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El Congreso aprueba la tramitación de la ley de eutanasia con la oposición de PP y Vox
Por Jaime Gutierrez
- La cámara ha aprobado la proposición de ley con 203 votos a favor, 140 en contra y dos abstenciones | La eutanasia en el mundo
- PP y Vox acusan al PSOE de querer «eliminar» gente y «ahorrar» costes sociales despenalizando la eutanasia
El Pleno del Congreso ha aceptado tramitar este martes la ley de eutanasia del PSOE, un texto que supone el primer paso para su despenalización en España, que podría convertirse en el cuarto país de Europa y el sexto del mundo en legalizarla. El texto ya fue tomado en consideración en la cámara baja en dos ocasiones, pero su tramitación decayó por la convocatoria de elecciones.
La propuesta socialista ha contado con un amplio apoyo de los partidos, 203 diputados han votado a favor, pero ha tenido el rechazo de los 140 diputados de PP y Vox y dos abstenciones. Una de ellas ha sido de Teruel Existe, que ha afirmado que, «en temas muy ideológicos», se va a abstener para respetar las múltiples tendencias de sus votantes.
En un duro debate, los partidos que lideran Pablo Casado y Santiago Abascal han acusado al PSOE de presentar una ley «oscura» y «de dudosa constitucionalidad», de querer «ahorrar» en gastos sociales y de «totalizar» el Estado decidiendo «qué vida es digna de ser vivida».
Es «una norma grave que cambiará para siempre la idiosincrasia de nuestra sociedad», ha criticado el diputado del PP José Ignacio Echániz, encargado de defender en el pleno el rechazo de su grupo a la proposición de ley. Ha definido el proyecto socialista como «recortes sociales en toda regla» que hacen que «la longevidad se convierta en un riesgo financiero».
«Lo humano es cuidarnos» y «acabar con los enfermos es realmente reaccionario», ha argumentado Echániz, cuyo partido ha cargado contra el proyecto de ley como una forma de reducir el gasto que genera una persona al final de su vida y ha presentado una propuesta alternativa de cuidados paliativos.
Echániz ha criticado, además, el formato de proposición de ley del grupo parlamentario socialista, por considerar que se salta la necesidad de informes previos como el que ha de emitir el Consejo de Estado cuando se trata de un proyecto de ley del Gobierno. También ha asegurado que los diputados tienen «la obligación de eliminar el dolor y el sufrimiento, pero no a la persona con dolor y sufrimiento«.
Carcedo (PSOE): «El dolor humano no tiene ideología»
«Da igual la bancada en donde nos sentemos, el dolor humano no tiene ideología», ha reclamado en varias ocasiones la ponente socialista y exministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, que ha hecho referencia a los casos de Fernando Cuesta, Maribel Tellaetxe y María José Carrasco, cuyo marido Ángel Hernández ha asistido al pleno como invitado. Incluso los familiares de aquellos ponentes que vayan a votar en contra podrán beneficiarse, porque la «ley pretende regular un nuevo derecho» para que lo ejerza «quien quiera», ha dicho.
«Los familiares viven con angustia la imposibilidad de dar respuesta a esta petición. ¿Acaso tenemos unos políticos ignorantes que no conocen el sufrimiento de miles de pacientes?», se ha preguntado Carcedo, que ha aclarado que, mientras «en los cuidados paliativos hay una muerte inminente previsible, en la eutanasia, no». «No mezclemos churras con merinas», le ha dicho la exministra al diputado del PP.
Los socialistas, que hicieron bandera de esta ley durante las dos últimas campañas electorales, abogan por incluir esta práctica como una prestación más en la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud (SNS) y regular la labor de los médicos ante estos casos, permitiendo que los profesionales que así lo deseen puedan apelar a la objeción de conciencia para no realizar esta práctica.
Por su parte, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado que esta ley es «una demanda de la sociedad española que no puede esperar» y ha llamado a los diputados populares a «garantizar el derecho a una muerte digna» y no «seguir instalados en el absurdo y el bloqueo». «Señores del PP: lo único que ahorrará la ley de eutanasia es el sufrimiento de miles de personas», ha respondido en un mensaje en Twitter.
Vox: «Ante el sufrimiento, proponen eliminar al enfermo»
Desde la bancada de Vox, su diputada Lourdes Méndez Monasterio ha subido a la tribuna para manifestar su posición contraria ante una propuesta que «convierte al Estado en una máquina de matar» y «a los médicos en sus cómplices y verdugos».
«Invocan la autonomía de la voluntad, pero son ustedes los que deciden qué vida es digna de ser vivida», ha criticado Méndez Monasterio, que ha acusado al Gobierno de querer convertir el sistema «en totalitario» y ha coincidido con los populares en afirmar que se inicia en España una «pendiente resbaladiza del suicidio asistido» como «respuesta al sistema de pensiones» al considerar a los enfermos terminales como «un peso económico y social que debe ser eliminado».
Frente a la propuesta socialista, Vox también lleva a la cámara una ley de cuidados paliativos. «Nosotros, ante el sufrimiento, proponemos acompañamiento, cultura de cuidado y aliviar el dolor. Ustedes, ante el sufrimiento, proponen eliminar al enfermo. Proponen la muerte», ha sentenciado.
«¡Qué cosas más repugnantes tenemos que escuchar a veces en la cámara!», les ha contestado el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, para quien «la posición de la derecha al respecto de la eutanasia es ‘que se joda Ramón Sampedro'». «Hemos asistido a un discurso de gente sin escrúpulos», ha protestado el diputado, que ha afirmado que «los cuidados paliativos no solucionan todos los casos» y «no garantizan la muerte digna en todos los casos».
Mientras Echenique defendía la eutanasia desde la tribuna, el vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias ha publicado un mensaje en el que ha criticado a «un diputado de la derecha» que, según relata, «le ha gritado ‘es repugnante que tú defiendas esto'». «Me ha podido la rabia y he preguntado en alto quién ha dicho eso», ha explicado Iglesias en el mensaje en el que ha pedido disculpas por ello y ha reclamado que el autor de esa crítica «debe dar la cara y pedir perdón a Pablo».
Por Ciudadanos, Sara Giménez, ha pedido al PP «no banalizar» con una materia tan relevante, lo que le parece «preocupante», y ha defendido lograr una ley que sea «garantista». Mientras, Carolina Telechea, de ERC, ha opinado que, aunque «morir es inevitable, el sufrimiento no debería serlo». La eutanasia «no tiene que ver con el crimen, el pecado o el asesinato», ha apuntado. Del mismo modo, el diputado del PNV Joseba Agirretxea ha instado a no frivolizar con este tema, ni decir «que esto es para abaratar costos». «No poder vivir y tampoco poder morir debe ser horroroso», ha dicho.
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DEPENDENCIA y EUTANASIA
Basado en un caso real
Cinco de la mañana. Suena el teléfono en la mesilla de noche del hotel y se despierta súbitamente. Descuelga, aún adormilada, y oye llorar. Como casi todas las noches desde hace meses. Es su madre, de 83 años, que entre sollozos intenta explicarle algo. Poco a poco, se va calmando y logra entender que su padre, de 89 años, apenas puede respirar. Cuelga el teléfono y llama a Urgencias, donde ya la conocen. Enviarán una ambulancia. Llama a la casa de sus padres. Tardan en descolgar el teléfono. Finalmente su madre contesta en un mar de lágrimas: Su tío, de 76 años, que vive con sus padres desde que tuvo el segundo ictus y quedó imposibilitado para cuidar de sí mismo, se queja de fuertes dolores de cabeza. De nuevo ha de llamar a urgencias. Enviarán otra ambulancia.
Sola, a 1.000 kilómetros de la casa de sus padres, ella también llora. Son las 6 y no dormirá más. En unas pocas horas tendrá lugar una entrevista de trabajo crucial, que lleva años esperando. Si tiene éxito, podrá conservar su empresa.
Consiguió, a base de mucho esfuerzo y noches en vela, capear el temporal de la crisis; con cierta holgura incluso. Pero desde hace algo más de un año, las facturas por cuidados médicos y asistenciales de sus padres y su tío suman miles de euros todos los meses; y sus ingresos ya no son suficientes. Han gastado casi todos los ahorros de tres vidas, de más de un siglo de trabajo, y las dos pensiones –la de su padre y la de su tío; su madre, dedicada a “sus labores”, no percibe ingreso alguno- no alcanzan a nada.
Hace muchos meses que los tres están en las listas de espera asistenciales; esperando por la concesión de tres plazas en un Centro de Día para el cuidado de Dependientes, que nunca llega. Lo ha intentado todo, pero no hay plazas.
Suena de nuevo el teléfono. El médico de urgencias le informa de que se llevan a su padre y a su tío al hospital; que lo más probable es que ambos queden ingresados. Tras intentar animar a su madre, infructuosamente, cuelga. Tiene que buscar a alguien que asista a su tío y a su padre durante su ingreso hospitalario. Las enfermeras no pueden estar pendientes de los ancianos ingresados, y es necesario que alguien los atienda y vigile. Más dinero. Chorros de dinero.
Son las 8. Tras ducharse, se dirige a la reunión, determinante para el futuro inmediato de su empresa. Los ojos enrojecidos del llanto y el sueño, toma un taxi. En el asiento trasero sueña despierta. Bueno, no son sueños, sino pesadillas. ¿Qué será de sus tres ancianos si no consigue firmar el contrato?
Piensa en su padre. Cincuenta años cotizando a la Seguridad Social. Para esto; para nada. Su padre, que en sus momentos de lucidez, consciente de lo que su enfermedad significa para su única hija, pide morir. Morir él para salvarla a ella. Pero, si muere su padre, cuya pensión es el mayor ingreso de la casa, ¿qué sería entonces de su madre?, ¿y de su tío?
Recuerda haber leído algo sobre la eutanasia el día anterior, en el tren. ¿La única esperanza para su familia reside en matarlos? Porque los tres viven muy mal. Sufren, no por los dolores de sus enfermedades (su madre apenas se puede mover ya), sino por la consciencia de lo que sus enfermedades significan para el futuro de su única hija. La ruina.
Eutanasia. Porque no hay plazas asistenciales para los ancianos necesitados. Porque sus vidas significan un gasto inasumible para ella. Porque no hay presupuesto público para poner en vigor la Ley de Dependencia. Papel mojado.
Eutanasia, porque las depresiones conducen al suicidio. Depresión. Suicidio. Eutanasia. Por pobreza. Para escapar de la miseria, tras una vida –tres- dedicada a trabajar y cotizar. No por el sufrimiento físico, sino por el sufrimiento moral, para evitar la miseria a su hija y sobrina.
Se marea. Ordena al taxi volver al hotel. Sabe que, aunque la reunión tuviese éxito, no podría cumplir el contrato. Ella también se quiere morir. Recapacita y, de nuevo, pide al taxi dar otra vez la vuelta y llevarla al lugar de la reunión.
Piensa en la infamia de todos los partidos políticos. De todos ellos. En lugar de dotar económicamente la Ley de Dependencia, nos plantean matar a los dependientes pobres; y no tan pobres. Porque ellos no eran pobres. Hasta que comenzaron a caer enfermos. Primero desasistencia; luego depresión; finalmente suicidio asistido. Para eso si hay dinero. Para matar, no para vivir.
A ella siempre le había parecido bien la eutanasia. La opción libre de morir para no sufrir dolores físicos. Incluso ha pactado con una amiga que, en el caso de que una de ellas sufriese una enfermedad terminal y muy dolorosa, la otra la ayudará a suicidarse. Pero esto es otra cosa. Inducción al suicidio por razones económicas. Un crimen.
Todos de acuerdo: muerte al pensionista; muerte al dependiente; muerte a los ancianos; muerte a los improductivos.
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El Consejo Económico y Social español –integrado por organizaciones empresariales, sindicales y otras representativas de los intereses de la ciudadanía- se configura como un alto órgano consultivo del Gobierno. En relación con la Ley de Dependencia (La Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia) señala que “ha supuesto una importante innovación del panorama normativo de la protección social en España. No solo porque ha establecido una específica forma de tutelar esas situaciones de incapacidad personal que se definen como la imposibilidad, o dificultad en diverso grado, de realizar los actos esenciales de la vida diaria, sino también porque ha venido a completar un diseño que, hasta ese momento, venía moviéndose entre la protección de los mayores o de la tercera edad y la de los discapacitados. La Ley 39/2006, al abrirse a todas las personas en situación de dependencia sin tener en cuenta su edad, y al definir la dependencia como una situación que no necesariamente es expresiva de una discapacidad ni de una enfermedad, ha elegido un ámbito de actuación que tiene como referente personal a la persona que, al margen de su edad y de que pueda o no ser calificada como discapacitada o enferma, se encuentra en una situación caracterizada por la imposibilidad o dificultad de gestionar por sí misma su propia existencia cotidiana. De esta forma, el universo subjetivo de la Ley se determina por la propia definición de la situación de dependencia, condicionando, por otra parte, la naturaleza y el tipo de prestaciones que han de dispensarse y que la Ley 39/2006 pretende que se materialicen en servicios técnicos y asistenciales antes que en prestaciones de tipo económico. Aunque, hoy por hoy, las características sociales y familiares de los hogares españoles, la falta de un desarrollo y una articulación completa de la red de servicios sociales establecidos en la Ley, así como la fuerte feminización del cuidado informal además de su menor coste han decantado la mayoría de las prestaciones del sistema hacia las económicas y, dentro de ellas, hacia la específica de cuidado familiar o informal”.
CES España – La aplicación de la Ley de Dependencia en España
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