «no se metía en política», el que nos enseñaban una vez al año desde el balcón de la Plaza de Oriente, y al que, para hacernos ver que seguía vivo, levantaban el brazo a modo de saludo, mientras con un tenue hilillo de voz, el anciano recitaba el «Españoles todos».

El viejo se murió, y se quedaron sin «legitimación» para continuar el Expolio.

Entonces el Régimen se hizo «demócrata», los fascistas se repartieron la gallina de los huevos de oro, como lo habían vivido: Falangistas, a la izquierda, preferentemente al PSOE, y Nacional Católicos -vestiditos de «tecnócratas«-, a AP (hoy PP). En el medio quedó Suárez, más solo que la una, hasta que fue amortizado.

 

Anguita fue premio nacional José Antonio

 

Hoy, la saga de ladrones de Estado, encuentra la Legitimación del Expolio (que continúa, ahora jugando en las ligas mayores de la corrupción internacional) en «las Instituciones».

Empezó en noviembre de 1976, cuando desaparecieron mágicamente los Procuradores en Cortes franquistas y se sustituyeron, inmediatamente, por unos desconocidos e ignotos «demócratas de toda la vida», casualmente todos ellos hijos, nietos y deudos de los fenecidos Procuradores franquistas y otras carcundias surgidas del frío de la dictadura.

Hasta hoy

 
 
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CALVIÑO PONE EL FOCO EN LAS AYUDAS DE ESTADO QUE AZNAR DIO A FERROVIAL PARA INTERNACIONALIZARSE

Las afirmaciones de que la empresa «le debe todo a España» también apuntan a un potentísimo incentivo fiscal que dio Aznar desde 2002 que incentivó compras multimillonarias en Reino Unido y EEUU

Por Mercedes Serraller, 04 MARZO 2023
 
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño.
 
 

«Se trata de una empresa que le debe todo a España«, ha asegurado Nadia Calviño en su andanada contra Ferrovial por la salida de España de su matriz. En la misma línea se ha pronunciado Yolanda Díaz, que ha subrayado que ha crecido al albur de «enormes contratos» con la Administración Pública. Sin embargo, Calviño no ha concretado a qué se refiere exactamente cuando se le ha preguntado por esta aseveración, que pone en el foco las ayudas de Estado que otorgó José María Aznar a las grandes empresas españolas para su internacionalización.

La compañía británica BAA aceptó en la madrugada del 6 de junio de 2006 una oferta de venta de Ferrovial por 10.300 millones de libras (más de 14.600 millones de euros) por la que se hizo con los siete aeropuertos británicos, entre ellos, Heathrow, y se convirtió en el mayor gestor de aeropuertos del mundo.

Desde su fundación en 1952, Ferrovial tuvo vocación internacional, con proyectos en Latinoamérica y África, pero es en 2002 cuando se produce un giro copernicano como protagonista en las operaciones más importantes de Reino Unido y EEUU.

Ferrovial no estaba sola. En 2004Santander compró Abbey National por 13.199 millones. En 2005, Telefónica adquirió la británica O2 por 26.665 millones de euros. En 2006, Iberdrola hizo lo propio con Scottish Power por 17.200 millones.
 
Este momento dorado de las empresas españolas en el extranjero se debe a un potentísimo incentivo fiscal a la internacionalización, las ayudas por el fondo de comercio que creó el Gobierno de José María Aznar en 2002, por el que se ha estimado que se regó a las empresas con más de 30.000 millones. Recogido en el artículo 12.5, de la Ley del Impuesto sobre Sociedades, las empresas españolas pueden amortizar el fondo de comercio financiero, la diferencia entre el valor en libros de una empresa y el valor real de mercado, que resulta de la adquisición de participaciones significativas en empresas extranjeras durante los veinte años siguientes a la adquisición.
 
La Comisión Europea abrió una investigación en 2007 a España tras haber recibido varias denuncias y preguntas de eurodiputados, especialmente británicos, que sostenían que el régimen español es ilegal. Las quejas ponían en la diana la actividad de las empresas españolas en Reno Unido, pero también las ofertas de Sacyr, Abertis y Cintra para la concesión de las autopistas en Francia.
 
En 2009 lo declaró ilegal por considerar que distorsionaba la competencia y otorgaba una «ventaja injustificada a las empresas españolas, especialmente en el contexto de las ofertas públicas de adquisiciones competitivas«. Por ello, el Ejecutivo comunitario consideró que «el trato favorable de las adquisiciones españolas en otros Estados miembros era discriminatorio y, por consiguiente, injustificable«. Esto fue confirmado por el Tribunal de Justicia de la UE en 2016.

 

 

Catarata de ayudas

Además, el Ejecutivo comunitario reclamó a España que recuperara toda la ayuda ilegal concedida en virtud de dicha disposición respecto a las adquisiciones europeas a partir del 21 de diciembre de 2007, fecha en que se publicó la decisión de la Comisión de iniciar una investigación, lo que dejó fuera las principales operaciones. En 2011, la Comisión declaró ilegales las ayudas para la adquisición de empresa de fuera de la UE, y en 2014 rechaza un intento de salvar este tipo des ayudas bonificando la compra de empresas extranjeras a través de sociedades interpuestas.

Estos procesos contra España dan cuenta de todas las ayudas a la internacionalización que se pusieron en marcha en España al principio de los años 2000. Las empresas también se podían deducir gastos financieros sin límite, lo que el Gobierno de Mariano Rajoy topó en 2012 entre sus subidas de impuestos al llegar al poder en plena emergencia económica.

Por su parte, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha insistido este viernes en un argumento similar al del Gobierno y ha reprochado a Ferrovial su decisión, que le parece que «es una falta de patriotismo y de respeto al país que la ha hecho que sea hoy lo que es«.

Porque, según ha puntualizado, «no solo ha gozado de privilegios desde el punto de vista de la contratación pública en España, sino que estamos hablando de los años 60, no estamos hablando de en estos momentos, en los que los contratos tienen otro tipo de transparencia«.

Álvarez ha aludido también a la labor del Rey Emérito como colaborador en la internacionalización de las empresas españolas en viajes sufragados con dinero público en los que conseguían contratos.

 
 
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EL CASO OLLERO Y «EL ÁRBOL» DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA

Por Pedro de Tena
LD, 5 MARZO 2023
El Honorable «Cacerolo». LLEVABA el maletín a cuestas cuando lo paró la Policía. Veintidós millones de pesetas del año 92, procedentes de una comisión entregada en Madrid por una constructora a la que le había conseguido la contrata de una carretera autonómica. Un trabajito fácil: su hermano era director general de Carreteras en la Junta de Manuel Chaves. Coser y cantar. Lo decía uno de los comisionistas en las escuchas interceptadas: yo con tres o cuatro milloncitos al mes me puedo retirar. Cuando trincaron con la pasta a Jorge Ollero se supo que ese dinero era, en efecto, la calderilla de un montaje. Informaciones privilegiadas, concursos a medida, pasteles repartidos. Una trama de corrupción en la rutilante Andalucía socialista de la Expo.
 
 

Porque no me dirán ustedes que lo ocurrido esta semana no es propio de un tártaro insufrible. Me recordaba hace pocos días un amigo, policía judicial, el papelón de la familia Del Pino en el famoso caso de corrupción conocido como Caso Ollero o Caso Cacerolo. Verán. Un piso, un pasillo, un despacho, el de Pedro Llach, una especie de Mediador a la andaluza con larga mano en la Junta socialista, y una cola de constructores esperando a ser recibidos para mendigar unas obras en la autovía que une Antequera y Málaga (Puerto de la Mora). Uno de los que guardaban cola se llamaba «El árbol» y así aparecía en clave en el sumario judicial instruido.

¿Quién era ese «Árbol»? Pues Ferrovial.

La familia del Pino aparecía con ese alias en las transcripciones de las llamadas interferidas por la Policía que pude leer completas. Algunos grandes constructores españoles se arracimaban en aquel pasillo, y en otros telefónicos, para suplicar contratos públicos al PSOE de Felipe González y Manuel Chaves, el vigente entonces. Pero, claro, ante la juez Pilar LlorenteRafael del Pino negó haber pagado los 100 millones (de pesetas entonces) que, según los participantes en las conversacióones grabadas, le exigían al «árbol».

La nueva ubicación de la sede de Ferrovial no es otra cosa que la manera en que la «familia» socialista bergante trata a «uno de los nuestros», al que seguramente contribuyó a medrar frente a competidores más honestos a cambio de mordidas útiles para mantener el engranaje arácnido de poder en el interior del PSOE y de los gobiernos nacional y andaluz. Mario Puzo describe cómo se las gastaba El Padrino con los traidores. Pues eso mismo.
 
 
 
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FERROVIAL-AGROMÁN
 

DE 1927 HASTA HOY: ESTA ES LA HISTORIA DE AGROMAN (escrita por FERROVIAL)

 

Agroman sumaba 68 años de historia cuando fue adquirida por Ferrovial para comenzar una nueva e ilusionante etapa. Desde entonces, Ferrovial Agroman ha participado en la construcción de edificios, autopistas, ferrocarriles, puertos, aeropuertos y muchas otras infraestructuras en diferentes continentes.

Casi tres décadas después de la compra, Ferrovial ha dado un paso más en su estrategia y ha cambiado el nombre de la división Ferrovial Agromán por Ferrovial Construcción. Deja atrás el nombre de la histórica marca con el objetivo de avanzar en su proyección internacional, aunque sin olvidar la trayectoria común que ha unido a ambas compañías.

El peso de Agroman

Agroman nació en 1927 y no tardó en convertirse en una de las principales constructoras del país. De sus primeros años de recorrido datan obras como la Construcción del Morro del dique de Las Arenas en Getxo (Vizcaya) la construcción de la Ciudad Universitaria de Madrid, y más tarde la Torre de Madrid, las factorías de Renault en Valladolid y Palencia, y proyectos de carreteras, ferroviarios e hidráulicos.

En aquellos momentos, la empresa estaba muy bien gobernada por uno de sus cofundadores: José María Aguirre Gonzalo. Persona muy relevante en España tanto desde el punto de vista político como económico y que fue durante años presidente de Banesto. Imprimió un carácter muy personal a la compañía.

Cuando yo me incorporé, Agroman ya empezaba a no ir tan bien como en años anteriores. Y, sin embargo esos años los recuerdo de una forma especial: mi padre ya trabajaba en la empresa y para mí fue mi primer empleo. Comencé a trabajar en Santander, y posteriormente en la División de Obras Ferroviarias en Madrid y en Andalucía. La mayor parte de mi trayectoria posterior, en Agroman y en Ferrovial Agroman, ha estado ligada al Estudio de ofertas y a la Contratación, actividad apasionante que lo es todavía más cuando se trabaja formando parte de un gran equipo de excelentes profesionales y de mejores personas.

 

A finales de los 80, la empresa se enfrentaba a una crisis. Sin la figura de Aguirre Gonzalo tan presente, faltaba alguien en el timón

 

A finales de los 80, la empresa se enfrentaba a una crisis. Sin la figura de Aguirre Gonzalo tan presente, faltaba alguien en el timón. La situación mejoró, aunque solo de forma puntual en los años anteriores a 1992, año en el que se hicieron muchas inversiones importantes en toda España vinculadas a la Exposición Universal de Sevilla y a los Juegos Olímpicos de Barcelona con un plan ambicioso de construcción de todo tipo de infraestructuras.

Fue en 1995 cuando Ferrovial dio el paso para comprar la compañía. Ferrovial ya era por aquel entonces una empresa grande, emergente, que había tomado buenas decisiones. Una de ellas, entrar en el mundo de las concesiones, un mercado que estaba naciendo y que Agroman no había querido explorarUna transición equilibrada

Tras la compra, las dos compañías continuaron trabajando durante un tiempo como dos empresas diferentes. Personalmente tengo un buen recuerdo de esa época, ya que Ferrovial puso a trabajar en Agroman a unos gestores que resultaron ser personas flexibles, comprensivas y dialogantes. No venían a imponer de forma brusca el estilo de Ferrovial, sino a ver cómo trabajábamos, a conocernos, y a hacer cambios de forma constructiva.

 

Se pasó en 24 horas de la incertidumbre a la certidumbre, sin momentos intermedios de dudas. Y empezamos a trabajar como Ferrovial Agroman

 

Esta colaboración generó un buen clima y en 1999, cuando se hizo la fusión definitiva, todo sucedió de forma modélica. De la noche a la mañana fuimos convocados a reuniones en las que encontramos que los organigramas ya estaban definidos. Se pasó en 24 horas de la incertidumbre a la certidumbre, sin momentos intermedios de dudas. Y empezamos a trabajar como Ferrovial Agroman.

Hubo una integración real de las personas, y en ningún momento tuvimos la sensación de recibir un trato diferente. Al hacerse la fusión de forma tan pacífica se aprovechó todo: la experiencia, la tecnología y el conocimiento que tenía Agroman. Todo valió para complementar a Ferrovial. El gran crecimiento de la actividad de construcción de aquellos años, en plena expansión internacional y con un fuerte crecimiento en España (2000-2007),  encontró a Ferrovial Agroman preparada, con las personas más valiosas bien identificadas y colocadas donde mejor se podía aprovechar su potencial.

 

 

Las primeras grandes obras de Ferrovial Agroman

Una de las obras más características de nuestra empresa la Ampliación del puerto de Bilbao, se adjudicó en los primeros años de la década de 1990 y continuó hasta 1999. Se trataba de un proyecto gigantesco, en su momento el contrato de construcción más grande adjudicado a una sola empresa en España. Durante su desarrollo, se produjo la integración de las dos compañías de una forma natural, primero como Agroman, luego con Ferrovial como propietaria de Agroman y finalmente como Ferrovial Agroman.

Entre las adjudicaciones de aquellos primeros años, es obligado recordar el primer tramo de la Autopista de la costa del Sol en Málaga. Fue un acontecimiento importante, y casi coincidente con la toma de control de Agroman. Las concesiones con Cintra siempre han sido obras importantes para Ferrovial Agroman en las que nuestras capacidades se explotan al máximo.

Conservo un recuerdo especial del estudio de la autopista H407 ETR en Canadá en 1999, un poco antes de la fusión. Por aquel entonces, Ferrovial había identificado dos oportunidades de estudio de autopistas en concesión, una en Sudáfrica y otra en Canadá. El equipo de contratación de Ferrovial se encargó de la primera y el de Agroman de la segunda. Ambas ofertas las lideraba Miguel Angel Eusa, Director de Contratación de Ferrovial. Desde el primer momento la integración y el respeto mutuo fueron totales.

Comenzaba el año 1999 y en Toronto el termómetro se mantenía a a 23 grados bajo cero, y nos enterábamos de lo que era una tormenta de hielo. Fruto de aquel trabajo y después de varios meses, Cintra culminó la Contratación de la H407, que hoy es uno de los buques insignia de la compañía. Aquella oportunidad nos hizo sentirnos valorados e integrados.

 

Las claves han sido tener claras las ideas, saber por dónde vamos, contar con disciplina en la organización y no dejar de lado la innovación

 

A partir de ahí, se sucedieron obras y proyectos. Ferrovial Agroman ha sabido adaptarse muy bien a las circunstancias, tomando buenas decisiones y anticipándose a las necesidades del mercado. La expansión internacional se ha producido de una manera razonablemente suave y progresiva, con relativamente pocos sobresaltos.

Las claves han sido tener claras las ideas, saber por dónde vamos, contar con disciplina en la organización y no dejar de lado la innovación. La compañía tiene la mirada atenta para no perder ningún tren.

 

 

Una misma mesa

Los años en los que Ferrovial y Agroman eran empresas diferenciadas quedan ya muy atrás.  Durante los primeros meses de unión de las compañías, a la hora del almuerzo era habitual ver mesas en las que se sentaban los de Ferrovial y otras en las que lo hacíamos los de Agroman. Era normal juntarse con los compañeros de toda la vida.

Hoy todo eso ha desaparecido. Han pasado tantos años,, que ahora para una gran mayoría, el recuerdo y la imagen de la empresa está únicamente asociado a Ferrovial Agroman. Una única compañía.

Lo que no ha cambiado, porque era así en Agroman y lo sigue siendo en Ferrovial, es el compromiso de las personas. Trabajadores responsables y comprometidos con el futuro de la organización que seguiremos con el mismo entusiasmo, ahora bajo otro nombre: Ferrovial Construcción.

 

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EL CAPITALISMO DE AMIGUETES

Por Carlos Martínez Gorriarán

 

 

España tiene un modelo de capitalismo peculiar, que yo mismo bauticé hace años como capitalismo de amiguetes (véase La democracia robada). Puede resumirse como el apoyo mutuo o simbiosis de facto entre poder político y empresarial, donde el primero protege a las empresas amigas no solo con contratos públicos y buen trato fiscal, sino también de la competencia limitando el número y tamaño de rivales directos (causa de la exagerada proporción de pymes de la economía española, y en consecuencia del elevado paro y los bajos salarios). A cambio, los privilegiados prestan apoyo al poder político mediante puertas giratorias en sus consejos de administración, apoyo público contra las críticas -esas fotos del Ibex con Sánchez al inicio de su desastroso mandato- y sosteniendo con pérdidas estratégicos negocios mediáticos ruinosos, como Prisa o los chanchullos de Roures.

Hay otros favores mutuos -localización de sedes y plantas, preferencias territoriales, sectores apoyados por el déficit público, etc.-, pero todos mantienen en pie un tinglado oligárquico perjudicial para la sociedad en su conjunto, pues impide tanto una verdadera economía avanzada, innovadora y competitiva, como una democracia de calidad con baja corrupción y buenas instituciones, un mundo donde el Tito Berni se limitaría a la petanca o el mus en el bar de su pueblo. Economía y buen gobierno son, por cierto, dos valores en los que han destacado los Países Bajos desde -¡vaya por Dios!- su independencia de España. En Europa, democracia seria y economía competente suelen ir de la mano, como demuestra el hecho de que los europeos nórdicos (y otros como Suiza, Singapur y Nueva Zelanda) lideren desde hace tiempo el par complementario libertad económica / libertad política, mientras que los del sur, e incluso Francia, tienen más dificultades en conseguirlo (y España no deja de bajar). Pero no hay ninguna razón metafísica ni maldición histórica que impida a España tener una democracia avanzada (sobre el papel ya lo somos) y una economía similar: el problema es el capitalismo de amiguetes con sus negativas consecuencias político-económicas.

 

Si las grandes empresas de origen español se hartan y cambian de país perderían apoyo político local, pero sus decisiones económicas podrían dejar de obedecer a caciques

Para Sánchez y su troupe es tan vital mantenerlo que también se han pasado de frenada al modo típicamente inepto de todas sus maniobras. Los gimoteos de Nadia Calviño afirmando simultáneamente que el Gobierno mantiene excelentes relaciones con el Ibex y a la vez amenazando con recortar su libertad empresarial es solo otra patética muestra del exceso perpetrado, como el repentino e hilarante descubrimiento del “patriotismo empresarial” por Pedro Sánchez.

Pero la agresividad antiempresarial de esta insoportable paleoizquierda demagógica podría tener una profunda consecuencia imprevista: el fin del capitalismo de amiguetes cañí, el asesinato por codicia de esa gallina de los huevos de oro herencia del franquismo. Si las grandes empresas de origen español se hartan y cambian de país perderían apoyo político local, pero sus decisiones económicas podrían dejar de obedecer a caciques y pactos políticos para centrarse en la cuenta de resultados. Los ministros cesantes perderían la poltrona reservada a sus augustas posaderas en alguna gran empresa, los papeles de empresario y político dejarían de confundirse con los de conseguidor y corrupto, y la economía dependería aún más de las dinámicas y reglas europeas, benéfica convergencia aunque Europa no sea perfecta (nada lo es). Hasta podrían brotar y crecer por fin capacidades empresariales ahora reprimidas y atacadas por el populismo anticapitalista y su nacionalismo económico. Y con una economía más parecida a la holandesa o sueca que a la argentina o griega, también el motor político de la calidad democrática podría arrancar de nuevo. Buen viaje, Ferrovial.

 

 

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Los ingenieros de Franco

Lino Camprubí presenta su libro con Pablo Huerga e Iván Vélez

Escuela de Filosofía de Oviedo , 15 mayo 2017

 

 

 


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