HISTORIA: EL BORRACHO CRIMINAL Y TRAIDOR GENERAL QUEIPO DE LLANO
Por Federación de Republicanos (FPS)
Fue traidor a la República aliándose junto con otros traidores y criminales generales fascistas para regar las tierras de España de sangre inocente. Nunca, ni siquiera Franco, que ya es mucho decir, ha habido un criminal mayor en la historia de nuestro país. Sembró la muerte con su voz de borracho ambos lados del frente. En el lado que controlaban los fascistas alentando el asesinato, el latrocinio y la violación de derechos, mujeres e incluso de niñas.
Franco en premio por sus crímenes le nombró marqués, la monarquía franquista, fiel continuadora de aquel Régimen de terror mantuvo el título otorgado, siendo renovando por última vez por el gobierno neofascista de Mariano Rajoy en 2012, de manos de misógino y también neofascista Alberto Ruiz Gallardón en 2012.
Preston en su libro “La forja de un asesino: El general Queipo de Llano.”, le califica de matón y chivato, pero también dice de él que era un ser mediocre y que “lo que le faltaba de intelecto, parecía compensarlo en energía y agresividad”. Violento desde su más tierna infancia sus padres decidieron meterle a sacerdote huyendo del seminario a pedradas contra los sacerdotes.
Resentido hasta el extremo se hizo republicano, rebelándose contra Alfonso XIII, por no haber hecho el pornográfico y también traidor rey, lo suficiente para que subiese en el escalafón. Estaba obsesionado con ser diputado y ejerció de chivato de sus compañeros, los mismos quienes después se uniría a no conseguir convencer a Azaña.
En fechas inmediatas al levantamiento militar, “al mismo tiempo que estaba jurando lealtad a Martínez Barrio, Queipo estaba también en contacto por correspondencia con el general Mola sobre su posible incorporación a la conspiración militar”.
Cuando en el 18 de julio, siguiendo sus instintos asesinos redacta un bando de guerra para justificar el asesinato de hombres mujeres y niños, utilizando para ello la colaboración de otro criminal el capitán de infantería Manuel Díaz Criado, que según el libro de Preston era:
“un gánster degenerado que usó su cargo para saciar su sed de sangre, enriquecerse y lograr placer sexual”.
Durante la guerra, después de sus borracheras de aguardiente incitaba a ambos bandos al asesinato y violaciones en masa, aquí un ejemplo:
“Nuestros valientes legionarios y Regulares han enseñado a los cobardes de los rojos lo que significa ser hombre. Y, de paso, también a las mujeres. Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricas. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen.
“Ya conocerán mi sistema: Por cada uno de orden que caiga, yo mataré a diez extremistas por lo menos, y a los dirigentes que huyan, no crean que se librarán con ello: les sacaré de debajo de la tierra si hace falta, y si están muertos los volveré matar”.
Con su historial de traidor y asesino, no es de extrañar que el criminal y asesino que mandaba le confinase en Roma, eso sí, después de haberle nombrado marqués y mantenerlo a cuerpo de rey en la ciudad eterna.
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La barbarie franquista: un testimonio de excepción
Por Pedro Luis Angosto
Antonio Bahamonde tenía una afamada papelería en Sevilla en los años treinta. El negocio le iba bien, era muy conservador y cuando sucedió el golpe de Estado lo apoyó creyendo en el orden que vendría detrás, pero no se implicó. Un amigo le dijo que un hombre de su situación no podía permanecer al margen del "movimiento que iba a suponer la liberación de España de las garras del ateísmo y el comunismo descreído".
Bahamonde, ignorando las atrocidades cometidas por el general hasta aquel momento, medroso y al mismo tiempo esperanzado con la acción de los militares africanistas, aceptó una entrevista con Queipo de Llano. El sanguinario general lo recibió en Capitanía con un amplio dossier en el que abundaban los informes encomiásticos sobre su persona, firmados por el obispo, curas de bajo y alto rango, industriales, terrateniente, y todo tipo de "buena gente". Tras una charla preliminar, entraron en materia. Bahamonde intentó zafarse discretamente en varios momentos de la conversación, pero no lo consiguió. Al despedirse, Queipo de Llano le dijo que lo nombraba su jefe de Propaganda, avisándole, además, de que tendría que acompañarle a aquellos lugares donde todavía la hidra roja resistía.
Así lo hizo Bahamonde. Unas veces con Queipo y otras con sus secuaces, fue testigo presencial de las indescriptibles carnicerías que los fascistas españoles cometieron en Andalucía y Extremadura y de las que dejó testimonio en un libro publicado hace ya varios años años por Editorial Renacimiento y llamado "Un año con Queipo".
El gobierno que había en España el 18 de julio y todos los que lo antecedieron, no tenía un ápice de comunista. Ni por lo más remoto puede nadie que sea imparcial achacar a cualquier gobierno de los existentes desde la proclamación de la República, un ápice de comunista
Desde el primer momento, Antonio quedó horrorizado y quiso buscar influencias cerca de Queipo para que lo sustituyeran. Sus amigos le dijeron que bajo ningún motivo podían llevar sus peticiones al general, pues no sólo habría corrido peligro su vida -le habría tachado de traidor- sino también la de los mensajeros. Atenazado por el terror, el espanto, el miedo y su sentido de la dignidad, Bahamonde pergeñó un plan para poder sobrevivir a lo que sus ojos habían visto. Una mañana, en Capitanía, dijo a Queipo que quería ir a Portugal para iniciar una campaña explicativa de las grandezas del movimiento de salvación nacional. Queipo lo vio muy bien, le dio unas indicaciones, firmó los oportunos salvoconductos y autorizó que se le entregara una determinada cantidad de dinero. Una vez en Portugal, Bahamonde contactó con un viejo amigo que le esperaba con una avioneta. La que le llevaría a Franciapara no regresar jamás.
En el año que estamos, creemos que el testimonio de Bahamonde tiene un valor inestimable para conocer quiénes y cómo eran los fascistas españoles, por eso reproducimos el siguiente fragmento de sus pequeñas memorias en la seguridad de que el lector sabrá apreciarlo en toda su intensidad, viniendo de quien viene: Un hombre de derechas de toda la vida, católico, de misa diaria, muy bien relacionado con la oligarquía sevillana, con una gran fortuna personal y refractario a cualquier idea de progreso:
“Los nacionalistas pretenden hacer creer y lo han conseguido en gran parte, ya que toda su propaganda se basa en ello, que los gubernamentales son comunistas. Los nacionalistas luchan contra el comunismo destructor de la familia, de la patria y de la propiedad. Nada más lejos de la realidad. Esto sería exacto si en España antes de la sublevación, hubiera imperado el comunismo. Pero en España, antes del nefasto 18 de julio, había un gobierno completamente moderado; por serlo en demasía, es por lo que pudo llegar a realizarse el levantamiento. Si el gobierno, seguramente, pues era del dominio público, no cortó radicalmente los manejos de los rebeldes, fue por impedírselo el exceso de legalidad con que procedió; si no, Franco, Mola y todos sus comparsas, en vez de permanecer en el generalato, en sus puestos de mando, hubieran sido eliminados. El gobierno que había en España el 18 de julio y todos los que lo antecedieron, no tenía un ápice de comunista. Ni por lo más remoto puede nadie que sea imparcial achacar a cualquier gobierno de los existentes desde la proclamación de la República, un ápice de comunista. La verdad es que en España no había comunistas...
¿De dónde han sacado que la España gubernamental es comunista? ¿Lo era acaso antes del 18 de julio? No, no lo era y seguramente no lo es hoy día. Lo que sucede es que para justificar lo injustificable -invasión extranjera, continuas matanzas, etc., etc.-, pretenden hacer creer que luchan contra el comunismo y no contra sus propios hermanos… Los que viviendo en la zona de Franco siguen siendo fascistas, son criminales natos; no es posible que ningún hombre de bien, a la vista de lo que ocurre en la zona “nacional”, siga siendo fascista. En ella no pueden vivir tranquilos más que los asesinos, y, de éstos, los más feroces; en determinados momentos y circunstancias especiales, yo llego a concebir excesos, siempre injustificables; lo que mi mente no concibe es, por ejemplo, el suplicio satánico, presenciado por mí, que consistía en hacer a una mujer de unos cuarenta años, encadenada por los tobillos, transportar una gran cantidad de madera de un lado a otro, teniendo que andar a saltitos. Cuando terminaba, la obligaban a transportar la carga al mismo sitio del que la había quitado. Sólo entonces le daban comida. Terminaron fusilándola, cuando, agotada, no podía más, al cabo de varios días. Llamar a los autores de estos hechos, asesinos, no es llamarlos nada; el noventa y ocho por ciento de los criminales se horrorizaría de esta escena que yo he visto. Tanto crimen, tragedia tan inmensa, nunca puede tener justificación, aún cuando hubieran hecho a su costa la felicidad no ya de los españoles, sino de todos los habitantes del globo.
Mi casa era un hogar católico, mi mesa era bendecida por mi hijito pequeño, todos los días, continuando la tradición familiar. Diariamente, mi esposa recibía la sagrada comunión; todos los domingos lo efectuábamos juntos… Soy un temperamento profundamente religioso; no concibo la vida sin una fe profunda. Enemigos de exhibicionismos, nos gustaba ir a comulgar temprano a una capilla que estaba próxima a nuestra casa. A mí me parecía que estaba más cerca de Dios en aquel sencillo templo, que en las suntuosas naves de la catedral. Soy católico, y al serlo soy feliz… Sin embargo, los hechos que yo he visto realizar con el beneplácito y la bendición de la Iglesia, de sus más caracterizados representantes, y la cantidad de crímenes cometidos para los que nunca, en ningún caso, han tenido la más ligera insinuación de protesta, es lo que ha hecho vacilar mi fe y flaquear mis convicciones...
Antonio Bahamonde fue una de las personas que más cerca estuvo del genocida Queipo de Llano durante el primer año de la guerra. En sus andaduras con el carnicero, llegó a presenciar la desaparición de todos los varones de pueblos enteros, enterrar a personas vivas en fosas comunes llenas de cal viva, amputar piernas, brazos y pechos, fusilar a boleo a los hombres y mujeres
A través de los relatos de los bárbaros crímenes cometidos por los “rojos” repetidos todos los días, para mí éstos eran tan criminales como los fascistas. No hay comparación posible, sin embargo, entre lo realizado por los “nacionales”, fría y metódicamente, organizado por las que se llaman autoridades, y lo que haya podido hacer el pueblo, en algunos casos, desbordando al Poder Público. Para conocer en toda su intensidad los procedimientos fascistas, hay que haber vivido en la zona -liberada-. Por mucho que se diga y por mucho que se escriba, la realidad siempre lo supera. Si en España se organizara un plebiscito con garantía y con seguridad de no exponerse a represalias, yo, que he visitado gran número de pueblos y capitales, he podido apreciar, a través del terror imperante, y esto lo saben bien Franco y su cuadrilla, que las gentes están sometidas, y todos, todos, exceptuando a la minoría de responsables del crimen nacional, nos pronunciaríamos en contra del fascismo. Yo afirmo, con seguridad absoluta, que tendrían más votos los fascistas en la zona gubernamental que en la nacionalista. Otra cosa sería creer que España es un país de criminales…Si el gobierno no tuviera otros motivos para resistir, sería motivo más que suficiente la obligación que tiene de proteger las vidas de los españoles. Creo un deber sagrado de conciencia advertir que antes de caer en manos de los fascistas, es preferible todo, aun cuando ese todo suponga la muerte. El fascismo no perdona, y lo que es peor, el fascismo, para producir el terror, su principal arma, ataca ciegamente. Que no crean los que han permanecido al margen de la lucha sin inmiscuirse en nada, que si triunfa el fascismo nada tendrán que temer. Que no crean los católicos que por el hecho de serlo se liberarán de la persecución y de la muerte. No, sé de muchos casos de personas de derecha que permanecían al margen de la lucha y que han caído; sé, igualmente, de cientos de casos de católicos fervientes alejados de toda lucha, que han caído. La gente preguntará por qué. Por varias razones: La primera y principal, porque el fascismo es esto, muerte y destrucción, y porque si no fuera así, si no sembrara el terror en su más alto grado, hubiera fracasado la sublevación, pues el pueblo en masa se habría puesto en pie contra sus verdugos. El gobierno tiene el deber de resistir mientras quede un palmo de tierra, para impedir que los españoles sean -liberados- por los nacionales, y el pueblo el deber de resistir, resistir hasta el último momento, antes de caer en poder de Franco, es decir, de la MUERTE”.
Antonio Bahamonde fue una de las personas que más cerca estuvo del genocida Queipo de Llano durante el primer año de la guerra. En sus andaduras con el carnicero, llegó a presenciar la desaparición de todos los varones de pueblos enteros, enterrar a personas vivas en fosas comunes llenas de cal viva, amputar piernas, brazos y pechos, fusilar a boleo a los hombres y mujeres que caían en poder de las hordas bárbaras, violar a mujeres en masa a plena luz del día en el Parque de María Luisa. Antonio Bahamonde sintió morir, quiso morir ante tanta aberración y murió en el exilio de tristeza, de angustia, rodeado de visiones fantasmagóricas. Todavía hoy, muchos españoles siguen gritando, ¡Franco, Franco, Franco!, muchos Alcaldes “democráticos” siguen rotulando las calles de sus pueblos con los nombres de los genocidas sin el menor rubor y muchos partidos los aplauden sin pudor… Malditos sean por siempre jamás.
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¿Quién era Queipo de Llano?
El general golpista fue un "criminal de guerra" responsable de la "matanza" de miles de personas, según historiadores y expertos en la materia
Para sus descendientes, el militar sublevado "salvó a Sevilla" de "caer bajo el dominio rojo" y se convirtió en un benefactor obsesionado con atender a la "infancia desvalida"
Por Juan Miguel Baquero
¿Quién era Queipo? El militar golpista Gonzalo Queipo de Llano es un personaje controvertido. ¿Criminal de guerra o salvador de Sevilla? ¿Benefactor de la "infancia desvalida" o cruel creador de huérfanos? Nunca fue juzgado por la comisión de supuestos delitos contra la humanidad. Pero sí recibe, todavía, numerosos homenajes públicos en calles, iglesias y hasta en el nombre de un poblado.
"Salvó a Sevilla", dice su nieto Gonzalo García Queipo de Llano en declaraciones exclusivas a eldiario.es Andalucía. El hijo del exgeneral, Gonzalo Queipo de Llano Martí, sería más explícito en una carta al director publicada por El País en 1976: había preservado a la ciudad "de caer bajo el dominio rojo". Fue un "criminal de guerra", a juicio de numerosos historiadores y expertos. El máximo responsable de la "matanza" ejecutada en el territorio bajo su mando, unas 14.000 personas solo en Sevilla.
El general sublevado comandó con mano de hierro (y mucha sangre) la rápida victoria franquista en el suroeste peninsular. A juicio de Francisco Franco, y tras el triunfo fascista en la guerra civil, su actuación resultó merecedora de una importante condecoración: la Laureada de San Fernando. El propio dictador creó el título de marqués de Queipo de Llano el 1 de abril de 1950, marquesado que renovaría el exministro Alberto Ruiz Gallardón en el año 2012 a favor de su nieto, Gonzalo Queipo de Llano Mencos.
No quedan ahí los honores y homenajes vigentes. Enterrado en la basílica sevillana de La Macarena, una imagen religiosa ha vestido durante años su fajín de general (retirado oficialmente para su reparación). Dos cofradías llevan el nombre del militar y su esposa: San Gonzalo y Santa Genoveva. Calles y plazas homónimas salpican pueblos de toda España y el nomenclátor tiene rúbrica en el poblado Queipo de Llano (La Puebla del Río, Sevilla), hoy deshabitado.
Criminal de guerra como "aseveración histórica"
Gonzalo Queipo de Llano y Sierra (Tordesillas, 5 de febrero de 1875 – Sevilla, 9 de marzo de 1951), de formación militar, participó en todas las conspiraciones del siglo XX español. A favor y contra el dictador Miguel Primo de Rivera, e igual en el caso de la monarquía de Alfonso XIII, acompañó a los generales Emilio Mola, José Sanjurjo y Franco en la ejecución de la trama rebelde contra el Gobierno de la Segunda República que propició con su fracaso la guerra civil.
"Queipo fue uno de los mayores criminales de guerra al servicio del golpe", asevera el historiador Francisco Espinosa Maestre. "Queipo es, sin lugar a dudas, el gran responsable de la matanza que se llevó a cabo en Sevilla y en el territorio bajo su mando. Calificarlo de criminal de guerra es una aseveración histórica del máximo rigor, no un adjetivo", resume el investigador José María García Márquez.
Las cifras que evidencian la orgía de muerte de los rebeldes marcan 12.854 asesinados como "casos documentados de víctimas", según García Márquez, autor de Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1936-1963). A estos datos el investigador suma 268 ejecutados de otras provincias y 862 muertos en prisión, "la mayoría de ellos en las semanas siguientes al golpe militar", precisa.
El hispanista Paul Preston titula el capítulo 5 de su libro El holocausto español con un explícito 'El terror de Queipo: las purgas de Andalucía'. Golpes de suerte rodearon una sublevación que buscaba la "máxima violencia" como garantía de éxito, relata Preston. Los conspiradores peninsulares contaron pronto con una avanzadilla mortal: las tropas africanistas y mercenarias. Cádiz, Huelva y Sevilla serían arrasadas con la "aniquilación de izquierdistas" como máxima para las fuerzas rebeldes del sur al mando de Gonzalo Queipo de Llano.
Ante un tribunal hubiera sido juzgado por "miles de asesinatos ocurridos en su territorio", dice Espinosa Maestre, que estudió su figura en obras como La justicia de Queipo. Violencia y terror fascistas en Sevilla, Huelva, Cádiz, Córdoba, Málaga y Badajoz y en La columna de la muerte: el avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz. "Queipo no era general sino exgeneral", recuerda García Márquez. "El mismo 18 de julio de 1936 fue separado de sus funciones y tres días después expulsado del ejército junto a Franco, Fanjul, Saliquet, Poded y Cabanellas", explica.
Intervenciones de "terror" en la radio
"Se les perseguirá como a fieras, hasta hacerlos desaparecer a todos", decía Queipo en arengas radiofónicas en las que animaba al exterminio del rival ideológico. "Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y de paso también a sus mujeres", exaltaba ante los micrófonos de Unión Radio Sevilla (emisora de la Cadena SER).
Continuaba Queipo de Llano, año 1936: "Esto está totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen". Llevó así "el terror" a los pueblos "y la esperanza a la extrema derecha", relata Francisco Espinosa. "Las intervenciones de Queipo en la radio constituyen un claro ejemplo de la sevicia con que siempre trató a sus adversarios", concluye García Márquez.
"Los bandos de guerra que firmó decían lo mismo" por lo que no representaban "amenazas" sino "órdenes específicas cursadas a los comandantes militares de cada pueblo ocupado". Hasta dejar el suroeste de España sembrado de fosas comunes. "Si en algo se distinguió fue en su vesania represora", dice el autor del victimario provincial más completo de la represión franquista.
"Dadle café, mucho café" dijo Queipo sobre el poeta Federico García Lorca según el hispanista Ian Gibson (El asesinato de García Lorca). Café, palabra clave resuelta ante el pelotón de fusilamiento. El historiador británico Antony Beevor (The battle for Spain: the spanish civil war 1936-1939) alude el episodio y la frase como abreviatura de 'Camaradas: Arriba Falange Española'.
Tras la guerra civil y "salvar a Sevilla" de "caer bajo el dominio rojo", recibió un regalo en forma de "suscripción" popular. Una cuantiosa suma de dinero que dio para comprar el cortijo de Gambogaz y luego tierras de arrozal, las mismas fincas hoy en litigio con los colonos arrendatarios.
El hijo del militar, Gonzalo Queipo de Llano y Martí, negaba la implicación en el asesinato de Lorca. Y otras fuentes, caso del especialista en historia militar del siglo XX, Jorge Fernández-Coppel, revisionista de las memorias autógrafas del exgeneral. El periodista Nicolás Salas describe en Quién fue Gonzalo Queipo de Llano y Sierra a un "republicano" conservador y liberal que hizo una "labor social impresionante", como la construcción de casas o la siembra de arroz en la marisma.
Una de sus nietas, Ana Quevedo Queipo de Llano, escribía una hagiografía familiar (Queipo de Llano: gloria e infortunio de un general) en la que reivindica "sus valores humanos más allá de las controversias históricas". Es un benefactor que creó la Fundación ProInfancia homónima como "obsesión" por atender "a la infancia desvalida", dicen sus descendientes actuales más directos.
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¿Fue alguna vez el régimen franquista un Estado de Derecho…?, por Juan José del Águila
“VENCERÉIS, PERO NO CONVENCERÉIS”// UNAMUNO Y LA GUERRA CIVIL, por Julio Picatoste
Estoy de acuerdo que Queipo era un asesino , pero no por ello debes decir todos los de derecha porque se os olvida los asesinatos producidos por la izquierda, como siempre.Ya me lo dices todo no vale la pena leeros
Y que sepa Queipo fue la república quien lo nombró Héroe de la republica ,no Franco que lo nombro Marqués o sea tanto unos como otros iguales pero con distintos nombres.
Gracias por comentar.
Una precisión: En el Post se reproducen tres artículos que creemos de interés en la materia, como habitualmente hacemos.
Aunque no es extraño que publiquemos textos que no compartimos, pero que nos resultan de interés, en este caso, si compartimos la mayor parte de cuanto en ellos se expone.
Los asesinatos republicanos que usted menciona, son también reales. Pero la diferencia es clara; los Republicanos vencidos YA sufrieron 40 años de represalias o exilio. Los TRAIDORES fueron quienes se hicieron cargo del pastoreo de los hijos de los derrotados en este gran engaño que llamamos transición
Pero aquí ya no hay izquierda, solo ladrones; que no tuvieron inconveniente en asesinar, secuestrar o torturar; Terrorismo de Estado; golpes de estado blandos, pero brutales. Millones de familias expulsadas violentamente de sus hogares; violenta e ILEGALMENTE; ahora ya lo sabemos, tras una pléyade de Sentencias de TEDH. Han regalado España; pero no a los Independentistas: SE LA HAN REGALADO A BOTÍN.
Ayer el líder de VOX, Abascal, llamó a los Socialistas desencantados a votarle.
Qué mejor manera de decir que tras 44 años de esta maltrecha Democracia, LOS SOCIALISTAS NI SIQUIERA TENEMOS PARTIDO AL QUE VOTAR.
Saludos, Pol. Esperamos seguir contándole entre nuestros lectores; entre los más críticos.
Lo de Queipo de Llano es indecente. Tener a este salvaje criminal enterrado en un templo católico es una blasfemia. Y encima visten a la Macarena con s fajín. Tiene escrotos la cosa.
CON EL MÁXIMO RESPETO A JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA
«No dejo de asombrarme por los términos relamidos dedicados por la portavoz del Gobierno hacia el fundador de la Falange«.
POR LIDIA FALCÓN
No dejo de asombrarme por los términos relamidos y las almibaradas sonrisas que utilizó la portavoz del gobierno Isabel Rodríguez cuando anunció el traslado de los restos de José Antonio Primo de Rivera desde El Escorial, con las que afirmó que el gobierno sentía el máximo respeto por el fundador de la Falange. Y mi asombro se extiende a todos los políticos, opinadores y medios de comunicación, desde los liberales a los comunistas, que no han manifestado la menor crítica ni molestia por tal declaración.
Y no me refiero a los de las últimas generaciones que no han recibido información alguna en sus precarios estudios de esta escuela incompetente española, con la que la democracia ha hundido en la ignorancia y la estulticia a todos los nacidos después de la dictadura. Porque veteranos como Enrique de Santiago, secretario general del Partido Comunista de España, también han callado, supongo para que sus palabras no malsonaran en el concierto de adulaciones y servilismos con que la izquierda aguanta al oportunista sin conciencia moral que es el Presidente del Gobierno.
Y la sociedad española, hundida en la desinformación y la indiferencia, creerá que José Antonio Primo de Rivera se merece el respeto de que ha hecho gala la ministra, con la expresión y los modales propios de una señorita de la Sección Femenina de Falange. Porque no quede que yo también calle y sobre todo para que quizá algunos lectores sepan quien fue el personaje que se merece tal respeto, les escribo este breve resumen de su biografía y sus hazañas.
Ese Primo de Rivera, hijo del dictador que en 1923 disolvió las Cortes, manu militari, para que no le pidieran cuentas al rey Alfonso XIII por sus felonías y traiciones en la guerra de Marruecos, y a quien José Antonio admiraba y elogiaba continuamente, fue el fundador del partido Falange Española, ideólogo del fascismo español e incitador del golpe militar del 18 de julio de 1936 contra la II República española.
Según uno de sus biógrafos, Joan Maria Thomàs, «José Antonio Primo de Rivera hizo un proceso, paralelo a su ascensión a jefe único del partido, pasando progresivamente de ser un ultraderechista a fascistizarse y a convertirse finalmente en un auténtico fascista. Iría diseñando golpes de Estado específicamente falangistas, aspirando a establecer un Nuevo Estado fascista en el que él sería el nuevo führer o duce”, como ha señalado Ismael Saz, el fascismo de José Antonio Primo de Rivera «era, por supuesto, un fascismo pleno».
En octubre de 1933, diez días antes de fundar oficialmente Falange Española en el teatro de la Comedia, viaja a Italia y se entrevista con Mussolini. Fundó Falange Española, partido político de corte fascista que, como tal, contemplaba el acceso al poder por métodos violentos; y la práctica de la Falange corroboró estos métodos llegando al pistolerismo.
Su campaña continua se articula no solo contra el comunismo, su bestia negra, sino también contra la democracia y el Estado liberal. Una de sus frases más célebres y características fue: “Para el Estado liberal, sólo era lo importante que en las mesas de votación hubiera sentado un determinado número de señores; que las elecciones empezaran a las ocho y acabaran a las cuatro; que no se rompieran las urnas. Cuando el ser rotas es el más noble destino de todas las urnas. Después, a respetar tranquilamente lo que de las urnas saliera, como si a él no le importase nada.” En ese mismo discurso de fundación de la Falange Española, legitima el ejercicio de la violencia, «la dialéctica de los puños y las pistolas», para propiciar un Estado autoritario.
Más adelante, buscaría el apoyo de la Italia fascista, consiguiendo en el verano de 1935 un sueldo mensual de 50.000 liras como agente extranjero del gobierno fascista italiano. José Antonio Primo de Rivera también viajó, en mayo de 1934, a Alemania para procurarse el apoyo del Tercer Reich. En la petición al embajador alemán se hace constar su interés por la nueva Alemania y especialmente por la organización de las SA y las SS. En este viaje visita a Hitler
Abrazó «un fascismo pleno, basado en la concepción mística de la revolución regeneradora, populista y ultranacionalista, orientada a la construcción de un Estado totalitario como base y cimiento de una comunidad nacional ordenada y entusiasta, jerárquica y conquistadora”.
Falange fue uno de los principales partidos que practicó el empleo sistemático de la violencia durante el segundo bienio republicano. Desde un principio utilizó un lenguaje violento que fácilmente podía llegar a la provocación y al asesinato. Siguieron asesinatos en Valladolid, Gijón y Madrid; los falangistas mataron al exdirector general de Seguridad y fundador del Comité Nacional de Acción Republicana, Manuel Andrés Casaus, uno de los impulsores de la proclamación de la República en Éibar; también al periodista santanderino Luciano Malumbres. Por parte de la derecha, el primer asesinato cometido fue el de Juanita Rico, una costurera miembro de las Juventudes Socialistas.
Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 Falange Española de las JONS, «nutrida por nuevos militantes y nuevos fondos y en estrecha relación con los conspiradores militares», desarrolló la «estrategia de la tensión» que «justificara» un «golpe de fuerza». Así, «los incidentes violentos protagonizados por falangistas se sucedieron sin interrupción hasta el estallido de la guerra civil». El primer acto violento de gran repercusión mediática y política fue el intento de asesinato del destacado catedrático socialista Luis Jiménez de Asúa el 11 de marzo perpetrado por afiliados al SEU.
Primo de Rivera aspiraba a que la Falange fuese el motor de la insurrección. En varias ocasiones, mantuvo contactos con militares para que apoyaran una insurrección dirigida por la Falange. En el informe secreto sobre la situación política española que José Antonio Primo de Rivera redactó e hizo llegar al gobierno italiano en el verano de 1935, se lamentaba de que en el momento en el que se produjo la revolución de Asturias de octubre de 1934, Falange no dispusiera de fuerzas suficientes para haber respondido con una contrarrevolución; y, sobrevalorando la capacidad de Falange, informaba que «si los acontecimiento se precipitasen, la Falange podría tal vez intentar pronto la conquista del poder, por muy inverosímil que ello suene ahora»; que de darse unas circunstancias parecidas, estaba preparada para iniciar la sublevación.
Primo de Rivera, en lo personal, protagonizó numerosos actos de violencia. Caía en accesos de ira cuando se ofendía la memoria de su padre. En sus tiempos de estudiante acabó a puñetazos numerosas discusiones y más tarde esa violencia la llevó a las Cortes, al Colegio de Abogados y a los cafés. En 1931 protagonizó un grave incidente al agredir al general Queipo de Llano, quien no se privaba de hablar despectivamente sobre el dictador Primo de Rivera (padre de José Antonio). Enterado José Antonio de alguno de esos comentarios, se presentó en compañía de uno de sus hermanos y de sus amigos en el café donde Queipo de Llano frecuentaba una tertulia, llamó su atención y sin darle tiempo a reaccionar, estando Queipo de Llano sentado, le propinó un golpe. Queipo de Llano sufrió una herida en la frente que le dejó marcado y José Antonio Primo de Rivera, que era alférez de complemento, fue expulsado del Ejército por un tribunal militar.
En su actividad parlamentaria, en dos ocasiones agredió a puñetazos a dos diputados. En uno de los casos, las críticas del diputado a la dictadura de su padre sirvieron de detonante. Cuando fue juzgado por tenencia de armas, en el momento que se leyó la sentencia que lo condenaba a cinco meses de arresto tuvo un acceso de cólera, insultó y amenazó a los magistrados; actuaba como su propio defensor y se rasgó la toga y arrojó al suelo el birrete. Un oficial del juzgado comentó: «Tan chulo como su padre», a lo que Primo de Rivera respondió propinándole un puñetazo que fue respondido por este lanzándole un tintero que le alcanzó la frente. En la cárcel Modelo de Madrid, cuando se le comunicó su traslado a la de Alicante, estando encerrado en su celda, se encolerizó hasta tal punto que otros falangistas se alarmaron y, creyendo que estaban sometiendo a su líder a malos tratos, protagonizaron un conato de motín.
Es indudable que los numerosos disturbios y asesinatos que la Falange protagonizó después de que el Frente Popular obtuviese el triunfo en las elecciones, lo fueron con su conocimiento y bajo sus directrices.
A finales de 1934 o principios de 1935, Primo de Rivera redactó la composición del posible gobierno que saldría de la insurrección. Formado principalmente por falangistas, también figuraban Franco, Mola y Serrano Suñer como ministros de la Defensa Nacional, Gobernación y Justicia respectivamente. Primo de Rivera se autonombraría jefe de aquel gobierno. En 1935 elaboró varios planes. En junio, la cúpula falangista se reunió con los jefes territoriales en el parador de Gredos para preparar una insurrección que tendría su origen en Fuentes de Oñoro, pueblo de la provincia de Salamanca, cercano a la frontera de Portugal para posibilitar la incorporación del general Sanjurjo (por entonces exiliado en Portugal) y, también, facilitar la huida en caso de fracaso. Y en noviembre, otro plan preveía que la insurrección comenzaría en Toledo, con la colaboración del coronel Moscardó. El 14 de marzo, Primo de Rivera ingresó preso en la cárcel Modelo de Madrid por posesión ilícita de armas y posteriormente, el 5 de junio, fue trasladado a la cárcel de Alicante. Desde la cárcel, favorecido por un relajado régimen de visitas, dirigió a la Falange tratando de llevar la iniciativa en la insurrección. A finales de abril redactó una carta dirigida a los oficiales del ejército que se distribuyó el 4 de mayo. En ella se hacía un llamamiento a la sublevación.
Se organizaron varias operaciones tipo comando con el conocimiento y la aprobación de Franco. Dos de estas operaciones se realizaron con la colaboración del Tercer Reich alemán. En ellas se contaba con el apoyo de la delegación diplomática alemana en Alicante, se disponía de dinero para sobornar a quienes lo custodiaban e intervinieron torpederos alemanes para acercarlos al puerto alicantino.
José Antonio Primo de Rivera no llegó a alcanzar una significativa influencia política mientras vivió; sólo contribuyó negativamente a acelerar y aumentar el desastre español. Su fama y apoteosis sólo llegaron de modo póstumo y probablemente no lo hubieran hecho nunca de otro modo. […] Sin embargo, muerto llegó a ser objeto del más extraordinario culto al mártir de toda Europa contemporánea, lo que, a la larga, le ha garantizado una posición, un estatus, y un papel que nunca podría haber consumado en la vida real.
Los homenajes y conmemoraciones que organizó Franco para honrarle y atribuirse su legado fueron tan desproporcionados y dirigidos a convencer a españoles y extranjeros del genio y heroísmo de aquel que había teorizado largamente la necesidad de una dictadura permanente en España. Transportaron a hombros, durante diez días, los restos de José Antonio, desde Alicante hasta el Escorial. El ataúd fue recibido a las puertas de El Escorial por el propio Generalísimo Franco, acompañado por todo el gobierno y la jerarquía militar, entre redobles de tambores, salvas de artillería y música militar. Al lado del sepulcro se dispusieron las coronas de flores enviadas por Hitler y Mussolini.
Este es el personaje por el que la sonriente y femenina Isabel Rodríguez, y todo el gobierno de España, social-comunista, siente tanto respeto. Recuerdo una frase de Antoni Tápies refiriéndose a Salvador Dalí, y a los elogios y homenajes otorgados a éste después de la dictadura: “En España no hay nada más rentable que tener un pasado fascista.”
(*) Lidia Falcón es presidenta del Partido Feminista de España.
Podemos de las JONS y el Movimiento Nacional, la «Confluencia» que silencian los medios
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