«Camarada, esto no es un libro; el que lo toca, toca un hombre.»
“Me aparto de las escuelas y de las sectas, las dejo atrás; me sirvieron, no las olvido; soy puerto para el bien y para el mal, hablo sin cuidarme de riesgos, naturaleza sin freno con elemental energía.”
“He oído lo que hablaban los habladores, la fábula del principio y del fin, pero yo no hablo ni del principio ni del fin.
Nunca hubo más principio que ahora, ni más juventud ni vejez que ahora, ni habrá más perfección que ahora, ni más infierno ni cielo que ahora.”
“Un niño me preguntó: ¿Qué es la hierba?, trayéndola a manos llenas. ¿Cómo podría contestarle? Yo tampoco lo sé.”
“¿Ha pensado alguien que es afortunado nacer? Me apresuro a informarle que no es menos afortunado morir, y sé lo que digo.”
“Estoy enamorado de cuanto crece al aire libre…”
“Lo más común, lo más barato, lo más cercano, lo más fácil, eso soy yo.”
“Estos son en verdad los pensamientos de todos los hombres en todas las épocas y países: no son originales míos.
Si no son tan tuyos como míos, son nada o casi nada; si no son el enigma y la solución del enigma, son nada; si no son tan cercanos como lejanos, son nada.
Esta es la hierba que crece donde hay tierra y hay agua, este es el aire común que baña el planeta”.
“¿Has oído que está bien ganar la batalla? Yo afirmo que perderla está bien, las batallas se pierden con el mismo coraje con que se ganan.
¡Vivas a los vencidos… y a los innumerables héroes desconocidos, iguales a los más famosos!”
“¿Crees que quiero asombrar? ¿Asombra, acaso, el día? ¿Asombra, acaso, el pájaro que canta temprano en el bosque? ¿Asombro yo más que ellos?
Ahora estoy hablando en la intimidad, no diría estas cosas a los otros, pero a ti te las digo.”
“En todos los hombres me veo, ninguno es más ni menos que yo, y lo bueno y lo malo que digo de mí, lo digo de los otros.”
“Existo como soy; eso basta; si nadie en el mundo lo sabe, estoy satisfecho; si todos y cada uno lo saben, estoy satisfecho.”
“Soy el poeta de la mujer no menos que el poeta del hombre, y digo que es tan grande ser mujer como ser hombre, y digo que nada es mayor que ser la madre de hombres.”
“¿Has dejado atrás a los otros? ¿Eres el Presidente? Es una bagatela, cada uno de los otros te alcanzará y seguirá adelante.”
“Lo que ha ocurrido bien en el pasado o lo que ahora ocurre bien, no es tal maravilla; la maravilla es que alguna vez pueda existir un hombre mezquino o sin fe.”
“El que degrada a otro, me degrada… Digo el primordial santo y seña, hago el signo de la democracia.
¡Por Dios! No aceptaré nada que no sea ofrecido a los demás en iguales condiciones.”
“Divino soy por dentro y por fuera, y santifico todo lo que toco y me toca; el aroma de estas axilas es más fino que las plegarias; esta cabeza es más que las iglesias, las biblias y todos los credos.”
“Vamos, no quiero que me atormentes, tienes demasiada fe en el lenguaje… La escritura y la charla no me revelan, llevo en el rostro la plenitud y la prueba de todas las cosas, con silenciosos labios puedo refutar al escéptico.”
“Todas las verdades aguardan en todas las cosas… Ni la lógica ni los sermones convencen, la humedad de la noche me penetra con más intensidad. (Sólo lo que por sí mismo es evidente a cualquier hombre o cualquier mujer, es así; sólo es así lo que nadie niega.)”
“De nuevo el estertor de mi general que agoniza y furiosamente agita las manos, y ahogándose en la sangre murmura estas palabras: No se ocupen de mí, defiendan las trincheras.”
“Las flores que adornan nuestros sombreros son la obra de millones de años.”
“Sepan que no doy conferencias ni limosnas; cuando doy, me doy a mí mismo.”
“He oído lo que se ha dicho del universo, lo he oído durante miles de años; no digo que esté mal, ¿pero es eso todo?”
“Y te llevaré, quien quiera que seas, a mi nivel.”
“Abatidos, escépticos, tontos y rechazados, frívolos, hoscos, quejumbrosos, airados, sensibles y descorazonados, ateos, a todos os conozco, conozco el mar de los tormentos, de las dudas, de la desesperación y la falta de fe.”
“El reloj indica el momento -¿pero qué indica la eternidad?”
“Soy el maestro de atletas…”
“No tengo cátedra ni iglesia ni filosofía; no llevo a ningún hombre a una mesa puesta, a la biblioteca, a la bolsa; pero a cada uno de vosotros, hombre o mujer, lo llevo a una cumbre…”
“No me olvides… Te amo, abandono lo material, soy como algo incorpóreo, triunfante, muerto.”
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WALT WHITMAN, Hojas de hierba, 1855, traducción de Jorge L. Borges, Lumen.