NO QUERÍA LA EUTANASIA, PERO EL ESTADO DECIDIÓ QUE DEBÍA MORIR
Cuando se resistió a beber el café, sospechando que la llevaría a la muerte, fue mantenida en la cama a la fuerza por su marido y su hijo mientras la geriatra le administraba una inyección letal, según la declaración de la doctora durante el juicio. La sentencia establece que la geriatra «no tenía por qué preguntar de nuevo a la paciente», de 74 años de edad, si deseaba la eutanasia, porque eso «solo la habría puesto nerviosa», debido al Alzheimer avanzado que padecía.
Holanda abre la eutanasia a pacientes con Alzhéimer
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EL ESTADO Y LA VIDA
Por Marc Cabanilles
El Estado, como una forma de organización donde una minoría gobierna, legisla, imparte justicia y administra recursos frente a la mayoría, no deja de ser una forma de explotación. Al igual que hay explotación laboral, sexual, explotación infantil… el Estado es explotación política.
Como anarquista, no podía esperar otra cosa que la deriva ultraconservadora, elitista e hipócrita de este sistema, convertido en una especie de monopoly que nos empeñamos en llamar “gobierno del pueblo” (democracia), a pesar que desde hace mucho perdió el rumbo y traicionó la idea de vivir en una sociedad más libre, justa, respetuosa de la autonomía individual y la sostenibilidad del planeta.
Resaltar que a lo largo de la historia, cualquier forma adoptada por el Estado ha perpetuado, en la teoría y la práctica, el hecho de dejar en pocas manos las decisiones sobre el conjunto de la sociedad. Y después de tantos siglos ha quedado grabado en el subconsciente social que esta es, no ya la mejor, sino la única forma de organización social, impidiendo que la gente tome conciencia de la importancia de ser protagonistas de sus propias vidas, de participar de forma efectiva en la toma de las decisiones que le afectan en su existencia.
Hablo de los grandes imperios de la antigüedad, de la sociedad feudal, hablo de reinados, hablo de repúblicas, de fascismos, hablo de dictaduras del proletariado, hablo de estados teocráticos, o de las pseudodemocracias occidentales actuales.
Multitud de formas de Estado con el único objetivo de constituir una rígida tutela por parte de una minoría, para vigilar y dirigir la conducta y los sentimientos de un ente, EL PUEBLO, al que consideran, bien un peligro y por tanto necesitado de vigilancia y control, o bien menor de edad, y por tanto necesitado de dirección y tutela.
Unas y otras formas de “Estado” se afanan, de forma insistente, en propagar o querer vender un premio de consolación: El que la estructura estatal ha sido la que, de una u otra forma, ha mejorado del modo más eficiente la vida de las personas. Eso sí, según épocas, sin contar con los afectados, o contra los afectados, o a pesar de los afectados, o pasando por encima de los afectados. Y por supuesto, sin establecer baremos de esa supuesta eficiencia, que habría que ver si es tal en términos de salud (física y mental) de las personas o la salud del planeta.
En cualquier forma de Estado, la historia nos muestra que quienes lo conforman siempre han terminado encaramados en la prepotencia, que inevitablemente lleva al elitismo y a la formación de rancias oligarquías, llámense fascistas, marxistas, demócratas o liberales. Y por supuesto, tanto si se trata de un Estado por imposición o por elección, el resultado evidente siempre es la desconexión con el pueblo, ya sean súbditos o electores. Desconexión camuflada haciendo creer que ese pueblo es poseedor de una soberanía que, evidentemente, no deja de ser ficticia.
Y para mantener esa ficción, el Estado no solo se sirve del abuso de la violencia o del control de los medios de comunicación masivos, sino que recurre al mecanismo, mucho más sutil, de la presión social de la mayoría que se siente cómoda con el estatus estatal, para mantener a raya, para marginar a quienes quieran cambiar esa estructura.
En otras palabras, salirse de ese creernos libres, no sólo tiene la dificultad de tener que enfrentarse a la autoridad y poder de la maquinaria estatal. Es casi mayor la lucha contra la influencia y la acción que la propia sociedad ejerce sobre sus miembros.
Y esa dificultad añadida es porque, a diferencia del Estado que siempre termina usando la violencia, la presión social, que igualmente aplasta y paraliza, no presenta ese carácter violento. Es una presión asumida, muchas veces imperceptible, pero que actúa desde que se nace, no dicta leyes que cumplir pero crea hábitos, costumbres, prejuicios, creencias que van calando y moldeando la mentalidad. Y la consecuencia práctica es apatía social y miedo.
Apatía como producto de tener incrustados hasta la médula, la creencia y el convencimiento de que no hay otras formas posibles de organización social. Y miedo por la incertidumbre ante los efectos de ese nuevo orden social. De ahí, que toda la estructura “estatal” se mantenga intacta, por más siglos que vayan pasando. El Estado sabe de esos mecanismos, y los aprovecha con excelentes resultados.
El concepto de “Estado”, lleva aparejado el concepto de “incapacidad e ignorancia”. El pueblo es esa masa incapaz de pensar y organizarse, y por tanto deben ser orientados, guiados por aquellos que, considerándose más capaces, asumen la penosa y dolorosa tarea, según ellos, claro, de sacrificar sus intereses personales y descuidar sus propios asuntos, para ocuparse de mantener la moral, el orden y la producción.
Como anarquista de a pie, me ruborizo al ver esas discusiones entre políticos e intelectuales sobre la mejor forma de gobierno que le interesa al pueblo, pero sin contar con él.
Me rebelo al ver a unos pocos dictaminando que lo que se necesita son personas con autoridad moral y espiritual, como si el desastre social y el sufrimiento del pueblo que se ve repasando la historia, no fuera responsabilidad de personajes tan morales y espirituales como nefastos.
Esa insistencia en que sin el Estado nada funciona o que el Estado es el motor de los cambios, me produce un rechazo visceral, puesto que a lo largo de los siglos, vemos que sin el concurso del pueblo (bien por acción o por omisión) no hay verdaderos cambios sociales.
Lo vimos en la Revolución francesa que estremeció Francia entre 1789 y 1799. Trajo consigo profundos cambios económicos, políticos sociales y culturales, impulsados por el pueblo, que había tomado en sus manos su propio destino, y estaba resuelto a reformar las cosas para labrarse un futuro mejor.
Pero también la Comuna de París en 1871, la Revolución rusa de 1917 y la Revolución española de 1936, constituyen puntos de referencia para comprender lo que se puede conseguir con la participación del pueblo, al mismo tiempo que entender el porqué de la inexistencia de alternativas a las actuales estructuras estatales.
Hoy en día, ese camino hacia una nueva forma de organización social está cegado. El concepto de pueblos libres, autónomos y autogestionarios se difumina en aras de una globalización que tiende a uniformar el pensamiento, toda acción, toda idea, todo programa. No hay que pensar, ni experimentar, solo copiar lo que otros han hecho. El individualismo que se ha incrustado en la sociedad, la idea de salvarse cada uno por sus medios, la desconfianza absoluta entre las personas, no ya de distintos países, sino de la misma ciudad, del mismo barrio, la nula preocupación por lo público, el protagonismo y las ansias de poder, el fanatismo de quienes creen poseer la verdad absoluta… hacen imposible una actuación conjunta en aras de un cambio social. Todo se confía a lo que decidan quienes, según ellos a disgusto, entre grandes penalidades y renunciando a sus intereses, velan por el pueblo desde la cúpula de la estructura estatal.
Y en ese papel de apuntalar el Estado, nada contribuye con más vehemencia que la religión. Nunca hubo Estado sin religión (algunos estados intentaron suprimir las religiones teístas, pero fomentaron la religión del culto a la personalidad o al aparato). Una religión necesaria para poder dar salida a la presión que ejercen unas vidas basadas en la competencia, en la desigualdad, en los privilegios de unos pocos, que necesitan de la obediencia de unos muchos. Los estados acuden a la religión ante la imposibilidad de satisfacer todas las necesidades de la gente. Una religión para dar esperanzas de una vida mejor, eso sí, celestial y futura, ante las perspectivas de una vida, terrenal y presente, dura, insatisfactoria, plagada de injusticias.
Ante el problema planteado en este escrito, junto a otros como por ejemplo, independencias o autonomías, sobre qué sistema electoral es mejor (¿para quién?), sobre la financiación autonómica, sobre quién es más o menos corrupto, el papel de los sindicatos, la violencia machista, la igualdad de género, la ley mordaza o incluso sobre cuantas migajas repartirá el Estado para las pensiones… ¿qué papel se debería jugar desde el entorno libertario?
En mi opinión, y dado que hoy por hoy es imposible salir del marco de Estados, partidos, autonomías, jueces, democracias… los libertarios deberíamos estar presentes en la forma que se considere (apoyo, participación, coordinación, comprensión, crítica, acercamiento, debate, consenso) en aquellos movimientos donde aparezca o se intuya, aunque sea mínimamente, algo de rebeldía, de lucha por derechos fundamentales, de salvaguardar dignidad, de afrontar abusos, de romper el miedo, de suprimir privilegios, de conservar el planeta…
Seguramente, en la actualidad, esa presencia libertaria, a efectos de progreso social, de autonomía vital, de libertad verdadera, a efectos de respeto y apoyo mutuo, no sirva para cambiar la forma de organización social, la forma de interactuar entre nosotros mismos y con este maltratado planeta, pero puede servir para dar a conocer nuestro bagaje doctrinario sin tener que renunciar a él, haciendo lo que mejor sabemos hacer, que es la acción (responder y actuar) y el inconformismo (siempre pensando en ir más allá).
Porque de lo contrario, la alternativa es permanecer aislados, condenarse a la insignificancia, rumiando y perfeccionando nuestras teorías y tirándonos de los pelos intentando comprender el porqué el resto de la humanidad no ve en nuestras recetas la solución a sus problemas.
Y da lo mismo si unos Estados se declaran monárquicos o republicanos, si apelan a la democracia o al fascismo, si impregnan sus decisiones de laicidad o de teísmo, si quieren federarse o confederarse, si se decantan por la ley D´Hont provincial o por el sistema Sainte Lague autonómico, pues visto lo visto, me da la impresión que por mucho tiempo, el pueblo seguirá desempeñando su papel de rebaño, y donde hay un rebaño ya se sabe que sí, que te dan de comer, pero te imponen la forma de vida, hay perros que vigilan para que no te salgas de esa forma de vida impuesta, y hay esquiladores que te arrancan la piel cuando consideran llegado el momento.
Publicado originalmente en revista Al Margen #105, Valencia (Esp.), primavera 2018. Número completo accesible en http://rojoynegro.info/sites/default/files/revista105_revista72.qxd_.pdf
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Psiquiatras piden mayor control ante la posible aplicación de la eutanasia a pacientes con trastornos mentales
La Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), a través de su grupo de trabajo de Bioética, ha elaborado un documento de posicionamiento al respecto de la Proposición de Ley orgánica sobre la regulación de la eutanasia, donde recuerda que en el ideario de mucho pacientes con trastornos mentales se encuentra como fondo el suicidio, y por tanto, la ayuda a morir en pacientes psiquiátricos no puede resolverse si en el proceso no se estipulan salvaguardas suficientes y la garantía de una evaluación extremadamente rigurosa
Posicionamiento de la Sociedad Española de Psiquiatría sobre la “Proposición de Ley orgánica sobre la regulación de la eutanasia”
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Holanda abre la eutanasia a pacientes con Alzhéimer
Tabla de contenidos
El tribunal de La Haya absuelve a una geriatra que mató a una paciente aunque había expresado su deseo de morir de forma contradictoria
ABC, 12-9-2019
Por Rosalía Sánchez
La justicia holandesa ha sentado jurisprudencia a favor de la eutanasia aplicada a pacientes de Alzhéimer, aunque sus deseos de morir hayan sido expresados de manera «contradictoria». Un tribunal de La Haya absolvió ayer a una geriatra en un juicio pensado para aclarar jurídicamente esta práctica y disolver las dudas legales que habían mostrado otros facultativos en casos similares desde que se legalizó la muerte asistida en este país, en 2002.
El tribunal, presidido por la jueza Mariette Renckens, dio por válida la declaración realizada por la paciente en 2012, inmediatamente después de conocer el diagnóstico de Alzhéimer, aceptando la eutanasia en caso de perder la memoria y tener que ser trasladada a un geriátrico. A partir de 2017, sin embargo, había cambiado de idea y realizó varias declaraciones en las que rechazaba la pastilla letal de Dorumicum, que finalmente le fue suministrada, oculta en una taza de café y con consentimiento de su hija y su yerno, pero sin que ella fuera consultada.
Fármaco oculto en una taza de café
Cuando se resistió a beber el café, sospechando que la llevaría a la muerte, fue mantenida en la cama a la fuerza por su marido y su hijo mientras la geriatra le administraba una inyección letal, según la declaración de la doctora durante el juicio. La sentencia establece que la geriatra «no tenía por qué preguntar de nuevo a la paciente», de 74 años de edad, si deseaba la eutanasia, porque eso «solo la habría puesto nerviosa», debido al Alzheimer avanzado que padecía.
«Pensamos que, teniendo en cuenta el estado de demencia profunda de la paciente, el médico no necesitaba verificar su deseo de eutanasia», justificó la presidenta de la sala en medio de los aplausos de los asistentes a la lectura de la sentencia. «El tribunal se da cuenta de que la eutanasia es una cuestión extremadamente sensible», añadió, alegando que no se podía consultar a una paciente que «se asustaba cuando veía su propia imagen en el espejo».
«Teniendo en cuenta el hecho de que la paciente no era coherente, la doctora no habría podido establecer un juicio hablando con ella», insistió. La Fiscalía, por su parte, no recurrirá. En realidad no pedía pena alguna para la geriatra ni para el equipo que la asistía, sino solamente que el tribunal reconociese que tendrían que que haber tenido una conversación «más profunda» con la paciente.
Dos médicos deben certificarlo
La eutanasia sólo está autorizada por la ley holandesa bajo ciertas condiciones. Es necesario que al menos dos médicos certifiquen que no hay otra solución razonable para el paciente y que su sufrimiento es insoportable y sin ninguna esperanza de mejora.
Según esta sentencia, el carácter degenerativo de la enfermedad de Alzhéimer cumple con los requisitos y, amparados en este juicio, médicos y familiares podrán tomar la decisión sin contar con el afectado.
La geriatra, que no acudió a la lectura de la sentencia, estaba representada por su abogado, Robert-Jan van Eenennaam, que declaró que «los jueces han sido muy claros en su veredicto, mi clienta actuó bien, el resto de los médicos pueden actuar así también, aunque sigue considerando que un juicio penal no era la mejor manera de resolver este asunto».
Más de 6.000 muertes al año
En 2018, se dieron en Holanda un total de 6.126 fallecimientos por eutanasia, lo que supone un 4% del total, según las últimas cifras del Comité Regional de Supervisión de la Eutanasia.
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El Tribunal Supremo de Países Bajos avala la eutanasia en casos de demencia aguda
El Tribunal Supremo de Países Bajos avala la eutanasia en casos de demencia aguda
El Tribunal Supremo de Países Bajos ha fallado este martes a favor de que los médicos apliquen la eutanasia en casos de demencia aguda siempre y cuando el paciente haya dado su consentimiento en un testamento vital cuando se encontraba lúcido.
La decisión del Supremo extiende así la ley aprobada en 2002, que permite aplicar la eutanasia si esta la practica un médico, según informaciones del diario local ‘De Volkskrant’.
La legislación señalaba previamente que la eutanasia únicamente era legal si el paciente se encontraba en estado «terminal», sufría un dolor intolerable y podía expresar claramente su deseo de morir.
El fallo emitido ahora por la corte está relacionado con el caso de una geriatra que ayudó a morir a una mujer de 74 años con alzheimer en 2016. La Fiscalía, que entonces presentó cargos de asesinato contra la doctora, no ha presentado este martes apelación alguna.
Tras ser absuelta en 2019, el Supremo ha recalcado ahora que la médico actuó debidamente y no cometió error alguno al interpretar los deseos de la paciente, que había dejado firmada su petición de morir una vez sufriera fuertes dolores y no pudiera comunicarse.
Los jueces han insistido en que dicha acción fue legal únicamente debido a que la paciente dio expresamente su consentimiento cuando estaba lúcida y sufrió «dolores insoportables debido a su enfermedad». Se estima que en 2019 unas 6.300 personas fueron sometidas a la eutanasia en los países bajos.
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Los médicos holandeses podrán sedar «en secreto» a los pacientes con demencia antes de practicarles la eutanasia acordada
Los médicos de los Países Bajos que practiquen la eutanasia a pacientes con demencia grave ahora pueden introducir un sedante en la comida o bebida del enfermo si creen que este puede «agitarse o ponerse agresivo», sin temer correr la suerte de Marinou Arends, una exmédica que fue juzgada por asesinato en 2016, informa Volkskrant.
El comité de revisión de casos de eutanasia de los Países Bajos incluyó la nueva normativa en su código de práctica de la eutanasia en respuesta a la decisión de la Corte Suprema del país de anular en abril la condena de Arends tras una apelación.
¿Por qué acusaron a Arends?
Marinou Arends se enfrentó a un caso penal por aplicar una inyección letal, anteriormente acordada, a una paciente de 74 años tras ponerle un sedante en el café en abril de 2016 para que la mujer no se opusiera a la vía intravenosa, ya que no comprendía lo que estaba sucediendo.
La paciente había escrito en un documento de voluntades anticipadas que no quería terminar en un hogar de ancianos y que si eso ocurría atacaría a los demás residentes, por lo que quería que le practicaran la eutanasia en «un momento adecuado» indica el medio.
Arends vio a la paciente por primera en un asilo de ancianos cuando la mujer ya era mentalmente incompetente. Luego de un extenso examen, la doctora determinó que el sufrimiento de su paciente era insoportable y que la mujer cumplía con los criterios para que se le practicara la eutanasia, una decisión con la que coincidió un segundo médico independiente. Arends puso el somnífero en el café de la paciente tras consultarlo con su familia.
Sin embargo, la exmédica recibió una reprimenda por escrito de la junta médica holandesa por actuar sobre la base de dos «documentos de voluntades anticipadas» en los que la paciente solo decía que deseaba morir cuando considerara que era el momento adecuado, una instrucción que la junta estimó que no era suficientemente precisa. Más tarde, cuando el caso se hizo público, 220 médicos firmaron una declaración en la que condenaban a cualquier médico que sedara «en secreto» a los pacientes a los que se ayudaba a morir.
Nuevas reglas
En abril de este año, la Corte Suprema determinó que Arends no había violado ninguna ley y desestimó la decisión de la junta médica, dictaminando que, si un paciente ya no puede dar su consentimiento, un médico no necesita hacer una interpretación literal de un documento de voluntades anticipadas si las circunstancias no lo permiten.
De acuerdo con el presidente del comité de revisión de la eutanasia, Jacob Kohnstamm, tras la actualización del código los médicos involucrados en casos de eutanasia «ya no tienen que preocuparse de que les suceda algo» como lo que le ocurrió a Arends. El nuevo código establece que, en los casos en los que un paciente presente demencia avanzada, «no es necesario que el médico acuerde con el paciente el momento o la forma en que se administrará la eutanasia».
Además, Kohnstamm indicó que no se puede aplicar la expresión «en secreto» o «de forma encubierta» en el contexto negativo cuando se trata de administrar cualquier remedio a pacientes con demencia. «Lo discutí con los médicos de los asilos de ancianos. Dije que todo tratamiento médico de personas discapacitadas es, en principio, encubierto. Entonces, cuando se trata de una práctica médica adecuada, simplemente no use esa palabra», aseveró.
Países Bajos fue el primer país en legalizar la eutanasia en 2002, procedimiento que se aplica solo a pacientes con enfermedades terminales o demencia grave, cuyo sufrimiento se considera insoportable.
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Paul Alexander contrajo poliomielitis en 1952 y desde entonces vive postrado sin apenas moverse gracias a un pulmón de acero, pero esta circunstancia no le impidió conseguir grandes logros en su vida.
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RELACIONADOS:
INFORME de Comité de Bioética de España sobre la regulación de la Eutanasia.
El Tribunal de Estrasburgo condena a Bélgica por no proteger a una víctima de la eutanasia.
La mujer, de 64 años, había sido diagnosticada de un «depresión incurable», aunque su psiquiatra dudaba que cumpliera los requisitos para solicitar su muerte.
Su hijo, que ha llevado el caso a la justicia, solo fue informado de las intenciones de su madre cuando le llamaron del hospital para retirar el cadáver.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dictado una sentencia contra Bélgica por haber autorizado la aplicación de la eutanasia a Godelieva de Troyer, quien murió por inyección letal en 2012, a los 64 años. La víctima había sido diagnosticada de una depresión «incurable» y fue llevada a la muerte sin que lo supieran sus familiares, empezando por su hijo, Tom Mortier, que es quien ha llevado el caso ante la justicia.
Según el tribunal, Bélgica violó el Convenio Europeo de Derechos Humanos, que establece que el derecho de toda persona a la vida debe estar protegido por la ley, y a pesar de ello no examinaron adecuadamente las alarmantes circunstancias que condujeron a esta muerte provocada.
En concreto se reprocha a la Comisión Federal para el Control y la Evaluación de la Eutanasia de Bélgica, que revisa los casos cuando ya se han producido, que su papel fue «insuficiente» para clarificar las circunstancias relacionadas con la eutanasia de De Troyer. Sin embargo, no ha considerado que haya habido violación alguna del marco legislativo belga que permite la práctica de la eutanasia.
La sentencia establece que «teniendo en cuenta el papel crucial jugado por la Comisión en el control a posteriori de la eutanasia, la Corte considera que el sistema de control establecido en el presente caso no aseguró su independencia». Por lo tanto, concluyó que Bélgica no cumplió con su obligación de proteger a los ciudadanos que establece la Convención tanto por la falta de independencia de la Comisión como por la falta de prontitud de la investigación penal posterior.
La persona a la que fue practicada la eutanasia estaba físicamente sana y el psiquiatra que le había tratado durante más de 20 años dudaba de que cumpliera con los requisitos de la ley de eutanasia belga. Sin embargo, ni el oncólogo que le administró la inyección letal ni el hospital donde se llevó a cabo la eutanasia informaron a su hijo ni siquiera de que estaba considerando inducir la muerte de su madre.
Este se enteró el día después de que pusieran fin a la vida de Godelieva de Troyer cuando el hospital le pidió que hiciera los arreglos necesarios para hacerse cargo del cadáver y los efectos personales de su madre. En el juicio se ha descubierto que el mismo médico que le administró la inyección letal también es copresidente de la Comisión Federal encargada de aprobar los casos de eutanasia, incluido este, lo que demuestra un claro conflicto de intereses. En Bélgica mueren legalmente unas siete personas diarias por eutanasia.
https://www.abc.es/sociedad/tribunal-estrasburgo-condena-belgica-proteger-victima-eutanasia-20221004170758-nt.html
IGUAL QUE EN LA ALEMANIA NAZI.
EN BÉLGICA YA MATAN POR PROBLEMAS MENTALES AL 2’4 % DE LOS FALLECIDOS.
Bélgica autoriza la eutanasia a una joven que quedó traumatizada por los atentados de Bruselas
Las autoridades belgas consideraron que la medicina no podía dar respuesta al sufrimiento psicológico de la joven de 23 años
Shanti de Corte, una joven belga de 23 años, superviviente del atentado yihadista del aeropuerto de Bruselas de 2016, fue eutanasiada legalmente el pasado mes de mayo, según han confirmado ahora sus familiares. La muerte provocada por razones médicas es un recurso cada vez más frecuente en Bélgica como respuesta a problemas psíquicos.
Shanti sufría, al parecer, graves problemas mentales después de que, en 2016, cuando tenía 17 años, presenciara el atentado yihadista en el aeropuerto de Bruselas junto con otros 90 alumnos del colegio Santa Rita de Kontich, cerca de Amberes. Los estudiantes estaban a punto de volar a Roma durante un viaje de estudios.
Desde ese día, la joven bruselense vivió sucesivos periodos de internamiento en un hospital psiquiátrico y los médicos no lograron aliviar sus problemas, ni aumentando las dosis de medicamentos. En 2018 denunció haber sufrido una agresión sexual por parte de otro paciente, lo que agravó aún más su caso. Tras numerosos intentos de suicidio, Shanti de Corte decidió solicitar que se le aplicase una dosis mortal de veneno para aliviar su final de vida.
Sin solución
Según la Comisión Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia belga, la decisión de aceptar la solicitud de terminar de forma artificial con su vida se justifica porque se considera que la joven era mentalmente inestable y que no tenía remedio. Los médicos que evaluaron la situación consideraron que sus problemas mentales eran «incurables» y que la medicina carecía de recursos para aliviar sus dolencias. La ley de eutanasia en Bélgica abre la puerta a que en lugar de tratar de aliviar sus males se pueda poner fin a su vida sin más.
En el atentado de terroristas islámicos del 22 de marzo de 2016 en el aeropuerto de Bruselas murieron 16 personas. Sin embargo, es posible llegar a considerar que Shanti es también una víctima de aquellos atentados, o, en sentido opuesto, que la sociedad belga ha sido incapaz de sanar a una de las personas heridas en aquellos hechos.
Desde 2002 la eutanasia es legal en Bélgica y ha sido ampliamente aceptada en los usos sociales. Solo en 2021 hubo 2.700 casos de eutanasia en el país, lo que representa el 2,4% del total de muertes.
Cómo 3 multimillonarios impulsaron la ‘teoría crítica de la raza’ en las escuelas de Estados Unidos
https://www.youtube.com/watch?v=uoEgOn6AjnI